LA UTOPIA DEL CLASISMO

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El movimiento obrero argentino en los años `20

TESIS DE LICENCIATURA EN HISTORIA
Dirigida por el Profesor Osvaldo Bayer

Fernando G. López 01482/84 Abril de 1997

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INDICE

INTRODUCCIÓN

I EL CLASISMO: Su Especificidad

II EL ESTUDIO DE UN CASO:

II 1. El problema de la "unidad"

II 2. La organización "económica"

II 3. La utopía clasista

II 4. La definición teórica:
(a)- La dictadura del proletariado y el concepto de libertad

(b)- Clase y conciencia de clase

(c)- La organización revolucionaria de los trabajadores

II 5. La Solidaridad
(a)- Por los presos

(b)- Contra la Guerra

(c)- Por Sacco y Vanzetti

CONCLUSIONES

BIBLIOGRAFÍA

 

 

INTRODUCCIÓN:

A fines de los años `60 y principios de los `70, proliferó en el movimiento obrero argentino un buen número de agrupaciones político-gremiales que reclamaron el término de "clasista" para identificarse e identificar su accionar. Envueltas por el candor de aquel renacimiento obrero, llegaron a liderar una parte substancial de esta clase trabajadora y tuvieron una notable influencia en medios intelectuales, estudiantiles y sectores populares. Dentro del movimiento obrero fueron la respuesta al modelo sindical forjado en los años fundacionales del Estado Benefactor, paternalista, el Estado peronista de mediados de los ´40 y ´50. Este, desarrollado a impulsos de la industrialización "por substitución de importaciones", enfrentaba entonces una de sus crisis más graves y, -a la postre se probó- terminales (1). Aquel modelo sindical, dejando atrás la estructura burocrático-autoritaria que le imprimiera el peronismo en los '50, comenzaba un desarrollo nuevo, autónomo y original en sus sectores de vanguardia, sectores que coincidían con los ámbitos más concentrados y dinámicos de la industria (2); y los que sufrirán también el golpe más pesado de la crisis. Los años `60 y `70 habían dado a nuestro movimiento obrero conciencia de su poder, no sólo como grupo de presión -instancia a la que le condenara el Vandorismo- sino como verdadera alternativa democrática frente a la descomposición que enfrentaban el régimen y las clases dominantes. Debe recordarse en ese sentido la Convocatoria de la CGT de los Argentinos (3), y los hechos posteriores que vivió el país, como el Cordobazo y otros muchos levantamientos sociales.

No es extraño que muchos se preguntaran entonces, sobre el origen de estos movimientos, sobre su difusa ideología, sobre su historia. Las respuestas fueron sin embargo incompletas. Los agitados años del proceso militar, literalmente arrasaron con la posibilidad de que aquella discusión progresara. Entonces, era parte de aquella candente realidad, hoy parece referir más a una actividad arqueológica frente a la desdibujada imagen que exhibe el movimiento obrero argentino en los `90.

Una historia no escrita de estos movimientos hablaría de un origen heterodoxo, plural, fincado en el conjunto de las corrientes conductoras del movimiento obrero en los años '20. El Sindicalismo socialista, el llamado sindicalismo revolucionario de los escindidos de la UGT, el sindicalismo anarquista y el anarcosindicalismo, ( que no suelen ser lo mismo a la postre) serían las corrientes hegemónicas. De aquellas, el sindicalismo revolucionario y el anarcosindicalismo resultarían las corrientes constructoras del clasismo. A ellas se refiere por su afinidad Solomonoff (4). Sin embargo no ha sido argumentada muy claramente esta relación y mucho menos su "paternidad" respecto a los 'fogosos setenta'. Este es un tema que menciona Delich (5), si bien no incursionó entonces en la comparación de uno y otro modelo, e incluso pospuso para el futuro el análisis puntual del modelo de los años '70. Las investigaciones más cercanas sobre movimiento obrero han abandonado en general el estudio del clasismo y sus orígenes. Se han seguido, sin embargo, buenas pistas acerca del desarrollo del sindicalismo a partir de la crisis en el Partido Socialista, la escisión de la UGT la FORA del `15, e incluso su historia más cercana a la extinción en el Partido Laborista de mediados de los años `40 (6), todas estas investigaciones no incluyeron, sin embargo, a las corrientes anarcosindicalistas mencionadas por Solomonoff y Delich.

Con el advenimiento del Peronismo en los años `40 parecía morir el paradigma de la autonomía obrera, que diera base a las ideas del anarcosindicalismo y sindicalismo del que parece ser deudor el clasismo de los `70. Este último, - por su parte - sucumbió a la dictadura militar del `76 en una larga agonía cuya historia aún se está escribiendo. Su misma ideología ha sido cuestionada por confusa, e incluso inexistente. Aquí se la enfatizará como categoría de análisis, pues se intenta establecer su pertinencia. Existe, obviamente, un buen número de argumentos acerca de su existencia, falta establecer su condición de posibilidad, el orden y conformación de su discurso ideológico, todos temas vinculados a las preguntas que Delich y otros se hacían en los '70, y otro tanto ocurre con el rastreo histórico de las diversas corrientes. Al menos entre las no investigadas se incluye este trabajo, a medias entre el racconto de su discurso y la crónica afiebrada de lo que fue su "prensa". Busca dejar testimonio de esta otra "conciencia obrera" que desarrollaran los anarcosindicalistas y confluyera en ese importante movimiento que denominamos clasismo.

En los textos que tratan sobre el clasismo de los años `60 y `70 - o al menos lo mencionan -, el mismo es observado en forma tangencial. Quizás su análisis es sesgado porque había mayor interés en describir la coyuntura política (7), o mostrar el fenómeno del movimiento obrero de esos años a través de la descripción minuciosa de los acontecimientos incorporando la visión de los protagonistas (8) . Pero en cualquier caso, no era el "clasismo" específico, como ideología (aunque sí como práctica social) el objeto de sus análisis. En general el asunto ha sido poco tratado en la literatura específica sobre el movimiento obrero en la Argentina.

Cuando el mismo Delich en un texto del año 94 vuelve sobre el tema del cordobazo (9), no retomará el tema del movimiento obrero en particular, sino que lo absorberá el fenómeno popular del estallido del cordobazo. Vuelve sobre el tema del salario de los trabajadores mecánicos en la época "...los obreros mejor pagos del país..." pero cuando se refiere al estallido popular del cordobazo hablará de una "...lucha por la ciudadanía...", lo decisivo son los cambios producidos en la "sociedad urbana cordobesa": "Aquella sublevación popular impelía hacia la superficie las ambigüedades y contradicciones de una aldea en crecimiento (...) las pequeñas élites provincianas estaban cediendo su lugar a futuros capitanes de industrias, los estudiantes dejaron de ser una minoría ilustrada para conformar un grupo social cualitativamente significativo. La sociedad mutaba arriba y abajo y esta conmoción en cierto modo la unificaba en el estilo de la revuelta." (10) No hay en Delich, evidentemente, un retorno al análisis sobre las características del movimiento obrero que fuera protagonista fundamental de las jornadas cordobesas del ´69. En un texto de Brennan y Gordillo (11) incluido en la misma revista (un número dedicado íntegramente al cordobazo) se destacarán otros elementos como singulares de la situación cordobesa: La independencia de las seccionales locales de los gremios (funcional a los intereses de flexibilidad en la negociación demandada por las multinacionales establecidas en el ámbito automotriz en particular), la dependencia de las direcciones sindicales respecto a sus bases; la tradición de participación democrática en asambleas, características que ya habían convertido a estas seccionales en los sindicatos más combativos del país durante los años ´60. "El cuerpo de delegados, las comisiones paritarias y las asambleas abiertas, elevaron la participación de los trabajadores a niveles inusualmente altos, como lo evidencia la gran asistencia de los trabajadores a las elecciones sindicales (superior al 85% en el periodo 1962-66) y, especialmente, la concurrencia masiva de los obreros a las manifestaciones sindicales de la década, de las cuales el cordobazo fue su culminación" (11) a la vez el SMATA conducido por Elpidio Torres se encontraba jaqueado por una militancia de izquierda combativa en las bases obreras, que le obligaba a expresar la posición más progresiva del peronismo obrerista. Los autores recuerdan que los congresos obreros de La Falda en el ´57 y Huerta Grande en el ´62 habían sido concebidos en Córdoba bajo el fuerte influjo de las delegaciones regionales presentes. Se atribuye también un espacio no menor entre las causas del cordobazo a los "agravios políticos" recibidos de la dictadura y fundamentalmente a la persecusión del movimiento peronista, aunque la protesta se asienta en la experiencia obrera combativa de Córdoba y en la reivindicación antidictatorial más que en la demanda peronista del regreso de Perón. Los trabajadores reivindican el cordobazo como una protesta política contra la dictadura, no por su condición de peronistas; y se resalta la paradoja de que esas bases peronistas que protagonizaron desde la clse obrera el cordobazo, fueran idealizadas como la muestra de que un sindicalismo socialista, clasista y revolucionario emergía en país. La óptica de Brennan y Gordillo parte de identificar al clasismo dentro de las corrientes generales del marxismo y no como una corriente específica resultado de la experiencia democrática y autonómica del movimiento obrero. Esto es, ellos no observan que los procedimientos puestos en práctica por el proletariado cordobés en esa coyuntura Asambleismo, democracia horizontal y antiburocrática, autonomía, participación, etc. estén determinando la conformación de un discurso original y distinto.

Otro texto valioso para el estudio de este tema es el de Iris Roldán Sindicatos y Protesta Social en la Argentina. Un estudio de caso: el Sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba (1969-1974) (12), en él se hace hincapié en que la protesta del cordobazo y las que siguieron, estuvieron siempre mediatizadas por los sindicatos locales y no por los partidos políticos. Más sobre el caso de Luz y Fuerza se puede buscar en otro texto más biográfico Agustín Tosco, conducta de un dirigente obrero (13) y también el tema encuentra profundidad de análisis en otro texto de Mónica Gordillo (14) que es estimulante por la riqueza de hipótesis que presenta, aunque mucho de lo expuesto se encuentra ya sugerido en el texto en colaboración con Brennan que ya reseñaramos. También éste autor vuelve sobre el tema de Córdoba en los años ´60 y ´70 en otro artículo del año ´92 (15) . El trabajo destaca el papel de los gremios del automóvil en la industria de las tres principales economías latinoamericanas: Brasil México y Argentina. Se adentra luego en una descripción de los avatares de esta industria en la Argentina, historia el establecimiento de la primera armadora de FORD en Bs. As, en 1917 (la primera en latinoamérica), el establecimiento posterior de General Motors y Chrysler con sus propias fábricas de montaje en el ´25 y ´27, luego el desarrollo de las plantas integrales de fabricación a partir de los años ´50 con el peronismo en el gobierno; la radicación -posterior al golpe del ´55- de FIAT y RENAULT en Córdoba y las distintas alternativas del conflicto entre sus personales y las normas de flexibilización y aumento de la productividad puestas en práctica por las gerencias de ambas, desde los años ´60. En el caso específico de FIAT, el embate empresario por la aplicación de un taylorismo salvaje más que por la adecuación local a las alternativas del fordismo en boga en las casas matrices de esas empresas. Destaca que la mayoría de los conflictos en esta industria tienen más motivación en condiciones de trabajo y categorización de tareas, que en la demanda salarial. En este sentido el clasismo surge y se afianza en el combate por el control del lugar de trabajo. Destaca -como ya lo hiciera en el texto antes reseñado escrito en colaboración con M. Gordillo- la adscripción política peronista como mayoritaria en el movimiento obrero cordobés (objeto fundamental de su análisis) y respecto al clasismo "...o el sindicalismo de liberación como indistintamente se le llama , definido estrictamente fue un movimiento limitado a aquellos sectores de la clase trabajadora que a comienzos de los ´70 adoptaron una ideología marxista de la lucha de clases y se identificaron con un programa revolucionario que demandaba la abolición del capitalismo y el establecimiento del socialismo en la Argentina". Por lo que es evidente que Brennan no adjudica al clasismo el status de una corriente independiente y distinta del marxismo y es obvio que su definición estricta no satisface nuestras necesidades. Aun cuando reconoce que "el rol de liderazgo que el clasismo asignaba a los trabajadores en la lucha revolucionaria obviamente sugiere influencia marxistas, pero la heterogeneidad de las tendencias políticas de los activistas clasistas hace imposible asignarle una única predisposición política e ideológica". Abunda aun más en la especificidad de Córdoba como un caso atípico y distinto del resto del movimiento obrero argentino y caracteriza el fenómeno en términos parecidos a los empleados por Delich dos décadas atrás: "la industrialización tardía, la creación de una clase obrera concentrada en tres sectores -automotor, metalúrgico y de la energía eléctrica...", y la rivalidad con el vandorismo porteño atravesada por un notorio localismo. Creo de todos modos que estudios más profundos y generalizados sobre el movimiento obrero en todo el país en aquella época podrían cuestionar esta hipótesis del "fenómeno único"; los casos, por ejemplo, de la CGT clasista salteña conducida por Hugo Jaime, la experiencia de la FOTIA tucumana dirigida por Santillán, los metalúrgicos de Villa Constitución y otras ciudades del nordeste bonaerense (Campana, Zarate, excluyendo expresamente el enclave burocrático de San Nicolás) dirigidas por Piccinini, la Federación Gráfica Bonaerense conducida por Raimundo Ongaro, el movimiento de las coordinadoras Norte, Oeste y Sur del Gran Buenos Aires, aún activas en los primeros meses del ´78 con la dictadura en el poder, y dirigiendo incluso tomas de fábrica como la de Alpargatas de Florencio Varela a fines del ´77. Estas y otras experiencias hacen crecer la sospecha de que próximas investigaciones amplíen una perspectiva tan acotada del fenómeno. Por lo que refiere al tema de esta tesis "el clasismo, su especificidad, marco teórico, composición y orden de su discurso ideológico, etc" el texto de Brennan no aporta una perspectiva a contrastar. En otro orden de cosas el texto destaca que los delegados llamaban a Asamblea casi cotidiánamente lo que contribuyó a crear una "cierta indisciplina" en las plantas. Como este tópico de la indisciplina se remarca y se retoma varias veces en el texto, me permito sugerir desde otra óptica que lo que Brennan llama indisciplina es tal vez la gestación de una nueva disciplina obrera de control fabril basada en la democracia y la participación. La persistencia de los cuerpos de delegados y comisiones internas, como cultura específica del movimiento obrero en la Argentina que permitió un acercamiento de las bases a la discusión sobre condiciones de trabajo y perspectivas del conflicto de clases, es un tema tratado en otros trabajos sobre el movimiento obrero argentino que estos recientes trabajos tal vez debieron recuperar para la comprensión del surgimiento del clasismo en los años ´70, como un movimiento con interrupciones e incluso momentáneas desapariciones de la escena gremial, pero con antecedentes y cierta continuidad a pesar de las rupturas. El artículo de Mónica Gordillo se propone estudiar el proceso de "conformación de estrategias, de propuestas alternativas a las esbozadas por la burocracia sindical nacional, que luego, en los setenta, saldrían a la luz con tanta fuerza cristalizando en posiciones clasistas", sin desconocer que no se lo puede analizar desgajándolo del contexto nacional e internacional, pero sostiene que es en Córdoba donde el fenómeno de la movilización obrera llega al clasismo primero y con mayor desarrollo, y eso se debe a condiciones específicas de Córdoba. Una idea más matizada que la que sostuviera Brennan, en donde el caso cordobés emerge como algo más aislado y singular respecto a lo que ocurre -y ocurrirá- en el resto del país a fines de la década del sesenta y a principios de la siguiente. Gordillo historia largamente esta situación específica de Córdoba; hablará entonces del moderno desarrollo automotriz, un proletariado nuevo sin tradición sindical , unificado por su identidad política peronista, que va a asumir una "...nueva tradición sindical forjada en el marco de la resistencia peronista, con lo que esto implica como nuevo tipo de relación entre dirigentes y bases, donde se reforzaron las prácticas de participación y conspiración desde el interior del sindicato al estar vedada la actividad política para amplios sectores y de donde surgieron también nuevos dirigentes". La política del Estado nacional de burocratización e integración del movimiento obrero desde Frondizi no había encontrado asidero en Córdoba por condiciones que impusieron las multinacionales allí, como ya se destacara en el trabajo citado de Brennan, y favoreció una autonomía que se hizo distintiva en la conformación de una vanguardia obrera "...que al luchar por la negociación directa en el interior de los establecimientos se formulan formas más autónomas de acción sindical... (...) ...en una situación de crisis, la reivindicación económica puede alcanzar una dimensión política más amplia y transformar al sindicato en una organización sumamente combativa con objetivos que trascienden al campo político" . Esta cultura de resistencia descripta por Gordillo "...se ve nutrida por diferentes prácticas e imaginarios colectivos, que recogió las distintas vertientes del peronismo en la resistencia y las discusiones internas de la izquierda". Pero esa visión más matizada respecto a la singularidad cordobesa se evidencia cuando Gordillo reconoce -y no es un detalle menor- que los sindicatos cordobeses están respondiendo al liderazgo nacional de la CGT de los argentinos constituida en marzo del ´68 en Buenos Aires con la participación fundamental de la Federación Gráfica Bonaerense y su secretario Raimundo Ongaro. Cuando se refiere al Sindicato de Luz y Fuerza que cuenta con la conducción combativa de Agustín Tosco, destaca un detalle que nos será de utilidad más adelante: el sindicato cuenta con una Bolsa de Trabajo que le permite controlar el mercado de trabajo. Por supuesto, para que esta tenga alguna efectividad en sus objetivos, tal situación le ha sido impuesta a la patronal del EPEC y forma parte de los convenios colectivos. En el final de este artículo, Gordillo se pregunta acerca de la rápida declinación de estos picos de radicalización -cuestión que no me consta hasta tanto se desate la represión con carácter de guerra interna en el 76 y 77- y adscribe entonces a la hipótesis de las limitaciones ideológicas del peronismo que constituía la identidad mayoritaria del movimiento obrero cordobés. Aunque es procedente preguntarse si aquél constituyó realmente una limitación, habida cuenta de que tal identidad no era considerada en la elección de los dirigentes, ni en el carácter de las luchas, como la misma Gordillo destaca para el caso de Tosco y Salamanca, sino el compromiso con las bases, con el "pluralismo", la democracia interna y la garantía de autonomía obrera; temas, todos ellos, poco asimilables a la tradición política del peronismo, incluso de sus vertientes sindicales. Anterior a estos últimos textos reseñados respecto al cordobazo como lucha popular paradigmática que tanto interés sigue despertando en los investigadores sociales como antecedente de las luchas de la siguiente década, no debe olvidarse el libro de Jorge Bergstein ya citado. El mismo es una ajustada crónica de los hechos referida por un privilegiado protagonista de los mismos. Si bien la óptica trasunta la opinión de una fuerza política particular, posee observaciones interesantes y testimonios valiosos. Desgraciadamente no aporta respecto a la identidad ideológica de este complejo fenómeno que denominamos clasismo. Su principal cometido, es el de demostrar la participación decisiva de algunas fuerzas políticas y las direcciones sindicales combativas en la preparación del cordobazo, desestimando así las interpretaciones espontaneístas sobre el cordobazo; tesis que el autor adjudica a Francisco Delich. Como hemos visto hasta aquí, el clasismo es enfatizado en los textos que conforman esta historiografía, como una modalidad, y generalmente califica determinadas reivindicaciones de los grupos políticos de izquierda y los movimientos afines en distintas coyunturas históricas. Tal vez, el origen político diverso de estos agrupamientos constituyó consenso acerca de que éste clasismo conformaba una serie de "reivindicaciones" (a los que la clase daba su especificidad) comunes a esta diversidad de agrupaciones políticas que iban desde el trotskismo. luxemburguismo, leninismo ortodoxo y hasta el anarquismo. Es notable, sin embargo, que Delich reivindicara este desarrollo político-estratégico, como de un origen más lejano, pero no hubo entonces un esfuerzo dedicado a investigar esta "historia", en ahondar en la especificidad ideológica de este clasismo. La explosión de mayo del `69 en Córdoba, trastornó de tal modo las formas de la política tradicional en la Argentina, que los investigadores de aquellos años se verían urgidos a dar respuestas a esa coyuntura global , más que a las particulares formas que adoptaba el movimiento obrero. Es probable que los protagonistas de aquellas jornadas desconocieran que repetían un itinerario ya recorrido medio siglo atrás por otros militantes del movimiento obrero. En la segunda década del siglo se debe ubicar la génesis del movimiento obrero industrial en la Argentina, génesis que coincide -y no existe necesidad en esta coincidencia- con aquella de la propia industria argentina, parida a impulsos de las carencias que nuestro país sufriera durante la guerra europea. El mundo vive entonces, una época de auge de la lucha revolucionaria iniciada con la explosión rusa del `17. En la Argentina, tras la trágica semana de enero del `19, el movimiento obrero sufre la represión posterior; pero se reconstruye, se radicaliza y se fortalece al impulso del entusiasmo que la época contagia . El mismo movimiento obrero se está transformando; la génesis de una " verdadera industria" es la que lo transforma, incentivando esfuerzos intelectuales y prácticos por adaptarse a esta industrialización acelerada. Y es a veces posible que estos esfuerzos superaran en mucho la magnitud de esta industria reciente. Por ello se afirma que no hay ninguna necesaria coincidencia entre industria y movimiento obrero industrial en la Argentina, pues este movimiento obrero cuenta también con una experiencia internacional que forma parte importante de su cultura. Conviven en la coyuntura de los primeros años ´20 dos centrales sindicales (consolidadas) y un numeroso conjunto de sindicatos autónomos que sin embargo logra cierta coordinación a través de una prensa propia. La FORA del Vº congreso traduce la particular concepción de la corriente más tradicional del anarquismo argentino sobre su actividad sindical. Es el sector del movimiento cohesionado por la posición ideológica del diario "La Protesta". El resultado es una central obrera que tradicionalmente priorizó la unidad ideológica por encima de la unidad de la clase trabajadora (reivindicación permanente, esta última, de las centrales y grupos identificados con el clasismo), que desarrolla una labor de propaganda revolucionaria, paralela a sus habituales obligaciones sindicales. Cuenta en su haber como organizador colectivo con un diario, "Tribuna Proletaria" . La FORA del IXº congreso , por su parte, conducida por sindicalistas y anarcosindicalistas, es partidaria de la constitución de una organización de clase única, y rechaza por divisionista cualquier definición ideológica precisa de la central, aunque sí en lo que hace a la determinación de los objetivos de clase: la abolición de la sociedad burguesa y la constitución de un nuevo régimen conducido por la clase obrera desde su organización natural, el sindicato. Su órgano de prensa es el tradicional quincenario "Organización Obrera". Hay coincidencia en algunos aspectos -la clase obrera conduciendo una nueva sociedad desde sus organizaciones naturales y la necesaria unidad de esta clase en una sola central obrera- con el bloque de sindicatos que se denominan autónomos, y que poseen en común un diario -"El Trabajo"- pero que acusan a la FORA IXº de reformista y a la del Vº de sectaria. Es ésta una corriente casi desconocida por la historiografía del movimiento obrero argentino. Se reivindicarán Comunistas-anarquistas, pero discreparán absolutamente con el anarquismo forista (del 5º) y con la institucionalidad anarquista del diario La Protesta. Traducen -en algún sentido- la preocupación que la revolución rusa instaló en los ámbitos anarquistas respecto a la necesidad de una estrategia concreta para encarar el proyecto revolucionario. En este sentido, se inclinarán por el establecimiento de una etapa de transición y la dictadura del proletariado, aunque establecerán diferencias con el recientemente constituido Partido Comunista . Poseedores de una amplia base social en el movimiento sindical, desarrollarán una labor "unificadora" incansable que coronarán en marzo de 1922 en el congreso de Unidad, del cual surgiría la Unión Sindical Argentina. A pesar de lo disgregante que pueda parecer la existencia de varias corrientes y sus -por momentos- violentas discrepancias, por el contrario son mucho mayores las coincidencias que determinan la existencia de una conciencia de clase bastante homogénea, fincada en las características económicas, políticas y sociales de ese proletariado, que ameritan la constitución de un sujeto histórico. Se hace necesario explicitar este concepto que tomo de Laclau, el que a su vez lo utiliza citando a Althusser (quien a su vez lo extrae libremente de Lacan). "Los individuos, que son simples soportes de las estructuras, son transformados por la ideología en sujetos, es decir, viven la relación con sus condiciones reales de existencia como si ellos constituyeran el principio autónomo de determinación de dicha relación. El mecanismo de esta inversión característica es la interpelación." La interpelación resultante es mas o menos del tipo: ¡Eh, tú!, que has caído aquí desde los más remotos lugares del mundo. Que eres gallego, tano, ruso, polaco y hasta criollo. ¿Qué te identifica, qué puede darte tu identidad?. Tu situación de obrero explotado en esta pampa bárbara y oligárquica. Es el suyo naturalmente, un discurso de clase. Clásico en su pureza, pues no se encuentra contaminado por afinidades étnicas. Se ha constituido aluvional y recientemente sobre la base de un sinnumero de ríos y arroyos más pequeños, italianos, españoles, balcánicos, del este de Europa, franceses, irlandeses británicos y alemanes y de distintas regiones de un interior argentino no demasiado integrado aun entre sí ni con la "Nación". Imagine el lector lo laberíntico del proceso de coagulación en discursos ideológicos unitarios de todas estas experiencias culturales políticas y sociales tan dispares. Es una clase que no tiene derechos políticos por su propio internacionalismo. A la cual la sociedad bien pensante del Buenos Aires de principios de siglo, no le asigna más espacio que el que corresponde a sus sirvientes. Pero que ya elabora un proyecto para su emancipación y comienza a ponerlo en práctica. Esta clase obrera joven, pujante en su virginidad, no sintió entonces la necesidad de ser representada por nadie. Bastante poco se ocuparon "la intelectualidad de entonces" por su desarrollo, con puntuales excepciones. No existieron en su génesis los movimientos populares tradicionales en los países europeos. Por lo que es lógico que asumiera entonces su singularidad en movimientos que enfatizaban en general la autonomía obrera y que encontrara su síntesis y consenso alrededor de una corriente que denominaremos por comodidad clasismo, para distinguirla de otras corrientes que aún incluyendo reivindicaciones de carácter clasista no asumen la exclusividad de este discurso. Es objeto de este trabajo establecer la especificidad del discurso ideológico clasista, como ideología particular del movimiento obrero industrial. Y exponer su "coherencia" a través de un cierto número de materiales teóricos pertenecientes a esta corriente anarcosindicalista , que se reivindica clasista y establece claramente sus diferencias con las otras corrientes ideológicas actuantes en el panorama sindical de los años `20.

 

I. EL CLASISMO: Su especificidad

El término clasismo, es usado con frecuencia en forma ambigua, designa determinadas reivindicaciones incorporadas a las plataformas de los partidos de izquierda, a veces a estos mismos partidos de izquierda y hasta han sido vulgares (o al menos lo fueron) los casos de partidos autodenominados clasistas que no contaban con un solo obrero en sus filas, en estos casos el término hace referencia evidente al tenor de algunas "reivindicaciones" que portan estos partidos; incluso puede ser adjudicado a otras clases sociales y no sólo al proletariado. También se denomina "clasistas" a determinadas posturas de agrupaciones patronales, y en este sentido se hace referencia a "reivindicaciones" corporativas. Ocurre con este término otro tanto que con el "populismo", un término del que se ha abusado al punto de denominar con el mismo actitudes, propuestas políticas y movimientos disímiles y hasta contradictorios. Fue el investigador argentino Ernesto Laclau quien se ocupó seriamente de la pertinencia de este último término en su aplicación a una serie de "casos" concretos en la historia política de Occidente . Hablará entonces de un término que oscila entre dos ejes -populismo burgués y populismo obrero- y que tendrá su máxima autonomía frente a las clases fundamentales en la experiencia jacobina de la Revolución Francesa. Citará como casos de populismo burgués al nazismo o al peronismo, e incorporará al maoísmo y al Titoísmo yugoslavo como casos de populismo obrero. Pero si algo caracteriza experiencias tan dispares es su heterogeneidad, y la articulación en sus discursos de una serie de reivindicaciones que no tienen ninguna necesaria "connotación de clase" y que él denomina "popular-democráticas". El argumento busca desacreditar los análisis de clase del fascismo y a la vez asentar una categoría de interpretación de distintos procesos históricos en los que grupos desconectados de la producción son centrales en la constitución de un discurso político en que el sujeto interpelado que da unidad a todas las reivindicaciones que constituyen el discurso no es un sujeto de clase, no se constituyen en interpelaciones de clase y que aquella interpelación popular democrática se halla presente en la mayoría de los movimientos políticos del siglo .El clasismo al que nos referimos se caracteriza más bien por lo contrario. Lo peculiar de este clasismo es la articulación ideológica de un grupo de reivindicaciones, con necesaria connotación y pertenencia de clase. Sería la clase en estado puro presentándose a la sociedad con sus reivindicaciones "propias"; no que se despreocupe de la suerte de los otros seres humanos, justamente, iniciará su discurso planteando que de la realización de su "programa" depende la felicidad de la humanidad toda. Pero si bien esta definición ampara una versión bipolar (incluiría teóricamente al clasismo burgués) , hacemos de este término una propiedad casi exclusiva del proletariado. Que por su propia situación subordinada requiere constituirse como clase en lo político y en lo ideológico desde el reconocimiento de sus intereses de clase y su unidad, para poder en un proceso posterior dirigirse al conjunto de los sectores oprimidos y explotados de la sociedad desde un discurso que enfatiza su hegemonía. El clasismo se conformaría así como el discurso natural del proletariado industrial en un determinado estadio del desarrollo de su conciencia social. Si bien estos párrafos lo definen, no son suficientes para caracterizarlo, es necesario aún describir cuáles son sus modalidades específicas, de qué modo, a través de qué formas organizativas el clasismo establece su discurso y funda su accionar político. Para llevar adelante su programa de reivindicaciones "de necesaria connotación y pertenencia de clase", el clasismo sólo puede confiar en su organización de clase. Es más, es la "organización de la clase" la que naturalmente ha conducido los movimientos clasistas. Centrales obreras, como la FORA del IXº del `15 al `18 o agrupamiento de sindicatos autónomos, en los años `20; el Movimiento Sindical de Bases, Movimiento Sindical Combativo, CGT Clasista de Salta o el movimiento de las "coordinadoras" gremiales en los años `70. Si básicamente la definición de "clase" es económico-social, es lógico que el movimiento clasista reivindique a la organización "económica" -el sindicato- como la única habilitada para conducir el proceso revolucionario de la clase obrera. Es a su imagen y semejanza que la clase obrera construye el futuro: una sociedad de productores. El clasismo entonces, se define como un proyecto político conducido por una organización sindical. Será -como ya dijimos- antipolítico, más que apolítico, y aún cuando no discrimine a los grupos políticos organizados en su seno, cuestiones de necesaria unidad, amparan esta exclusividad del sindicato como organización conductora del proceso revolucionario. Respecto a la coyuntura en que se enmarca el clasismo en los años `70. Tanto Delich como Balvé coinciden en marcar la asimetría entre burguesía industrial y clase obrera para aquellos años en Córdoba, epicentro de sus análisis. "La burguesía industrial, por distintas y desarticulables razones (...) era relativamente raquítica en términos de capital y poder. La clase obrera crecía fuerte, numerosa y (después se mostró) también combativa. Clases simétricas en las relaciones de producción, antagónicas por definición, con igual origen histórico, tendieron ambas a desarrollar la misma estrategia de fortalecimiento social por el camino de la reivindicación corporativa que permitiese legitimidad política suficiente para disputar posiciones monopólicas u oligopólicas en el mercado, o mejor, en los mercados." También buscaba señalar las peculiaridades del caso cordobés cuando desarrollaba estos análisis allá en los `70: "... 1) El clasismo no reaparece en Buenos Aires (...) sino en una región (Córdoba) de reciente industrialización, en proceso de rápida urbanización. 2) El clasismo que propugnan SITRAC SITRAM , se ve facilitado por un hecho que merece alguna atención: se trata de dos sindicatos de fábrica, situación infrecuente en la organización de sindicatos manufactureros argentinos. 3) Finalmente, ambos sindicatos se encuentran en una posición estratégica decisiva: pertenecen a una industria dinámica, en una región monoindustrial. Esto les otorga un poder sindical (externo e interno) muy apreciable." La cita muestra hasta que punto este análisis se encuentra condicionado por la coyuntura en que fue escrito. La vigorosa extensión del clasismo a los principales centros industriales del país con posterioridad a 1973, contradice las especulaciones acerca de las peculiaridades de la clase obrera cordobesa, y tienden a demostrar que hay condiciones estructurales nacionales para este desarrollo. En ese sentido es más correcta la definición de Balvé y otros.: "Lo peculiar, lo original, es la forma que comienzan a asumir los conflictos sociales. Debido a la liquidación de las intermediaciones políticas tradicionales por parte del gobierno de la "revolución argentina", y de la consiguiente centralización del poder, distintos sectores sociales ubican un enemigo: EL ESTADO y un método: LA ACCION DIRECTA." Delich enfatiza el hecho de que son bases movilizadas, pero no necesariamente tras un proyecto político específico, es esta misma movilización la que fuerza la transformación de la conciencia obrera. Cuando intenta aclarar las razones del liderazgo, las encuentra "fundadas" en razones extra-políticas, fundamentalmente la "honestidad" en la defensa de los intereses de sus compañeros. Y aún cuando los protagonistas reivindiquen para sí el término clasista "...el 80% de los entrevistados definió las tareas del sindicato como de lucha contra los patrones y obtener mejoras económicas y sociales..." . Nada más cercano al programa tradicional del sindicalismo reformista. Parece no encontrarse en las reivindicaciones cotidianas lo peculiar del clasismo. No parece haber contradicción entre reivindicaciones económicas inmediatas y la reivindicación esencial de clase. En el clasismo es el sindicato el agente de cambio social, esto parece quedar claro incluso en los trabajos que analizamos que vincularán permanentemente clasismo y organización sindical, hay entonces una continuidad entre las tareas que aquel asume en distintas coyunturas de la lucha de clases. Los reportajes que se insertan en el texto de Balvé refieren la misma relación entre clasismo y organización sindical, y entre clasismo y "basismo" o democracia de bases. Se pregunta por el clasismo: R: "Bueno, yo interpreto que clasista es el elegido por las bases y opino que clasista quiere decir que estamos por el socialismo. Un sindicato clasista (...) que queremos una clase solamente para obreros..." -En otro reportaje: "P: ¿Usted cree que este es un fenómeno nada más de la planta FIAT?, ¿O tiene que ver además con algún otro proceso social u otro tipo de lucha o fenómeno?. R: No, es una lucha netamente obrera. Este...no tenemos ninguna participación política , ni nada por el estilo. Ni tampoco hemos sido...somos mandados de afuera. Es una política netamente obrera, sindicalmente obrera, que estamos trabajando con todo el conocimiento de las bases y al servicio de las bases." Es evidente que quien responde teme a la confusión maccarthista y se defiende. Pero expresa a la vez, modalidades atemporales del clasismo, su rechazo a la burocracia, su antipoliticismo más que apoliticismo. La conversión del sindicato tradicional en "sindicato clasista", implica una transformación total. Según Delich "...supone pasar de un sindicato erigido y orientado como grupo de presión, a un sindicato que se reorienta en una política de poder, o lo que es igual, como grupo de poder político. La ideología entonces es coherente como una praxis que reivindica la democracia obrera plena (...) además la meta natural de este razonamiento y esta praxis no pueden ser sino la demanda de consejos obreros, como forma de poder político. (...) Puede muy bien considerarse que el elemento unificador de ideología y praxis lo constituya la autonomía obrera, que se plantea en ambos niveles" . A los elementos del clasismo destacados más arriba, debemos entonces agregar la aspiración a la autonomía obrera, a la democracia plena y directa como forma de organización: de tránsito y de futuro. No es extraño que esta demanda de consejos obreros para la conducción de la sociedad futura pueda ser identificada en cualquier programa verdaderamente clasista. O la reivindicación de la organización obrera como conductora de la sociedad:: "A los que afirman que los trabajadores deben permanecer indiferentes al destino del país y pretenden que nos ocupemos solamente de problemas sindicales, les respondemos con las palabras de un inolvidable compañero, Amado Olmos, quién días antes de morir desentrañó para siempre esa farsa: "el obrero no quiere la solución por arriba, porque hace doce años que la sufre y no sirve. El trabajador quiere el sindicalismo integral, que se proyecta hacia el control del poder, que asegura en función de tal el bienestar del pueblo todo. Lo otro es el sindicalismo amarillo, imperialista, que quiere solamente que nos ocupemos de los convenios y las colonias de vacaciones".

 

II. EL ESTUDIO DE UN "CASO": ¿Clasismo en el Movimiento Obrero de los Años `20?

El clasismo es praxis e ideología. Ambas están íntimamente ligadas desde que esta ideología es la conceptualización teórica de una práctica natural del movimiento obrero desde su desarrollo industrial. No existe modo de explicitar el clasismo sin mostrar junto a sus postulados teóricos sus modalidades concretas. Si hemos de definirlo por su praxis política ha de observarse esta práctica en una coyuntura concreta. Hemos elegido el movimiento sindical desarrollado por una corriente clasista a principios de los años `20 en la Argentina. Algo hemos dicho ya de ella. Como era práctica en la época, ésta se nucleaba alrededor de un periódico. Para el caso el diario El Trabajo, importante medio de prensa que comenzó a publicarse en setiembre de 1921, con el apoyo económico de un grupo de sindicatos y federaciones gremiales que fueron acrecentándose como cotizantes en números posteriores. Apenas mencionada solitariamente en los escritos de Solomonoff surge con fuerza esta corriente anarcosindicalista durante los años `20, notablemente diferenciada del anarquismo tradicional , con importante influencia en el campo gremial y que curiosamente se transforma en el antecedente más lejano de aquel "clasismo combativo" que floreció en los años `70. Los textos de aquella corriente que citaremos más adelante confirman y legitiman la atribución de "clasismo" y habilitan su presentación como "caso" para mejor explicitar el concepto de clasismo que se quiere establecer. Con frecuencia, la historia de los partidos de clase, es también la historia de aparatos que intentando representarla, acabaron substituyéndola. No es el caso de organizaciones gremiales que intentaron constituirse en partido de clase y a la vez -por el control que efectivamente desarrollaron sobre la fuerza de trabajo- en organización económica y política superadora del régimen capitalista. Esta es en forma sintética la idea del anarcosindicalismo, emparentada con el sindicalismo clásico de Cornelissen o Besnard, deudora de Rocker y Malatesta . "...los "anarcosindicalistas" o sindicalistas a secas que centraban en los órganos sindicales la estructura económica revolucionaria, y que pretendían organizar las federaciones de industria a fin de adecuar el funcionamiento sindical al crecimiento de la economía capitalista (...) el anarcosindicalismo representó la adaptación del anarquismo a la sociedad industrial y prescindió del comunismo agrarista como modelo social ". Así los define Paniagua refiriéndose al movimiento español. Esta idea, surge de la necesidad de la clase obrera de prescindir de los elementos de otras clases en la conducción del proceso revolucionario. Decidir "por sí" y "para sí" el diseño de la utopía revolucionaria. No cabe duda que forma parte esencial del discurso del sindicalismo clásico y del clasismo de los años `70, aunque -como es lógico- su diseño y estructura responderán a una distinta coyuntura histórica. El diario mencionado dejó de publicarse a fines de 1921 y pasó a denominarse Unión Sindical, anticipando el nombre de la central que esperaban constituir con su accionar y que efectivamente se constituyó con ese nombre Unión Sindical Argentina- en marzo de 1922. Posteriormente a su constitución el diario volvió a cambiar su nombre y transformándose en semanario se llamó Bandera Proletaria.

 

II. 1 El Problema de la "Unidad"

Con este objetivo central se dio fundación al diario , y este aspecto ocupa buena parte de los editoriales y notas de todos los ejemplares. Citamos en adelante extractos referidos a este tema. "La Unificación" (martes 13 de setiembre de 1921, pág. 6) Debe realizarse sobre bases antipolíticas, antiestatales y Revolucionarias: (...) Hoy parten de todas las bocas y aúllan en todos los cerebros estos interrogantes: ¿Sobre qué bases se hará la unidad?. ¿Serán revolucionarios, serán políticos? El proletariado en la República Argentina ha tirado muy lejos el tutelaje político, apenas hay algún que otro sindicato que aún los soporta, pero la disconformidad ya empieza a hacerse sentir. La actuación bochornosa de los políticos por una parte y el ya arraigado concepto antipolítico por otra, imponen a las agrupaciones "electorales" su retirada de los organismos obreros. Y es que la clase proletaria en el país, vase dando cuenta que los sindicatos obreros deben ser ajenos a toda manifestación parlamentaria, ya que la actuación política impone la colaboración de clase ni aún aquellas fracciones electorales que alardean de revolucionarias y sovietistas pueden tener arraigo en las organizaciones obreras porque su revolucionarismo se esfuma ante la actuación parlamentaria que se han trazado. Tampoco tienen ya nada que hacer en los sindicatos obreros revolucionariamente organizados los "reformistas sindicales" -aquellos que Leone llama "lacayos de la clase rica", el cooperativismo es cosa demasiado vieja y demasiado burguesa para llamar la atención a los trabajadores que están atravesando una época de contundencia revolucionaria. Los obreros luchan por una sociedad donde todos trabajen, y no pueden ellos mismos crear una "burocracia sindical" que en Inglaterra hoy, es el dique que se opone a la práctica de la acción directa. (...) Volvamos al asunto, ¿Cuáles serán pues las bases de la unificación?. Por lo antes dicho queda afirmado nuestro repudio al parlamentarismo, a todos los partidos políticos sin excepción, y al "amarillismo sindical" consistente en el corporativismo, la burocracia obrera, la colaboración de clases y el más franco repudio a todo método que implique el "amorfismo sindical" y la adopción de la más severa acción directa. Concretamos: Qué al sindicato no se le pueden robar sus valores éticos, que el sindicato existe para la defensa de los proletarios por medios propios y revolucionarios, que el sindicato al par que va conquistando pequeñas mejoras para los trabajadores va gestando en ellos mismos la firme convicción revolucionaria, que es por tanto el sindicato un vehículo de revolución, y que por último, él será el organismo funcional en la pos revolución. Todo el poder a los sindicatos pues con lo dicho queda ya demostrado que nosotros anhelamos la unificación sobre las inconmovibles bases antipolíticas, antiestatales y revolucionarias. No podemos hacer nosotros las bases especificadas, detalladas, articuladas; ese trabajo corresponde al comité pro-unidad y a los sindicatos que deben discutirlos y por último al mismo congreso de unificación. Nuestro propósito es defender la unidad. Pero este propósito lo motiva esta creencia: Qué es imprescindible la conjunción de las fuerzas obreras para la revolución. QUE CONSTE. Esta frase "...que el sindicato al par que va conquistando pequeñas mejoras para los trabajadores va gestando en ellos mismos la firme convicción revolucionaria, que es por tanto el sindicato un vehículo de revolución, y que por último, él será el organismo funcional en la pos revolución..." resume esta idea de continuidad entre tareas inmediatas y aquellas de la construcción revolucionaria que son características del sindicato clasista. No hay -como decíamos antes- contradicción entre reivindicaciones económicas inmediatas y la reivindicación esencial de clase. Es el sindicato el agente del cambio social, el conductor de la sociedad futura y a la vez el habilitado para la defensa de las reivindicaciones inmediatas de la clase trabajadora. Jueves 15 de septiembre de 1921 (pág. 5) LA UNIDAD OBRERA ES UNA NECESIDAD HISTÓRICA PARA EL PRONTO ADVENIMIENTO DE LA REVOLUCIÓN PROLETARIA. EL COMUNISMO ANÁRQUICO SELLARA ESE ANHELO. No hay en efecto disparidad de criterios en los núcleos de trabajadores seriamente organizados en sindicatos estables. Concuerdan todos en la imperiosa necesidad que el momento histórico reclama de trabajar con verdadera lealtad para unir en un solo haz todas las fuerzas organizadas del proletariado regional. Porque comprenden aleccionados por los hechos, que únicamente en la unidad está el secreto de su poderío y grandeza, y porque solamente así logrará imponer sus altísimos postulados que emergen de sus convicciones eminentemente comunistas y revolucionarias. Los impugnadores de la idea unificadora de uno u otro lado no tienen ninguna razón para oponerse a ella, (...) "Mas por encima de todos estos intereses en juego, hay un interés más grande, más serio, más fundamental. El del interés colectivo de la clase trabajadora. La clase trabajadora está amenazada por todos lados, su acción simplemente organizadora se ve restringida, coartada, perseguida. Se la está acorralando, cercando dentro de un círculo de hierro que se aprieta cada vez más alrededor de sus organismos de lucha y de defensa, impidiéndole todo movimiento, aún de carácter simplemente mejorista. Por ese sólo hecho habían de proponerse relegarse al olvido todos los enconos de carácter personal, que es el principal factor del cisma en las filas obreras, porque en las condiciones actuales en que se encuentran las organizaciones obreras, es posible oponer eficientemente una resistencia medianamente efectiva al ataque del capitalismo organizado, disciplinado y compacto en las ofensivas que le lleva, como ha podido constatarse en los últimos golpes reaccionarios. No, de ninguna manera. Luego, entonces, tenemos toda la razón para ansiar y trabajar por esa anhelada unidad de todos los que sufren, de todos los que trabajan. Oponerse es no comprender, no interpretar la realidad. Es vivir en el nirvana, como los faquires y santones a las orillas del Ganges, rascándose el ombligo y contemplando las fantásticas visiones de los espejismos orientales. Es más, es conspirar contra la revolución misma, es hacerle el juego a la burguesía. Los trabajadores, los que realmente viven del esfuerzo de sus músculos, desgastando su salud y sus energías en los campos, talleres y fábricas, y que en realidad son los únicos interesados en solucionar este pleito, ellos están de acuerdo con unirse con todos sus hermanos de dolor y de miseria, que sufren el latigazo infamante de la soberbia y la voracidad capitalista, y la injusticia y los crímenes horrendos de los sicarios del Estado. Por otra parte, no puede temerse de ninguna manera el menoscabo de nuestros ideales comunistas anarquistas, por efectuarse la unidad. Al contrario, ese ideal, que es el ideal de toda nuestra vida, al que entregamos nuestra juventud y pusimos a su servicio todas nuestras energías, habrá conquistado más soldados para su gran causa. Tampoco puede temerse a la absorción, porque: ¿qué escuela filosófica ha echado entre el pueblo más extensas raigambres? vamos a la unidad a pura ganancia, a la unidad para la revolución, a la revolución para el comunismo anárquico. H. Rosales." No están contestándole a Tribuna Proletaria, porque este diario forista dejó de salir el 20 de febrero de 1920. Tal vez a La Protesta que representaba la opinión del anarquismo "oficial" en la Argentina. Muy probablemente a Rodolfo González Pacheco, que fuera redactor de Tribuna y de la Protesta y que tocara ampliamente estos temas en el pasado y seguramente en esta época, además desde 1915 La FORA (comunista) fue una ferviente opositora a toda propuesta unitaria, y aún cuando concurriera obligada por las circunstancias a varios congresos de unificación, jamás hizo la menor concesión en tributo a la unidad. (del domingo 18 de setiembre pág. 5) "EL PROBLEMA MAS INMEDIATO, LA UNIDAD. El problema más urgente, el de más inmediata necesidad, aún que los crean los nuevos metafísicos, es el de la unidad proletaria. No le parece a los compañeros que ya basta de crítica y de luchas personalistas. Somos anarquistas comunistas, alguien ha dicho, y bien, yo también soy anarquista, si ustedes me dan permiso. Pero al burgués que a mi me explota le importa un bledo que yo y los míos seamos ultracomunistas. Le basta que seamos burros dóciles y que permanezcamos divididos, pues él sabe muy bien que de esa forma nosotros seremos siempre inútiles para la acción y él será invulnerable. No hay sindicatos anarquistas o socialistas, ni aquí ni en ninguna parte. Hay obreros más o menos conscientes que se ponen a la vanguardia revolucionaria. Y digo que no hay sindicatos anarquistas, porque hay quienes creen que por el hecho de que un sindicato [está] adherido a la FORA Comunista, es el conjunto "comunista" y el de más allá socialista y el otro de más acá sindicalista; nada más erróneo. Lo que hay es una masa ávida, hambrienta, deseosa de pan y de justicia. Hay sindicatos que son mangoneados por políticos "logreros", pero éstos serán desalojados el día que el obrero consciente tome parte activa en la organización..." Como buenos "clasistas" eran basistas a ultranza. En el respeto a la voluntad de las bases confiaban para imponer su programa. La nota es de un colaborador independiente, por ello veremos que rehusa opinar sobre posturas que son sostenidas por la corriente que conduce este Diario. Por ejemplo en el tema de la dictadura proletaria, tema que trataremos más adelante. Se debe destacar este aspecto del "basismo" (algunos grupos políticos de los años `70 criticaban al clasismo calificando de "democratismo") porque es uno de los que da identidad al Clasismo. (cont.) "... Se han dado infinidad de casos en que un sindicato servía inconscientemente a los sicofántes de la política, y bastó que un compañero tomara parte en dicho sindicato para que los charlatanes se batieran en retirada. Aquí en Bahía Blanca donde yo tengo 22 años de residencia y doce de militante en la organización obrera, nunca los políticos habían tenido injerencia en los gremios hasta que la cizaña hizo estragos en la familia anarquista. Mientras en nuestro campo algunos compañeros, se erigieron en pontífices, excomulgando a los que no se adaptan a la idiosincrasia. Los burgueses nos rompen la cabeza y los políticos se nos meten en casa por la puerta falsa. Es necesario e imprescindible la reconciliación anarquista y con ella la conjunción obrera . El Consejo de la FORA Comunista parece sordo, y no hay peor sordo que el que no quiere oír a los gritos de todos los obreros de la Región Argentina. Dice Agustín Alvarez en "La Educación Moral" "Todos los hombres son enemigos de los tiranos pero aprecian mucho su propia tiranía", y aquí tenemos un Consejo Federal que es enemigo de la "Dictadura Proletaria" pero que ejerce la más odiosa de las tiranías. ¿Por qué esa oposición sistemática en contra de la unificación obrera?. Yo creo compañeros que el que así procede no sufre en carne propia el latigazo y el insulto del capataz, que nosotros los trabajadores auténticos tenemos que sufrir si queremos llevar a la boca el pan nuestro de cada día. Es muy distinto oficiar de pontífice desde la redacción de un periódico, a ir diariamente a los muelles y barracas buscando quien alquile nuestros brazos. Quiero significar la necesidad, la imperiosa necesidad, de poner término a esta lucha fratricida que nos mata. Por ahí han dicho, "el que esté con nosotros que se venga, aquí lo esperamos". Que es igual que decir "el que quiera la revolución, que se la haga". Y yo pregunto: ¿Con qué elemento haremos la revolución?. Los anarquistas, dicho sea en honor a la verdad, representamos dentro y fuera de la organización obrera la fuerza moral y dinámica de la revolución, pero nos falta otra cualidad indispensable para toda obra de demolición, la audacia. Nuestros intelectuales se lo pasan con el vecino, mientras tanto el enemigo común nos diezma y se fortifica. Hay que convenir en que a pesar nuestro, caemos en el sectarismo, y no hay que olvidar que el momento es de vida o de muerte para el proletariado, y que de nuestra fuerza y audacia depende la más pronta sepultación de la mil veces maldita dictadura burguesa. Es necesario para que los trabajadores puedan exigir respeto, que la unidad se haga, que el Congreso de Unificación se realice, para formar el Frente Único Revolucionario. Repito una vez más que no queremos la unificación con los políticos, y sí la unificación con los obreros, que son, lo repetiré siempre, sencillamente obreros. Lirio Del Prado. Bahía Blanca" Lunes 19 de setiembre "LA UNIDAD OBRERA Este problema que es sencillísimo en su forma y en su fondo y que sería de fácil solución si las cosas se encararan con un criterio obrero y de clase, aparece escabroso y complicado, porque muchos de los que a pesar de su condición de obreros, opinan sobre el asunto, lo hacen sosteniendo en su apéndice nasal los lentes partidistas o doctrinarios que les hacen ver las cosas del color del cristal a través del cual miran. Y no hablemos de cuando opinan hombres cuyas actividades se desenvuelven al margen de la organización sindical porque entonces es Troya. (...) No precisa ser un erudito, ni haber pasado por las aulas universitarias, para poder conceptuar la necesidad de que la unidad de los obreros se realice de una vez y para ver también la puerilidad de los argumentos que se oponen a la misma. Argumentos que únicamente pueden ser recogidos por los que no tienen ninguna confianza en la organización de su clase, en su propia capacidad y necesidad de tutores que les orienten en la vida y les conduzcan como rebaños. Almas de lacayos, sirvientes por naturaleza aunque se escuden en postulados revolucionarios y se digan rebeldes, son los que haciendo coro a los que pontifican desde sus puestos de diputados, literatos, o rentistas, repiten el estribillo de que es imposible la unidad obrera por la diversidad de opiniones que puede haber entre los mismos con respecto a los distintos problemas que preocupan a la humanidad. Y únicamente se puede ser enemigo de la unidad por la influencia de las teorías burguesas y porque tienen sus espíritus saturados de cristianismo y democratismo y toman como base la existencia de las distintas corporaciones que en distinto orden existen; sin darse cuenta que la organización económica de los trabajadores es distinta y opuesta a todas ellas [la cursiva es nuestra], porque parte de una base completamente diferente. Seguramente que en el partido, en las religiones o en los centros recreativos, los hombres se tienen por un programa para adorar a un dios, o para compartir determinadas diversiones sin tener en cuenta la situación económica de los componentes; y la organización sindical que tiene una misión completamente distinta, y que es el órgano específico de lucha obrera, por el cual se está gestando la revolución social, tiene que vincular a los hombres por su situación económica, sin tener en cuenta lo heterogéneo que resulten las opiniones de los mismos, en cuanto a la religión, a la política, etc. Y si refiriéndose a los obreros organizados se habla de heterogeneidad, porque los hay mahometanos, budistas, cristianos, católicos, protestantes, etc. en el orden religioso; conservadores, demócratas, radicales y socialistas en el orden político, olvidando que los primeros y los segundos se unen por un vínculo ético y de afinidad en esa materia, y que de cada uno de esos grupos forma parte el obrero, el empleado, el policía, el comerciante, el médico, el parásito y otros bichos que en el terreno económico tienen intereses completamente encontrados y en el cual no pueden marchar de acuerdo a pesar de la religión o el partido. Y si esas entidades llenan fácilmente su cometido, a pesar de lo heterogéneo que son los intereses, es cuerdo entender que los obreros pueden vincularse en un propósito común, de mejorar su condición y emanciparse por encima de las distintas banderías o creencias que cada uno tenga. Los grupos de afinidad para los doctrinarios, los partidos para los políticos y el sindicato para los obreros. Son tres cosas completamente distintas y es un absurdo pretender que los obreros para organizarse, lo hagan, no uniéndose con todos los obreros sino con aquellos que compartan un credo determinado. Y veamos, los capitalistas tienen a mano varios credos que forman la dirección de todos los partidos políticos que fomentan el odio de raza y nacionalidad y mantienen perfectamente sus instituciones de defensa frente a los trabajadores y cuando se ha tratado de afrontar un conflicto, o contener un avance de los obreros, de hacer fracasar un movimiento de conquista o de reivindicación, a ninguno de ellos se le ha ocurrido plantear un asunto ajeno a la cuestión que les une y tienen un sólo punto de vista para solventar la cuestión que está sobre el tapete.(...) Ningún núcleo burgués ha pretendido la oficialización de sus puntos de vista, y todas las cuestiones son secundarias frente a la lucha que produce la clase obrera. En nuestro campo debe suceder lo propio, antes que nada somos obreros y debemos tratar de ir reduciendo la autoridad del patronato e ir cimentando la personalidad de los órganos de la revolución, porque resulta ridículo que en los momentos que se necesita de todas las fuerzas y energías obreras para vencer al enemigo común, se plantean cuestiones que hacen perder la cohesión y la unidad, que por lo mismo determinan la derrota. Y la lucha en contra del capitalismo es perenne, permanente, hasta que no sea ya desalojado de la cumbre social. Como es posible que en un taller donde trabajan diez obreros por ejemplo, y todos sienten la necesidad de acortar la jornada de trabajo, obtener un aumento de salario o imponer condiciones de higiene, esperen a ponerse de acuerdo en sus opiniones políticas o religiosas para iniciar una acción que las imponga al capitalismo. Lo que hacen estos obreros es conocer que todos tienen o sienten las mismas necesidades y proceder para satisfacerlas, dejando todas las cuestiones que pudieran distanciarlos. Y este ejemplo sencillísimo y claro, se transporta a una industria, a una región, a un país y se constata que a nadie más que a los capitalistas puede beneficiar la división. Y que quien sin ser capitalista la sostiene es un extraviado o un instrumento del capitalismo". La cita de Malatesta que el diario transcribe en su edición del 21 de setiembre en su página 5, nos recuerda que esta corriente es deudora de las ideas de aquél y de Rudolf Rocker (el anarcosindicalista alemán) . Jueves 21 de septiembre (pág.5) (de una nota de Malatesta extractada por el diario "El Trabajo") "FRENTE ÚNICO PROLETARIO Es doloroso que todavía hoy, en víspera de armas, cuando el viejo mundo vacila y no hace falta más que un empuje resuelto para batirlo definitivamente, haya aún trabajadores que combatan y que casi odien a otros trabajadores por el sólo hecho de pertenecer a partidos y organizaciones distintos y rivales. Hoy no existe otra esperanza de salvación para la burguesía y el gobierno que la división de los trabajadores. Y traiciona la causa de la emancipación humana cualquiera que avive el fuego de la discordia y no busque de unir en un solo haz las fuerzas de la revolución. Nosotros somos anarquistas y combatimos exclusivamente por el triunfo de nuestro ideal, pero el primer paso que debe conducirnos en nuestro radiante ideal es el derribamiento de las actuales instituciones, por lo tanto son nuestros cooperadores todos los que contra esas instituciones combaten. Si otros, por espíritu de rivalidad y deseo de predominio, tratan de pintarnos como sectarios, nosotros igualmente tendemos la mano a todos los hombres sinceros, y sólo combatimos aquellos métodos que nos parecen contrarios a la revolución, y aquellos hombres que evidentemente traicionan la causa que dicen servir. Hay en Italia dos instituciones máximas proletarias que tienden ostensiblemente a la destrucción del sistema capitalista: la Confederación General del Trabajo y la Unión Sindical Italiana. Nuestras mayores simpatías están ciertamente con la Unión Sindical, puesto que entre sus dirigentes hay gran número de compañeros nuestros y sus métodos de acción directa responden mejor a nuestra táctica, pero en la Confederación del Trabajo también hay muchos compañeros nuestros, y las masas afiliadas a la Confederación -y esto es lo que más importa- son trabajadores auténticos, animados por el mismo espíritu que anima a las masas afiliadas a la U.S. Se necesita todo, que estas masas de una y otra organización se hermanen y luchen juntas. Si los reglamentos de la Confederación son tales que impiden la sincera voluntad de los asociados, se combate esos reglamentos y se busca de cambiarlos. Si muchos de los dirigentes de la Confederación son como a nosotros nos parece, colaboracionistas que se esfuerzan por extinguir todo deseo de revuelta, y por sofocar todo movimiento, se combate contra esos dirigentes, y se hacen todos los esfuerzos necesarios para que las masas no se dejen conducir como ovejas por los malos pastores. Pero es menester que las masas permanezcan unidas y sería error fatal querer disgregar una organización para reforzar otra. Es necesario impeler a las organizaciones penetrando en ellas y llevando hasta ellas nuestro espíritu. Que lo recuerden los trabajadores, cuando los patronos los explotan no hacen cuestión de partidos, son todos iguales para hacerles pasar hambre. Cuando los carabineros les abren el pecho con el plomo no les preguntan antes a cuál partido pertenecen, que sirva esto por lo menos de lección. Enrique Malatesta N de la R: Las palabras de Malatesta las hacemos enteramente nuestras. Aquí ocurre con la FORA comunista y la FORA del décimo, lo que allí con la Unione y la Confederazione. Léase bien lo que dice Malatesta y ojéense todos los números de "El Trabajo" y la identidad en el propósito se notará de inmediato". No resulta extraño en lo absoluto, que haya sido Unión Sindical Argentina el nombre elegido para la organización a crear con posterioridad al congreso de unificación. Expresa la admiración que estos hombres sentían por su homóloga italiana.

 

II. 2 La Organización Económica. Base de la Sociedad Futura:

Al respecto vale la cita de R.Rocker que se constituye en una definición completa del parecer de los clasistas respecto a la organización económica: El sindicato. "Los sindicalistas sostienen la convicción que la organización de un orden económico socialista no puede ser regulada por resoluciones y decretos gubernamentales, sino sólo por la agrupación de todos los obreros manuales e intelectuales en cada rama especial de la producción; por la toma de la administración de los establecimientos por los productores mismos, de forma que los grupos particulares, las fábricas y las ramas de producción sean miembros independientes del organismo económico general que organizan sistemáticamente la producción total y el reparto general en interés de todos sobre la base de los libres y recíprocos acuerdos. Los sindicalistas son de opinión que los partidos políticos, a cualquier ideología que pertenezcan, no pueden nunca llevar a cabo la edificación socialista ; para ese trabajo no son capaces más que las organizaciones económicas de lucha de los trabajadores. Por esta razón no vemos en el sindicato un producto pasajero de la sociedad capitalista, sino el germen de la futura organización económica socialista. En este sentido los sindicalistas aspiran ya hoy a una forma de organización que los capacite para su gran misión histórica y al mismo tiempo que tenga en cuenta la lucha en pro de los mejoramientos cotidianos del salario y de las condiciones de trabajo. Ya mencionada tangencialmente en los artículos citados más arriba, aparece aquí claramente explicitado el carácter de la organización posrevolucionaria creada en el "cascarón" de la vieja sociedad capitalista. "LA DESOCUPACIÓN MUNDIAL" "Los gobiernos por más democráticos que sean, son incapaces para resolver problema tan arduo (...) sólo el proletariado asumiendo la dirección de la producción, puede resolverlo.(...) La desocupación se extiende por el mundo. Las cifras que las últimas estadísticas arrojan, son pavorosas.. Las consecuencias terribles de la guerra empiezan a sentirse cada vez más agudamente. A la desocupación la acompaña el hambre y a ésta, la justificada e inevitable rebelión.(...) el proletariado organizado puede resolver el problema ¿cómo? Teniendo la producción en sus manos. Haciendo de sus sindicatos, órganos controladores, regulatríces y técnicos de la misma [la cursiva es nuestra]. Porque si el capitalismo y los Estados son incapaces de una buena solución es sencillamente, a causa de la competencia en la bolsa, en el comercio, en la industria, etc. y cuando la competencia va muy lejos y las diferentes burguesías se disputan el mercado -como pasa en la actualidad- paralizan las más imprescindibles actividades humanas, pariendo ese terrible monstruo que va minando la tranquilidad señorial y que se llama: desocupación. Y ella continuará ínterin las industrias no pase a manos de quienes trabajan". Un instrumento esencial del sindicato en su tarea pre y posrevolucionaria era la Bolsa de Trabajo. Ella le permitía regular el mercado de mano de obra en la sociedad capitalista (de modo de moderar las ansias patronales de contar con un numeroso y desorganizado "ejército de reserva" que presionase a la baja las remuneraciones) y controlar desde su "Departamento de Estadísticas" la organización de la fuerza de trabajo con vistas a la dirección técnica de la producción en el futuro. Martes 6/3/21 "Las Bolsas de Trabajo" "Entre las conquistas que realiza el proletariado organizado, en la titánica lucha que sostiene contra la clase capitalista, pocas hay que igualen a la bolsa de trabajo. Bien es cierto que para que tal conquista rinda resultados satisfactorios, es menester que los trabajadores posean una relativa capacidad; que les permita valorar ampliamente lo que ella significa, cosa que en la actualidad están muy lejos de poseer (...) mediante la bolsa de trabajo, se refuerza el control sindical en los lugares de producción, se evitan o atenúan los efectos de la competencia que se hacen los mismos trabajadores (...) el hecho de que un patrono se vea obligado a solicitar el personal que necesita a la bolsa de trabajo del sindicato es una garantía para evitar la violación de las condiciones establecidas por ambas partes. Además el radio de acción del sindicato se amplía, dándole cada vez más personería y autoridad a la organización, porque es ella que toma a su cargo, lo que estaba librado a la voluntad de cada uno de sus miembros componentes. "Es de incumbencia de la bolsa de trabajo, efectuar periódicamente una estadística acerca de todos aquellos asuntos relacionados con la misma producción, condiciones de trabajo, porcentaje de obreros ocupados y desocupados, etc. Aunque es difícil precisar claramente la función que desempeñará este órgano del sindicato en la sociedad futura (...) parece ser que las bolsas de trabajo están destinadas a suplantar el complicado sistema comercial actual, efectuándose por su intermedio el intercambio de los productos. "Indudablemente que este concepto...sólo puede tener aplicación, si los sindicatos obreros después de la revolución, Toman a su cargo la dirección económica y política del nuevo régimen (...) todo depende de la capacidad con que cuenten los trabajadores para dirigirse por sí mismos, sin tutelarismos de ninguna especie." 11/9/21 "La Comisión del Sindicato Obrero de la Industria del Calzado dirige al gremio el siguiente manifiesto. "Compañeros: La comisión administrativa en cumplimiento a una resolución de la asamblea general efectuada en el mes de agosto último, relacionada con la mejor forma de organización de las distintas ramas en que se compone la industria del calzado, ha resuelto lanzar el presente manifiesto a objeto de explicar a los compañeros del gremio el alcance y los beneficios que puede reportar a la organización si se llegase a poner en práctica. "No escapará al sereno criterio de los camaradas la forma caótica y anormal como se ha trabajado en los lugares de producción; los salarios que percibían los obreros asociados en concepto de su labor realizada no tenía similitud alguna en cuanto a un método uniforme, en una casa se ganaban jornales que no condecían con el resto de los demás. Existía en realidad un desquicio absoluto por la manera como los personales encaraban a sus respectivos fabricantes los pliegos de condiciones. Indefectiblemente las consecuencias de ese estado tenían que dar sus frutos tarde o temprano. La jornada de trabajo si bien es uniforme, no obstante se ha constatado que en varias casas esos personales han adoptado una conducta distinta al deseo de la organización en cuanto al punto de vista interno. En cuanto a las secciones o ramas de que se compone la industria era indispensable tener en poder de la comisión todos aquellos elementos de juicio necesarios a los efectos de conocer los variados y diferentes modos de la manufactura del botín de acuerdo con los adelantos técnicos industriales de estos últimos tiempos. "La tarea máxima, por ejemplo, va a dar lugar a un estudio muy profundo; se trata de establecer en cada fábrica y taller el MÁXIMUM de producción ya que las formas establecidas en la actualidad han sido de resultados desastrosos ,no solamente en lo que tenga relación con la estabilidad del salario, sino por lo que respecta a la intervención del sindicato en continuas luchas y que nada se ha aprovechado de ellas. La entrada de nuevos contingentes de camaradas en las filas de nuestra organización, como ser: Taqueros, Bragueros, Alpargateros, etc., viene a hacer más compleja la labor que la comisión administrativa puede desarrollar en bien de los intereses colectivos . Se impone pues la imperiosa necesidad de dotar a nuestra institución de una comisión de estadística permanente, compuesta por los elementos capaces y conocedores de cuanto sea necesario a los fines de dar satisfacción a las exigencias que reclama el sistema moderno industrial. "(...)que para los efectos de elaborar las bases en que han de descansar los cimientos de la organización por lo que concierne a la tarea máxima, fijación de salarios, disminución de horas de trabajo, en aquellas casas que aún se excedan de las impuestas por el sindicato. Se hace indispensable por todos estos hechos la designación de subcomisiones de estudios por cada sección, o rama de la industria, debiéndose al mismo tiempo formar de ellas el Comité de Estadística, permanente. "Creyendo prudente dar desde ahora comienzo a esos trabajos, quedan invitados los compañeros de las secciones corte y aparado de todas las fábricas y talleres a la reunión que se efectuará el lunes 12 del corriente a las 18 hs. en el local de Estados Unidos 3545, para ese día y a objeto de no sufrir inconveniente alguno, se destinará esa fecha para los compañeros cortadores, quedando para reunirse los compañeros aparadores el día martes 13 a la misma hora y en el mismo local. LA COMISIÓN". Es ésta una mirada distinta de la habitual en el movimiento obrero de inspiración anarquista, que observa con atención a su enemigo de clase y se dispone a darle batalla presentándose al resto de la sociedad con una propuesta hegemónica. Que además esta atento a los triunfos parciales que puedan darse en esa larga batalla. Que no repudia en bloque al modo de producción capitalista, porque no desdeña sus adelantos técnicos, ni el éxito que tuvo su organización industrial de la producción, comoquiera que esta clase se reconoce hija de aquel proceso. Que no anhela un retorno a la comunidad original, sino que envía al cuerpo social una propuesta superadora que parte de la propia realidad de la sociedad industrial, de la que la clase obrera forma parte indisoluble. Controlar la propia fuerza de trabajo. Disputar el control del producto de esta fuerza de trabajo. Ambas actividades están íntimamente ligadas en el sindicato clasista.

 

II. 3 La utopía clasista:

A lo largo de cuatro números, la redacción del diario publica un largo documento elaborado para los Industrial Workers of the World, central sindical clasista norteamericana que enfrentaba al reformismo "elitista" de la American Federation of Labour. En el mismo se desarrollan las bases de constitución de la IWW, sus objetivos y su estrategia. Sábado 10/9/21 ¿Cómo podemos llegar al Comunismo Industrial? (Tomado de "Solidaridad" de Chicago) "Viejas ideas y métodos de lucha han sido sometidos por los trabajadores a una crítica formal, y el criterio de la lucha de clase se ha amplificado y esclarecido . "El análisis ha sido aplicado sólo sobre las partes constructivas del problema obrero como está presentado en la Organización Industrial, desdeñando las bien argumentadas pequeñas distinciones y ridículas fórmulas de los sectarios dogmáticos, por las futilezas que encierran. El cobarde e hipócrita "idealismo burgués" en donde "las frases traspasan la substancia", ha cedido paso al idealismo práctico del hombre de blusa." Aquí está la base concreta del conocimiento y su consecuente teoría revolucionaria. Es la clase la que "vive" la explotación concreta y la situación de polo de la contradicción fundamental de la sociedad capitalista que es su fundamento. "Nadie" más habilitado que ella misma, para definir su "futuro" y las modalidades necesarias para alcanzarlo. "Y es porque las mismas condiciones de la vida colocan a éste en el terreno de lo material, y ante el sufrimiento de privaciones y miserias medita y al fin descubre la causa real de sus males; por esta evidencia rechaza las representaciones políticas y se lanza a la lucha personalmente, ..." El mensaje no es APOLÍTICO sino ANTI-POLÍTICO. Su rechazo a toda organización que no sea la de la clase misma, su "organización económica". He aquí una de las distinciones fundamentales del clasismo con otras teorías revolucionarias. Su concepción de "partido de la Clase", su desdeño por los partidos obreros de minorías esclarecidas y generalmente pequeño burguesas. Lo curioso es que en numerosas oportunidades la historia mostró a esta "corriente" en la situación de minoría, pero es que su seguridad interior de defender el interés objetivo de la clase como tal, de la clase para sí, los afirmaba con una irrenunciable vocación hegemónica aun en las épocas más amargas que esta corriente atravesó en su devenir histórico. "... firme y audaz aún cuando vea que la cárcel, y en ella, le esperan mil vejaciones., le acecha con sus puertas abiertas y penalidades, lucha con intrepidez porque lleva como sostén el conocimiento de un principio positivo. Y en la cuestión obrera, como guía, la certidumbre de que la diaria conquista del pan, es lo primero". Hay una tensión dialéctica ya remarcada por Delich entre proyecto revolucionario y acuciantes necesidades de carácter reformista. Como se soluciona esta contradicción, es tema de todo proyecto clasista, desde que es el mismo sindicato -institución producto de la explotación capitalista y funcional a este capitalismo- la organización revolucionaria que promueve la revolución y organiza YA la sociedad futura. Por otra parte, es falsa la dicotomía "reforma" - "revolución" en el hacer de la clase obrera: "...Cuando los obreros desencadenaban huelgas salvajes para obtener una pausa-café de un cuarto de hora, sindicalistas y marxistas tendían a considerar esta reivindicación como trivial o que reflejaba el atraso de los obreros. (...) Mediante esa reivindicación, los obreros atacaban el fundamento de la organización capitalista de la empresa y de la sociedad: que el hombre existe para la producción en torno a las necesidades y a la vida del hombre producto. (...) Para la concepción tradicional, el conjunto de estas manifestaciones sólo puede considerarse como "reformista", puesto que no ataca explícitamente el poder instituido en la sociedad, y éste pude acomodarse mal que bien a ello. Pero éste sólo es un criterio formal, y al final vacío. Para nosotros está claro que estas manifestaciones reflejan una actividad tan radical como pueda serlo cualquier otra; no atacan a la exterioridad del poder establecido, pero minan su fundamento que es la definición capitalista de la realidad (...) No podemos pues reducir el hacer social-histórico del proletariado a los conceptos abstractos de "reforma" y de "revolución" que a la fuerza le impone un pensamiento estratégico (luego burocrático), que, en lugar de dejarse educar por él, a cualquier precio quiere medirlo con las unidades de medida de sus propios esquemas seudoteóricos y no puede ver en él más que lo que corresponde a su obseción del poder..." No puede haber contradicción entre reivindicaciones económicas y políticas "...mediante esta actividad, los obreros no sólo se afirman como clase en la sociedad capitalista, sino contra esa sociedad (...) en y por la actividad de la clase obrera nace un proyecto social-histórico revolucionario. A partir de ese momento, y durante mucho tiempo, estos diferentes aspectos -lucha cotidiana implícita en la producción, luchas explícitas económicas o políticas, proyecto revolucionario- ya no pueden ser separados, ni "objetiva", ni "subjetivamente", a no ser en un sentido derivado y secundario; lo cual también impide trazr una línea de demarcación absoluta entre lo "inmediato" y lo "histórico"..." "... Además, tiene la conciencia de que tratando esta cuestión así, podrá hallársele solución posible. Con la aparición de la Unión Industrial [* se refiere a los IWW] y sus tácticas, vemos simultáneamente al viejo movimiento socialista político perder el compás bajo el tutelaje de la clase media, formado por "intelectuales" de profesión, la mayor parte de ellos sin conocimientos de la lucha de clases. El movimiento político ha venido siendo más y más "oportunista", cifrando sus esperanzas en las reformas tales como "la legislación obrera", "gobierno patronal", "cooperativas", "Reformas en las constituciones", y aún en otras innovaciones todavía más ineficaces; para atacar al capitalismo "por la espalda". Al mismo tiempo colgándose más al cuello de la reaccionaria AFL y adaptándose a los mandamientos de las uniones de gremios, ha perdido completamente el carácter de revolucionario. "Es cierto que siguiendo ese proceso de afeminación, es como se han originado las revueltas del elemento proletario dentro del movimiento político. Pero estas revueltas estarán condenadas siempre al fracaso, mientras no descansen en una base sólida, para que el movimiento revolucionario político sea: La Organización de clase en el campo industrial. Ahora bien: El deber en la actualidad es, para todos los revolucionarios, ayudar a formar esta organización económica. La Unión Industrial cabe a la vez para la solución del problema obrero, así como [para] la cuestión social. "En lugar de los directores de las uniones de gremios, con sus autocráticos poderes y su desprecio hacia los que los siguen ciegamente; o de la "plataforma intelectual" con su nube de héroes y adoradores, la Unión Industrial requiere de sus representantes, tan sólo hombres con habilidades administrativas." Lo que intenta enfatizar es la innecesariedad de los "directores", de las conducciones "personalizadas", en fin de la "autoridad", su única "autoridad" es la gente que lo delegó. También en la Argentina las conducciones de los sindicatos anarquistas y "anarcosindicalistas" se denominaban COMISIONES ADMINISTRATIVAS. Y sobre todo el sindicalismo de los años `70, también enfatizó su carácter "basista", de democracia horizontal, directa, asambleísta, por rechazo a las "burocracias" que padecían. "... Es decir requiere a la cabeza de la organización económica, sujetos que hayan estado viviendo la vida de la clase trabajadora, para que personifiquen la tendencia del movimiento y respeten su constitución, además que sean susceptibles a la disciplina de la organización, cuyos negocios deberán manejar, con habilidad y conforme a los propósitos de ella." El párrafo es indicativo de la natural desconfianza del clasismo hacia los intelectuales provenientes de otra clase, aunque asumieran (con una visión heterodoxa y crítica) las teorías de los principales intelectuales del socialismo -en todas sus escuelas- Marx, Bakunin, Rudolf Rocker, Engels, Malatesta y Cornelissen y los Sindicalistas. También destaca (por supuesto) la creencia casi ciega en la eficiencia de la organización. "... Esta concepción de la personalidad de los directores, junto con la forma estructural de la organización económica, da una imagen de la Democracia Industrial de la sociedad futura. Sociedad en la cual el individuo encontrará su "libertad de trabajo" para servir, con la extensión de que sea capaz, en los intereses de la colectividad. A fin de estimular a una investigación en el campo que trazan las líneas anteriores, ha sido escrita y publicada esta obrita." "¿COMO PODREMOS LLEGAR A LA COMUNA COOPERATIVA? "En el preámbulo de la constitución de los IWW se declara que es "La histórica misión de la clase trabajadora hacer desaparecer el sistema capitalista" Que hacia este fin "debe ser organizado el ejército de la producción, no sólo para la lucha diaria, sino también para seguir la producción cuando el capitalismo haya sido derribado y haya sido implantado el nuevo estado de cosas. Organizándonos industrialmente, formamos la estructura de la nueva sociedad dentro del cascarón de la vieja" (...) (Sigue 12/9/21) (...) La lucha de clases tuvo el primer choque en los talleres y en el campo industrial. Luego la clase capitalista en obediencia a sus intereses, se apresuró a controlar el poder productor de la clase trabajadora; pero esta clase a su vez disputa el control de dicho poder a la clase capitalista. "Es en el campo industrial en donde la unidad de clase toma su primera forma, y es bien conocido históricamente el hecho de que los llamados movimientos políticos del capital no son sino el resultado del movimiento económico de las clases. La posesión del poder económico es un requisito primordial para la posesión del poder político; el poder político como está definido por Marx "que no es sino el poder organizado de una clase para oprimir a la otra clase". "La clase capitalista tiene el control de los departamentos legislativo, judicial y ejecutivo del gobierno nacional porque tiene el control del poder social productor en la industria con el manejo de la clase trabajadora. Permítase a los trabajadores organizarse como clase en el campo industrial, y el poder político y el económico de la clase capitalista desaparecerá. Sin que esto pueda efectuarse antes ni de otro modo. "Ahora bien, el preámbulo de los IWW dice: "Es la histórica misión de la clase trabajadora hacer desaparecer el capitalismo". (...) En claro e inequívoco lenguaje el preámbulo de los IWW enuncia el proceso lógico y necesario que los trabajadores tienen que seguir hasta llegar a la meta: LA COMUNA INDUSTRIAL. "EL PROCESO DE TRANSFORMACIÓN: "El ejército de la producción debe ser organizado", ¿qué es el ejército de la producción?, ¿Acaso consiste en los trabajadores en un territorio dado, tal como el Estado de Illinois, el condado de Cook o la Municipalidad de Chicago? "El ejército de la producción consiste en toda la clase trabajadora, agrupada en concordancia con las formas y condiciones de la industria capitalista; abarca por ejemplo a los mineros, no como entidad independiente, sino como parte integrante de toda la clase trabajadora. Porque la minería no puede desarrollarse por sí sola; requiere maquinaria y madera. De este modo los mineros son dependientes y están relacionados con la industria del acero de la maquinaria y con los trabajadores de la madera. Los mineros deben ser alimentados, no pueden vivir de rezaga, metal o carbón. Dependen por la alimentación de los productores de comestibles en la agricultura y manufactura. Los mineros tienen que vestir y esta necesidad los relaciona con la industria de textiles. Los mineros deben ser albergados y entonces los trabajadores en la construcción de edificios llenan esta necesidad. Los productos de las minas tienen que ser transportados; en este punto entran en juego los trabajadores del transporte marítimo y terrestre (continúa 13/9 pág. 2) "Este sistema en la producción de la riqueza es un proceso social, e internacional y mundial en su forma. El ejército de la producción debe ser organizado no como una división independiente de mineros, madereros, constructores, etc., sino como un solo cuerpo con todas sus partes relacionadas entre sí, deben estar organizados para la lucha diaria contra los capitalistas, esto es para adquirir poder en la contienda por salarios, horas de trabajo y condiciones favorables de taller. La actividad en la resistencia y agresión desarrolla poder y así la lucha diaria en los talleres y demás campos de trabajo es esencial para la unificación y enseñanza de la clase trabajadora. El ejército de la producción debe ser organizado para derrocar al capitalismo, no "comprando" a los capitalistas, no por medio del "impuesto fiscal" irredimible, no por la acción del voto, no destruyendo su existencia "fusilándolos", sino por el reemplazamiento del sistema capitalista de la clase propietaria y dominadora de la industria en la estructura orgánica de la democracia industrial. Esto es, por un sistema de sociedad en el cual la industria será de propiedad social y socialmente dirigida. Tal transformación no puede ser hecha por los políticos, sean socialistas o de cualquier otra clase, que puedan ser colocados en el control de la maquinaria gubernamental del estado político capitalista. La transformación del capitalismo a la comuna industrial solo se puede efectuar formando la estructura de la nueva sociedad dentro del cascarón de la vieja. Esto es, trazando y organizando la forma de la comuna industrial en el armazón de la sociedad capitalista. No hay otro camino y los que se imaginen que la clase capitalista consienta pacíficamente en entregar las industrias a la clase trabajadora desorganizada van a llevar un formidable chasco. Por otra parte que la clase capitalista se niegue a rendirse a la clase trabajadora organizada es inconcebible, con que al mismo tiempo la clase trabajadora este o no en posesión de la maquinaria gubernamental del estado capitalista. Conclusión: En los principios arriba enumerados gira la vital diferencia entre el llamado socialismo práctico de los "mangoneadores" políticos y las genuinas tácticas revolucionarias de los trabajadores industriales. La unión industrial revolucionaria puede ser impracticable a los ojos de los profesores u otros intelectuales, entre los socialistas que están a una respetable distancia de la arena de los talleres donde se verifica la lucha de clases. Tal vez sea impracticable a sus ojos porque se niega a ser un instrumento para los bastardos fines de los oportunistas políticos, lo único que pueden hacer será lanzar a ellos y a su clase en el pantano de la reacción. No obstante los revolucionarios unionistas industriales ven claro que sus tácticas son históricamente eficientes y prácticas para llegar al final de la jornada, no importa que difícil sea el trabajo fundamental, y no se hacen ilusiones por las dificultades que encuentren en el camino para edificar la unión industrial. Saben que a menudo con sus actividades se concitan la inscripción en la lista negra, lo cual trae consigo las peregrinaciones amargas y penosas en busca de trabajo, que quiere decir miseria, negación de si mismo, la prisión, la "macana" del policía, las balas de los soldados para muchos de su clase, pero otra vez dejadme repetir: No hay otra manera, no importa lo penoso que el proceso tenga que ser, no es sino una continuación de lo que ha sido a través de las edades y sólo puede acabar con el triunfo de la clase trabajadora organizada, para llevar la producción adelante cuando el capitalismo haya sido derrotado." B.H.Williams.

 

II. 4 La definición teórica:

a) La dictadura del proletariado y el concepto de libertad:

Influenciados por la reciente revolución en Rusia, que mostraba una eficiencia no conseguida por intentos revolucionarios anteriores, estos anarquistas reivindicarán tal concepto; aunque diferenciándolo netamente del concepto leninista, al que calificaban de dictadura de partido que suplantaba y sometía a la clase. A pesar de esta precisión teórica, fueron tachados de "anarco-bolcheviques" por sus camaradas del anarquismo forista. Uno de los intelectuales más distinguidos de esta corriente fue Enrique García Thomas. Fundador del diario "Bandera Roja" en 1919, fue preso y su publicación confiscada y prohibida con la represión desatada tras el estallido de la "semana trágica". Aún en prisión a fines de 1919, sostuvo una interesante polémica con el diario Tribuna Proletaria, publicación que ocupó el espacio vacío que la prohibición del diario La Protesta había dejado. Con la FORA (comunista) proscrita, sus principales dirigentes presos en la Isla Martín García y la persecución a cientos de militantes del movimiento y sus organizaciones, la polémica abierta por la revolución rusa continuó inexorable. En esta polémica García Thomas defendió la legitimidad de la revolución rusa, argumentando el carácter de "emergencia" de la misma por el ínfimo desarrollo del movimiento obrero en ese país. Desde entonces acuñó un concepto de dictadura del proletariado disímil del concepto leninista. El 14 de setiembre de 1921, en primera página, el diario El Trabajo consigna: "SE ANUNCIA QUE EL COMPAÑERO GARCÍA THOMAS HA SIDO LIBERADO POR LAS FUERZAS DE REPRESIÓN DESPUÉS DE MESES DE ESTAR DETENIDO Y SE HA INCORPORADO A LA DIRECCIÓN DEL DIARIO" El viernes 16 de setiembre, en página 5 y sin firma -aunque ya se puede suponer la autoría de García Thomas- se inserta este texto que contesta desde la redacción a unas preguntas formuladas a la misma por un lector. "CONTESTANDO A UNAS PREGUNTAS "¿Cómo entendemos la dictadura del proletariado? Los comunistas políticos de todos los países, interesadamente propagan la dictadura del proletariado en su sentido convenientemente para sus miras partidistas. Si bien es cierto que en Rusia se denomina "dictadura del proletariado" al poder que ejerce el partido comunista, por nuestra parte entendemos que en un Estado proletario, si es necesario un Estado de fuerza, él debe ser ejercido por los mismos trabajadores mediante las organizaciones obreras." En esta definición del proyecto político-ideológico-estratégico del clasismo a principios de la década del `20, se ve claramente que son las organizaciones específicas del proletariado 'su organización económica, el sindicato- quienes tienen a su cargo la organización de un Estado proletario. Y afirma su oposición a que partidos desprendidos de la organización de la clase se adueñen del Estado y ejerzan esta dictadura. "Si el partido comunista en Rusia ejerce lo que se denomina "dictadura del proletariado", ello se debe a que las organizaciones obreras bajo el régimen zarista no habían adquirido el desarrollo necesario para poder asumir la gestión económica y política del nuevo régimen." El párrafo citado equivale a una disculpa para el accionar de la dirigencia leninista y sugiere que la dirección del diario no deseaba enemistarse con la Rusia socialista, probablemente habían considerado la importancia numérica de los revolucionarios rusos actuantes en el movimiento obrero argentino que no podían menos que mirar con infinita simpatía el experimento de la lejana "madrecita rusa". Al margen de que se les pudiera exigir una mirada más crítica de la sociedad en la que se hallaban insertos y sus realidades políticas, en la medida en que la miseria que los había arrojado a nuestras playas como náufragos y perseguidos les impediría volver a discutir sus diferencias políticas anarco-comunistas con sus paisanos del PCUS. Por eso se limitarán aquí, a criticar al recientemente constituido Partido Comunista. "Pero si el poder del partido comunista en Rusia puede justificarse en parte, no ocurre lo propio en todos aquellos países en que los organismos sindicales han adquirido un regular desarrollo, encontrándose por ende, habilitados para tomar las riendas del poder. Ninguna de las tantas fracciones que se disputan el predominio en la dirección del proletariado organizado, puede ejercer un estado de fuerza en su nombre". Pero ellos también son una "fracción", y es claro que como tal querían dirigir al conjunto del "proletariado regional", entonces, ¿cómo planean ejercer esta hegemonía?. He aquí la distinción de la ideología clasista . Si es el proletariado en su conjunto y democracia cuasi-directa (aunque sólidamente organizada) mediante, el único habilitado para "conducir sus destinos" esta hegemonía sólo podía ejercerse mediante la influencia de los cuadros de esta "vaporosa" corriente (que aparecía diluida en la organización gremial, pero que claramente constituía una organización férrea que contaba con una sólida economía que le permitía mantener - en base a una extensa militancia- un diario en la calle, lo que significa como "actividad de propaganda" central mantener 6 a 8 páginas tamaño "la Nación" todos los días en todas las calles de Buenos Aires, alrededores y probablemente muchos pueblos y ciudades del interior, si damos credibilidad a las cartas que este diario recibe y publica) en las organizaciones específicas del movimiento obrero que tienen por cometido la dirección del proceso revolucionario. Y esta influencia sólo podía alcanzarse "democráticamente" merced al poder que otorga, hacer coincidir la propuesta política propia, con las profundas aspiraciones de una clase. Por cuanto interpreta sus modalidades y su historia, para construir proyecto. Por ello podemos hablar en este "caso" de un proyecto político sumamente elaborado, adaptado a la particular coyuntura que vivió nuestro país a fines de la primera y principios de la segunda década de este siglo. "... por la misma diversidad de tendencias que se agitan en el seno de la clase obrera, que les impide contar con el asentimiento unánime de los explotados en el desempeño de su misión. La organización obrera cobija en su seno a todos los explotados sin distinción de ideas, lo cual la habilita para ejercer un estado de fuerza en nombre del proletariado por ser su más genuina representación. Los partidos políticos, aún los más avanzados, tratan de ajustar los intereses de la clase productora a sus respectivos principios, lo cual genera innumerables rivalidades y enconos por la oposición que necesariamente deben hacer los que sustentan ideas contrarias. La organización obrera, por el contrario, ajusta los distintos principios a los intereses de la clase productora consultando tan sólo la capacidad y fuerza con que cuentan los trabajadores para materializar sus propósitos de emancipación y al mismo tiempo por sí mismos. Finalmente, decimos que al defender la dictadura del proletariado no defendemos la dictadura del partido, que es la que preconizan los comunistas políticos, y la aceptamos sólo en el caso en que sea necesario un estado de fuerza para mantener las conquistas de la revolución". Otra vez, la definición de político hecha aquí debe antagonizarse con anti-político, no con apolítico, destacando la oposición anarquista que compartía con los clasistas-anarquistas en el desprecio a las migajas de participación que ofrecía el régimen oligárquico en 1920. "CONTINUACIÓN DE "CONTESTANDO A UNAS PREGUNTAS" Domingo 18 de Septiembre de 1921 "De ser cierto que el partido comunista trata de encauzar la revolución hacia un comunismo de Estado: ¿estaréis en contra? He aquí otra de las preguntas formulada por el compañero que ansía conocer nuestros puntos de vista acerca de la revolución rusa. Aunque por las consideraciones que hemos emitido en números anteriores se entrevé cuál es la opinión que tenemos formada del partido comunista procuraremos ser más explícitos en lo que se refiere a su actuación en el seno de la clase obrera. El Partido Comunista al igual que las distintas fracciones partidistas que se disputan el predominio de dirigir a los trabajadores sindicalmente organizados tiene su finalidad claramente determinada. Así como el anarquismo trata de orientar la revolución hacia el comunismo libertario, el Partido Comunista procura encauzarla hacia el comunismo de Estado. Siendo por esto mismo dos concepciones completamente distintas. Por tal causa muchos que incurren en una lamentable confusión de los valores anticapitalistas, creen que al defender la revolución rusa defendemos al Partido Comunista. La revolución rusa no ha sido realizada por el Partido Comunista sino por el proletariado ruso, habiendo participado en ella también elementos que a pesar de no ser obreros simpatizaban con la causa de la emancipación proletaria. Por nuestra parte entendemos que para que los trabajadores puedan emanciparse completamente de la clase dominante deben concretar su acción en el terreno de la lucha de clases practicada por medio de las organizaciones obreras. Son los sindicatos obreros y no los partidos políticos, llámense como se quieran, quienes deben también efectuar la reconstrucción de la sociedad sobre bases más equitativas y justas, asumiendo la dirección del nuevo régimen tanto en el orden económico como político." Hay una coincidencia casi total en este punto con los "sindicalistas" a los que no puede dejar de integrarse dentro del Clasismo. Si abarcamos ambas tendencias veremos que el CLASISMO domina la mayoría del movimiento obrero en el año `20. "Este concepto, nos induce a defender la independencia de la organización sindical, para que pueda desenvolver libremente sus actividades sin los entorpecimientos que derivan de la sujeción a entidades ajenas a la clase obrera, que so pretexto de orientarla no hacen sino confundirla. Así como defendemos la revolución rusa de los ataques de que la hacen objeto los reaccionarios de toda calaña. Defendemos la organización obrera del tutelaje que pretenden ejercer sobre ella los partidos políticos. El comunismo libertario sólo puede ser factible si las organizaciones obreras conservan su libertad de acción, lo cual permitirá a los trabajadores desarrollar las aptitudes necesarias para dirigirse por sí mismos sin necesidad de ser constantemente tutelados. Empero, el hecho de que sustentemos este concepto no quiere decir en manera alguna que el nuevo régimen se ha de fundamentar absolutamente sobre los principios que hemos enunciado. Es imposible anticipar que forma de convivencia social sucederá a la revolución, pues esto escapa a nuestra facultad de percepción y no depende de nuestro poder. Siendo necesaria la participación de todos los trabajadores para efectuar la reconstrucción de la sociedad, ésta se realizará según sea la capacidad o aptitud con que cuenten para materializar sus aspiraciones de mejor vida. De la revolución puede surgir tanto un comunismo perfecto como un régimen más o menos liberal, pero nuestra misión es propender en todo momento a que los trabajadores sean los únicos artífices de su propia emancipación. Al defender la revolución rusa, reconocemos la virtualidad innovadora que ella encarna y al combatir al Partido Comunista cuando pretende erigirse en director y orientador de los trabajadores sindicalmente organizados, no hacemos sino defender los atributos principales que constituyen los fundamentos básicos de las organizaciones obreras". Consecuentes en su actitud democrática, no pueden elaborar acabadamente lo que será la organización post-revolucionaria que compete al proletariado en su conjunto. Por otra parte, si la teoría procede de la praxis, será esta la que determinará el diseño final, sólo se autoasignan la tarea de asegurar la independencia obrera de cualquier partido hegemonista. Aunque esencialmente clasista, el diario adhiere -por su procedencia- al comunismo libertario, doctrina que hace expresa en muchas notas. Su confianza en las virtudes de la organización, su fe en la capacidad revolucionaria de la organización proletaria y sus necesidades de unidad por encima de las diferencias políticas, llevan a esta corriente a apoyar las tendencias que sugieren la necesidad de constitución de una organización específica del anarquismo, -al margen de la organización obrera pero consustanciada con ella- que pueda mantener una línea política unitaria para un movimiento tan vasto. Al mismo tiempo que se planteaban la construcción de la organización revolucionaria de los trabajadores se planteaban la necesaria y acorde organización de la corriente interna a ese movimiento revolucionario; necesaria para coordinar la vertebración de una política hacia la "organización económica" en particular y hacia la sociedad en general. Por ello tendrán también cabida en el diario convocatorias como la que se incluye. Que a pesar de referir a los anarquistas del Uruguay, surge como referente de una discusión que aúna a los camaradas de ambas orillas. "DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS, PROPÓSITOS Y ORGANIZACIÓN INTERNA DEL COMITÉ DE RELACIONES DE LAS AGRUPACIONES ANARQUISTAS DEL URUGUAY. "Finalidad: En el orden económico marchamos hacia el comunismo bajo el lema de consumir de acuerdo a las necesidades y producir de acuerdo a las fuerzas de cada uno. En el orden político aspiramos al mayor grado de autonomía, de descentralización hasta llegar al autogobierno, a la anarquía. "Medios: Período de transición. La dictadura del proletariado como garantía del triunfo. Producida la revolución social, batida la clase privilegiada aunque no vencida del todo, se impone como medida de inevitable seguridad, como garantía del triunfo de la revolución, que continúe el proletariado con el arma al brazo, imponiendo a la ex-clase privilegiada la obligación de aceptar los nuevos postulados sociales sintetizados en la obligación de trabajar si se quiere tener derecho a comer. En una palabra, la dictadura del proletariado ínterin persistan síntomas de contrarrevolución reaccionarias que nos amenacen volver al pasado de miseria y de esclavitud. "NOTA: La dictadura que perseguimos no es igual a aquella que puede ejercer un partido político aunque se llame comunista o una minoría en representación de cualquier sistema filosófico, sino aquella dictadura colectiva ejercida por el proletariado organizado en sus respectivos sindicatos. "Propósitos: 1º- estrechar relaciones con todas las entidades existentes de la capital, interior y exterior que acepten en principio el programa del comité de relaciones de las agrupaciones anarquistas del Uruguay. 2º-Propender a la organización de entidades afines en todos los barrios de la Capital, en los pueblos del interior y en el seno de todos los organismos gremiales. Organización interna: La organización interna del comité de relaciones de agrupaciones anarquistas estará basada en el mayor grado de descentralización para que la autonomía de los grupos y las iniciativas privadas tengan el mayor grado de garantía, sin que esto sea un entorpecimiento a la mayor cohesión posible del conjunto de entidades adheridas. Para aproximarse en lo posible al objeto que se persigue la organización interna se regirá en la siguiente forma: 1º- El comité de relaciones de agrupaciones anarquistas se compondrá de uno o dos delegados de cada entidad adherida, tanto de la capital como del interior. Dicho comité se renovará por mitades cada dos meses. De su seno se nombrarán dos secretarios, un tesorero, una comisión de propaganda y otro para arbitrar recursos económicos; 2º Debiendo cada entidad tener un miembro en el seno del comité de relaciones y no pudiendo así hacerlo las agrupaciones del interior con delegados directos, éstas deben nombrar, renovándolo lo más a menudo posible un delegado que habite en la localidad en que sirva de sede el comité de relaciones. 3º Los delegados que componen el comité de relaciones no podrán tratar, resolver y ejecutar sino asuntos de secundaria importancia, debiendo en cuanto a los tópicos fundamentales consultar primeramente a sus respectivas entidades, del mismo modo tendrán que tener al tanto a sus agrupaciones de todos los trabajos que realice el comité de relaciones. 4º Podrán adherirse al comité de relaciones de agrupaciones anarquistas del Uruguay todos aquellos centros, bibliotecas, cuadros filodramáticos, grupos libertarios que acepten la declaración de principios. 5º Ninguna entidad adherida está obligada a aceptar resoluciones del conjunto si no está de acuerdo con ellas; 6º Comprendiendo que toda clase de organizaciones lleva en mayor o menor grado al centralismo, se recomienda a las entidades adheridas no esperar a que todo parta del comité de relaciones y que en cambio cada cual ejecute o envíe iniciativas para ser tratadas en conjunto. 7º Todos los compañeros de la capital y del interior que estuvieran de acuerdo con la declaración de principios del comité de relaciones de agrupaciones anarquistas están obligados moralmente a constituir agrupaciones y a integrar las existentes. 8º Las agrupaciones adheridas contribuirán a los gastos generales del comité de relaciones con cuotas voluntarias de acuerdo con su capacidad económica. 9º Estas bases son reformables a iniciativa de cualquiera de las entidades adheridas y siempre que el conjunto lo crea conveniente". Puede notarse que hay una casi completa identidad ideológica entre la dirección del Diario y este manifiesto, que no coincide evidentemente con los criterios sostenidos por la mayoría del movimiento anarquista en la Argentina. Esta posición atípica del anarquismo uruguayo, más proclive a la discusión política con otras corrientes del campo socialista, a la innovación ideológica e incluso a la participación en frentes políticos de carácter amplio y democrático, tuvo una larga historia por cuanto derivó muchos años después en la división de la FAU (Federación Anarquista del Uruguay), el surgimiento de la ROE (Resistencia Obrera Estudiantil) y la fundación de una organización específica derivada, el OPR 33 (Organización Popular y Revolucionaria 33 orientales) que mutara a PVP (Partido por la Victoria del Pueblo) en el exilio tras el Golpe de Estado de junio del ´73 y finalmente como IDI (Izquierda Democrática Independiente) tras su ingreso al Frente Amplio en los ´80. EDITORIAL del 20 de setiembre de 1921 (en tapa) "LA LIBERTAD "En el mundo moderno un himno a la libertad se alza de todos los sectores y de todas las clases sociales. Desde el burgués más empedernido hasta el anarquista más resuelto, todos coinciden en admitir que la humanidad que no es libre no es humanidad. Sin embargo, capitalistas y trabajadores se encuentran empeñados en una lucha sangrienta e implacable empuñando unos y otros el símbolo del hombre libre como enseña de avance en el camino del progreso. Bien se comprende que la palabra no puede tener el mismo significado en los labios de la burguesía que en los nuestros, y a fin de que podamos distinguirnos de quienes no especifican ni concretan lo que comprenden por libertad, es necesario que nosotros prescindamos de una buena vez de hablar en términos generales de la libertad para definir perfectamente lo que por ella entendemos si así no lo hacemos, permaneciendo en el terreno abstracto de la declamación y de la retórica, contribuiremos sin quererlo a la obra de confusión conceptual en que esta empeñada la burguesía". El artículo es una elaborada crítica clasista al concepto de "lucha social" que el anarquismo tradicional empleaba para diferenciarse del concepto marxista de lucha de clases. Aquél pretendía historiar la humanidad como una permanente lucha por la libertad, de la cual el capitalismo era un nuevo capítulo. El concepto parte del desconocimiento de la existencia de las clases asumiendo que son las "ideas" y no aquellas clases y su lucha, las determinantes del desarrollo histórico. Es curioso, que el movimiento sostuviera esta afirmación cuando el mismo Bakunin aceptaba que era el ser social el que determinaba la conciencia y no al revés. "(...) La idea de libertad a ido adquiriendo un valor más real a medida que el progreso de las sociedades humanas avanza, ya hoy se ha perdido toda la fe en la libertades políticas por muy codificadas que ellas estén, porque la experiencia y la ciencia han puesto de manifiesto que la libertad no tiene ningún significado cuando ella no está sustentada sobre una sólida igualdad económica. En cambio, se ha llegado a la conclusión de que realizada esa igualdad económica, la libertad política es su consecuencia lógica y necesaria. De ahí que, tomadas las cosas en su contenido esencial, podamos afirmar nosotros sin que en nuestro lenguaje exista una contradicción, que luchamos por la libertad por medio de la imposición. La imposición se refiere a la igualdad económica. La libertad surgirá espontáneamente de esa igualdad económica, y de ahí la contradicción en que se embrollan y caen quienes pretenden imponer violentamente la libertad. Lógicamente la libertad impuesta no es libertad. Al romper las ligaduras económicas en que se revuelve impotente el proletariado, hemos realizado de hecho su liberación. Y la liberación ya no es en este caso una palabra abstracta sino una realidad. Las ligaduras económicas son una cosa material, son una fuerza contra la cual no puede luchar con éxito más que otra fuerza material y superior. La dictadura organizada del proletariado es esa fuerza material, que sirve de medio para realizar el comunismo económico, preámbulo necesario de la libertad política. Con la dictadura del proletariado no se ataca pues la libertad, que no existe, sino la arbitrariedad y el predominio económicos, sustentáculo de la esclavitud del hombre. Si no entendiéramos así la lucha, los anarquistas seríamos los hombres más ilógicos e inconsecuentes de la tierra. Porque si bien hay anarquistas que odian la dictadura del proletariado, palabra que no significa otra cosa que la imposición del nuevo orden económico a la clase que defiende las viejas desigualdades, todos los anarquistas están de acuerdo en el uso de la fuerza para llegar a la implantación de sus ideales, y la fuerza, tome los disfraces que tome, es siempre una dictadura. De ahí que nosotros, mirando el fondo de la realidad social, consideremos que la democracia burguesa es una dictadura implantada para la defensa de esa clase contra el proletariado, y nos sonriamos ante el disfraz democrático con el cual se pretende ocultarla. Hay que definir así, con toda claridad, las ideas, porque se está haciendo mucho daño a la revolución conjugando palabras cuyo significado no se precisa. Si observamos la forma en que el capitalismo defiende sus posiciones, descubriremos la tendencia a emplear las palabras justicia, derecho, libertad e igualdad de la misma manera altisonante y hueca en que la emplean algunos anarquistas verbalistas, y uno de los primordiales deberes de todo buen libertario es contribuir a que desaparezca de nuestro campo esa mala planta llamada verbalismo.(...) "No existe entonces diferencia fundamental entre los libertarios que admiten la dictadura y los que la niegan, ambos tratan de imponer por la violencia las condiciones materiales que requiere el nacimiento de la libertad. La diferencia está en la forma, unos quieren aplicar la violencia de una manera orgánica mediante la aplicación de todas la fuerzas bien preparadas del proletariado. Los otros no quieren esa organización de fuerzas, sino que dándole a estas fuerzas una especie de conciencia en sí, creen que sin necesidad de la intervención reflexiva de los hombres, ellas solas se dirigirán a la implantación de la anarquía. Pero, si hubiera ataque a la libertad, tanto la habría en un caso como en otro, la verdad es que la libertad no es una palabra vacía de sentido, ella es una consecuencia fatal de la igualdad económica, y nosotros atacamos la desigualdad para conseguir eso precisamente, que la libertad reine sobre la tierra".

b) Clase y conciencia de clase:

Martes 20 de setiembre de 1921 (pág. 2) "LA REVOLUCIÓN PROLETARIA SE AGITA AL MARGEN DE LAS ESPECULACIONES METAFÍSICAS "Quien observe el proceso histórico de la revolución social encausada en su sentido clasista, ha de observar como el movimiento, la acción, la fuerza obrera, se orienta define y caracteriza por obra de su propio impulso, con sus propios elementos, con los materiales que ella misma crea, instituciones o principios, independientemente de todo preconcepto, o de toda interpretación filosófico-intelectualista surgidas antes o fuera de sus elementos esenciales, el trabajo y el trabajador, obrero o asalariado. No concebimos ni comprendemos al proletariado como clase organizada y poseedora de instituciones y principios propios, asimilando y practicando conceptos de literatos o de filósofos considerados revolucionarios. Aunque sí concebimos racional el estudio del proceso revolucionario de la clase obrera para enseñanzas y deducciones de filósofos o literatos, los hechos, creando teoría o dando motivos básicos, materia prima para ulteriores principios y elaboraciones intelectuales alimentadas por las creaciones típicas que la clase trabajadora ha generado en su largo andar de lucha y dolores. Por que hemos de mutilar o torcer la orientación creadora que posee desde su génesis, afecto de su propia potencialidad el proletariado, para hacerle obedecer a cánones preconcebidos aunque considerados revolucionarios, y que un minucioso análisis crítico no tardaría en hallarle los defectos que son característicos de toda elaboración mental especulativa, que tanto ha preocupado a los pensadores de las viejas civilizaciones. Porque hemos de fabricar el futuro, de acuerdo al ideal elaborado por pensadores de antiguo cuño, educados en ambientes de vicio, o en filósofos que pasaron su momento histórico, cuando tenemos la sensación percibida a raíz de las infinitas creaciones que emanan de la lucha de clases, que necesariamente han de ser más nuevas, más genuinamente originales, más de nueva civilidad, más revolucionarias y futuristas, en fin, las que surjan de la revolución obrera y que mantenga las instituciones creadas por las necesidades sentidas por el proletariado triunfante." La teoría revolucionaria la construye el proletariado con su lucha. De ella emanan los principios del proceso revolucionario . Los intelectuales sólo pueden especular en base a este material concreto, y no en abstracto. El criterio teórico ya asomaba en la cita que el diario hacía del periódico "Solidaridad" de Chicago de los IWW (* ver página 21 en este mismo trabajo) Manifiesta, además, la natural desconfianza del clasismo hacia los intelectuales. El optimismo y espontaneísmo que trasunta este texto, es más bien una muestra de su confianza ciega en la virtualidad de la acción de la clase. "Instituciones que concebimos desde ya funcionales y organizadas por los sindicatos verdadera dictadura de clase y no de partido. Notamos en muchos pensadores y periodistas que militan en las filas de vanguardia, que conciben el futuro la revolución social en su contenido integralista sin independizarse definitivamente del pensamiento o la ideología heredados de los viejos pensadores. Ideología que aunque aparentemente en su forma es revolucionaria, substancialmente no llega a ser una franca y brutal negación de cuanto se ha elaborado mentalmente hasta nuestros días. Somos anarquistas y como tales nuestro espíritu crítico se agudiza, y nuestro espíritu futurista exige una civilización que tenga de nuevo, de revolucionario, no ya su aspecto aparente, sino su más honda intimidad." Luis De Filippo Como vemos, la discusión es ideológica, no sólo política. Se intenta fundar una nueva ideología y tal intento es expreso. Jueves 22 de septiembre de 1921 "LA LUCHA DE CLASES Y LA REVOLUCIÓN. "Actuando al margen de la organización obrera, resulta harto dificultoso formarse un criterio más o menos claro de lo que significa la lucha de clases. En los grupos o círculos donde se debaten exclusivamente principios sobre la cuestión social podrá adquirirse cierta preparación académica que facilite la comprensión de la lucha de clases, pero ello sólo será posible si se participa activamente en la lucha". El artículo nos introduce en el tema de la "proletarización". Una actitud asumida por la militancia de izquierda con origen en los sectores medios, actitud ética exigida por el clasismo obrero en los años `70. No es sólo un elemento estratégico atribuible a los partidos de izquierda. Sino una exigencia de la propia ideología clasista. Si la ideología es compendio de una praxis. No puede aceptarse en esta óptica una comunidad ideológica, sin esta comunidad práctica. "Esta lucha sólo pueden realizarla los trabajadores en virtud de que es únicamente la fuerza de trabajo la que sostiene el régimen capitalista, siendo de este factor del cual depende la conservación o desaparición del privilegio. Los organismos específicos que practican la lucha de clases son los sindicatos obreros, por estar constituidos exclusivamente por trabajadores, definiendo claramente la situación de la clase explotada frente a la clase explotadora. Otro género de instituciones, aunque se denominen "de clase", están inhabilitadas para practicar la lucha de clase porque su poder reside exclusivamente en principios que por muy razonables y justicieros que sean no lesionan en lo más mínimo los intereses de la clase dominante. El capitalismo ha conseguido sus privilegios por la fuerza y lo impone y mantiene por la fuerza. Si se atuviera a principio de equidad y justicia no podría subsistir. La lucha de clases es la resultante de la rivalidad de intereses existente entre la clase obrera y la clase capitalista. El Estado en su fase actual, y todas las instituciones creadas para facilitar el desenvolvimiento de la estabilidad del actual orden de cosas, son organismos de clase que coadyuvan al sostenimiento y la defensa del privilegio, la ley, el clero, la escuela, las fuerzas armadas, el parlamento, etc., desarrollan en el régimen capitalista una función favorable al privilegio aunque disimulan esto bajo el disfraz del bienestar público. Todas estas fuerzas confabuladas tienden directa o indirectamente a perpetuar el estado de dependencia de los productores, quienes no cuentan con otro recurso para defenderse, que el poder resultante de la unión de sus esfuerzos. El poder ofensivo y de conquista depende del modo en que se practique esa unidad. La cohesión orgánica de las fuerzas obreras y la uniformidad en la acción determinan la potencialidad combativa de los organismos obreros y la eficacia de este poder depende de la manera en que se utilice. El objetivo inmediato que se persigue con el uso de la fuerza sindical debe estar siempre en relación con esta misma fuerza, ya que es éste el factor que debe decidir el triunfo o el fracaso. Es menester no olvidar que la lucha que sostiene el proletariado organizado con la burguesía es un conflicto de poderes donde la fuerza juega el rol principal.(...) [pero] Creer que la revolución social se reduce exclusivamente al hecho violento de empuñar las armas para derrocar al privilegio, significa desconocer en cierto modo el significado amplio que encierra el proceso revolucionario que se está operando en el mismo seno de la sociedad capitalista, es confundir un accidente de la revolución con la revolución misma. La revolución social abarca desde el proceso de preparación previa que se está efectuando entre los trabajadores actualmente, hasta la reconstrucción de la sociedad sobre nuevas bases y convengamos en que esto último depende más que de las armas, de la capacidad con que cuenten los trabajadores para reconstruir, administrar y dirigir el nuevo mundo por sí mismos. Si el objetivo que persiguen los trabajadores organizados pudiera lograrse exclusivamente por medio de las armas, la cuestión podría arreglarse procediendo de la misma manera que los políticos que ambicionan el poder y no contando con probabilidades de triunfo por los recursos electorales que organizan y arman hombres, para conseguirlo por los medios violentos. La revolución no está por venir. Ella empezó desde el primer momento en que los trabajadores iniciaron la lucha contra el patronato, continúa hoy en forma más orgánica e inteligente y terminará cuando el capitalismo haya sido totalmente desplazado de la dirección económica de la sociedad. La impaciencia nos lleva muchas veces a interpretar erróneamente el significado de la acción revolucionaria que desarrollan los trabajadores desde sus instituciones de clase; y ello se justifica por cuanto el pensamiento se anticipa de tal manera a los hechos que nos hace perder completamente la noción de la realidad". Martes 13 de setiembre (página 2) "UNIDAD Y REVOLUCIÓN HE AQUÍ LA VICTORIA. LA GRAN REALIDAD DEL SIGLO": El proletariado como clase (subtítulo) "Uno de los principios más característicamente definidos y del que el proletariado tiene necesidad de partir para su inmediato triunfo revolucionario es el que lo clasifica como clase. En medio de las sociedades actuales no es otra cosa, y así como es como clase que tiene una existencia común, que sufre y que vive humillado de mil maneras, ha de luchar cohesionado para imponerse. El término clase sugiere toda la dolorosa realidad de la vida humana, en las democracias tenidas como más avanzadas, y constituidas en la letra sobre postuladas de un generoso alcance liberatriz, ha querido borrarse el espíritu clasista con sólo pretender hacer a todos los hombres iguales ante la ley, pero ha sido tan absurdo como imposible.(...) Las sociedades son compuestos de hombres es cierto, pero en sus relaciones económicas y jurídicas son las clases las que intervienen, no hay que engañarse, el orden de las clases ya fue previsto en toda su intensidad por algunos revolucionarios, pero otros no menos revolucionarios colocados en distintos planos ideológicos trataron de desmentirlo. Y decimos orden de las clases para significar mejor la lucha despiadada que existe entre ellas. El capitalismo lucha como clase y como clase trabaja, pues de lo contrario, a tiempo que su poder de dirección de imposición y de gobierno hubiera sido destruido. La clase que no ha sabido luchar como clase es la proletaria, su ignorancia de las cosas y de la vida se lo ha impedido, y hasta que no comprenda y se decida a luchar como tal, su triunfo revolucionario será dudoso, y la servidumbre en que yace constituirá un estado psicológico de profundas raíces. Aquellos revolucionarios que revelaron al proletariado el orden clasista sentaron un axioma sociológico, sus nombres, Marx o Bakunin no vienen al caso, sea dicho así no sin cierto dolor. Y es que nombrar a Marx por ejemplo, parece que fuera quedarse muy atrás de los avances revolucionarios. Sin embargo el axioma sociológico de clases es inherente a las sociedades conocidas, axioma que no será desvirtuado o destruido hasta que a su vez, no lo sean dichas sociedades. Hoy más que nunca, el proletario debe convencerse de ello. Su actuación eficaz es de clase, y como clase deberá construir su arquitectura revolucionaria. Las demás clases de la sociedad le plantean el siguiente dilema "o triunfa en detrimento de ellas o ellas seguirán triunfando en detrimento suyo". Es exacto, mientras la lucha social esté planteada en los términos que se conocen, las ideas revolucionarias han de tener una contextura de sabiduría rígida e inflexible. Los medios para un convencimiento humano pasivo y concordante con la ética y con la justicia no los hay. En la lucha por la vida, dígase lo que se quiera, no intervienen más que fuerzas, con más o menos capacidad de acción. Ayer y hoy esas fuerzas son de los hombres en contra de los hombres, de los pueblos en contra de los pueblos, de las naciones en contra de las naciones; mañana acaso suceda de otro modo, unidos los hombres entre sí por conveniencia vital, mañana tal vez luchen en contra de la naturaleza de sus leyes, pero por lo pronto no es posible pensar en otra lucha que la que nos ha deparado la historia y ha determinado la naturaleza de las generaciones pretéritas, y esta lucha, ya lo hemos dicho, es de clases, de grupos, de hombres contra hombres. Pues bien, el triunfo revolucionario del proletariado depende de la forma en que adopte, entienda o interprete la lucha. Si el término de la clase lo califica o lo clasifica, no lo eleva a la categoría de principio bien poco puede hacer en el terreno revolucionario. No desconocemos la teoría que atribuye el triunfo de las revoluciones a las minorías capacitadas y audaces es un hecho que hemos estudiado cuya experiencia la tenemos presente. En efecto las minorías capacitadas y audaces, son las que les han dado rumbo y han decidido el triunfo de las revoluciones, pero no se olvida que esas minorías han representado a clases o a castas y a ellas les han entregado después la posesión de las conquistas. Además cuando se emancipó la burguesía de la nobleza, las muchedumbres humanas eran esclavas y no tenían formada una personalidad social o colectiva. La burguesía empero, triunfó como clase y como clase empezó a dominar, dominio que aún conserva. Ahora se trata del proletariado que aspira a su emancipación de la burguesía, tratase de su emancipación social y económica para luego poderla traducir en una total emancipación humana. Pero lo primero a tratar es su realidad como clase. Una minoría de hombres aunque perteneciera al propio proletariado, intentara hacer la revolución sin tener en cuenta su clase y las demás y sin que el proletariado le prestara su apoyo definido, esa revolución fracasaría o degeneraría en una revolución política cualquiera. La revolución del proletariado es la más compleja de todas y tiene que ser hecha por el proletariado mismo. Queremos significar lo más sencilla y claramente posible, que los sistemas capitalistas no pueden ser desmontados, sino con el concurso y el esfuerzo del mayor número de obreros como energía de una clase social. Tal es, o debe ser, uno de los principios decisivos de su lucha. Pensar que la revolución del proletariado puede realizarse de otra suerte, es situarse en los puntos de vista de las ideas humanistas, y creer que en las sociedades no hay otra cosa que hombres dotados de análogas cualidades para el bien y el mal.(...) José Torralvo" Miércoles 14 de setiembre "LA GRAN REALIDAD DEL SIGLO. Unidad y revolución, he aquí la victoria (2º parte y conclusión) "No somos de aquellos que a toda costa, y sin más examen ni crítica quieren la unión del proletariado. Esta fórmula no nos satisface. La unión que nosotros proponemos la fundamos en razones poderosas de grupo social definido o de clase, amen de otras de carácter circunstancial. La unión no es deseable, y por otra parte sería atentatoria si se hiciera sobre el sacrificio de las ideas, de las convicciones y de la personalidad, pero no se trata de esto y tampoco están en discusión la ideas tales o cuales, sino la emancipación del proletariado de la burguesía y el vasto problema que comporta. Sobre las ideas no seríamos capaces de ponernos de acuerdo, pero sí lo somos de entendernos sobre los hechos. Y lo que está en examen y discutimos es el hecho de la revolución. (...) De aquí que afecte, conmueva e interese a todos los hombres y a todos los pueblos y que unos y otros se encuentran en revolución. El monstruoso desarrollo que tuvo la guerra ha precipitado el desarrollo de los acontecimientos que vivimos, no podríamos precisar en cuantos años. Y al decir que ha precipitado los acontecimientos revolucionarios queremos significar que ha puesto a los hombres en condiciones para que pongan en actividad todas sus aptitudes revolucionarias.(...) Pero rotos los sistemas de la producción, agotada la riqueza, diezmados los pueblos, dolorida la humanidad por las iniquidades del capitalismo, aquel resultado vital ha podido lograrse gestado por las leyes del fenómeno criminoso. Y la revolución por consiguiente no es necesario intentarla, sino que surge a nuestro alrededor tempestuosamente, y del uno al otro confín del mundo. Falta ahora, claro es, encauzarla y hacerla culminar en un nuevo estado de cosas, en una sociedad nueva, en una nueva civilización. Al proletariado por tanto, le está reservado un gigantesco papel, pero para desempeñarlo con éxito tiene que unirse. Unirse para que el capitalismo no pueda salir de la encrucijada en que lo han metido sus egoísmos, sus torpezas y mucho menos pueda restaurar y poner nuevamente en equilibrio sus sistemas descompuestos. Tales son las causas que exigen la unión del proletariado, en cuanto a la idea que de ello se deriva, los socialistas, los sindicalistas, los anarquistas, saben que no puede ser otra cosa que la de tomar posesión de los campos, de las fábricas y de los talleres, de los instrumentos del trabajo, en fin, con el propósito imperativo además, de hacer de cada hombre un productor. De lo contrario la revolución, en vez de ser proletaria, será política. Con esa idea -postulado inequívoco y primordial del trabajo- el proletariado puede iniciar hacia el porvenir una nueva era. La unión, por consiguiente, se hace indiscutible, escudada como queda sobreentendido en una suprema necesidad revolucionaria. Ir contra ella por torpeza, por escrúpulo o por fanatismo ideológico es favorecer los sistemas actuales y ofrecerle en consecuencia un punto de apoyo al capitalismo tambaleante. Interpretado de tal suerte el hecho revolucionario, fácilmente se deduce que la emancipación del trabajo que supone no puede ser ni socialista ni anarquista en el sentido preciso que establecen ambas escuelas sino obrera de la clase obrera, como fuerza específica explotada y empobrecida. Es por esto pues, que ninguna de las dos tendencias sociológicas señaladas puede en rigor atribuirse la paternidad del desarrollo revolucionario, puesto que su origen inmediato lo tiene en la desarticulación y en la crisis que padecen los regímenes del capitalismo. El proletariado, a poco que medite la cuestión, ha de advertir que se encuentra en una circunstancia que lo obliga a unir sus fuerzas si quiere abrirse paso, libertarse y libertar a la humanidad. Hállase en el mismo caso en el que se encontrarían varios hombres amenazados de muerte por un peligro común. O al peligro tendrían que hacerlo desaparecer sumando sus fuerzas, o de lo contrario prepararse estoicamente a sucumbir. La revolución requiere el concurso del mayor número de fuerzas proletarias para poder decidir la victoria del trabajo, sin otra condición para ello que la de posesionarse de los instrumentos que lo promueven. Y/o el proletariado le presta su concurso sin traer a cuento las finalidades que fijan sobre el porvenir conceptos preconcebidos y fundados a priori o la revolución, en vez de liquidar con el capitalismo, nuevamente le permitirá que siga dictaminando los destinos de los pueblos y de las sociedades. De lo que el proletariado haga en este instante, de su esfuerzo conjuncionado o disperso, dependen su victoria o su derrota, su liberación o su sometimiento. José Torralvo"

c) La organización revolucionaria de los trabajadores:

Como ya destacamos, la organización que el clasismo postula como única habilitada para conducir a la clase obrera a la revolución y como organización de la sociedad posrevolucionaria es el sindicato. En el artículo que transcribimos a continuación esta aseveración es expuesta con claridad. Domingo 25 de septiembre de 1921 "EDITORIAL: EL SINDICATO. "La fuerza revolucionaria casi única, que mueve las sociedades modernas hacia la transformación comunista reside en el sindicato. Esta afirmación ha de parecer una herejía a quienes piensan que las ideas son las que modifican la realidad, dándole a ésta la forma que determina una individualidad o un grupo de individualidades fuertes. Sin embargo puede afirmarse que el espíritu de rebeldía contra las instituciones de la clase dominante ha llegado a organizarse en sistemas nuevos de convivencia social, tomando como punto de partida, no la combinación puramente personal de ideas cuyo origen esté en la energía simplemente asociativa del pensamiento, sino en la repercusión que en este pensamiento van teniendo las necesidades y las aspiraciones de felicidad manifestadas en cada momento por las muchedumbres explotadas. La organización sindical representa y sintetiza todas esas aspiraciones a veces inconscientes de esos afanes de transformación económica en el sentido de la mayor felicidad colectiva y de una más real y concreta justicia social. A impulsos de esas aspiraciones el sindicato ha ido tomando una mayor capacidad revolucionaria y ya hoy la organización sindical no se limita a ser un instrumento de defensa contra las agresiones del capitalismo y un medio de arrancar a éste ciertas reformas, sino que se capacita para realizar la transformación revolucionaria consistente en sustituir a la burguesía en las funciones directivas de la producción y distribución de la riqueza social. Si el sindicato no hubiere llegado a concebir esta misión transformativa que le ha designado la historia, se convertiría en factor antirrevolucionario, elemento atrasado en la evolución económica, y sus ideas y orientaciones políticas y sociales estarían de acuerdo con ésta, su inferior etapa evolutiva. (...) De cualquier manera, lo evidente es que la organización sindical es hoy genuinamente revolucionaria, lucha contra el capitalismo y se prepara para tomar en sus manos la dirección de la vida económica de todos los países, dando así una base material a las nuevas ideas de libertad y de justicia. Para nosotros que concebimos el progreso social impulsado por factores de hecho, y que damos a los individuos el valor de propulsores de este progreso, nada pueden representar sino como desviaciones momentáneas las líricas divagaciones de ciertos cultores de la idea en sí que viene a ser algo muy parecido a la conocida expresión metafísica de la cosa en sí. El sindicato es la corporación revolucionaria de la clase obrera, sus luchas diarias, su moral divergente de la moral burguesa que va creando en estas luchas, su unión basada en los intereses económicos que representa le dan un carácter de seguridad y de firmeza que convierten el sindicato en el arma más poderosa de la revolución. Por eso nosotros auspiciamos la unión sindical en la convicción de que la clase obrera puede con eso solo imponer al capitalismo muchas condiciones, y porque sabemos cuál es la misión revolucionaria que ha de cumplir en un porvenir muy próximo. Ejerce además el sindicato, una influencia beneficiosa sobre el espíritu de los trabajadores, anula las ideas vagas del reformismo político que hubieran podido absorber en medios extraños, llama a la realidad a los líricos del ideal libertario, demostrándoles prácticamente qué son, que no es con frases humanitarias o increpaciones sonoras como han de derribarse las murallas del capitalismo. El sindicato es una escuela para la acción y por eso lo temen todos los que en cualquier forma están de acuerdo con el presente estado social."

 

II 5 - LA SOLIDARIDAD

Este texto hablará del concepto clasista de solidaridad, "solidaridad de clase", solidaridad de combatiente. Esto es seguramente un concepto restringido de solidaridad. Pero, ¿cuándo no lo es? Siempre hay una comunidad en la que tal solidaridad se ejerce. Y, en general, se hace expresa mención a esta comunidad cuando se quiere destacar a quienes no serán objeto de nuestra solidaridad. Hablamos de solidaridad de combatiente, porque para el clasismo de aquellos años -como por lo demás para la mayoría de las corrientes socialistas y revolucionarias de todas las épocas- la lucha social es una "guerra de clases" y en esos términos está planteada entonces la solidaridad. No hay solidaridad para con nuestros enemigos. Pero nosotros dijimos solidaridad de clase y solidaridad de combatiente. Si bien ambas opciones pudieron haber sido idénticas durante buena parte de los ´20 y ´30, pueden diferir en otras situaciones históricas, ya que el elemento que une ambos conceptos, el hilo conductor en fin de la solidaridad clasista será la solidaridad en la resistencia. Este concepto de resistente excede el marco de clase aunque incluya a la clase en forma primordial, porque toda la actividad del movimiento obrero, hasta el momento del enfrentamiento total y definitivo (momento que no tiene una definición precisa en el tiempo, por más que se encuentre implícito siempre en el discurso) con la clase dominante es un acto de resistencia. El enfrentamiento de clases se convierte en una guerra prolongada donde cada pequeño enfrentamiento y la más mínima actitud de un obrero ha de ser un acto de resistencia, es un pequeño hito en la larga lucha, una larga lucha "sin prisa, ni pausa". El concepto de resistencia involucra la afirmación del ser de la clase obrera en tanto exista la sociedad capitalista. La clase obrera es en esta circunstancia en tanto que resistente. Es esta una afirmación de clase para sí que acerca el concepto al marxista lukacsiano de conciencia de clase. Sería ocioso hacer estas aclaraciones sino fuera porque la explosión de la temática de derechos humanos a fin de nuestro siglo generó sin duda prácticas de solidaridad mucho más amplias y universales. Y es entonces que se hace necesario ver que significaba solidaridad y DDHH en la óptica de estas organizaciones obreras de los años `20. Pero que la problemática de los DDHH, no se encuentre tratada específicamente en los textos de esta corriente, no quiere decir que el temario fundamental de los derechos humanos este ausente de las preocupaciones del movimiento obrero revolucionario. Muy por el contrario, si enumeramos los principales temas: los presos políticos y sociales, el terrorismo de Estado, el autoritarismo y las distintas políticas represivas, la solidaridad, la libertad de prensa y opinión, el derecho a una vivienda digna, etc.; encontramos que todos ellos ocupan un espacio privilegiado en la prensa obrera. Sólo que tales reivindicaciones no se encuentran enmarcadas tras aquel título. ¿Por qué?. No se puede dar una respuesta concluyente a esto. Pero ensayaremos una respuesta provisoria. Los DDHH, como problemática y preocupación pública, han tenido en la Argentina de los últimos años un desarrollo impactante. Desde luego tal impacto es equivalente a la magnitud de las violaciones que el Estado argentino cometió en los años ´70. El arduo trabajo de denuncia desarrollado por cientos de abnegados y horrorizados ciudadanos, aquí y en el exterior durante muchos años, sumado a la amplia cobertura que los medios de prensa dieron a estas denuncias al finalizar en el año ´83 el llamado "proceso de reorganización nacional", gestaron en la ciudadanía una importante conciencia crítica; conciencia que en muchos casos -sobre todo en el de la misma prensa- se emparentaba con la culpa por el largo silencio. Pero... ¿es tan cierto, que la magnitud del terrorismo estatal gestara esta conciencia?. ¿por qué entonces, no se gestó tal cosa a mediados de los años ´20, cuando la ciudadanía tuvo cabal conocimiento del genocidio cometido por las FFAA -durante un gobierno "democrático"- en Santa Cruz?. ¿por qué no ingresó de tal modo en la conciencia pública, las matanzas realizadas en la Patagonia? Acaso se indignó la sociedad argentina de los años `20 porque miles de trabajadores fueron asesinados por el ejército con el aplauso unánime de los sectores patronales. Francamente aterra observar la pasividad de la prensa de la época y la soledad con que el movimiento obrero enfrentó el horror del holocausto. Hablábamos de comunidad y de solidaridad. ¿Cuál es la comunidad de referencia de nuestros trabajadores en los años `20? En principio aquellas matanzas de los años `20 impactaron y despertaron solidaridad (sólo) en el movimiento obrero. Un movimiento que como ya destacamos en la introducción no se encontraba plenamente incorporado a una "comunidad nacional" (si es que tal "comunidad" existía) y que tal vez por ello generaba aquel discurso de proletariado militante tan "clásico", tan universalmente proletario, tan desprendido de cualquier connotación "nacional". Lo mismo ocurrió con los progroms antiobreros durante la semana trágica de 1919, elaborados por los "niños bien" de entonces. En estas, como en centenares de luchas de aquellos años (y mencionaremos las campañas por la libertad de los presos de Bragado, o incluso por Sacco y Vanzetti) el movimiento obrero estuvo solo, animado exclusivamente por su solidaridad de clase. Tal vez, no era posible que se generara en una sociedad como aquella un sólido movimiento de DDHH como el que existe hoy en el país. Es otra la sociedad torturada y masacrada de los `70. Una sociedad en la que el movimiento obrero está plenamente integrado, y por lo mismo el enemigo a reprimir por el ejército, es mucho más universal. Cifras brindadas por organismos de derechos humanos hacen ascender al 60% el porcentaje de obreros o militantes gremiales desaparecidos. Es altísimo, pero el dato oculta que el 40% de estos desaparecidos no pertenecen ni tienen vinculación con la clase obrera. Es coherente entonces que la problemática de derechos humanos tenga hoy ese carácter tan universal y transclasista. Más allá de su actualidad, los DDHH, en perspectiva, "los derechos del hombre y el ciudadano", son un legado de las revoluciones liberales de fines del siglo XVIII y principios del XIX. Y no existe reivindicación de tal carácter de ciudadano en el movimiento obrero de los años ´20. Veremos que cuando esta corriente clasista demanda la libertad de los compañeros presos, lo hace con plena conciencia de que su prisión a manos del Estado, lo es, a manos de su enemigo de clase. Y que en general todos esos derechos que incluimos en el marco de DDHH, no podían desarrollarse - en la concepción del clasismo - hasta que la "dictadura burguesa" fuera derrotada por la revolución proletaria; aquella que al liberar al último eslabón de la larga cadena de esclavitudes, liberaría a la humanidad toda. El proletariado de aquellos años no se reconocía siquiera como perteneciente a una comunidad a la cual endilgarle tal derecho de ciudadanía, su comunidad era la clase obrera, y por cierto, no se restringía al país en que el movimiento actuaba. La comunidad que ampara la necesidad de derechos humanos y la comunidad de los productores sociales a la que este movimiento obrero pertenecía, son dos universalidades de distinto carácter. Los intereses permanentes del género humano que el movimiento obrero deseaba servir, sólo se lograrían, en su óptica, tras la revolución social que derrocara el régimen de la burguesía, y con él, las clases sociales que le son propias. Sólo entonces se arribaría al reino de la libertad, y el ser humano podría realizar completamente su humanidad Por otra parte, demandarle al Estado el respeto de los derechos humanos (que no coarte mi libertad de expresión, que no me torture, no me humille, no me reprima, etc.) era entonces, demandar que el Estado no cumpliera con la función para la que fuera concebido. Era otra sociedad, otra ciudadanía, ...seguramente. Pero, además, esta problemática de DDHH impacta en una sociedad que ve al movimiento obrero y popular derrotado. Es evidente, que no era ésta la situación del movimiento obrero revolucionario en los años ´20, cuando aún consideraba que la gestión y conquista de estos derechos lo implicaban exclusivamente, por cuanto dependían de su triunfo. Que no lo era incluso en los años `70 cuando el movimiento revolucionario asume un carácter popular, pero sigue siendo el movimiento obrero una guía imprescindible para su accionar. No es en lo absoluto casual que tal demanda al Estado surja precisamente en ausencia de ese sujeto histórico, el proletariado revolucionario. Es a partir de la derrota sufrida por esta visión del movimiento obrero en los últimos 20 años, que surge con fuerza una visión más global y transclasista de los derechos humanos. O al menos, lo cierto es que, es en este marco posible que tal discurso transclasista genere mayor consenso. Pero no se ha mencionado una razón de peso que justifique la explosión de la problemática de derechos humanos - que es universal y no sólo autóctona -, y ésta refiere al surgimiento de sectores marginalizados por el desarrollo económico de una sociedad global crecientemente dual. La sociedad de clases, elemento fundante del discurso clasista, que identifica clases e intereses, clases y proyecto político, etc., cede el paso a esta agrupación confusa de sectores que no pueden reclamar una identidad específica socio-profesional (como era normal en la sociedad industrial) que delimite claramente intereses y objetivos políticos, que reclame ese espejo del pasado que fue la construcción de un sujeto histórico, y que sólo pueden verse contenidos en el reclamo humanista y universalizador de los DDHH.

(a) Por los Presos:

Como mencionamos en páginas anteriores, el diario El Trabajo pasó a denominarse "Unión Sindical" en 1922 junto al impulso de constituir la Unión Sindical Argentina en ese año. Pero posteriormente volvería a cambiar de nombre y como semanario denominarse "Bandera Proletaria". De algunos ejemplares de este periódico del año `26 han sido extraídos los textos que se analizan BANDERA PROLETARIA (órgano de la U.S.A.) Semanario - aparece los sábados 5/6/26 Editorial: LOS PRESOS Entre las cuestiones fundamentales que reclaman la atención constante del proletariado organizado figura la labor a desarrollar en favor de los presos por cuestiones sociales. El detenido o procesado por una cuestión social no puede ser confundido con un delincuente por delitos "comunes". El primero es la personificación del sacrificio; el segundo se encargan de definirlo los códigos , aunque bien es verdad que estos están para servir a la burguesía. ¡Preso social!, ¡Cómo despierta nuestro sentimiento de amor el pronunciar la palabra preso y agregar el carácter de éste!. Presos sociales fueron muchas veces en su vida los Kropotkin, Bakunin, Marx, Engels, Malatesta; y tantos otros precursores de las ideas de renovación que hoy agitan al proletariado revolucionario del mundo. Pero además decir "preso social" en nuestros días, equivale a preso común cuyo delito está motivado por carencias sociales. Veo la marcada definición de "preso social" como modo de diferenciarse de "preso político" utilizado por otras corrientes del movimiento obrero, y que connotaba en la cosmovisión de esta gente su adscripción a la política burguesa. En general -y esto es claro en interpretaciones ya sugeridas (ver página 33)- la definición político hace referencia a una cierta participación en la política burguesa. Por lo general esta corriente no caracteriza el accionar de la clase obrera como un accionar político. Herencia de la tradición anarquista, el accionar obrero puede ser revolucionario o político, en este último caso alude a un accionar reformista. Desde el `17/`19 en adelante hay una implícita intención de diferenciarse en el lenguaje, de la militancia marxista revolucionaria. Por ello, "lucha de clases", será transformada en "lucha social", y no porque el anarquismo desconociera la existencia de clases. Especifico militancia marxista revolucionaria, porque el anarquismo lidiaba tradicionalmente en el seno del movimiento obrero con una militancia marxista -la del P. S.- reformista, que propugnaba la participación política en el régimen, la emergencia del marxismo revolucionario en la Argentina despunta con la revolución rusa y trastorna la visión que del marxismo tenía la militancia anarquista de la época. La corriente que estudiamos, se acerca al marxismo revolucionario tras la exitosa experiencia de la revolución rusa, -percibe claramente las diferencias en el seno del marxismo entre reformistas y revolucionarios- pero mantiene, sin embargo, las definiciones tradicionales del anarquismo respecto al accionar del movimiento obrero. Existían por tanto, presos comunes, presos políticos y presos sociales, este último concepto -de carácter más amplio- buscaba agrupar a presos gremiales y militantes revolucionarios en general, cualquiera fuese su actividad: propaganda ideológica, actividad cultural e incluso la tradicional "propaganda por el hecho", que incluía la actividad clandestina, el sabotaje o el atentado, etc. Es importante destacar que para el socialismo "oficial" -el P. S.- está descartado el accionar ilegal como accionar legítimo del movimiento obrero, los revolucionarios que reivindican este accionar, necesariamente deben establecer una definición que incorpore a los militantes detenidos en el cometido de una actividad ilegal, y que de otro modo se verían separados como presos comunes, de la actividad de solidaridad que realizan las organizaciones obreras. "Todos los espíritus inquietos, que se rebelan contra las bofetadas que diariamente, constantemente, nos da la clase privilegiada, detentadora de toda la riqueza social, usufructuaria del esfuerzo "ageno"; todos espíritus que se agitan en torno a un ideal de amor, de justicia, de igualdad, de libertad absoluta, están, fatalmente destinados a ser presos sociales. Un día u otro, ayer, hoy o mañana, en cualquier momento no importa la hora, sumarán en la lista, tan larga como las cadenas que oprimen al género humano, de los "presos sociales", de los rebeldes, de los incansables luchadores del bien, de los titanes del pensamiento y la acción. ...Hemos dicho que el preso social es la personificación del sacrificio y queremos demostrarlo. Allí donde se suscita una huelga, ya sea provocada intencionalmente por el patrón rebajando los salarios, aumentando el horario de trabajo, atropellando de un modo ruin la dignidad de los trabajadores, hay siempre uno, dos o tres obreros, que se significan más que los otros en el sentido de apurar todos los medios de acción que están al alcance de los huelguistas, con el propósito claro de terminar cuanto antes la huelga, pues, generalmente siendo los salarios de ordinario reducidísimos, los obreros no están en condiciones de resistir la huelga por tiempo indeterminado. Esos dos o tres obreros procuran de mantener latente en el ánimo de sus compañeros el espíritu de lucha que es indispensable para vencer la prepotencia del capitalista. Y como nunca faltan elementos inconscientes que se colocan de parte del patrón, y dada la decisión de los trabajadores en su huelga, se suscita entre éstos y los inconscientes un encuentro, a veces de fatales consecuencias para ambos bandos. Entonces viene lo inevitable, lo que ya es común en las policías de todo el mundo. Aquellos obreros que animaban a sus compañeros en la lucha son inmediatamente procesados por delito social . Y ahí tenemos dos o más presos. Por otro lado nos encontramos con el gerente de una casa que ha confundido a sus obreros con entes sin personalidad, sin voluntad, sin carácter y que se cree dueño y señor absoluto y castiga, ya de palabra, ya de hecho a los trabajadores más débiles. Pero a fuerza de persistir en el castigo a los obreros, un buen día se tropieza con uno que no tolera ser atropellado, que tiene conciencia de su valer, como elemento de producción, que ha llegado a razonar en el sentido de que ya se es víctima por partida doble en el hecho de ser impotentes para ser dueños de todo lo que producen. Y este obrero responde al castigo con el castigo, dando una lección de hombría y de moral al caprichoso y mal intencionado gerente. Luego, un comisario de campaña, analfabeto por naturaleza del puesto que ocupa, pues para ser comisario es imprescindible ser matón, sirviendo los intereses de los capitalistas del pueblo, no tolera que los trabajadores se organicen para defender sus intereses. Persigue al sindicato y a sus hombres; descarga todo su odio contra los que el considera más infelices... pero un buen día constata que no es posible jugar permanentemente con la conciencia de los obreros y halla la horma de su zapato. Y ya tenemos a otro obrero encarcelado. Un tirano -Ramón Falcón por ejemplo- que sacia todos sus apetitos de hiena castigando a los trabajadores, atropellando su dignidad, atentando constantemente contra su vida, no permitiendo que se exteriorice la rebeldía y la santa protesta de los explotados; que odia profundamente toda manifestación de descontento contra el régimen presente que si por algo se caracteriza es por lo brutal de su convivencia, es un día ejecutado por la justicia popular, proletaria, la santa justicia del pueblo que defiende sus intereses, sus anhelos de reivindicación social. Y esa justicia se personifica en un Simón Radowitzky -por ejemplo, también- y ahí tenemos otro preso de carácter social. Todos esos presos que pasan a ser pasto del odio de clase de los jueces que la burguesía tiene para sus servicios, se suman a otros que por distintas causas, pero todas generadas por el mismo motivo: la explotación del hombre por el hombre, son presos sociales. Hijos del pueblo, del dolor y del trabajo, no han buscado en los hechos cometidos otras satisfacciones que las de servir desinteresadamente, lealmente, cariñosamente, los intereses económicos y morales de sus hermanos. Por eso el proletariado organizado, ese proletariado que tiene conciencia de la misión que le está encomendada, no puede abandonar a los presos a su sola suerte. El lugar más incómodo en la cárcel, los carceleros más brutales e inconscientes, son siempre destinados para los presos de carácter social. Y es porque la burguesía se venga de ese modo de las organizaciones proletarias que le arrebatan el sueño y la tranquilidad de amos. Nada pues más noble pueden hacer las organizaciones revolucionarias que trabajar tesoneramente por la libertad y la vida de los presos proletarios. Así lo comprendió el 2° congreso de la U.S.A. al encomendar al C.C. especial actividad en el asunto de los presos. Pero esa actividad tiene que ser secundada por todos los trabajadores adheridos, pues el esfuerzo de todos simplificará el trabajo y hará más eficaz el esfuerzo. Sobre esto hemos de insistir. Sábado 12/6/26 LOS PRESOS II (editorial) Insistimos sobre el mismo tema. hemos dicho en nuestro número anterior que los presos por cuestiones sociales son merecedores de toda la atención posible del proletariado organizado porque las causas que motivan el encierro no son sino que la resultancia de las luchas por las reivindicaciones de los trabajadores, cuyas luchas las determinan la inicua desigualdad existente en todos los órdenes de la vida. Pero si el preso es digno de tenerse en cuenta en base a que ha perdido su libertad, la sagrada libertad que todos los seres humanos, exponiendo en general su vida por los intereses de sus hermanos, los explotados de toda condición y los que anhelan una convivencia de derecho, de justicia y de igualdad absoluta, no son menos dignos de nuestra atención aquellos seres que han quedado poco menos que en la orfandad como consecuencia de haberles arrebatado de su lado al padre, al hermano, al hijo o al compañero que, con sólo su esfuerzo y trabajo, subvenía a las necesidades inherentes a la vida misma. Ellos, esos pequeñuelos, que no son responsables de la maldad de los hombres que crean leyes de injusticia y que imponen a otros hombres normas de esclavitud que repugnan a la conciencia del individuo consciente y altivo. esos hombres que dejándose llevar por la ignorancia y la avaricia, explotan de la manera más infame al obrero que puebla los talleres, las fábricas o los campos. y que como consecuencia de esa explotación el trabajador se ve impulsado a la lucha por su bienestar y el respeto a que es acreedor como elemento de producción y de progreso, esos pequeñuelos -decimos- deben estar siempre presentes en nuestro pensamiento y en nuestro corazón, y su suerte no puede desligarse de las obligaciones que tenemos como obreros organizados. Dos medios inmediatos tiene en sus manos el movimiento obrero organizado para velar por esos pequeñuelos; a esos hombres del mañana, a esos propulsores del porvenir que han de alegrar la vida consiguiendo mediante su esfuerzo y su acción, que esa vida sea más dulce y menos dolorosa que en la actualidad. ¿cuáles serían esos medios? El primero consiste en asegurar , mediante el concurso de todos los obreros organizados, la alimentación indispensable que ellos necesitan, la ropa que sus cuerpos piden y que los fríos imponen y la educación que sus cerebros exigen. El otro medio es conseguir la libertad de sus seres queridos, restituirlos al hogar mediante la acción inteligente del proletariado para que ellos sean los encargados de velar por el porvenir y el bienestar de esos niños. Lo primero lo reconocemos muy humano, digno del aplauso entusiasta de todos los hombres. Pero el segundo es más humano aún, y más lógico también a la vez que más completo. Conseguir la libertad del padre, del compañero, del hijo, que se encuentra ausente del hogar, y que como consecuencia de ello la familia sufre infinidad de privaciones, debe ser nuestra preocupación. No hay duda compañeros: conseguido eso, todo lo demás esta ampliamente alcanzado. No sólo el liberado velará por su familia, se esforzará por conseguir el pan y el abrigo indispensable para la misma, sino que le proporcionará lo que nosotros no podemos, por más voluntad y deseos que tengamos de ello, esto es: el cariño, el amor, el calor que proporciona un ser que tiene más afectos, que posee instintos que lo acercan más a las personas con las que se ha criado o con las que él ha dado a la vida y que les desea ardientemente un mejor bienestar que el que a él le ha tocado en suerte. Por una circunstancia o por otra, pocas veces los sindicatos están en condiciones de proporcionar a las familias de los presos la ayuda material indispensable para que la falta del detenido no haga más intensa aún la necesidad económica que existe en todos los hogares proletarios, sometidos al régimen de privaciones que son comunes en esta sociedad de amos y esclavos. Desgraciadamente no está la organización en condiciones de imponer esa libertad tan anhelada por los prisioneros y por los que estamos fuera de las prisiones actualmente. Pero esto no puede constituir un motivo de desaliento. Está en nuestras manos el hacer que nuestra organización se robustezca, para que por sus solos medios pueda conseguir lo que hoy se presenta un tanto difícil. Esta situación no escapó al criterio de los compañeros congresales cuando determinaron que el Comité Central recurriera a medios que, si bien chocan un tanto con el temperamento de ciertos compañeros, no constituyen de ningún modo una claudicación de principios desde el momento que es natural gestionar con quien corresponde la libertad de quienes están encerrados por órdenes expresas de las instituciones estatales. No nos detengamos, pues, a discutir si corresponde o no corresponde hacer las gestiones que se están llevando a cabo. Es una resolución expresa y terminante del Congreso, a la cual dará cumplimiento el Comité Central Sin ingresar en el debate, el autor de la nota destaca la discusión planteada con el movimiento anarquista, que rechaza cualquier accionar que signifique -o pueda significar- darle legitimidad a la institucionalidad burguesa. Desde esta última óptica, los jueces, leyes, etc. que conforman la justicia legal no debieran de ser tenidos en cuenta por los revolucionarios que rechazan el accionar del Estado en su conjunto. El autor de la nota comprende aparentemente que la discusión es ociosa cuando de lo que se trata es de liberar de cualquier modo a aquel que fue apresado por esta justicia estatal. Pero por otra parte la FORA del 5° que criticaba este accionar, lo había practicado con éxito en el pasado. Destacamos ya que el antiguo Comité Pro-presos, no descartaba ninguna forma de acción en solidaridad con sus presos. Y si por un lado alimentaba a las familias de los militantes encarcelados, y organizaba minuciosamente fugas como las de Usuahia (varias) o la del penal de Punta Carretas en Montevideo en Marzo del `31 , no descuidaba la atención "legal" a través de abogados "Estamos en el invierno... "y los penados de Usuahia, hermanos nuestros, procesados y condenados por delitos que nos son comunes a todos los disconformes con la actual convivencia social, necesitan ropa con que abrigar sus carnes; para que el frío, el enorme y riguroso frío de la Tierra del Fuego, no los haga presa de sus garras. A ellos debe atenderlos el Comité Pro-presos Nacional de la U.S.A. y para poder hacerlo, para no fracasar en los deseos de todos sus componentes, ese Comité necesita el apoyo de todos los trabajadores organizados y no organizados. ¿Cómo hacerlo?. Por ahora, interesándose, comprando y colocando números de la Rifa Nacional, cuyo sorteo se efectuará el 8 de julio por la Lotería Nacional. No deje Ud. de contribuir con su granito de arena. Si no tiene números, pídalos en el Sindicato de que Ud.. forma parte o solicítelos a esta administración. 17/7/26 Carlos Casares. De la última asamblea una de las medidas adoptadas consiste en aumentar las cotizaciones por tres meses a contar desde el mes de julio, a razón de 0,50 más, a beneficio del comité Pro-presos nacional. Igualmente se confirmó lo resuelto por el Congreso en el sentido de cotizar 10 centavos por asociado durante seis meses. CHACABUCO - Obreros Sastres y Anexos. considerada por este sindicato la circular número 2 (D) del C.C. resolvió lo siguiente: dirigirse al Ministerio de Justicia e Instrucción Pública, consiste en solicitar la libertad de todos los presos por cuestiones sociales y a la vez su protesta por los malos tratos aplicados a los mismos. También en su oportunidad editar un manifiesto sobre los presos y hacer un llamado a los trabajadores para ligarse en torno a la organización gremial.

(b) Contra la guerra:

5/6/26 "LA NACIÓN" armamentista. Justificando la inversión de 32.000.000 de pesos en hierro viejo. El gobierno nacional ha resuelto invertir en armamento de guerra las enorme y fabulosa cantidad de treinta y dos millones de pesos oro. La tal resolución ha dado margen a los más variados comentarios de la prensa burguesa, ya en el sentido de ataque al gobierno, ya apoyando esa decisión armamentista. Entre los diarios que apoyan francamente la resolución gubernamental, figura "LA NACIÓN", órgano en el cual escribe y gobierna el pagable Leopoldo Lugones, que en estos últimos tiempos se ha dado al oficio de patriota, dictador y rematador de sables. La Nación pone una mano en el corazón de los verdaderos patriotas para convencerlos de que la resolución del gobierno tiene razón de ser desde el momento que ella tiende a renovar el material de guerra que está envejecido y mohoso, casi inadmisible en una nación como la Argentina donde todo el mundo procura salir a la calle con los botines lustrados. No hemos seguido muy atentamente la historia del "vate de la burguesía" pero es curioso que cuatro años antes del golpe de Uriburu -"la hora de la espada"- ya el insigne prócer abogara por la suerte de los sables y distintos enseres metálicos de uso militar. Para aquellos que ciertos entretelones del "patriotismo" pasan desapercibidos, es posible que no vean en la Nación otro propósito que un deseo de hacer el bien a la patria y presentarla ante las otras naciones como progresista en todos los órdenes. Pero para nosotros que no vemos burros volando, la actitud de la sirena de la calle San Martín se justifica bajo otro punto de vista. Los gobiernos no son los que gobiernan. Esto parece una paradoja, pero no lo es. Los gobiernos hacen ni más ni menos que aquello que los industriales en gran escala les ordenan. Y como la industria que más órdenes da en este siglo es la armamentista, no dudamos ni un instante que los "patriotas" fabricantes de armamentos andaban en antesalas ministeriales cuando el gobierno resolvía adquirir armamentos por valor de 32 millones de pesos oro. Pero como no basta convencer a los gobernantes de la necesidad de adquirir armamentos para defender a la patria, se invierte una buena cantidad de las ganancias -para todo da la viña del señor- en comprar el apoyo de la prensa grande, de modo que ésta no haga campaña abriendo los ojos a los sanos y nobles patriotas (que en general resultan ser los trabajadores). ¿La NACION armamentista? ¿Lugones armamentista? No nos toma de sorpresa. Archisabido tenemos que los armamentos son para que alguien "se arme". Hay varios motivos que ameritan citar aquí esta nota. Uno de ellos refiere a la actitud de esta corriente respecto a la guerra y la "utilidad de los cuerpos militares del Estado. También destacar hasta que punto la corrupción en el gasto del Estado es "comprendida" por esta prensa obrera. Y en el mismo sentido, destacar la capacidad del hacer política en una corriente que execra toda labor de ese tipo. Por lo general, las corrientes libertarias en su censura totalizante al accionar del Estado, no recuperan la crítica específica a aspectos de este accionar, mucho menos para destacar la corrupción en el manejo del gasto público, ni en la contradicción con la defensa del bien común. Pero es que además hay aquí una definición nueva respecto al carácter de "patriota". No se rechaza el término por sus connotaciones burguesas sino que se le da un sentido y se lo recupera en términos populares. De donde "patriota" no viene a ser ya un término adjudicable a aquel que defiende su patria de una agresión extranjera. Sino aquel preocupado por el bien común de sus conciudadanos. Hay un reconocimiento de la existencia de un lugar propio y común habitado por una mancomunidad de intereses que trasciende las clases, aún cuando deja claro que los mejores representantes de esta conciencia del bien común son los propios trabajadores. Y al mismo tiempo se encuentra una reivindicación del papel social que cumple la prensa independiente, generando conciencia en la ciudadanía respecto a los manejos de sus "representantes". 10/7/26 SOBRE LA GUERRA: Si se pudiese desligar el problema de la guerra del problema social en conjunto, no vacilaríamos en decir que constituiría imperioso deber de los hombres preocupados por la existencia de la raza humana, el concentrar en él toda nuestra atención. Entraña un peligro tan enorme que nada se le puede oponer, en inmediata importancia y consecuencia de porvenir. Digamos otra vez las cifras, que el incansable martillar grabe poco a poco en caracteres de fuego los números espantosos. La guerra de 1914-1918 ha costado a la humanidad unos treinta millones de muertos y heridos. Sus consecuencias: las reacciones militaristas, los impuestos desmedidos, la desocupación intensa hija de la incapacidad de compra de las naciones arruinadas, la división arbitraria de las naciones y los conflictos que originan los nuevos pueblos irredentos, la honda perturbación moral de los pueblos en sentido retrógrado, la miseria y el hambre por todas partes nos agobiarán todavía por largo tiempo Y cuando la tormenta de miles de hijos de la guerra nos hiere todavía, cuando los tizones candentes queman y laceran aún, amenazándonos para lustros y lustros, el espectro de una nueva guerra aparece ante los ojos que observan el presente y sondean el porvenir. Encierra esta cuestión demasiada tragedia para que sea permitido ignorarla o hacerse ilusiones sobre ella. El mismo agotamiento de las naciones provocado por la contienda reciente, las empuja a buscar en las otras, las fuerzas que les falta. Se habla de guerra, se prepara la guerra. La noticia de nuevos descubrimientos de medios de exterminio es transmitida a diario por las agencias. Se perfeccionan los nuevos guerreros con una tenacidad a toda prueba; se aumenta el poder de destrucción y el alcance de las artillerías; los medios aéreos de combate se multiplican en poder de combate y número de escuadrillas. La química prepara en sus laboratorios nuevos gases, nuevos venenos y nuevos explosivos, y la bacteriología acumula para las poblaciones predestinadas al sacrificio, gérmenes de peste, cólera, tifus, que asolarán mañana países enteros. Tal es el cuadro pavoroso de la realidad actual. Los que tanto cantan y decantan la excelsitud de las realidades parecen no ver ésta, la más espantosa, la más trágica, la más terrible y amenazadora de todas. Se han celebrado, se celebran a cada momento, conferencias internacionales donde los gobernantes del capitalismo hacen solemnes declaraciones y toman compromisos aparentemente pacíficos. No quieren más guerras... por el momento. Extenuadas por la guerra pasada, arruinadas, paralizadas en su comercio y en su producción, esas naciones se parecen a una bandada de lobos que celebrasen un tratado de paz por no tener más fuerzas para hacer la guerra. Ver otra cosa en el tratado de Locarno es un error descomunal y ya la opinión oficial italiana ha expresado con harta claridad la nulidad de la firma suya puesta al lado de las demás potencias signatarias. El lobo europeo quiere la paz porque está demasiado agotado para hacer la guerra. Pero, mientras tanto, la Sociedad de las naciones sirve para satisfacer una pequeña parte de los apetitos imperialistas. Porque, ¿qué es sino, una liga de bandoleros que se han puesto de acuerdo para despojar sin riñas intestinas y repartirse lo que quedaba por despojar y repartir de los pueblos de color? El reciente incidente que provocó la retirada del Brasil ha probado que más que intenciones de buen acuerdo, guían a los gobiernos allí representados ambiciones de dominio. Positivamente la Liga de las naciones sirve para que el pueblo, engañado por la verbórrea pacifista de los estadistas, no se de cuenta de como se le está preparando una nueva guerra. Hacer vaticinios sobre lo que traería de ruinas y aniquilamiento es imposible. La que tuvo lugar no habrá sido más que una escuela de aprendizaje. La otra haría contar las víctimas por centenares de millones, y detendría el curso del progreso para siglos y siglos. Por doquier brotan iniciativas contra la guerra. Pero estas iniciativas son en su gran mayoría inmensamente tímidas, insuficientes en su arrojo y resolución. El dragón armado de la guerra no retrocederá ante órdenes del día lacrimosas, ni ante manifestaciones pacíficas. El llamamiento a los buenos sentimientos del militarismo no ablandarán su armamento de acero. La guerra, para terminar, requiere una acción subversiva, violenta, revolucionaria de los pueblos preparados para ello. ¡Contra la guerra, la revolución! No hay otra solución, no hay más disyuntiva. O vencer como revolucionarios o morir como rebaños. Tal es la perspectiva, el dilema de hierro ante el cual la realidad cruenta de nuestros días coloca a la humanidad. Mientras haya oposición, antagonismo de intereses, competencias industriales y comerciales, habrá causas de guerra inevitables. Mientras exista una organización autoritaria que permita a ciertos hombres dominar a otros y por lo tanto disponer de su libertad y su vida, su cuerpo y sus acciones, habrá material humano para hacer la guerra. Sólo la oposición sistemática al militarismo, su denuncia tesonera, la preparación constante de los revolucionarios para resistirla, la unión de las masas obreras,, el señalar incesante del peligro de la guerra, la internacional de los pueblos para hacerla imposible son factores verdaderos y eficaces de paz. Y con ello la revolución social que arrase con todo lo que es causa e instrumento de guerra. Los que no laboran a realizar esta obra, se hacen, en estos momentos, reos del crimen de lesa humanidad. O renovarse, o perecer, o vencer como revolucionarios o morir como rebaños: es el dilema de hierro ante el cual hay que pronunciarse y obrar abiertamente.

(c) Por Sacco y Vanzetti:

24/12/1915 En el pueblo de Bridgewater, un poderoso automóvil conducía más de 30.000 dólares de L. Q. White Shoe Co., en Hale street desconocidos balearon el autotransporte, sin herir a sus tripulantes. Seis meses después del atentado Bartolomeo Vanzetti, fue detenido como presunto responsable del robo. El 15 de abril de 1920 en Baintree en la calle de Pearl, en instantes en que un coche de la Slater & Moril Shoe Co. conducía una caja de metal con 15.776 dólares destinados al pago de los sueldos del personal. Dos jóvenes atracan el coche y hieren de muerte a uno de los custodios. De este atraco son acusados Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti. Ambos son sindicalistas reconocidos en los medios libertarios y en un proceso confuso y poco transparente que convertirá en tristemente famosa a la justicia del Estado de Massachusets (el proceso es un símil del escandaloso proceso a los mártires de Chicago) son condenados a la horca. Desde entonces una ola de indignación y solidaridad recorrerá sin descanso los medios obreros en todo el mundo. También en la Argentina esta campaña tuvo un alcance de epopeya y agitó desde el movimiento obrero a la sociedad toda. Véase -a modo de muestra- las convocatorias que se realizaban en todo el país por este tema. (5/6/26) ROSARIO - Por Sacco y Vanzetti realizase un gran mitin de protesta - La campaña se extiende al interior. La protesta obrera y revolucionaria contra el anunciado propósito del dorado gobierno yanqui de asesinar a los camaradas Sacco y Vanzetti está adquiriendo en Rosario interés y extensas proporciones. Convocan la Unión Obrera Local (USA) y la F.O.L. Rosarina (autónoma), participantes 1500 personas. Por la UOL hablaron los compañeros V. Rodríguez, Angel Ojeda, A. Onofrio y J. Tolosa. Por la FOL Rosarina, Mato y Delgado. Se anuncia desde la tribuna un acto análogo patrocinado por el sindicato obrero del frigorífico Swift que se efectuará el próximo domingo. En el interior: A indicación de la UOL de Rosario, se efectuarán actos populares de protesta y en pro de Sacco y Vanzetti, en todos los pueblos que como Casilda, Firmat, los Quirquinchos, etc. Y donde existan sindicatos o núcleos de camaradas. La UOL enviará oradores y hará cuanto pueda por la mayor extensión de la protesta. CORRESPONSAL. 19/6/26 - ARTEAGA - Mitín de protesta pro-Sacco y Vanzetti. El 4 del corriente se efectuó asamblea conjunta de los sindicatos de esta localidad y se resolvió efectuar el día 6 un mitín de protesta en el que hablaron oradores locales y de la Unión Obrera Local de Rosario. BAHÍA BLANCA - UNIÓN OBRERA LOCAL- ¡Agitación contra la condena de Sacco y Vanzetti!, ¡por la libertad de estos dos camaradas!. El mitín del día 30 de mayo. En la plaza Rivadavia ante numeroso público, hablaron varios oradores. Mitín del 6 de junio en la plaza del populoso barrio de Villa Mitre -EXITOSO- La Unión Obrera Local seguirá su campaña de agitación por Sacco y Vanzetti, Torres Escartín, así como de todos los demás presos. Por esto pide ayuda y solidaridad a todos los trabajadores. El domingo 13 de agosto hará otro mitín en Punta Alta - CORRESPONSAL. MEETING del día 18 en Punta Alta. Exitoso, el próximo domingo 20 se realizará otro en Plaza Rivadavia. Adelante con la obra: ¡Por la libertad de Sacco y Vanzetti, por la defensa de nuestra clase y de nuestra liberación! - CORRESPONSAL. Sábado 26/6/26 POR SACCO Y VANZETTI La tentativa de los capitalistas terroristas de norteamérica de hacer ejecutar a dos hermanos nuestros y dados los procedimientos de "la mejor policía del mundo", nos hace formular este interrogante: ¿esta el proletariado argentino sometido bajo la censura policial o es que nos hallamos bajo un sordo estado de sitio? ¿Quién ha otorgado poderes jurídicos a la policía argentina que coarta la libertad de pensar? Tenemos conocimiento que los sindicatos del interior antes de realizar la protesta pública contra el bárbaro asesinato proyectado por las autoridades jurídicas de yankilandia, nuestra policía hace firmar una fórmula, según la cual el secretario del respectivo sindicato se compromete que en dicho acto "No se hablará de Sacco y Vanzetti, ni se lesionarán las autoridades de N. América, las que cultivan relaciones amistosas con las de nuestro país". CORRIENTES - U. O. LOCAL : El 13 de junio en la Plaza Cabral se realizó la primera conferencia pública del comité reorganizador y se trató extensamente el inicuo atentado que planea el capitalismo yanki contra nuestros compañeros Sacco y Vanzetti. ROSARIO: Con toda firmeza continúa la agitación pro-Sacco y Vanzetti en la capital y el interior de la provincia. Comunicado de la Unión O. Local (comunican de los actos realizados el 6/6 por los estibadores y conductores de Arteaga y otros dos Mitines realizados el 13/6 por los sindicatos de Oficios de San José de la Esquina y Firmat) En Rosario se efectuó otro mitín el 11/6. Y en el curso de esta semana se realizarán actos en distintos sitios de la ciudad, de entre ellos cabe destacar el de la refinería, que por su característica de ser un barrio obrero, es de prever que se obtendrá un verdadero éxito. Se imprimen diariamente manifiestos y volantes para estos actos, y se han impreso cinco mil para el interior. Se prepara una gran manifestación callejera y mitín en la Plaza Sarmiento. BRAGADO - U.O. Local. importante mitin a realizarse el 27/6. La Unión O. Local de Bragado cuya entidad desde su constitución, ha venido caracterizándose por realizar una activa propaganda sindical, ha resuelto realizar un mitin el domingo 27 del corriente con el propósito de protestar contra la justicia yanki por la sentencia recaída en los compañeros Sacco y Vanzetti. Para tal motivo concurrirá un delegado de la U.S.A. San José de la Esquina (crónica del mitín realizado el 13/6 por la libertad de Sacco y Vanzetti) programan nuevo acto para el 8 de julio con el mismo motivo. POSADAS - Agitación pro - Sacco y Vanzetti. Queremos significar 'los trabajadores de esta localidad, con respecto a la condena que quieren "cometer" (el lenguaje parece medio "gauchesco" ¿no?) contra los compañeros Sacco y Vanzetti, nuestro más profundo desprecio a la justicia burguesa, que burlando toda consideración humana, pretende valerse de testigos falsos, con el propósito ruin y mezquino de asesinar legalmente a dos compañeros de nuestra clase. Deben pasar los tiempos de cobarde agresión para el proletariado, quien debe demostrar su más viva decisión de responder en la mejor forma posible a fin de que el alevoso atentado de la burguesía yanki no se lleve a cabo. Es en estos momentos que la clase obrera debe encontrarse perfectamente unida y dispuesta a responder altiva y enérgicamente. Hay que decir bien fuerte: Detened la mano criminal, justicia burguesa de norteamérica; los trabajadores de Posadas te repudian por tu sentencia brutal que estás por realizar Detened bruto, el puñal cobarde con que pretendes acabar con la vida de dos trabajadores. Que contra la reacción burguesa se yergue altiva la acción justiciera de la clase obrera del mundo entero. Los yanquis habrían de preocuparse por el repudio. En fin, lo decisivo es lo que la idea de solidaridad significaba en la mente de estos trabajadores, poetas de taller o de aserradero, o más probablemente muelle. Más allá de la efectividad de tanta verba inflamada, lo decisivo es observar la solidaridad que despierta el lejano complot judicial norteamericano, ya que no es una carta, sino cientos de ellas, escritas por militantes o por conmovidos trabajadores de base, cientos de actos por todo el país, sin contar los atentados a dependencias del gobierno norteamericano en el exterior. La campaña -que llevaba ya varios años- continuará sin descanso hasta que se consume el horroroso crimen de la silla eléctrica un año después. el mismo carácter de caso testigo tendrá la campaña por Los presos de Bragado durante los años ´30 que casualmente serán conocidos como los Sacco y Vanzetti criollos, y que finalmente lograrán su liberación merced a la agitación popular que nunca los olvidó.

 

CONCLUSIONES

Comencé mi análisis acotando el concepto de clasismo para denominar agrupamientos o corrientes actuantes en el movimiento obrero. Porque es usual en el lenguaje, y porque se quiere denominar de esta manera una determinada estrategia, una modalidad de agrupamiento y una ética política, que busca como su primer objetivo constituir su unidad mediante la discriminación de sus intereses propios de clase. Aquellos agrupamientos o corrientes entonces, sólo pueden referir a la clase obrera, por cuanto una clase en el poder ha conformado ya su necesaria unidad desde el momento en que ha consolidado su Estado. Por lo mismo, a la vez que atribuimos el término clasista con exclusividad a corrientes del movimiento obrero, que tienen como su primer objetivo constituir su unidad mediante la discriminación de sus intereses propios de clase, observamos que estos intereses se conforman como reivindicaciones específicas. Estas reivindicaciones constituyen un discurso con un orden jerárquico definido, en el que la unidad de clase y su autonomía ocupan el primer lugar. De aquí la especificidad del discurso ideológico clasista. Este discurso en su interpelación original se corresponde con la emergencia del surgimiento del movimiento obrero industrial en la Argentina y dará por resultado una elaboración teórica particular Se plantean entonces tres alternativas de interpretación: la primera afirmar el carácter coyuntural y de emergencia del movimiento clasista como período de constitución del proletariado industrial en una situación de inmigración masiva en un país atrasado en el primer cuarto del siglo. Y resulta en cierto modo lógico que el discurso clasista se adapte como pocos a las necesidades de este movimiento obrero. Pero no explica su desarrollo en otras coyunturas; la segunda como discurso de una clase obrera madura, una clase que ha consolidado su conciencia de sí (evitaremos introducirnos en esa árida discusión acerca de la ´conciencia de clase´), pero esta adscripción de `movimiento obrero maduro´ además de abusiva, se adapta mal a la coyuntura del primer cuarto de este siglo; y la tercera, pensar que en definitiva el clasismo es un movimiento que aparece permanentemente en la historia argentina en las más diversas coyunturas, una de las cuales nos ha servido a nosotros para sintetizar algo de su desarrollo teórico. Pero quizá esta permanencia del discurso clasista en nuestro país, tenga que ver justamente con esa coyuntura tan peculiar de génesis del movimiento obrero en nuestro país. Es en el marco de aquella autonomía postulada, es donde adquieren valor los criterios de solidaridad y resistencia, o, más bien, solidaridad en la resistencia. Resistencia que alude a su particular situación en la sociedad capitalista, en la que cada actividad del movimiento obrero pude ser vista desde esta óptica como una actitud de resistencia. Asume que el logro de sus reivindicaciones, supone la negación de la sociedad que le dio origen como clase, y que la derrota de su enemigo de clase entraña, NO su sometimiento sino su desaparición y la integración de sus individuos a una única sociedad de productores sociales. Por eso, aunque destaque su autonomía práctica, su lucha se significa en el ejercicio de la solidaridad con el género humano. Esta lucha no es de un día, ni de combates sucesivos en el marco de una estrategia; a esto refiere con resistencia. Su lucha es su actividad vital, su razón de ser y se dilata en el tiempo sin términos precisos, sin distinción clara de campos de batalla (no es solamente el taller el epicentro de su lucha, como queda expuesto a partir de la descripción de los llamados "presos sociales"), pero todo obrero es un resistente, si no lo es está confundido "no comprende su lugar en la historia" y en la estructura de la sociedad. De los materiales estudiados es posible extraer conclusiones respecto a algunas de sus características esenciales. Es un movimiento político conducido por una organización de carácter sindical que disputa el poder. Su ideología esta constituida por los aportes generales de las escuelas socialistas (marxistas y anarquistas), más la conversión en ideología de la praxis misma del movimiento obrero. Esta relación praxis-teoría, conforma la teoría del clasismo como una estructura abierta y convierte a todo movimiento clasista en crítico -reprocesando permanentemente su bagaje teórico-, dinámico y "original". El criterio de autonomía que liga ambos niveles le lleva a desconfiar de los aportes de otras clases (si hay comunidad ideológica debe haber comunidad práctica) y basarse en la organización "económica" con exclusividad rechazando toda participación política institucional en el sistema. Su discurso será entonces anti-político por rechazo a aquellas prácticas y enfatizará la acción directa como su modalidad fundamental. En efecto, este criterio de la autonomía obrera se liga al de praxis como motores de la productividad de su accionar político. Si ésta aporta elementos nuevos a la teoría, la autonomía les da su legitimidad. Autonomía y heterodoxia en cuanto a las fuentes de elaboración, permiten a cada movimiento obrero clasista en cada coyuntura y en cada región una originalidad distintiva. El Clasismo, ideología del movimiento obrero industrial en un momento del desarrollo de su conciencia social, busca como utopía la constitución de una sociedad a su imagen y semejanza. Democrática, de bases y asambleística, como conforma su organización esa clase obrera industrial. Una sociedad de "productores", organizada industrialmente a través de sus organizaciones sindicales. Estructura que construida en el "cascarón" del capitalismo, reemplazará a la organización industrial burguesa. El sindicato en esta cosmovisión, es organización de defensa, organización de combate y organización de la sociedad posrevolucionaria. Por ello no puede encontrarse lo distintivo del clasismo en sus reivindicaciones inmediatas, y conserva esta tensión dialéctica entre objetivos sindicales y revolucionarios. Entre defensa de intereses profesionales y lucha por el poder de clase. Su accionar estará caracterizado permanentemente por la apelación a la unidad de la clase, necesaria para enfrentar con éxito al poder burgués. El modelo político de su utopía puede apelar a los consejos obreros, o bien una dictadura proletaria, en cualquier caso, ambos son entendidos como la clase obrera dirigiendo la sociedad desde sus organizaciones específicas de clase, sin mediaciones. Por lo que no es asimilable en lo absoluto a la experiencia leninista de la Revolución Rusa, tampoco al proyecto de la Comuna de París que no asumía una sociedad industrial. Al final de su texto de 1973 , Delich inserta una serie de preguntas, a responder como una tarea colectiva por otros historiadores y sociólogos en el futuro: "¿Tal vez se trate de una casualidad que el clasismo esté ligado históricamente a la industria moderna, con una base de salarios altos relativos?, ¿Se tratará de un fenómeno de coyuntura u obedece a raíces más profundas, se inscribe naturalmente en la evolución de la conciencia obrera? ¿qué es lo que define la acción clasista?. Seguramente un programa y un estilo, pero ¿pueden precisarse ambos? Finalmente ¿cuál fue la relación, la naturaleza de la relación entre dirigentes y dirigidos?." Su propuesta no parece haber tenido eco, y él mismo, no volvió a incursionar en el tema (al menos para responder estas preguntas). Confiamos en haber dado principio de respuesta a alguna de ellas. Queda sin embargo por desarrollar una investigación precisa de las alternativas y características de las corrientes clasistas en los años ´70, tema apenas aludido tangencialmente en esta investigación, de modo de vincular la persistencia de los términos de aquel discurso clasista, relevando los elementos que sufren cambios en función de la coyuntura política, o el aprovechamiento de la experiencia histórica A fines del siglo XX, y cuando las propuestas alternativas progresistas al actual orden de cosas, se inscriben en el "pluralismo" y la diferencia, antes que en la uniformidad igualitaria que planteaba necesariamente cualquier proyecto -alternativo o no- de carácter industrial, parece anacrónico el rescate de la ideología específica de un movimiento obrero que hoy parece agonizar. Sin embargo, que su propuesta no sea viable hoy, no invalida el carácter democrático de su construcción social, ni la potencia de su práctica solidaria, que hoy, más que nunca, debe ser ética y modalidad de cualquier alternativa progresista.

Fernando López Trujillo Abril de 1994- Noviembre de 1996

 

NOTA: Buena parte de esta investigación se debe al trabajo realizado en el Seminario Clase, trabajo y conflicto laboral - Argentina en la primera mitad del siglo XX que dirigiera la profesora Mirta Lobato en el año 1993.

 

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Entrevistas

(Entrevistas que me brindaron interesantes observaciones y puntos de vista, que a veces utilicé, a veces no)

José Grunfeld, Ex dirigente de la Confederación general de Comercio.

Hugo Cores, Historiador, ex diputado y ex dirigente obrero uruguayo.

Enrique Palazzo. Cofundador de la FACA (Federación Anarco comunista argentina) en 1931.

Alberto Balbuena. Ex Secretario General de la FORA y cofundador FACA en 1931.

 

Notas

1- Ha sido mencionado frecuentemente el embargo petrolero de la OPEP de 1973, como detonante de la crisis final de la industrialización capitalista basada en la energía barata (provista en ese carácter por los llamados países del tercer mundo. El "corte de manga" de los países petroleros determinó el incremento de la investigación científica dirigida al ahorro en el gasto energético. Las consecuencias fuerón múltiples y sorprendentes, como corresponde al reto planteado al ingenio humano. Para profundizar en este tema hay una bibliografía extensísima, pero mencionamos de todos modos el texto de Bruce Nussbaum "El mundo tras la era del petróleo". Sudamericana - Planeta, Buenos Aires 1986. La crisis del modelo en la Argentina de los años`70 -aunque relacionada con este tema- tiene causas internas que le son propias y exclusivas.

2- El SITRAC-SITRAM en la industria metal-mecánica y posteriormente el SITRACAAF en la industria del caucho. Modalidades similares en cuanto a formas de organización por la base (que asumían en la coyuntura una voluntad antiburocrática) se encontrarán en otros gremios más tradicionales -siempre en el ámbito cordobés- como Luz y Fuerza y la Unión Tranviario Automotor. Al respecto, el movimiento de los sindicatos por empresa en Córdoba a fines de los ´60 y principios de los ´70 puede también consultarse el texto de Natalia Duval Los sindicatos clasistas SITRAC (1970-1971) CEAL, Bs. As. 1988; el texto contribuye a elaborar una imagen del clasismo que se diluyera a fines de la década del ´20, su crónica del SITRAC aporta elementos para afirmar investigaciones sobre el resurgimiento de esta corriente en los ´70; hay allí una buena selección de documentos, aunque no hay un análisis teórico del discurso clasista, la experiencia es relevada hasta el ingreso de los afiliados del SITRAC-SITRAM en el ´72 al SMATA después del triunfo en éste último de la Lista Marrón.

3-Programa de la CGT de los Argentinos, 1/5/67. También programas de "Huerta Grande" y "La Falda".

4-Ver Solomonoff, Jorge N.; "Ideologías del movimiento obrero y conflicto social", Tupac, Buenos Aires 1988.

5-"De hecho el clasismo se encuentra en los orígenes anarcosindicales y socialistas del movimiento sindical argentino y se prolonga justamente hasta los comienzos del peronismo". Francisco Delich "Crisis y Protesta social, SIGNOS, Buenos Aires 1973

6- Ver Del Campo Hugo "Sindicalismo y Peronismo", CLACSO, Buenos Aires 1983.

7- El texto de Francisco Delich "Crisis y Protesta Social . SIGNOS, Buenos Aires 1973.Op cit.

8- El texto de Beba Balvé, Juan Carlos Marín y Miguel Murmis, "Lucha de calles, lucha de clases - Elementos para su análisis", Ediciones La Rosa Blindada, Buenos Aires 1973.

9-Delich Francisco La memoria y sus desencuentros en Revista ESTUDIOS N? 4 Jul/Dic 1994.

10- Delich F. Op. Cit. Brennan James y Gordillo Mónica "Protesta obrera, rebelión popular e insurrección urbana en la Argentina: el Cordobazo" en Revista "Estudios" N° 4 Jul/Dic 1994 Bs. As.

11- Brennan y Gordillo Op. Cit.

12- Roldán Iris, Sindicatos y protesta social en la Argentina. Un estudio de caso : el Sindicato de luz y Fuerza de Córdoba (1969-1974) Amsterdam, Centro de Estudios y Documentación Latinoamericanos N?"11.

13- Lannot Jorge, Amantea Adriana y Sguiglia Eduardo Agustín Tosco, conducta de un dirigente obrero, CEAL, Bs. As. 1984.

14- Gordillo Mónica, Los prolegómenos del cordobazo: los sindicatos líderes de Córdoba dentro de la estructura de poder sindical, Revista Desarrollo Económico N?122 Jul/Set de 1991.

15- Brennan James P., El clasismo y los obreros, el contexto fabril del "sindicalismo de liberación" en la industria automotriz cordobesa 1970-75, Revista Desarrollo Económico N?125 Abr/Jun 1992.

16- Op. Cit. pág. 15. Jamás había escuchado esa asimilación. He vuelto a revisar fuentes de la época y otras bibliografías a la búsqueda de esa coincidencia pero no pude encontrar referencia alguna a la misma y tampoco Brennan refiere de dónde extrae una afirmación tan contundente..

17- Doyon Louise "La organización del movimiento sindical peronista (1946-1955)", en La Formación del sindicalismo peronista Juan C. Torre (Comp.) Varios autores, Legasa, Bs. As. 1988.

18- Gordillo Mónica "Los prolegómenos del Cordobazo: Los sindicatos líderes de Córdoba..." Op. Cit.

19- A propósito de esto puede encontrarse una posición muy contrastada en el libro de Jorge Bergstein El "Cordobazo" Editoral Cartago, Bs. As. 1987, donde el autor sostiene que la politización del movimiento obrero cordobés hunde sus raíces en una historia fecunda que se remonta a los años ´20.

20- Alude a las tesis de Daniel James Resistencia e Integración. El peronismo y la clase obrera argentina 1946-1976

21- Gordillo M. Op. Cit., Pero además puede hacerse difícil diferenciar una reivindicación económica de una política en el caso de los sindicatos clasistas. ¿Es la reivindicación de Control obrero de la producción, una del campo político o económico?. ¿Será quizás, que el Sindicato, organización económica de una clase definida por su lugar en la producción, asume en la concepción clasista un lugar reservado a las organizaciones políticas en otros discursos socialistas?

22- E.P.E.C. Ente Provincial de Energía de Córdoba.

23- Jorge Bergstein era entonces Secretario Provincial del Partido Comunista.

24- Una coyuntura que incluía como dato novedoso la notable autonomía del movimiento juvenil y su radicalización política, No debe olvidarse el caso de Berkeley en el `67, y el movimiento contra la guerra de Vietnam, o el `68 parisino que amenazara entonces seriamente al gaullismo.

25- La época es también un momento de revancha para el movimiento obrero, que ha visto disminuir sus salarios comparativamente al ritmo de la inflación de los años de guerra. Ver David Rock "El radicalismo argentino", Amorrortu.

26- El diario reemplaza al tradicional órgano de la FORA (Organización Obrera) que fuera clausurado por la represión tras los hechos de la Semana Trágica. Comenzó a publicarse el 29 de julio de 1919 y se extinguió en los primeros meses del año siguiente. Diego Abad de Santillán dice que se publicó hasta el número 183. Sólo puedo dar constancia de su existencia hasta el número 121 del 17 de diciembre de 1919, ejemplar que se conserva. Para más datos sobre esta corriente y su diario se puede consultar mi trabajo "El impacto de la revolucion rusa en la argentina - La Polémica Ideológica en el Movimiento Obrero Anarquista", trabajo inédito que realizara para el seminario del Profesor Juan Suriano "Las prácticas culturales anarquistas entre los trabajadores urbanos argentinos 1880-1910" en el año 1993.

27- La misma surge como resultado del congreso de reunificación sindical del que participaran la CORA sindicalista y la FORA anarquista en 1915, la inmediata autoexclusión de la tendencia anarquista en desacuerdo con la resolución del congreso que eliminó la definición ideológica "anarco comunista" del pacto federal, determinó la existencia de dos centrales con el mismo nombre que se diferenciaban a partir del congreso que una y otra reivindicaban. Es importante destacar al respecto que sólo una minoría de la FORA original se retiró de aquel congreso lo que llevó a que, a pesar de la división, convivieran en la nueva central anarquistas, socialistas, sindicalistas e independientes.

28- La corriente es deudora del movimiento desarrollado por el sindicalismo francés y en la Argentina, como en muchos otros países impactó a las corrientes que tradicionalmente conducían el movimiento obrero, socialistas y anarquistas. Ver Del Campo Hugo "Sindicalismo y Peronismo", CLACSO, Buenos Aires 1983.

29- El Partido Socialista Internacional surge como escisión del P.S. en el congreso celebrado por los disidentes de aquél partido los días 5 y 6 de enero de 1918 (¡a escasos meses del estallido ruso!) y se constituye en Partido Comunista en el Congreso Extraordinario de diciembre de 1920. Ver Emilio J. Corbiere "Orígenes del Comunismo Argentino, CEAL, Buenos Aires 1984.

30- Laclau, Ernesto. "Política e ideología en la teoría marxista" Siglo XXI Madrid, 1986.pag. 113 y sigs.

31- Me refiero a la corriente del diario El Trabajo, que mencionaramos más atrás y que se constituye en material específico de esta investigación, por cuanto pueden rastrearse allí orígenes teóricos del Clasismo en la Argentina. El término anarcosindicalista alude a diferencias internas al movimiento anarquista y lo utilizo para diferenciar a esta corriente de otras actuantes en la FORA del 5º Congreso.

32- Laclau Ernesto, op. cit.

33- Aunque en general, alude en el discurso a un campo connotativo, (es actitud ideológica más que institución política). Por su propia situación dominante, la clase burguesa no suele apelar en su accionar político a la construcción de partidos de clase. Su posición posterior fue ambigua e ingresó en un reformismo que la acercó al gobierno radical (Ver Del Campo Hugo, op. cit.). La FORA del Vº congreso no era clasista por definición, pero además el comunismo libertario que propugnaba, no daba el control de la sociedad a la organización de los productores. Para los años `20 el anarquismo oficial en la Argentina diseñaba una organización posrevolucionaria del tipo de una comuna constituida por productores y consumidores nucleados a partir de su convivencia.

34- Francisco Delich "Después del diluvio la clase obrera" en Desarrollo Económico.

35- SITRAC: Sindicato de Trabajadores de Concord; SITRAM: Sindicato de Trabajadores de Materfer (Material ferroviario), ambos son sindicatos de planta.

36-Delich Francisco, "Crisis y protesta social" pag. 121.

37- Balvé, Murmis, y Marín, op cit, pag 194.

38- "Se trata de explicar liderazgos y acción sindical sin enfatizar el papel de la ideología. O si se prefiere, tratando de descubrir la ideología como producto de una praxis y no como agente causal de la misma". Delich, "Crisis y protesta social", pag 122.

39- Delich, "Crisis..."pag 126.

40- Balvé y otros, op. cit. pag.34

41- Balvé y otros, op. cit. pag. 38.

42- Delich, "Crisis...", op. cit. pag. 131.

43- Programa del 1ro. de mayo de la CGT de los Argentinos. 1/5/67

44- Entre los más importantes cotizantes de los primeros números, figuran las Federaciones de Empleados de Comercio de Capital, Portuaria de Santa Fe, y la Federación Obrera Local de Mar del Plata.

45- Solomonoff, Jorge N.; "Ideologías del movimiento obrero y conflicto social", Tupac, Buenos Aires 1988.

46- También surge apenas mencionada en Corbiere E. J. Op. cit.pag. 50.

47- Malatesta cumpliría en la Argentina una larga serie de tareas en la organización de los primeros sindicatos de inspiración anarquista. Llegó al país en 1885 fundando entonces un periódico en italiano La Questione Sociale y en 1887 colaboró en la fundación del Sindicato de Obreros Panaderos para el que redactó su reglamento interno (ver El Anarquismo y el movimiento obrero en la Argentina Iaácov Oved, Siglo XXI Ed., México 1978, págs. 36 y sigs.). Se conservan de él una larga serie de folletos (En el café, Entre Campesinos, Socialismo y Anarquía, Anarquismo y Anarquía, etc.) y recopilaciones de sus escritos editadas en forma de libro como Enrico Malatesta, Pensamiento y acción revolucionarios, Selección de Vernon Richards, Editorial Proyección, Buenos Aires 1974. En 1889 abandonó el país pero continuó manteniendo una abultada correspondencia con organizaciones obreras y militantes de la Argentina, e incluso sus colaboraciones se siguieron publicando en la prensa obrera y libertaria de nuestro país. Respecto a Rudolf Rocker el anarcosindicalista alemán hay menos material e información, aun es posible conseguir una selección de sus escritos en Rudolf Rocker y otros El liberalismo de avanzada Proyección, Buenos Aires 1974, Ideología y táctica del proletariado moderno, Editorial Publicaciones MUNDIAL, Barcelona y La Asociación Internacional de los Trabajadores y las diversas tendencias del movimiento obrero, Ed. Grupo Cultural Ricardo Flores Magón, México, 1925. También "Anarcosindicalismo, teoría y práctica" Barcelona 1938 (No tiene referencia editorial). Respecto a Cornelissen, el anarcosindicalista holandés que fuera compañero de Rocker en su exilio londinense pueden consultarse diversos folletos La organización de la industria por los sindicatos "Sindicalismo" Valencia 1935; El comunismo Libertario y el régimen de transición, Valencia 1936 y "La evolución de la sociedad moderna" NERVIO Bs. As. 1934. Respecto a Besnard y Luigi Fabbri (este último discípulo y continuador de la línea de Malatesta) se dan más referencias en la Bibliografía.

48- Paniagua Xavier "La Sociedad Libertaria" Grijalbo. Barcelona 1982.

49- Año 1 Nº1 Lunes 5 de setiembre de 1921: Edit."La Prensa". Argumenta la necesidad de una prensa obrera revolucionaria que convoque a la unidad del proletariado en un frente único revolucionario. -Nota: "LA DIVISION RECURSO CAPITALISTA" subtitula "Quienes se oponen a la unidad revolucionaria de los trabajadores alejan el advenimiento de la Revolución - El Comunismo Anárquico es Unificador". "Lo más significado e inteligente del anarquismo internacional aboga por la formalización de un frente revolucionario contra el enemigo común. Sólo los traidores del comunismo electoral, del socialismo reformista y del anarquismo estrafalario -traidores a la revolución- y sólo los ocultos agentes del capitalismo filtrados en las filas del trabajo, sólo ellos se oponen a la unidad" -Nota "El criterio unificador, base de nuestra información obrera".

50- No exige una mayor explicación, que significa en la concepción del clasismo de los años `20 el concepto de antipolítico. Es evidente que se identifica accionar político con "parlamentarismo". El aislamiento del movimiento obrero respecto a la escena política justificaba el desprecio por esta última como ámbito de actuación.

51- Ya los clasistas de los años `20 estaban atentos a la gestación de esta rémora que el sindicalismo contemporáneo lleva adherida y que concitara la principal repulsa de los trabajadores combativos y clasistas en los años `70.

52- ¿Socialistas, anarquistas?. Para la época, en general se alude a las fracciones sindicales que responden al Partido Socialista, y a los foristas del 5to. congreso.

53- El aditamento ´comunistaª identificaba entonces a la FORA anarquista que reivindicaba el 5to. congreso de la organización en oposición a la FORA que surgiera del 9º congreso en 1915.

54- Ver Marotta Sebastián "El Movimiento Sindical Argentino. Su Génesis y Desarrollo" Tres Tomos, Ediciones Lacio, Bs.As. 1961, donde se citan los diversos congresos llamados para constituir la unidad del movimiento obrero, a los que fue convocada la FORA del V º congreso después de su escisión en 1915 y en los que mostró poca voluntad de acordar en función de esa unidad. La crítica recogida aquí es tanto más justa por cuanto esa poca voluntad fue causante de continuas deserciones en el "quintismo" como la del Sindicato de Plomeros en una época tan tardía como las huelgas del ´56 y ´57 cuando esta central ya se encontraba en una decadencia irrecuperable.

55- Es curioso que en la época se planteara que para lograr la unidad de los trabajadores de la región era necesaria previamente la unidad de los anarquistas. Pero sirve para calibrar la influencia que el movimiento tenía para la época de constitución del movimiento obrero industrial.

56- ¿Pero quiénes son los contendientes?. De un lado está el anarquismo obrero "oficial". ¿Cómo se asumen los expulsados del paraíso?. Si quién escribe esto no asume la posición del diario y se presenta como anarquista independiente, acaso la rebelión al interior de la FORA Vº fuera más vasta.

57- Rocker Rudolf, ldeología y táctica del Proletariado moderno. Traducción castellana de DiegoAbad de Santillán; PUBLICACIONES MUNDIAL, BARCELONA

 58- AL RESPECTO: "Sindicato de Obreros Ebanistas, Similares y Anexos - Mar del Plata -ASAMBLEA GENERAL EXTRAORDINARIA, Varios Puntos. (...) Aviso a los delegados: Se les comunica que deben enviar a la mayor brevedad a secretaría los informes solicitados en el cuestionario que se les ha entregado, con objeto de facilitar la Estadística que se llevará a cabo" Diario El Trabajo 7/9/21.

59- El concepto que corresponde inferir es el de control obrero de la producción.

60- Y debe destacarse que esta comisión administrativa que asumía estas responsabilidades, a la vez trabajaba en el gremio como cualquier afiliado de la organización. Ese era el calificado "orgullo" de estos dirigentes por oposición a la constitución de camarillas burocráticas que harán en el futuro la "carrera sindical".

61- A estos elementos se hacía referencia cuando se destacaba el caso de un movimiento obrero que alcanzaba su desarrollo industrial aún antes de que esta industria se encontrara plenamente desarrollada. Un movimiento obrero más maduro que la industria que le daba origen.

62- Es claro que uno de los motivos que forzó la construcción de la AFL a fines del siglo XIX (1886)fue la necesidad que sintió el artesanado blanco de protegerse contra la competencia laboral de los inmigrantes del sur europeo y asiáticos, y obreros negros sureños liberados tras la guerra de secesión. Trabajadores estos que la AFL no incluyó entre sus representados. "Como práctica eminentemente de la aristocracia obrera, se persigue la defensa del oficio con el espíritu de secta y el egoísmo de categoría más implacables. La persecución contra los "amarillos" se confunde con una guerra abierta a los "unskilled", obreros no especializados rechazados por el sindicato y obligados a vender su fuerza "fuera de tarifa". Racismo y xenofobia son partes constitutivas de la ideología de la AFL." Coriat, Benjamin; "El taller y el cronómetro", Siglo XXI Editores, Mexico 1991. La bibliografía sobre el asunto es, de todos modos, muy abundante.

63- Obsérvese que se PARA sobre el plano de la teoría, Y esta teoría afirma la validez de la PRAXIS como fundamento del conocimiento y la teoría revolucionaria.

64- ¿FE? ..., en todo caso habría que investigar la actitud psicológica de este grupo humano -el de los militantes clasistas de los años `20- tarea ardua y no exenta de engaños en su decurso.

65- Delich, Francisco,"Crisis..." op. cit. pag 133.

66- Castoriadis Cornelius, "La experiencia del movimiento obrero", Tusquets Editor, Barcelona 1979, Tomo I págs 72 y 73.

67- Castoriadis Cornelius, "La experiencia del movimiento obrero", Tusquets Editor, Barcelona 1979, Tomo I págs 77 y 78.

68- Organización dual: organización que combate por el objetivo revolucionario y organización que defiende el interés obrero dentro de la sociedad capitalista (también: organización económica de la sociedad futura)

69- He aquí la definición de la clase obrera industrial

70- El mismo desprecio a esa participación se encuentra en el texto del 1ro. de mayo de la CGT de los Argentinos. "...Nos pidieron que aguantáramos un invierno; hemos aguantado diez. Nos exigen que racionalicemos; así vamos perdiendo conquistas que obtuvieron nuestros abuelos. Y cuando no hay humillación que nos falte padecer ni injusticia que este por cometerse con nosotros, se nos pide irónicamente que "participemos". Les decimos: ya hemos participado, y no como ejecutores sino como víctimas en las persecuciones, en las torturas, en las movilizaciones, en los despidos, en las intervenciones, en los desalojos. (...) Agraviados en nuestra dignidad, heridos en nuestros derechos, despojados de nuestras conquistas, venimos a alzar en el punto donde otros las dejaron, viejas banderas de lucha..."

71- Es evidente que no se incluyen entre las fracciones. Pero puede ser un artilugio discursivo.

72- Se intenta establecer la especificidad del clasismo como ideología del movimiento obrero industrial.

73- Otra vez, la crítica es efectuada -aunque sin mencionarlo- al anarquismo del diario La Protesta.

74- Y finalmente se llamará Unión Sindical no solo la continuación de este diario sino la organización a la que dará vida : La Unión Sindical Argentina.

75- Bandera Proletaria 31/7/26 "¡Santa Cruz! - ¡Santa Cruz!. Esa mancha negra cometida por las hordas gubernamentales, perdurará a través de la historia; porque es imborrable por su magnitud por su salvajismo incalificable, que involucró una de las más sangrientas y horribles brutalidades, que han superado a las fieras selváticas. Ofendemos a las bestias con esta verdad. Volvemos a traer a la palestra el trágico recuerdo de Santa Cruz, tragedia inolvidable para el proletariado argentino. Y no dudamos, que en su corazón ha de latir un odio y una repugnancia profunda hacia los ejecutores y coautores de la vandálica masacre de nuestros hermanos" (sigue)

76- Pero ¡por qué elude definirlo! Sería esencial para entender la diferencia. Si los códigos están para servir a la burguesía porque darles crédito en el juzgamiento de estos "semejantes", que en general son de clase baja y muchas veces con origen proletario. Acaso había alguna necesidad de definir al preso social por contraste con el preso común? Por qué meterse en un tema tan espinoso de entrada, al nomás comenzar su artículo. Es posible que el estigma de delincuente que nuestra burguesía criolla adjudicaba por extensión a todos los inmigrantes "¡esa ralea!", pesara duramente sobre una militancia obrera que no es posible que se hubiera asentado al punto de olvidar este origen inmigrante. Y al mismo tiempo había necesidad de afirmar la profunda honestidad del preso social, cosa obvia por otra parte. Sigo sin entender cual es la necesidad de afirmarse en la diferencia. En lugar de destacar simplemente sus virtudes.

77- La negrita es nuestra. ¿Esta definición de delito social será jurídica, para diferenciarla del "delito común", o responderá a una definición del autor? Una cuestión interesante a dilucidar. Sería posible que nuestros juristas de la época encontraran este término para tipificar conductas enmarcadas por las leyes represivas recientemente dictadas, leyes que reprimían delitos inexistentes en la Argentina oligárquica de los `80, como el "pensar feo", recordemos al respecto la famosa "ley de residencia".

78- Queda claro en la expresión odio de clase, que esta corriente incorpora plenamente el concepto de clase social. Ver "Los anarquistas expropiadores" de Osvaldo Bayer, (Legasa, Buenos Aires 1986) donde se puede encontrar una documentada historia del militante anarquista Miguel A. Rosigna, que fuera Secretario del Comite Pro-Presos de la FORA.

79¡ ¡Y habían pasado casi ocho años!!.

80 Ver O. Bayer "S. Di Giovanni - El idealista de la violencia".

81- Es importante destacar, nuevamente, que en el caso que nos ocupa, el movimiento obrero es más maduro que la industria que lo origina "Crisis y protesta social"

82- Delich, Francisco, op. cit., pag. 150.  

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