SOBRE EL ESTADO

archivo del portal de recursos para estudiantes
robertexto.com

enlace de origen
Iñaki Gil de San Vicente
La Haine - [17.05.04]  

IMPRIMIR 

EL ESTADO EN EL CAPITALISMO ACTUAL

AUTONOMIA REPRESIVA DE LOS ESTADOS

SISTEMA REPRESIVO ESTATAL

LA EXPERIENCIA VASCA

POSIBLES APORTACIONES VASCAS

 

EL ESTADO EN EL CAPITALISMO ACTUAL:

1. Inicialmente los Estados se bastaban por sí mismos para el impulso económico y el mantenimiento del orden, fundamentalmente, siempre que no estallasen grandes revueltas, pero conforme se mundializaban las contradicciones necesitaban ayudarse unos a otros para mantener el sistema. Las guerras intercoloniales e interimperialistas no hacen sino elevar esa dialéctica a desarrollos más altos hasta llegar a la situación presente. A la vez aparecían Estados republicanos, monárquicos y una amplia gama intermedia, pero lo decisivo era su obsesión por facilitar la producción generalizada de mercancías, fenómeno nuevo en la historia humana. Sus diferencias particulares la explica la ley del desarrollo desigual y combinado analizando las fuerzas económicas de las grandes guerras que desde el siglo XVI asolaron Europa y que impulsaron las tres grandes reordenaciones interestatales. A cada una de esas reordenaciones le corresponde una forma específica de Estado dominante y hegemónico, una forma de capitalismo y una forma de burocracia estatal adecuada a las dos formas anteriores.

2. A finales de los ’80. Todos los Estados europeos adolecían de serias dificultades en el sistema Taylor-fordista, en el sistema keynesiano, en el sistema legitimador y en el sistema militar, lo que daba forma a una crisis estructural del capitalismo al presionar desde dentro una prolongada caída de la tasa de beneficio. Pero la solución no era ya el medio por excelencia usado de siempre en esos momentos por todas las burguesías: la guerra, por razones obvias. Así que varias burguesías europeas, fundamentalmente la alemana y francesa, empezaron a presionar con tres medidas: ataque al Trabajo, moneda europea y expansión primero al suroeste y luego, a partir de la implosión de la URSS, al este europeos. El Tratado de Maastricht sancionaba el paso cualitativo en esta cuarta reordenación europea, que tiene otro paso crucial con la Constitución.

3. Maastricht es otra muestra de los cambios mundiales del capitalismo que no anulan su esencia, le añaden nuevas características y le quitan las obsoletas Este modo de producción ha pasado por la fase de acumulación originaria de capital, la comercial y colonial, la industrial e imperialista, y ha entrado en otra nueva. Cada una ha adquirido formas diferentes según las áreas en las que se ha desenvuelto, y cada una ha exigido su adecuada forma estatal. En sus orígenes, los Estados mantenían muy fuertes dependencias con los restos absolutista tardo-feudales e incluso con los de refeudalización tardía que se dieron en el este, pero se ha impuesto el Estado burgués independientemente de sus formas: nazifascismo, militarismo, bonapartismo, monarquía autoritaria, monarquía constitucional, repúblicas en todas sus gamas...

4. Las grandes transformaciones estatales pueden ser sintetizadas así: primera, la cesión de parte de sus atribuciones económicas anteriores porque el proceso de valoración del capital se ha mundializado y europeizado, los precios son ya casi en su totalidad precios a escala mundial, sobre todo en las cuestiones cruciales como las energéticas, alimentarias, tecnológicas, y de la fuerza de trabajo en especial. Frente a esto, los Estados medianos e incluso muchos de los grandes no pueden hacer.

5. Semejantes fuerzas expansivas han creado diversas organizaciones privadas, desconocidas para el gran público como la Comisión Trilateral, menos conocidas como G-7, Davos, etc., y otras más conocidas, como la OMC, el FMI, el BM, etc. Muy pocos Estados pueden desoír sus “consejos” --seguramente sea la China Popular el único que puede hacerlo y lo hace-- y no se entiende qué son los Estados olvidando estas organizaciones exclusivamente burguesas. Además, la mundialización está también impulsada por las grandes corporaciones y transnacionales, muchas de las cuales, alrededor de 200, son verdaderos poderes autónomos cuando no independientes, con sólidos lazos internos entre el capital financiero, el industrial y el comercial.

6. Segunda, el excedente de fuerzas productivas dentro de los Estados es tal que sus mercados aislados no pueden consumirlos. Los mercados estatales han sido superados, agudizando un límite irresoluble que nace de la contradicción expansivo/constrictiva inherente a la definición simple de capital. No hay salida a este límite y las guerras interimperialistas fueron intentos desesperados para superarlo transitoriamente. También lo es la actual cuarta reordenación europea. El capitalismo mundial se asfixia bajo una montaña de mercancías que no se venden y la humanidad se muere de hambre en medio de la abundancia, y de enfermedades en medio de la poderosa industria burguesa de la salud. Solamente EEUU y la UE dentro de un tiempo, cuando engulla a la exURSS, pueden por ahora consumir más de lo que producen.

7. Tercera, ciertas burguesías impulsan organismos internacionales más pequeños que los grandes arriba citados, pero que también reducen las competencias estatales. Las más estudiadas son algunas económicas y militares, sobre todo la OTAN y el creciente debate sobre un euroejército para la eurorrepresión y el euroimperialismo; pero se olvidan otras dedicadas no sólo a la represión selectiva y preventiva, que las hay y muchas, sino también a la resolución de tres problemas cruciales en el capitalismo actual: la explotación, opresión y dominación de la fuerza sexo-económica de la mujer, que produce alrededor del 60% del PIB mundial; el silenciamiento y/o tergiversación de la “segunda contradicción del capitalismo”, la que le enfrenta irreconciliablemente con la Naturaleza por la simple objetividad de las leyes de la Termodinámica, y, tres, el falseamiento de las causas de las resistencias y guerras de liberación de los pueblos, criminalizándolas para justificar toda serie de agresiones imperialistas.

8. Cuarta, sobre estos problemas intervienen múltiples organizaciones internacionales que van desde alianzas tácticas de las religiones patriarcales contra la mujer, hasta grupos de propaganda en defensa de occidente y su forma de vida, pasando por instituciones supuestamente científicas que dan datos falsos sobre la crisis medioambiental, sin olvidar a ONGs e instituciones “humanitarias” de todo tipo. Dentro de los Estados también funcionan estas u otras idénticas, con las que están conectadas, algo parecido a los fractales, siempre relacionadas de un modo u otro con aparatos estatales. Lo decisivo es que muchas grandes corporaciones capitalistas invierten sumas inmensas en ellas, sobre todo las educativas y religiosas para entender la industria de los audiovisuales.

9. La privatización de la enseñanza y el poder de la industria político-propagandística se imponen ya a Estados medianos, y presionan a los fuertes para que también avancen en esas desregulaciones tan nocivas. Como resultado de todo ello, asistimos a la privatización de la cultura sólo accesible a una minoría rica y dominante, mientras que las masas trabajadoras y sobre todo las naciones oprimidas son embaucadas con una culturilla alienante y consumista, simple mercancía de espectáculo sensacionalista y sexista. Los Estados burgueses necesitan cada vez más de esa alineación y establecen pactos con la industria político-mediática que la fabrica en serie.

10. Quinta, las fracciones financiero-industriales de las burguesías europeas más poderosas establecen alianzas hegemónicas por encima de las fracciones burguesas más débiles de sus propios Estados. Las hermanas fuertes se comen a la débiles en un despiadado canibalismo que siempre ha sido una práctica burguesa. Las condiciones actuales agudizan aún más las necesidades de las más poderosas para comerse a las más débiles y la concentración y centralización de capitales, que es el motor del canibalismo, está lanzada a velocidad.

11. La actual unificación capitalista de Europa es incomprensible sin el férreo imperativo de la centralización y concentración de capitales dirigida e impuesta por las fracciones financiero-industriales de las burguesías más poderosas contra tres víctimas, por este orden: el Trabajo en Europa y dentro de éste el aportado por las naciones y pueblos oprimidos, los pueblos del Tercer y Cuarto mundos y las burguesías débiles de Europa. Tales alianzas se plasman en las nuevas atribuciones centralizadas en Bruselas, Estrasburgo, Frankfurt, etc., así como en los proyectos económicos, políticos, militares, tecnológicos, culturales, etc. El caso británico es paradigmático, mucho más que el alemán y el francés.

12. Sexta, las limitaciones de los sistemas represivos, tema que luego desarrollaremos más extensamente, hacen que los Estados también cedan atribuciones propias. Bien es verdad que siempre ha existido una especie de internacionalismo represivo burgués, innegable desde finales del siglo XVIII, pero ahora alcanza características superiores sobre todo cuando los Estados se enfrentan a organizaciones armadas asentadas y, en especial, cuando éstas pertenecen a pueblos oprimidos. La colaboración de los servicios secretos estatales es permanente, pero va dando saltos cuando los sistemas represivos son desbordados por los avances populares. Un ejemplo definitivo lo tenemos en la interacción e legal e integración práctica de las policías española y francesa, que pueden ya operar con todo su equipo en el interior de otro Estado, es decir, se ha creado un territorio bi-estatal, controlado por dos Estados que oprimen al mismo pueblo, a Euskal Herria.

13. Séptima, las envejecidas burguesías medias comerciales e industriales de la fase anterior del capitalismo saben que no tienen otra salida que la UE, que han de aceptar los cambios impuestos por las hermanas poderosas, o ser devoradas por estas. El caso italiano es contundente. Pero los aceptan presionando en la medida de sus fuerzas. Aparece así una de las características sustanciales del Estado en cuanto área en las que las burguesías más débiles pueden resistir hasta cierto límite las presiones de las fuertes. El Estado es, por un lado, el instrumento de toda la clase burguesa; por otro lado, el instrumento de sus fracciones más poderosas y, por último, tiene una autonomía relativa que en determinadas coyunturas puede beneficiar a los sectores menos poderosos e incluso a sectores populares sin romper en modo alguno con la lógica burguesa. Recordemos a Bismark, a Roosevelt, etc.

14. Octava, la autonomía relativa de los Estados para arbitrar entre las fracciones burguesas es una de las características anteriores más sometidas a presiones. Se mermará en las cuestiones expuestas pero no desaparecerá definitivamente porque el capitalismo necesita una mínima autonomía para el juego de las alianzas políticas entre las fracciones burguesas y, para embaucar a estas clases oprimidas con la apariencia de “democracia”.

15. Un Estado controlado directa, total y descaradamente por la fracción más poderosa de la burguesía sería al poco tiempo ineficaz para la propia función del Estado: ampliar la acumulación de capital, por lo que estas fracciones prefieren ceder parte del poder político a algún militar, dictador o líder civil que se encargue del control mientras monopolizan poder económico. Así ha sucedido bastantes veces, cuando la fracción industrial y financiera ha dirigido desde las sombras diversos gobiernos y hasta dictaduras. En muchas de estas experiencias, la autonomía del Estado ha sido reforzada por el apoyo religioso, por la prensa, etc., que han jugado un papel clave.

16. Las transformaciones que hemos visto permiten a estas fracciones dirigir desde la trastienda el proceso de la UE y el de sus propios Estados, interviniendo manifiestamente sólo cuando sus intereses encuentran una resistencia superior a lo tolerable por ellas. El eje Berlín-París, que se alarga o ramifica con otras ramas según las necesidades concretas, es uno de tantos instrumentos conocidos a disposición de esas fracciones. Otro es el de su dominio casi monopolístico de la industria político-mediática --léase “prensa”-- lo que le permite dirigir y manipular la llamada “opinión pública”.

 

AUTONOMIA REPRESIVA DE LOS ESTADOS

17. Hoy las dificultades objetivas para la realización del beneficio son superiores a las existentes en fase anteriores, lo que explica que, en contra de la propaganda burguesa, exista un innegable y necesario aumento del intervensionismo estatal en la producción y, sobre todo cada vez más, en la reproducción de las condiciones de producción. La burguesía multiplica sus intervenciones para controlar en la medida de lo posible las crisis parciales que tienden a unificarse en una crisis total: la caída de la tasa de beneficio, la sobreacumulación, el subconsumo y la no correspondencia entre el sector de bienes de producción y el de bienes de consumo, a las que se une la crisis de incompatibilidad entre el capitalismo y la Naturaleza, o “segunda contradicción” de este modo de producción ya que la “primera” es la contradicción entre el desarrollo de las fuerzas productivas y el desarrollo de las relaciones de producción.

18. El Estado, y otras instituciones, tiene pues tres prioridades: evitar que cada subcrisis aumente por su cuenta; evitar que se coordinen y que se fusionen en una crisis estructural y, sobre todo, evitar que las clases oprimidas tomen conciencia sociopolítica no solamente de los sufrimientos que acarrean sino especialmente de sus causas sociales e históricas, nada místicas ni sobrenaturales.

19. La autonomía estatal se va a mantener en cuestiones vitales para el orden burgués a pie de suelo, entendiendo por orden todo el sistema de control necesario para que, sobre todo, se garantice la reproducción de las condiciones de producción. Debemos insistir en esta exigencia que, como hemos dicho, se agrava conforme el capitalismo avanzan en sus contradicciones.

20. Sin entrar ahora al debate periódico sobre el derrumbe del sistema, sobre su senectud, sobre su adaptabilidad, etc., debate que se reabre necesariamente en cada crisis estructural, hay que remarcar la objetividad histórica de la tendencia ascendente al aumento de las dificultades de la reproducción ampliada del capital. Para contenerla e intentar revertirla, la clase dominante tiene varios recursos pero todos ellos pasan obligatoriamente por el Estado y por el mantenimiento adaptativo de su autonomía relativa.

21. Facilitar la reproducción exige que el Estado preste mayor atención además de a las medidas antes vistas, también a los mecanismos de alineación, subsunción, orden, control, vigilancia y represión, que están dentro de la identidad sustantiva de la democracia burguesa. Los Estados débiles, medianos y secundarios piden ayuda a los grandes y dominantes para mejorar estos recursos, haciendo concesiones y dejaciones importantes. Garantizar la reproducción ante todo exige mantener la presencia inmediata, presente y permanente, del Estado concreto en el espacio geoproductivo y reproductor que hay que controlar, vigilar y reprimir.

22. Sin embargo, las izquierdas europeas han prestado poca o muy poca atención a estas estrategias y tácticas, minusvaloradas la mayor parte de las veces mientras que se sobrevalora la efectividad de los instrumentos parlamentarios y de integración. Por lo general, a lo máximo que se ha llegado ha sido a hablar del par consenso/coacción. Es cierto que este par actúa en la realidad, pero más cierto es que, de un lado, sus limitaciones aumentan cuando crecen las dificultades para mantener el orden; por otro, menosprecia la terrible efectividad de las fuerzas inconscientes e irracionales; además, tiende a sobrevalorar la eficacia de los sistemas de control distante o (tele)control y, por último, no tiene en cuenta la verdadera y total implicación del Estado en la represión y no sólo en la coacción.

23. Como veremos, todo (tele)control tiene sus límites insalvables porque, al final, no está materialmente presente en el espacio en el que los sujetos explotados deben someterse a las disciplinas de la explotación. Al final, en el momento crítico de arrodillarse o no, sólo la presencia física de la represión, sea preventiva, amenazante y coactiva, o fáctica, asegura el sometimiento del Trabajo al Capital. La autonomía estatal se adapta a estas prioridades, como también lo hace la democracia burguesa realmente existente.

24. Una de las funciones de la autonomía estatal es la de mantener una efectiva interacción práctica entre sus propios aparatos con otros paraestatales y extraestatales. Nunca el Estado ha podido cumplir perfectamente todas las funciones requeridas y siempre ha necesitado de otras instituciones más o menos privadas --iglesias, educación y sanidad, asociaciones de empresarios, centros de estudios sociopolíticos y económicos, seguros, etc.,-- que funcionan a su lado con diversa proximidad.

25. Son cada vez más necesarias porque aumentan el control burgués más allá de los límites del Estado logrando que ese control pase desapercibido al no ser realizado estatalmente. Su buen funcionamiento exige su propia autonomía pues de lo contrario saldría a la luz su conexión con el Estado, que debe a su vez ser capaz de distanciarse de los intereses particulares de tal o cual fracción burguesa permitiendo que esas instituciones paraestatales y extraestatales actúen relativamente a su aire, siempre dentro de la ley y del interés del sistema.

26. La tendencia objetiva al aumento de las dificultades de la realización del beneficio y de la acumulación ampliada, exigen que la burguesía aumenten los mecanismos de orden necesarios. La necesidad objetiva a la mercantilización de todas las cosas, característica genético-estructural del capitalismo, invade ya lo privado, cotidiano e íntimo, degradando al nivel de mercancía hasta los sentimientos humanos. Se trata de obtener beneficio de todo, no dejar nada fuera del mercado. Pero esto termina aumentando las resistencias pasivas y defensivas de las gentes y, luego, las activas y ofensivas.

27. Los datos disponibles indican el aumento del malestar psicosomático; el aumento de las resistencias difusas a las nuevas explotaciones y, la posibilidad de que la resistencia difusa se vaya concretando. No podemos analizar ahora las relaciones de estas tendencias con los resultados electorales. Además, la mercantilización total viene agravada por el poder omnívoro del capital financiero que lo mide todo en base al dinero. Así se explica que el Estado multiplique su intervensionismo y facilite la acción de grupos paraestatales y extraestatales, bastante más aptos para penetrar con sus finos tentáculos en los recovecos de la vida cotidiana de las gentes, en donde se incuba el malestar social latente.

28. La totalidad del funcionamiento capitalista cotidiano está organizada para asegurar la explotación del Trabajo por el Capital. No existe nada, ni lo más íntimo y aparentemente personal de la cotidianeidad, que pueda creerse libre de la efectiva intimidación visible e invisible de las disciplinas inherentes a y para la explotación objetiva. Es la “sorda coerción del capital”, los mecanismos invisibles que funcionan diariamente manteniendo el orden, la obediencia y el miedo. Asumiendo el riesgo de simplismo, por represión entendemos la totalidad de recursos que mantienen el poder establecido, desde los psicológicos y afectivos, hasta la brutalidad militar y policial, pasando por un sin fin de otros instrumentos.

29. El capitalismo se caracteriza por tener una identidad represiva que le diferencia de otros modos de producción, pero cada capitalismo concreto, cada Estado, aplica esa identidad común con diferencias propias, haciendo más hincapié en unas o en otras. Por ejemplo, el Capital explota al Trabajo en una democracia burguesa desarrollada del euroimperialismo, y también en un régimen presidencialista de Estado débil, colonizado y peón de grandes corporaciones extranjeras.

30. En unos países, los sistemas extraestatales y paraestatales de control social y represión son muy efectivos, pero en otros no tanto, teniendo que intervenir directamente el Estado sin ninguna mediación. En la Unión Europea, por ejemplo, sufrimos la dialéctica entre la eurorrepresión general diseñada en Schengen, Trevi, etc., y su aplicación concreta en cada Estado. Lo mismo vale para el resto de medidas sociales estatales y/o de asociaciones privadas que deben integrarse en nuestro uso de “represión”. Sin los Estados no funcionaría esa dialéctica vital porque no existiría mediación alguna entre lo general y lo particular.

31. Una diferencia substancial entre el capitalismo y modos de producción anteriores radica en que mientras en éstos la coerción pública jugaba un papel central en la apropiación privada del excedente, en el capitalismo va unida a otros mecanismo alienadores que juegan un papel prioritario en muchos momentos. La especificidad de la explotación capitalista se basa en la ficción ideológica de que el trabajador es una “persona libre” que establece un “contrato libre” con otra “persona libre” que casualmente es el capitalista.

32. El trabajador sólo tiene su fuerza psicosomática de trabajo y debe venderla al capitalista si no quiere caer en la indigencia o morirse de hambre. La burguesía necesita ocultar esta inhumana situación objetiva tras un velo subjetivo e ideológico que no es otro que la falsa conciencia necesaria. Falsa porque no corresponde con la realidad objetiva; conciencia porque el sujeto cree sinceramente que es verdad, y necesaria porque el capitalismo la impone desde la primera infancia y no hay posibilidad de desvelarla y superarla sino es mediante la praxis revolucionaria. Existe así una visión invertida y mistificadota, ideológica, de la realidad que hace creer a la mujer que es igual al hombre, al negro igual que al blanco, a la nación oprimida igual a la opresora, al proletario igual al burgués, etc.

33. La presión estatal aumenta cuando no basta ya la alienación y falsa conciencia necesaria. El (tele)control social flexible logra que la gente se crea más libre cuando en realidad está más controlada y hasta orientada y guiada en sus pensamientos y actos “libres”. Tele quiere decir a distancia, que no se ve ni se siente de cerca. Control social quiere decir que estamos socialmente controlados pese a que creamos no estarlo; y flexible quiere decir que se tolera una reducida opción al sujeto para que elija esta o aquella moda, cuando de facto están previamente impuestas por el sistema, que las ha pensado y diseñado para presentarlas en el mercado de las modas costumbristas e ideológicas pasajeras y con obsolescencia programada incluso.

34. Cada uno de los tres componentes es necesario para que los otros dos funcionen perfectamente, y para que lo haga el sistema entero. El (tele)control social flexible es una base vital de la actual democracia burguesa porque le garantiza la apariencia de libertad; la efectividad del control impositor; la invisibilidad del Estado y de sus aparatos, desde el militar hasta el educativo, pasando por el tecnocientífico, etc.; y la movilización de masas alienadas en defensa del poder en las elecciones y muy especialmente en momentos cruciales. Actos racistas, machistas, autoritarios, reaccionarios, aparentemente espontáneos, no dirigidos y hasta casuales, en realidad muestran la efectividad práctica del (tele)control social flexible.

35. Tampoco este instrumento es definitorio por sí mismo ni con la ayuda de la alineación y falsa conciencia necesaria. Más temprano que tarde necesita del soporte del control social especializado, más selectivo y bastante menos flexible, mucho más cercano, inmediato y presente como el control social que colectivos pertenecientes al Estado y a las instituciones paraestatales y extraestatales, e individuales, realizan porque es su función o su personalidad reaccionaria, racista, machista. Decenas de miles conservadores y autoritarios frecuentemente organizados paraestatal o extraestatalmente, controlan a diario a colectivos sociales e individuos peligrosos para el orden y necesarios para la explotación y el beneficio.

36. Aunque el control social especializado es tarea estatal, cada vez más es realizado por otras instituciones y colectivos: sanidad privada que controla el absentismo laboral; listas negras y de morosos; empresas de obtención de datos privados para cualquier uso posterior; detectives y empresas de seguridad privada, etc., que se mueven con peligrosa impunidad. La tecnología del espionaje privado y la concentración y centralización de datos anodinos e insustanciales en aislado, aumentan la efectividad de estos grupos que no dudan nunca en ceder sus descubrimientos al Estado o a otros colectivos.

37. Tampoco el control social especializado resuelve por sí mismo los problemas de orden. La resolución última depende de la represión material, desde luego, pero ésta exige disponer de datos e informaciones concretas que se obtienen gracias al control social y las vigilancias policiales. Hablamos en plural porque es más correcto pues el Estado se dota de cuantas policías necesita según los diferentes problemas, pero su centralización estratégica y táctica se realiza en marcos estatales muy restringidos e incondicionales a la clase dominante.

38. Las vigilancias policiales van desde los niveles más bajos y sencillos hasta los servicios secretos especializados, pero su función es la misma: encontrar datos que faciliten la posterior represión. Hay vigilancias internas al propio Estado, a los políticos más encumbrados, para asegurar la estanqueidad de las decisiones y combatir las traiciones, y para garantizar la supremacía de la fracción dominante de la burguesía.

39. El objetivo crucial es vigilar a las fuerzas revolucionarias para saber de sus acciones, fuerzas y debilidades. La vigilancia busca datos para la represión física inmediata, y a la vez para la manipulación ideológica y la lucha teórico-política, sin confundir ambas, para provocar discrepancias internas que acaben en escisiones y rupturas, etc.

40. Especial atención ha dado siempre la burguesía, a la manipulación ideológica y a la lucha teórico-política contra las izquierdas, lo que le ha exigido dedicar esfuerzos especiales para la obtención de informes internos de los que extraer objetivos de ataque. Nada de eso se puede lograr con una policía política ignorante o atrasada, y sin una cuadra de funcionarios-intelectuales dedicados a la elaboración de propaganda ideológica y teórico-política especializada en el desprestigio de las izquierdas y, también, en la legitimación de la represión posterior.

 

SISTEMA REPRESIVO ESTATAL

41. Periódicamente, la sociedad burguesa es convulsionada por luchas que niegan el derecho burgués a su propiedad privada de los medios de producción y el derecho burgués a su apropiación individual del excedente social. Entonces se confirma la esencia criminal del Estado más “democrático” que supura terror y dolor por todas partes. Antes, el Estado ha intentado aplicar represiones selectivas contra las izquierdas más peligrosas, buscando con sus golpes que los sectores cercanos se paralicen por la ansiedad, la angustia y el miedo a la represión que les puede caer encima si se acercan a esa izquierda perseguida.

42. La efectividad de la represión preventiva y selectiva --la represión de la Organización Fracción del Ejército Rojo en Alemania y la italiana contra organizaciones armadas en los ’70 y ’80-- depende de varios factores de entre los que destacamos la solidez de las izquierdas y la fuerza del empuje social, y la solidez o la debilidad de la burguesía y de su Estado. Si la represión selectiva y preventiva no ha dado sus frutos, se lanza la represión masiva. La historia capitalista recoge varias formas de estas atrocidades brutales, desde los golpes militares hasta medidas represivas de Estados “democráticos”, pero ahora sólo podemos hablar de su esencia común: destrozar por el terror el avance revolucionario e imponer un miedo tal que no vuelva a ponerse en marcha durante varias generaciones posteriores.

43. De la represión selectiva y preventiva a la masiva, hay diversos grados de intensidad y extensión que dependen de las circunstancias concretas, y sobre todo de la naturaleza del Estado que la aplica. Un Estado opresor de naciones puede perfectamente aplicar grados muy altos de represión preventiva que en la práctica sea verdadera represión masiva, sobre una nación oprimida de modo que el pueblo que la padece la malviva realmente como una represión masiva, aunque fuera de ese pueblo muy poca gente se percate de ello por el cerco de silencio y tergiversación desinformativa. Es decir, concentra la represión masiva contra la nación oprimida, silencia y oculta esta realidad con la ayuda de la “prensa” y aparece como “democrático” ante el mundo. También hace esto contra colectivos y organizaciones revolucionarias en su propia nación.

44. En Europa, la represión británica contra Irlanda del Norte y la represión española y francesa contra Euskal Herria son dos ejemplos claros. Los ejércitos juegan un papel central en ambos casos, como en todos al final del proceso represivo ascendente, porque son los garantes de los intereses del Estado opresor. También en ambos casos, la prensa del Estado opresor juega un papel crucial.

45. Todos los mecanismos aquí descritos funcionan simultáneamente, a la vez, reforzándose entre ellos como un sistema o totalidad en periódica readecuación de mejoras y ampliaciones. El Estado es el instrumento decisivo en la centralización estratégica de sus diversos componentes que tienen la suficiente iniciativa autónoma para adaptarse mejor a su campo de acción. Pero tal autonomía tiene dependencias estructurales para con el Estado, que vigila que su interacción sea sinérgica, multiplique el control global resultante. También detecta sus fallos y errores, el agotamiento de su eficacia, para reformarla y ampliarla. Y sobre todo, vigila su fidelidad política y social, también nacional y patriarcal, y les tiene atados con ayudas, subvenciones y presupuestos económicos, y con cambios en sus direcciones y miembros.

46. Aunque la simultaneidad efectiva es difícil de lograr, es durante la “paz social” cuando mejor actúan, deteriorándose luego al aumentar la crisis social, lo que obliga al Estado a reorganizar y cambiar no sólo de objetivos sino también de aparatos y de responsables. Entramos aquí en un área teórica deliberadamente abandonada por las tesis reformistas del Estado, la de los específicos aparatos burocráticos intocables por la “democracia” parlamentaria, necesarios para el funcionamiento de los paradigmas, los sistemas y las estrategias represiva que los Estados aplican y mejoran.

47. Por paradigma represivo entendemos el conjunto de doctrinas que estructuran la represión; por sistema, el conjunto de medios que la facilitan, y por estrategia el conjunto de pasos, fases y tácticas usadas en su práctica. Nada de esto existiría sin el Estado y a la vez, sin ellos el Estado desaparecería más temprano que tarde. Todo ello empeora la calidad de la democracia realmente existente.

48. La democracia abstracta y absoluta, no existe. La democracia en la Grecia clásica era para una muy reducida parte de la población, como 14 siglos más tarde en algunas ciudades-Estado del norte de Italia y en casi todas las ciudades libres durante la baja Edad Media. Los “padres” de la Constitución norteamericana eran genocidas y colonialistas y G. Washington era uno de los mayores esclavistas de todo América. Durante siglos, la democracia burguesa era censataria, y las mujeres, pequeño burgueses, trabajadores y pueblos oprimidos no votaban.

49. Sólo muy contadas fracciones de la burguesía internacional optaron por conceder a cuenta gotas el derecho al voto, pero vaciando antes al Parlamento de sus poderes y escondiendo y protegiendo éstos dentro de lo más inaccesible e incontrolable de su Estado. En la medida en que el pueblo aumenta su peso electoral, el Parlamento pierde peso político y el Estado va endureciéndose y blindándose para que el pueblo no pueda intervenir decisivamente en las decisiones, sean pequeñas o grandes.

50. El poder burgués dispone de una enorme ramificación de canales de desagüe de las frustraciones, tensiones, fracasos e iras y odios populares irracionales e inconscientes, anclados en la estructura psíquica de masas. Uno fundamental es la oficialidad práctica del terrorismo masculino contra las mujeres. Otro es el racismo. Otro son las drogas legales e ilegales, incluidas las religiosas. Dispone de los partidos y sindicatos reformistas, válvulas para quitar presión al malestar popular.

51. Asfixiadas en una vida cotidiana insulsa y mecánica, las gentes buscan falsas soluciones a sus problemas en estos canales y en el consumismo irracional, verdadera cadena de oro. Y cuando cada equis tiempo se les ordena ir a votar, acuden cada vez menos y sin grandes ilusiones porque intuyen --pero no lo racionalizan políticamente-- que el voto sólo va a servir para legitimar la dominación que sufren. Pero otros votan conscientemente para mantener el orden porque, aunque explotados, son parte de un poder superior que les protege, consuela y gratifica con migajas de las sobre ganancias imperialistas, con la tolerancia práctica de sus abusos diarios contra las mujeres, trabajadores situados por debajo suyo, emigrantes, etc. Son las “fuerzas vivas” del sistema y el Estado conoce su existencia, mimándolos y alabándolos.

52. La democracia realmente existente sobrevive gracias a los mecanismos descritos. No podemos caer en el error de creer que existe por sí misma, por un impulso misterioso. Al contrario, la democracia burguesa es su efecto y otro instrumento que refuerza a los demás. Forma parte de la misma totalidad sistémica como se comprueba al ver, por ejemplo, la irrompible relación existente entre lo jurídico, ejecutivo y administrativo que encorseta el método electoral-parlamentario. Esta lógica sirve para todos los aparatos y sistemas analizados.

53. Las crisis internas y externas llevan al Estado a reforzar esos instrumentos, y sobre todo, si coinciden ambas, entonces la burguesía no duda en sacrificar su democracia pero manteniendo lo esencial de los sistemas estudiados, lo que indica qué es lo realmente decisivo para el capitalismo. Más aún, cuando están en peligro por las luchas independentistas y socialistas los beneficios extras que obtiene el Estado mediante la opresión imperialista de otros pueblos, en estos casos tan comunes, la “democracia” aparece realmente como lo que es.

54. A lo largo de la experiencia histórica, la práctica estatal ha sido condicionada por la intervención de las masas oprimidas que presionaban desde los niveles más bajos, como municipios y alcaldías; desde el peso social de organizaciones populares, sindicales y sociales, y desde sus instrumentos de prensa, obligando al Estado a concesiones y pactos más o menos importantes; desde las grandes movilizaciones o luchas de masas; desde los partidos de izquierda que con su intervención en los diversos niveles de democracia burguesa, incluidos los parlamentarios, han condicionado el voraz egoísmo de la clase dominante.

55. En sus niveles concretos, lo irreconciliable aparece en múltiples prácticas cotidianas que recorren toda la sociedad y que se expresan en pequeñas o medianas resistencia locales, en grupos de todo tipo, en ayuda mutua, en autoorganizaciones de solidaridad de barrio, en sindicatos de base, en grupos de izquierda fuera o dentro del reformismo, en prensa radical pequeña pero existente y un largo etc. Otra cosa es la capacidad de la izquierda para ver esta realidad e incidir en ella. Estas prácticas son eminentemente democrática, pero estamos ante otra democracia real aunque embrionaria opuesta a la burguesa. Comprenderlo así es decisivo para entender qué es el Estado burgués y su obsesión por asfixiarlas y reprimirlas.

56. Por tanto, el Estado burgués es también un resultado de las luchas y resistencias de las masas trabajadoras, de las naciones que oprime, de las mujeres, etc. Ahora bien, por ello mismo, el Estado burgués busca la separación del llamado “control parlamentario”. La llamada “división de poderes”, una ficción en la práctica, no puede investigar los recursos esenciales del poder estatal, calificados como “secretos de Estado” inseparables de otros “secretos” burgueses como los de defensa de la propiedad de las fuerzas productivas, del territorio estatal, de los “intereses nacionales” en el extranjero, de las finanzas y de la economía, de los negocios opacos e invisibles, del honor burgués, etc.

57. Durante estas luchas y represiones, el Estado burgués ha ido mostrando sus inevitables puntos débiles, sus brechas y flancos defendibles sólo por la represión arriba analizada. El Estado no es invencible. La experiencia europea y mundial confirma que puede ser sometido a duras crisis, a situaciones de paralización y caos, y hasta derrotado. No podemos hacer ahora una “historia alternativa” y crítica a la versión ideológica y propagandística burguesa sobre la “paz social” en Europa desde 1945, pero sí hay que decir que esas crisis, por un lado, han sido frecuentes y, por otro, la actual reordenación capitalista europea busca, además de los objetivos arriba expuestos, también taponar las brechas abiertas por la oleada revolucionaria europea de finales de los ’60 y comienzos de los ’80.

58. El primer punto débil del Estado es el de su incapacidad última para evitar eternamente las crisis socioeconómicas periódicas que afectan al capitalismo. Ni las diversas soluciones keynesianas lo han logrado; ni tampoco los fascismos, dictaduras militares, bonapartismos; presidencialismos y monarquías autoritarias lo han logrado. Y tampoco las guerras mundiales y de todo tipo que provocan las burguesías para salir de esas crisis. Ello es debido a que las contradicciones endógenas e internas del Capital minan como un viejo topo los cimientos subterráneos del Estado. Para recomponer el orden, el Estado endurece los recursos antes vistos.

59. El segundo punto débil, relacionado con el anterior, es la periódica emergencia de complejo proceso que va del malestar social difuso y latente al desarrollo creciente de la conciencia revolucionaria de amplias fracciones de las masas oprimidas. Hablamos del proceso de desalienación y de concienciación, proceso incierto, inseguro, reversible y nunca automático ni determinista. Además, como tendencia antagónica, este proceso va siempre enfrentado al opuesto, es decir, al de aumento de las tendencias autoritarias, reaccionarias, machistas y sado-masoquistas que anidan en la estructura psíquica de masas típica del capitalismo, y que son manipuladas y fortalecidas por el intervensionismo estatal.

60. El tercer punto débil, es que aunque el Estado recomponga el orden tras una crisis, sin embargo la recuperación de la legitimidad social requiere de más tiempo y de una política de reformas. Una cosa es el orden y otra la legitimidad. A corto o medio plazo, según los casos, el sistema que se mantiene sólo por el orden ve agudizarse sus problemas, mientras que la legitimidad dura más tiempo. Ahora bien, toda política de reformas para aumentar la legitimidad causa tensiones dentro de la burguesía y puede envalentonar a las clases oprimidas. Cogido en esta pinza, el Estado vive un equilibrio inestable que le obliga a tener siempre abierta la ventana a pactos con el reformismo en esos momentos críticos, si no quiere o no puede recurrir a la represión brutal.

61. El cuarto punto débil, es que muy pocos Estados están en la cúspide de la jerarquía imperialista mundial. Los demás están por debajo y sufren más o menos dependencia, supeditación y transferencia de valor hacia los de arriba, mermándose así tanto su “independencia” como su capacidad de reformas internas, lo que tiende a aumentar los problemas internos que padecen.

62. El quinto punto débil, es que toda política de reformas requiere tanto de capacidad económica como decisión política para hacerlo. Si la primera es débil, hay que recurrir al orden más que a la reformas. Si lo es el segundo, fracciones de la burguesía presionan para imponer mano dura, austeridad, neoliberalismos, etc. Si las dos fallan, el Estado debe recurrir al autoritarismo, con lo que más temprano que tarde empiezan a bullir sordamente las tensiones subterráneas y el malestar difuso. Si a esto se le une una nueva crisis endógena económica, asistimos a la progresiva coincidencia de las condiciones objetivas con las subjetivas para el impulso de la tendencia ascendente de las luchas de las masas.

63. El sexto punto débil, es que además el Estado ha de cuidar la periódica modernización de sus aparatos y ministerios para responder a los grandes cambios sociales. Si se retrasa un tiempo, los problemas aumentan, sobre todo conforme le tecnociencia adquiere mayor importancia para el beneficio capitalista. Si se retrasa más tiempo, ese Estado acelera su retroceso relativo y hasta absoluto en el mercado capitalista, agudizándose todos los problemas internos y externos. En la medida en que retrocede, debe compensarlo o bien con una reforma intensa o bien con una intensa represión y orden. Pero es imposible realizar ambas a la vez.

64. Estos grandes puntos débiles, además de otros secundarios, tienden a interactuar en determinados momentos históricos, en los que se forman y agudizan las crisis estructurales. Más aún, los Estados que se mantienen en buena medida gracias a la opresión de naciones ocupadas dentro de su territorio estatal, son especialmente débiles para revertir la tendencia periódica a la interacción de los puntos débiles vistos. Este es el caso del Estado español y en menor medida del francés, ambos ocupantes de Euskal Herria, un pueblo con una experiencia considerable en lo referente a organizarse al margen y en contra de los Estados ocupantes.

65. Desde una visión mundial y no eurocéntrica, la emancipación humana se define por la creciente interacción entre la lucha de clases allí donde no existe opresión nacional, y la lucha de liberación de los pueblos oprimidos. Un lastre difícil de superar a la izquierda europea es el eurocentrismo heredado de siglos pasados, cuando no se conocían otras fronteras terrestres que África, los Urales y Persia. El resto era atraso sin civilización y sin revoluciones. Pero especialmente desde inicios del XX el socialismo es también la historia de las luchas de liberación de esos pueblos supuestamente atrasados.

66. Además, una forma del eurocentrismo, el estatalismo, le imposibilita saber qué sucede en su misma Europa, al dogmatizar que son los grandes Estados “portadores de cultura” los únicos espacios aptos para la construcción del socialismo, y que las luchas de los pueblos oprimidos deben supeditarse ineluctable e inexcusablemente a las luchas en los Estados, aunque vayan mucho más atrasadas. El eurocentrismo niega el decisivo papel de las luchas de liberación a escala mundial, y su forma estatalista oculta la historia de la concentración y centralización de capitales en Europa, base de la UE, la larga y tenaz resistencia de muchos pueblos europeos al capitalismo y la pervivencia de algunas de ellas. El estatalismo eurocéntrico ha sido un pilar central de la fase imperialista del capitalismo europeo, y es uno de sus argumentos para que la UE siga siendo una cárcel de pueblos.

67. La izquierda, atrapada en esa ideología, desconoce que así se arranca de raíz cualquier posibilidad de avance revolucionario por la sencilla razón de que la opresión nacional de un pueblo refuerza la dominación de la burguesía opresora sobre su propia clase trabajadora, que descarga buena parte de sus frustraciones y tensiones en el pueblo oprimido, en vez de guiarlas hacia la revolución. El capitalismo europeo ha usado astutamente la ideología nacionalista e imperialista para adormilar a las clases trabajadoras a costa de los pueblos oprimidos, trágicamente confirmada desde los años ’60 del siglo XIX, si no antes.

68. Las primeras resistencias serias al capitalismo naciente fueron luchas de liberación. Comparemos la lucha de clases en Florencia y otras ciudades del norte de Italia en el siglo XIV con el verdadero peligro revolucionario de la larga guerra de liberación husita en los XIV-XV. Analicemos el contenido de liberación popular de las guerras interesadamente llamadas “religiosas” a comienzos del XVI, y muchos más ejemplos. La burguesía ascendente, más lista que la izquierda actual, vio lo que podía ganar cabalgando el tigre popular, desviándolo y llevándolo a la trampa capitalista, para terminar masacrando a los revolucionarios campesinos, pequeños artesanos y comerciantes arruinados, y especialmente a las mujeres emancipadas.

69. La expansión capitalista ha destrozado pueblos, exterminado culturas y lenguas e imponiendo grandes Estados que han funcionado como trituradoras de la biodiversidad cultural europea para crear un mercado plano y una fuerza de trabajo amorfa, desarraigada, sin memoria popular, sin conciencia de lucha y dócil y barata. Uno de los pueblos europeos más antiguos, el vasco, se vio bien pronto zarandeado por las tensiones y violencias de la historia europea. Situado desde tiempos inmemoriales a caballo del Pirineo Occidental, su territorio y él mismo fue zona obligada de paso y contacto con todas las migraciones que cruzaban por ese obligado pasillo natural. Y a lo largo de tantos siglos, desde los celtas e íberos, el Pueblo Vasco mantuvo mal que bien algo esencial para su identidad como es la lengua, el euskara.

70. Sin hacer un largo repaso histórico, en el 824 apareció el Reino de Navarra, verdadero Estado vasco en el que el modo de producción feudal en su fase inicial convivía con fuertes restos de formas comunitarias según el Derecho Pirenaico. El Estado navarro sufrió crecientes agresiones militares como la castellana del 1.200 que le arrebató amplios territorios, o la más demoledora entre 1512 y 1521, también castellana, que le arrebató el resto de la zona peninsular, y por fin la anexión francesa de 1628 que acabó con la independencia del Estado navarro en la parte continental. No desaparecieron del todo los restos de libertades y cierta capacidad de autogobierno porque los colectivos vascos defendieron lo que les quedaba, y porque todavía no se había desarrollado plenamente el capitalismo.

71. Hablamos, por tanto, de contradicciones y luchas insertas en el Antiguo Régimen, o sea, en sistemas nacionales de producción precapitalistas en cuestiones sociales, políticas y culturales diferentes a las burguesas. El Imperio de los Austrias y el Reino de Francia vivían en la fase tardo feudal que no exigía una centralización estatal férrea para crear un mercado geoproductivo capitalista con su imposición lingüístico-cultural. El Estado burgués en su forma esencial no existía aún, aunque sí habían surgido características básicas, pero embrionariamente. El avance de Estado tardo-feudal y absoluta a burgués exigía cambios de fondo que no podemos analizar ahora, entre los que destacan la creación a la fuerza de un único espacio material y lingüístico-cultural productivo, machacando a los pueblos que se resistían a semejante avasallamiento.

72. Fue el Reino de Francia el que inició esta fase a finales del siglo XVI llegando al absolutismo pleno en el XVII preparando el Estado jacobino de la revolución de 1789, cuando se exterminaron los últimos restos de la soberanía tardo feudal vasca en la zona continental. Luego, el grueso de las medidas francesas han ido destinadas a frenar cuando no impedir la industrialización vasca, a impedir su estructuración regional, a imponer la dependencia administrativa, cultural y económica, a marginar y perseguir la lengua vasca, a dejar sin modernizar la agricultura y a desarrollar solamente el sector turístico. Ahora bien, nada de esto se ha impuesto sin resistencia pasiva o activa, incluso violenta. El Pueblo Vasco no se plegó incondicional y pasivamente.

73. En la parte peninsular, el proceso empezó a comienzos del XVIII y avanzó más lentamente acelerándose en el siglo XIX con las agresiones legales e invasiones militares de 1833/39 y 1872/76, y una serie de leyes de excepción, intervenciones militares, dictaduras, etc., hasta llegar a la nueva guerra de 1936, la dictadura franquista de casi medio siglo y posterior constitución de la monarquía que Franco impuso y que fue rechazada por el Pueblo Vasco peninsular en 1978.

74. Fueron las diferentes velocidades e intensidades en el desarrollo capitalista en los Estados francés y español, las que determinaron las diferencias en el desarrollo nacional vasco, en sus luchas y resistencias. Ha sido el capitalismo con sus desiguales desarrollos el que ha roto violentamente a nuestro pueblo, sometiéndole a dos Estados diferentes, con las consecuencias que ello ha originado en nuestra historia nacional.

75. Sin embargo, por debajo de esa escisión y debido al carácter combinado de la opresión nacional, ambas zonas vascas han mantenido pese a sus diferentes ritmos cuatro cosas decisivas: la urgencia por salvar el euskara y la cultura vasca; la memoria colectiva de que el Pueblo Vasco había tenido en la práctica, de facto, sistemas estatales embrionarios propios al margen de su perfección y reconocimiento internacional; el derecho/necesidad que había dispuesto el Pueblo Vasco a su autodefensa ante las agresiones externas; y, la experiencia de autoorganización que nace de las prácticas pasadas.

76. Los diferentes ritmos evolutivos explican que en la parte vasca ocupada por el Estado español, los cuatro referentes ayuden a desarrollar cinco grandes áreas vitales: solidaridad y amnistía para presas y presos; expresión político-democrática con la Unidad Popular; medios críticos y de comunicación de masas; recuperación de la lengua y cultura, y un multifacético conjunto de organismos que van desde la lucha contra las drogas hasta deportivos, pasando por ecologistas, etc.

77. Las cinco áreas minan lentamente las raíces del Estado porque (re)producen en la vida cotidiana del pueblo sus señas de identidad nacional y su acción político-democrática, en interacción sinérgica confirmada durante un cuarto de siglo, tras el que se ha constatado el fracaso estratégico del intento de asentar el Estado español el Euskal Herria. Ello es debido a que los movimientos populares bien pronto comenzaron a solucionar problemas concretos reprimidos por el franquismo y abandonados luego por la “democracia”.

78. Moviéndonos todavía en la parte peninsular, lo antes visto y otros factores, explican que hayamos logrado:

primero, impedir la construcción de cuatro centrales nucleares en un territorio tan pequeño, especialmente la de Lemoiz;

segundo, crear sin ningún apoyo institucional un efectivo sistema de prensa libre y crítica;

tercero, crear y mantener pese a toda la represión múltiples organismos democráticos de base, que van desde la educación y cultura vasca hasta la solidaridad con los prisioneros, pasando por la lucha contra las drogas, la solidaridad internacionalista y un largo etc.;

cuarto, crear un fuerte movimiento sindical sociopolítico mayoritario que crece día a día;

quinto, ganar con su NO masivo el referéndum sobre la entrada en la OTAN;

sexto, imponer con la movilización reformas cualitativas a un irracional proyecto de autovía ideado a espaldas del pueblo;

séptimo, luchar contra el uso estatal y policial de las drogas duras, demostrando sus conexiones y masificando la conciencia de que esa droga no solo mata sino que es un instrumento represivo del Estado;

octavo, recuperarse de los bajones causados por los cambios sociales negativos de la crisis económica hasta mitad de los ’90;

noveno, avanzar también superando las permanentes acciones en contra del autonomismo y regionalismo, que siempre salieron en apoyo directo o indirecto del Estado,

y décimo, muy recientemente, obtener un triunfo impresionante al movilizar miles de militantes y obtener decenas de miles de votos en una elecciones a las que optaba en situación de ilegalidad.

79. Estos avances se han logrado bajo una creciente represión y, sobre todo, bajo una unidad represiva de ambos Estados ocupantes. En el ptº 12 nos hemos referido a la unidad represiva práctica de ambos Estados contra Euskal Herria. Un ejemplo repugnante es el de los GAL, organización terrorista creada por el Estado español que contaba con la complicidad francesa. La unidad práctica ha ido adquiriendo grado de ley de modo que, actualmente, Euskal Herria se encuentra bajo la represión de un solo Estado de facto, con dos cabezas diferentes. Antes de llegar a esta fusión represiva, el Estado español había aplicado diferentes sistemas represivos, básicamente el de la contrainsurgencia de baja intensidad y el actual, el de la alta intensidad.

80. La contrainsurgencia de baja intensidad se basaba en reprimir directamente al núcleo del independentismo y a sus áreas circundantes; apoyarse en las instituciones “democráticas” toleradas por el Estado, y, atraerse a sectores sociales dudosos e indecisos; y la intervención parcial consistía en movilizar sólo parte de los recursos represivos legales existentes, aparentando así la existencia de una “zona democrática” libre de represión. La contrainsurgencia de alta intensidad se basa en reprimir a quien no obedezca ostentosa y medievalmente; rechazar la anterior ayuda autonomista a no ser que se postergue, y organizar grupos reaccionarios y fascistas; y la intervención total es sumergir al Pueblo Vasco bajo un plomizo diluvio de prohibiciones utilizando todo el arsenal jurídico existente y creando ex proceso el inexistente pero necesario para la represión. Ya no existe estanqueidad aparente entre lo legislativo, ejecutivo y judicial porque el Estado ha sacado a la luz el contenido político de la justicia y el contenido de justicia vengativa de la política.

81. La contrainsurgencia de alta intensidad e intervención total se basa, además, en un pacto de sangre entre las fuerzas políticas, sindicales, mediáticas y culturales españolas, y francesas todavía a otra escala. Su intervención diaria tiene diferencias marcadas por los objetivos contra los que inciden, pues no es lo mismo justificar la tortura en la prensa que justificar sindicalmente la denegación estatal de elementales derechos obreros en Euskal Herria. Aunque el Estado centraliza estas diferencias también existen otros lugares y estructuras en donde se unifica la legitimación de las represiones concretas.

82. Se demuestra así que el Estado no tiene inconveniente en impulsar en secreto grupos extraestatales especiales a los cuales luego “pedir” y agradecer ayudas conforme se debilita su fuerza represiva. Grupos “pacifistas”, “ciudadanos”, “dialogantes”, etc., que siempre salen defendiendo la opresión. Un grupito de pesebreros intelectuales se han sumado fanática y obsesivamente a esta cruzada, conscientes de los beneficios que obtienen.

 

POSIBLES APORTACIONES VASCAS:

83. La experiencia vasca reúne una serie de factores especiales que sólo se comprenden si se tiene en cuenta la dialéctica de continuidad y cambio en y de la identidad nacional vasca. Este factor crucial fue el que permitió a la izquierda abertzale comprender que en Euskal Herria la lucha de clases era inseparable del contenido de liberación nacional. Otras izquierdas no lo entendieron así nunca, por razones que no podemos exponer ahora, y sufrieron un fracaso estratégico irreversible.

84. Entre esos factores especiales destacamos, primero, el abrupto choque lingüístico-cultural entre lo indoeuropeo y lo preindoeuropeo, perceptible en muchas cuestiones diarias, desde la misma diferencia lingüístico-cultural hasta las formas colectivas de organizar las fiestas y los movimientos populares; segundo, ser un pueblo triturado por dos Estados decisivos en la historia del capitalismo europeo y mundial, lo que ha hecho que desde el siglo XV estemos afectados por todas las problemáticas de evolución de las luchas entre dos grandes Estados; tercero, la especificidad de la acumulación originaria de capital en nuestro país en comparación a las dos grandes oleadas iniciales decisivas, hasta el último tercio del siglo XIX, y, cuarto, el hecho de el Estado español no concluyera victoriosamente una revolución democrático-burguesa, tuviese una muy débil e incierta revolución industrial y, además, su cohesión estato-nacional centralista necesite con harta frecuencia de intervenciones militares directas o preventivas, amenazantes, para reforzar dicha cohesión. Estos y otros factores explican cómo y por qué Euskal Herria ha pasado de ser un pueblo condenado a la desaparición a mediados del siglo XIX, a ser uno de los focos más activos de las luchas actuales.

85. La primera aportación que la experiencia vasca en lo relativo al Estado puede hacer es que todo pueblo puede dotarse de su propio instrumento estatal si tiene la autoorganización suficiente. Es cierto que nosotros hemos sido vencidos en las tres guerras, que nos hemos equivocado, que la burguesía vasca ha embaucado a sectores importantes del pueblo trabajador, que el reformismo político-sindical ha sido y es una fuerza alienante al servicio del Estado español, que los movimientos populares han sufrido altibajos y vaivenes a lo largo de sus muchos años de lucha.

86. Todo ello es cierto, pero no es menos cierto que, como otros pueblos oprimidos, mal que bien nos hemos recuperado y logrado plantear nuevas luchas en las que, tarde o temprano, aparecían en la práctica los embriones de un Estado propio.

87. Segunda, el contenido de ese Estado depende de las reivindicaciones populares y de las formas de autoorganización creadas que harán que surja otro Estado diferente, y no una copia del burgués de la nación dominante. Dado que, como hemos dicho, la lucha de clases y la lucha nacional son una unidad, cualquier construcción estatal debe contener avances sustanciales en esa unidad. Por ello mismo, el contenido último debe labrarse desde el mismo inicio de las luchas populares que son las que van creando a lo largo de una larga experiencia colectiva un amplio sector de militantes formados en la práctica de la democracia socialista, horizontalista, asambleraria y, a la vez, efectiva, práctica y rigurosa en la aplicación de las decisiones tomadas colectivamente.

88. Desde luego que también en esta lucha los movimientos populares sufren sus derrotas y cometen sus errores, pero a lo largo de los años, si se mantienen, generan una fuerza real que puede constituirse en la garantía de que el Estado independiente sea cualitativamente diferente al anterior Estado ocupante.

89. Tercera, la autoorganización es parte sustantiva de la liberación al demostrar que el poder alternativo se empieza a realizar desde que surge un movimiento popular que impulse avances concretos. Es fundamental que desde las primeras luchas sociales se constate que lo que está en juego es, además de la reivindicación concreta de esa lucha, también un proyecto alternativo de futuro opuesto a la realidad existente. Es fundamental que las masas que al inicio observan pasivamente las primeras movilizaciones empiecen a comprender que éstas van más allá de sus meras reivindicaciones sectoriales, por válidas que sean, para plantear la viabilidad práctica de otro modelo alternativo al dominante. Para ello, es vital que los avances concretos se integren en una perspectiva general, nacional y social, de estrategia de poder liberador. Todo colectivo que carezca de esa perspectiva de futuro, bien pronto cae en las redes de la integración o en el cansancio al creer que sus esfuerzos no fructifican con el tiempo.

90. Cuarta, lograr que la mayoría por no decir todos los derechos y necesidades del pueblo tengan su correspondiente movimiento popular que elabore soluciones concretas desde la perspectiva revolucionaria. Se trata de uno de los objetivos más difíciles de satisfacer por muchas razones, entre otras porque las izquierdas no disponen de militancia suficiente ni de preparación teórica para ello, así como por la efectividad del sistema represivo y las múltiples trampas desmovilizadoras creadas por el capitalismo. En Euskal Herria no hemos podido todavía cumplirlo pese a los años de lucha aunque conseguirlo supondría un paso de gigante en el proceso.

91. La dificultad se acrecienta cuando la sociedad sufre cambios intensos en relativamente poco tiempo, y cuando los derechos y las necesidades se transforman y adquieren tintes nuevos, surgiendo incluso nuevas situaciones que exigen nuevas soluciones. Existe una inercia de pensamiento que frena y retrasa la adopción de nuevas soluciones en estos momentos de cambio, inercia que se agudiza si además en ellos interviene también la represión. Nosotros hemos vivido con especial gravedad determinados momentos así y también hemos tardado en readaptarnos.

92. Quinta, la proliferación de movimientos es efecto del avance real de la democracia socialista en la cotidianeidad popular y, a la vez, causa de avances posteriores, en una tendencia ascendente que choca cada vez más con el poder estatal. Ahora bien, esta tendencia es eso, una tendencia, una dinámica nunca segura y siempre expuesta al estancamiento y al retroceso y la derrota. Nuestra experiencia es en este sentido agridulce porque hemos pasado por fases de auge y hasta de euforia para luego caer en el debilitamiento y el pesimismo. Hemos tenido que reorganizar movimientos, crear unos nuevos y clausurar otros. Las organizaciones son instrumentos supeditados a una estrategia y unos fines. Lo decisivo son los objetivos y la validez de fondo de la autoorganización. En la medida en que esa tendencia es ascendente, se endurece el choque con el poder estatal dominante, con lo que se aceleran todos los procesos, también los represivos.

101Sexta, la cantidad de movimientos populares no supone un caos sino una sinergia emergente creadora de logros posteriores, que pueden acercarse a formas de contrapoder efectivo. Decimos que pueden acercarse porque volvemos a insistir en que dentro de la tendencia está activa la contratendencia, es decir, existe una lucha de contrarios antagónicos que decide el futuro del enfrentamiento.

102Séptima, en la dialéctica entre organización y espontaneidad las organizaciones cumplen un papel cimentador y decisivo en los momentos de reflujo, en la clandestinidad y tras derrotas represivas. También debe saber ensamblar la cadena que va de la espontaneidad a la autoorganización de los movimientos guiándola hacia la creación de un contrapoder popular. La militancia es, por tanto, una pieza clave en el desarrollo de la autoorganización y en la construcción de un Estado independiente. Aunque a muy corto plazo, la espontaneidad puede sostener algunas luchas, más tarde que temprano necesita de la cohesión interna garantizada por la militancia revolucionaria organizada.

103Octava, más aún, la militancia es decisiva para sostener una paciente política de alianzas con sectores populares indecisos, pequeño burgueses, etc., que han ampliado la influencia y raigambre de la Unidad Popular. Toda la experiencia tanto en los países desarrollados como “subdesarrollados” confirma la necesidad de esta capacidad de atracción y aglutinación de sectores populares y pequeño burgueses. Alianza imprescindible para lograr la capacidad de bloquear el país entero o partes suyas, elaborar alternativas y construir un proyecto de futuro dotado de la legitimidad democrática suficiente como para abrir un proceso constituyente propio en base a la más amplia participación social, por lo que crece la importancia de la política de alianzas tendente a integrar a más sectores para aumentar la fuerza del movimiento. 

VOLVER

SUBIR