CUESTIONES DE ÉTICA CONTEMPORÁNEA

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Resumen
Modernidad y Posmodernidad
La posmodernidad y la cultura de los medios
La ética del discurso
Etica y responsabilidad
Etica y derechos humanos
Problemas de la ética aplicada
Recordando a algunos autores
Conclusión final
Bibliografía de consulta

 

Resumen

      La ética es la especialización filosófica acerca de la cual más se ha escrito y se escribe en este fin de milenio. Desde su mirada se abarca una gran cantidad de temas cruciales. La fundamentación de nuestras acciones, los replanteos acerca del significado de la libertad y de la justicia en el contexto del mundo como mercado, los temas derivados de los avances de las ciencias y de la tecnología, los debates entre aquellos que intentan dar una fundamentación universal de las normas y los que las relativizan en función de las diferencias de cada comunidad; los problemas de biótica, el desafío ético que nos plantea la ecología, etcétera.
Todo esto nos permite pensar que las cuestiones fundamentales de la filosofía se concentran actualmente de una manera especial en las reflexiones éticas. De este modo el panorama es sumamente vasto.


Modernidad y posmodernidad

      La ética no puede ser comprendida genuinamente sino a través de su historia. Esta afirmación se vuelve relevante para nosotros, los habitantes de este mundo en este fin de milenio, no tanto porque cambien en el año 2000 en adelante, cuatro números en el calendario, sino porque esto coincide con un cambio de época. Muchos intelectuales y filósofos llaman a este cambio de época el pasaje de la modernidad a la posmodernidad. ¿Cómo entender este cambio? Gran parte de la bibliografía de estos últimos veinte años ha sido dedicada a ello.

      Bastaría con preguntarnos si creemos que el progreso de la ciencia, de la economía, del arte, le permitirán a la humanidad vivir en un mundo mejor. Sin duda esta pregunta es muy difícil de responder, pero nos puede servir como un test para entender una primera gran diferencia entre la modernidad y la posmodernidad. El prototipo de hombre moderno es aquel que confía en que el curso de la historia debe estar orientado por el progreso, vive y proyecta su vida para ello. Para él, el progreso garantiza que el día de mañana será mejor que el de hoy. En cambio, la posmodernidad surge del descreimiento, de la desconfianza y hasta el escepitcismo. Ya no se cree que el progreso constituye necesariamente un bien para la humanidad. "El progreso se ha vuelto rutina", dice el filósofo italiano Gianni Vattimo en su libro El fin de la modernidad.

      En la posmodernidad se desvalorizan todos los ideales y expectativas. La falta de confianza en el futuro, junto con la desaparición de los grandes proyectos comunes (ideologías de la emancipación, utopías), dejan un vacío que a menudo es llenado por el pesimismo o el desinterés, que conducen al hombre actual hacia un proceso de creciente aislamiento.

      Jean Francois Lyotard, otro filósofo que se ha ocupado de pensar la posmodernidad, sostiene que ella resulta del desarrollo de la modernidad. Dice que "la posmodernidad es cosa moderna", y describe "la condición posmoderna" como la instancia en la que el hombre se ve cada vez más lejos de poder incidir con sus acciones en el curso de la historia. Experimenta la sensación de que los acontecimientos se han vuelto independientes respecto de sus actos, y que lo que cada hombre puede hacer es demasiado poco.

      Defender el proyecto moderno es defender la necesidad de fundamentar racionalmente nuestras acciones, mantener la autonomía del arte, la ciencia y la moral. En definitiva, seguir sosteniendo que la racionalidad es la condición de posibilidad de un mundo donde todos y cada uno de los hombres puedan llegar a ser libres. La transformación consiste en pasar de la filosofía del sujeto a una filosofía de la acción ínter subjetiva. Todo el trabajo de Habermas se orienta hacia este fin: pasar del paradigma físico-matemático, que ha dominado en la modernidad, al paradigma de las ciencias sociales, y desarrollar una teoría de la comunicación entre sujetos, a diferencia del sujeto cartesiano.


La
posmodernidad y la cultura de los medios

   Muchos intelectuales y filósofos sostienen que la posmodernidad es una época producida y dominada por la cultura de los medios de comunicación (especialmente la televisión).Los medios de comunicación permitieron el acceso a la opinión pública de minorías de todo tipo. Se trata de un proceso pluralización que hace imposible un punto de vista único acerca de la realidad. Muchos pensaron que la simultaneidad de la televisión y la circulación de la información darían como resultado una sociedad más transparente donde los obstáculos de la comunicación serían eliminados. Sin embargo a ocurrido lo contrario. Al multiplicarse los centros desde donde surge la información se multiplicaron también los sujetos y las narraciones, lo que dio lugar a una fragmentación de la imagen del mundo.

      El predominio de los medios de comunicación en la sociedad actual ha ido generando una cultura del espectáculo donde la finalidad pareciera ser, tal como la indica Alain Finkielkraut, "llenar bien los ojos para vaciar la cabeza". Basta en recordar los numerosos programas periodísticos en los cuales la información se convertiría en Show. En este sentido, Jean Baudrillard, sostiene que con el televisor el mundo se mete en nuestra casa. El límite entre lo público y lo privado ha sido disuelto por la invasión de los medios. Su poder simulador procede una realidad más poderosa y, por ello, más real que la conformada por sujetos y objetos.

      Si pensamos en el poder de los medios en lo que se refiere a la formación de la conciencia pública, notaremos que vivimos en un mundo más complejo, plagado de informaciones, y donde la realidad se fabrica día a día. Es un desafío para todos aprender a habitar este mundo interrogado por la tecnología y la comunicación.


La ética del discurso

      Varias son las alternativas que se han planteado en torno de la prolongación de las ideas modernas. Jurgen Habermas es quien más se ha dedicado a la tarea de una reconstrucción crítica de la racionalidad como base de la sociedad democrática y como cumplimiento del ideal emancipa torio de la modernidad. Habermas desarrolla su teoría de la acción comunicativa, la cual constituye una ética del discurso. A diferencia de los filósofos modernos, él parte de un concepto de racionalidad ínter subjetiva que se expresa mediante los actos de habla o de comunicación. De este modo sustituye la problemática moderna que se centra en la conciencia subjetiva, por una reflexión crítica acerca del lenguaje.

      La teoría de la acción comunicativa contiene una crítica trascendental del lenguaje, o más específicamente de los actos de habla. Su intención principal es la de desarrollar una pragmática universal de los actos del habla. Cuando uno de nosotros habla, es ese mismo acto, se encuentran estructuras universales que sólo pueden ser puestas de manifiesto críticamente. Así como para hablar un idioma no necesitamos conocer explícitamente su gramática, tampoco necesitamos conocer los elementos universales que se encuentran en el acto mismo de hablar. Éstos sólo pueden ser reconocidos mediante una reflexión posterior.

      La idea de Habermas se centra en que, del mismo modo que existen estructuras sintácticas y gramaticales, también existe una pragmática contenida en el habla cotidiana. Por lo tanto, al igual que la sintaxis y la gramática expresan los rasgos universales presentes en el lenguaje, es posible establecer una pragmática universal de los actos de habla mediante una crítica trascendental del lenguaje. Por ejemplo, cada vez que alguien me dice algo, lo escucho suponiendo que lo que me dice es verdad, más allá de que lo dice sea verdad o no. La comunicación sólo se hace posible partiendo de la confianza en tal intención. De este modo nos encontramos con un principio supuesto en la intencionalidad de toda acción comunitaria.

      Pensemos cuántas veces nos vemos ante la necesidad de tomar una decisión conjunta, la cual depende del grado y de la legitimidad de nuestra comunicación, es decir, de nuestra capacidad de expresar nuestra posición y de comprender la de los otros. Lo que Habermas propone es que esta teoría de la acción comunicativa nos permita elaborar el concepto de una comunidad ideal de habla. Sabemos que este ideal de comunicación nunca podrá ser alcanzado, pero su función es la de corregir nuestros modos de comunicación. Una decisión justa es una decisión fundada en el consenso alcanzado mediante la argumentación racional de las posiciones de todos los involucrados.

      Pensemos en un grupo que reclama a uno de sus integrantes por su mal comportamiento: esa demanda se podría expresar en una serie de juicios que podría resultar así:

No colaborar con el grupo durante el campamento es malo.

S no colaboró

S se comportó mal

      Como los juicios éticos contienen siempre una valoración, por ejemplo "S es un mal compañero", no son verificables en el sentido en que lo son los juicios científicos, por ejemplo "todos los metales se dilatan por el calor". Los primeros dependerán de la fundamentación de los argumentos que sean aportados a la discusión para validar el juicio emitido.

      Habermas afirma que la validez del juicio ético se obtiene a través del consenso construido mediante la comunicación producida por argumentos racionales. De este modo descarta la posibilidad de aceptar como legítimos aquellos consensos limitados a lo que opina la mayoría. La cantidad no da certeza, la mayoría puede equivocarse. Y propone lo que él llama consenso dialógico-argumentativo, que tiene características especiales que deben ser respetadas para asegurar la validez del acuerdo alcanzado:

En la discusión cada uno de los participantes deberá exponer sus argumentos, responder a las críticas, argumentar en función de los intereses propios de su grupo.

Cada participante, por el solo hecho de entrar en la discusión, reconoce a los otros hablantes competentes como sujeto a derecho.

Los participantes en la discusión deberán renunciar al uso de la fuerza, la amenaza, la manipulación ideológica, el engaño, etcétera, para defender racionalmente sus argumentos.

Un consenso será legítimo y fundamentará una norma moral legítima, cuando se respetan todas las normas de procedimiento.

      Habermas reformula el imperativo categórico Kantiano. La razón es dialógica, esto significa que no puede haber excluidos en la discusión, y que todos los argumentos deberán ser atendidos. La ética del discurso, como Habermas llama a esta propuesta que comparte en sus puntos fundamentales con Karl Otto-Apel, no aspira a delinear el contenido de las normas morales o los ideales de vida buena, sino a ejercer una función crítica y legitimar o no los acuerdos políticos, económicos sociales alcanzados dentro de cada comunidad histórica o entre las naciones. En este sentido se puede decir que es una ética procedimental o formal.

      La ética del discurso da pautas para que los sujetos y los pueblos en su variedad cultural puedan determinar lo que es bueno para todos sus ciudadanos mediante un debate abierto.

      El pensar se desarrolla en el diálogo. Aprender a pensar es aprender a argumentar y a confrontar con los argumentos de los otros.

      Lo más importante es poder llegar a fundamentar las normas básicas de convivencia desde esta racionalidad comunicativa, lo cual puede se entendido como los fundamentos éticos de una teoría de la comunicación.


Ética y responsabilidad

      A causa del gran avance científico-tecnológico, la ética ha adquirido en nuestra época nuevas dimensiones de responsabilidad . Esta problemática es analizada por Hans Jonas en su obra El Principio de responsabilidades. Este autor sostiene que la ética hasta ahora se aplicaba a la evaluación de la acción con un alcance inmediato. Tenía que ver con el aquí y el ahora, son situaciones concretas de los hombres tanto en la esfera pública como en la privada. La acción u omisión tenía que ver con aquellas personas que rodeaban al autor de un hecho y que se vieron afectadas por su acción. Pero no había responsabilidad por efectos posteriores no previstos.

      Hoy el hombre ha ampliado la esfera de su acción, ya que mucho de lo que hace traerá consecuencias para la vida futura de los seres humanos. Estamos hablando del impacto de la ciencia y la tecnología, tanto en el plano de la vida humana como en el de la naturaleza en general. La propuesta consiste en pensar un modelo ético que parta del impacto de la tecnología en la naturaleza, de modo tal que se pueda regular el costo futuro de las acciones.

      Porque, como sabemos, la tecnología está impulsada por el progreso constante, se supera a sí misma día a día, y su finalidad es lograr un mayor dominio sobre las cosas. Es un inmenso poder el que se está desplegando. Por esto, Jonas señala que si la esfera de la producción invadió el ámbito de la acción, la moral tendrá que penetrar el ámbito de la producción y concretarse en política públicas. Pensando fundamentalmente que no existen hoy día políticas públicas que legislen con miras al futuro, que tengan como sujeto de la ley a las generaciones futuras.

      Este modelo ético para del imperativo categórico Kantiano reformulado de la siguiente manera: "Obra de tal manera que tú quieras que lo que hagas permita seguir manteniendo la vida del planeta". La obligatoriedad estará puesta en que la acción que se realizará debe garantizar la continuidad de la existencia humana. Es importante poner el acento en los efectos que se desprenden de las decisiones que se toman. Esto significa que "no hay derecho a arriesgar la vida de las generaciones futuras a causa del progreso de la actual".

      A la ética le interesan el futuro previsible y el futuro remoto, del que también somos responsables. Las políticas públicas debieran estar orientadas a responder también por los intereses de los no nacidos aún y, en este sentido, de los que tienen poder.

      Entonces la ampliación de la esfera de la responsabilidad está dada porque la ética hoy nos exige

Responder por un acto del cual se es causa, o por su omisión;

R esponder ante los otros, es decir, por el poder que tenemos sobre los demás

R esponder por el futuro, por los efectos de nuestras acciones a largo plazo, en las generaciones por venir.

      Así, este imperativo, a diferencia del Kantiano, abre un horizonte temporal, exige pensar en "un futuro real previsible como dimensión abierta de nuestra responsabilidad".


Ética y derechos humanos

      En la ética contemporánea, los derechos humanos ocupan un lugar de importancia. Ellos son un conjunto de valores considerados universales y propios de todo ser humano. La Declaración Universal de los Derechos Humanos data del 10 de diciembre de 1948. La misma fue formulada por la Asamblea de las Naciones Unidas y está compuesta por treinta artículos en los que se reconocen internacionalmente un conjunto de valores universales expresados como derechos inalienables de todo hombre. El derecho a la vida, a la educación, al trabajo, a la propiedad individual, a la libertad de pensamiento, de conciencia y de profesar su religión y, además, a no ser torturado ni detenido arbitrariamente, son algunos de los más importantes de ellos.

      Si bien la conciencia de los derechos humanos ha crecido desde entonces, lamentablemente también han aumentado las formas de violación de los derechos humanos cercano a todos nosotros. Pero, como ejemplo contrario, debemos señalar la lucha por el reconocimiento y el respeto de estos derechos, realizada por la Asamblea Permanente de Derechos Humanos (A.P.D.H.). Los resultados de esa investigación fueron publicados en un libro titulado "Nunca más".


Problemas de ética aplicada

      El campo de la ética aplicada es sumamente vasto. Abarca problemáticas tales como ética y economía, ética y política, ética y educación, ética y medio ambiente, bioética. Este último es el campo que más difusión ha tenido debido a los temas que trata. La bioética es un saber interdisciplinario que reflexiona en torno de problemas referidos a la vida humana. En ella intervienen la filosofía, la biología, la medicina, el derecho, la religión, la economía, la política y la sociología.

      Esta nueva rama de la ética surge por los avances científico-tecnológicos en biología y medicina, y los nuevos interrogantes que éstos generaron. Los trasplantes de órganos, los progresos técnicos en la práctica de reanimación y del diagnóstico prenatal.

      También han iniciado los cambios en la práctica de la medicina generados por la creciente tecnificación de sus instrumentos. Unido a esto cabe señalar el surgimiento de un nuevo concepto de salud orientado a la prevención, el cual exige nuevas tareas, tales como planificación familiar, planificación del medio ambiente, nutrición. Así como también una concepción diferente del vínculo médico-paciente, basados en el respeto por la libertad y los derechos del enfermo, tales como el derecho de acceder a su historia clínica, a rechazar un tratamiento o a pedir compensación por una mala práctica. Este creciente progreso científico-tecnológico ha contribuido a extender la esperanza de vida del hombre, así como a mejorar su calidad de vida. Pero también ha generado problemas morales y de derecho ante lo que se considera un abuso de su aplicación, como por ejemplo el comercio de órgano, el alquiler de útero, la eutanasia, la eugenesia y la clonación, entre otros. La pregunta que se plantea es que si todo lo que puede ser hecho, debe hacerse (concepción liberal, en contra de la Moral Cristiana). La bioética trata de encontrar criterios racionales válidos para todo hombre, desde los cuales discernir que debe hacerse y que debe evitarse atendiendo a la dignidad de la vida humana y al respeto que ésta nos merece.


Recordando a algunos autores mencionados en este trabajo

GIANNI VATTIMO, es profesor de Filosofía en la Universidad Italiana de Turín. Es uno de los principales exponentes del pensamiento posmoderno, o del "pensamiento débil", como le gusta llamarlo. Ha escrito varias obras como, El fin de la modernidad, Las aventuras de la diferencia y Creer que se cree, entre otras. Visita nuestro país con frecuencia y ofrece varias conferencias.

JEAN FRANCOIS LYOTARD, es un filósofo francés contemporáneo, fallecido en 1998. Ha escrito: La condición posmoderna. Esta obra ha introducido, junto con algunas otras, el tema de la posmodernidad en la década del 80. Otras de sus obras son La posmodernidad explicada a los niños y Por qué filosofar.

JURGEN HABERMAS, nació en Dusseldorf en 1929. Fue un representante de la Escuela de Franckfurt. Sus obras más importantes son: Conocimiento e interés, Teoría de la acción comunicativa, Lógica de las ciencias sociales y El discurso filosófico de la modernidad.

HANS JONAS (1903-1993), nació en Monchengladbach (Alemania). Fue doctor en Filosofía. Se opuso al nacional-socialismo y emigró a Londres. Participó en la segunda guerra mundial, en la brigada judía del ejército inglés. En 1987 recibió el premio de la Paz de los Libreros alemanes. Murió en Estados Unidos. Una de sus obras más importantes es El principio de responsabilidad.

Conclusión personal-final

      Para encarar una verdadera formación integral se impone como conocimiento previo, el conocimiento de sí mismo, tanto en lo temperamental que es heredado, como de la utilización que el alma con sus tres potencias: inteligencia, conciencia y voluntad racional, realiza para encauzar dicho temperamento nocional, en un continuo perfeccionamiento que solo termina con la muerte. Todo esto para potenciar al máximo la Formación integral, que debe abarcar lo intelectual, los tres planos del conocimiento humano: ciencia, razón y revelación.

      Esta visión coordinada del conocimiento, lograda con las técnicas del SABER, donde predomina la concentración, debe volcarse en un SABER-HACER, en el cual predomina la ejercitación, hacia el SABER HACER-HACER, donde predomina el ejercicio del carácter para llegar al SABER SER: sentido ético moral de la vida, por el cual viéndonos tal cual somos, luchemos por ser mejores cada día, buscando gnoseológicamente el bien de la humanidad, el cual está sumergido en dificultades adversas, y que por lo expuesto anteriormente debemos aunar las fuerzas para ir construyendo una Patria Libre y Soberana, con valores fundados en la Familia y en la Sociedad toda.

      Todos somos responsables de este emprendimiento en el inicio del nuevo Milenio.


Bibliografía de consulta

Los Fundamentos de la Moral, Domingo M. Basso, O.P.; Centro de Investigación en Ética, 1990, Buenos Aires, Argentina.

Diccionario de Moral Cristiana, Karl Hormann, Biblioteca Herdel, Barcelona 1985.

El Valor de la Libertad, Antonio Millán-Puelles, Ed. Rialp, 1995, Madrid.

Filosofía Cristiana, José M. De Torre, Ed. Palabra, 1982, Madrid.

La Formación Integral, Prof. Mario Pedro Seijo, Ed. Ciencia, Razón y Fe, 1996, Buenos Aires.

Apuntes personales

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