ESTRATEGIAS PARA LA INTEGRACIÓN EN LA ECONOMÍA MUNDIAL 

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Amadou Lamine Dia

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INTRODUCCION GENERAL

En el transcurso de unos años se ha dibujado ante nosotros un nuevo mundo en que la movilidad del capital financiero y tecnológico es total, sin coste, sin plazos, sin control; en el que el peso de las empresas multinacionales que consideran el mundo como un mercado global crece sin cesar, y llega incluso a suplantar al de los Estados naciones; en el que, por último, los intercambios de productos se han liberalizado considerablemente, pues actualmente se intercambia cada día en los mercados financieros mundiales casi el equivalente de los bienes y la riqueza que se producen anualmente en un país como Francia (Mauroy, P. 1996) (1)

Todos estos fenómenos se resumen en una sola palabra: Globalización / Mundialización.

El concepto de mundialización es polisémico. Puede significar interdependencia, en un espacio mundo indiferenciado (Reich, R. 1993). Los modos de vida, la propia cultura, los modos de consumo, tenderían así a no ser más que las emanaciones del mercado y a uniformizarse bajo el mismo principio.

Sin embargo, el término se enfoca con demasiada frecuencia desde el punto de vista de una lógica de gestión de la organización y el crecimiento externo de las empresas en red (2).

El segundo enfoque de la mundialización se privilegiará, en el curso del comunicado, por dos razones esenciales:

* la proximidad de la definición propuesta con respecto a nuestra problemática;

* la empresa, motor del crecimiento, es el principal vector de la mundialización.

En efecto, las alternativas de desarrollo de la empresa son de dos tipos:

En primer lugar, la estrategia de penetración del mercado interior, que permite mejorar la posición de la empresa en su propio mercado -"aumento de la cuota de mercado"- pero choca con el problema de la estrechez de éste.

La estrategia internacional consiste en que la empresa esté presente en varios mercados simultáneamente. Esta segunda alternativa corresponde a la mundialización.

Esta mundialización es hoy en día sinónimo de temores, riesgos y desigualdades, pero podría ser portadora de esperanza y progreso.

La verdadera problemática del estudio es:

* ¿Qué relación hay entre la deslocalización de la producción industrial y la mundialización?

* ¿Cómo inciden éstas (oportunidades y amenazas) en los agentes económicos?

* ¿Cuáles son las nuevas responsabilidades de las empresas y del Estado nación?

El objetivo no es, en absoluto, dar respuestas acabadas y completas a problemas complejos, sino, simplemente, introducir un debate fructífero que permita entrever el siglo próximo con espíritu positivo.

El modo de actuar propuesto consiste en partir de la noción de la deslocalización de la producción industrial para confrontarla a la mundialización, y estudiar, en ese contexto, las responsabilidades de las empresas y del Estado nación.

 

LA INTERNACIONALIZACIÓN: DESLOCALIZACIÓN Y MUNDIALIZACIÓN

El proceso de internacionalización

El proceso de internacionalización de la empresa presenta, de hecho, tres aspectos: la exportación, la multinacionalización y la mundialización.

El primero de ellos es la exportación, que constituye la forma más antigua de internacionalización. Una producción localizada en un país exportador está destinada a satisfacer la demanda de un país importador. Esta forma de presencia de la empresa en el extranjero no es creadora de empleo, al menos en el país de acogida (país importador africano).

La multinacionalización (inversión directa productiva en el extranjero) es el segundo aspecto de la internacionalización. La empresa del país de origen se convierte, en ese caso, en multinacional (Vernon, R, 1976, Ohmae, K. 1991, Lafay, G. 1997) creando o comprando filiales productoras en el extranjero. Estas filiales productoras son autónomas y están estrictamente controladas en un sistema fuertemente estructurado y jerarquizado.

La deslocalización de la producción deriva de dos dinámicas divergentes: destrucción de empleos industriales en un país de origen de crecimiento débil y creación de empleos industriales en un país de crecimiento rápido (3, 4, 5).

Quedan muchas otras cuestiones importantes que se deberían analizar, como las relativas a las razones de la implantación en el extranjero, las formas de penetración y los conflictos de intereses entre países de acogida y empresas multinacionales.

Estas cuestiones complementarias se podrán debatir en pleno.

Por último, la mundialización constituye la forma más reciente de internacionalización. La sociedad mundializada deja de ser una "gran" empresa, pero tampoco es un mosaico de pequeñas empresas interdependientes con una visión general de integración de los espacios local y global, de la producción y la comercialización.

Las empresas multinacionales, convertidas en los principales vectores de la mundialización, favorecen así las transferencias de tecnologías y la difusión del saber, y al mismo tiempo se encuentran enfrentadas a los Estados naciones.

Las multinacionales realizan así los intercambios corrientes entre los mercados mientras que la mundialización financiera repercute en el funcionamiento de las economías nacionales. En ese juego mundial, la conexión entre espacios monetarios está garantizada por los tipos de cambio, cuyo papel es crucial para orientar la localización de las producciones y, por lo tanto, la creación de empleo en el conjunto del planeta.

La mundialización aparece, pues, como el estadio supremo de la internacionalización de la empresa, prolonga la multinacionalización y expresa el enfoque estratégico "de la geoeconomía en el mundo como sistema, como totalidad que se ha de organizar".

La mundialización exige un nuevo comportamiento al Estado nación y al ciudadano. De la misma manera, para garantizar su supervivencia y su desarrollo durable, la empresa debe adaptarse positivamente y practicar un ajuste permanente: nuevos métodos de gestión y de comercialización eficaz (6): ya no se trata de fabricar un producto de calidad para venderlo a un precio caro porque se está respondiendo a las exigencias de los mercados. En efecto, en vísperas del tercer milenio, la ecuación fundamental es cómo aliar la calidad con un precio competitivo, nueva exigencia del consumidor, que se ha ido convirtiendo en el rey del mercado. El éxito de las empresas mundializadas se explica, en gran parte, por su capacidad para resolver ese problema gracias a la deslocalización de la producción mundializada.

En efecto, en la economía de producción mundializada son pocos los productos con una nacionalidad determinada. Diversos elementos se producen de una manera más eficaz y a un coste inferior en lugares muy variados, y a continuación se combinan de muchas maneras para responder a las necesidades de los consumidores de diferentes lugares. El capital intelectual y financiero puede proceder de cualquier sitio e incorporarse instantáneamente (Reich, R. 1993).

Así, la lógica de la empresa mundo no coincide con la del Estado nación. En "La economía mundializada", Robert Reich lleva el razonamiento al extremo, pues considera que, al localizar la producción en diferentes países, la empresa sólo tendría en cuenta su propio interés. Por lo tanto, la noción de "sistema productivo nacional" tendería a disolverse en el seno de un único "sistema mundial" y el Estado nación sólo tendría a su disposición elementos de política macroeconómica: debería contentarse con conseguir que el territorio nacional resultara atractivo para el conjunto de las empresas, fuese cual fuese su origen.

A este respecto, resulta fundamental saber si la oposición entre la lógica de la empresa mundo y la del Estado nación no daría lugar al deterioro de esta última.

La respuesta es, evidentemente, negativa. En efecto, aunque la teoría de Reich es aclaratoria en ciertos aspectos, no por ello deja de ser caricaturesca. En realidad, se observa una nueva complementariedad entre el Estado nación y la empresa mundializada.

Los Estados naciones sobrevivirían a la mundialización y sus responsabilidades aumentarían. En la misma lógica, las empresas africanas gozarían de oportunidades.

 

Mundialización: oportunidades y amenazas

Las oportunidades: Los países africanos pueden salir adelante, pues la mundialización ofrece oportunidades para resolver la ecuación del paro.

A este respecto, en la mayoría de los países africanos los objetivos económicos están claramente indicados. Los principales son: crecimiento económico rápido, creación acelerada de empleo, mejores condiciones sociales para todos, integración rápida, equilibrio macrofinanciero y conservación del medio ambiente. Para alcanzarlos, resulta esencial que África pueda responder al reto de la competitividad y la mundialización.

La parte oriental de África puede desarrollar numerosos sectores de exportación, todos ellos grandes consumidores de mano de obra.

Turismo: Se puede aumentar el número de turistas si todo el sector trabaja de manera solidaria y se mantiene el crecimiento de la economía.

Pesca: Con los costes competitivos y las medidas de acompañamiento adecuadas, África podría mejorar su posición en el mercado internacional.

Confección de calzado: África juega con ventaja (sin restricciones de cuotas) y debería entrar en el mercado internacional en pleno desarrollo.

Salud: La creación de una industria importante de cuidados médicos internacionales podría ver la luz en África, pues las ventajas que ofrece el continente son numerosas: infraestructura turística, clima y localización privilegiados, especialistas de renombre internacional en algunos países.

África está especialmente bien situada en estos sectores y en otros, y puede sacar provecho de las posibilidades que ofrece la mundialización.

En otro orden de cosas, la deslocalización de las industrias con mano de obra (metalurgia, siderurgia, textil, mecánica, electricidad y electrónica) contribuye a la creación de empleo en las economías de desarrollo débil en que la mano de obra es barata. África podría resultar muy atractiva si se tienen en cuenta sus numerosas ventajas (calidad de la enseñanza, flexibilidad del empleo, carácter de los africanos).

Por otra parte, el siglo próximo se podrían crear numerosos empleos con el desarrollo de las nuevas tecnologías.

Actualmente ya están apareciendo nuevos empleos (optrónica, telemática, seguros bancarios, ofimática, robótica, teleporting, etc.) que podrán ejercerse en cualquier punto del mundo sin fronteras.

Las amenazas: La mundialización estimula el crecimiento de la productividad y el aumento de la riqueza. Sin embargo, la mundialización anárquica implica fatalmente la mundialización del paro, la pobreza y la exclusión social y la reducción de los derechos sociales a los más bajos niveles.

La paradoja de la mundialización es, precisamente, que genera nuevos empleos, pero también paro tecnológico. Actualmente, numerosos trabajadores especializados ocupan empleos para los que cuentan con un exceso de calificaciones, a menudo a tiempo parcial, sin seguridad y mal pagados.

El fin de los empleos vitalicios es una implicación social de la mundialización. Todo joven que consigue su primer empleo debe prepararse para cambiar de trabajo como mínimo dos veces en la vida, porque su actividad se quedará anticuada o deberá evolucionar.

La mundialización responde a una lógica de productividad y rentabilidad. Esta obsesión por la competitividad y la evaluación de los valores puede tener consecuencias sociales negativas. Si bien es cierto que la economía debe gestionarse con rigor y virtud, no debe olvidar al ser humano, sus capacidades, su misterio y su carácter.

Estos efectos negativos no son inevitables ni irreversibles. Al contrario, el pensamiento neoliberal opone a la mundialización la ideología del cambio social, que es un discurso adaptativo: el mundo cambia, hay que cambiar. Este discurso no carece de base. Es cierto que hay que adaptarse al mundo que cambia, pero eso no basta. Ante las estrategias de "cada uno obra para sí" y del "dejar hacer" y ante el poder de las empresas mundializadas, es necesaria una estrategia más ofensiva que defensiva. Podemos oponer el continuo ajuste de las empresas, los valores de la democracia política y la regulación económica y social.

 

RESPONSABILIDADES DE LOS ESTADOS NACIONES Y EMPRESA AFRICANA

 

Los Estados naciones y el sector privado africano tienen cada uno una partitura que tocar en el concierto de la globalización del mercado mundial de la economía.

 El Estado nación

La intensificación de la crisis y la mundialización han vuelto a plantear sus desafíos al Estado.

El Banco Mundial, en su informe sobre el desarrollo en el mundo en 1991, preconiza un papel más importante del Estado nación.

 

Las nuevas responsabilidades

Además de sus misiones tradicionales, el Estado nación tiene nuevas responsabilidades: la regulación económica y social para hacer frente a las fuerzas centrífugas de la economía mundo que están destruyendo las relaciones entre los ciudadanos:

Combatir la pobreza y la marginación social

* Tener en cuenta las demandas sociales, los imperativos y las condiciones de un desarrollo humano durable y solidario

* Velar por el respeto de los derechos humanos

* Crear un marco atractivo que permita la competitividad de la economía africana.

Las reformas que se han emprendido en muchos países deberán reforzarse y completarse, privilegiando en especial el desarrollo del sector privado y las asociaciones de empresas.

Sin embargo, el campo de la regulación económica y social debe superar el marco estricto del Estado nación y ampliarse para resultar más eficaz. En efecto, por un lado todavía no existe un poder político mundial capaz de imponer a las multinacionales unas políticas sociales y medioambientales mínimas, y, por otra parte, los Estados naciones no tienen fuerza suficiente como para enfrentarse a las empresas mundializadas.

Por lo tanto, la cooperación subregional, regional e incluso mundial de los Estados naciones se impone para hacer de contrapeso al poder de las empresas mundializadas (8, 9).

 

La cooperación de los Estados naciones

Con el nuevo dato de la "mundialización", el reajuste de las opciones estratégicas de África se ha convertido en una necesidad. Hay que comprender en este sentido la creación de la Unión Económica y Monetaria del Oeste de África (UEMOA). En efecto, entre sus orientaciones fundamentales, el tratado de la UEMOA concede una importancia especial a la armonización de las legislaciones y las normas jurídicas, contables, financieras y económicas de los Estados naciones miembros, así como su compatibilidad con las prácticas internacionales para introducir mejor la UEMOA en la economía mundo. Por otro lado, basa la integración económica en la promoción del sector privado.

La integración en la UEMOA se presenta, pues, como una estrategia cuya finalidad es ofrecer a los Estados naciones y a las empresas un espacio que les permita beneficiarse de las economías de escala así como de una mayor eficacia en materia de producción e intercambio (10).

La puesta en marcha del proceso de integración pasa por la creación de un marco contable y fiscal (SYSCOA), de un marco jurídico (OHADA) y de un marco financiero y monetario (BRVM).

Esas grandes decisiones económicas, fiscales, contables, financieras y monetarias prueban, como mínimo, tres cosas:

* El compromiso y la voluntad de los dirigentes africanos de sacar a sus países del subdesarrollo

* El deseo de conseguir la integración de los Estados naciones para salir del aislamiento económico

* La toma de conciencia del fenómeno de la mundialización y la necesidad de cambiar el modo de funcionamiento de las empresas para que aumenten su eficacia y su rentabilidad.

Sin embargo, esas medidas plantean dos dudas importantes:

* ¿Son suficientes las nuevas disposiciones para conseguir el desarrollo?

* La reacción de los Estados naciones africanos, ¿no deriva de un reflejo de "seguidor" en lugar de constituir un comportamiento de "líder" o de "candidato estratégico" en el ámbito internacional?

Remito estas preguntas complementarias al debate general para pasar a abordar las responsabilidades de las empresas.

 

La empresa

Con la globalización de la economía se impone el ajuste de las empresas y, en especial, el de las pequeñas y medianas empresas (PYME). Serán necesarios importantes esfuerzos a escala regional y mundial.

A escala regional

Los ejes que se han de privilegiar para garantizar el anclaje en la economía mundial tratan de los siguientes aspectos:

* Formación de recursos humanos: Este eje permite colmar las necesidades de personal cualificado para los oficios del siglo XXI.

* Innovación e investigación y desarrollo, en especial en el ámbito de la producción de procedimientos y servicios, patentes, información y comunicación. Estas medidas son indispensables para que crezca la productividad de las PYME y, al mismo tiempo, permiten que éstas accedan a una parte del mercado internacional.

* Apertura a las joint-ventures y a las asociaciones entre empresas. Ello permite valorizar el capital-confianza, acceder a nuevos mercados y compartir costes en la adquisición de propiedades conjuntas (recursos, beneficios, empresas mixtas).

* Estrategias de conquista de los mercados exteriores. La internacionalización de la empresa responde a la lógica de la mundialización. Sin embargo, no todas las PYME pueden ir a la conquista de los mercados de exportación, aunque no se haya establecido una correlación entre el tamaño de la empresa y el comportamiento internacional (11). A las PYME africanas les resulta esencial una preparación estructurada para que aumenten sus oportunidades de éxito en el mercado internacional (12).

Cuando una PYME decide exportar, ha de ser capaz de fabricar el mejor producto con ventajas competitivas y vender con beneficios. De hecho, la decisión de exportar es esencialmente comercial. En virtud de dicha decisión, la PYME ha de elaborar una estrategia de comercialización que aporte soluciones a los siguientes problemas fundamentales:

* ¿Qué productos vender, y en qué mercados?

* ¿Qué precios aplicar?

* ¿Qué redes de distribución utilizar?

* ¿Qué política de comunicación seguir para captar a los consumidores extranjeros?

 

A escala mundial

África importa anualmente más de 40 billones de francos CFA en bienes y servicios, y representa un potencial importante para la empresa privada.

El África francófona, que por sí sola absorbe el 20% del comercio mundial, ofrece un mercado floreciente y accesible.

 

Desarrollo de las alianzas Norte-Sur

Para acceder al mercado globalizado de la economía mundial, las empresas africanas francófonas han de dotarse de herramientas innovadoras y desarrollar alianzas estratégicas con las empresas del norte del tipo joint-ventures, asociaciones tecnológicas o empresas mixtas.

Entre esas herramientas ocupan un lugar importante los medios de acceso rápido a una información abundante, pues la información es una fuente de poder, y las empresas han de entenderlo. Las empresas más competitivas serán las que sepan descifrar a tiempo la información y deducir de ella las nuevas tendencias del mercado internacional en constante evolución.

El fenómeno de la globalización tiende a suprimir las fronteras. El resultado inmediato es la competencia entre todas las empresas, con nuevas necesidades de empleo y producción.

En ese orden de cosas, las PYME africanas deben aceptar el desafío si no quieren desaparecer. También deberán luchar por conservar un alma humana que compense un universo cada vez más mecanizado, uniforme y robotizado. Aunque se puede adivinar que ciertas PYME se orientarán hacia la economía mundial, resulta más difícil prever si estarán preparadas psicológicamente.

 

CONCLUSIÓN GENERAL

La mundialización es, en definitiva, un fenómeno que hay que considerar con serenidad y lucidez, pero también con un gran rigor, pues impone al mismo tiempo restricciones en el comportamiento y oportunidades que hay que saber aprovechar.

Los partidos Socialistas de esencia socialdemócrata son los que están mejor preparados política, ideológica y técnicamente para gestionar el cambio y el ajuste estructural permanentes necesarios para aceptar el desafío de la mundialización y combatir el desempleo. En efecto, la fuerza del socialismo democrático se debe, precisamente, a su capacidad de sintetizar todos los factores que concurren en el desarrollo armonioso del hombre y en el porvenir solidario de la humanidad (Dieng, O.T. 1997) (13).

 

BIBLIOGRAFÍA

(1) MAUROY, P. (1996) : Mondialisation et future coopération UE-ACP. Discours au Congrès de l'Internationale Socialiste, 8-11 sept., New-York.

(2) PORTER, M. (1992): "Choix stratégique et concurrence", Paris, Economica.

(3) VERNON, R. (1976): "Le cycle de vie international de Produit", Revue Française de Gestion, Mai-Juin, Juillet-Août, p. 111-125.

(4) OHMAE, F. (1991): "L'entreprise sans frontière", McKinsey, Paris Inter-Editions, p. 309.

(5) LAFAY, G. (1997): "Comprendre la mondialisation", Paris, Economica.

(6) KEAGAN, W.J. (1989): "Global Marketing Management", Prentice Halls, Englewoods Cliffs, p. 782.

(7) REICH, R. (1993): "L'économie mondialisée", Paris Dunod.

(8) OHAME, K. (1985): "Le Triade", Paris, Flammarion.

MATTELART, A. (1997): "Mondialisation: la culture globale entre rêve et cauchemar", Universités, vol. 18, n. 1, Mars.

(9) UNAL-KESENCI, D. et LAFAY, G. (1993): "Repenser l'Europe", Paris, Economica.

(10) KASSE, M. (1991): "Le développement pour l'intégration", NEAS-DAKAR.

(11) JOFFRE, P. (1984): "Le mythe de la taille dans le comportement international des PME", Revue SEDEIS, n. 13 du 15 mars.

(12) DIA, A.L. (1982): "L'exportation, un impératif pour les entreprises sénégalaises", CICES-DAKAR.

(13) DIENG, O.T. (1997): "Les défis démocratiques et humanitaires; la réponse de la social-démocratie", Discours tenu à la réunion du comité Afrique de l'Internationale Socialiste, Juillet, Dakar.

(14) S.Y.S.C.O.A.: "Système Comptable Ouest Africain"

O.H.A.D.A.: "Organisation pour l'Harmonisation du Droit des Affaires"

B.R.V.M.: "Bourse Régionale des Valeurs Mobilières"

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