EL GRAN DEBATE: ESENCIALISMO VS. CONSTRUCCIONISMO

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 Paula C. Rust

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 Este artículo salió publicado en "Primer paquete informativo sobre bisexualidad en castellano", Escrita en el Cuerpo, Archivo y Biblioteca de lesbianas, mujeres bisexuales y diferentes, 1998. Y en Rust, Paula C.: "Bisexuality and the Challenge to Lesbian Politics. Sex, Loyalty and Revolution"; New York University Press: New York, 1995. Traducción: Alejandra Sardá.

 

 Uno de los debates fundamentales que se dan entre los cientificos sociales que estudian la sexualidad es acerca de si la orientacion sexual es esencial o construida. En el discurso politico y social, nos hemos acostumbrado tanto a referirnos a las personas como lesbianas, gays o heterosexuales que ya no nos preguntamos si puede haber o no otra manera de comprender nuestra diversidad sexual. Muchos historiadores sostienen, sin embargo, que el concepto de tipos de personas que se definen a partir de sus deseos o conductas sexuales es reciente. La palabra "homosexual" fue acunada en 1869 por Benkert. Antes de fines del siglo XIX, hubo personas que tuvieron relaciones, se sintieron atraídas y se enamoraron de gente de su mismo sexo, pero los historiadores nos dicen que a esas personas no se las puso en ninguna categoría determinada ni se las considero como un "tipo" especial debido a su conducta o sentimientos. Simplemente, manifestaban una de las muchas formas de conducta sexual posibles para los seres humanos, así como hoy en ida se puede tener relaciones sexuales con personas de ojos marrones o de ojos azules, e incluso preferir a las de cierto color de ojos, sin que eso implique ser ubicada/o en una categoría determinada y pertenecer a un tipo de persona según el color de ojos que prefiera en sus parejas sexuales.

En otras palabras, la historia de la sexología afirma que las categorías "lesbiana/gay" y "heterosexual" son construidas por la sociedad. Hemos creado esas categorías, y nos ubicamos en ellas sobre la base de nuestras conductas y sentimientos, así como ubicamos a las demás personas. Esto no significa que nuestros deseos sean artificiales o que los hayamos fabricado nosotros; significa que interpretamos nuestros deseos usando los conceptos y las posibilidades que nuestra cultura nos facilita y que percibimos nuestros deseos como indicación de la clase de personas que somos. Esto tampoco significa que no existan lesbianas, gays y heterosexuales. Existimos, por cierto, pero existimos porque hemos llegado a pensarnos de esta manera. Una casa no es menos real por el hecho de haber sido construida; necesitamos abrigo, y construir una casa es una buena manera de proporcionarnos ese abrigo. Cuanto más tiempo vivimos en una casa y cuanto más cómodos nos sentimos en ella, más difícil nos resulta imaginar un tiempo en el que esa casa no existía.

Los esencialistas, por el contrario, creen que la orientacion sexual o el deseo sexual son características intrínsecas a la persona. Una "esencia" es algo real en sentido absoluto; algo que existe aun en la ausencia de toda interpretación cultural. La esencia es lo que veríamos si pudiéramos eliminar todos nuestros prejuicios y deformaciones culturales. Cuando hablamos de "descubrir" nuestras sexualidades, estamos pensando en términos esencialistas porque asumimos que hay algo que existe dentro nuestro desde antes que pudiéramos conocerlo. Cuando decimos que somos lesbianas, gays o heterosexuales, esta implícito que tenemos una esencia lesbiana, gay o heterosexual, es decir, que somos un tipo particular de persona que tiene un tipo particular de esencia sexual. Al decir eso, creamos un lazo entre nosotros y otras personas que tienen la misma esencia porque nos ubicamos juntas en una misma categoría. Al mismo tiempo, ponemos énfasis en lo que nos diferencia de quienes tienen otras esencias al nombrarnos de una manera diferente y al poner a esas personas en otra categoría.

 

Modelo Dicotómico de Sexualidad

La palabra "heterosexual" comenzó a usarse después que la palabra "homosexual", y originalmente significo una persona que sentía atracción por ambos sexos. Alrededor de 1890, paso a significar una persona que se siente atraída por personas de un sexo distinto del suyo, y de ahí en mas, los cientificos y el publico reconocieron dos tipos de personas sexuales que son esencialmente distintos entre sí. Zinik (1985) llamo a este modelo dicotómico de la sexualidad esencial el "modelo de conflicto", porque en él la homo y la heterosexualidad se piensan como estados del ser contradictorios y diferentes. En otras palabras, se cree que la atracción hacia las personas del mismo sexo y la atracción hacia las personas de otro sexo son cualitativamente diferentes, no pueden coexistir en la misma persona o -si lo hacen- entran en conflicto. En este modelo, no pueden existir personas verdaderamente bisexuales o, si existen, viven luchando entre su deseo por la gente de su mismo sexo y su deseo por la gente del sexo opuesto.

El primer cuestionamiento importante a este modelo dicotómico y de conflicto de la sexualidad surgió en 1948 y en 1953, cuando Alfred Kinsey y sus colegas publicaron dos estudios de la conducta sexual que significaron toda una revolución: Conducta Sexual del Varón y Conducta Sexual de la Mujer. Basándose en un estudio en el ámbito nacional (EEUU) de hombres y mujeres, Kinsey y sus colegas anunciaron que un 28% de las mujeres habían experimentado alguna vez respuestas eróticas frente a otras mujeres, que un 37% de los hombres habían tenido experiencias eróticas culminadas en orgasmo con otros hombres en edades posteriores a la adolescencia, y que otro 13% de los varones habían manifestado respuestas eróticas frente a otros hombres aunque nunca habían llegado a mantener relaciones sexuales con ellos. Estas cifras tuvieron un fuerte impacto tanto sobre otros cientificos como sobre el publico, que había dado por sentado que la homosexualidad era un fenómeno muy infrecuente. Las personas que se sentían atraídas por otras de su mismo sexo descubrieron que no estaban para nada solas. Comenzaron a buscarse y pronto fundaron organizaciones como las Hijas de Bílitis y la Sociedad Mattachine.

Lo más sorprendente tal vez haya sido la prevalencia de conducta bisexual entre quienes respondieron al cuestionario de Kinsey y sus colegas. Solo entre un 0.3 y un 3% de las mujeres (entre 20 y 35 anos, y dependiendo de su estado civil) y un 4% de los hombres (en edades posteriores a la adolescencia) eran exclusivamente homosexuales, lo que llevo a la conclusión de que entre el 25 y el 28% de las mujeres, así como el 46% de los hombres habían manifestado respuestas eróticas o habían tenido actividad sexual con ambos sexos. Entre las mujeres solteras, de un 4 a un 8% referían haber tenido experiencias sexuales mas que incidentales o respuestas eróticas tanto con mujeres como con hombres -un porcentaje mayor al de homosexuales exclusivas. Kinsey y sus colegas crearon la llamada Escala Kinsey para describir la variedad que encontraron en las vidas físicas y psíquicas de sus sujetos. En esta escala de 7 puntos, el O indica a una persona cuyas experiencias y respuestas eróticas son enteramente heterosexuales; el 6 indica a una persona cuyas experiencias y respuestas eróticas son enteramente homosexuales, y los números del 1 al 5 representan variados grados de respuesta frente a personas de ambos sexos. Este modelo de sexualidad se considera una superación del modelo de conflicto, porque permite acomodar la variada gama de conductas sexuales humanas y de respuestas eróticas que descubrieron Kinsey y sus colegas.

Pocos anos después de los estudios Kinsey, Evelyn Hooker demostró que los psicólogos clínicos no podían diferenciar entre tests proyectivos de personas homo y heterosexuales, demostrando así que el primer grupo no exhibía signos de patología mayores que el segundo (1957,1958). Sin embargo, por los siguientes quince anos los psiquiatras siguieron considerando a la homosexualidad como una enfermedad mental, y los cientificos motivados por el deseo de prevenirla intentaron averiguar sus causas. Las mujeres y hombres homosexuales continuaron ocultándose en un mundo en penumbras formado por bares y organizaciones homofílicas secretas.

Las revueltas que tuvieron lugar en el bar Stonewall, de Greenwich Village, New York, en junio de 1969 marcaron el comienzo simbólico de una nueva conciencia lésbica y gay. Las lesbianas y los gays ya no estaban dispuestas/os a tranquilizar a la sociedad heterosexual y a evitar las persecuciones ocultándose; comenzaron a demandar abiertamente la aceptación civil y los derechos civiles. Al verse frente a lesbianas y gays que hablaban en voz alta, los cientificos sociales -entre quienes había lesbianas y gays, también- rechazaron el punto de vista patologizante de la homosexualidad y produjeron una explosión de investigaciones sobre lesbianas y gays. Antes de 1969 el numero de artículos listados en la revista Resúmenes de Sociología bajo el titulo de "homosexualidad" en cualquier ano jamas había sido mayor que cinco. En 1973 aumento a trece, y luego fueron veintiocho en 1977, treinta y nueve en 1979 para estabilizarse alrededor de cuarenta en la década del '80. La mayoría de esos artículos eran sobre gays, y los pocos que incluían lesbianas lo hacían para compararlas con ellos. La palabra "lesbianismo" como titulo temático no apareció hasta 1968, y el numero de artículos listado en el recién llego a trece en 1983.

Quienes investigaron en los '70 hicieron preguntas muy diferentes de las que se habían formulado en las décadas anteriores. En lugar de preguntar que produce la homosexualidad, los cientificos sociales comenzaron a hacer preguntas como "¿Qué es la homofobia y que la produce?", "¿Cómo afecta el heterosexismo las vidas de gays y lesbianas?", "¿Que es el proceso de asumirse?" y "¿Cómo son las comunidades de gays y lesbianas, como hace la gente para encontrarse allí, y que clase de estructuras sociales existen en ellas?". En otras palabras, los investigadores desviaron su atención de las lesbianas y gays como "problema" para comenzar a definir la homofobia y el heterosexismo como problemas. Comenzaron a hacer preguntas que las mismas lesbianas y los mismos gays podían hacerse, en lugar de hacer las preguntas para las que los homofóbicos querían respuestas. Comenzaron a estudiar a las lesbianas y a los gays como a personas que vivían en mundos sociales, en lugar de verlos como especímenes de laboratorio. En los '80 muchos cientificos sociales dirigieron su atención al SIDA.

A partir de los '70, y mucho más en los '80 y comienzos de los '90, se fue haciendo evidente que tanto el modelo convencional, de conflicto, de la sexualidad, como la escala Kinsey, eran inadecuados para describir la complejidad de la sexualidad humana. Nuevas investigaciones confirmaron los hallazgos de Kinsey y sus colegas de que la conducta bisexual es más común que la homosexual, sobre todo cuando se considera la conducta sexual de una persona a lo largo de toda su vida, y que la capacidad erótica bisexual es todavía más común que la conducta bisexual en sí. Una serie de investigaciones de Blumstein y Schwartz (1974-1977) revelo que con frecuencia la conducta sexual no se corresponde con la identidad sexual, y que las personas exhiben una considerable variedad de conductas y de identidades sexuales a lo largo de sus vidas, produciendo conductas que se podrían definir como bisexuales cuando se toma en cuenta la conducta o los sentimientos a lo largo de toda la vida.

La necesidad de un modelo mas sofisticado de sexualidad quedo dramáticamente demostrada durante el "pánico de las muestras de sangre" que se produjo a mediados de los '80. En Centro de Control de las Enfermedades, basándose en informes tempranos que revelaban que la mayoría de casos de SIDA se habían encontrado entre los varones homosexuales, llego a la conclusión de que los "gays" corrían el mayor riesgo de contraer la enfermedad y dirigió todos sus esfuerzos educativos hacia ellos. Lo que no tomaron en cuenta, sin embargo, que el hecho de que la conducta y la identidad no siempre coinciden, y que es la conducta de la persona, no su identidad sexual, la que determina su riesgo frente a la posibilidad de infectarse con VIH. Tampoco tomaron en cuenta la prevalencia de las conductas bisexuales. Muchos hombres que estaban teniendo relaciones sexuales con otros hombres eran casados y se consideraban a sí mismos hetero o bisexuales, no gays. Los mensajes sobre el sexo seguro dirigidos a la comunidad gay no llegaron nunca a esos hombres. Este error de comunicación, con posibles consecuencias fatales, se produjo porque los cientificos no cuestionaron el modelo simplista de sexualidad en el cual existen solo dos tipos simples de personas: hetero y homosexuales.

 

Nuevos modelos

Los cientificos sociales trabajaron para desarrollar modelos mejorados de orientacion sexual que reflejaran lo que se iba descubriendo sobre el tema. Muchos de esos modelos modificaron la Escala Kinsey. Por ejemplo, en 1978 Bell y Weimberg usaron dos escalas de siete puntos, una que representaba los sentimientos sexuales y la otra las conductas. La modificación más compleja a la Escala Kinsey es la Grilla de Orientacion Sexual Klein (KSOG), en la que las personas se califican a sí mismas en 21 escalas de siete puntos (1985). Esa escala mide el puntaje pasado, presente e ideal de los sujetos en siete componentes de la orientacion sexual: atracción, conducta, fantasías, preferencia emocional, preferencia social, auto-identificación y estilo de vida.

Otros teóricos propusieron modelos de orientacion sexual en los cuales se suma a la homo y la heterosexualidad una tercera forma de sexualidad. Un primer modelo alternativo al dicotómico fue el de Feldman y MacCulloch (1971), que distinguía entre preferencia homosexual primaria y secundaria. Ellos definían como "homosexuales primarias/os" a quienes jamas en su vida se habían excitado con alguien del otro sexo, aunque hubieran tenido conductas heterosexuales para mantener las apariencias. Las/os "homosexuales secundarias/os" eran quienes si habían sentido excitación con personas del otro sexo y habían tenido conductas heterosexuales. En este modelo son evidentes los ecos de la Escala Kinsey, en cuanto las/os homosexuales "primarias/os" parecen ser "mas homosexuales" que las/os secundarias/os. En 1984 Feldman sugirió que las/os homosexuales primarias/os y sus contrapartes heterosexuales se corresponden mucho con los 6 y 0 de Kinsey, mientras que las/os homosexuales secundarias/os son Kinseys 1 a 5. Mac Donald en 1981 se refirió a la tercera orientacion sexual posible como "bisexualidad" y la penso como una combinación de homo y heterosexualidad. Definió a las/os bisexuales como personas que "pueden tener actividad sexual placentera con personas de ambos sexos o reconocer que desearían hacerlo". Sostuvo que la bisexualidad es una forma especifica de orientacion sexual y que los investigadores deben reconocerla como tal.

Brierley, en cambio, rechazo la idea de que la bisexualidad, la heterosexualidad y la homosexualidad son diferentes formas de sexualidad. Según él, las personas tienen numerosas dimensiones psicológicas y de conducta que forman un sistema que tiende a una homeostasis (equilibrio) particular -en las "personalidades bien integradas". Algunos elementos de ese sistema, como la identidad de genero, son centrales y por lo tanto más resistentes al cambio a medida que el sistema se adapta para "mantener su estabilidad y oponerse a las restricciones que le imponen desde el exterior". Esas adaptaciones del sistema producen relaciones entre la identidad, la conducta y otras dimensiones de la personalidad que son únicas para cada individuo. No hay, por lo tanto, "un homosexual" o "un heterosexual"; a lo sumo hay algunas personas que tienen las características que asociamos con esas categorías.

Algunos teóricos resucitaron el concepto freudiano de la "bisexualidad inherente". Freud había dicho que los seres humanos nacen sexualmente indefinidos y que las preferencias por los objetos sexuales se desarrollan en la infancia. Él pensaba que "todos los seres humanos son bisexuales por naturaleza, de acuerdo con su historia filogenética y ontogenética". Si la bisexualidad se piensa como un potencial humano universal, entonces seria la condición original de la que tanto la homo como la heterosexualidad son variaciones. Esto representa un alejamiento significativo del concepto de esencias homo y heterosexuales diferenciadas, en el que la bisexualidad aparece como una combinación de ambas o un conflicto sin resolver entre ambos estadios del ser.

Basándose en la noción de bisexualidad como potencial humano universal, Fritz Klein (1978) penso la bisexualidad como el potencial para "un cien por ciento de intimidad". La bisexualidad, en este sentido, es "el estadio más complejo de relacionamiento sexual con las personas" y tiene que ver con "conductas integrales" y tolerancia frente a la ambigüedad, en oposición a los limites que tanto la homo como la heterosexualidad ponen a las conductas y a los sentimientos. Entonces, en lugar de una combinación de homo y heterosexualidad, la bisexualidad es para Klein, una forma cualitativamente diferente de relacionarse con la gente que se caracteriza por la apertura mas que por las limitaciones.

Algunos teóricos han cuestionado la convención centenaria por la que se define la orientacion sexual en términos del sexo biológico o del genero del objeto sexual elegido. DeCecco y Shively (1983/4) proponen que la atención de los cientificos tome la relación sexual como objeto de análisis y deje de lado al individuo. Otros autores proponen que los cientificos sociales dejen de poner énfasis en las características biológicas de las personas que se están relacionando, retrocedan un poco y se pregunten que características sirven para definir un encuentro sexual para quienes participan en él. Kaplan y Rogers dicen que, si bien el sexo biológico es un factor importante para elegir pareja, aunque no sea mas que por el énfasis que la sociedad pone en él, otras características relacionadas con el genero también influyen porque los genitales de las personas no son lo primero que vemos de ellas. Ross da un paso mas y dice que tal vez las personas elijan sus parejas sexuales de acuerdo a cierto numero de características, entre las cuales en sexo biológico puede ser mas o menos importante. En 1992, Ross y Paul afirmaron que las personas bisexuales se pueden pensar como aquellas para quienes el sexo biológico es un dato comparativamente menor a la hora de elegir sus parejas sexuales, en oposición a homo y heterosexuales, quienes "han sucumbido a la presión social que les exige adoptar una orientacion sexual exclusiva y estable".

Los teóricos que abogan por abandonar las definiciones de orientacion sexual basadas en el sexo o en el genero, con frecuencia dicen que hacer investigaciones sobre personas bisexuales resultara particularmente útil para desarrollar un nuevo modelo de sexualidad. En las personas bisexuales, otras características que son importantes para elegir una pareja no se ven opacadas por una elección exclusivamente sobre la base del genero. Por lo tanto, esas otras características probablemente resulten mas fácilmente identificables y estudiables entre bisexuales que entre homo o heterosexuales.

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