PSICOLOGÍA AMBIENTAL

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Departamento de Psicología Social

Universitat de Barcelona

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Introducción

Para los psicólogos ambientales existe un axioma indiscutible, y es el hecho de que toda conducta tiene lugar siempre y necesariamente en un contexto ambiental. Esta afirmación, no especialmente reveladora, es una forma de llamar la atención sobre el papel que puede desarrollar el ambiente (especialmente el físico, como veremos) en la experiencia y el comportamiento humano. Un papel que la psicología durante muchos años ha mantenido postergado.

Posiblemente el lector instruido en la historia de la psicología estará pensando que la afirmación anterior no es correcta, ya que no hay más que pensar en la clásica polémica herencia-ambiente, o en el ambientalismo radical de Watson o Skinner, para darse cuenta de que siempre ha habido alguien velando por los intereses del ambiente en su relación con la experiencia y conducta humanas. Pero como veremos con más detenimiento a lo largo de este curso, el "ambiente" de la psicología ambiental no es ese ambiente. Como numerosos psicólogos ambientales han hecho notar, cuando se ha utilizado el término ambiente en psicología, ha sido para referirse a los aspectos psicológicos, sociales, interpersonales, culturales u organizacionales que caracterizan los ámbitos humanos. Por el contrario, "para los psicólogos ambientales, la lente de análisis está focalizada en los sistemas físicos que por definición también caracterizan a estos ambientes" (Proshansky y O’Hanlon, 1977, p. 103; citado en Bonnes y Secchiaroli, 1995)

Son pues los ambientes físico-espaciales los que constituyen el objeto de la psicología Ambiental. Pero tampoco coinciden estos ambientes físicos con los estímulos físicos empleados por los psicólogos de la percepción: objetos, figuras geométricas, etc. Los psicólogos ambientales se interesan por el estudio holístico del ambiente físico, tal y como lo experimentan las personas en su vida diaria. En esta primera UNIDAD analizaremos como se entiende el concepto entorno dentro de la psicología ambiental y como, al definir el objeto de estudio, también se define la propia disciplina. 

En definitiva se trata de analizar el comportamiento y la experiencia humana en los escenarios en donde tiene lugar: edificios, calles, ascensores, parques, espacios naturales o cualquier otro lugar que las personas ocupen. Este interés por los ambientes "naturales" y molares no es casual, y está claramente relacionado con las circunstancias en que surge la disciplina. En la segunda parte de la UNIDAD trataremos del surgimiento y evolución de la psicología ambiental, así como de las principales circunstancias que han contribuido a caracterizarla.

Finalmente, a modo de índice comentado de la materia, describiremos cuáles son los principales temas que han ocupado, ocupan y ocuparán a los psicólogos ambientales.

 

1. El objeto de estudio de la psicología ambiental

Los primeros psicólogos ambientales tienen muy claros sus objetivos: analizar la interrelación entre las personas y los ambientes físicos reales que éstas ocupan. Pero pronto vinieron las matizaciones. Si bien el foco se centraba en los ambientes físicos, no tardaron en advertir que a menudo es difícil y artificioso aislar éstos de sus dimensiones sociales, por lo que el objeto de análisis pasó a ser el ambiente o entorno sociofísico. Asimismo, si inicialmente fueron los ambientes construidos los que captaron el interés, la degradación del medio ambiente y el "boom" acontecido en todos los sectores de nuestra sociedad (individuos particulares, empresas, partidos políticos, asociaciones ecologistas) en cuanto a la preocupación por la conservación de los recursos y del medio en general, llevaron rápidamente a interesarse también por los ambientes naturales.

Así, hoy en día el objeto de estudio de la Psicología Ambiental se ha ampliado respecto a sus orígenes. Pero ya sean los ambientes naturales o construidos, lo cierto es que la Psicología Ambiental se ocupa de estudiar "algo que la mayoría de las veces no se hace presente a la persona, a pesar de saber dónde se encuentra, tener la destreza de poder describirlo y deambular por el lugar" (Aragonés, 2000). Los psicólogos ambientales han comprobado que el ambiente afecta al comportamiento de las personas, aunque éstas no son conscientes de su influencia. Podríamos decir que, al igual que el pez es el último en enterarse de que vive en el agua, los psicólogos han ignorado, a favor de las dimensiones intrapersonales y sociales, el contexto físico en donde se realiza toda conducta. El psicólogo ambiental trata pues de ser, como gráficamente lo ha descrito Sommer (1990), "el pez que estudia el agua".

Así pues, podemos concluir que el objeto de estudio característico de la psicología ambiental es la INTERACCIÓN entre las personas y sus entornos, y que esta interacción se enmarca necesariamente dentro de un CONTEXTO SOCIAL (o de interacción social) por lo que los "productos" de esta interacción entre persona y entorno (incluyendo a la propia persona y al entorno) han de ser considerados antes que nada como productos "psico-socio-ambientales". Es en estos términos que la cuestión planteada permite reconsiderar la psicología ambiental como PSICOLOGÍA SOCIAL AMBIENTAL, aunque, como veremos, la psicología social es solo una de las fuentes de las que bebe nuestra disciplina.

Sin embargo, la delimitación de lo que es la psicología ambiental no siempre ha tomado en consideración la misma perspectiva ya que, como señalan Altman y Rogoff (1987) existen varios posicionamientos a la hora de entender la INTERACCIÓN PERSONA-ENTORNO, como veremos a continuación.

 

2. Entorno y psicología

Una de las características que definen a la Psicología Ambiental, como el resto de disciplinas aplicadas, es la multiplicidad de orientaciones teóricas utilizadas. Una aproximación ya clásica a la situación multiparadigmática de la disciplina es la ofrecida por Altman y Rogoff en el primer capítulo del Handbook of Environmental Psychology (1987), con la distinción de cuatro METAPARADIGMAS que, sin ser exclusivos de la Psicología Ambiental, constituyen cuatro formas diferentes de interpretar y analizar la relación entre las personas y sus entornos o, como reza el título de su trabajo, cuatro Visiones del mundo en psicología. Estas cuatro perspectivas son:

 

 2.1.  Perspectiva individualista o del rasgo

Es la perspectiva que menos atención dirige hacia las variables ambientales ya que la unidad de análisis se centra en la PERSONA: sus procesos psicológicos, características cognitivas y rasgos de personalidad. Así, las características personales constituyen la base para la explicación del funcionamiento psicológico con relativa independencia de las variables provenientes de los contextos físicos o sociales. Enmarcada dentro del positivismo científico, asume la estabilidad de los rasgos personales y explica el cambio a partir de mecanismos teleológicos pre-establecidos o de las etapas de desarrollo.

Así pues, la perspectiva del rasgo se caracteriza por explicar el funcionamiento psicológico únicamente a partir de características personales (procesos cognitivos, rasgos de personalidad, etc.) obviando el contexto físico y social en el que estos procesos tienen lugar, por lo que de entrada es un enfoque incompatible con los objetivos de la Psicología Ambiental. Las teorías clásicas del instinto serían un ejemplo de este tipo de orientación, aunque también en el resto de la Psicología actual, no sólo en Psicología Ambiental, es difícil encontrar ejemplos con una perspectiva exclusiva del rasgo.

 

2.2. Perspectiva interaccionista

La perspectiva interaccionista parte de la consideración de la persona y el entorno como unidades separadas con interacciones entre ellas. La unidad de análisis en este caso sería "LA PERSONA Y EL ENTORNO" y su objetivo la búsqueda de relaciones causa-efecto entre variables para estudiar un fenómeno a través de un sistema asociativo de antecedentes y consecuentes orientado a la predicción y control de la conducta y los procesos psicológicos.

Gran parte de la investigación en Psicología Ambiental puede encuadrarse en esta perspectiva. En este sentido, no podemos olvidar que la filosofía de la ciencia subyacente a esta concepción, el positivismo, ha sido la predominante psicología, a saber, énfasis en lo analítico, la objetividad, replicabilidad, generalización, predicción y, en definitiva, en la búsqueda de principios y leyes universales de comportamiento.

Generalmente los objetivos de investigación desde esta perspectiva tratan de analizar el efecto de los factores ambientales (variable independiente o predictora) sobre la conducta y los procesos psicológicos (variable dependiente o criterio), reflejando así una visión causal, o al menos unidireccional de los fenómenos. Los modelos lineales son típicos de esta orientación. Ejemplos en psicología ambiental de esta perspectiva los encontramos en los estudios sobre hacinamiento, ruido y temperatura, en percepción y cognición ambiental, o en algunos aspectos de la conducta territorial y el espacio defendible. Sin embargo, es justo reconocer que no sólo se realizan análisis unidireccionales del ambiente sobre la conducta. Podemos encontrar trabajos en los que se incluyen los efectos de la conducta sobre el ambiente, por ejemplo los estudios sobre conducta ecológica responsable o sobre el uso y mantenimiento de los espacios públicos.

Entre las principales limitaciones de la perspectiva interaccionista para estos autores se encuentran la consideración de la persona y el ambiente como entidades separadas, y la forma en que trata las variables tiempo y cambio: La visión del mundo interaccionista trata los factores temporales como algo distinto de los procesos psicológicos y describe el cambio como un resultado de la interacción de variables, no como un aspecto intrínseco del fenómeno. Estas limitaciones pueden ser complementadas, de acuerdo con estos autores, con un enfoque holístico tal como alguna de las dos perspectivas que se analizarán más adelante, la perspectiva organísmica o la perspectiva transaccional.

 

2.3. Perspectiva organísmica o sistémica

La característica principal de esta perspectiva es la consideración holística tanto de la persona como del entorno, que pasan a definirse como elementos dentro de un SISTEMA INTEGRADO con interacciones entre las partes. Este énfasis de lo molar sobre lo molecular es la principal diferencia respecto a la perspectiva interaccionista -característica ésta que es mayoritariamente asumida por la Psicología Ambiental actual. Asimismo se asume la clásica premisa gestáltica de que "el todo es más que la suma de las partes", es decir, la comprensión de un fenómeno psicoambiental pasa por descubrir las leyes que rigen y dirigen el funcionamiento del sistema como unidad global y no a través de un proceso aditivo de análisis de interacciones aisladas. Su comprensión pasa por analizar el funcionamiento del conjunto y es el conjunto el que da sentido a las partes.

Wapner (1981) define así las principales características de esta aproximación:

1. La unidad de análisis es la "PERSONA-EN-ENTORNO" entendido como sistema integrado por distintos niveles (biológico, psicológico, socio-cultural) considerados de forma holística.

2. El organismo se RELACIONA ACTIVAMENTE con el entorno en términos de objetivos y finalidades que son llevados a cabo a través de una variedad de significados e instrumentalidades

3. Estas relaciones incluyen tanto aspectos cognitivos, afectivos como valorativos.

4. Este sistema opera en DINÁMICO EQUILIBRIO orientado hacia objetivos a corto o largo plazo, de tal forma que una distorsión en una parte de este sistema afecta a las otras partes y a todo el sistema como conjunto.

5. El grado de desarrollo de un sistema (principio ortogenético) depende del grado en que las partes del sistema, su significado y finalidades se encuentran JERÁRQUICAMENTE ordenadas e integradas en él.

 

2.4. Perspectiva transaccionalista

La perspectiva transaccional define la Psicología como "el estudio de las relaciones cambiantes entre los aspectos psicológicos y ambientales de las unidades holísticas" (Altman y Rogoff, 1987; p. 24). Así pues, la unidad de análisis la constituyen "las entidades holísticas tales como eventos que implican personas, procesos psicológicos y ambientes". La diferencia fundamental con la perspectiva organísmica es que en este caso el todo no se compone de elementos separados, sino que se trata de una "confluencia" de factores inseparables que dependen unos de otros para su definición y significado. Se enfatiza además la importancia del tiempo y el cambio para comprender un fenómeno, por lo que estas variables deben convertirse en elementos indispensables de cualquier análisis psicoambiental. Por otra parte, en cuanto al modelo de filosofía de la ciencia, el transaccionalismo adopta una orientación pragmática, ecléctica y relativista para el estudio de los fenómenos psicológicos. En vez de buscar leyes generales, se acepta la posibilidad de que diferentes configuraciones de principios puedan ser necesarios para comprender diferentes eventos. Se subraya el valor de los estudios de caso único. Los fenómenos no son necesariamente predecibles y repetibles. La idiosincrasia de cada evento permite analizarlo desde diferentes perspectivas y apreciar la variedad de factores que contribuyen a un mismo fenómeno. Por último, otra importante característica de este enfoque es el papel que adopta el investigador. Desde esta perspectiva, el observador forma parte del propio fenómeno que observa, es inseparable de él, y su papel, perspectiva y localización deben entenderse como un aspecto de dicho fenómeno.

En resumen, esta aproximación parte de cinco premisas básicas:

1. La unidad de análisis es la PERSONA "EN" EL ENTORNO.

2. Tanto persona como entorno se DEFINEN dinámicamente y se TRANFORMAN MÚTUAMENTE a lo largo del TIEMPO, como dos aspectos de una unidad global

3. La estabilidad y el cambio coexisten continuamente.

4. La dirección del cambio es EMERGENTE, no establecida a priori.

5. En consecuencia, es importante buscar tanto las fuentes del cambio como la forma en que el cambio a un determinado nivel afecta a los otros niveles, creando nuevas CONFIGURACIONES DE PERSONA-ENTORNO.

Sin embargo, esta perspectiva plantea dificultades epistemológicas y metodológicas importantes. Las principales dificultades a las que se alude son:

a) la incorporación de las VARIABLES TIEMPO Y CAMBIO como intrínsecas a los fenómenos a estudiar; 

b) la IMPLICACIÓN del propio investigador en la situación a investigar; 

c) la dificultad o imposibilidad de utilizar las ESTRATEGIAS METODOLÓGICAS tradicionales; y 

d) cuestiones relacionadas con la REPRESENTATIVIDAD de situaciones o poblaciones estudiadas, fiabilidad y validez de las medidas y generalización de los resultados obtenidos.

 

2. Entorno y psicología

DEFINICIÓN DE PSICOLOGÍA

UNIDAD DE ANÁLISIS

TIEMPO Y CAMBIO

PERSPECTIVA DEL RASGO

(TRAIT)

Psicología es el estudio del individuo, la mente o los procesos mentales y psicológicos.

La PERSONA, sus cualidades y procesos psicológicos.

El entorno y el contexto juegan un papel secundario.

Se asume la estabilidad. El cambio puede deberse a mecanismos teleológicos pre-establecidos o a las etapas de desarrollo.

PERSPECTIVA

INTERACCIONISTA

Psicología es el campo que estudia la predicción y el control de la conducta y los procesos psicológicos.

PERSONA-ENTORNO

La persona y el entorno físico y social tratados como entidades separadas con interacción entre las partes.

El cambio resulta de la interacción de la persona y el entorno como unidades separadas. Tiempo y cambio no son intrínsecos al fenómeno.

PERSPECTIVA

ORGANÍSMICA

Psicología es el estudio de los sistemas dinámicos y holísticos en los que la persona y el entorno muestran complejas y recíprocas relaciones e influencias.

PERSONA-EN-ENTORNO

Entidades holísticas compuestas de elementos, componentes o partes de la persona y el entorno cuyas interacciones son consideradas como un todo que es más que la suma de las partes.

El cambio resulta de la interacción de la persona y el entorno.

Se asume que el objetivo es la estabilidad del sistema.

PERSPECTIVA

TRANSACCIONALISTA

Psicología es el estudio de las cambiantes relaciones entre los aspectos psicológicos y ambientales de unidades holísticas.

PERSONA "EN" ENTORNO

Entidades holísticas compuestas de "aspectos", no partes o elementos separados, que se definen mutuamente.

Estabilidad/cambio son características intrínsecas y definidoras de los fenómenos. El cambio ocurre constantemente y su dirección es emergente y no preestablecida.

Basado en Altman, I. y Rogoff, B. (1987)

 

3. Qué entendemos por psicología ambiental

He aquí algunas definiciones de Psicología Ambiental:

"Estudio del escenario físico de la conducta molar" (Craik, 1970)

"Intento de establecer relaciones empíricas y teóricas sobre la conducta y la experiencia de la persona y su ambiente construido" (Proshansky, 1976)

"Área de la psicología cuyo foco de investigación es la interrelación del ambiente físico con la conducta y la experiencia humanas" (Holahan, 1982)

"Estudio de la conducta y el bienestar humano en relación con el ambiente sociofísico" (Stokols y Altman, 1987)

"Ciencia que estudia las interacciones y relaciones entre la persona y su ambiente" (Proshansky, 1990)

"Ciencia de la conducta multidisciplinar, con orientación básica y aplicada, cuyo enfoque son las relaciones sistémicas entre el ambiente físico y social y la conducta y la experiencia humana individual" (Veitch y Arkkelin, 1995)

"Disciplina que investiga la naturaleza de la interdependencia entre las personas y el ambiente" (Hernández, 1997)

"Estudio de las relaciones molares entre la conducta y la experiencia y los ambientes construido y natural" (Bell, Greene, Fisher y Baum, 2001)

 

4. Qué características definen a la psicología ambiental
De todo lo visto hasta el momento podemos extraer algunas características que pueden considerarse de amplia aceptación y que definen a la psicología ambiental:


RELACIONES RECÍPROCAS CONDUCTA-ENTORNO
Quizás sea éste el elemento más importante y definitorio de la psicología ambiental, al menos en cuanto a consenso entre sus miembros. Desde sus inicios, se ha puesto especial énfasis en señalar el ambiente no desde una perspectiva determinista en su influencia sobre la conducta humana, sino proclamando que los efectos entre el ambiente y la conducta se consideran bidireccionales y recíprocos, siendo objeto de estudio de esta disciplina los fenómenos producidos en ambas direcciones. Es decir, la psicología ambiental se ocupa de analizar tanto los efectos del ambiente sobre la conducta como aquellos otros producidos por la conducta sobre el ambiente.


ENTORNO SOCIOFÍSICO

Con este término se quiere hacer hincapié en una concepción del ambiente tanto física como social. Es decir, son objeto de interés las propiedades físicas y sociales del ambiente en su interrelación con el comportamiento, precisando que, además, que estas propiedades (físicas y sociales) están estrechamente imbricadas de tal forma que no pueden entenderse unas sin las otras. Es por ello que consideramos el entorno sociofísico como el ámbito sobre el que centrar el objeto de estudio de la psicología ambiental .


ENTORNO NATURAL Y CONSTRUIDO

Si bien inicialmente los psicólogos ambientales focalizaron su atención en el comportamiento humano en entornos construidos (ciudad, espacio público, vivienda, ewpacios institucionales, etc.), la evolución de los problemas o las temáticas de nuestra sociedad hacia los espacios naturales han ido dirigiendo la disciplina en lo que Enric Pol (1993) ha llamado "De la Psicología de la Arquitectura a la Psicología Ambiental Verde". Así, sin olvidar las temáticas relacionadas con el espacio construido se ha ampliado el radio de atención a otro tipo de cuestiones más relacionadas con espacios naturales, recursos naturales o comportamiento proambiental.


PERSPECTIVA HOLÍSTICA
Frente a una perspectiva atomista que analiza el ambiente en unidades moleculares, los psicólogos ambientales apostaron por un enfoque holístico que estudiara el ambiente en su conjunto, tal y como lo experimentan las personas en su vida diaria.


ORIENTACIÓN APLICADA
No hay duda de que la psicología ambiental nace con vocación aplicada, con el objetivo de dar respuesta a determinadas demandas sociales, tales como el diseño y la planificación de los espacios públicos. Sin embargo, los investigadores no tardaron en interesarse por conceptos, procesos psicológicos y teorías explicativas más difíciles de justificar desde una perspectiva aplicada, aunque también se consideraban necesarios para poder avanzar en este terreno. Esto llevó a algunos psicólogos ambientales a proponer el modelo de investigación-acción de Kurt Lewin como la perspectiva que debía adoptar la disciplina en su quehacer científico.


INTERDISCIPLINARIEDAD
La psicología ambiental comparte con otras disciplinas el estudio de los entornos físicos donde se desarrolla la experiencia humana. Por ello, desde sus propios orígenes hasta su aplicación práctica, la disciplina se caracteriza por adoptar perspectiva interdisciplinar donde la psicología comparte frentes comunes con la arquitectura, la biología, la ergonomía, la geografía la antropología, etc, como puede observarse si clicáis en la imagen adjunta.


METODOLOGÍA ECLÉCTICA
La psicología ambiental se define a sí misma con una metodología ecléctica, lo que supone aceptar en principio los más variados procedimientos de investigación. Una revisión de los trabajos empíricos publicados permite comprobar la utilización de metodologías cualitativas y cuantitativas. Coexisten los estudios de campo con la investigación correlacional y los diseños experimentales, aunque lo cierto es que existe una inclinación o preferencia por los métodos "ecológicos", por estudiar a las personas en los contextos naturales, en el mundo real, lejos de las situaciones artificiales del laboratorio, y con la mínima intervención o manipulación por parte del investigador. Esta mezcolanza no es fruto de una falta de definición metodológica, sino de una postura ecléctica que procura conciliar distintos procedimientos de análisis.

En resumen, hemos visto cómo la Psicología Ambiental se mueve entre dicotomías, tensiones o polos opuestos. Como Altman y Rogoff (1987) lo han expresado acertadamente:

"los psicólogos ambientales intentan tender un puente entre los modos de pensar tradicionales y los no ortodoxos. Junto a una orientación- hacia-el-problema social existe un interés en la teoría básica y en el descubrimiento de conocimiento para su propio provecho. Y la llamada a una perspectiva molar coexiste con el deseo de explicar y dar cuenta de los procesos psicológicos de una manera analítica y dimensional. Además, el valor de trabajar en escenarios naturales va acompañado del requerimiento científico tradicional de conducir la investigación en situaciones controladas de manera que uno pueda atribuir las variaciones en los procesos psicológicos a condiciones conocidas" (p. 8)

 

5. Desarrollo y evoluación de la psicología ambiental

El recorrido de la psicología ambiental a lo largo de su historia pone de manifiesto cómo una disciplina científica es siempre una respuesta a determinadas condiciones sociales. Ello permite perfilar cuáles son o cuáles han sido los objetos y los objetivos de la psicología ambiental así como sus formas de abordaje, sus identidades, y por lo tanto permiten discutir cuándo se puede hablar de una psicología ambiental, y en qué términos.

En la literatura,  hasta el momento, encontramos por un lado la defensa de un doble nacimiento de la psicología ambiental (Kaminski, 1976; Kruse y Graumann, 1987). Por otro lado, para otros autores, en la segunda mitad de los años ochenta, aparecen indicios de que se esta iniciando una nueva etapa. Es lo que se ha denominado una transición de la psicología de la arquitectura a una psicología ambiental ‘verde’ (Pol, 1993). Esta transición  puede apreciarse en buena parte de la literatura actual, aunque no se utilice una etiqueta específica (p.e. a Pawlik, 1991; Levy-Leboyer i Duron, 1991; McAndrew, 1993; Gardner i Stern, 1996). Puede verse hasta en la evolución de los contenidos de manuales tan consolidados como los de Bechtel (con cuatro ediciones), el de Gifford (1987, 1997) o el nuevo Handbook of Environmental Psychology de Bechtel y Churchman (2002). Finalmente, para algunos, podría hablarse de una psicología del desarrollo sostenible como la de Schmuck y Schultz (2002).

Pero queda un vacío, un 'desierto' entre la primera y la segunda psicología ambiental: el período de posguerra hasta finales de los años sesenta. No obstante, como Pol (1993) muestra, la psicología ambiental americana recogió sin ruptura la influencia germánica (como en tantos otros ámbitos de la psicología) y estableció un doble nexo entre la primera y la segunda psicología ambiental europea de los 60. En nuestra breve revisión histórica diferenciaremos cuatro etapas, en cada una de las cuales pueden encontrarse un objeto, un objetivo y un enfoque propios. Estas etapas serán:

LA PRIMERA PSICOLOGÍA AMBIENTAL

LA TRANSICIÓN AMERICANA

LA PSICOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA

LA PSICOLOGÍA AMBIENTAL 'VERDE' O DEL DESARROLLO SOSTENIBLE

 

5.1. La primera psicología ambiental

Podríamos afirmar que en los primeros orígenes de la actual psicología ambiental se encuentra el trabajo de Willy Hellpach. El objeto de la psicología ambiental de Hellpach (1911, 1924) no era el más común de la psicología al uso, la 'vida psíquica artificialmente individualizada' tal y como se hacía en los laboratorios de psicología experimental, sino 'la psique en la medida en que depende de su ambiente fáctico' (Hellpach, 1924: 110 cfr Graumann, 1976 p. 27). Este ‘ambiente’ estaría compuesto por unos factores geopsicológicos, unos psicosociales y un medio construido en relación al cual se desarrolla una tecnopsicología. Así, el objeto es triple aunque indisociable (en coherencia con la indisociabilidad de los componentes del umwelt como había sido definido desde las ciencias naturales por Haeckel y von Uexkull): el medio natural (geográfico y climático), el entorno construido como medio tecnológico y el espacio vital que recogerá de Stern, que será el objeto de trabajo de los hermanos Muchow, y que encontraremos después en Lewin y, a través de él, en Barker. Se ocupará también de los procesos de cambio en la ciudad, con resonancias de Simmel, de modo que puede hablarse de una auténtica psicología urbana.

La definición explícita de una psicología ambiental, sin embargo, no se realizará hasta 1924. Después de la I Guerra Mundial. Abderhalden publica un Manual de Métodos Biológicos, cuyo tercer volumen se titulaba Psychologie der Umwelt (Psicología del Medio Ambiente), compilado por Hellpach.

El objetivo será comprender para predecir y transformar, principio que Hellpach tratará de aplicar en su peculiar actividad política. Es un objetivo compartido con la psicología general, pero desarrollado desde una perspectiva particular que hace que un objeto potencialmente similar (la mente) resulte radicalmente diferente en relación a su indisociabilidad del medio. Esto permite poder hablar de una psicología ambiental con entidad propia durante más de un tercio del S.XX, en sus inicios. Además, su influencia directa e indirecta, se proyectará sobre el período siguiente, aunque estas relaciones estén todavía poco exploradas historiográficamente.

Como ya hemos insinuado, Hellpach no fue el único psicólogo interesado en temas ambientales y urbanos. En Alemania cabe mencionar a H.H. Muchow y su hermana M. Muchow. Martha Muchow fue alumna y colaboradora de Stern, antes de la Primera Guerra Mundial. Su principal aportación fue el desarrollo de la noción de espacio vital (Muchow y Muchow, 1935), basado en Stern y Uexküll y retomado por autores de la Gestalt y posteriormente Lewin.

En 1903 William Stern introduce el término Psychothechnik. Kruse y Graumann (1987) consideran legítimo considerarlo un punto de encuentro precursora entre la psicología ambiental y la industria dado que el entorno laboral en el que se focalitzó, era un caso específico de las relaciones persona entorno. La propuesta original de Stern, seria desarrollada por Münsterberg en 1914, y su correspondencia en la actualidad, entronca con a ’Ergonomía.

No pueden olvidarse autores como Simmel y su análisis psicosocial y sociológico de la ciudad, o como Haeckel, con conceptos como Umwelt que se inician a finales del siglo XIX, pero desarrollan sus aportaciones durante las primeras décadas del XX..

La preocupación por los aspectos ambientales en el primer tercio del siglo XX, no es meramente una preocupación teórica y epistemológica por la manera de explicar la incidencia del entorno en el desarrollo de las personas, frente a su dimensión biológica. Es también una respuesta a una sociedad en transición, convulsionada por cambios geopolíticos, tecnológicos, sociales, migraciones, concentración urbana, aparición de nuevas marginalidades, pobreza y conflictos. En esta línea no debemos olvidar la influencia en el desarrollo de la psicología ambiental norteamericana que ejerció la Escuela sociológica de Chicago (p.e. Park y Burgess, con La ciudad de 1925, o Wirth, en 1938 con su famoso Urbanisme com forma de vida) profundamente influenciada por Simmel.

 

5.2. La transición americana

La consideración de esta segunda etapa de la psicología ambiental viene dada por la influencia indirecta de la psicología ambiental anterior sobre la psicología americana, a través de principios adoptados o internalizados por autores del área germánica en su exilio en Estados Unidos. No utilizan la etiqueta de psicología ambiental, pero dejan entrever sus influencias. Lewin hablará de una ecología psicológica (el término Umwelt puede traducirse tanto por medio ambiente como por hábitat ecológico) y de espacio vital, e incidirá directamente sobre sus discípulos Roger Barker y Herbert F. Wright, cuando propongan una Psicología Ecológica. A inicios de la década de los cuarenta, estos autores fundan la Midwest Psychological Field Station en Oskaloosa, Kansas, que se centrará en estudiar el comportamiento observable en función del escenario de conducta (Behavior setting) donde se produce. Para Barker, la conducta es indisociable de su nicho ecológico, de su escenario. El objeto no es ya el de los inicios de Hellpach "la mente en el su medio", sino "la conducta manifiesta-en- su-escenario". Su objetivo: comprender para predecir y transformar (desde la manipulación del escenario), y ello con una perspectiva y una metodología propia y peculiar.

Brunswik(1957) recordará que la psicología es la ciencia que estudia la relación organismo-ambiente. Hablará de percepción ambiental y de ecología de la percepción. Según su modelo probabilístico, el sujeto percibe de acuerdo con las características de la situación en la que se produce el acto perceptivo. El objeto será la negociación entre el perceptor y el nicho ecológico en el cual se da el proceso perceptivo, no el estímulo aislado y manipulado artificialmente. Esta perspectiva holística será compartida por Gibson, aunque éste explicará de forma distinta el origen y la construcción del significado en la percepción.

La contribución experimental de Tolman (1948), aunque no pueda considerarse psicólogo ambiental, resulta fundamental para que la psicología retome con ‘autoridad’ científica, la representación y la cognición del entorno. El objeto no es tanto el comportamiento en el medio como la incidencia de la representación que el sujeto hace del medio. El objetivo sigue siendo conocer para predecir, así como modificar el medio para cambiar la conducta. Este cambio guarda relación con el bienestar, de la persona, cuando el lugar facilita su lectura, es decir, su comprensión. Ello llevó a la utilización de los mapas cognitivos como instrumento de conocimiento y de diagnóstico para la intervención.

En Lewin, en Barker, en Brunswik y en Gibson encontramos un objeto similar, el proceso perceptivo, su incidencia en el comportamiento, y ello indesligable del ambiente o ecosistema en el que se produce. Esto sitúa plenamente estas propuestas dentro del paradigma ambiental o ecológico de la ciencia (no solo de la psicología), independientemente del uso más o menos explícito de esta etiqueta.

 

5.3. El segundo nacimiento o la 'psicología de la arquitectura'

El (para la mayoría de autores) nacimiento de la psicología ambiental (segundo nacimiento para Kaminski, 1976, Graumann, 1976, Kruse y Grauman, 1987, Pol, 1988, 1993) surge por causas y contextois diferentes en Europa y en Estados Unidos, aunque en ambos casos lo hace como Psicología de la Arquitectura.

En Europa el proceso vino instigado por la aparición de problemas de diseño, construcción y planificación, en respuesta a las demandas sociales del momento. La necesidad de mejora del diseño de las viviendas, de los barrios, de los lugares de trabajo, o, en una palabra, de las condiciones de vida, es fruto de un conjunto de circunstancias sociopolíticas, económicas y de una filosofía social, pero sobre todo es fruto de una situación nueva: en un primer momento por el fracaso de las primeras formas de reconstrucción de las ciudades en la posguerra; en un segundo momento por los efectos de la denominada 'Revolución Tecnológica'.

La preocupación por las nuevas vivienda para la población inmigrante que venía del campo, centró la problemática en la construcción y se empezó a hablar de Psicología de la Arquitectura. Más tarde, con mayor conciencia de grupo y capacidad de reivindicación, junto al descontento social por unas condiciones de vida insatisfactorias, se inician los movimientos sociales urbanos y los movimientos alternativos. El núcleo de la psicología ambiental empezará a evolucionar desde las reacciones individuales de las formas arquitectónicas hacia cuestiones más urbanas, reemergiendo los aspectos más sociales, relacionados con la satisfacción residencial y la calidad de vida. No obstante, seguirá centrada en aspectos urbanísticos, arquitectónicos y en menor medida organizacionales o laborales.

En Estados Unidos y Canadá, la emergencia de los primeros indicios de una psicología arquitectónica 'ortodoxa' a demanda de los técnicos, no a iniciativa de los psicólogos. Hay, sin embargo, honrosas excepciones como Osmond o Sommer y su estudio de la conducta territorial de los pacientes en hospitales psiquiátricos, durante los años cincuenta. Esta psicología de la arquitectura, que en EEUU y Canadá muy pronto adoptará la etiqueta de Psicología Ambiental, está básicamente centrada en la mejora de diseño de entornos institucionales, como los hospitales o los hospitales psiquiátricos. El modelo explicativo está claramente centrado en el comportamiento individual desde parámetros individuales de reacción con el entorno como estímulo. Es decir, parte de una separación absoluta entre los componentes persona-en torno. Desde una perspectiva más académica que contextual, la psicología ambiental de este momento parece centrarse inicialmente en los aspectos físicos del ambiente como una reacción al olvido que las otros ramas de la psicología habían hecho de la influencia del ambiente físico. O, todavía más, como denuncia Wohlwill (1970) cuando la psicología habla de ambiente se refiere a influencias interpersonales, sociales o inespecíficas. En cambio, según Proshansky y O'Hanlon (1977, 103) para los psicólogos ambientales, la lente de análisis está focalizada en los sistemas físicos, que por definición también caracterizan a estos ambientes (refiere a los ambientes humanos). El énfasis en los 'aspectos físicos' comportará a menudo en esta época el desprecio por aquello social, como se puede ver en algunas de las definiciones al uso. Hará falta esperar a la segunda mitad de los ochenta por encontrar como 'fija' la referencia a aquello físico y a aquello social. Progresivamente y con una gran discusión epistemológica entre la tradición neopositivista y la tradición fenomenològica el objeto de la psicología de la arquitectura se irá desplazando de la reacción al entorno como variable independiente, a la construcción de su significado cognitivo y vivencial. Una visualización de esta evolución la podemos encontrar en uno de los congresos internacionales sobre el tema celebrado a Estrasburgo (Korosec-Serfaty, 1976), bajo el lema la Apropiación del Espacio. Este congreso catalizará la emergencia o la visualización de planteamientos que ya se estaban dando desde todas las perspectivas teóricas. Proshansky, por ejemplo, expone su naciente teoría del Place Identity, relacionándola con la apropiación y el apego al lugar. 

Si el simbolismo completa o sucede a la cognición, la satisfacción residencial y la calidad de vida sucederán los estudios de reacciones o preferencias individuales a configuraciones arquitectónicas como estímulo (por ejemplo. la conferencia de la IAPS en Barcelona en 1982, se centró en el lema de la calidad ambiental y la calidad de vida). Este paso implica un nuevo matiz en la definición de objeto y objetivo. Domina la faceta de la evaluación, no implica visión de indisociabilidad entre persona y entorno pero comporta la incorporación de modelos psicosociales de explicación, puesto que requiere considerar la comparación social, los procesos identitarios y de grupo, la dimensión simbólica del entorno como construcción social, los procesos de influencia social y de atribución, la motivación, las expectativas y los niveles de aspiración, además de las características objetivas del entorno y las dinámicas sociales de la comunidad. Esto marcará un silencioso pero radical giro en el enfoque de la psicología ambiental desde los inicios de los años ochenta.

 

5.4. La 'psicología ambiental verde' o una psicología para el desarrollo sostenible

El último giro en cuanto a objeto y a objetivo lo podemos encontrar en la evolución hacia el comportamiento humano y social en relación a la problemática ecológica y Cambio Global (McAndrew, 1993; Pol, 1993). En este giro se incluye todo lo que tiene que ver con la conservación de la naturaleza, la energía, los recursos, la contaminación, los riesgos industriales y tecnológicos, los comportamientos ecológicamente 'responsables' de la población y los movimientos sociales 'verdes'.  

Se puede argumentar, con razón que el tema, como objeto, no es nuevo, ni en la psicología ambiental ni en la psicología social. Hay textos tempranos que se ocupan de ello, como el monográfico de Kates y Wohlwill (1966) en el Journal of Social Issues, los primeros temas aplicados a la conservación de la energía (Pallak, Cook y Sullivan, 1980) que Bickman (1980) recoge en su edición del primero volumen del Applied Social Psychology Annual, los trabajos sobre refuerzo y conducta ecológica responsable (Everett et. al. 1974; Géller y col., 1977, 1980, 1982 y ss.), o los constantes artículos o monográficos en el Journalof Social Issues y en menor número en Environment and Behavior y en el Journal of Environmental Psychology. Pero el tema como objeto es anecdótico tanto en los manuales, en las conferencias como en las revistas.  

La presencia de la cuestión ambiental (environmental concern) irá ganando espacio en los textbooks, hasta ser capítulo imprescindible o impregnar todos los contenidos del texto. Pero la perspectiva dominante es todavía la consideración del comportamiento en un medio 'externo', ajeno al ser humano. Centrado sobre la persona como ser individual, pocas veces se considera el comportamiento social y menos todavía los condicionantes estructurales del comportamiento de las personas (por lo tanto la dimensión de la gestión). Como reconocen Stern y Oskamp (1987) sabemos mucho sobre el comportamiento de la persona pero poco sobro como gestionarlo.

Visto como respuesta de la psicología a un problema social, tanto en el caso del 'primer nacimiento' como del segundo y de la evolución hacia la sostenibilidad, la reacción es tardía respeto al surgimiento de la necesidad. En el mejor de los casos, la respuesta se da con unos cinco o diez años de retraso si tenemos en cuenta que los primeros movimientos 'verdes' aparecen entre grupos minoritarios a finales de los sesenta; que tienen una auténtica eclosión a medios los setenta; que tomaron fuerza social y política a comienzos de los ochenta. Se empezó a detectar un cambio importante en la filosofía social y ambiental, incluso a nivel de gobiernos, a medios de los ochenta. Se hacen solemnes propósitos y declaraciones 'mundiales', e incluso se empieza a hablar de 'capitalismo verde' a principios de los noventa, con el compromiso ambiental de algunas empresas pioneras, que vuelan demostrar que invertir para preservar el medio ambiente puede ser incluso un buen negocio.

Este pequeño regreso hacia una perspectiva ecológica iniciada a finales de los ochenta, reforzada por el que se deriva de la entrada en vigor de la nueva normativa ambiental comunitaria europea, conjuntamente con unas coordenadas mundiales cambiantes que plantean una nueva dimensión de la problemática humana y social, está marcando lo que se ha considerado una nueva etapa de una psicología ambiental más social, más organizacional, a la vez que más verde, pero otra vez iniciada con retraso (Pol, 1993). 

El nuevo reto para la psicología ambiental actual no está a abandonar ámbitos y conocimientos conseguidos en las etapas anteriores sino al saber incorporar los nuevos parámetros de referencia, tanto ecológicos, como sociales y económicos, a su reflexión y análisis de la realidad. Así, en esta última etapa, el medio construido no desaparece en absoluto. La fórmula clave de referencia al medio ambiente como objeto será la de medio sociofísico desde el uso de la expresión por Stokols y Altman (1987) en la definición ofrecida en la introducción al Handbook of Environmental Psychology. Otros autores modificarán expresiones anteriores, como el caso de Proshansky cuando afirma que cada ambiente físico es también un ambiente social y a la inversa (Proshansky, 1990; pág. 22). Estas dos posiciones de autoridad reconocidas en la psicología ambiental tienen una doble implicación que perfila bastante bien el objeto de este último periodo. Por un lado, tratan de expresar la indisolubilidad persona-medio, pero a la vez, expresan que el comportamiento-en-el-ambiente es siempre social. Esta indisociabilidad no admite otro objetivo que la comprensión para la mejora y por lo tanto la transformación positiva de comportamiento y medio, por lo tanto el progreso hacia el desideratum de la sostenibilidad.

 

5.5. Desarrollo y evolución científico-académico

Una forma siempre interesante de definir una disciplina es, sin duda, analizar su desarrollo institucional y académico para ver en qué contexto se mueve la comunidad científica que la configura. En este sentido, y sin entrar en una relación exhaustiva, es importante destacar como, aunque inicialmente surge a partir de demandas procedentes de la arquitectura, en el contexto académico la psicología ambiental combina su vinculación con la psicología social con la explicitación de su carácter interdisciplinar.

En este sentido, los dos primeros programas de formación en psicología ambiental fueron fundados y dirigidos por psicólogos sociales: en Estados Unidos, el programa de la CUNY en Nueva York (1968) y, en Europa, el de Surrey -Gran Bretaña- (1973) promovidos respectivamente por Harold Proshansky y David Canter. En la actualidad la psicología ambiental generalmente está ubicada dentro de los departamentos de psicología social (en el caso de que estén reconocidos) o en grupos de investigación e intereses psicosociales (ni no es el caso). Su docencia además suele vincularse a las áreas de conocimiento psicosociales, como es el caso de nuestra universidad, cuyo programa de formación, pionero y único en el Estado Español, está dirigido por Enric Pol del Departamento de Psicología Social desde 1988.

Sin embargo, las asociaciones que definen la comunidad científica y profesional en la que se enmarca la psicología ambiental están marcadas por un carácter claramente multidisciplinar. Este es el caso de las principales asociaciones internacionales: la EDRA (Environmental Design Research Association) en America y la IAPS (Association for the Study of People and Their Physical Surroundings) en Europa donde los psicólogos ambientales y los psicólogos sociales comparten sus intereses con geógrafos, arquitectos, urbanistas, sociólogos, antropólogos, etc.

Ambas asociaciones, a su vez, potencian y vehiculan las principales revistas especializadas de la disciplina: Environment and Behavior (desde 1969) y el Journal of Environmental Psychology (desde 1981), aunque los psicólogos ambientales también suelen publicar en revistas propias de la psicología social (por ejemplo, el Journal of Personality and Social Psychology o el Journal of Experimental Social Psychology), de la psicología en general (American Psychologist) así como las representativas de otros ámbitos disciplinares como Population and Environment o el Journal of Architectural Planning and Research. En nuestro contexto cabe mencionar la aparición reciente de la revista Medio Ambiente y Comportamiento Humano, dirigida desde la Universidad de la Laguna por Bernardo Hernández.

 

6. De qué se ocupa la psicología ambiental

Hacia una definición efectiva de la psicología ambiental

A lo largo de su evolución, la psicología ambiental ha ido desarrollando y delimitando un conjunto de temas o tópicos de estudio que constituyen lo que ha venido a demoninarse se "definición efectiva" como disciplina. En este aspecto y a la luz de los principales manuales, el consenso parece proporcionar actualmente un corpus suficientemente estable y consolidado pudiéndose estructurar en los siguientes bloques:

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