ANTROPOVISIÓN DE LA ECONOMÍA GLOBAL

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Miguel Agustín Romero Morett

Departamento de Filosofía, Universidad de Guadalajara

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Resumen.

A diferencia de la filosofía clásica que considera la dignidad humana como derivada de una naturaleza espiritual y subsistente, la visión antropológica de la economía global identifica la valía del hombre como resultado, tanto de su participación en los procesos productivos, de comercialización y consumo, como de su intervención en los procesos preliminares de generación de conocimiento puro con fines mercadotécnicos, lo que ha definido al hombre como un vendedor de su fuerza de trabajo en competencia permanente con los demás y le ha obligado a asumir características de multihabilidades, simbolización y pérdida de valores éticos y políticos; el resultado, que ya ahora mismo se aprecia, es de individualismo en un mundo interdependiente; de agotamiento y ansiedad por la interminable carrera de la competitividad, la competencia y la superación del poder adquisitivo; y de creación del nuevo hombre marginal.

En esa competencia, cada hombre se haya sometido a una dinámica de adquisición, desarrollo y reciclaje de multihabilidades y conocimientos, de incorporación de valor agregado a los productos de su trabajo; de establecimiento de niveles de calidad como parámetro del hombre; así como de bdsqueda de espacios de un desarrollo, que, paradógicamente, carece de fronteras territoriales y posibilidades pero, que, en la práctica, se haya constreñida por el excedente mundial de mano de obra y por accesos sumamente limitados a los niveles de formación requeridos por el mercado de trabajo.

Dicho mercado está en manos de las corporaciones trasnacionales, las cuales conforman un escenario económico, social y político en el que los ciudadanos, como tales, quedan reducidos en su voluntad, pues los gobiernos anteponen las presiones de aquéllas y de los organismos financieros mundiales a las necesidades de la población. En el contexto de tales limitantes se manifiesta el predominio de una ética de la ganancia que se expresa en la injusticia de la polarización de posibilidades reales de acceso al bienestar derivado de la economía global.

Por otra parte, la economía global ha generado un hombre simbólico creador, interpretador, receptor, consumidor, modificador y corruptor de la semiótica de la tecnología y de la sociedad, y cautivo de su propia creación, ahí donde la totalidad de los procesos humanos importantes están codificados y procesados en sistemas de cómputo: las finanzas, la política, la educación, el comercio mundial, con las enormes ventajas de acceso y registro casi inmediato de los datos, y los graves riesgos de pérdida y alteración de la información por causas tecnológicas y humanas diversas.

La expresión más contemporánea del hombre simbólico es la transcultura, ¿o deberíamos decir monocultura? de las redes mundiales de información y comunicación, lo mismo que la tecnología de la realidad virtual, que cancela fronteras entre lo dado en sí mismo y lo construido como ente de razón; así se ha generado el hombre de la epistemología que construye la realidad y que obliga a cada hombre a vivir en la eterna y casi siempre infructuosa alerta de los avances.

Este hombre simbólico, de la transcultura y de la realidad virtual es, a la vez, el hombre de la comunicación abierta al mundo, pero mediatizado, en la propia comunicación consigo mismo, ahí donde la reflexión, la meditación, la introspección y la oración o no son posibles o son indefinidamente postergados.

Y, como en el caso del escenario político descrito, y del hombre que no puede acceder a la riqueza de la semiótica social, el resultado final de la dinámica de la economía global se sitda en la concepción del hombre marginal; marginal de los niveles educativos requeridos, de la participación activa en los procesos productivos y de los mercados de trabajo, en una perspectiva altamente halagadora para algunos, pero muy agobiante para muchos.


1. Presentación y Objetivo de la ponencia.

El objetivo general del presente trabajo consiste en reflexionar en torno a la visión antropológica de la economía global. Pretende, por lo consiguiente, dar respuesta a las siguientes preguntas: ¿Cómo entiende al hombre la economía globalizada? ¿Cómo el hombre se inserta en el marco de la producción mundial? ¿Cuáles son los valores que la economía global exige que el hombre asuma y cuáles que abandone?


2. Planteamiento de la tesis:

A diferencia de la filosofía clásica que considera la dignidad humana como derivada de una naturaleza comdn espiritual y subsistente, la visión antropológica de la economía global identifica la valía del hombre como resultado, tanto de su participación en los procesos productivos, de comercialización y consumo, como de su intervención en los procesos preliminares de generación de conocimiento puro con fines mercadotécnicos, lo que ha definido al hombre como un vendedor de su fuerza de trabajo en competencia permanente con los demás y le ha obligado a asumir características de multihabilidades, simbolización y pérdida de valores éticos y políticos; el resultado, que ya ahora mismo se aprecia, es de individualismo en un mundo interdependiente; de agotamiento y ansiedad por la interminable carrera de la competitividad, la competencia y la superación del poder adquisitivo; y de creación del nuevo hombre marginal.

Para dar respuesta a la interrogantes planteadas y desarrollar la tesis central, el documento se estructura a partir de los siguientes puntos: las características generales de la economía global; y los rasgos cognitivos, axiológicos y operativos del hombre de la economía global.


3. Rasgos generales de la economía global.

El capitalismo, tal como hoy se conoce y vive, ha sufrido importantes transformaciones que lo alejan en buena medida del capitalismo que tuvo su primer desarrollo en la revolución industrial inglesa. Este dltimo estuvo caracterizado por la explotación irracional de la naturaleza, por la depredación de los recursos del medio ambiente y la contaminación de tierra, aire y agua. Estuvo sustentado en la extracción de materias primas provenientes de las colonias situadas más allá de las fronteras europeas, en América, Africa y Asia. La producción en serie de las mercancías tenía su origen en las extensas jornadas laborales de adultos y jóvenes; y la fuente principal de la producción de riqueza se situaba en la industria.

El capitalismo de hoy mantiene los principios del viejo liberalismo económico y muchas de las prácticas tradicionales; pero en cambio, ha sufrido transformaciones de extraordinaria significación que han traído consigo alteraciones profundas en las relaciones económicas de todo el planeta. Sus características principales podrían resumirse de la siguiente manera:


3.1. El conocimiento como nueva fuente de riqueza.

Ni las materias primas, ni el capital, ni el trabajo, constituyen la principal fuente de riqueza del capitalismo contemporáneo, sino la producción de conocimiento, como lo demuestran las enormes ganancias de las corporaciones internacionales productoras de equipos de cómputo y comunicaciones, y de programas de uso generalizado para las mdltiples actividades intelectuales de la producción de bienes y servicios. La producción del hardware y software está fundamentada en los chips, dispositivos que sirven para procesar información y que contienen componentes electrónicos en miniatura, llamados semiconductores; los chips son pastillas mindsculas de silicio, un material comdn sumamente barato. La producción de estos instrumentos requiere de instalaciones industriales mucho menos complejas y costosas que, por ejemplo, las de la industria petrolera; las empresas de cómputo y comunicaciones son mucho más simples en equipamiento si bien, muy complejas en conocimiento y como resultado, mucho más rentables. No se quiere decir que carezcan de importancia las materias primas, como el petróleo, el cobre, la madera, o que no sean necesarios el capital y el trabajo; sólo que su significación se haya mediatizada por el factor del conocimiento científico y tecnológico. De tal suerte, los países, empresas e individuos que contindan apostando a la producción de materias primas, sin concederles el valor agregado de la manufactura derivada del conocimiento, estarán obteniendo, día a día, menores niveles de ingresos.

¿Qué se deriva de esta perspectiva? que el hombre en el que la economía global piensa, el mismo que puede alcanzar los derechos a participar del lado favorable de la economía global, la riqueza y el bienestar, es el hombre productor de ciencia, el investigador puro, aquél cuyo conocimiento puede capitalizarse para multiplicar la riqueza de las corporaciones trasnacionales mediante la comercialización de manufacturas. Y, a la vez, el que se vincula de diversas maneras a la producción, comercialización y aplicación de los adelantos científicos.

¿Qué más se infiere de esta perspectiva? que el conocimiento y su significado poseen una nueva dimensión de pureza que, no obstante, está alejado profundamente del amor por el saber de los antiguos; y del saber por la tecnología de los períodos de revolución industrial; la pureza del conocimiento tiene una dimensión de comercialización global.

El hombre se valora y revalora por su capacidad de producir conocimiento, pero en su insersión a los laboratorios farmacéuticos, a las industrias militares, a las empresas teconológicas y a las plantas de ensamblaje.

En esa perspectiva, el hombre de la economía global se ve inscrito en una carrera por el conocimiento, en una competencia de caza de información y en un proceso de reciclado de las habilidades; sólo que la carrera carece de meta, pues la ganancia radica en poder continuar compitiendo; tampoco existe una presa definida ni definitiva, sino piezas que sacian el hombre día a día; y, además, el reciclado siempre es transitorio, nunca definitivo. Con todo ello se preveé -y de hecho ya se percibe- un agotamiento a causa de los esfuezos por alcanzar títulos y documentos; o por poseer los equipos e instrumentos más actualizados; o por acceder a las novedades e innovaciones; ahí se sitdan los profesores e investigadores, los ejecutivos de las empresas y todo el que vende su fuerza intelectual de trabajo.


3.2.Especialización y multihabilidades.

La especialización laboral, centrada en la realización de sólo una parte pequeña del proceso productivo total caracterizó durante décadas al funcionamiento de las empresas; hoy día la tendencia se revierte y se busca que los trabajadores de todos los niveles posean multihabilidades que les permitan ubicarse en cualquier segmento del proceso productivo de bienes y servicios; esto es particularmente verdadero en las empresas productoras de conocimiento. De esa manera, a las habilidades administrativas deben añadirse las habilidades en el manejo de cómputo, las del procesamiento de información estadística y la elaboración de documentos. Ante el agotamiento de los nichos de mercado laboral, los trabajadores se ven obligados a retornar a las universidades y centros de instrucción técnica para reciclarse, como se ha señalado, y adquirir nuevos adiestramientos y conocimientos que los revaloren en el mercado de trabajo. Como se comprenderá, el contexto laboral se ha convertido, desde tiempo atrás, en una selva donde cada trabajador lucha por ubicarse y mantenerse, lo que acarrea, como actitud básica, un acentuado individualismo.

Dado el supuesto previo, el hombre de la economía global se haya capacitado y dispuesto a ubicarse en cualquier parte de la urdimbre productiva, lo cual acarrera enormes ventajas para las empresas, pues ninguno de los trabajadores se vuelve irremplazable y a ninguno hay que conceder atenciones y beneficios especiales con tal de conservarlo en la planta laboral. En cambio, cada trabajador se sumerge en la ansiedad de poseer mayores habilidades que revaloren su fuerza de trabajo en el competido mercado de trabajo; de esa manera, el hombre, en tanto trabajador, no posee más dignidad que su capacidad para incorporar valor agregado a cada parte del proceso productivo. El resultado de la competitividad hace de cada hombre un acentuado individualista, pues de que algo sepa y haga, a diferencia de los demás, puede depender su vigencia laboral.


3.3.La interdependencia económica de los países.

En los aspectos de producción, comercialización y financiamiento de los bienes y servicios, la interdependencia de los países ha ido en continuo crecimiento; esta interdependencia se ha hech o exteniva a la generación del conocimiento puro y a su aplicación con fines tecnológicos y mercantiles. Cualquier mercancía de mediana elaboración y complejidad posee orígenes múltiples, en la medida que ahora difícilmente se da el caso de que una sola empresa, corporación o país fabrique la totalidad de sus partes; por el contrario, las partes son diseñadas y fabricadas por diversas compañías - subsidiarias o no de una misma corporación - y ubicadas en diversos países; de esa manera , el ensamblaje tiene lugar en los países maquiladores, con la posibilidad cada vez más real, de que la transferencia de tecnología y los recursos humanos capacitados participen de la creación de ciencia y tecnología. Como expresiones evidentes de la interdependencia de las naciones figuran la comercialización cotidiana de las mercancías y los servicios; y los mercados de capitales.

El hombre que se concibe en el marco de la interdependencia económica de los países se convierte, de esta manera , en un vendedor de su capacidad de trabajo dentro de un mercado que carece de fronteras; no sólo las grandes regiones, los países o las micro-regiones compiten por atraer las inversiones; también cada trabajador compite con todos los demás trabajadores del mundo; y ahí donde se sitúen los más productivos, los más eficaces, los más capacitados y los más baratos, ahí, considerando otras variables, se sitúan las fuentes de trabajo.


3.4.La apertura de fronteras a los mercados mundiales.

Como resultado de la interdependencia económica, los países se han visto obligados a abrir sus fronteras, bajo esquemas de bajos o nulos aranceles, lo que ha traído consigo beneficios desde la perspectiva de las exportaciones por el consiguiente ingreso de divisas y a la vez, por el acceso a mercancías y servicios de calidad y precios internacionales; sin embargo, los mercados puramente consumidores y no productores ni exportadores han sufrido graves consecuencias por la pérdida de divisas, la bdsqueda de financiamientos externos para compensar el déficit y la contratación de deuda con ese mismo fin; el frecuente resultado de los aspectos adversos ha sido la devaluación de las monedas nacionales. A su vez, las mercaderías internacionales han constituido una competencia difícil de superar por las mismas razones de costos y calidad, lo que por su parte acarrea como consecuencia el cierre de empresas nacionales y la contracción del mercado interno. La ruptura del estancamiento se puede dar mediante el crecimiento de la calidad y la disminución de los costos de los productos y servicios nacionales para incrementar los niveles de exportación, lo que a su vez, dado el mayor empleo, puede dinamizar el mercado interno; sin embargo, lo más difícil de resolver se sitda en el financiamiento de las empresas; en este aspecto se han ensayado programas de ahorro interno, financiamiento externo, programas de estímulos fiscales, apoyos financieros gubernamentales y la asociación de empresas nacionales con corporaciones internacionales.

Aunque el comercio entre naciones e individuos ha existido desde tiempos inmemoriales, hoy día, la dinámica económica mundial ha hecho de cada hombre un productor, un vendedor o un consumidor; en ello se sitda su dignidad: en la participación que posee en el mercado mundial; particularmente, el alto poder adquisitivo de los trabajadores y ciudadanos de los países del primer mundo han alcanzado niveles superiores de dignidad: el ser más depende del tener más, del poder comprar más.


3.5.Las corporaciones mundiales.

Las corporaciones internacionales se han consolidado a lo largo y ancho de la economía global, dado que sus áreas de influencia se han extendido, desde los países metropolitanos hasta los países periféricos del capitalismo contemporáneo. La construcción de fábricas y oficinas de servicio, así como la conformación de ejércitos de empleados; su integración a las economías nacionales y el manejo de capitales que superan con creces las disponibilidades de di visas de países considerados como potencias medias, o que exceden comparativamente , el presupuesto bruto de innumerables países, les ha dado a las corporaciones alto poder de decisión económica y política que ningún gobierno puede de satender. De hecho han adquirido un poder de alcances tales que pueden influir en la permanencia o ausencia de grupos polít icos en el poder. Del influjo de tales corporaciones no escapa ni el gobierno de los países del llamado primer mundo. Las corporaciones apuntalan la conformación de los bloques económicos mundiales.

Como se comprende, tampoco el hombre como tal se escapa; las corporaciones se han convertido en entidades abstractas en tanto no se sitúan cabalmente en ninguna parte; pero concretas en tanto que los efectos de sus decisiones y acciones se sienten realmente. Dentro de ellas, cada trabajador no posee mayor significación; no existen tratos diseñados para reconocer la valía de cada hombre; existen mecanismos estandarizados que agendan los días de trabajo diurno o nocturno; en el mejor de los casos existen prestaciones superiores a las que marcan las leyes; existen claves, pero no nombres. La dimensión de cada hombre se difumina en el enorme escenario de las corporaciones.


3.6. Los estados nacionales.

Los gobiernos de los estados nacionales han visto disminuir los márgenes de decisión autónoma adn dentro del espacio físico de su territorio, lo cual equivale a sufrir la disminución de soberanía. Esta disminución de la soberanía nacional se da de hecho o de derecho; de hecho por la influencia económica y política descrita; de derecho, cuando se firman acuerdos y convenios internacionales; o bien, cuando se crean entidades supranacionales, tales como el Parlamento Europeo, la Unión Europea o el Tribunal Internacional de La Haya. Estas circunstancias complejizan el gobierno de los países pues no sólo deben considerarse los intereses de los propios ciudadanos, sino además, deben conciliarse las expectativas de los países asociados.

Así, el valor político de cada ciudadano se reduce, pues los gobiernos anteponen las presiones de las corporaciones, de los organismos financieros mundiales y de la dinámica económica global, a las demandas y expectativas humanas; en ese sentido, se eliminan subsidios necesarios, se privatizan las instituciones de servicio social, se reducen los apoyos a la educación y se cancelan las garantías de mejores condiciones de vida; el libre mercado reduce y concentra sus beneficios; pero la enorme masa de trabajadores queda marginada. En suma, el efecto se expresa en los hombres que, en tanto ciudadanos, se hayan minusvalorados.


3.7.El capitalismo financiero.

Una de las características más acentuadas del capitalismo contemporáneo radica en los capitales internacionales que fluyen hacia los países en busca de los mayores rendimientos existentes, lo que significa que ingresan y salen de las reservas nacionales con la misma facilidad. Los gobiernos contraen deudas para pagar los rendimientos de dichos capitales y en veces las usan para financiar el crecimiento interno o para compensar los desequilibrios en las balanzas de pagos y comerciales; la salida súbita y masiva de capitales se presenta con suma facilidad ante cualquier rumor de intranquilidad social; a la salida contribuyen los sistemas de informática que sitdan importantes sumas en otras latitudes, con unos pocos tecleos; ese fenómeno se ve favorecido por la escasa o nula normatividad a la que debieran ajustarse las inversiones foráneas.

De esa manera, no hay más ética que el lucro; no existe limitante moral que obligue a los especuladores, poseedores de los grandes capitales; tampoco existen condiciones morales que impulsen a los capitalistas nacionales a anteponer el bienestar del país a sus empeños de ganacias fáciles. Como se comprenderá, los que ganan son los dueños del dinero; los que pierden, a causa del empobrecimiento derivado de las deudas, son la masa de trabajadores, subempleados y desempleados. La economía global se nutre de hombre de escasa o nula ética; y se apoya en la radical injusticia: unos pocos consumen lo que casi la totalidad paga.


3.8.La ciencia, la tecnología y las comunicaciones.

Una de las características que más llaman la atención porque ha contribuido de manera destacada a la globalización, no sólo económica, sino en todos los órdenes, es la tecnología de las comunicaciones, pues ahora figuran, como instrumentos de uso cotidiano, las posibilidades de que cualquiera se comunique a todo el mundo mediante las páginas electrónicas; no sólo puede obtener información de todo tipo, sino que, además, puede convertirse en emisor y receptor de mensajes, para lo cual su correo electrónico le convierte en ciudadano de todos los países.

¿Cuál es el tipo de hombre que se deriva de este fenómeno absolutamente inusitado en la historia de la humanidad?

Primeramente, es el hombre simbólico, que vive convertido en un creador, interpretador, receptor, consumidor, modificador y corruptor de la semiótica de la tecnología y de la sociedad. Es con ello, el hombre poseedor de códigos que van más allá de los lenguajes más difundidos en el mundo: el inglés, el español, el chino, el ruso, pues existen modernos esperantos sin limitantes ni fronteras: los códigos cibernéticos. Y en ese tenor, el hombre simbólico es el cautivo de su creación, pues los procesos totales de su supervivencia se hayan codificados: las transacciones financieras, los datos de los ciudadanos, los sistemas de defensa, los registros fiscales, las bibliotecas, hemerotecas y archivos, los expedientes de los alumnos, los pagos de todo tipo; las fallas a los sistemas acarrea consecuencias catastróficas.

Además, el hombre simbólico es hombre de las transcultura o de la monocultura, en la medida que las significaciones, al pasar el filtro de la tecnología sufren estandarizaciones que tienden a reducir y eliminar las diferencias.

El hombre simbólico es hombre de la comunicación abierta pero mediatizada; abierta porque posee toda clase de instrumentos para el envío y la recepción de datos, no sólo de manera unilateral, como en el caso de los medios masivos de comunicación de corte tradicional, sino de manera interactiva, donde cada hombre interviene en el mensaje y lo matiza, define y orienta. Pero a la vez, es el hombre que pierde la capacidad de comunicación directa, personal, a través de la conversación, del encuentro de los afectos, del olfato, la vista, el tacto, la postura. Es el hombre paradógico, cuya apertura al mundo se traduce en hermetismo para los otros, los próximos. Pero es también, el hombre hermético para él mismo, pues la recepción y el envío de mensajes y codificaciones no deja espacio, tiempo ni gusto por la comunicación consigo mismo, a la manera de la reflexión, la meditación, la introspección, la oración.

Por otra parte, la realidad virtual promete adueñarse de algunos reductos que parecían a salvo: la realidad en sí misma, tan cara en su unidad, dimensión y concepto para los clásicos de la filosofía. Hoy día, la frontera entre lo que las cosas son y nuestra percepción de ellas se vuelve más confuso e indiferenciado; la realidad se construye, se diseña, se codifica, se asume, y convoca al compromiso; los conceptos convierten a delincuentes en paladines de la libertad; y a los insurgentes en insurrectos; pero la realidad virtual va más allá, al replanteamiento de la epistemología y la ontología fuera de los cortes tradicionales; la realidad virtual, un nuevo producto generado por el conocimiento es, a la vez, ciencia, tecnología y mercancía, una de las expresiones más acabadas de la economía global.

Y con ello, ¿cuál es el hombre de la realidad virtual? Es el hombre frontera entre lo dado y lo construido. Es el hombre de la epistemología que construye la realidad.


3.9.Los niveles de calidad como parámetro del hombre; el nuevo valor agregado y las nuevas áreas de desarrollo.

La dinámica económica, en los términos descritos, somete a cada hombre a un proceso de calidad total en continua consolidación y ascenso, donde los parámetros de calidad dejan de ser término de llegada y se convierten en punto de partida, sin posibilidad de volver a parámetros previos. Es decir, que no son los límites humanos los indicadores de la eficacia, sino que los parámetros definen los límites de acción humana aceptables por las empresas. A ellos debe cada trabajador manual e intelectual ajustarse; si su producción y productividad es menor que lo precisado por los indicadores, entonces su calidad laboral es inaceptable; pero si supera los estádares marcados, entonces, ellos forman el nuevo punto de partida, en una sucesión sin fin.

Junto a ello se presenta el fenómeno del agotamiento de los campos tradicionales de desarrollo, lo mismo en el de la producción industrial, como resultado de la robótica, que en el campo de la producción intelectual, como efecto de la automatización de los procesos; de esa manera, los trabajadores deben aguzar al máximo posible su capacidad de creación y creatividad con el objeto de poder desempeñarse en las áreas donde ni la robótica ni la computación llegan; dicho de otra manera: cada trabajador está obligado a garantizar el valor agregado de su trabajo, lo que logra realizando lo que los equipos y máquinas no pueden.

Por otra parte, han ido surgiendo áreas de desarrollo profesional que escapan a los enfoques clásicos para dar origen a otras que aglutinan, a la manera de zonas intersección, segmentos de la vida económica que requieren nuevas y distintas habilidades.

Como se comprende, de las circunstancias anteriores se derivan exigencias que obligan a cada hombre a vivir en la eterna alerta de los avances de las computadoras, y que presionan para imaginar los nuevos espacios de desarrollo profesional. El hombre que resulta es el hombre de la contienda contra la máquina; el hombre a la defensiva, el hombre de las habilidades de coyuntura.


3.10. El hombre marginal.

No puede negarse que los adelantos de la ciencia y la tecnología, así como la dinámica económica generada por la economía global se han traducido en calidad de vida para el hombre; pero no para todos los hombres, sino para unos pocos, en comparación con la enorme masa de marginados. Los amplísimos grupos de pauperizados en todas partes, incluidos los países del primer mundo, están formados por el hombre marginal; marginal de los procesos productivos realmente rentables y de toda posibilidad laboral; marginal del conocimineto puro; marginal de la tecnología; y de las condiciones básicas de subsistencia. La marginación se deriva, entre otros muchos aspectos, de la marginación de la educación y, con ello, de la adquisición, actualización y desarrollo de habilidades. De ahí que su fuerza de trabajo no sea oferta ni corresponda a las demandas de las empresas.


4. Conclusión.

Podemos concluir que la antropovisión de la economía global es un clarobscuro que potencia al hombre en los aspectos de su inventiva, creatividad, habilidad, aptitudes de simbolización, productividad, conocimiento y calidad de vida; pero que el desarrollo de tales potencias es privilegio de pocos, en detrimento de los más; que, en cambio, el hombre marginal es el resultado más penoso y agobiante de la dinámica económica así entendida; que los derechos políticos de los hombre y las naciones se postergan por los intereses económicos de las corporaciones; que el materialismo y el consumismo factual, conceptual y tecnologizado han cancelado los valores éticos y humanos; que la competitividad, la competencia y los parámetros de calidad son los nuevos valores y que en ello, y en la automatización de la identidad y la vocación del hombre se sitdan los obscuros inaceptables.


Bibliografía.

Reich, Robert B. El trabajo de las naciones. Hacia el capitalismo del siglo XXI. Editorial Vergara.

Dabat, Alejandro.El mundo y las naciones. UNAM, Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias. 1993.

Calva, José Luis (coordinador general). Globalización y bloques económicos. Realidades y mitos. Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Universidad de Guadalajara, Juan Pablos, editor, S.A. 1995.

Bartra, Ravi. El mito del libre comercio. Javier Vergara Editor, 1994.

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