¿QUIENES GANAN CON LA GLOBALIZACIÓN?

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LOS UTOPISTAS DEL MERCADO

 En este "dualismo económico"  que ha generado la globalización, la economía de mercado, la competencia mundial y el libre comercio, hay muy pocos que ganan mucho -muchísimo- y un resto enorme que transita la "depresión silenciosa".

En otras épocas, las gruesas paredes de los castillos, hacían más opaca la riqueza de los poderosos, al menos para una gran parte de la población. Hoy -gracias a los  mismos medios y productos que ellos han creado- casi toda la riqueza se muestra, podríamos decir que se "ostenta". Casi simultáneamente que los empresarios (capitanes de industria) fueron  reemplazados por los ejecutivos, y los banqueros por los bancarios; a partir del inicio del juego capitalista "con dinero ajeno"; comenzó el show multimedios.

La riqueza a la vista -aunque no al alcance- de todos. Los ricos y famosos aparecen a diario, a lo largo y ancho del planeta, por medios de comunicación (fundamentalmente televisión) facilmente accesibles a los no invitados al "banquete terrenal".

Pero tiempo tendremos de volver a ello. Ahora, intentaremos -con la ayuda de estudiosos y analistas- resaltar quienes son los beneficiados por la globalización.
Como se verá más adelante -en detalle- entre los principales ganadores están:

       · los países preparados para competir industrialmente
       · los países donde las empresas ya compiten intensamente en el mercado
         interior
       · las grandes empresas multinacionales
       · un 20% de la población activa
       · el 1% de las familias más ricas
       · el capitalismo financiero
       · los altos directivos

Algunos datos a modo de anticipo:

El comercio mundial de bienes tangibles está dominado por Europa Occidental con algo menos de la mitad, Asia (principalmente Japón) participa con un 22% y Estados Unidos con un 15%.

Las cifras de ventas de las 200 mayores empresas multinacionales equivale a una  tercera parte del Producto Nacional Bruto mundial.

Las empresas multinacionales controlan el 70% del comercio mundial.

Las 350 empresas más grandes del mundo acaparan el 40% del comercio mundial de mercancias.

Las 500 empresas más grandes controlan dos terceras partes del comercio mundial.

El intercambio cautivo entre las grandes empresas multinacionales es el 40% del total.

El 20% más rico de la población mundial gana 60 veces más que el 20% más pobre.

358 multimillonarios son en conjunto tan ricos como 2500 millones de personas.

En Estados Unidos el 1% de las familias más ricas eran propietarios de casi el 40% de la riqueza de la nación en 1989 y el 20% de las más ricas del 80% de la riqueza de la nación.

La quinta parte más rica de Estados Unidos, Europa Occidental y Asia Oriental genera las tres cuartas partes de la producción mundial y el 80% del valor del comercio mundial.

El mercado de divisas actualmente (1998), en todo el mundo, mueve más de 2,5 billones de dólares por día; miles de millones más giran en los mercados de bonos y acciones.

Los fondos de pensiones eran en 1994 los mayores grupos de inversión de los Estados Unidos con 4 billones de dólares.

Los grandes directivos ganan (en Estados Unidos) 120 veces más que sus empleados de a pie.

Veamos seguidamente que nos dicen los principales tratadistas al respecto:

"Alemania ha resultado ser el mayor beneficiario del comercio libre desde el conflicto mundial. Alemania ha seguido una política de no interferencia, pura y simple. Ha mantenido sus aranceles bajos y ha estado dispuesta a hacer frente a la competencia externa desde el principio. Se ha desarrollado a través de un programa de industrialización masiva sin ayuda del estado.
El cociente comercio/PNB en el período 1950/1990 muestra que la economía se ha vuelto con los años cada vez más abierta, alcanzando un 62% en 1991.
Aunque su PNB es casi un tercio del de Estados Unidos, Alemania ha sido ocasionalmente el principal exportador mundial. Éste es un claro ejemplo de hasta que punto puede prosperar el comercio, siempre y cuando exista una sólida base industrial.
La creciente apertura de la economía ha sido más que compensada por la gran productividad  de la industria. Las cifras sugieren que las causas del extraordinario crecimiento de los niveles de  productividad del país son la alta inversión y el comercio libre.
El aumento de la productividad también se ha reflejado en el crecimiento de los ingresos reales. El índice de salarios reales subió de 26 en 1950 a 112 en 1990 (3,72% anual promedio).
Aun así, el experimento más reciente de Alemania con el comercio libre ha sido un fracaso. Con la unificación (1990) se produjo un apresuramiento a exponer a las industrias del este a la demoledora competencia externa, simultáneamente se comenzó a ayudar financieramente al este.
Sin embargo contra las expectativas de los partidarios del comercio libre, la base industrial del este casi se extinguió. Esa zona se encuentra hoy (1993) en plena depresión, con una tasa creciente de desempleo que alcanza al 40% de la masa laboral.
Una estrategia de desarrollo adecuada para el este debería haber seguido un criterio gradual y paulatino.
La historia de Alemania en la posguerra tanto dividida como unificada, muestra que el comercio libre puede  resultar beneficioso como perjudical, según sea su repercusión sobre la industria básica. Cuando el comercio libre fomenta la industria el país prospera; cuando la industria se debilita como consecuencia de la competencia externa, la nación sufre.
Entre todos los records económicos de la posguerra, el de Japón se destaca como el más espectacular.
Japón superó todos los obstáculos a través de un programa sistemático de acumulación de capitales, el mejoramiento de la educación, la calidad de los productos y un esfuerzo constante .
A diferencia de Alemania, Japón protegió sus nacientes industrias de la competencia internacional. Alemania y Japón son dos ejemplos contrastantes. La primera partió de una estrategia orientada a la exportación, mientras al segunda  se concentró primero en la economía interna.
Gran parte del éxito de Japón se debe a la política industrial y a los métodos de gestión de los japoneses.

A diferencia de Alemania el cociente comercio/PNB de Japón permaneció constante entre 1955 y 1973. Si bien el índice del 22% califica a Japón como una economía abierta, no representa un grado excesivo de apertura.
Un sorprendente crecimiento de la productividad industrial impulsada por una increíble tasa de formación de capital, que llegó al 41% del PNB en 1970 permitió a la economía un desarrollo rápido.
Otra razón ha sido la despiadada competencia interior entre empresas de las diferentes industrias.
La estrategia de Japón fue generar una fuerte demanda básica en el mercado interno. Fue el mercado interno, y no los mercados extranjeros, el que promovió el desarrollo industrial de la mayoría de las empresas japonesas. Sólo más tarde las exportaciones llegaron a ser significativas.
En 1973 con la escalada de los precios del petróleo (que importa todas sus necesidades) Japón concentró su atención en la exportación para acrecentar suficientemente sus divisas a fin de costear el creciente precio del crudo.
Lo demás ya es historia conocida. La base industrial de los Estados Unidos cayó víctima del poderío de Japón.
Desde 1973 Japón se volvió más dependiente del comercio, tanto que el cociente comercio/PNB llegó al 31% en 1980 (incremento de casi un 50% en sólo 7 años).
Hoy (1993) el comercio tiene una mayor participación en el PNB, pero el índice de aumento de la productividad, si bien es alto, está por debajo del promedio histórico.
Siete de los nueve socios comerciales más importantes de los Estados Unidos: Canadá, Alemania, Japón, Corea, Taiwan, Italia y Francia, experimentaron un espectacular crecimiento después de la guerra, al par que sus salarios reales subieron de manera considerable. Todos (incluyendo en este caso a México y Gran Bretaña) se beneficiaron del comercio libre por parte de Estados Unidos. Desde los años sesenta han estado exportando una serie de productos industriales a Estados Unidos. Algunos como Canadá, Corea y Taiwan dependen en forma excesiva del mercado norteamericano, mientras que Japón y hasta cierto punto Alemania se han convertido en superpotencias a través de sus exportaciones a Estados Unidos.
La conclusión es inequívoca: todos los socios comerciales importantes de Estados Unidos se han beneficiado con la adopción del libre comercio por parte de este país, con excepción de los propios norteamericanos", nos dice Ravi Batra (ob. cit.).

"A medida que va acercándose l993 la única nación cuyas industrias abarcarían los  tres grandes mercados mundiales sería Japón.
Desde su llegada en masa en la década de los sesenta, las empresas americanas paradójicamente se han beneficiado del hecho de que Europa estuviera fragmentada en 12 mercados diferentes. Aún cuando esto ha sido perjudicial para sus consumidores, esta fragmentacion ha permitido que los precios y por tanto los beneficios, se mantuvieran altos.
Solamente Toyota, la compañía más importante de Japón, es responsable de la quinta parte del déficit de la balanza comercial de la nación con Estados Unidos. Tres cuartas partes de las exportaciones totales de Japón se clasifican en las estadísticas industriales internacionales bajo la denominación "máquinas y equipos" una categoría donde predominan tres productos y los equipos utilizados para su fabricación: automóviles, ordenadores y artículos electrónicos", nos dice Tim  Jackson (ob. cit.).

"La economía mundial está siendo dominada por un número relativamente pequeño de gigantescas empresas multinacionales y tres superbloques regionales -con centro en Estados Unidos, Japón y Europa-. Pero incluso dentro de la nueva clase alta del mundo hay rapiñas y desacuerdos sobre las actividades comerciales a escala mundial, como por ejemplo las del acero, los automóviles, los productos agrícolas y los contratos de aprovisionamiento para organismos públicos.
Entre 1960 y 1990, la desigualdad a escala mundial ha aumentado. Según el Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo, el 20% más rico de la población mundial, por naciones, gana hoy por encima de 60 veces más que el 20% más pobre.
Los países desarrollados del mundo (el norte) con alrededor de un cuarto de la población mundial, consumen el 70% de la energía disponible en el planeta, el 75% de sus metales y el 60% de sus alimentos.
J. K. Galbraith llama a la elite "los contentos" y A. Durning los llama "la clase consumidora ecológica".
En l990 el valor total del comercio mundial de bienes tangibles fue de 3,485 billones de dólares con un adicional de 800.000 millones de dólares en servicios comerciales.
El comercio mundial de bienes primarios y manufacturados ha crecido a una media de  5,4% anual desde 1950. Este crecimiento ha rebasado año tras año el incremento de la producción mundial en su conjunto.
En l985, la cifra de ventas combinada de las 200 mayores empresas multinacionales del mundo superaba los 3 billones de dólares, lo que equivale a casi la tercera  parte del Producto Nacional Bruto mundial.
El comercio de bienes tangibles está dominado por Europa Occidental, con algo menos de la mitad;  Asia (principalmente Japón) con el 22%; Norteamérica con el15%; Latinoamérica  con el 4%; y la totalidad de África con justo el 2,5%.
Los productos agrícolas constituyen el l2,5% del total; los productos mineros el 14% y los productos manufacturados el 70% y el 35% de este último corresponde a máquinas y equipos de transporte.
Se calcula que llega a 100.000 el número de divisiones, sucursales y filiales queLos productos agrícolas constituyen el 12,5% del total; los productos mineros el tienen en los países industrializados las empresas multinacionales.
Al menos 65 millones de personas están directamente empleadas en ellas; 43 millones en los países de orígen y 22 millones en los países que las han acogido como residentes, lo que representa aproximadamente el 3% de la masa laboral del mundo, cifrada en más de 2000 millones de habitantes.
Según datos del Banco Mundial, las multinacionales controlan el 70% del comercio mundial en l990; las 350 multinacionales más grandes del mundo acaparan casi el 40% del comercio de mercaderías, que totalizaba entonces 3,485 billones de dólares.
Las 500 principales empresas controlaban los dos tercios del comercio mundial. Además, más del 40% del comercio internacional se efectúa entre esta clase de empresas.
Las 15 mayores empresas mundiales tiene unos ingresos brutos que superan el PIB de más de 120 países, entre ellos casi todos los del tercer mundo.
La suma del patrimonio bruto de las 500 empresas fabricantes  más importantes y de las 500 primeras empresas bancarias y de seguros da un total de 10 billones de dólares, el doble del PIB de Estados Unidos.
En su inmensa mayoría, las cada vez más abundantes multinacionales se escapan del control estatal de los países donde operan, y ya no suelen tener su sede en sus comunidades nacionales.
Bajo las nuevas leyes propuestas (GATT,OMC), gran parte de la autoridad para proteger el medio ambiente, los alimentos, los puestos de trabajo o las pequeñas empresas, se retirará de los gobiernos nacionales o locales, y de la comunidad, para pasar a mano de los ministerios de comercio, de las empresas multinacionales y de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Una de las características del programa de libre comercio es la supresión de las restricciones nacionales a la exportación de capital.
La ONU ha calculado que la inversión entrante -es decir los capitales que entran en los países a través de sus fronteras- en las tres regiones más poderosas del mundo, Estados Unidos, Europa y Japón se ha triplicado entre 1980 y 1988. Desde 142.000 millones de dólares hasta 400.000 millones de dólares y es exactamente la tercera parte de la inversión entrante en todo el mundo", nos dicen Tim Lang y Colin Hines (ob. cit.).

"En la década de 1980, mientras que los ingresos reales de la mayoría de la familias nortaemericanas se estancaba o caía, las del 1% de la cumbre aumentaron en un 115%. En un contraste incluso más sorprendente, mientras que el número de individuos pobres ha crecido de 23 millones a 35 millones entre 1975 y 1991, durante aproximadamente el mismo período el número de multimillonarios ha aumentado de 642 a 60.667", nos dice Robert Heilbroner (ob. cit.).

"En el próximo siglo, el 20% de la población activa bastará para mantener en marcha la economía mundial. No se necesitará más fuerza de trabajo. Ese 20% participará, por tanto, activamente en la vida, el beneficio y el consumo, no importa en que país. Se puede añadir a ellos un 1 o 2%, por ejemplo contando a los herederos acomodados.
358 multimillonarios son en conjunto tan ricos como 2500 millones de personas, casi la mitad de la población mundial.
La dictadura financiera, con responsabilidad limitada. "Los procesos de los mercados financieros se desarrollan a una velocidad y en unas magnitudes que los sitúan totalmente al margen de los gobiernos e instituciones internacionales" (J: Mayor abril/95). "No se debe permitir a los mercados socavar la política financiera de todo un país" (L. Dini). A Chirac todo el gremio financiero le parece repugnante, hace poco llamó a esa casta de negociantes, "sida de la economía mundial".
Desde l985, los volúmenes del negocio internacional de divisas se ha multiplicado por más de diez. Durante un día laborable medio, en la actualidad cambian de propietario divisas por un valor de 1,5 billones de dólares (según cálculos de B.I.C.). Esta  cifra  corresponde aproximadamente al contravalor de toda la producción anual de la economía alemana o a cuatro veces los gastos anuales mundiales en crudo. En las mismas magnitudes se mueven los negocios de acciones, préstamos a consorcios, títulos de deuda estatales y distintos e innumerables contratos especiales, llamados derivados.
De 1989 a 1995 los valores nominales de los contratos (de derivados) negociados se decuplicaron y alcanzaron en todo el mundo la inimaginable suma de 41 billones de dólares. Sólo entre el 2 y 3% de este tráfico sirve directamente para asegurar la industria y el comercio.
Los fondos de inversión, administran sólo en Alemania 7 billones de marcos. Otros 10 billones los administran los oferentes de planes de ahorro destinados a pensiones; de ahí que el bien pagado ciudadano medio sea con demasiada frecuencia víctima y verdugo, ganador y perdedor al mismo tiempo. Mientras el seguro de capital-vida presenta unos rendimientos crecientes, sus ingresos disminuyen debido al aumento de las cargas fiscales. Y mañana mismo los directivos de aquel fondo de inversión en el que han depositado sus ahorros colocan, como accionista de su empleador, una dirección que racionalice rigurosamente también su trabajo......en interés del inversor en el fondo.
Como ninguna otra nación en el mundo, Norteamérica se sirve del capital ahorrado por los demás. El dólar sigue siendo la divisa reina del mundo. No sólo el 60% de la reservas en divisas fuertes de todos los bancos emisores se mantienen en dólares, también casi la mitad del conjunto de los ahorros privados. De ello se aprovecha Estados Unidos para financiar el equivalente al 10% del PBI que debe al mundo. También sabe que siempre tiene de su parte a medio mundo cuando se trata de la estabilidad de su divisa.
Los 100 mayores consorcios transnacionales se unen  en unos beneficios anuales de aproximadamente 1,4 billones de dólares. Las  empresas transnacionales se disputan hoy dos terceras partes del comercio mundial, y desarrollan casi la mitad de ese intercambio dentro de las redes propias de los  consorcios.
A la mayoría de los altos directivos se les pagaba y se les paga por rebajar por todos los medios los costes laborales.  Hoy los grandes directivos ganan 120 veces más que sus empleados de a pie. Los autores citan a Lester Thurow cuando dice que los capitalistas de  América declararon la guerra de clase a sus trabajadores........y la han ganado.
Sólo el beneficio de los accionistas cuenta como medida del éxito de una empresa. Esta lógica explica porque ahora en todo momento incluso los trabajadores de aquellas empresas que tienen beneficios tiene que contar con el despido", nos dicen Hans-Peter Martin y Harald Schumann (ob. cit.).

"¿Quién dominará en el siglo XXI?.
Si bien en el momento de entrar en el siglo XXI  los tres antagonistas tienen niveles más o menos parejos (PNB per capita promedio poder adquisitivo), si uno  compara los últimos 20 años Japón tendría que ser el favorito.
Europa comienza la década de l990 con la posición estratégica mas sólida en el tablero  económico mundial.
Si Europa puede integrar realmente la Comunidad Europea (337 millones de personas) en una economía y avanzar hasta absorber el resto de Europa (más de 550 millones de personas) en la casa de Europa puede construír una economía con la cual nadie podrá compararse. Los 850 millones de personas de Europa son los únicos  850 millones de personas sobre la faz de la tierra que se caracterizan, por contar con una buena educación y porque no parten de la pobreza.
Si las ciencias superiores de la ex-Unión Soviética y las tecnologías de producción alemanas se suman al talento de Italia, Francia en el diseño y el mercado londinense de capitales de jerarquía mundial que oriente eficazmente los fondos hacia las áreas europeas más productivas, se habrá creado una entidad inigualable.
La inversión norteamericana sencillamente no tiene jerarquía mundial. La inversión en fábricas y equipos por trabajador (1992) es la mitad de la que hay en Alemania y un tercio de la Japonesa. El gasto civil en investigación y desarrollo es de un 40 a un 50% menor que el de Alemania y Japón. Las inversiones en infraestructura física son la mitad de las que estaban realizándose a fines de la década de 1960.
Las posibilidades norteamericanas de adueñarse del siglo XXI dependen de la respuesta a una sencilla pregunta: ¿el crecimiento de las tasas de productividad podrán alcanzar el nivel de sus principales rivales?.
Paradójicamente, si Estados Unidos  desea  alcanzar un nivel de vida con un consumo  de categoría  mundial en el siglo XXI, tendrá que pasar de ser la sociedad de alto consumo y baja inversión que fue en la década de l980, a una sociedad de alta inversión y bajo consumo en la década de 1990. Después de orientarse hacia hacia el presente, tendría que orientarse hacia el futuro.
La educación tiene que mejorar si los norteamericanos desean vencer.
Los historiadores futuros observarán que el siglo XXI perteneció a la Casa Europa", nos dice Lester Thurow (ob. cit.).

"Los intercambios de productos  manufactureros son los que se  desarrollan más rápidamente en el mundo. Según el GATT (informe l992) esos incrementos han aumentado un 74% durante la década de los 80, mientras que las exportaciones agrícolas no aumentaron más de un 20% y los productos minerales un 10%.
El intercambio "cautivo" dentro de las firmas que ha continuado creciendo a ritmo sostenido constituye ahora más del 40% del intercambio total", nos dicen Benjamin Coriat y Dominique Taddei (ob. cit.).

"En Estados Unidos, actualmente (l996) un caso extremado entre los principales países industrializados, la Reserva Federal, ha afirmado que el 1% de las familias más ricas era propietario de casi el 40% de la riqueza de la nación en 1989 y el 20% de las más ricas de más del 80%.
En l989, el 20% de los norteamericanos con menores ingresos tenía el 5,7% del total de ingresos una vez deducidos los impuestos. El 20% mejor retribuído el 55%.
En 1992, el 5% superior recibía, se calcula, el 18%, porcentaje que en los últimos años se ha hecho sustancialmente mayor.
Esto no puede aceptarlo una buena sociedad", nos dice John Kenneth Galbraith en su libro Una Sociedad Mejor (Editorial Grijalbo - 1996).

"En 1988 un 1% formado por grupos familiares más ricos tuvo una media de ingresos  anual de 617.000 dólares y controló el 13,5% de los ingresos antes de impuestos, y un 20% vivió en condiciones de cierto desahogo con unos ingresos de al menos 50.000 dólares año. Les correspondió el 51,8% de la renta total antes de impuestos.
El tipo marginal de los muy ricos fue reducido en l981 de una tasa nominal del 70% al 50%, luego con la reforma fiscal de l986 el tipo bajó al 28%.
En l980 los principales directivos de las 300 empresas más grandes del país tenían ingresos 29 veces superior a los del trabajador industrial. Diez años después los ingresos eran 93 veces mayor. El ingreso del empleado medio americano disminuyó ligeramente en esos años.
La gran empresa ocupa una posición cada vez más importante en el sector privado de la economía moderna. Según el cálculo ordinario, las 500 empresas industriales más grandes de Estados Unidos concentran aproximadamente el 60% de la producción total.
Las estadísticas son concluyentes. La renta anual media antes de impuestos del 20% superior en la distribución de la renta nacional en moneda constante de 73.700 dólares en 1981 a 92.000 en l990", nos dice John Kenneth Galbraith en su libro La Cultura  de la Satisfacción (Emecé Editores - 1992).

"Un estudio basado en cifras del Congressional Budget Office publicado en 1989 llega a las siguientes conclusiones: "la brecha entre los norteamericanos ricos y pobres se ha ensanchado hasta tal punto durante los años ochenta que los dos millones y medio de ricos van a percibir, en 1990, prácticamente el mismo volumen  neto de ingresos que los cien millones de personas que se encuentran en la base de la pirámide.
Si se considera solamente la educación terciaria el sistema estadounidense sigue siendo el mejor del mundo.
Los nuevos peligros del dinero rey: el director de una gran empresa norteamericana gana en promedio 110 veces más que el sueldo medio de sus empleados. La´ misma diferencia es de 17 veces en Japón y 23 en Alemania.
El nuevo capitalismo es: financiero, corrompido y objeto de publicidad.
¿Cómo justificar que el director ejecutivo de Disney, gane, el sólo más que los 4000 jardineros empleados para el mantenimiento de los parques de Disneyworld?.
¿Como justificar que el "fantástico" Michael Milken, responsable del departamento de Junk Bonds de la empresa Drexel Burham Lambert, haya podido declarar sólo en el año l988 un ingreso de 550 millones de dólares?", nos dice Michael  Albert (ob. cit.).

"En l960 el director ejecutivo de una de las 100 empresas no financieras más importantes de los Estados Unidos ganaba 12 veces (antes de impuestos 40) el salario de sus trabajadores. A fines de la década de los ochenta 70 veces el salario de su operario de planta (antes de impuestos 93).
Se estima que el 92% de las exportaciones y el 72% de las importaciones de los Estados Unidos (en l987) ocurrieron dentro de las corporaciones mundiales.
Entre 1977 y 1990 el ingreso, medio del quinto de las familias más ricas aumentó cerca de un 15%, mientras el de las familias más pobres norteamericanas bajó casi un 7%. En 1990 el quinto más rico percibía algo más de la mitad de los ingresos de la nación (el más alto porcentaje registrado por el 20% más acomodado de la población). Por su parte, el 5% de los más ricos maneja el 26% del total de la nación, otro record.
Entre un 15 y un 20% de los jóvenes americanos están siendo adecuadamente formados para una profesión simbólico-analítica.
Hacia el 2020 la quinta parte más acomodada de la población será responsable de más del 60% del total de los ingresos percibidos por los norteamericanos (la quinta parte menos favorecida, del 2%).
La quinta parte más rica de Norteamérica, Europa Occidental, y Asia Oriental genera la tres cuartas partes de la producción mundial y el 80% del valor del comercio mundial. A medida que estas regiones prósperas se van desvinculando del resto del mundo, las más rezagadas van sumergiéndose en una desesperanzada pobreza", nos dice Robert B. Reich (ob. cit.).

"En la década de los ochenta, las empresas americanas obtuvieron incrementos superiores al 92% en los niveles de los beneficios (antes de impuestos y después de inflación). Muchos accionistas han visto como sus dividendos se multiplican por 4 en menos de una década.
Los ganadores. En 1953, las compensaciones de los ejecutivos eran  el 22% de los beneficios de las empresas. En 1987 eran del 61%. En 1979 los consejeros delegados en los Estados Unidos recibían 29 veces los ingresos medios de un trabajador de cadena de producción. En 1988,  93 veces más.
Si los trabajadores de fábrica americanos hubiesen participado de los incrementos de productividad y del crecimiento de los beneficios de forma similar a como lo han hecho los altos ejecutivos (entre 1977 y el inicio de la década actual se incrementaron en un 220%), el salario medio de un trabajador de cadena de producción estaría por encima de los 81.000 dólares año.
Esta creciente diferencia en los salarios y beneficios crea una inmediata polarizacion del país.
La concentración de la riqueza en los Estados Unidos se mantuvo hasta cierto punto estable entre 1963 y 1983. Sin embargo en la década de los ochenta, la diferencia salarial comenzó a crecer dramáticamente. Hacia finales de la década, el 0,5% de la familias más ricas eran propietarias del 30% de las rentas patrimoniales netas, lo que representa un incremento del 4,1% sobre el dato equivalente de 1983. En 1989 el 1% de las familias (más ricas) ingresaban el 14,1% de los ingresos totales y era propietario del 38,3% de las rentas totales netas y del 50,3% de la totalidad de los activos financieros netos del país.
En términos monetarios, el 5% de los trabajadores con mayores ingresos pasó de un promedio de retribución de 120.253 dólares en 1989, mientras el 20% más pobre experimentó una disminución de 9.990 dólares a 9.431 dólares al año.
En 1988, más de 1,3 millones de personas registraron ingresos superiores a un millón de dólares, lo cual representa 180.000 personas más que en 1972. El número de multimillonarios pasó de 26 familias en 1986 a 52 tan sólo 2 años más tarde.Las rentas netas de las 834.000 familias más ricas del país totalizaban una cantidad superior a los 5,62 billones de dólares. En contrapartida, las rentas netas del grupo inferior formado por el 90% de las familias americanas totalizaba tan sólo 4,8 billones de dólares.
Menos del 0,5% de la población americana ejerce actualmente un poder sin precedentes sobre la economía, lo que repercute en más de 250 millones de ciudadanos norteamericanos. Esta pequeña elite posee el 37,4% de la totalidad de los activos empresarios privados de los Estados Unidos.
Por debajo de los ricos existe una pequeña clase alta formada por el 4% de la población trabajadora de los Estados Unidos, principalmente formada por los  nuevos profesionales, los analistas teóricos especializados o los trabajadores con grandes conocimientos que gestionan la nueva información económica basada en la alta tecnología. Este pequeño grupo, constituído por menos de 3,8 millones de individuos, recibe una cantidad equivalente al grupo inferior formado por el 51% de los trabajadotes americanos que totalizan más de 49,2 millones de personas.
Existe otro 16% de la fuerza laboral americana relacionada con el conocimiento y la información. Este conjunto, esta clase (los analistas simbólicos de Reich), que representan junto con la clase inferior el 20% de la masa laboral, recibe 1.775.000 millones de dólares al año más de lo que reciben las otras cuatro quintas partes de la población total. Los ingresos de esta clase sigue creciendo a un ritmo de un 2 a un 3% por encima de la inflación, incluso cuando los ingresos del resto de los trabajadores americanos continúan disminuyendo.
Los fondos de pensiones son, en la actualidad (1994), los mayores grupos de inversión en la economía estadounidense. Estos fondos con más de 4 billones de dólares representan los ahorros de millones de trabajadores norteamericanos.
Los fondos de pensiones representan el 74% de los ahorros netos individuales, alrededor de un tercio de la totalidad de las acciones de las empresas y cerca del 40% de la totalidad de los bonos de las empresas en circulación.
Los fondos de pensión representan cerca de un tercio de la totalidad de los activos financieros de la economía de los Estados Unidos.
Por desgracia, los trabajadores tienen poco o nada que decir sobre cómo son invertidos sus ahorros. En consecuencia durante más de cuarenta años los bancos y las compañías de seguros han invertido miles de millones de fondos de los trabajadores en nuevas tecnologías que permitieron el ahorro de tiempo y mano de obra, tan sólo para eliminar los puestos de trabajo de aquéllos cuyo dinero está siendo empleado.
Desde el punto de vista de los trabajadores, no tiene prácticamente sentido el que los gestores de las acciones simplemente maximicen la devolución de las inversiones, si ello implica la completa eliminación de sus puestos de trabajo", nos dice Jeremy Rifkin (ob. cit.).

"Una sociedad donde "el ganador se lleva todo". Hacia 1993, Estados Unidos estaba registrando un record sin precedentes con el quintil superior de los hogares que perciba 13,4 veces el ingreso del quintil inferior.
A comienzo de la década de los noventa la participación en la riqueza mantenida por el 1% superior de la población ( más del 40% ) era esencialmente el doble de la que había tenido a mediados de los 70 y había vuelto a la que tuvo a  fines de los años 20, antes de la introducción de los impuestos progresivos.
La realidad lentamente se está filtrando y las opiniones están cambiando. En 1964 solamente el 29% de la población  dijo que el país ( Estados Unidos ) estaba manejado por los ricos, pero en 1992 , el 80% pensaba que la nación estaba en manos de los ricos. Y si se consideran los resultados económicos de los que consiguieron algo en los últimos 20 años. ¿ quién podría decir que están equivocados?
A comienzo de los años noventa la brecha salarial entre el decil superior y el decil inferior estaba creciendo en doce de las 17 naciones de OCDE, que llevaban estos registros, un aumento en población de 7,5 - 1 en 1969 a 11 - 1 en 1992.
La participación de las personas de más edad en el ingreso se ha duplicado en las dos últimas décadas. Son ellos los ganadores económicos. Son ellos quienes en el futuro regirán el sistema económico", nos dice Lester C. Thurow en su libroEl Futuro del Capitalismo ( Editorial Vergara - 1996 ).

"La cultura contemporánea es la cultura americana. Los americanos han sido los principales artífices de su transformación en un objeto de consumo masivo, de convertirla en pura diversión y entretenimiento.
A través del cine y  la televisión, Norteamérica  ha esparcido su cultura por todo el mundo. En los años noventa las producciones audiovisuales norteamericanas dominan el 75% de las emisiones por cable y el 85% de la televisión de pago del mercado mundial. Más del 55% de los ingresos mundiales  por alquiler de videos son de películas norteamericanas. En la cifra total mundial que se mueve en el mercado de la música, más de la mitad de los ingresos se lo lleva un sólo país, Norteamérica. La otra mitad se la deben repartir entre los restantes países del mundo. En el mercado editorial Estados Unidos domina el 35% de las ventas.
La americanización de Europa y de Japón es un hecho innegable pero no es responsabilidad americana. Ha sido gracias a la adaptación y a la sabiduría comercial que busca el clientelismo y a las técnicas propias del mercado por lo que han triunfado en esta tarea de titanes tenderos.
Según H. Schiller, el dominio americano en los contenidos, la estructura y la tecnología de los medios de comunicación, ha representado el mejor apoyo para el imperialismo político y económico de los Estados Unidos en detrimento de los valores culturales de otras naciones que han sufrido un progresivo proceso de americanización.
Según se puso de relieve en el último informe de la Oficina del Censo Norteamericana (1996) las diferencias entre los ricos y los pobres en Estados Unidos han alcanzado niveles que no se veían desde el final de la Segunda Guerra Mundial...... desde 1968 a 1994 el aumento progresivo de la diferencia entre los más pudientes y la clase trabajadora es cada vez más pronunciada.
Durante los dos primeros años del mandato del Presidente Clinton, los ingresos percibidos por el 5% de la población americana más rica crecieron de forma más rápida que durante los ocho años de la administración republicana de Reagan.
Como ejemplo de esta tendencia, se indica que el promedio de ingresos en las economías domésticas de la población considerada pudiente se situaba en  105.945 dólares en 1994 frente a los 73.754 dólares en 1968, lo que supone un incremento del 44% después de aplicar los ajustes por inflación. En contraste, las economías con menos recursos económicos vieron aumentar sus ingresos durante el mismo período de tiempo sólo un 7% pasando de 7.202 dólares en 1968 a 7.762 dólares en 1994.
Justo con la publicación de este informe en junio de 1996, también se daba a conocer el último informe de UNICEF, según el cual Estados Unidos alberga en su seno a los niños más pobres del mundo y, al mismo tiempo a los más ricos del planeta. En 1993 los niños entre  4 y 12 años gastaron en juguetes   ( con dinero de su propio bolsillo) 17.000 millones de dólares. En 1994 los niños entre 6 y 16 años manejaron la suma (en dinero de bolsillo) de 32.000 millones de dólares.
Al mismo tiempo y en el mismo país, la mitad de los niños menores de 6 años entre la comunidad negra vive por debajo de los niveles de pobreza  y carece de la protección de un sistema de salud. Estados Unidos ocupa el último lugar entre los países industrializados en mortalidad infantil, esperanza de vida y visitas al médico.
El incremento en la estructura de desigualdad de la riqueza y la renta también se refleja entre la población asalariada. En la actualidad los ejecutivos ganan como media más de 90 veces más que los trabajadores industriales, cuando en 1980 sólo ganaban 40 veces, pero además el 30% de los afroamericanos y el 20% de los hispanos tienen ingresos que no superan el límite oficial de la pobreza. A esto habría que agregar los 35 millones que viven en la más absoluta marginación de los cuales casi 27 millones son completamente analfabetos.
Una de cada seis personas en edad avanzada en Estados Unidos vive por debajo del nivel de pobreza", nos dicen, Mercedes Odina y Gabriel Halevi en su libro América Sociedad Anónima ( Planeta - 1997 ).

" En Estados Unidos por primera vez desde 1920, en 1991, un uno por ciento de los norteamericanos tiene más riqueza que todas las poseídas por el 90% de la población. En los últimos  12  años, el 70% del crecimiento económico nacional ha ido a las manos de ese mismo uno por ciento que está en la cumbre en materia de ingresos ( Bill Clinton ).
Los países  más desarrollados pertenecientes la " tríada" concentran y manejan alrededor del 70% de los ingresos o entradas y un 83% de las salidas de las inversiones extranjeras directas a nivel mundial.
Las inversiones extranjeras directas ( I.E.D.) habían alcanzado a finales de 1992 un importe acumulado de 1,949 billones de dólares a valores históricos. Dicho importe es de tal magnitud que representa casi un diez por ciento del PBI mundial.
Sólo el uno por ciento de las corporaciones matrices de las empresas transnacionales (E. Ts. ) ( 37.000 a principios de los noventa ) son propietarias de más de la mitad del stock de las I.E.D. provenientes de sus países de origen.
Se calcula que las cien más grandes E.Ts. controlan un tercio de la inversión directa acumulada a nivel mundial", nos dicen Naum Minsburg - Héctor Valle y otros ( Ob. cit. ).

Con lo visto anteriormente -podríamos decir "visto para sentencia"-, tenemos una amplia confirmación, sobre lo que nos contaban en el capítulo anterior Hans-Peter Martin y Harald Schumann, de lo tratado en el Hotel Fairmont de San Francisco, en la reunión de notables de los negocios, universidades y gobernantes del mundo, en Septiembre de 1995. Estos "pragmáticos" 500 de primera línea asumían que en el próximo siglo el 20% de la población activa bastará para mantener en marcha la economía mundial. No se necesitará más fuerza de trabajo.
Evidentemente han tenido razón "una década" antes. El resto como expresó Brzezinski: "tittytainment", entretenimiento aturdidor y alimentación suficiente, aunque ésto último nos permitimos ponerlo en duda.
La mayoría silenciosa (la que no vota), verá a la minoría satisfecha (mayoría que vota, al decir de Galbraith) por televisión. Invertirá sus ahorros -cuando los tenga- en los fondos de pensión o de inversión para que algún especulador aplique los recursos en acciones en las empresas que luego los despedirán para aumentar la rentabilidad de la inversión.

¿Podrá una minoría tan reducida -aunque poderosa- asumir los problemas comunes del mundo?. ¿ La competencia les dejará tiempo para atender los cada vez más grandes desafíos medioambientales, demográficos, económicos y sociales ?. ¿Habrá alguno o algunos dispuestos a actuar como prestamista de último recurso?.¿ Podrán la cibernética, la automatización y las tecnologías revolucionarias devolver al consumidor su ciudadanía y al individuo la voluntad de ser sujeto?. ¿Podrán los triunfadores abrir sus mentes antes del fracaso?. ¿Quiénes administrarán el sistema comercial mundial?. ¿Quién restablecerá la confianza?. ¿Hasta donde serán capaces de liberalizar?. ¿Hasta donde llevarán la privatización?. ¿Podrán equilibrar la libertad con la igualdad?. ¿Harán duradero el desarrollo?. ¿Tolerarán otras culturas?. ¿Quién es el policía que monta guardia?. ¿Alguien se interesa por los desequilibrios estructurales?. ¿A los ganadores les interesa la justicia social?. ¿Estarán dispuestos a hacerse cargo de las víctimas del progreso?. ¿Serán capaces de no considerar al mundo como un todo?. ¿Quiénes serán los encargados de pensar globalmente y actuar localmente?. ¿Serán capaces de reformular el contrato social para una sociedad no basada en el trabajo?. ¿ Podrán dejar de sacrificar deliberadamente el futuro al presente ?

Mientras reflexionamos sobre las posibilidades - o más aún sobre la voluntad - de los "ganadores" de asumir, en tiempo y forma, la problemática global del mundo como suya propia, pasemos a reconocer, en el siguiente capítulo, a los "perdedores" de la globalización.

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