EFECTOS DE LAS ÁREAS URBANAS SOBRE LOS RECURSOS Y EL AMBIENTE

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¿Qué es urbanismo?

Urbanismo es un conjunto de medidas técnicas, administrativas, económicas y sociales que se refieren al desarrollo armónico, racional y humano de los poblados.

Urbanizar es convertir un terreno en poblado abriendo calles y dotándolo de luz y otros servicios municipales. Es decir, convertir en poblado una porción de terreno dotándolo de servicios, como calles, pavimento, agua, electricidad, recolección de basura, sistema de relleno sanitario, alumbrado, abastecimiento de alimento, alcantarillado, pavimento, escuelas y hospitales.

Cualquier plan urbano altera el ambiente, cuando éste es irregular y desmesurado, la afectación es muy seria y en la mayoría de los casos, irreversible.

Generalmente, las ciudades dan la impresión de autosuficiencia, eficiencia e independencia de los procesos naturales, pero no son autosustentables. La mayoría de las ciudades modernas utilizan recursos de manera muy ineficiente, desperdiciando mucha energía y produciendo contaminación del aire, del agua, del suelo y desechos sólidos peligrosos. Esto debido principalmente, a que atiende de preferencia el aumento en el crecimiento económico a corto plazo y con muy poco interés en las consecuencias ambientales y económicas a largo plazo de dicho crecimiento.
A medida que crecen las áreas urbanas sus necesidades de entradas de recursos y salidas de contaminación, producen crecientes demandas en las fuentes de agua, cada vez más distantes, bosques, cultivos, pastizales, áreas silvestres y otros ecosistemas.

Un área urbana requiere para sostener a su población y sus actividades económicas, agua potable, alimentos, combustibles, aire limpio y otros servicios de donde se deriva una gran cantidad de desechos. Hay que pensar, al menos, en las grandes cantidades de agua potable, alimentos y combustibles que se consumen y en las grandes cantidades de desechos que se producen en una de las grandes ciudades del mundo. Por ejemplo, se estima que en un día, en una ciudad con un millón de habitantes en un país desarrollado se consumen 625,000 toneladas de agua potable, 2000 toneladas de combustible y 2000 toneladas de alimento y se producen 500,000 toneladas de aguas negras, 950 toneladas de contaminantes del aire y 9500 toneladas de desechos.

 

Vegetación. Generalmente, en las áreas urbanas hay escasez de árboles, arbustos y otra vegetación natural. La gente ignora o se olvida que la vegetación produce el oxígeno que respiramos, ayuda a refrescar el aire cuando se evapora el agua de sus hojas, amortiguan el ruido, proporcionan hábitats silvestres y placer estético. Se dice que: las ciudades son sitios donde se talan árboles y luego les ponen su nombre a las calles.
En 2003 la FAO informó que la superficie de los bosques en México se había reducido de 61.5 millones de hectáreas a 55.2 en el período de 1990 a 2000. En las últimas décadas, la cobertura producto de la acción humana como los cultivos y pastizales cultivados tiende a incrementarse mientras que la cobertura vegetal primaria tiende a decrecer.

Microclima urbano. La urbanización altera el clima local y, a veces, el regional. Las temperaturas, la precipitación y la nubosidad media son generalmente más altas en las áreas urbanas que en las zonas rurales vecinas. Los automóviles, las fábricas, el alumbrado, los sistemas de calefacción y la gente en las ciudades producen grandes cantidades de calor que son arrojadas a la atmósfera. Además, los edificios altos, las calles pavimentadas y las zonas de estacionamiento absorben grandes cantidades de calor que obstruyen el paso de los vientos refrescantes. Al agua de lluvia se escurre rápidamente, lo que evita que se consuma calor en la evaporación del agua y enfriar el aire. Este efecto microclimático se conoce como isla urbana de calor. También favorecen las inversiones térmicas.

La isla urbana de calor genera patrones de circulación del aire que forman una cúpula (domo) de polvo sobre la ciudad, el que atrapa contaminantes, principalmente partículas en suspensión, en las áreas urbano-industriales, las que pueden incrementar las concentraciones de partículas hasta mil veces más que en una zona rural. Un frente frío fuerte puede romper la cúpula y disminuir los niveles de contaminación urbana.

 

Agua, escurrimiento e inundaciones. A medida que crecen las ciudades aumentan las demandas de agua potable, la necesidad de perforar pozos para extraer el agua subterránea y de construir conductos y depósitos para aguas negras. El desmedido consumo y la enorme transferencia de agua a las áreas urbanas disminuyen las reservas de las zonas rurales y el agua subterránea.

La construcción de edificios, viviendas y la pavimentación de grandes áreas evita que se infiltre el agua de lluvia en esos terrenos y se recuperen los mantos freáticos. En vez de eso, el agua se escurre rápidamente y se descarga hacia el sistema de drenaje contribuyendo a la contaminación del agua y las inundaciones en las ciudades y las áreas ubicadas en zonas más bajas.

Las llanuras son los terrenos considerados de primera para la urbanización porque son planas, accesibles, cercanas a ríos y fáciles de desarrollar centros urbanos. Como las zonas urbanas tienen concentraciones grandes de población y construcciones, generalmente, sufren más daños por inundaciones que las zonas rurales.

Como muchas de las grandes ciudades del mundo están construidas en zonas costeras, algunos especialistas consideran que en este siglo se inundarán unas de estas ciudades debido a que el efecto invernadero está incrementando la temperatura atmosférica media.

 

Contaminación por el ruido. En la audición normal se pueden captar sonidos con frecuencias entre 16,000 y 20,000 ciclos por segundo (Hertz o HZ). Al rebasar estos límites pueden quedar dañadas las células sensoriales ocasionando la pérdida permanente de la capacidad de oír sonidos por encima de una cierta frecuencia de sonido. La exposición continua a ruidos excesivos puede conducir a la sordera.

Contaminación por ruido es cualquier sonido no deseado que altera, perjudica o interfiere la audición, origina estrés e impide la concentración y eficiencia en el trabajo o es causa de accidentes.

Para medir la presión acústica se usa el decibelímetro cuya unidad es decibel (dB). Generalmente, la presión acústica se aprecia para sonidos de tono alto a los que las personas son más sensibles; se expresan en la escala llamada de decibel-A (dB-A). Como la escala de presión del sonido es logarítmica, por cada ascenso de 10 dB la presión acústica aumenta 10 veces. Por ejemplo, una elevación de 60 dB-A (conversación en un restaurante) a 90 db-A (camión con motor diesel) representa un aumento de 1000 veces (10x10x10) en la presión acústica sobre el oído.

La presión del sonido se vuelve nociva a unos 75 dB-A; dolorosa alrededor de 120 dB-A; ruptura del tímpano a 150 dB-A y a 180 dB-A puede causar la muerte. La exposición creciente al ruido acelera el patrón normal de pérdida de la capacidad auditiva.

Desechos sólidos y contaminación del aire, del agua y del suelo. Generalmente los habitantes de una zona urbana están sujetos a niveles de contaminación más altos que los de las zonas rurales. Sin embargo, algunos contaminantes producidos en las zonas urbanas son arrastrados por los vientos y por el agua a zonas rurales y silvestres provocando serios problemas de salud humana y ambiental.

La falta de aseo, el desorden y la basura generan grandes problemas en los barrios clandestinos porque no tienen servicios de salud y de recolección de basura y desechos sólidos, lo que favorece la proliferación de roedores, transmisores de enfermedades.

Se estima que entre el 50 y el 80 % en peso de la contaminación urbana del aire es causada por los automotores y que la contaminación por smog es cotidiana en las grandes ciudades del mundo. Otras fuentes de contaminación del aire son las fábricas que usan combustibles fósiles.

Con relación a la contaminación del agua hace falta la construcción de más plantas de tratamiento de aguas negras y de tratamiento de desechos para reducir los contaminantes del agua y del suelo. En los países desarrollados se están construyendo algunas plantas de tratamiento de aguas contaminadas pero en los países subdesarrollados son pocas las plantas de tratamiento de aguas negras y además hay poco interés y recursos para construir, operar y mantener los sistemas de tratamiento para sus poblaciones urbanas que crecen rápidamente y sin control.

Se estima que alrededor de 200 millones de personas en las ciudades de países subdesarrollados que no cuentan con agua potable segura, por lo que se ven forzados a consumir agua contaminada por lo que sufren de enfermedades bacterianas como difteria, cólera, tifoidea, disentería, gastroenteritis, hepatitis infecciosa, y la poliomielitis (viral) por lo que la mortalidad infantil es alta. De hecho, se estima que el 35% de las enfermedades que se presentan en México, tienen un origen ambiental.

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