LA DIMENSIÓN FILOSÓFICA DEL DOLOR

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Fernando Carlos Vevia Romero
Universidad de Guadalajara

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Algunas veces nuestro discurso sobre ciertos temas se va cargando de polvo,se acartona, envejece, hasta el punto de que abandonamos ese tema por parecernos obsoleto. Sin embargo,con frecuencia,el problema sigue ahí,esperando un nuevo discurso,que lo haga presente en las mentes de los seres humanos.

Uno de esos temas es el del sufrimiento humano,tanto a nivel colectivo,como individual.Fue tratado abundantemente dentro de lo que la Teología Natural llamaba "el problema del mal".Con frecuencia se deslizó por los cauces de polémicas apologéticas:o bien para defender a Dios contra la acusación de permitir o causar el mal en el mundo;o para probar que no hay Dios.Hay testimonios de esta situación desde los primeros documentos que poseemos de la humanidad.

Hay corrientes de pensamiento,como los analistas del lenguaje,los lógicos formalistas,los filósofos de la ciencia,que sienten un gran malestar al tratar estas cuestiones.Piensan que no se deben mezclar cuestiones existenciales humanas dentro de las tareas de la filosofía.Tal es el caso de Ch.S.Peirce,el pionero en tantos campos de la ciencia y la semiótica.En una conferencia de 1898 titulada "Philosophy and the Conduct of Life" (Collected Papers,vol I,nums. 616 a 648) escribe:

Now Gentlemen,it behooves me,at the outset of this course,to confess to you that in this respect I stand before you an Aristotelian and a scientific man,condemning with the whole streng of conviction the Hellenic tendency to mingle philosophy an practice (num 618 del Vol.I).
Ahora bien,caballeros,me correponde a mí,al principio de este curso,confesarles a ustedes,que a este respecto estoy ante ustedes,aristotélico y científico ,condenando con toda la fuerza de la convicción la tendencia helénica de mezclar filosofía y práctica.

Y un poco más adelante,en el número 619 insiste en que el investigador (filosófico) que no está apartado de todo intento de hacer aplicaciones prácticas pondrá en peligro su propia integridad moral y la de sus lectores.Y termino citando de nuevo al pie de la letra el número 620:

In my opinion, the present infantile condition of philosophy [...] is due to the fact that during this century it has chiefly been pursued by men who have not been nurtured in dissecting-rooms and other laboratories...
En mi opinión la presente condición infantil de la filosofía [...] es debida al hecho de que durante este siglo ha sido cultivada principalmente por hombres que no han sido nutridos en las salas de disección y otros laboratorios...

Queda fuera de duda esta tendencia de la filosofía. No discutimos ahora su validez,sino su existencia.

Pero otros muchos pensamos que el trabajo de la filosofía es dar forma intelectual a los problemas que vivimos,o de una manera más hegeliana: descubrir las formas que el pensamiento va dándose a sí mismo en la marcha de la evolución del universo.

Como apenas puedo sentir el dolor colectivo y participar afectivamente con él,si antes no he padecido dolores personales,quiero concentrarme en este momento en la dimensión flosófica, o sentido filosófico del dolor personal;la enfermedad,la conciencia de limitaciones graves,que me impiden participar normalmente en la vida de la comunidad, o la pérdida de personas, animales o cosas que me fueron muy queridas.

El primer carácter que tiene este dolor, desde el punto de vista filosófico,es que hace presente la realidad con una dureza y una brutalidad, que alejan toda duda postcartesiana sobre la existencia y consistencia de la misma.Ciertas formas de idealismo, o quizás más bien,ciertas caricaturas del idealismo, presentaban al ser humano como alguien que vive en la duda con respecto a la existencia de la realidad exterior al pensamiento.Suele ponerse como ejemplo a Berkeley,para el que "ya no hay realidad transubjetiva en lo que se refiere al mundo material corpóreo,sino sólo contenidos de conciencia, representaciones,ideas" (Hirschberger,Historia de la Filosofía, Herder, Barcelona,1978, tomo II, pag 127). Es cierto que si acorraláramos a Berkeley con esta presencia del dolor,nos contestaría que Dios ha hecho,que a cierta sensación,siga la idea o representación de sufrimiento y así sucesivamente.Hablando en un salón de clase,nunca se puede desmontar ese tipo de raciocinio; pero a pesar de eso afirmamos,que cuando de veras está un ser humano abrasándose por la enfermedad dolorosa,todos esos raciocinios desaparecen como el hálito sobre un cristal frío.Se impone con tal fuerza el dolor que llega hasta los huesos, que retuerce nervios y tejidos,que la razón retrocede a sus cuevas brumosas.Nadie hay que me convenza de que sólo tengo la idea o representación de un dolor. Al contrario,para el que sufre así no hay más que el mundo real del dolor,sin ideas, sin representaciones.Es la realidad bruta imponiendo su presencia.Repito,ni las lecturas repetidas una y otra vez de Descartes y su reducción metodológica; ni la presencia de la duda metodológica pueden morder a esta convicción demoledora: duelo,luego existo, decimos sin saberlo cuando somos presas de la enfermedad.

Pero en realidad no es éste el tema principal de nuestra reflexión; lo que verdaderamente queremos reflexionar en voz alta es un asunto perteneciente a otra dimensión filosófica del dolor; tal vez no muy importante,pero ya saben cómo funciona la mente de los filósofos:al igual que los perros sabuesos,encuentran raras pistas y no pueden descansar hasta que las siguen y las agotan.Se trata de la siguiente reflexión: ¿Qué piensan los seres humanos que producen intensísimos dolores a otros?¿Qué piensan los verdugos del género humano? Expresado de otra forma: cuando hacemos Antropología Filosófica presentamos todas las cualidades de la especie humana y la subimos hasta el primer lugar del podium,para recibir su medalla olímpica. A la izquierda quedan en el segundo puesto las especies animales,y en el tercero,las especies vegetales.Pero ¿cómo encontrar un lugar,dentro de la Antropología Filosófica, para los seres humanos productores de dolor,de destrucción,de horrores casi inimaginables?.¿Qué hacer con ellos,cómo clasificarlos filosóficamente? O si me permiten plantear el problema más brutalmente: ¿es indiferente para definir a un ser humano el hecho de que sea un San Francisco de Asís o un verdugo de Ausschwitz?

El trabajo podría parecer propio de la Psicología. Pero, en primer lugar, la Psicología se ha separado de la filosofía hace muy poco y nunca podrá prescindir de ella,si quiere decir algo serio.En segundo lugar, el problema va más allá de la Psicología. No sólo se trata de saber qué sienten ahora los verdugos,al cabo de los años,o por qué hicieron lo que hicieron,sino ¿cómo podemos definir al ser humano, si todos somos en potencia productores de tales horrores?.

Para poder iniciar una respuesta a mis preguntas, voy a utilizar un libro llamado Nacidos culpables, Hijos de familias nazis, de Peter Sichrovsky, hijo de una familia judía que emigró a Londres, y tras estudiar farmacia,química y filosofía, se dedicó como investigador independiente a escribir diversos libros (Ediciones Sámara,México,1991). De él tomo datos concretos y precisos que explican cómo reaccionaron al cabo de los años importantes protagonistas nazis de los horrores de la segunda guerra mundial.Tiene la ventaja este método de que no se trata de esfuerzos de autointrospección o recuerdos propios.

El libro se interesa por la generación siguiente a la de los nazis,se trata pues de los hijos de los nazis,pero a través de sus recuerdos,llegamos al conocimiento de lo que los nazis sobrevivientes vivieron en los años de la posguerra. Me voy a permitir resumir los resultados en unos pocos resultados,agrupados bajo un título común.

Los que siguieron festejando lo que habían hecho.

El protagonsita de este caso fue detenido en la posguerra en algún momento. Pero por falta de pruebas fue absuelto y vuelve a su casa.Su hija narra lo siguiente:

Trajeron cerveza por barriles enteros.Le festejaron la absolución[...] No quiero hablar aquí de lo que hizo durante la guerra;tal vez lo amenazaron,tal vez lo presionaron.Quién sabe qué hubiera hecho yo entonces.Pero,¿por qué celebrarlo? ¿Por qué adopra unaire como si el equipo de fútbol de casa hubiera ganado?(op cit pag 31/32).

Algunos años después supo esta persona que su padre había sido jefe de vigilancia en un campo de exterminio y que lo habían acusado de asesinato.Otro grupo lo forman:

Los admiradores de los nazis.

Digan lo que digan sobre los nazis,una cosa es cierta: se veían formidables [...] Tu padre era un hombre guapo,alto,orgulloso,y cuando lucía el uniforme,ninguna se podía resistir (pag 47).

Así habla la abuela de otra joven que narra su experiencia.La misma señora añade:

Y a los judíos había que aniquilarlos o de lo contrario habrían aniquilado a Alemania(ibidem).

Los que vivieron un nuevo comienzo.

El relator de este caso es un hombre de 36 años,quien dice lo siguiente:

Mis padres huyeron a Sudamérica.Nuevo nombre.Nuevo pasaporte. Nuevo comienzo en el mundo libre.Pero no en forma anónima... Entre puros amigos y compañeros de armas... (pag 57).

¿Qué había hecho el padre de este joven?.

Nada hizo él. Nada hizo ella. Después de todo, ¿qué había de particular en todo ello? Conducir el camión a la aldea polaca. Llenar el camión con judíos. Llevárselos al cementerio, las mujeres de un lado, los hombres de otro. Los hombres excavan una larga fosa mientras las mujeres y los niños se desvisten y acomodan su ropa y sus adornos... Una vez, una sola vez , estaba mi padre tan borracho, que habló de lo terrible que había sido tener que fusilar a los niños uno por uno con la pistola, porque los estúpidos soldados habían disparado demasiado alto con la ametralladora...(57).

Los que estaban llenos de miedo.

Cuando murió el padre de la siguiente informante,cuyo testimonio recogemos,la madre se decidió a hablarle de lo que su padre había hecho:acarreos de judíos,acarreos ferroviarios a los campos de exterminio.La joven comenta así:

Nunca quiso lo malo,pero tenía pavor a hacer algo bueno,que pudiera estar ligado a la más mínima resistencia contra los de arriba. Creo que sencillamente no reconocía la diferencia entre lo bueno y lo malo.

Los siguientes grupos,que vamos a resumir en breves frases son:los que afirmaban:tenía que ser así.Los que niegan que hubiera pasado algo especial. Los que rechazan absolutamente ninguna culpabilidad, puesto que los muertos eran gentuza, que no merecían ningún respeto. Los que hablaban de que fue un error. Hay un caso especial que merece un comentario más detenido.Es el caso de un afamado médico nazi. Como médico participó activamente en las SS.Solía decir,que fueron en realidad los médicos quienens mantuvieron fidelidad al partido desde el principio. Conceptos como raza,pueblo,espacio vital,eugenesia,conservación de la raza y racismo,tenían un origen médico.Este hombre afirmaba:

El médico protege,conserva y prolonga la vida de los hombres.El médico nacionalista lo hace además, si es preciso,a costa de la vida de otro[...] El pueblo alemán era para él un organismo,un cuerpo único y como médico tenía la misión de protegerlo contra la enfermedad y la desgracia,eliminar lo patológicamente perturbador y realizar investigaciones para preparar ese cuerpo para el futuro(pag 151).

El problema que estudiamos hoy no depende de estadísticas;no es necesario saber si fueron mayoría,o cuántos fueron exactamente. Nos basta con esto:muchos no aceptaron nunca haber hecho algo culpable.No sintieron que tenían que reasponder ante algo o alguien.Siempre hay psicólogos de buen corazón,que buscarán explicaciones como : "así hablaban en la superficie,pero en el fondo tal vez sí lo reconocían". Así hablaban muchos de mis profesores en la época del existencialismo. Ese terreno del "quizás" me parece poco firme. Sobre todo cuando va directamente en contra de testimonios claros.

Desde el punto de vista filosófico,se abre una perspectiva clara y feroz: la crueldad es una forma de realización humana. El hombre es un ser inacabado.Todo organismo vivo cuando nace tiene ya su tarea determinada; sabe lo que tiene que hacer. El hombre no lo sabe; por eso se le educa o al menos se trata de domarlo, pero la posibilidad de la crueldad,de gozar con el dolor infligido a otro es una realidad latente. Lo advirtió Hegel atinadamente. Si defendemos la libertad como valor absoluto, abrimos la puerta al terror absoluto.

(Mesa redonda en EL COLEGIO DE MICHOACAN, 1 de julio de 1999)

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