REFLEXIONES SOBRE LA OBRA DE T. S. KUHN:"LA ESTRUCTURA DE LAS REVOLUCIONES CIENTÍFICAS"

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Leonardo Espinosa Quintero
Director del Departamento de Derecho Comercial de la Escuela de Derecho

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1. Reflexiones previas.
Para efectos del ensayo que se escribirá a continuación, considero oportuno hacer algunas reflexiones previas sobre los puntos estudiados en el módulo titulado “Epistemología de la ciencia”, a cargo del profesor Alfonso Florez.
Se partirá, en primer lugar, de un esbozo o ayuda de memoria, de los aspectos que nos parecieron más relevantes en la lectura del libro de T.S. KUHN , “La Estructura de las Revoluciones Científicas”; con base en el cual se identificarán las ideas destinadas a edificar el ensayo en mención, las cuales se complementarán con las notas de clase.
Así las cosas, se proceden a destacar, como de especial interés, las siguientes reflexiones de cada una de las partes de la obra mencionada:

 

1.1. Del prefacio:
“Resultó para mí una sorpresa total el que ese contacto con teorías y prácticas científicas anticuadas socavara radicalmente algunos de mis conceptos básicos sobre la naturaleza de la ciencia y las razones que existían para su éxito específico...”
“El resultado fue un cambio drástico en mis planes profesionales, un paso de la física a la historia de la ciencia...”
“Lo mas importante es que, el pasar un año en una comunidad compuesta, principalmente, de científicos sociales, hizo que me enfrentara a problemas imprevistos sobre las diferencias entre tales comunidades y las de los científicos naturales entre quienes había recibido mi preparación”.
“Principalmente, me asombré ante el número y el alcance de los desacuerdos patentes entre los científicos sociales, sobre la naturaleza de problemas y métodos científicos aceptados”.
“...llegué a reconocer el papel desempeñado en la investigación científica por lo que, desde entonces, llamo “paradigmas”. “Considero a éstos como realizaciones científicas universalmente reconocidas que, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad científica...”
“Mi objetivo fundamental es demandar con urgencia un cambio en la percepción y la evaluación de los datos conocidos, no ha de ser un inconveniente el carácter esquemático de esta primera presentación...”
“...cada revolución científica modifica la perspectiva histórica de la comunidad que la experimenta, entonces ese cambio de perspectiva deberá afectar la estructura de los libros de texto y las publicaciones de investigación posteriores a dicha revolución...”
Esta idea, se convierte en vertebral para la estructuración y desarrollo del presente ensayo. En efecto, en los posibles temas que he examinado para su elaboración, me ha interesado en forma reiterada el aspecto correspondiente al papel de los libros de texto en la enseñanza ( y no se si pudiera hablarse de progreso o avance ) de las ciencias jurídicas, que es la disciplina en la que el autor se desempeña como docente hace trece años, en particular, en el área del derecho comercial.
“Es preciso estudiar un efecto semejante – un cambio de distribución de la literatura técnica citada en las notas al alcance de los informes de investigación – como indicio posible sobre el acaecimiento de las revoluciones”

1.2. Del capítulo I., Introducción: Un papel para la historia:
“Si se considera a la historia como algo más que un depósito de anécdotas o cronología, puede producir una transformación decisiva de la imagen que tenemos actualmente de la ciencia...”
En relación con esta afirmación y, teniendo en mente la advertencia que los apuntes de clase nos indican, en el sentido de que la propuesta de KUHN es pertinente aplicarla a las ciencias naturales y, su extensión a las ciencias sociales o “ciencias del espíritu” de que hablan los alemanes, debe hacerse con especial cuidado; me inclino por insistir en que algunos elementos del ensayo de KUHN brindan excelentes puntos de reflexión frente a las ciencias sociales.
Con esta advertencia, me valdré de las ideas que KUHN expresa, en lo concerniente al papel histórico de los libros de texto; para irradiarlas en la enseñanza del derecho comercial, con el objeto de aportar algunas ideas que contribuyan o generen debate en lo que podría insinuarse como una línea de investigación, cuyo propósito sería – inicialmente - discurrir sobre si éstos han contribuido o no a lo que en forma caprichosa llamaremos “progreso del derecho comercial”.
“Esa imagen fue trazada previamente, incluso por los mismos científicos, sobre todo a partir del estudio de los logros científicos llevados a cabo, que se encuentran en las lecturas clásicas y, más recientemente, en los libros de texto con los que cada una de las nuevas generaciones de científicos APRENDE A PRACTICAR SU PROFESIÓN...”
“Si la ciencia es la constelación de hechos, teorías y métodos reunidos en los libros de texto actuales, entonces los científicos son hombres que, obteniendo o no buenos resultados, se han esforzado en contribuir con alguno que otro elemento a esa constelación particular”.
“Los episodios extraordinarios en que tienen lugar esos cambios de compromisos profesionales son los que se denominan en este ensayo revoluciones científicas. Son los complementos que rompen la tradición a la que está ligada la actividad de la ciencia normal...”.
Aquí nos formulamos la siguiente pregunta: ¿Es posible una revolución científica en las ciencias jurídicas, en particular la del derecho comercial?. En otros términos: ¿Puede hablarse de un rompimiento en la TRADICIÓN a la que está ligada el surgimiento y desarrollo histórico del derecho mercantil o comercial?. O estamos resignados a registrar impasiblemente lo que las fuerzas sociales, con fundamento en las costumbres, usos y prácticas sociales, van elevando a la categoría de normas mediante su consagración positiva?. Algunas de las respuestas que demos a los interrogantes formulados, constituirán el aporte de este ensayo.

1.3. Del capítulo II. El camino hacia la ciencia normal:
“Ciencia normal significa investigación basada firmemente en una o más realizaciones científicas pasadas, realizaciones que alguna comunidad científica particular reconoce, durante cierto tiempo, como fundamento para su práctica posterior”.
“En la actualidad, esas realizaciones son relatadas, aunque raramente en su forma original, por los libros de texto científicos, tanto elementales como avanzados”.
“Esos libros de texto exponen el cuerpo de la teoría aceptada, ilustran muchas o todas sus aplicaciones apropiadas y comparan éstas con experimentos y observaciones de condición ejemplar...”
Aquí me surge el siguiente interrogante: ¿Podemos hablar de LIBROS DE TEXTO CIENTÍFICOS en las ciencias jurídicas; en particular en el derecho mercantil?
Indudablemente, los libros que se emplean para el estudio de las ciencias jurídicas, aunque no se refieren a experimentos, si contienen o recogen un buen número de observaciones sobre instituciones jurídicas, su historia, interpretación, cambio y comportamiento en las relaciones por ellas reguladas. ¿Reflejan ellos una constelación de hechos, teorías y métodos reunidos en los libros de texto, a que se refiere la propuesta de KUHN?. Una respuesta tentativa y fácil sería la de afirmar que el modelo de KUHN no aplica a las ciencias del espíritu. Ya hemos dicho que este aspecto lo tendremos en cuenta; pero que no obstante el mismo, insistiremos en valernos de sus ideas para sembrar algunas en el campo del derecho mercantil.
“Pero, aunque este tipo de reunión de datos ha sido esencial para el origen de muchas ciencias importantes, cualquiera que examine, por ejemplo, los escritos enciclopédicos de Plinio o las historias naturales baconianas del siglo xvii, descubrirá que el producto es un marasmo. En cierto modo, uno duda en llamar científica a la literatura resultante...”.
De esta aseveración, nos preguntamos: ¿Han estado las ciencias jurídicas inmersas en un MARASMO?. Sobre este particular y, específicamente en el área del derecho mercantil, citaremos algunos pasajes de la historia de roma (la conquista de la Galia ), remontándonos 78 años antes de cristo, que nos dejan preocupados ( o satisfechos?) – no sabría contestar ahora - , contrastándolos con instituciones vigentes 2.000 años después, para encontrar que si borramos la distancia del tiempo, prácticamente están regulando situaciones e intereses económicos iguales. Pareciere que el tiempo ha pasado en vano, o mejor aún, no ha pasado?.
“Pero hay siempre hombres que se aferran a alguna de las viejas opiniones y, simplemente, se les excluye de la profesión que, a partir de entonces, pasa por alto sus trabajos...” Nos preguntamos: ¿Cuándo se pasa por alto, o cuándo se considera “vieja” una opinión en las ciencias jurídicas?.
“En las ciencias (aunque no en campos tales como la medicina, la tecnología y el derecho, cuya principal razón de ser es una necesidad social externa), la formación de periódicos especializados, la fundación de sociedades de especialistas y la exigencia de un lugar especial en el conjunto, se han asociado, habitualmente, con la primera aceptación por un grupo de un paradigma simple...”
“Sin embargo, con un libro de texto, el investigador creador puede iniciar su investigación donde la abandona el libro y así concentrarse exclusivamente en los aspectos más sutiles y esotéricos de los fenómenos naturales que interesan a su grupo...”
“En la actualidad, en las ciencias, los libros son habitualmente textos o reflexiones retrospectivas sobre algún aspecto de la vida científica...”
“El científico que escribe uno de esos libros tiene mayores probabilidades de que su reputación profesional sea dañada que realzada...”.
Sobre este particular, en lo atinente a las ciencias jurídicas, me viene a la memoria un pasaje magistral, escrito por el Dr. Jorge Vélez García, actual decano de la escuela de derecho de la Universidad Sergio Arboleda, exmagistrado de la Corte Suprema de Justicia y presidente en ejercicio de la Academia Colombiana de Jurisprudencia, en cuya revista número 311 de junio de 1998, expresó: “También a veces ( ¿acaso, las más de las veces?), hay quienes emplean la ilustración de los autores como quien empuña un mazo para golpear a un contendor en la lucha forense...A esto y a mucho más se halla expuesto el escritor de cuestiones jurídicas. A predisponer en su contra a aquellos que en la obra no encontraron su caso nítidamente perfilado y resuelto, o hallan una solución inconveniente a su pretensión, o se topan con un punto de vista en desarmonía con sus intereses; a padecer el aguijón, no por inane menos molesto, de los críticos y libelistas de oficio, para quienes nada de los demás está bien hecho, panfletarios incapaces de escribir la página de un folleto, pero que en cocteles y corrillos asumen de oráculos infalibles e implacables frente al ensayo o el libro de un colega...”

1.4. Del capítulo III. Naturaleza de la ciencia normal.
“En su uso establecido, un paradigma es un modelo o patrón aceptado...”
“En lugar de ello, tal y como una decisión judicial aceptada en el derecho común, es un objeto para una mayor articulación y especificación, en condiciones nuevas o más rigurosas”.
“La ciencia normal consiste en la realización de esa promesa, una realización lograda mediante la ampliación del conocimiento de aquellos hechos que el paradigma muestra como particularmente reveladores, aumentando la extensión del acoplamiento entre esos hechos y las predicciones del paradigma y por medio de la articulación ulterior del paradigma mismo”.
“Estas tres clases de problemas – la determinación del hecho significativo el acoplamiento de los hechos con la teoría y la articulación de la teoría – agotan, creo yo, la literatura de la ciencia normal, tanto empírica como teórica. Por supuesto, no agotan completamente toda la literatura de la ciencia”.
Trasladada esta idea a las ciencias jurídicas, no está lejos la utilidad del postulado en mención. En efecto, las ciencias jurídicas trabajan igualmente con hechos sociales (que serían los “hechos significativos”); que aplicados a los intereses prevalentes en el derecho mercantil, podríamos identificarlos como hechos económicos, los que a su turno, se articulan con las teorías que prevalecen en el derecho comercial, las cuales giran básicamente sobre las teorías de la empresa, empresario, establecimiento de comercio y actividad económica organizada, como principales protagonistas de la concepción ( si se quiere moderna ) del derecho económico.
En consecuencia, nos preguntamos. ¿Debemos desertar de estas concepciones tradicionales fundadas en la empresa y la actividad económica desarrollada a través de la misma, para visualizar un derecho comercial distinto hasta el ahora elaborado con fundamento en hechos sociales y económicos?

1.5. Del capítulo IV. La ciencia normal como resolución de enigmas.
“Los enigmas son, en el sentido absolutamente ordinario que empleamos aquí, aquella categoría especial de problemas que puede servir para poner a prueba el ingenio o la habilidad para resolverlos”.
“Por el contrario, los problemas verdaderamente apremiantes, como un remedio para el cáncer , o el logro de una paz verdadera, con frecuencia no son ningún enigma, en gran parte debido a que pueden no tener solución alguna”.
Nos preguntamos, entonces: ¿Existen en las ciencias del espíritu problemas que tengan la categoría de enigmas, a los cuales se refieran los libros de texto, como categoría especial de problemas, que pongan a prueba el ingenio o la habilidad para resolverlos por parte del investigador de esta disciplina ?

1.6. Del capítulo V. Prioridad de los paradigmas.
“Una investigación histórica profunda de una especialidad dada, en un momento dado, revela un conjunto de ilustraciones recurrentes y casi normalizadas de diversas teorías en sus aplicaciones conceptuales, instrumentales y de observación”.
“Esos son los paradigmas de la comunidad revelados en sus libros de texto, sus conferencias y sus ejercicios de laboratorio”.
“Estudiándolos y haciendo prácticas con ellos es como aprenden su profesión los miembros de la comunidad correspondiente”.
Algo similar es lo que sucede con los estudiosos de las ciencias jurídicas, cuyo fundamento teórico está representado por los libros de texto a cuyo estudio dedican un buen número de años y en los cuales fundamentan toda su experiencia o ejercicio profesional. Surge, la pregunta: ¿Cuándo comienzan a aportar algo novedoso a su ciencia, si siempre están apegados a sus libros de texto?.
“Como resultado de ello, la búsqueda de un cuerpo de reglas pertinentes para constituir una tradición de investigación normal dada, se convierte en una fuente de frustración continua y profunda”.
“ Sin embargo, el reconocimiento de la frustración hace posible diagnosticar su origen”.
“Una nueva teoría se anuncia siempre junto con aplicaciones a cierto rango concreto de fenómenos naturales; sin ellas ni siquiera podría esperar ser aceptada. Después de su aceptación, esas mismas aplicaciones u otras acompañarán a la teoría en los libros de texto de donde aprenderán su profesión los futuros científicos”.

1.7. Del capítulo VI. La anomalía y la emergencia de los descubrimientos científicos.
“El descubrimiento comienza con la percepción de la anomalía; o sea, con el reconocimiento de que en cierto modo la naturaleza ha violado las expectativas, inducidas por el paradigma, que rigen a la ciencia normal”.
“...el descubrimiento involucra un proceso extenso, aunque no necesariamente prolongado, de asimilación conceptual. ¿Podríamos decir también que incluye un cambio en el paradigma?.
De estas reflexiones, nos preguntamos: ¿Podemos hablar de descubrimientos en las ciencias jurídicas y de cambios de paradigmas? Reiteramos que no se ha perdido la observación de que dan fe los apuntes de clase, en el sentido de que el modelo en estudio no puede aplicarse rígidamente a las ciencias del espíritu. Lo que se desea es aprovechar sus reflexiones para generar inquietudes sobre la forma como se ha venido trabajando en las ciencias en mención, en las que es evidente un grado extremo de rigidez en sus libros de texto, que continúan predicando sin grandes cambios un cuerpo teórico inmemorial.

1.8. Del capítulo VII. Las crisis y la emergencia de las teorías científicas.
“El fracaso de las reglas existentes es el que sirve de preludio a la búsqueda de otras nuevas”.
“El fracaso con un problema nuevo es, a veces, decepcionante; pero nunca sorprendente. Ni los problemas ni los enigmas ceden generalmente ante los primeros ataques”.

1.9. Del capítulo VIII. La respuesta a la crisis.
“...las crisis son una condición previa y necesaria para el nacimiento de nuevas teorías...”
“Como tal, si mi argumento es correcto, pueden contribuir cuando mucho a crear una crisis o, de manera más exacta, a reforzar alguna que ya exista”.
“Pero los estudiantes de ciencias aceptan teorías por la autoridad del profesor y de los textos, no a causa de las pruebas”.
“Las aplicaciones mencionadas en los textos no se dan como pruebas, sino debido a que el aprenderlas es parte del aprendizaje del paradigma dado como base para la práctica corriente”.
“Cuando la transición es completa, la profesión habrá modificado su visión del campo, sus métodos y sus metas. Un historiador perspicaz, al observar un caso clásico de reorientación de la ciencia mediante un cambio de paradigma, lo describió recientemente como “tomar el otro extremo del bastón”, un proceso que involucra “manejar el mismo conjunto de datos anteriores, pero situándolos en un nuevo sistema de relaciones concomitantes al ubicarlos en un marco diferente” “.
“Creo que es, sobre todo, en los periodos de crisis reconocida, cuando los científicos se vuelven hacia el análisis filosófico como instrumento para resolver los enigmas de su campo”.
De las reflexiones hechas, en forma lacónica nos preguntamos: ¿No es hora en las ciencias jurídicas de “tomar el otro extremo del bastón”; de virar hacia el “análisis filosófico”, como instrumentos para aportar ideas nuevas, frescas, que cambien sustancialmente la visión comunicada por los libros de texto hasta ahora empleados en la enseñanza de las ciencias en mención?.

1.10. Del capítulo IX. Naturaleza y necesidad de las revoluciones científicas.
“Las revoluciones científicas se consideran aquí como aquellos episodios de desarrollo no acumulativo en que un antiguo paradigma es reemplazado, completamente o en parte, por otro nuevo e incompatible”.
“Frente a las diferencias tan grandes y esenciales entre el desarrollo político y el científico, ¿qué paralelismo puede justificar la metáfora que encuentra revoluciones en ambos?
“Las revoluciones políticas se inician por medio de un sentimiento, cada vez mayor, restringido frecuentemente a una fracción de la comunidad política, de que las instituciones existentes han cesado de satisfacer adecuadamente los problemas planteados por el medio ambiente que han contribuido en parte a crear”.
“Tanto en el desarrollo político como en el científico, el sentimiento de mal funcionamiento que puede conducir a la crisis es un requisito previo para la revolución”.
“Las revoluciones políticas tienden a cambiar las instituciones políticas en modos que esas mismas instituciones prohíben. Por consiguiente su éxito exige el abandono parcial de un conjunto de instituciones a favor de otro y, mientras tanto, la sociedad no es gobernada completamente por ninguna institución”.
“En números crecientes, los individuos se alejan cada vez más de la vida política y se comportan de manera cada vez más excéntrica en su interior. Luego, al hacerse más profunda la crisis, muchos de esos individuos se comprometen con alguna proposición concreta la reconstrucción de la sociedad en una nueva estructura institucional”.
“En este punto, la sociedad se divide en campos o partidos enfrentados, uno de los cuales trata de defender el cuadro de instituciones antiguas, mientras que los otros se esfuerzan en establecer otras nuevas”.
“Aunque las revoluciones tiene una función vital en la evolución de las instituciones políticas, esa función depende de que sean sucesos parcialmente extrapolíticos o extrainstitucionales”.
Nos preguntamos: ¿Al igual que en las revoluciones políticas que menciona Kuhn , se puede hablar de revoluciones en las ciencias jurídicas?

1.11 Del capítulo X. Las revoluciones como cambios del concepto del mundo.
“El historiador de la ciencia puede sentirse tentado a proclamar que cuando cambian los paradigmas, el mundo mismo cambia con ellos”.
“Es algo así como si la comunidad profesional fuera transportada repentinamente a otro planeta, donde los objetos familiares se ven bajo una luz diferente y, además, se les unen otros objetos desconocidos. Por supuesto , no sucede nada de eso...”
“En lugar de ser un intérprete, el científico que acepta un nuevo paradigma es como el hombre que lleva lentes inversores. Frente a la misma constelación de objetos que antes, y sabiendo que se encuentra ante ellos, los encuentra, no obstante, transformados totalmente en muchos de sus detalles”.

1.11. Del capítulo XI. La invisibilidad de las revoluciones.
Es este el capítulo que, según los apuntes de clase, más tiene relación con el papel de los libros de texto, en las revoluciones científicas, veamos:
“Como fuente de autoridad, acuden a mi imaginación, sobre todo, los libros de texto científicos, junto con las divulgaciones y las obras filosóficas moldeadas sobre ellos. Estas tres categorías – hasta hace poco no se disponía de otras fuentes importantes de información sobre la ciencia, excepto la práctica de la investigación – tienen una cosa en común. Se dirigen a un cuerpo ya articulado de problemas, datos y teorías con mayor frecuencia que al conjunto particular de paradigmas aceptado por la comunidad científica en el momento en que dichos libros fueron escritos. Los libros de texto mismos tienen como meta el comunicar el vocabulario y la sintaxis de un lenguaje científico contemporáneo. Las obras de divulgación tratan de describir las mismas aplicaciones, en un lenguaje que se acerca más al de la vida cotidiana”.
“En el caso de los libros de texto, por lo menos, existen incluso razones poderosas por las que, en esos temas, deban ser sistemáticamente engañosos”.
“Por el momento, demos por sentado que, hasta un punto sin precedente en otros campos, tanto los conocimientos científicos de los profesionales como los de los profanos se basan en libros de texto y en unos cuantos tipos más, de literatura derivada de ellos. Sin embargo, puesto que los libros de texto son vehículos pedagógicos para la perpetuación de la ciencia normal, siempre que cambien el lenguaje, la estructura de problemas o las normas de la ciencia normal, tienen, íntegramente o en parte, que volver a escribirse. En resumen, deben volverse a escribir inmediatamente después de cada revolución científica, una vez escritos de nuevo, inevitablemente disimulan no sólo el papel desempeñado sino también la existencia misma de las revoluciones que los produjeron”.
“Sin embargo, la tradición derivada de los libros de texto, en la que los científicos llegan a sentirse participantes, nunca existió efectivamente”.
“No es extraño que tanto los libros de texto como la tradición histórica que implican tengan que volver a escribirse inmediatamente después de cada revolución científica”.
“ Whitehead captó el espíritu no histórico de la comunidad científica cuando escribió: “Una ciencia que vacila en olvidar a sus fundadores está perdida”. Sin embargo, no estaba completamente en lo cierto, ya que las ciencias, como otras empresas profesionales, necesitan a sus héroes y preservan sus nombres”.
“Puesto que su finalidad es la de enseñar rápidamente al estudiante lo que su comunidad científica contemporánea cree conocer, los libros de texto tratan los diversos experimentos, conceptos, leyes y teorías de la ciencia normal corriente, hasta donde es posible, separadamente y uno por uno. Como pedagogía, esta técnica de presentación es incuestionable”.
“La presentación de un libro de texto implica que, desde el comienzo de la empresa científica, los profesionales se han esforzado por las objetividades particulares que se encuentran incluidas en los paradigmas actuales. En un proceso comparado frecuentemente a la adición de ladrillos a un edificio, los científicos han ido añadiendo uno por uno, hechos, conceptos, leyes y teorías al caudal de información que proporciona el libro de texto científico contemporáneo”. “Pero no es así como se desarrolla una ciencia”.

1.12. Del capítulo XII. La resolución de las revoluciones.
“Los libros de texto que hemos estado examinando solo se producen inmediatamente después de una revolución científica. Son las bases para una nueva tradición de ciencia normal”.
“Hasta el grado en que se dedique a la ciencia normal, el investigador es un solucionador de enigmas, no alguien que ponga a prueba los paradigmas...será como el jugador de ajedrez que, frente a un problema establecido y con el tablero, física o mentalmente ante él, ensaya varios movimientos alternativos para buscar la solución...”
“Es justamente lo incompleto y lo imperfecto del ajuste entre la teoría y los datos existentes, lo que, en cualquier momento, define muchos de los enigmas que caracterizan a la ciencia normal.
1.13. Del capítulo XIII. Progreso a través de las revoluciones.
“Por qué debe progresar continuamente la empresa bosquejada antes ( que entiendo Kuhn se refiere al desarrollo científico ), cuando, por ejemplo, el arte, la teoría política y la filosofía no lo hagan?
“Por qué es el progreso una condición reservada casi exclusivamente a las actividades que llamamos ciencia?
“Puede notarse, inmediatamente, que parte de la pregunta es absolutamente semántica. En medida muy grande, el término “ciencia” está reservado a campos que progresan de manera evidente. En ninguna parte se muestra esto de manera más clara que en los debates repetidos sobre si una u otra de las ciencias sociales contemporáneas es en realidad una ciencia”.
“Con frecuencia se gastan grandes energías, se despiertan grandes pasiones y los observadores exteriores tienen grandes dificultades para saber por qué. “¿Hay mucho que pueda depender de una “definición de ciencia”?”. ¿Puede una definición indicarle a un hombre si es o no un científico?”. En ese caso, Por qué no se preocupan los artistas o los científicos naturales por la definición del término?”
“De manera inevitable, llegamos a sospechar que lo que se encuentra en juego es algo más fundamental. Es probable que, en realidad, se hagan preguntas como las siguientes: ¿Por qué no progresa mi campo del mismo modo que lo hace, por ejemplo, la física?. ¿Qué cambios de técnicas, de métodos o de ideología lo harían capaz de progresar en esa forma?”
“Debemos aprender a reconocer como causas lo que ordinariamente hemos considerado efectos. Si logramos hacer esto, las frases “progreso científico” e incluso “objetividad científica” pueden llegar a parecer en parte redundantes”...¿Progresa un campo debido a que es una ciencia, o es una ciencia debido a que progresa?”
“A diferencia de los ingenieros y de muchos doctores y la mayor parte de los teólogos, el científico no necesita escoger problemas en razón de que sea urgente resolverlos y sin tomar en consideración los instrumentos disponibles para su resolución. También a ese respecto, el contraste entre los científicos naturalistas y muchos científicos sociales resulta aleccionador. Los últimos tienden a menudo, lo que los primeros casi nunca hacen, a defender su elección de un problema para su investigación, por ejemplo, los efectos de la discriminación racial o las causas del ciclo de negocios, principalmente en términos de la importancia social de lograr una solución. ¿De qué grupo puede esperarse entonces que resuelva sus problemas a un ritmo más rápido?
“En la música, en las artes gráficas y en la literatura, el profesional obtiene su instrucción mediante la observación de los trabajos de otros artistas, principalmente artistas anteriores. Los libros de texto, excepto los compendios o los manuales de creaciones originales, solo tienen un papel secundario. En la historia, la filosofía y las ciencias sociales, los libros de texto tienen una importancia mucho mayor...”

2. Ha progresado el derecho comercial o mercantil, según las evidencias que arrojan la lectura de los libros de texto tradicionales en dicha materia?

2.1. Para efectos del presente ensayo, tal como lo advertimos en sus páginas iniciales, tomaré unos pasajes de la obra clásica del profesor Guglielmo Ferrero, titulada: “Grandeza y Decadencia de Roma” I, La Conquista, II Julio César”, Ediciones siglo veinte, Buenos Aires, 1959, que constituye un libro de texto, para la enseñanza del derecho en general, ya que en sus páginas se encuentran excelentes referencias a las instituciones jurídicas que rigieron en Roma en un periodo específico, en este caso, los años 78 al 59 antes de Cristo.

 

2.2. Acto seguido, se contrastará lo enseñado por la obra o libro de texto en mención; con lo que enseñan los libros de texto actuales, tomando algunos puntos de referencia específicos, para establecer si han existido cambios sustanciales en las situaciones económicas reguladas en el periodo histórico reseñado, con la normativa que actualmente las rige.

2.3. Se podría entonces, afirmar que, el método o procedimiento que seguiré en las líneas que a continuación me propongo redactar busca evidenciar si en el punto específico que se adopta en relación con el derecho comercial, las instituciones que se mencionen han estado inmersas en el marasmo que denuncia Kuhn; o si por el contrario, es evidente que se hayan reescrito brindando bases para una nueva tradición en el derecho comercial acotado.

2.4. En otros términos: Asumimos, regulamos, interpretamos o afrontamos -en materia comercial o mercantil- los hechos y situaciones jurídicas con contenido patrimonial o económico, en forma idéntica o similar a como se hacia 78 años antes de Cristo?

2.5. Algunos pasajes tomados de la obra en mención, pueden dejarnos sorprendidos. Veamos lo que refiere el autor: “ A la expansión militar sucedió la expansión mercantil. Con este motivo se abrieron en Roma los primeros baños públicos, poco después de la segunda guerra púnica; luego, en el 174, los primeros hornos públicos para los obreros y mercaderes célibes, que no podían fabricarse el pan en casa por medio de esclavos. Los generales condujeron muchos artesanos griegos para organizar sus fiestas y triunfos; numerosos orfebres se hicieron cambistas, pues tantas eran las monedas extranjeras que afluían a Roma, y gran número de estos cambistas, estimulados por la ganancia y la abundancia del capital, se transformaron en banqueros, aceptaron depósitos, hicieron préstamos. Numerosos extranjeros e italianos acudieron a abrir sus tabernas, baños, tintorerías, zapaterías, orfebrerías, sastrerías; se hicieron empresarios de teatros o autores de comedias...”

2.6. “El espíritu mercantil se difundió en todas partes, en el bajo pueblo como en la aristocracia, triunfando paulatinamente, aun en las familias más conservadoras, de los prejuicios y de las repugnancias de la era agrícola. Catón, por ejemplo, el primero que ingresó en el Senado perteneciendo a una familia de medianos propietarios de la Sabina, quiso ser desde luego el perseguidor de los usureros y el prototipo del landlord antiguo; pero se arrojó en seguida en los negocios, y también él se convirtió en un hombre de su tiempo, se asoció a los mercaderes armadores, ejerció la usura, traficó con las tierras y el comercio de esclavos”

2.7. “Y sin embargo, bajo esta prosperidad se elaboraba un cambio inmenso y terrible en todo, pues en todas partes alteraba la composición de las clases el violento contraste entre el antiguo y el nuevo orden de cosas. Si la plebe romana, que continuaba en el campo, aun vivía a la manera antigua y era sobria, sencilla, honrada, respetaba a la nobleza y a la ley, al contrario, los ciudadanos que iban a establecer su residencia en Roma para ejercer los oficios, el comercio, la navegación, el tráfico, contraían todos los vicios de la plebe que vivía en las ricas ciudades mercantiles: la embriaguez, la codicia, la pereza, el deseo de las diversiones, la indisciplina, el egoísmo del célibe, la fanfarronería...”

2.8. En la actualidad, podemos preguntarnos si no es evidente que el nuevo orden de cosas, una vez soportados los cambios históricos transcurridos desde la época citada, a la fecha; con algunos cambios de redacción, no es la misma?. Es decir, el mercantilismo nos mantiene, todavía, sumidos en la noche oscura y sin fin que el profesor Ferrero describe en su obra.

2.9. Si todavía subsistieren dudas del desolador panorama, el autor dice: “En los campos de Italia la usura se propagaba a la manera de una plaga; ...La lucha por la vida empezó a ser dura en Roma y en Italia; en todos los oficios y empresas que podían abordarse con poco capital, aumentó la competencia y disminuyó la ganancia; la miseria empezó a fermentar en todas partes cual grandes pantanos que, como siempre ocurre, pronto emponzoñaron con sus miasmas el aire respirado por los ricos. En Roma, adonde todos acudían atraídos por el rumor de la opulencia de la metrópoli, el hambre fue un tormento y una humillación de todas las horas. En su creciente grandeza, y a medida que la población aumentaba, la ciudad tenía que buscar en mercados, cada vez más distantes, el trigo para sustentarse; pero cuanto más remotos los mercados, más se encarecía el pan en Roma, y en cuanto venía un año malo, el pueblo bajo sufría hambre y contraía deudas con el panadero”

2.10. “A esto vino a sumarse otro mal, todavía más grave, el empobrecimiento, la corrupción y la desaparición de la antigua aristocracia romana; la decadencia progresiva, física, económica y moral de la clase dirigente de Roma. En las familias nobles, enriquecidas durante el período próspero de los comienzos del siglo, el orgullo y la crápula corrompieron a muchos jóvenes, que se criaron perezosos, estúpidos y viciosos...Muchos jóvenes se llenaron de deudas...vendieron la casa de sus antepasados...otros intentaron obtener dinero consagrándose a la política...”

2.11. “Polibio, el gran pensador...había comprendido que el imperialismo concluiría por destruir al imperio; que el orgullo, la concupiscencia, la sed de placeres, el celibato, todas las pasiones de la era mercantil y de la política conquistadora, que era su secuela, destruirían el poder militar de Roma, el orden interno, el acuerdo de las clases, y desencadenarían en la metrópoli del imperio la anarquía demagógica, en la que habían fenecido tantas repúblicas de Grecia...”

2.12. “Las tierras públicas convertidas en propiedad privada aumentaron inmediatamente de valor; los propietarios endeudados pudieron vender los campos, que antes solo tuvieron en usufructo; los que habían empezado a invertir capitales en las tierras se tranquilizaron y las transacciones sobre ellas recomenzaron activamente”.

2.13. “Durante el año 66 las cosas no hicieron más que empeorar en Italia...la crisis financiera se exacerbó; la miseria producida por las deudas, la exasperación de los deseos no satisfechos y de las esperanzas malogradas, perturbaban a todas las clases...en el fondo no había más que un gran problema, de interés verdaderamente nacional: el de las deudas...”

2.14. “Se discutía, se intrigaba mucho; pero, fuera de las rivalidades de hombres y bandos, sólo había un peligro, un solo sufrimiento: las deudas. En la impaciencia que se experimentaba por gozar y poseer, muchas personas contraían deudas que luego no podían pagar, y la democracia dueña del mundo, desde los senadores que ostentaban un gran nombre hasta los humildes cultivadores, desde Julio Cesar hasta los pequeños mercaderes de Roma, pertenecía a un escaso número de usureros...la tempestad debía estallar cuando apareciera un hombre audaz que agitase entre acreedores y deudores esta cuestión candente, que temían por igual los dos partidos”.

2.15. Como se observa, dos mil años después, la situación sigue siendo similar. Hoy encontramos hombres, empresas y países endeudados en extremo, en cifras impagables y, como sucedía en Roma 66 años antes de Cristo; las deudas siguen siendo el sufrimiento diario y el instrumento de compra de conciencias sin consideración de la categoría social en la que se aplique.

2.16. “Según el derecho hipotecario, harto severo, que a la sazón estaba en uso, si expiraba el plazo y el deudor no había pagado, el acreedor se apoderaba de la propiedad hipotecada, aunque implicara dos o tres veces el valor de la suma prestada; y muchas personas que ya no podían encontrar fuera dinero a préstamo para pagar los intereses o reembolsar el capital, tenían que vender a precios irrisorios sus tierras, sus casas, sus alhajas y sus obras de arte. En todo se produjo una baja rápida, de cuyos efectos nadie se eximía, ni los ricos senadores, que ya no gozaban de la facilidad de los grandes créditos necesarios para la complicada administración de los vastos patrimonios...”

2.17. Al repasar estos pasajes descritos, que se remontan a 70 años antes de Cristo y compararlos con la situación actual, es increíble la coincidencia de los hechos e instituciones que los rigen. En efecto, nuestro derecho hipotecario sigue siendo el mismo que regía en el año 66 antes de Cristo y, sus injusticias, continúan – dos mi años después – siendo iguales. En efecto, actualmente las personas se ven imposibilitadas para pagar los altos intereses de los créditos obtenidos y por supuesto avocadas a perder sus casas, sus tierras y los demás bienes de valor, tal como lo describe la obra citada.

2.18. Ahora bien, la pregunta que surge es si la institución en mención (el derecho hipotecario) que hoy en día se aplica en términos prácticamente idénticos a como lo fue en la época histórica aludida; frente a hechos iguales debe tener consecuencias similares. O, si por el contrario, es hora de que su estructura se reemplace o cambie, para evitar que siga siendo un instrumento de expoliación de los bienes de los particulares por parte de los usureros (ahora organizados en la forma de Bancos y Corporaciones), que desde los remotos tiempos referidos, han venido históricamente cumpliendo el mismo papel.

2.19. Qué decir de otras instituciones similares a la mencionada, que históricamente han sido refinados como sutiles instrumentos de esclavitud, que empleando el endeudamiento, encarcelan la libertad de los más ilustres hombres. En la obra en mención, dice el profesor Ferrero: “Cicerón contrajo una deuda inmensa con inseguras probabilidades de pagarla, y cometía el mismo error que César, pues esclavizaba su libertad personal con una cadena que ya no lograría romper...”

2.20. “...Sobornados por sus enemigos políticos, muchos acreedores exhibieron un buen manojo de antiguas syngraphae (hoy diríamos letras de cambio) sin pagar... seguramente que estas amenazas eran resultado de las intrigas políticas...”

2.21. En la actualidad no solo el derecho hipotecario, la letra de cambio y otras figuras del derecho mercantil que tuvieron su origen en Roma, o que se perfeccionaron en los siglos XII y siguientes, si bien sirven de marco jurídico institucional para regir las relaciones comerciales o mercantiles entre los particulares e, incluso, entre éstos y el Estado; también constituyen instrumentos de presión política y social, ya que sus contornos básicos no han sufrido cambios drásticos o sustanciales; quizás porque en últimas lo que regulan son relaciones entre los hombres, que transcurridos más de dos mil años del César; Cicerón; Craso; Pompeyo y demás personajes de la historia del profesor Ferrero, siguen siendo muy similares en su acciones y pasiones a los hombres de hace dos mil sesenta años.

2.22. Entonces, podemos afirmar que le ha faltado creatividad al derecho mercantil para regular las situaciones en mención. Por qué no ha creado otros instrumentos jurídicos que se aparten sustancialmente de los heredados (el término heredado lo tomamos de los apuntes de clase, cuando se habló de la concepción heredada ), que eviten el empleo de las instituciones mercantiles como instrumentos de esclavitud y presión política? Por qué las personas siguen perdiendo sus bienes, consumidos por el pago de intereses y agobiados por las deudas adquiridas – aun a sabiendas – de que no podían pagarlas?. Los modernos mecanismos de estudios de factibilidad, niveles de endeudamiento, estudios de crédito, etc., solo han constituido intrincados mecanismos de burocracia de papel, ya que al final del camino, la historia en un circulo inagotable, se repite día a día. Muchos hombres del común y de negocios, endeudados hasta el tope, dilapidan los bienes heredados u obtenidos con tesón y trabajo, los cuales en cantidades alarmantes pasan nuevamente a banqueros y usureros como los que en antaño irrumpieron hace ya varios siglos.

2.23. Por supuesto que las reflexiones hechas no constituyen un problema exclusivo del derecho mercantil o comercial. Concurren allí un sinnúmero de variables que alimentan el caos ancestral citado. Pero, indudablemente el derecho mercantil, está llamado a jugar un papel crucial en la situación descrita. No obstante, se ha resignado a tratar el tema tal como se hacía entre los Romanos y demás culturas de las que hemos recibido influencia notable en esta materia.

2.24. Si bien es cierto, como lo sostiene KUHN, el derecho tiene como principal razón de ser, una necesidad social externa, ésta puede ser influencia por la normativa que la regula; propiciando nuevos esquemas, si se quiere distintos o revolucionarios, con relación a los reiteradamente comunicados o enseñados a través de los libros de texto hasta el momento producidos; que se han limitado a recoger e ilustrar con inocultable orgullo la tradición heredada principalmente de los Romanos.

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