EL LÍBANO, LA MEMORIA DE UN PAÍS QUE SIEMPRE ESTÁ EN RECONSTRUCCIÓN

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Varias veces fue escenario de guerras civiles e invasiones. Pero siempre renace.


Beirut quiere resucitar por séptima vez. Antes de que finalice la guerra, los libaneses discuten quién la reconstruirá nuevamente. ¿Serán los iraníes, los sauditas o los estadounidenses convocarán a inversores? Cada vez que alguien emprendió la titánica tarea de sacarlos de los escombros, todos pusieron sobre el Líbano un condicional precio político.

Esta vez
Irán quiere participar de la reconstrucción, así como fueron los sauditas después de la guerra civil entre 1975 y 1992.

Los daños superan los 3 mil millones de dólares, después que los bombardeos israelíes destrozaron toda la infraestructura de rutas, puentes, caminos, puertos y aeropuertos en todo el país.
La guerra estalló cuando la economía libanesa crecía al 6% anual y con una deuda externa de 40 mil millones de dólares, a causa del endeudamiento contraído en la última reconstrucción, a cargo del ex premier Hariri.

El jeque Hassan Nasrallah, líder de Hezbollah,
sugirió que Irán pagaría la reconstrucción. Hay un millón de desplazados y los suburbios son una ruina, después de un mes de intensos e indiscriminados bombardeos. Pero el reconstructor del Líbano será producto de la victoria no sólo militar sino diplomática en esta guerra "asimétrica", que aún no se ha definido.

La Biblia señalaba al Líbano como la tierra "de la leche y la miel". A sus diferentes conquistadores siempre les atrajeron los recursos naturales, sus costas seguras y las múltiples posiciones defensivas que sus montañas otorgan. Los fenicios se instalaron aquí y de ellos heredaron los libaneses sus virtudes de comerciantes, su capacidad intelectual, su amor por el mar y ese espíritu de resistencia.

En el año 1923, el Líbano y Siria fueron puestas bajo un mandato de la recién formada Liga de las Naciones y administrada por un gobernador francés. En 1926 se diseñó una constitución para crear la república Libanesa,
basada en un poder dividido entre las comunidades religiosas del país.

Se impuso la costumbre de que el presidente fuera un cristiano maronita, el primer ministro un sunnita y un presidente del Parlamento shiíta. Una regla que sobrevive hasta ahora. Los franceses fueron expulsados por los británicos en 1943. El Líbano comenzaba a sufrir su destino:
difíciles relaciones con Europa, EE.UU. y el mundo árabe por su mosaico religioso.

La primera guerra civil en el Líbano fue abortada cuando los marines norteamericanos desembarcaron en Beirut. EE.UU. contribuyó con 20 millones de dólares para sus fuerzas militares, en pleno inicio de la guerra fría, en 1957.
El Líbano no participó en la Guerra de los seis días contra Israel en 1967 y tampoco en la de Yom Kippur, en 1973. Pero en 1967 los refugiados palestinos al sur del Líbano comenzaron a atacar a Israel. No lograron detenerlos e Israel lanzó un ataque en diciembre de 1968.

Un año después, las fuerzas libanesas enfrentaron violentamente a los palestinos. El gobierno fue presionado para firmar el acuerdo del Cairo con la Organización de Liberación Palestina (OLP), en el que la mayoría de las demandas fueron conseguidas. Los palestinos fueron trasladados para que las represalias israelíes no afectaran a los civiles libaneses. Hasta ahora siguen siendo el drama estratégico libanés.

Con mayor poder para los palestinos, se desequilibró la delicada balanza libanesa. El país se dividió y comenzaron a formarse milicias. Los cristianos maronitas se sentían bajo presión y amenazados en su cuota de poder. Recibían apoyo de Israel para oponerse a la OLP. La batalla de poder entre los libaneses musulmanes y las milicias Falangistas, dominadas por los maronitas, estalló en 1975 y sumergió al Líbano en una guerra civil de 17 años. El gobierno cesó en sus funciones y el poder cayó en mano de las fracciones y milicias. En 1976, la Liga Arabe consiguió un alto al fuego y creó una fuerza de paz liderada por los sirios. La guerra continuó y en 1978 Israel invadió el sur del Líbano, en un ataque contra las bases palestinas. Israel se retiró y lo reemplazó una fuerza de paz de la ONU.

En junio de 1982, Israel invadió nuevamente. Forzó a la OLP a dejar Beirut en un acuerdo respaldado por EE.UU. Bajo la ocupación israelí, se celebraron elecciones. Fue elegido el líder de las milicias cristianas, Bashr Gemayel. Murio asesinado poco después y fue elegido su hermano, Amin, en su reemplazo.

La revancha por el asesinato fue horrenda: 1.000 civiles palestinos fueron asesinados por la milicia falangista en los campos de refugiados de Sabra y Chatila. La masacre se produjo ante los ojos de las tropas israelíes, que no intervinieron.

Israel se retiró hacia el sur del Líbano ante el escándalo mundial por la matanza. Una fuerza internacional de paz entró a Beirut pero se crearon fricciones con los musulmanes. Esa fuerza se convirtió en objetivo de ataques terroristas. Más de 300 militares franceses y estadounidenses fueron asesinados en octubre de 1983 en un horrendo atentado. Inmediatamente después se retiraron.

En 1985, los israelíes se retiraron del sur del Líbano y se llevaron docenas de prisioneros a Israel. Dejaron sus herederos, el pro israelí ejército del sur libanés y una zona de seguridad controlada por ellos.

Un nuevo grupo shiíta iba a emerger y a declarar la guerra a Israel: Hezbollah, un grupo fundamentalista apoyado por Irán. Los shiítas comenzaron a secuestrar occidentales y los mantuvieron cautivos por años. En 1987, el ejército sirio entró en Beirut para detener los combates entre libaneses y palestinos. Cuando el mandato de Gemayel expiró en 1988, él entregó el poder al general Michel Aoun, un cristiano que quiso reestablecer la autoridad y expulsar a los sirios. Gran fracaso.

Un acuerdo impulsado por Arabia Saudita trató de imponerse y dio más poder a los sunnitas. Se llamó Acuerdo de Taif. Comenzó a aplicarse pero Rene Moawad, el presidente surgido del acuerdo, también fue asesinado. Luego de mucha presión, las milicias comenzaron a ser desarmadas. Los palestinos, sunnitas de origen, se negaron y continúan hasta hoy armados en sus campos.

En 1992 ,Israel volvió a atacar el sur del Líbano. Quería erradicar a Hezbollah y a las milicias palestinas que operaban desde allí. Rafic Hariri, un profesor de matemáticas de Sidon que se volvió millonario en Arabia Saudita, fue nominado primer ministro por presión saudita. Un plan de reconstrucción del Líbano de 13 mil millones de dólares se puso en marcha.

Pero el sur libanés seguía con permanentes ataques israelíes. En 1996, Israel lanzó un ataque aéreo, terrestre y naval en sur. También destrozó las plantas eléctricas en Beirut.

Hezbolla y sus milicianos shiítas consiguieron su objetivo: Israel desocupó el Líbano en el 2000. El país era un orgullo de reconstrucción cuando el premier Hariri fue asesinado en 2005. Una investigación internacional sigue en marcha para estableciendo quiénes fueron los autores. Los sirios se retiraron poco después pero prometieron venganza. Cuando el Líbano se aprestaba a pasar su primer verano independiente y pleno de turistas, Hezbollah secuestró a dos soldados israelíes en la frontera. Israel respondió con esta guerra asimétrica.

BEIRUT. ENVIADA ESPECIAL
DEL DIARIO CLARÍN DE BUENOS AIRES

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