LA ORGANIZACIÓN DE LA SOCIEDAD

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Orden social y Control social.  

Los hawaianos habían obedecido durante largo tiempo algunas de las Kanawai (leyes). Habían honrado siempre a sus padres y a sus madres, y sus días hablan sido largos sobre la Tierra. Habían abolido completamente sus ídolos antes de la llegada de los "cuellos largos".Hablan tratado a los ladrones en una forma que les habla dado bastante buenos resultados, aunque apenas podía decirse que habla sido agradable a Jehová. En los tiempos antiguos, sí un hombre tomaba algo de al- guíen que se encontraba bajo el en la escala social, no era robo, porque lo que se tomaba habla en realidad pertenecido, en virtud del rango, al que lo habla tomado. Y si un hambre común se iba con la calabaza o el arma de un superior, el hombre ofendido podía ir a la casa del ladrón y recobrar sus pertenencias, junto con cualquier otra cosa que viera y que le gustara. Pero cuando los haoles (blancos) llegaron con sus ollas de frijoles y sus cucharas de plata, sus llaves inglesas y sus toallas de lino, su leña serrada y sus hachas afiladas, este método ya no dio resultado. Las quejas de los forasteros resonaban incesantemente en los oídos del gobernador. Los hombres blancos no querían ir a registrar las chozas de los nativos para buscar los artículos que se les hablan perdido. Querían que Baki detuviera a los ladrones y arreglara la restitución y el castigo. Gradualmente, los cultos jefes vieron lo que debían hacer. Algunos de ellos encarcelaron a sus hombres por robo comprobado o los dejaron en libertad para que trabajaran y pagaran lo que hablan robado. El príncipe Kaulkeaoull, cuando su querida Kahu fue hallado cómplice de un robo, aceptó inmediatamente la renuncia del hombre. "Mi kahu debe Irse", declaró, "a más tarde los forasteros pensarán que yo mismo soy culpable". Los haoles aplaudieron tales medidas. Aquí había un mandamiento que les gustaba ver cumplido. Luego fue el mandamiento quien prohibió el asesinato en unas cuantas y breves palabras. Antes, si un nativo mataba en un arranque de ira era natural que los parientes de la víctima vengaran el crimen, a menos que el asesino se acogiera a un lugar de refugio. Si el hombre culpable era del mismo rango que la víctima, podía apelar al rey, al gobernador o al jefe del distrito El agraviado y el acusado se sentaban entonces con las piernas cruzadas en el patio del juez y cada uno defendía elocuentemente su caso hasta que el magistrado diera su decisión. Pero estas costumbres se acabaron cuando Honolulu fue invadida por impulsivos marineros, y los morenos y los blancos bebían ron en la misma forma y quedaban huhu (borrachos). Una vez más, como en el caso del robo los mercaderes querían leyes firmes, que se hicieran cumplir estrictamente, de modo que gentuza de todos las naciones tuviera que pensarlo dos veces antes de romperles la cabeza a sus compañeros. Les dijeron a los jefes que levantaran una elevada máquina de muerte que colgara a un asesino del cuello y lo dejara columpiándose en el extremo de un cuerda, lo que constituiría un poderoso recordatorio para que los vivos se refrenaran.

(Reproducido con permiso de Dodd, Mead & Compan de Grapes of Canaan, de Albertine Loomis, Páginas 227-229 © 1951 PC Albertine Loomis

 

La decadencia del sistema tradicional de orden público cuando los forasteros introdujeron cambios sociales y nuevos problemas en Hawai, se puede reproducir en muchos otros países. Los cambios en una sociedad exigen cambios en sus formas de mantener el orden social. Cuando los jefes hawaianos pasaron de sus costumbres tradicionales a las cárceles y cadalsos sugeridos por los comerciantes, estaban buscando ajustar las técnicas de control social, una situación cambiante; un problema que se presenta en toda sociedad moderna.

El estudio del control social - los medios para los cuales se hace que las personas desempeñe sus roles como se espera - empieza con el estudio del orden social dentro del cual la gente interactúa. Consideremos, por ejemplo, las medidas de orden que se ocultan bajo la bulliciosa confusión de una gran ciudad. Decenas de miles de personas ocupan sus puestos y desempeñan sus tareas aparentemente sin dirección. Miles de vehículos se abren camino en medio de atestadas calles eludiendo los choques por pulgadas y en realidad chocando raras veces. Miles de tipos de mercancías llegan a los lugares en que se esperan, en las cantidades esperadas y en el tiempo calculado. Diez mil personas a las que uno nunca ve trabajarán en este día para que los alimentos estén listos cuando se necesitan, para que las fuentes tengan agua, los drenajes se lleven fuera os desperdicios, los focos parpadeen y brillen, el tránsito se detenga para que uno pueda pasar sean satisfechas otras necesidades que tenemos. Cien personas pueden servirlo a uno dentro de una hora, quizá sin que les dirijamos una palabra a ninguna de ellas.

Esto es lo que quiere decir orden social: un sistema de personas, relaciones y costumbres que operan suavemente para llevar a cabo el trabajo en una sociedad. A menos que la gente sepa lo que cada uno puede esperar del otro, no se logrará hacer mucho. Ninguna sociedad, ni la más simple, funciona a menos que el comportamiento de la mayor parte de la gente pueda predecirse la mayor parte de las veces. A menos que podamos depender de los agentes de policía para protegernos, que los trabajadores vayan a su trabajo a tiempo y que los automovilistas se estacionen en el lado derecho de la calle la mayor parte del tiempo, no puede haber orden social. La disciplina de una sociedad descansa en una red de roles de acuerdo con los cuales cada persona acepta ciertos deberes hacia los demás y exige ciertos derechos de ellos. Una sociedad ordenada sólo puede operar en la medida en que la mayoría de las personas cumplen sus obligaciones hacia los demás y pueda exigir de ellos la mayor parte de sus derechos.

¿Cómo se mantiene en vigor esta red de derechos y obligaciones recíprocos? Los sociólogos utilizan el término control social para describir todos los medios y procesos mediante los cuales un grupo o una sociedad asegura la conformidad de sus miembros con sus expectativas.

 

CONTROL SOCIAL

¿Cómo consigue un grupo o sociedad que sus miembros se comporten en la forma esperada?

 

Control social mediante la socialización

Fromm (1944) hizo notar que si una sociedad ha de funcionar eficientemente, "sus miembros deben adquirir la clase de carácter que los haga querer actuar en la forma en que tienen que actuar como miembros de la sociedad... Tienen que desear hacer lo que objetivamente es necesario que ellos hagan".

A las personas se las controla principalmente socializándolas de tal manera que cumplan sus roles en la forma esperada mediante el hábito o la preferencia. Sospechamos que muy poca gente disfruta realmente pagando impuestos, lavando platos o teniéndose que levantar a medianoche para darle de comer al niño; sin embargo, la mayoría de las personas hacen todas estas cosas cuando se espera que las haga. Como afirmamos en el capitulo anterior, la parte definitiva de la preparación del rol de alguien es el aprendizaje de actitudes y deseos que lo hacen atractivo. La mayor parte de los fracasos en el desempeño de un rol no se debe a que uno sea incapaz de llevar a cabo las tareas del rol, sino a que se encuentra o atrapado en un rol que en realidad no quiere o disfruta.

La socialización modela nuestras costumbres, nuestros deseos y nuestros hábitos. El hábito y la costumbre son grandes ahorradores de tiempo. Nos liberan de la necesidad de incontables decisiones. Si tuviéramos que decir si llevamos a cabo cada acto y la forma de hacerlo - cuándo levantarse, si nos lavamos, nos afeitamos y nos vestimos, y cómo hacer estas cosas y otras más -, pocos estudiantes llegarían a clases. Los miembros de una sociedad son educados en las mismas costumbres y tienden a desarrollar muchos de los mismos conjuntos de hábitos. Así el hábito y la costumbre son los grandes regularizadores del comportamiento dentro un grupo. Si todos los miembros de una sociedad comparten una socialización similar, voluntaria e impensadamente actuarán en formas muy semejantes. Se conformarán con las expectativas sociales, sin un conocimiento consiente de e se están "conformando" o cualquier pensamiento serio de hacerlo de otra manera. El deseo de casarse de dos personas surge de motivos mes académicos que un deseo de "conformarse con la pauta nuclear de la familia monógama", sin embargo, el resultado es tal conformidad.

Mediante la socialización se interiorizan las normas, los valores y tabúes de la sociedad a la que se pertenece. Repetimos que interiorizarlos significa hacerlos parte de las respuestas automáticas e impensadas de uno. Las personas que interiorizan completamente las tradiciones, las obedecerán aunque nadie las esté viendo, porque la idea de violarías no es probable que se les ocurra a quienes las han interiorizado plenamente. Si es seriamente tentada, la conciencia puede levantarse para evitar la violación. Esto lo que sucede, la mayor parte de las veces en una sociedad con una cultura estable e integrada y un consenso sobre los mismos valores. orno veremos, pocas de las sociedades modernas se ajustan perfectamente a este modelo.

 

Control social mediante la presión social

En una novela de Sinclair Lewis, George F. Babbitt, un corredor de propiedades de un pequeño pueblo, de algún modo se desvía con ideas "radicales" acerca del gobierno y la política. Pronto empieza a decaer su negocio, sus amigos comienzan a abandonarlo, y cada vez se va haciendo con gran disgusto suyo, más consciente de que se está convirtiendo en un forastero. Lewis describe cómo los socios de Babbitt aplican estas sutiles presiones hasta que, con un signo de alivio. Babbitt retorna a la confortable conformidad (Lewis, 1922, Capítulos 32 y 33.) En todas las sociedades humanas, y aun en muchas especies no humanas, esta tendencia a conformarse por la presión y el ejemplo del grupo es evidente. El explorador del siglo XIX David Thompson estaba impresionado por la huida peligrosa y precipitada de los caballos salvajes, y cuando su lerdo y tranquilo caballo de carga se escapó para reunirse con ellos le asombró ver con que rapidez asumió su temperamento salvaje "con las narices distendidas, las crines flotantes y la cola erguida" (Ryden, 1971, p. 106).

Lapiere (1954) considera el control social primariamente como un proceso que se deriva de la necesidad del individuo de ser aceptado por el grupo. Afirma que los grupos son más influyentes cuando son pequeños e íntimos, cuando esperamos permanecer en ellos durante largo tiempo y cuando tenemos frecuente contacto con ellos. Todas las autoridades están de acuerdo en que nuestra necesidad de aceptación dentro de los grupos íntimos es una de las más poderosas palancas que utiliza la presión de grupo con miras al cumplimiento de las normas del grupo.

Uno experimenta esta presión de grupo como un proceso continuo y en gran parte inconsciente. Su operación se ilustra con la vida de uno de los amigos del autor. Esa persona pasó la mayor parte de su vida de trabajo como un pequeño granjero en la zona central de Michigan: como la mayor parte de sus vecinos era de pensamiento conservador, votaba en favor de los republicanos y hablaba mal de los sindicatos laborales. Durante la II Guerra Mundial se mudó de Detroit y trabajó en una fábrica de armas, se afilió a un sindicato, llegó a ser funcionario sindical y votó en favor de los demócratas. Después de la guerra se retiró a una pequeña ciudad del centro de Michigan, donde de nuevo volvió a sostener ideas conservadoras, votó en favor de los republicanos y habló mal de los sindicatos. Explicaba estos cambios de criterio alegando que los partidos y los sindicatos habían cambiado. No se daba cuenta de que él era el que habla cambiado. Como la mayoría de nosotros, pronto llegó a compartir los puntos de vista de sus vecinos. Esta tendencia a conformarse con las actitudes de grupo es tan apremiante, que la Iglesia católica en Francia se vio en la necesidad de abandonar su programa de sacerdotes obreros. Realizó un esfuerzo para contener la tendencia de los trabajadores franceses hacia el comunismo enviando sacerdotes que realizaron trabajos comunes y laborar codo con codo con los obreros, mientras los conducían de nuevo a la Iglesia. Después de un intento de diez años, cuando quedó patente que los obreros estaban convirtiendo a los sacerdotes al punto de vista marxista de la lucha de clases, el programa se redujo. (Brady, 1954).

Los psicólogos sociales (Sherif, 1935; Bovard, 1951) han hecho varios experimentos clásicos que muestran cómo una persona tiende a alinear sus expresiones personales con las del grupo. El método que se sigue en tales experimentos suele consistir en preguntar a los miembros sus apreciaciones, actitudes u observaciones personales sobre un tema, luego de informarles de la norma del grupo y finalmente pedir a cada miembro una nueva formulación. Muchos de los informantes modifican su segunda apreciación en dirección de la norma de grupo. En una serie de ingeniosos experimentos, Asch (1951), Tuddenham (1961) y otros han demostrado que muchas personas llegan a alterar una observación que saben que es correcta antes que oponerse al grupo. Cada sujeto en estos experimentos estaba rodeado por un grupo que, por arreglos secretos anteriores, hacia observaciones objetivas que el sujeto sabía que estaban equivocadas; sin embargo, una tercera parte de estos sujetos aceptaba la observación incorrecta cuando tenía que enfrentarse a la opinión unánime del grupo en sentido contrario. Schachter (1951) también ha demostrado experimentalmente cómo el miembro que claramente se aparta en su opinión de las normas del grupo es rechazado por éste. Estos y otros muchos experimentos han demostrado la realidad de las presiones de grupo tan convincentemente, que no han parecido necesarias repeticiones recientes.

Con frecuencia nos damos cuenta de que un nuevo miembro de un grupo es más cuidadosamente conformista y más ferozmente leal que los miembros antiguos. Los recién convertidos a una religión muestran con frecuencia un celo que avergüenza a los que han sido miembros de ella durante toda la vida. Un experimento llevado a cabo por Dities y KelIy (1956) ayuda a explicar esto. Ellos encontraron que entre los miembros que valoran igualmente su pertenencia a un grupo, aquellos que se sienten menos aceptados son los más rígidamente conformistas con las normas de grupo. La conformidad meticulosa es un instrumento para ganarse la aceptación y el status dentro de un grupo, en tanto que el rechazo es el precio de la inconformidad.

Es probable que ninguna otra estructura se aproxime siquiera a la tremenda fuerza de control del grupo sobre el individuo. Todo padre que haya intentado de contradecir el argumento de un adolescente de "todos los muchachos lo están usando" está plenamente consciente del poder de control del grupo.

 

CONTROLES INFORMALES DEL GRUPO PRIMARIO.

Los grupos son de dos clases, primarios y secundarios; estos conceptos se analizarán con detalle en un capitulo posterior. Para nuestro presente análisis es suficiente notar que los grupos primarios son pequeños, íntimos e informales, como la familia, la pandilla, el equipo de juego, en tanto que los grupos secundarios son impersonales, formales y utilitarios, como un sindicato laboral, una asociación de comerciantes, una congregación religiosa o un cuerpo estudiantil.

Dentro de los grupos primarios, el control es informal, espontáneo y sin planeación. Los miembros del grupo reaccionan a las acciones de cada miembro. Cuando un miembro irrita o molesta a los otros, éstos pueden mostrar su desaprobación por medio del ridículo, de la risa, de la crítica o aun del ostracismo. Cuando la conducta de un miembro es aceptable, la recompensa ordinaria suele ser sentirse seguro y confortable en su propio ambiente. Muchos novelistas han utilizado el argumento secundario en el que un personaje viola las normas de grupo en alguna forma, es castigado con la desaprobación del grupo y debe ganarse de nueva cuenta la aceptación del grupo mediante la penitencia y una renovada conformidad (como el Babbitt de Sinclair Lewis).

En las sociedades más primitivas, donde virtualmente todos los grupos eran primarios, había muy pocos malos comportamientos de importancia. Cada persona había nacido dentro de grupos unidos por el parentesco; por ejemplo, una familia, un clan, una tribu. Uno no podía cambiarse a otra tribu o clan, porque una persona divorciada de los vínculos consanguíneos no tenía existencia social; esto es, nadie estaba obligado a considerarlo y tratarlo como un ser humano. Quien quería sobrevivir tenía que continuar con los grupos en los que estaba como apresado en la red. Puesto que había poca privacía y ningún escape, el castigo de una inconformidad seria era ridiculizada inmisericordemente. Lowie describe el empleo del escarnio y el ridículo entre varios de los pueblos indígenas del territorio. La persona que violaba las normas culturales era ridiculizada inmisericordemente. Lowie describe el empleo del escarnio y el ridículo entre varios de los pueblos indígenas del territorio que ahora forma parte de Estados Unidos.

Cuando a un muchacho indio de la tribu de los fox, en Illinois, se le enseñaba a no robar y a no denigrar nunca a su mujer, sus mayores no lo amenazaban con ningún castigo tangible en el presente o en el futuro o con alguna regla abstracta de moralidad. El argumento decisivo era: "La gente dirá muchas cosas de ti, aunque tú no lo sepas".El chismorreo adquiere algunas veces formas especiales de ridículo. Un joven de Alaska informa así de su experiencia: "Si tú no te casas dentro de tu pueblo, harán bromas acerca de ti, harán tantas bromas que llegara a ser desagradable". Los crow cantan canciones para burlarse de un avaro, de un valentón o de un hombre que vuelve a admitir a una mujer divorciada, el colmo de la desgracia. Algunos parientes tenían el privilegio de criticar públicamente a un hombre por violaciones de buenos modales o de la ética, y no había nada que se temiera más que ser puesto así en la picota. Este sistema fue desarrollado por los pies negros con algunas pequeñas diferencias. "Para una mala conducta no grave pero persistente, algunas veces se practica un método de disciplina formal. Cuando el ofensor no ha hecho caso de los consejos o sugerencias, los hombres principales pueden darse formalmente por enterados y decidir restaurar la disciplina. Algún día, al anochecer, cuando todos están en sus casas, alguno de los principales llamará a un vecino y le preguntará si ha observado la conducta del señor A. Esto inicia una conversación general en muchas cosas, en la que todos los rasgos grotescos y odiosos del señor A son puesto en ridículo general en medio de carcajadas, y el interrogatorio continúa hasta bien entrada la noche. La mortificación de la víctima es extrema y la suele. llevar a un exilio temporal o, como en tiempos antiguos, a ponerse en pie de guerra para llevar a cabo proezas desesperadas."Un hombre primitivo sacrifica la mitad de sus propiedades por medio a que se le llame avaro; entrega a su esposa favorita silos celos están contra el código; arriesga su propia vida, si es la única forma de alcanzar el honor de un elogio público. Esta es la razón por la que los salvajes de la misma tribu no se andan degollando unos a otros o violando las mujeres disponibles, aun cuando carecen de constituciones escritas, cárceles, fuerza policiaca y religión revelada.

En muchos casos autenticados donde los primitivos han violado normas importantes, se han suicidado porque no pueden soportar el castigo de la desaprobación del grupo (Malinowski, 1926, Páginas 94-99). En tal ambiente de grupo, el castigo por inconformidades serias es tan insoportable que éstas son raras. Lo mismo pasa en las culturas complejas; dondequiera que las personas están atrapadas en ambientes de grupos primarios de los que no pueden escapar fácilmente, como en la celda de una prisión o en una unidad militar, esta gran fuerza controladora del grupo primario entra en acción.

En muchas sociedades el grupo se hace responsable de los actos de cualquiera de sus miembros. Por ejemplo, si un indígena tlingit del noroeste del territorio estadounidense asesinaba a un miembro de otro clan, su propio clan tenía que proporcionar a una persona del mismo status social al de la asesinada para que la ejecutaran, mientras que el verdadero asesino era condenado a vivir sabiendo que había sido el causante de la ejecución de un miembro de su propio clan. En el ejército, un fusil sucio o un armario desarreglado puede privar a todo el pelotón de su fin de semana libre. Tales formas de castigo colectivo pueden parecer injustas, ¡pero funcionan! Un soldado cuya indolencia ha provocado que su pelotón pierda su fin de semana libre, no es probable que repita el error ¡o que se le permita que lo olvide!

Buena parte del "liderazgo" y de la "autoridad" depende de la habilidosa manipulación del grupo como mecanismo de control. Los maestros que triunfan, por ejemplo, utilizan con frecuencia la clase para mantener la disciplina; manipulan la situación de modo que el niño que se porta mal quede en ridículo ante sus compañeros. Pero si permiten que la situación evolucione de modo que el niño que se porta mal aparezca a los ojos de sus condiscípulos como un héroe o un mártir, se pierde ese control.

Las personas normales necesitan y- buscan la aprobación de los otros, especialmente de los miembros del grupo primario, de los que dependen para una respuesta humana íntima. Los trabajadores ingleses castigan algunas veces a otro trabajador que ha violado las normas del grupo "haciéndole el vacío". Esto significa que los trabajadores no hablarán, responderán o mirarán a la persona, y actuarán como si el otro trabajador no existiera. La víctima normalmente hace penitencia o abandona el trabajo. Miles de novelas, dramas y óperas han utilizado este tema. La mayoría de la gente dará casi cualquier cosa, hasta sus vidas si es necesario, para retener la aprobación y el confortable sentimiento de pertenecer al grupo más importante para ellos. La agobiante necesidad de aprobación y aceptación del grupo es lo que hace del grupo primario la agencia de control más poderosa del mundo.

 

CONTROLES DEL GRUPO SECUNDARIO.

Cuando pasamos de una situación de grupo prima a una de grupo secundario, también pasamos de controles sociales informales a otros más formales. Los grupos secundarios son generalmente más grandes, más impersonales y especializados en sus fines. No los utilizamos para satisfacer nuestra necesidad de respuesta humana íntima, sino para que nos ayuden a efectuar algunos trabajos. Si un grupo secundario no satisface nuestras necesidades, podemos dejarlo sin mayores angustias, porque nuestra vida emocional no está implicada profundamente. Mantener nuestro status en el grupo secundario es deseable, pero no una necesidad emocional desesperada como lo es en el grupo primario. Ciertamente, en nuestra sociedad es posible que las personas cambien sus grupos primarios, dejen sus familias, se divorcien de sus cónyuges y encuentren nuevos amigos, pero esto es doloroso. El grupo secundario es por lo general una agencia de control menos compulsiva que el grupo primario.

El grupo secundario aún es un control eficaz. Algunos de los controles informales operan todavía en el grupo secundario. Ninguna persona normal quiere aparecer ridícula en una reunión sindical, en un servicio de culto religioso, en el banquete de la Cámara de Comercio. Tales controles informales, como el ridículo, la risa, el chisme y el ostracismo operan en los ambientes del grupo secundario, pero generalmente tienen un impacto reducido. En cambio, otros controles más formales son característicos de los grupos secundarios: los protocolos parlamentarios, los reglamentos oficiales y los procedimientos regularizados, la propaganda, las relaciones públicas y la "ingeniería humana", las promociones y los títulos, las recompensas y premios, las penas y castigos formales y otros más.

Estos controles formales del grupo secundario son más eficaces cuando están reforzados por un grupo primario. Un premio o una condecoración es más agradable cuando la ceremonia de premiación puede ser vista por una familia llena de admiración y un grupo de amigos íntimos que aplaude. Dentro del grupo secundario grande e impersonal, puede haber muchos grupos primarios muy integrados, como los pelotones dentro de un ejército o las cuadrillas de trabajadores dentro de una corporación. Estos grupos primarios pueden reforzar o minar los controles formales de los grupos secundarios y afectar mucho el desempeño del grupo secundario. Gran parte del enfoque de la ingeniería humana en la industria es un esfuerzo por utilizar estos grupos primarios para reforzar los controles y objetivos de la corporación.

 

EL LENGUAJE COMO CONTROL.

El lenguaje es una forma de describir la realidad, y los cambios en el lenguaje pueden modificar la forma en que la gente ve la realidad. Esto es lo que los interaccionistas simbólicos quieren decir con "la construcción social de la realidad". Una redefinición que atribuye nuevos significados a palabras familiares puede promover una redefinición de actitudes y relaciones. Por ejemplo, el empleo reciente del término "derechos a la asistencia social" ha tenido algún éxito en cambiar la imagen de la asistencia social, de una caridad (que el pobre acepta agradecido en cualquier cantidad que se le ofrezca) a un "derecho" (por el que los receptores pueden legítimamente gestionar, negociar o luchar). Después de todo, un "derecho" es sólo una exigencia que otras personas reconocerán y concederán. Los grupos revolucionarios y terroristas pueden llamarse un "ejército" y asumir títulos militares ("Comandante Supremo", "Jefe del Estado Mayor". Un comandante supremo de un ejército de diez personas puede ser absurdo, pero si puede persuadirse a los medios de comunicación de que utilicen estos términos, ello da cierto aire de legitimidad al grupo, haciéndolo más aceptable a largo plazo para la sociedad. Algunas veces los grupos utilizan el lenguaje para un efecto opuesto. Un argot es el lenguaje especial de una subcultura.

Incluye palabras acuñadas especialmente, lo mismo que palabras comunes a las que se les da un significado especial. Por ejemplo, Howard (1974, p. 44) informa que en el gheto (en ese momento particular) ser llamado "all bad" significaba que uno tiene garbo, brío y estilo, mientras que "bad mother" era un cumplido. Un argot presta importantes funciones de control social. Promueve la comunicación dentro del grupo, puesto que cada término está cargado con un significado que sólo los miembros del grupo pueden entender. El argot excluye también a los forasteros; para entrar al grupo, se debe "hablar el lenguaje". Aprender el argot, pues, no sólo fortalece el vinculo entre los individuos y el grupo; también reduce la comunicación con el mundo exterior. Ningún individuo está totalmente desconectado del mundo exterior a la subcultura, pero como Bernstein (1966) observa, el argot sirve para elevar al máximo las barreras entre el grupo y el resto de la sociedad. En esta forma opera para conservar lo que los sociólogos llaman "mantenimiento de las fronteras"

 

CONTROL SOCIAL COMUNISTA.

El control social formal en las democracias occidentales descansa sobre todo en leyes escritas, procesos para determinar culpables y castigos "de acuerdo con la ley". El control social en la República Popular China (RPC) descansa sobre tan pocas leyes escritas, que es discutible aun el que tenga un sistema legal (Pepinsky, 1976, p. 82), pero aunque la RPC utiliza la adoctrinación continua, el control total de los medios de comunicación y castigos muy duros cuando son necesarios, su confianza primaria estriba en la presión de grupo.

Los estadounidenses que desean escapar de la presión de grupo pueden desaparecer para comenzar de nuevo en cualquier otro lugar. Esto es impensable en la RPC, donde nadie puede ser anónimo. Los chinos cambian de trabajo, de residencia y de compañeros con mucha menos frecuencia que los estadounidenses, y rara vez pueden hacerlos sin aprobación oficial (Pepinsky, 1976, Páginas 92-93). Toda persona es asignada a un danwei, un pequeño grupo de estudio, que funciona en la escuela, la oficina, la manzana o la comuna. Esta es la piedra angular de la sociedad china. La mayor parte de las necesidades (tarjeta de racionamiento, permisos de viaje, cambio de trabajo, asignación de alojamiento, citas en las clínicas de salud, permisos para matrimonios o divorcio) se satisfacen mediante el danwei. Éste lleva un expediente detallado sobre cada uno de los miembros, que incluye antecedentes de clase durante tres generaciones.

En la mayor parte de las zonas urbanas cada manzana o área pequeña tiene un comité de calle formado por miembros que no reciben paga alguna y que vigilan estrechamente a quienes están asignados a ese comité. Este comité de calle funciona como una agencia de servicio social que da recomendaciones para la obtención de un trabajo o el alquiler de una casa y adjudicación clínica e informa sobre las necesidades de los miembros. El comité de calle es también una agencia de supervigilancia que informa sobre sospechas e infracciones de los reglamentos de policía. Este comité decide también qué parejas en el vecindario pueden tener otro niño y, en ocasiones, puede ordenar a una mujer que tenga otro aborto (Butterfield, 1982).

Toda persona (excepto los niños pequeños) deben participar regularmente en un grupo de estudio de seis a doce personas. Todo miembro debe tomar parte y no se le permite guardar silencio. Se discuten problemas, se desarrollan soluciones prácticas y se presiona gentilmente a los "reacios" para que estén de acuerdo. Las directivas del partido se discuten y se revisa el comportamiento de cada miembro. El hecho de no someterse a una autocrítica, reconociendo los propios errores y prometiendo enmienda, acarrea primero persistentes esfuerzos de persuasión y luego castigos más severos, si es necesario. Sin embargo, la eficacia principal depende de la manipulación que el grupo hace de la culpa y de la vergüenza. Así, los comunistas chinos han organizado e institucionalizado las técnicas de a modificación del comportamiento de la psicología conductista, (Pepinsky, 1976, Páginas 96-99, La Mott, 1977).

El control social chino es innegablemente eficaz, posiblemente el más eficaz de cualquier sociedad en la historia. Las que los estadounidenses consideran como libertades humanas básicas están por completo ausentes en la RPC, pero llamarla simplemente sociedad represiva es superficial. El control social en la RPC es, a la vez, muy amable y muy cruel. No se descuida a nadie. Un niño o una mujer a los que se golpea constantemente, una persona que está enferma y mal atendida o quien se encuentra perplejo ante un problema de cualquier tipo que sea, tiene en China mayor seguridad de recibir atención y ayuda que en Estados Unidos. Un niño que persistentemente se porta mal o un padre que descuida o maltrata a un niño, no tarda mucho en tener que soportar un frente unido de desaprobación de todos aquellos a los que conoce. Pocos pueden resistirlo durante mucho tiempo. Pero el control puede ser muy duro. A nadie se le concede el derecho a tener una idea, un deseo o una meta que no esté en armonía con el bien público, como se le define oficialmente. Quien ofrece resistencia puede esperar castigos que van desde la desaprobación del grupo pasando por la negativa de trabajo y alojamiento, hasta el máximo castigo: el confinamiento en un "centro de reeducación", donde se ablanda o muere. El control social en otras sociedades comunistas es similar al modelo de la RPC en el empleo de la presión social, pero es menos completo, y suele utilizar más los tribunales y castigos legales. Como en todas las sociedades, cuando las presiones sociales fallan, la fuerza es el control definitivo.

 

Control social mediante la presión social

Muchas sociedades primitivas han logrado controlar el comportamiento de los individuos mediante las tradiciones, reforzadas por los controles informales, del grupo primario, de modo que las leyes y los castigos son innecesarios. Pero con poblaciones más numerosas y culturas más complejas se han desarrollado gobiernos, leyes y castigos formales.

Cuando el individuo no desea cumplir las reglas, el grupo trata de obligarlo a ello. Sin embargo, en los grupos más grandes el individuo es demasiado anónimo para que se le puedan imponer presiones sociales informales. Más aún, en las sociedades más numerosas que tienen culturas complejas, es probable que se desarrollen algunas subculturas que entren en conflicto con la cultura de la mayoría. El "consenso moral" -el casi completo acuerdo sobre lo que es bueno y lo que es malo-, que por lo general encontramos en una pequeña sociedad con una cultura estable, es raro encontrarlo en las sociedades más grandes que tienen culturas cambiantes. En tales sociedades la persona que rechaza las normas de la mayoría puede encontrar apoyo emocional en un grupo de otras personas que piensan y actúan como ella. (Unos cuantos de los muchos ejemplos actuales, podría incluir la comunidad Ámish, la comuna hippie o la subcultura homosexual.) Así, la sociedad convencional utiliza algunas veces la fuerza -en forma de leyes y castigos formales- para obligar al mínimo requerido de conformidad. Esta fuerza no siempre tiene éxito, pero se utiliza en toda sociedad compleja.

 

Determinantes situaciones del comportamiento

Cuando la gente ve algún comportamiento que no le gusta, suele atribuirlo a una naturaleza humana perversa, a un impulso malvado, a un carácter débil o a alguna otra causa individual. Lo que separa al sociólogo de otros en este punto es el hábito del sociólogo de buscar los factores sociales en la causalidad del comportamiento. Ciertamente, cuando un individuo o unas cuantas personas cambian de carácter o de comportamiento, las explicaciones pueden ser puramente individuales. Pero cuando gran número de personas cambia de carácter o de comportamiento en la misma dirección, la causa probable es un cambio en las influencias sociales y culturales sobre la conducta. Una parte importante del control social consiste en los esfuerzos por manipular la situación del comportamiento, porque la mayor parte de las personas responderán con la clase de comportamiento que la situación fomente. Esto es verdad en tal grado que la mayor parte de las personas lo reconocen.

El comportamiento propio en una situación particular es casi siempre el resultado de las necesidades, presiones y tentaciones que ofrece la situación. Hay muchas pruebas de que muchas personas que no estafarían a un vendedor de periódicos ciego, lo harán en un supermercado si tienen la oportunidad de hacerlo; prácticamente todos hemos cometido pequeñas estafas en el pago de los impuestos sobre nuestros ingresos; los soldados que no robaban a sus vecinos cuando estaban en casa, "liberaron" muchos artículos de las poblaciones enemigas; la gente, como parte de una multitud, hace cosas que no haría como simples individuos. Las atrocidades de guerra son cometidas por todos los ejércitos, incluyendo los estadounidenses (Taylor, 1970). Si se mata o se toma prisionero a un enemigo que se rinde, depende más de las circunstancias en el momento de la rendición que del carácter de las tropas que lo capturaron (Draper, 1945). Los datos de Kinsey muestran que la mayor. parte de los maridos civiles son fieles a sus esposas, al menos la mayor parte del tiempo; pero parece que la mayor parte del personal militar en el extranjero, durante prolongadas separaciones de sus mujeres, se aprovechan casi de cualquier, oportunidad atractiva para la infidelidad.

¿Los dirigentes sindicales creen en los sindicatos?, excepto para sus propios trabajadores. Así, cuando los trabajadores de los grandes sindicatos buscan organizar y negociar colectivamente con sus patrones estos dirigentes parecen reaccionar de igual manera que cualquier empresario, poniendo incluso piquetes de vigilancia cuando sus empleados van a la huelga (Business Week, March 21, 1971, p. 31). Y cuando los trabajadores administrativos del sindicato van a la huelga, actúan exactamente igual que otros trabajadores en huelga; así en Michigan, varias ramas locales de la Michigan Education Association no pudieron obtener el apoyo de los negociadores de la MEA para llegar a un arreglo con sus juntas escolares locales, porque el personal de la MEA estaba en huelga contra la MEA (Cote, 1977). Finalmente, cuando las cuotas del sindicato disminuyeron, los sindicatos despidieron a los miembros administrativos, del mismo modo que lo hacen las empresas (Wall Street, Feb. 23, 1982, p. 1). Argyris (1967) informa que "Como un experimento sociológico, dos sacerdotes fueron a trabajar a una línea de montaje y pronto se encontraron con que estaban engañando con la calidad, mintiendo a sus capataces y maldiciendo a las máquinas". Su nueva situación de trabajo acarreaba presiones y frustraciones a las que respondieron como cualquier otro trabajador. Ejemplos de cómo la situación total de comportamiento afecta el resultado de éste pudieran multiplicarse sin término. Muchos se hallan en el capítulo 19, "Comportamiento colectivo y movimientos sociales".

La gente tiende a obedecer a un representante de la autoridad; por lo tanto, los guardias se visten con uniformes impresionantes (Beckman, 1974). En un experimento que fue muy criticado, Milgram (1974) encontró que en el ambiente de un laboratorio universitario, los que se ofrecieron voluntariamente a una investigación obedecían las órdenes de científicos, aun cuando pensaban que su obediencia les estaba causando un dolor intolerable a otros sujetos implicados en el experimento. Las atrocidades de la guerra, llevadas a cabo con frecuencia obedeciendo órdenes, se vuelven comprensibles cuando estudiamos la forma en que la situación total del comportamiento afecta la conducta.

Ciertamente, las normas interiorizadas y otras características que uno aporta a la situación son un factor en el comportamiento personal; algunas veces son el factor determinante. Unas pocas personas son honradas en todas las situaciones; algunos maridos y esposas serán fieles pese a cualquier tentación. Pero con mayor frecuencia de la que nuestro folklore lo admite, una situación promueve un tipo de comportamiento característico entre la mayor parte de los participantes. Por ejemplo, las ferias del condado son frecuentadas principalmente por personas de la localidad, con frecuencia en grupos familiares, en lugares arreglados adecuadamente y resguardados por la policía, en los que la gente se divide en muchos pequeños grupos. El comportamiento en esta situación es generalmente ordenado. Los festivales de música rock son frecuentados principalmente por jóvenes que no tienen vínculos locales o responsabilidades familiares, que pueden disponer, con facilidad de drogas y que tienen un interés focal y un compás hipnótico que los unifica en una multitud activa. No es, pues, de extrañar que se desarrolle el comportamiento ruidoso, el vandalismo en pequeña escala y las enojosas confrontaciones frecuentes con los residentes locales.

La violencia en las competencias deportivas se ha convertido en un problema creciente, que lleva a la cancelación real de algunas de esas competencias por temor a la violencia que se espera (Clary, 1977). Sin embargo, esta violencia no está distribuida al azar. Es más probable en los juegos nocturnos (después de que los fanáticos han tenido más tiempo para emborracharse) y es más probable que se produzca después del juego que antes de él; lo que ha llevado a un par de sociólogos a sugerir que el tiempo oportuno para tocar el himno nacional es después del juego (Bryan y Horton, 1978).

Existen muchas Otras aplicaciones prácticas de esta forma de control social. Por ejemplo, si desearnos desalentar que se tire basura, los sermones sobre el asunto son menos eficaces que la colocación estratégica de botes para los desperdicios; pero si se deja que éstos se llenen y no se vacían regularmente, se destruye el efecto del control (Finnie, 1974). Muchos de los barrios antiguos, con su vida callejera agitada y sus escaleras llenas de gente, tenían menos crímenes que los elevados edificios de apartamientos modernos que los reemplazaron, cuyas aceras y corredores vacíos realmente invitaban el crimen (Jacobs, 1961). El diseño arquitectónico se está ahora reconsiderando en vista del descubrimiento de que el diseño afecta las tasas de criminalidad

Bridgestone da trabajo a sus empleados de por vida, lo mismo que todas las prestaciones típicas japonesas. Dos tercios de 3 700 trabajadores... vive en apartamientos de la compañía por los que pagan alrededor de $30 al año. El sueldo promedio es de $12 545 al año.La compañía proporciona también campos de tenis, de beisbol y fútbol, un gimnasio, un jardín de niños, un hospital e incluso un salón para bodas, lo cual no es despreciable en Japón donde los precios de las ceremonias nupciales pueden ser exorbitantes.En cambio, la compañía obtiene la lealtad de los empleados en las cosas grandes y en las pequeñas. La cafetería de los empleados funciona con un sistema de honor. No hay ningún cajero. Los empleados simplemente depositan lo que deben en una caja cuando salen del establecimiento y toman de la misma caja el cambio a que tienen derecho. Bridgestone dice que la cafetería nunca ha tenido faltantes.La última huelga en Bridgestone fue en 1947. Los empleados participaron ansiosamente en la creación de nuevas formas para mejorar la calidad de los productos de Bridgestone reduciendo el costo y el tiempo necesario para fabricarlos. "Cuando no tenemos paros, el sindicato nos ayuda a Incrementar la productividad", dice Motozo Mazutani, un gerente en la planta de Kodira.

¿Funcionarían estas políticas administrativas en Estados Unidos? ¿Puede explicarse el comportamiento de estos empleados en términos de presión de grupo? ¿Y en términos de las determinantes situaciones del comportamiento?

Así, la deliberada manipulación de los determinantes situacionales del comportamiento es uno de los principales medios de control social.

 

PROFECIAS AUTOCUMPLIDAS.

Una profecía autocumplida es aquella que desata una cadena de acontecimientos que hacen que ella se verifique (Merton, 1957a, Cap. 11). Por ejemplo, si yo señalo a una muchacha en clase y digo: "Te vas a poner colorada. Vean todos cómo se pone colorada", es casi seguro que a ella le subirá el rubor a las mejillas. El ejemplo clásico es el asedio bancario. Si se informa que es probable que cierto banco quiebre, esto puede desatar un asedio bancario que garantice su quiebra.

Las profecías que se cumplen son muy comunes en el comportamiento social. La profecía de que "habrá violencia en las calles si..." con frecuencia ha sido seguida por la violencia. La profecía que se cumple ha sido un arma fácil de los demagogos. Los capacita para alentar un acontecimiento particular, mientras piadosamente lo lamentan.

 

DESVIACIÓN SOCIAL

Ningún sistema de control social funciona perfectamente. En todas las sociedades conocidas algunas personas dejan de comportarse como se espera de ellas, aunque la inconformidad varia mucho en forma y frecuencia según las sociedades (Edgerton, 1976). Pero existen algunos rasgos comunes de desviación en todas las sociedades.

 

Características de la desviación

 

LA DESVIACIÓN ES POR DEFINICIÓN.

Ningún acto es desviante por sí mismo; se vuelve desviante cuando se define como tal. Como Becker hace notar (l963, p. 9), "la desviación no es una cualidad del acto que la persona comete, sino más bien una consecuencia de la aplicación que otros hacen de reglas y sanciones al infractor. El desviante es alguien al que esta etiqueta le ha sido aplicada con éxito; el comportamiento desviado es el de las personas así calificadas". La desviación es, pues, cualquier comportamiento definido como una violación de las normas de un grupo o sociedad.

DESVIACIÓN APROBADA Y DESVIACIÓN DESAPROBADA. Tanto Florence Nightingale como Jack el Destripador eran desviantes. Algunos desviantes -el genio, el santo, el héroe- pueden ser honrados y reverenciados (casi siempre después de su muerte y cuando ya no son una molestia). Los sociólogos han estudiado poco las formas aprobadas de desviación. Por razones prácticas, el estudio sociológico de la desviación es el de la desviación desaprobada. Gran parte del comportamiento desviante está prohibido por la ley. En un grado mayor, el estudio del comportamiento desviante es el estudio del comportamiento criminal.

DESVIACIÓN RELATIVA Y DESVIACIÓN ABSOLUTA. En las sociedades modernas la mayoría de las personas no son ni completamente conformistas ni completamente desviantes. Una persona que se aparte por entero de las normas la pasaría muy mal permaneciendo viva. Aun los desviantes más espectaculares, como los piromaníacos, los revolucionarios o los ermitaños, son por lo general muy convencionales en algunas de sus actividades. Y casi todas las personas "normales" ocasionalmente son desviantes. Kinsey (1948, Páginas 392, 576) ha mostrado cómo más de la mitad de nuestros adultos podrían ser encerrados en prisión por poner en práctica técnicas de galanteo que estaban (y todavía lo están) prohibidas .por las leyes de la mayor parte de los estados. Muchos estudios han demostrado que la mayor parte de las personas han cometido algunos delitos importantes por los que podrían ser perseguidas si se hicieran cumplir todas las leyes (Porterfield, 1946; Wallerstein y Wyle, 1947; GoId, 1970). Es evidente que casi todos en nuestra sociedad son personas que se apartan de las normas en algún grado, pero algunos con mayor frecuencia y amplitud que otros, y que algunos ocultan sus acciones mejor que otros. En alguna medida, el desviante es alguien que hace a plena luz lo que otros llevan a cabo en secreto.

¿DESVIACIÓN DE LA CULTURA REAL O DE LA IDEAL? Puesto que las culturas real e ideal se apartan con frecuencia, como se mencionó en el capitulo 3, la conformidad con una puede ser una desviación con respecto de la otra. Por ejemplo, la cultura ideal incluye la norma, cultural de obediencia a todas las leyes, aunque prácticamente nadie obedece todas las leyes.

Cuando están comprometidos valores importantes en la divergencia entre lo que la gente dice (cultura ideal) y lo que hace (cultura real), la distinción se vuelve importante. En todo análisis sobre la desviación donde esta distinción es importante, la base normativa -la cultura real o ideal- debería estar incorporada o expresamente establecida. Por ejemplo, en cualquier discusión de las relaciones premaritales o de algunos "delitos" sexuales que practican ampliamente las parejas de casados, se debería especificar la base normativa.

 

PAUTA DE INOBSERVANCIA.

Siempre que las mayorías o las leyes prohiben algo que muchas personas desean ardientemente hacer, es probable que aparezcan las pautas de inobservancia. Estas son las pautas mediante las cuales las personas ceden a sus deseos sin desafiar abiertamente a las mayorías. Roebuck y Spray (1967) muestran cómo los salones de cóctel funcionan para facilitar encuestas sexuales discretas entre hombres casados que tienen un elevado status y mujeres jóvenes solteras. Las pautas más comunes de inobservancia en nuestra sociedad incluirían conducir a mayor velocidad de la permitida, la violación sistemática de los límites de carga por los choferes y los pequeños fraudes con relación a los impuestos personales.

El hecho de que una norma particular se viole con frecuencia no crea una pauta de inobservancia. Sólo cuando existe una pauta de violación que es reconocida y sancionada por el grupo al que uno pertenece nos encontramos ante una pauta de inobservancia. Proteger a un contrabandista de licores se convierte en una pauta de inobservancia cuando se hace una forma normal, aprobada por el grupo de obtener bebidas alcohólicas prohibidas. La inobservancia pierde su censura moral al llegar a ser sancionada por el grupo. Entre algunos grupos, el éxito en "coleccionar" infracciones de tránsito o en seducir mujeres provocará la admiración de los Otros. Las pautas de inobservancia son, pues, una forma semi institucionalizada de comportamiento desviante.

Algunas veces una pauta de desviación no es lo bastante aceptada como para ser una pauta a inobservancia, lo bastante condenada como para ser rutinariamente suprimida. En tales situaciones, la tolerancia de tal desviación puede operar como una forma de control social. Las prostitutas y los jugadores pueden obtener permiso para operar mientras proporcionen información a la policía. En la mayor parte de las cárceles, a los presos influyentes que pueden asegurar el orden y la tranquilidad en un grupo de celdas se les permite cometer infracciones menores al reglamento (Strange y McCory, 1974). Así, la tolerancia de alguna desviación, con la amenaza implícita del retiro de este privilegio y que realmente hace cumplir las reglas, funciona para mantener el control social.

 

LA DESVIACIÓN ES ADAPTATIVA.

La desviación es al mismo tiempo una amenaza a la estabilidad social y una forma de protección. Por una parte, una sociedad puede operar eficientemente sólo si hay orden y predictibilidad en la vida social. Debemos saber, dentro de límites razonables, qué comportamiento esperar de otros, qué esperan ellos de nosotros y en que clase de sociedad debería socializarse a nuestros hijos para que vivan en ella. El comportamiento desviado amenaza este orden y su predictibilidad. Si demasiadas personas dejan de comportarse como se espera de ellas, se desorganiza la cultura y el orden social se derrumba. La actividad económica puede interrumpirse y aparecer la escasez. Las tradiciones pierde su fuerza compulsiva y el núcleo de valores comunes de la sociedad se reduce. Los individuos se sienten inseguros y confusos en una sociedad cuyas normas se han vuelto no confiables. Sólo cuando la mayor parte de las personas se conforman la mayor parte del tiempo con normas bien establecidas, una sociedad puede funcionar eficientemente. Los revolucionarios, una vez que han destruido el antiguo sistema de control social, buscan inmediatamente crear uno nuevo que con frecuencia es más restrictivo que el que han echado por tierra.

Por otra parte, el comportamiento desviante es una forma de adaptar una cultura al cambio social (Coser, 1962; Sagarin, 1977). Ninguna sociedad actual puede quizá permanecer estática por mucho tiempo. Aun la más aislada de las sociedades del mundo enfrentará cambios sociales radicales dentro de la próxima, generación. La explosión demográfica, el cambio tecnológico y la desaparición de culturas tribales y populares están exigiendo que muchas personas aprendan normas nuevas, mientras que la tecnología cambiante sigue exigiendo adaptaciones de parte de pueblos más avanzados. Pero las nuevas normas rara vez son producto de asambleas deliberativas de personas que solemnemente declaran que las normas antiguas son obsoletas y exigen nuevas normas. Aunque las deliberaciones serias de los congresos, de los concilios religiosos y de las asociaciones profesionales pueden acelerar o frenar las nuevas normas, sus pronunciamientos suelen servir más para legitimar nuevas normas que prácticamente son de aceptación general. Las nuevas normas emergen del comportamiento cotidiano de individuos que responden en forma similar al impacto de nuevas circunstancias sociales (punto de vista funcionalista) o al éxito de algunos grupos en imponer nuevas regias sobre otros grupos (punto de vista de la perspectiva del conflicto). El comportamiento desviante de unas cuantas personas puede ser el comienzo de una nueva norma. Conforme más y más personas coinciden en el comportamiento desviante y los grupos organizados empiezan a promoverlo y justificarlo, deja de ser desviante y se establece una nueva norma.

El surgimiento de nuevas normas está claramente ilustrado en la declinación de la familia patriarcal. En una sociedad agraria donde toda la familia trabajaba junta bajo el ojo vigilante del padre, era fácil mantener el predominio masculino. Pero la transformación de la tecnología trasladó el trabajo del padre al taller o a la oficina, donde ya no pudo ejercer su vigilancia; el cambio tecnológico también comenzó a llevar a la mujer a trabajos donde laboraba separada de su marido y ganando su propio sueldo. El marido ya no estaba en una posición estratégica para mantener su autoridad masculina y ésta, poco a poco, se debilitó. En el siglo XIX, la mujer relativamente independiente e igualitaria que pensaba por cuenta propia y tenía el hábito de dar a conocer lo que pensaba, era una desviante; actualmente es un lugar común, y el movimiento femenino está exigiendo cambios adicionales de los status masculino y femenino. La teoría funcionalista subraya los cambios en el rol laboral y en la situación estratégica que allanaron el camino para nuevas normas; los teóricos del conflicto hacen hincapié en la acción política organizada necesaria para obtener el reconocimiento legal de las nuevas normas.

El comportamiento desviante representa con frecuencia el origen de las adaptaciones del mañana. Sin un comportamiento desviante será difícil adaptar una cultura a las necesidades y circunstancias que se transforman. Una sociedad en cambio necesita, por lo tanto comportamientos desviantes si ha de operar con eficiencia. La cuestión de cuánta desviación y qué clases de desviación debería tolerar una sociedad es un perpetuo acertijo. Es fácil ahora para la mayor parte de las personas aceptar que los republicanos del siglo XVIII y las sufragistas del XIX fueron desviantes socialmente útiles, mientras que los utópicos y (según muchos) los anarquistas fueron socialmente destructivos. Pero ¿cuáles de los desviantes actuales demostrarán mañana haber sido los pioneros de hoy: los nudistas, los hippies, los homosexuales, los pacifistas, los adictos a la mariguana, los miembros de las comunas, los partidarios del amor libre, los unimundistas o quiénes? Es difícil decirlo.

No todas las formas de desviación se ajustarán al análisis anterior. El comportamiento del asesino, del que comete abusos sexuales con niños o del alcohólico rara vez contribuyen a forjar una nueva y útil norma social. En cualquier momento determinado, un comportamiento desviante adquiere varias formas, y sólo unas cuantas de ellas se convertirán mañana en normas. Demasiada desviación es totalmente destructiva en sus consecuencias personales y sociales. Pero un poco de desviación es socialmente útil, como se indicó antes. Separar las desviaciones sociales peligrosas de las socialmente útiles requiere capacidad para predecir las normas sociales que la sociedad del mañana requerirá.

 

Teorías acerca de la desviación

Sin importar lo eficiente que sea el control social, algunas personas se desvían. ¿Por qué?

 

TEORÍA BIOLÓGICA.

Algunas personas son incapaces de conformarse debido a un defecto biológico. Aquellos que tienen un serio impedimento físico o mental posiblemente no pueden llenar todas las expectativas usuales del comportamiento. Pero la desviación por incapacidad biológica para conformarse no es muy común y parecer ser un factor menor en las clases de desviación que provocan una fuerte desaprobación social. La idea de que ciertos tipos de cuerpos están predispuestos a algunos tipos de comportamiento es casi tan antigua como la historia humana. Muchos estudiosos, incluyendo a Lombroso, (1912), Kretschmer (1925), Hooton (1939), von Hentig (1947) y Sheldon (1949) han efectuado trabajos en los que afirman haber encontrado que algunos tipos de cuerpos son más propensos a un comportamiento desviante que otros. La teoría más elaborada es la de Sheldon, quien identifica tres tipos básicos de cuerpo; endomorfo (rechoncho, flácido, grasoso); mesomorfo (musculoso, atlético); hectomorfo (delgado, huesudo). Para cada tipo, Sheldon describe una serie elaborada de características de personalidad y tendencias de comportamiento. Por ejemplo, encuentra que los delincuentes y los alcohólicos son generalmente mesomorfos. Atribuye la neurosis principalmente al esfuerzo de los individuos por ser diferente de lo que el tipo de cuerpo le predispone a ser.

Las teorías de tipo físico aparecen ocasionalmente como artículos "científicos" en las revistas populares y en los suplementos dominicales. Han llegado a ser bastante populares, debido posiblemente a que parecen ofrecer una forma científica sencilla de clasificar a las personas y de predecir o explicar su comportamiento. Sin embargo, los científicos sociales son bastante escépticos respecto a las teorías fundadas en la clase de cuerpo que se tenga (Clinard y Meier, 1979, p. 31). Aunque estas teorías están apoyadas en pruebas empíricas impresionantes, los críticos han notado serios errores en el método, lo que siembra serías dudas sobre, sus resultados. Por ejemplo, el proceso de clasificar a los sujetos en varios tipos corporales no incluía salvaguardas metodológicas adecuadas contra un prejuicio inconsciente; en consecuencia, un sujeto que se encontrara en el limite de dos clasificaciones puede haber sido ubicado en cualquiera de las dos con el fin de apoyar la teoría. Los grupos utilizados como sujetos en la mayor parte de estos estudios estaban compuestos por delincuentes institucionalizados, que no son propiamente representativos de todos los tipos de delincuentes. Además, los grupos de control formados por personas "normales" se reunieron en forma tan poco sistemática, que es completamente dudoso que fueran una muestra representativa de la gente.

Un ejemplo reciente de teoría biológica es la que se refiere a los cromosomas doble Y. Aproximadamente uno de cada mil individuos masculinos hereda un cromosoma Y extra. Se dice que tales individuos masculinos son anormalmente susceptibles a un comportamiento criminal o antisocial (Montagu, 1968; Fox, 1971). Pero los estudios de repetición no han podido confirmar ninguna asociación entre los cromosomas doble Y y el comportamiento desviante (Pfuhl, 1979, p. 43; Liska, 1981, p. 9). Así, otra teoría biológica es rechazada por carecer de fundamento.

Casi todos los estudiosos del siglo XIX atribuyen la mayor parte de los comportamientos desviantes a causas biológicas, en tanto que los estudiosos más modernos atribuyen relativamente pocas desviaciones a tales causas. Algunos estudiosos dicen que la investigación reciente apoya que el rol causal de los factores biológicos es mayor que el que generalmente se les concedía (Edgerton, 1976, Cap. 6). Algunas sustancias químicas y drogas pueden producir cambios dramáticos de comportamiento. Hirschi afirma que la inteligencia, como se mide mediante el IQ, tiene un factor causal importante en la delincuencia juvenil (aun después de controlar ésta por raza y por clase) [1977]. Otros estudiosos menosprecian los factores biológicos como relativamente poco importantes con respecto a la desviación (Liska, 1981). El problema sigue aún sin resolver.

 

TEORÍA PSICOLÓGICA.

En cualquier medida que los defectos y las enfermedades mentales tengan causas orgánicas, las teorías psicológicas se mezclan con las teorías biológicas.

No hay duda de que las enfermedades mentales y los desajustes de la personalidad están relacionados con algunos tipos de comportamiento desviante. Esto tiene que ser cierto, puesto que el comportamiento desviante se toma con frecuencia como un síntoma en el diagnóstico de la enfermedad mental. Uno es diagnosticado como enfermo mental a causa de su comportamiento, y luego este comportamiento se atribuye a la enfermedad mental. Algo así como:

"Él es desviante porque es un enfermo mental." "¿Qué te hace pensar que él está mentalmente enfermo?" "Su comportamiento desviante".

El comportamiento desviante no es el único síntoma utilizado para diagnosticar las enfermedades mentales. Probablemente es cierto que la enfermedad mental causa alguna desviación. También es cierto que la enfermedad mental o el desajuste serio de la personalidad no es mucho más común entre los desviantes que entre otras personas (Pfuhl, 1979, p. 48). Así las teorías psicológicas no son de gran utilidad para explicar el tema.

 

TEORÍA DE LA SOCIALIZACIÓN.

La teoría de la socialización empieza con la suposición funcionalista de que existe un núcleo común de normas y valores compartidos por la mayoría de los miembros de una sociedad. Por supuesto, la imagen de una cultura perfectamente integrada, cuyas normas y valores son compartidos por todos los miembros de una sociedad, es sólo un modelo, un principio para el análisis. Los teóricos de la socialización reconocen que este modelo no se ajusta perfectamente a la sociedad estadounidense, pero lo consideran como un punto de referencia útil para empezar el análisis. La teoría de la socialización sostiene que el comportamiento social, tanto el desviante como el conformista, está controlado principalmente por las normas y valores interiorizados. La desviación se atribuye a cierta interrupción del proceso de interiorización y como una expresión de esos valores en el comportamiento.

Teoría de la transmisión cultural. Esta versión de la teoría de la socialización señala que las personas interiorizan por lo general los valores de aquéllos con los que se asocian satisfactoriamente. Sin embargo, cómo se interiorizan los valores que producen el comportamiento desviante.

Subculturas desviantes. Si la mayor parte de las personas con las que uno se asocia son desviantes, probablemente uno llegará a ser desviante. El término área de delincuencia fue desarrollado por Shaw y McKay (Shaw 1930, 1931: Shaw, McKay y McDonal, 1938; Shaw y McKay, 1942). Ellos afirman que en los barrios deteriorados y desorganizados de las ciudades el comportamiento delincuente era una pauta de comportamiento normal. En tal área, los jóvenes aprenden valores y comportamientos desviantes que se fijan en su personalidad. (Actualmente diríamos que se interiorizan).

Asociación diferencial. Sutherland notó que el comportamiento criminal se encuentra en todas las regiones y clases y no sólo en los barrios bajos. Propuso una teoría de asociación diferencial según la cual ese comportamiento criminal se aprende mediante el contacto con pautas criminales que están presentes, son aceptables y reciben alguna recompensa en el ambiente físico y social de una persona. Una persona "se incorpora a un comportamiento criminal si, y solamente si, el peso de las definiciones favorables excede el peso de las definiciones desfavorables" (Sutherland, 1949, p. 234).

Aunque Sutherland se centra en el comportamiento criminal, su teoría se ajusta a todo comportamiento desviante. Una persona se desvía si las pautas desviantes son más comunes o más comúnmente recompensadas en el mundo social en que esa persona se mueve (esto es, entre los otros significativos cuya aprobación se desea). Así, los desviantes aprenden tal comportamiento de la misma manera que los conformistas aprenden el comportamiento conforme.

 

TEORIA DE LA ANOMIA.

El concepto de anomia fue desarrollado por Durkheim (1897). El término se traduce más o menos como "ausencia de normas". Describe una sociedad que tiene conjuntos de normas y valores muy conflictivos. Ningún conjunto es apoyado con bastante fuerza y aceptado con suficiente amplitud para ser muy obligatorio. La sociedad anómica carece de directrices firmes que la gente aprende; la persona anómica no ha interiorizado directrices que pueda seguir.

Merton (1938) lanzó la teoría de que la anomia también se desarrolla a partir de la falta de armonía entre las metas culturales y los medios institucionalizados para conseguirlas. Señala que, aunque nuestra sociedad alienta a todos sus miembros a aspirar a la riqueza y a la posición social, nuestras formas aprobadas de alcanzar estas metas sólo permiten que unos cuantos tengan éxito. Ciertamente, un niño o una niña pobre excepcional alcanza riquezas y fama, y estas excepciones mantienen vivo el mito de la igualdad de oportunidades. Los jóvenes con capacidades normales y sin oportunidades o "conexiones" especiales tienen muy poca oportunidad de llegar a ser ricos o famosos. Muchos de los que ven pocas oportunidades verdaderas de triunfar siguiendo las reglas, pueden decidir violarías. Como Merton concluye:

Sólo cuando un sistema de valores culturales exalta, prácticamente sobre cualesquiera otras, algunas metas comunes de triunfo para toda la población, mientras que la estructura social restringe rigurosamente o cierra por completo el acceso a los modos aprobados de alcanzar esas metas para una parte considerable de la misma población, el comportamiento desviado se desarrolla en gran escala...

El mandato moral al alcanzar el éxito ejerce así presión para alcanzarlo, por las buenas si es posible o por las malas si es necesario. Robert K. Merton, "Social Structure and Anomie", en su Social Theory and Social Structure. The Free Press New York, 1957, Cap. 3, Páginas 146, 169.

La desviación de extiende, pues, cuando muchas personas se apartan de los medios aprobados para triunfar. Pero hay varias respuestas a las opciones para la elección entre metas y medios, que Merton señala (1957a, Páginas 140-157), como se muestra en el cuadro 7-1.

1) Conformidad es la aceptación tanto de las metas convencionales como de los medios convencionales institucionalizados de obtenerlas.

2) Innovación es el intento de alcanzar las metas convencionales mediante medios no convencionales (incluyendo medios ilícitos o criminales).

3) Ritualismo. Preserva los medios institucionalizados, que se han convertido ellos mismos en fines, cuando las metas son olvidadas o no tomadas muy en cuenta. Los rituales, las ceremonias y las rutinas se siguen, pero los significados o funciones originales se han perdido.

4) Retraimiento. Abandona tanto las metas convencionales como los medios institucionalizados para alcanzarlas, como lo ilustran la mayor parte de los alcohólicos en grado avanzado, de los drogadictos, de los hippies, de quienes viven habitualmente en los barrios bajos, de los eremitas y de los desertores.

5) Rebelión. Implica un rechazo de las metas y medios convencionales, con un intento de institucionalizar un nuevo sistema de metas y medios. Los revolucionarios son ejemplo de esto.

Modos de adaptación

Metas culturales

Medios institucionalizados

I. Conformidad

+

+

II. Innovación

+

 -

III. Ritualismo

 -

+

IV. Retraimiento

 -

-

V. Rebelión

±

±

Nota: Este cuadro presenta cinco formas en que las personas pueden responder a un sistema de metas de una sociedad ya sus medios regularizados para obtenerlas. En este cuadro + significa aceptación, - significa rechazo, y ± significa "rechazo de los valores prevalecientes y sustitución de ellos por nuevos valores".Fuente: Robert K. Merton, Social Theory and Social Structure. the Free Presa New York, 1957, p. 140

¿A cuál de estos "modos de adaptación" se ajusta usted más?

La teoría de Merton se ajusta muy bien a muchos tipos de desviantes, especialmente a los pobres y a los de condición social baja. Pero la desviación aparece también entre los ricos y los triunfadores. El activismo radical entre los estudiantes en la década de 1960-1970 difícilmente pudo atribuirse a "falta de oportunidades" para obtener un triunfo convencional. El análisis de Merton tampoco explica los delitos de los empleados de oficina o sus desviaciones sexuales. Es ingeniosa, pero incompleta.

McClosky y Schaar (1965) sugieren que la falta de normas puede ser simplemente un aspecto de una visión negativa y desesperada de la vida y de la sociedad. Presentan pruebas de que la anomia aparece no sólo entre los frustrados de Merton, sino también en los que han obtenido grandes triunfos. Encuentran que las personas que tienen una puntuación alta en las escalas anómicas también muestran alta puntuación en hostilidad, ansiedad, pesimismo, autoritarismo, cinismo político y Otros síntomas de alineación.

El concepto de alienación es más inclusivo que el de anomia. Aunque las definiciones varían, la mayor parte de los sociólogos siguen la definición de Seeman, que incluye las dimensiones de impotencia, ausencia de normas, aislamiento y de autoseparación (Seeman, 1969; Johnson, 1973, p. 16; Geyer, 1980, Páginas 16-29). La persona alienada no sólo no ha interiorizado plenamente el sistema de normas obligatorias, sino que también se siente víctima indefensa y débil de un sistema social impersonal y despreocupado, en el que él o ella no tienen cabida. La persona alienada tiene pocas afilaciones del grupo o lealtades institucionales. La alineación es, por lo tanto, una separación casi total de la sociedad a la que uno pertenece.

Los estudios marxistas subrayan el concepto de alienación y sostienen que la sociedad capitalista inevitablemente enajena a sus trabajadores y aun a sus intelectuales, debido a que aísla a los trabajadores del control de las políticas laborales, de las condiciones de trabajo o de las decisiones administrativas. (Blauner, 1964; Kon, 1969; Anderson, 1974). Tal enajenación debilita la fuerza de cohesión de los controles y normas tradicionales y en esta forma alienta el comportamiento desviante. Los analistas marxistas ven la creciente enajenación como un síntoma del inminente fin del capitalismo. Es difícil saber si la enajenación está realmente aumentado, porque no tenemos bases históricas claras para hacer la comparación.

 

TEORÍA DE LA REACCIÓN DE LA SOCIEDAD.

Esta teoría, llamada también teoría de la estigmatización, empieza con el hecho de que la desviación se crea por la definición de un acto como desviante. No podemos tener infractores de las leyes si no hay legisladores. La teoría de la reacción de la sociedad subraya la elaboración de desviaciones mediante el proceso de estigmatización. Al estigmatizar un acto como desviante, ponemos en movimiento una cadena de actos que tienden a impulsar a una persona a una mayor desviación y, finalmente, a la organización de una vida desviante. En esta forma, el acto de estigmatizar inicia una profecía que se cumple.

Los conceptos de desviación primaria y secundaria, propuestos por Lemert (1951, Páginas 7 5-76; 1967) ayuda a mostrar cómo las personas pueden convertirse en desviantes confirmados. La desviación primaría es el comportamiento desviante de alguien que es conformista en el resto de su organización vital. El comportamiento desviante es tan trivial, o tan generalmente tolerado u ocultado con tan buen éxito, que uno no es identificado públicamente como desviante ni se considera a sí mismo como tal, sino como una "persona decente" que tiene un pequeño secreto o excentricidad. Lemert escribe que "las desviaciones permanecen primarias mientras son racionalizadas o se las maneja como funciones de un rol socialmente aceptable" (1951, p. 75). La desviación secundaria es la que sigue a la identificación pública de alguien como una persona desviante. Algunas veces el descubrimiento de un solo acto desviante (de violación, incesto, homosexualidad, robo o consumo de drogas), o aun una falsa acusación, puede ser suficiente para etiquetarlo como desviante (violador, toxicómano, etc.). Este proceso de etiquetaje (Lemert, 1951, p. 77; Becker, 1963, Cap. 1; Schur, 1971; Pfuhl, 1979, Cap. 6) es sumamente importante, porque puede ser el punto sin retorno en el camino hacia la organización de una vida desviante. Quien comete una desviación primaria aún puede mantener un conjunto de roles y status convencionales y aún puede compartir las presiones de grupo y las asociaciones que refuerzan la conformidad. Pero ser etiquetado como "desviante" tiende a aislarlo a uno de estas influencias que refuerzan la conformidad. Las personas así estigmatizadas pueden ser despedidas de sus trabajos u obstaculizadas en sus profesiones, condenadas al ostracismo por gente convencional y posiblemente encarceladas y catalogadas para siempre como "delincuentes". Casi se ven obligadas a asociarse con otras personas desviantes, al ser excluidas de la sociedad convencional. Cuando uno se vuelve dependiente de sus asociaciones de desviantes y empieza a utilizar la desviación como una defensa contra la sociedad convencional que lo ha catalogado, la desviación se convierte en el punto central para la reorganización de su vida.

Para muchos autores, esta teoría que la reacción de la sociedad describe cómo un acto desviante desencadena con frecuencia acontecimientos que lo hacen más profundo y confirman una pauta de desviación. Chambliss ilustra esto con el ejemplo de un pequeño grupo de muchachos que, etiquetados como "chicos malos", realmente se convirtieron en eso cuando fueron acusados de serlo:

La comunidad respondió a los Matones como a muchachos en problemas, y ellos estuvieron de acuerdo con esta percepción. Su pauta de desviación fue reforzada y cada vez se hizo más improbable el separarlos de ella. Una vez que los chicos adquirieron una imagen de sí mismos como desviantes, eligieron nuevos amigos que confirmaron esta autoimagen. Cuando esta idea de sí mismos se afirmó más en ellos, quisieron también intentar nuevas y más extremas desviaciones. Con su enajenación creciente vino una expresión más libre de falta de respeto y hostilidad hacia los representantes de la sociedad legítima. Esta falta de respeto aumentó el negativismo de la comunidad hacia ellos y perpetuó todo el proceso de compromiso con la desviación.

Cuando llega el tiempo de dejar la adolescencia... (es probable que haya sido el caso de los Matones) la notable desviación habrá sido tan reforzada por la policía y la comunidad, que sus vidas se canalizarán efectivamente hacia carreras coherentes con sus antecedentes de adolescentes (William J. Chambliss, "The Saints and the Roughnecks", en James M. Hensling [ed.], Deviant Life-Style, Transaction Books, New Brunswick, N.J., 1977, Páginas 303-304. Published by permission of Transaction, Inc., from Society, vol. 11, no. 1 Copyright 1973 ©by Transaction, Inc.).

Para los teóricos de la estigmatización gran parte de la responsabilidad en la delincuencia juvenil se debe a los torpes esfuerzos de la policía, de los tribunales y de los trabajadores sociales que involuntariamente enseñan a los jóvenes a considerarse delincuentes y a actuar como tales (Ageton y Elliott, 1974; Kasselbaum, 1974, p. 67). Esto parece lógico, pero ¿es cierto? Como Matza observa, esta progresión no es un proceso inexorable, es decir, el desviante no es arrojado sin esperanza a un tobogán del que no hay escapatoria (1969). En cambio, el desviante tiene una opción. En muchos puntos del proceso de convertirse en delincuentes la persona elige continuar.

Los teóricos de la estigmatización afirman que muchas personas "enfermas mentalmente" sólo son ligeramente excéntricas hasta que son clasificadas como "enfermos mentales". Entonces la gente comienza a tratarlas en forma diferente. Normalmente sus ingresos y su status laboral sufren cuando es despedida y no es tomada en cuenta para una promoción (Link, 1982). Los esfuerzos por rechazar la clasificación de "enfermo" son considerados por los demás como "sin- tomas" adicionales de enfermedad mental. Cualquier esfuerzo del "paciente" por actuar como una persona normal puede encontrar oposición, mientras que es recompensado por hundirse en una impotente y dependiente pasividad. En un famoso experimento, Rosenhan y varios colegas se las arreglaron para ser admitidos en un hospital psiquiátrico como esquizofrénicos. El personal los trató como tales y no tomó en cuenta el hecho de que se comportaban con perfecta normalidad. De esto Rosenhan concluyó que la clasificación como "pacientes" y no su comportamiento fueron los que determinaron la forma en que fueron tratados por el personal (Rosenham, 1973). Así, la "fabricación de locura" crea enfermedades mentales donde puede ser que no haya más que un comportamiento molesto o ligeramente excéntrico (Sheff, 1966: Szasz, 1970). Pero los estudios de repetición no han podido confirmar la tesis de Rosenhan (Lindsay, 1982), y la tesis de la "fabricación de locura" no se encuentra bien fundamentada.

Las investigaciones que tratan de comprobar la teoría de la estigmatización son contradictorias y no permiten sacar una conclusión (Mahoney, 1974; Gove, 1975, 1980). La mayoría de los grupos primarios se resisten a expulsar al miembro desviante y buscan hacerle volver a la conformidad (Orcutt, 1978). Las pruebas empíricas muestran que, bajo algunas condiciones, la estigmatición alienta la desviación adicional, aunque bajo otras condiciones alienta un regreso a la con formidad (Tittle, 1975, 1980; Horowitz y Wasserman, 1979). Por ejemplo, algunos agentes de policía creen que la publicación de los nombres de las personas arrestadas por conducir en estado de embriaguez sirve para reducir y no para incrementar ese fenómeno. (Gamo, 1982), pero esto no se ha comprobado.

En resumen, parece que la clasificación aumenta algunas veces y otras disminuye una desviación ulterior, pero la teoría de la estigmatización no explica qué efecto tendrá la clasificación o por qué una personas comete ese primer acto de desviación.

 

TEORÍA DEL CONFLICTO

Teoría del conflicto cultural. Cuando existen varias subculturas (étnica, religiosa, nacional, regional y de clase) en una sociedad, esto reduce el grado de consenso con los valores. Las normas contradictorias de diferentes subculturas crean las condiciones para una ausencia de normas. Las normas de la cultura dominante se convierten en leyes escritas que transforman en criminales a aquellos que participan de una subcultura divergente. La cultura de la clase inferior está en conflicto con las normas dominantes, que son en la mayor parte de los casos las de la clase media. Así, las personas de la clase baja, por el mero hecho de vivir fuera de las normas culturales que han aprendido, entran en conflicto con la moralidad convencional, como señaló Miller en un artículo clásico hace algunos años (1958).

La teoría del conflicto cultural proporciona una explicación razonable para algunos tipos de desviación entre algunos grupos, como aquellos de la segunda generación de inmigrantes o de las maltradas minorías raciales, pero arroja poca luz sobre la desviación entre los ricos y los poderosos.

Teoría del conflicto de clases. Los teóricos del conflicto de clases rechazan el modelo de consenso de una sociedad estable e integrada cuyos miembros están básicamente de acuerdo respecto a los valores. Consideran que el conflicto entre valores y no el consenso sobre ellos es la realidad básica de la moderna sociedad occidental. Consideran el "consenso sobre los valores" como un mito artificialmente cultivado por los poderosos en beneficio propio, en la medida que hace que sus valores parezcan ser los valores de todos. St. Luis-La colisión contra los postes solía ser la preocupación principal de los automovilistas arrestados por conducir en estado de ebriedad.Con bastante frecuencia cuando son detenidos, su principal preocupación es ¿Va aparecer mi nombre en el periódico"? dice el sargento Richard Swatek, del departamento de seguridad de tránsito.Esto ya no volverá a suceder porque el periódico St. Louis Globe-Democrat ha estado publicando desde el año pasado una lista diaria de los sospechosos de conducIr en estado de ebriedad en su zona, extendiéndola a pequeñas poblaciones como Glencarbon, III."Todo el mundo la lee" dice el sargento Swatek; "es como una columna de chismes". "Estoy seguro de que publicar los nombres hace mucho bien", dice el sargento Donald Hasseldick, director de una programa del condado de St. Louis dirigido a los que conducen en estado de ebriedad. Nadie quiere ver su nombre relacionado con una violación delictuosa".(David P. Garino, "In St. Louis, They Write a Lot More Than a Tícket for Drunken Driving." WaII Street Journal, JuIy 12,1982, p. 1). Reimpreso con permiso de The WaII Street Journal , © Dow Jones & Company, Inc., 1982. Derechos reservados.¿Cómo estructurarla usted un proyecto de investigación para comprobar si este programa funciona o no?

Los teóricos del conflicto de clases atribuyen la desviación no a las normas culturales diferentes de las diversas clases sociales, sino a sus diferentes intereses. Marx argumenta que las sociedades capitalistas desarrollan leyes e instituciones que protegen los intereses de las clases propietarias y convierten en criminales a todos los que desafían sus privilegios. Los criminólogos del conflicto siguen a Marx al considerar el crimen como un producto de la explotación de clases. Las leyes se aprueban para proteger el orden capitalista existente. La mayor parte de los delitos son delitos contra la propiedad, y la mayor parte del trabajo de la policía consiste en proteger la propiedad. La desviación continuará existiendo mientras las desigualdades y la explotación de clases persista (Chambliss y Mankoff, 1976; Quinney, 1980).

Algunos puntos de la teoría del conflicto no están probados. ¿En qué forma, por ejemplo, puede probar alguien que nuestro "consenso", sobre los derechos a la propiedad privada es un consenso genuino e una parte de la astuta propaganda de los poderosos? La cuestión de si todos deberían tener iguales ingresos o algunos deberían ganar más que otros, es un problema moral, no un problema científico. Tales problemas nunca pueden ser resueltos mediante pruebas empíricas.

Las teorías del conflicto son pausibles en lo que respecta a su explicación de la desviación. Pero si fueran ciertas, los delitos y otras desviaciones deberían variar con el grado de desigualdad de clases y de explotación. Las pruebas sobre este punto no son concluyentes. Algunos estudios encuentran relaciones entre el delito y la desigualdad económica o el desempleo (Jacobs, 1978), mientras que otros no encuentran tales relaciones (Berger, 1974, Páginas 66-70; Spector, 1975; Bailey, 1981). De acuerdo con la teoría del conflicto, Japón debería tener un elevado índice delictivo, por su crecimiento urbano, su rápido cambio social, su economía capitalista y su gran desigualdad. Sin embargo, Japón es uno de los países con tasas delictivas más bajas en todo en el mundo (Bayley, 1976; Japan Society 1977). Suiza es otro país capitalista y materialista con una gran desigualdad, pero con un índice de delitos muy bajo (Clinard, 1978). Los delitos registrados en Inglaterra se redujeron drásticamente durante el siglo XIX, aunque la desigualdad y la explotación mantuvieron el mismo nivel y luego, contrariando la teoría del conflicto, los delitos aumentaron mucho en el siglo XX, aun cuando se empezó a reducir la desigualdad y la explotación (Davies, 1983).

La teoría del conflicto de clases explica los delitos de las clases bajas y de las minorías mejor que los de las clases altas, explica mejor los delitos contra la propiedad que los delitos contra los individuos, y no tiene una explicación clara para algunos tipos de desviación. Es una explicación plausible para algunos tipos de desviación, pero no está bien apoyada en pruebas empíricas.

 

TEORÍA DEL CONTROL.

Los teóricos del control aceptan el modelo de una sociedad cuyos valores consensuales puedan identificarse. Suponen que existe un sistema normativo del cual desviarse. Los teóricos del control suponen que la mayor parte de las personas se conforman con los valores dominantes debido tanto a los controles internos como a los externos. Los controles internos son las normas y valores interiorizados que uno aprende (los teóricos del control comparten este punto de vista con los teóricos de la socialización). Los controles externos son las recompensas sociales que se reciben por la conformidad y los castigos que se imponen por la desviación.

La teoría del control acentúa el vinculo que alta al individuo con la sociedad convencional. Hirschi (1969) contempla cuatro componentes en este vinculo: la creencia, la adhesión, el compromiso y la participación. La creencia se refiere a los valores interiorizados; cuanto más fuerte es la creencia, menor es la propensión a la desviación. El compromiso está relacionado con la importancia de las recompensas que se obtienen por la conformidad. La adhesión es la capacidad de respuesta de uno a las opiniones de los otros, la medida en que uno es sensible a la aprobación de las personas conformes. La participación se refiere a las actividades de uno en las instituciones de la comunidad, como la iglesia, la escuela y las organizaciones locales. A mayor puntuación en cada una de estas dimensiones, menores probabilidades de desviación. Como Friday y Hage (1976, p. 347) observan, "Cuando los adolescentes tienen relaciones familiares, comunitarias, educativas y laborales significativas, se socializan con las normas dominantes".

La disuasión se encuentra entre los controles externos. Después de no haber sido tomada en cuenta durante décadas, la teoría de la disuasión es nuevamente popular entre los criminólogos. Supone que Ja gente actúa racionalmente la mayor parte del tiempo, lo que hace que el castigo sistemático sea un control útil. En los últimos años ha aparecido gran cantidad de estudios relativos a la disuasión. Aunque no están completamente de acuerdo, por lo general concluyen que muchos actos desviados pueden ser desalentados si conllevan una elevada posibilidad de castigo (Silverman, 1976; Tittle, 1980).

La teoría del control se apoya en estudios llevados a cabo durante varios años que muestran la existencia de una relación entre la desviación y la carencia de vínculos eficaces con las instituciones principales (Short y Strodtbeck, 1965; Akers, 1973; Conger, 1976). Pero ¿cuál es la causa y cual el efecto? ¿Son los fuertes vínculos de los conformistas con las instituciones convencionales la causa de la conformidad, o son ellos precisamente un síntoma de conformidad? ¿Sus lazos con el hogar, la iglesia, la escuela y el trabajo hacen que sean conformistas, o han sido atraídos a estas instituciones porque ya son conformistas? No estamos seguros. Quizá ambas cosas sean ciertas.

 

IMPORTANCIA DE LA TEORÍA DE LA DESVIACIÓN.

Nuestras teorías acerca de la desviación no son muy satisfactorias. Hay varias teorías, cada una bastante plausible y cada una apoyada por buena cantidad de investigaciones. Pero con respecto a cada teoría las pruebas son débiles y mezcladas o se aplican sólo a algunas clases de desviación o a algunos grupos de circunstancias. Así, ninguna teoría ofrece una buena explicación para las desviaciones de todo tipo. Semejante teoría es quizás imposible. En medicina no tenemos una sola teoría que explique la "enfermedad", porque la enfermedad es de muchas clases y tiene muchas causas.

Quizá nunca se pueda desarrollar una teoría general de la desviación, pero la construcción de teorías no es un deporte de salón para los estudiosos. La teoría es importante porque nuestros esfuerzos de control social surgen de nuestra teoría de control social. Si aceptamos la teoría biológica, buscaremos las respuestas en la genética y en la medicina; si defendemos la teoría del conflicto de clases, trataremos de reducir la desigualdad entre las clases; si creemos en la teoría de la disuasión, incrementaremos nuestros esfuerzos por detectar y castigar a los delincuentes, y si consideramos adecuada la teoría del control, haremos esfuerzos por vincular a las personas más íntimamente con las instituciones básicas de la sociedad. La búsqueda de una teoría válida es difícil y frustrante, pero absolutamente necesaria.

 

LIBERTAD Y ORDEN

Definir ciertos actos como desviantes es una forma de reforzar las normas convencionales. Hace casi una centuria, Durkheim (1893) afirmó que el comportamiento escandaloso une a la comunidad en apoyo de las normas convencionales. Erikson (1966) dice que la desviación clarifica las normas; cuando algunos actos se definen como desviaciones, esto muestra a la gente "lo lejos que se puede ir". Ninguna sociedad conocida ha permitido una completa libertad para "hacer lo que se quiera". Todas las comunidades que han intentado conceder tal licencia han fracasado. Las únicas comunidades que han perdurado han operado bajo las reglas de un líder carismático o bajo un sistema propio de reglamentos y procedimientos (Roberts, 1971; Cap. II). Todas las sociedades y todos los grupos castigan a los que se desvían con penas que van desde la no aceptación y el ridículo hasta todas las formas imaginables de tortura, mutilación, encarcelamiento y muerte. Con frecuencia, el castigo tiene más sabor de venganza vindicativa que de control pretendido.

Los que se desvían, algunas veces aceptan el castigo con calma estoica, como lo hicieron los primeros cristianos, y algunas veces protestan amargamente contra su persecución y opresión, como lo hicieron los hippies y los izquierdistas radicales de la década 1960-1970. El tema de la "persecución" es una táctica de promoción muy útil que los organizadores han utilizado durante siglos. Pero aunque con frecuencia se ha exagerado y algunas veces provocado, la persecución de los desviados es muy real en toda sociedad.

¿Pueden reconciliarse la libertad y el orden? Sin orden social, las personas no pueden hacer nada con una razonable seguridad y comodidad. Sin embargo, el proceso de mantener el orden social puede destruir la libertad. También se pueden tener amplias discusiones sobre el significado de libertad (Libertad de quiénes para hacer qué, por ejemplo).

Nos encontramos aprisionados dentro de un dilema ineludible. La libertad completa para hacer todo como algunos desearían produce el caos y destruye la libertad en que todos vivan seguros. Sin embargo; la mayor parte de las medidas de control social reducen la libertad de acción y de elección del individuo. Igualmente, las medidas demasiado rígidas de control pueden provocar desorden, destruyendo el orden que equilibrio más adecuado entre la libertad y el orden es un problema que nunca podrá ser resuelto a satisfacción de todos.

 

SUMARIO

El orden social prevalece cuando las actividades usuales de las personas se llevan a cabo con comodidad y como se ha previsto. En las sociedades simples, la socialización mantiene el orden social preparando a las personas a querer actuar como se espera que actúen, y la presión social recompensa a las personas con la aceptación y la aprobación cuando actúan en la forma esperada. En las sociedades más complejas la fuerza es también necesaria para mantener el orden. En muchas situaciones el comportamiento es controlado en gran parte por las necesidades y presiones de la situación: las determinantes situacionales del comportamiento.

Desviación es cualquier violación de las reglas del comportamiento. Un acto no es desviante hasta que es definido así. Aunque hay varias formas de desviación aprobadas y desaprobadas en cada sociedad, la que atrae el interés de los sociólogos es la desviación desaprobada.

La desviación es relativa en cuanto que la mayor parte de las personas son desviantes algunas veces y nadie es desviante totalmente. Las normas de evasión son formas reconocidas de quebrantar las normas. La desviación es algunas veces adaptativa y sirve como una forma de cambiar las normas de la sociedad.

Hay muchas teorías sobre la desviación. La teoría biológica, que sostiene que los factores biológicos son los responsables de la mayor parte de las desviaciones, es defendida ya por muy pocos. La teoría psicológica atribuye a desajustes psicológicos las causas de la desviación, y actualmente se acepta con menos amplitud que antes. La teoría de la socialización atribuye la desviación a alguna falla en la interiorización de las normas y valores dominantes. Mediante la asociación diferencial, uno se inclina a hacer evaluaciones de las desviaciones frecuentemente más favorable que críticas. La teoría de la anomia afirma que las sociedades más complejas tienden a carecer de normas, con lo que no le proporcionan a las personas una guía clara de lo que deben aprender y cumplir.

La teoría de la reacción social, teoría de la estigmatización, centra su atención tanto en los legisladores como en los infractores. Estigmatizar a alguien como desviante, inicia con frecuencia cambios en el trato social y en las asociaciones de esa persona y la lanza de una desviación primaria u ocasional a una desviación secundaria en la que el estilo de vida personal se organiza en torno de la desviación.

La teoría del conflicto acerca de la desviación adquiere dos formas; la teoría del conflicto cultural considera que la desviación surge del choque entre las normas de las diferentes subculturas: la teoría del conflicto de clases considera que la desviación surge de los intereses opuestos de las diferentes clases sociales. La teoría del control atribuye la desviación a la carencia de vínculos íntimos que liguen al individuo con las instituciones básicas de la sociedad: familia, iglesia, escuela, trabajo. La teoría del control considera como controles útiles tanto las normas interiorizadas como los castigos sistemáticos.

Cada teoría tiene algunas pruebas en su favor, pero ninguna teoría explica todas los tipos de desviación. La teoría es importante, puesto que la política de control se basa en la teoría.

 

GLOSARIO

alienación: separación emocional de una sociedad o grupo, que combina sentimientos de ausencia de normas, de carencia de sentido, de impotencia, de aislamiento social y autoalejamiento.

anomia: condición de una sociedad que no tiene un sistema de normas y valores único y coherente que las personas interioricen y sigan.

argot: términos especiales del lenguaje de una subcultura.

control social: todos los medios y procesos mediante los cuales un grupo o una sociedad asegura la conformidad de sus miembros con lo que se espera de ellos.

desviación primaria: conducta desviante de una persona que es conformista el resto de su vida.

desviación secundaria: conducta desviante posterior a la identificación pública como desviante.

desviante cultural: aquél cuyo comportamiento se desvía de las normas de la cultura.

estigmatización: identificación de una persona como desviante, a lo que con frecuencia se sigue un cambio en el tratamiento que ella recibe de parte de los demás.

orden social: sistema de personas, relaciones y costumbres que operan suavemente para llevar a cabo el trabajo de una sociedad.

pauta de inobservancia: pautas reconocidas y sancionadas mediante las cuales la gente cede a sus deseos, sin desafiar abiertamente las tradiciones de la sociedad.

profecía autocumplida: predicción que desencadena una serie de hechos que hacen que se vuelva cierta.

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