INMIGRACIÓN Y VIH/SIDA

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Jairo A. Rozo Castillo
Psicólogo e Investigador Social
Estudiante doctorado
Universidad de Sevilla
Sevilla, España
Mina Rhouch
Fundación CIMME
Centro Internacional Médico para Migrantes y Extranjeros, España

Artículo Publicado el 27 de abril de 2007

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Movilidad y  VIH/SIDA
La movilidad humana no es, en sí misma, un factor de riesgo para contraer el VIH/SIDA. En cambio, las situaciones y posibles conductas adoptadas durante el proceso migratorio sí se convierten en factores que incrementan la vulnerabilidad y el riesgo de infectarse por el VIH. Los inmigrantes pueden estar en condiciones marginales durante su desplazamiento, en el lugar de destino o durante el retorno a su país; pueden ser víctimas de discriminación, xenofobia, explotación y tener poca o ninguna protección jurídica, social y sanitaria. Esta marginación incrementa la vulnerabilidad a la infección de VIH y las dificultades al vivir con VIH/SIDA.
Con frecuencia, los inmigrantes no tienen información sobre el VIH, o la tienen muy escasa, y el acceso al sistema sanitario o los métodos de prevención del VIH también es nulo o escaso. La carencia de ingresos y la pobreza pueden forzar a los inmigrantes a incrementar el riesgo a contraer el VIH. Muchas veces, para poder sobrevivir  dentro de su proceso migratorio deben "venderse" sexualmente y sin protección, lo que aumenta sus posibilidades de riesgo de infección y quebranta su estado emocional. Uno de los grupos más vulnerables de la población móvil son los demandantes de asilo, quienes aún no tienen estatus oficial o jurídico en el país donde se encuentran viviendo; a este grupo le siguen las mujeres y los niños, que también son altamente vulnerables.
El hecho de estar legal o ilegalmente en un país influye de forma considerable en la vulnerabilidad al VIH/SIDA. Los inmigrantes llamados "ilegales" viven marginados de la sociedad, procurando evitar cualquier contacto con las autoridades. En realidad, no tienen ningún derecho en el lugar donde viven, incluyendo la imposibilidad de acceso legal a los servicios sociales o sanitarios y la atención por ITS/VIH/SIDA.
En el caso de países con inmigrantes que tienen acceso al sistema sanitario, también pueden sentirse excluidos, debido a que por estar en una situación ilegal, tienen miedo de ser deportados al presentarse ante cualquier instancia institucional o estatal.
Las Mujeres y los niños pueden ser víctimas de violencia sexual, incluso dentro de su propia comunidad, incrementándose el riesgo de contraer VIH y otras ITS. Actualmente es claro, que las personas cuando están fuera de su contexto son más vulnerables a adoptar conductas de riesgo.

Feminización de la inmigración
En el marco del progresivo aumento de población inmigrante (47%), se destaca una tendencia creciente hacia la feminización del fenómeno migratorio. El impacto de las relaciones de género coexiste con una relación problemática entre salud y trabajo. Los nichos laborales que ocupan se caracterizan por su precariedad laboral, con empleos de baja cualificación y remuneración, siendo mayoritariamente mano de obra para un mercado limitado y concreto: el sector servicios, trabajos que crecientemente son despreciados por las mujeres autóctonas. Estas restricciones generan procesos de frustración, especialmente en aquellos casos en que es mayor el desfase entre el nivel formativo y el trabajo ocupado.
Esta inserción laboral -restringida a tareas tradicionalmente ligadas al mundo femenino- se asocia, a menudo, a una menor formación académica. Sin embargo, se constata que la preparación de estas mujeres supera a la de las españolas dedicadas a estas mismas actividades, ya que una gran parte posee formación media y universitaria. Las trabajadoras se encuentran con una serie de desventajas que dificultan su inserción social: el estigma y la falta de reconocimiento social que sufre el trabajo doméstico, el hecho de ser un sector jurídicamente discriminado, que no tiene los mismos derechos que el resto de trabajadores, la relación de cuasi-servidumbre que se establece en ocasiones con los empleadores o el aislamiento social derivado de las jornadas de trabajo prolongadas.  
Las condiciones de vida cotidiana y la ausencia de tiempo libre limitan el acceso a recursos formativos, culturales y sociales. Factores ambientales como el hacinamiento, las condiciones higiénicas y alimenticias, los estilos de vida poco saludables, pueden contribuir al aumento de la morbilidad y el malestar psicosocial. Por otra parte, hay una serie de cuestiones que inciden en la creación de barreras informales o subjetivas para acceder a los servicios establecidos socialmente como un derecho para todos. Esto se puede constatar, por ejemplo, en la infrautilización de los servicios de salud reproductiva que se ha detectado por parte de las mujeres inmigrantes. Aspectos como las dificultades idiomáticas o en la comunicación, la ignorancia sobre el funcionamiento de los servicios, la escasa disponibilidad de tiempo, o patrones diferenciales de utilización de recursos socio sanitarios, la  interpretación y lectura de la realidad, la generación de incomprensión y desconfianza,  la percepción de la salud como simple ausencia de enfermedad y la falta de una concepción preventiva inciden negativamente en el bienestar de muchas mujeres inmigrantes y su vulnerabilidad ante el VIH.

Feminización de la epidemia del SIDA
Si nos detenemos a observar las cifras del VIH/SIDA en la población femenina, también podemos ver una fuerte feminización de la epidemia. Según el informe ONUSIDA/OMS de 2005 sobre la situación de la epidemia del SIDA en el mundo,  para finales del 2005 vivían 40,3 millones de personas con VIH, de las cuales 38 millones eran adultos y de ellos 17,5 millones eran mujeres, un millón más que en 2003. Trece millones y medio de esas mujeres vivían en África subsahariana. El impacto cada vez mayor sobre las mujeres también resulta evidente en Asia meridional y sudoriental (donde casi dos millones de mujeres ya tienen el VIH), en Europa oriental y Asia central. Las desigualdades generalizadas, que incluyen factores políticos, sociales, culturales y de seguridad humana,  también agravan la situación de las mujeres y las niñas. En África subsahariana las mujeres de 15 a 24 años tienen, por lo menos, tres veces más probabilidades de ser VIH-positivas que los hombres de la misma edad.
Como dice David Minoves en su ponencia sobre La eficacia y coordinación de la Cooperación Internacional, presentada en el IX Congreso Nacional sobre el SIDA (marzo de 2006), la subordinación  sexual y económica  de estas mujeres alimenta la pandemia. Cada vez se infectan más mujeres y a una edad más temprana, con lo cual aumenta la transmisión vertical (madre - hijo). Más de 13 millones de niños menores de 15 años se han quedado huérfanos a causa del VIH/SIDA y se prevé que esta cifra se duplique en el año 2010.

Inmigrantes con VIH/SIDA
Por otro lado, en relación con los inmigrantes que viven con VIH/SIDA, hay mucho que hacer para mejorar sus condiciones. Es necesario mejorar el acceso legal al sistema sanitario, así como esforzarse por optimizar las condiciones lingüísticas y culturales en la atención y cuidado brindado a los inmigrantes.
A menudo los inmigrantes que viven con VIH/SIDA regresan a sus países de origen sin saber que están infectados. Es fundamental que las personas conozcan su estado serológico, pues esto puede mejorar su situación para obtener ayuda y apoyo a tiempo, así como mejorar tanto la protección de ellas mismas como de sus compañeros sexuales.
Deben hacerse más esfuerzos hacia el asesoramiento y la prueba voluntaria del VIH/SIDA (de las personas que viven con VIH, sólo una de cada diez se ha sometido a la prueba y sabe si está infectada), así como en la protección contra el estigma y la discriminación que puede sufrir la gente que vive con el VIH. El estigma y la discriminación surgen tanto del miedo como de la falta de sensibilización  y conocimiento sobre el VIH. El estigma se nutre de prejuicios existentes y situaciones de exclusión que marginan aún más  a personas que, ya de por sí, podrían ser más vulnerables a la infección  por el VIH.
El estigma impulsa a las personas a actuar de un modo tal que perjudica directamente a otras y les niega servicios o derechos. El estigma impide que muchas personas puedan negociar unas relaciones sexuales seguras, se hagan la prueba del VIH, revelen su estado serológico a su pareja o soliciten tratamiento, incluso aunque haya servicios de prevención disponibles.
También deben dedicarse esfuerzos a mejorar las leyes y regulaciones, por ejemplo:

- Facilitar la reunificación de la familia cuando un inmigrante está en un país extranjero.
- Agilizar el acceso legal al Sistema de Salud y motivar el acceso a la protección contra la discriminación.
- Asegurar la aplicación de las leyes internacionales para los trabajadores.
- Permitir el acceso a la ayuda jurídica y al proceso judicial.
- Garantizar la protección de la confidencialidad respecto a su estado de seropositividad.
- Permitir el acceso a la Seguridad Social básica.

En Europa hay diversas políticas con respecto a la prevención del VIH, la prueba voluntaria y su asesoramiento, incluyendo el cuidado médico de las personas con VIH que tiene un estatus de residencia muy precario (como los buscadores de asilo y poblaciones móviles). Sin embargo, las leyes nacionales y las regulaciones locales pueden imponer barreras al acceso ilimitado a los servicios relacionados con el VIH, disponibles para la población local. Sabemos que las regulaciones europeas ahora tienen una influencia considerable en las políticas nacionales, que pueden a la vez plantear una amenaza, así como una oportunidad para los servicios que trabajan con estas poblaciones objetivo.
Por ejemplo, es importante observar que a un inmigrante se le puede negar el acceso a un país debido a su condición de VIH positivo. Sin ir más lejos, el día 11 de julio de 2006, el periódico El País publicó la noticia de que Andorra ha negado (entre 1998-2005) 950 permisos de residencia  y trabajo por motivos de salud, como tener SIDA, hepatitis, cáncer o ser obeso. La Asociación Médicos Progresistas denuncia este acto discriminatorio, más grave aún, después de que Andorra ha firmado el Convenio Europeo de Derechos Humanos, donde se afirma que toda persona tiene derecho al trabajo sin otro requisito que la competencia profesional y sin que puedan aducirse motivos de salud. Además, pruebas como la del VIH/SIDA se realizaron sin informar a los afectados e incumpliendo el código deontológico médico al informar los resultados a las autoridades, cometiendo una grave violación de los derechos humanos.
En la mayoría de los países europeos, las personas seropositivas con un estatus de residencia precario son amenazadas con la expulsión a sus países de origen, donde les es imposible acceder al tratamiento. Esta política puede limitar seriamente los derechos fundamentales de la gente que necesita cuidado médico y se puede considerar como un violación del artículo 3 de la Convención Europea sobre los Derechos Humanos (prohibición de la tortura; nadie será sujeto de tortura o de un trato degradante o inhumano que le castigue).
A la vista de este propósito, se realizó una reunión en Amsterdam, en junio de  2003, para discutir el cuidado de las personas con VIH/SIDA con un estado precario de residencia en Europa. La reunión de expertos fue planeada alrededor de tres puntos importantes:

- Prueba de VIH/SIDA obligatoria para la gente que entra en Europa sobre una base permanente.
- Acceso al tratamiento y al cuidado para la gente con un estado incierto en Europa (y los problemas referentes al tratamiento y cuidado desiguales).
- El caso de expulsión de la gente para quien el tratamiento y el cuidado no se pueden garantizar en su país de origen - disponibilidad versus acceso- (y la carencia de información independiente sobre la situación en estos países de origen).

El grupo de expertos que participó en la reunión examinó las políticas y las prácticas con respecto a poblaciones móviles y el VIH/SIDA actuales en la UE e inició un documento sobre cómo las leyes y las regulaciones nacionales e internacionales les afectan. Un asunto especialmente importante para reflexionar, fue  el de la prueba obligatoria, no solamente para la gente que entra en Europa, sino más ampliamente, para las poblaciones migratorias y la población en general.

VIH/SIDA en España

Epidemiología VIH-Inmigración
La información epidemiológica sobre la infección del VIH en España (proporcionado por el Ministerio de Salud en octubre de 2004), se basa en el Registro Nacional de SIDA, que es un sistema de notificación de casos. Los datos que proveen esta información han permitido que se realicen varios estudios sobre diversos colectivos y con algún detalle sobre la población inmigrante.
España es una puerta de entrada a Europa y es un país donde la tendencia de la migración ha cambiado dramáticamente en los quince últimos años: de ser un país "que exportaba" su fuerza de trabajo, ahora ha pasado a convertirse en un país de recepción para los inmigrantes. Además, es también un punto de entrada para los inmigrantes, cuyo destino son otros sitios de Europa. Un porcentaje grande de estos migrantes transitorios termina quedándose en España, debido a  los riesgos que implica continuar el proceso migratorio, por ejemplo, las deportaciones, si son capturados por la policía.
La inmigración en España es un fenómeno relativamente nuevo, donde en los últimos años la población inmigrante ha crecido de tamaño, alcanzando hasta el 6.24% de la población española total. Las características económicas, culturales y sociales de la población inmigrante desempeñan un papel muy importante en la determinación de los factores de la salud. En este contexto, la infección de VIH parece ser uno de los problemas principales por tratar; la situación de la vulnerabilidad a la infección de este colectivo es obvia. Desde el principio de la epidemia ha habido 2009 casos migratorios de VIH en España, que constituyen solamente el 2.9% del total de casos presentes. El origen más frecuente era América Latina (el 27%), seguida por África Sub-Saharaniana (el 22%) y Europa Occidental (el 21%).
La epidemia del SIDA en España ha afectado fundamentalmente a población autóctona, aunque la proporción de personas diagnosticadas, de otro país de origen, ha aumentado en los últimos años. Entre la gente que se hizo la prueba del VIH voluntariamente entre 2000-2002, un tercio de ella vino de fuera de España, predominante de Latinoamérica. Entre los diagnosticados con la infección del VIH, tras hacerse la prueba voluntariamente en el año 2003, se observó que las relaciones homosexuales eran la causa más común de la infección.
Según se puso de manifiesto en el IX Congreso Nacional sobre SIDA, celebrado en marzo de 2006 en Barcelona, los inmigrantes se han sumado a los colectivos sociales más vulnerables (junto con las mujeres) al SIDA en la actualidad; además, se alertó sobre la discriminación laboral y social que sufren los afectados. En el período 2000-2003, la incidencia de la enfermedad en el colectivo inmigrante de África subsahariana fue mayor que en otros grupos, excepto los drogodependientes, sobre todo en el caso de los homosexuales.
Un estudio realizado por Castilla y cols., presentado en el IX Congreso Nacional sobre SIDA, que tuvo por finalidad obtener características y tendencias epidemiológicas de los nuevos diagnósticos de infección por el VIH, encontró que en las comunidades de Canarias, Ceuta, La Rioja, Navarra y País Vasco, la tasa media anual de diagnósticos entre 2001 y 2004 fue de 56 por millón en población autóctona, de 178 en personas de Europa Occidental y de 358 por millón en personas de otros países. Comparadas con las tasas ajustadas de la población autóctona del mismo sexo y categoría de transmisión,  se observaron tasas de 21 y 106 veces mayores en hombres y mujeres subsaharianas y tasas 3 y 5 veces mayores en hombres y mujeres latinoamericanos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que las tasas de diagnóstico en población inmigrante ha disminuido de forma similar a la de la población autóctona, por lo que se puede concluir que el aumento de diagnósticos de VIH en inmigrantes se debe a que han aumentado los inmigrantes y no a que estén más infectados.
En un estudio de Serrano y cols., también presentado en el IX Congreso Nacional sobre SIDA, se hizo un seguimiento en Almería, detectando que, desde 1997, los inmigrantes han supuesto una proporción cada vez mayor del total de pacientes nuevos, así durante el 2004 sumaron el 64% de los mismos. De los 200 enfermos en seguimiento durante 2005, el 40% es inmigrante, la mayoría de ellos (84%) procedente de África subsahariana. Por lo tanto, en líneas generales, varios estudios demuestran que la epidemia afecta sobre todo a mujeres del África subsahariana y la mayor vía de transmisión actual es el contacto heterosexual.
Otros estudios demuestran que es un hecho que los inmigrantes se presentan ante los servicios de salud aquejados de infecciones oportunistas más tarde que los autóctonos, y que las mujeres inmigrantes están viéndose cada vez más afectadas por la pandemia, hecho que también está relacionado con el descubrimiento tardío de su seropositividad durante el embarazo.

Situación jurídica de los inmigrantes
Ahora veamos la situación jurídica de los inmigrantes, en lo que se refiere a su vulnerabilidad ante el VIH/SIDA. Hablaremos de los grupos de inmigrantes que entran a España.
La parte más vulnerable de la población migratoria es la que ha permanecido en enclaves, como las ciudades de Ceuta y de Melilla, famosas por su indigna valla (que separa a los que todo lo tienen de quienes no tienen nada). En los últimos años se ha visto un aumento de los inmigrantes que se quedan en esos lugares. Esta situación es el resultado de las dificultades y, a menudo, imposibilidad de conseguir una visa para entrar en Europa. Por ejemplo, entrar en España en barco desde Marruecos cuesta legalmente entre 20 y 30 Euros, y entrar por medios ilegales implica que los costos (con todos los riesgos que implica) estén alrededor de 1500 Euros.
Las autoridades españolas han creado "centros de estancia temporal" para los inmigrantes, esto desde el año 2000. Estos centros se llenaron inmediatamente se abrieron, puesto que eran demasiados los inmigrantes que se encontraban en situación vulnerable. El número limitado de plazas en estos centros temporales de estancia tiene consecuencias directas sobre el bienestar humanitario y de la salud en la población inmigrante. El chequeo sanitario a que cada persona debe someterse incluye una prueba del VIH. Pero a los inmigrantes seropositivos detectados no se les darán los tratamientos hasta estar seguros de su permanencia por un tiempo prolongado, cosa que se desconoce totalmente, pues no se sabe a dónde irán.
Dentro de este contexto, la acción de los ONGs está siendo obstaculizada por las autoridades, mientras que en otras ocasiones complican o imposibilitan que estás organizaciones puedan hacer su trabajo.
Hay dos tipos de inmigrantes: aquellos que piden asilo político y que esperan una vacante en estos centros transitorios, y la gente que no tiene justificación para poder pedir asilo político, que son inmigrantes "ilegales" y, por lo tanto, no pasan a través del sistema. Pocos planes nacionales del SIDA consideran la movilidad de la población como factor importante en la epidemia. Se debe crear un contexto favorable para ofrecer respuestas adecuadas a los inmigrantes con VIH/SIDA:

- Capacidad de protegerse, toma de decisiones, siendo informado y recibiendo la ayuda en estas decisiones.
- Programas de prevención específica, adaptados a la cultura de los inmigrantes, a sus contextos sociales y psicológicos.
- Tener acceso a apoyo los miembros de las familias de los inmigrantes que viven con VIH/SIDA.

España tiene un plan nacional referente al VIH/SIDA y dentro de este plan hay actualmente una progresión gradual para abordar el VIH/SIDA en la población inmigrante, con un departamento dedicado a la inmigración y a las minorías étnicas, intentando trabajar en colaboración con diversas ONGs que tienen experiencia en el campo. Debemos centrarnos en los movimientos demográficos y su enlace con VIH/SIDA, así como en la generación de respuestas adaptadas y adecuadas de la comunidad para ayudar a los inmigrantes a enfrentar los desafíos que implica la vida diaria en un nuevo país.

Acciones transnacionales
Finalmente, nos centraremos en acciones regionales y transfroterizas, que a menudo segregan y marginan a las comunidades migratorias. Algunas acciones "creativas" transfronterizas deben estar dirigidas a la prevención, la información, el tratamiento y cuidado, de forma que permitan a los inmigrantes estar informados antes del proceso migratorio, a lo largo  de él y después de hallarse en el nuevo país de residencia. Estas acciones implican el establecimiento de una red entre ONGs, gobiernos y la creación de asociaciones de auto-apoyo dentro de las propias comunidades.
Debemos recordar que en los países desarrollados la epidemia de SIDA es una cuestión de salud pública, así como lo es en los países en vía de desarrollo; sin embargo, en estos últimos también es un  problema económico. A través de la historia, el proceso de migratorio ha sido una manera en que la gente ha intentado mejorar sus condiciones de vida y, al mismo tiempo, sus condiciones económicas, sociales y de salud.
El trabajo con la población inmigrante se puede enlazar con la ambiciosa iniciativa del "3 por 5" lanzada por Naciones Unidas, dando tratamiento de VIH/SIDA a 3 millones de personas antes de finalizar el 2005 (cifra que no alcanzo sino a 1,3 millones según la OMS, al finalizar el respectivo año).
Tener en cuenta a la población inmigrante es fundamental para que este tipo de iniciativas sean acertadas, pues representan una gran número y pueden ejercer un cambio potencial en las estrategias de prevención e información; convirtiéndose en agentes móviles de mensajes referentes a la campaña mundial de VIH/SIDA,  tanto en los países de origen, como en las regiones de transito y residencia. 

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