SEMBLANZA DE LA LITERATURA ESTADOUNIDENSE

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El Periodo Romántico, 1820-1860: Ficción

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Walt Whitman, Nathaniel Hawthorne, Herman Melville, Edgar Allan Poe y los trascendentalistas son los miembros de la primera generación de grandes literatos que surgió en los Estados Unidos. En el caso de los novelistas, la visión romántica tendió a expresarse en la forma a la cual Hawthorne llamó "Romance", es decir, una variedad exaltada, emotiva y simbólica de la novela. Los romances no eran historias de amor, sino novelas serias en las que se usaban técnicas especiales para comunicar significados complejos y sutiles.

En lugar de definir con claridad personajes realistas con gran lujo de detalles, como lo hacía la mayor parte de los novelistas de la época en Inglaterra o el continente europeo, Hawthorne, Melville y Poe perfilaron figuras heroicas de talla mayor que la realidad e inflamadas de significado mítico. Los protagonistas típicos del romance estadounidense son individuos retraídos y obsesionados. Arthur Dimmesdale o Hester Prynne de Hawthorne en The Scarlet Letter (La letra escarlata), Ahab de Melville en Moby Dick y los muchos personajes aislados y obsesivos que aparecen en los cuentos de Poe, son protagonistas solitarios confrontados con un destino oscuro y desconocido que surge, de algún modo misterioso, de los rincones más profundos de su propio inconsciente. La trama simbólica nos revela los movimientos ocultos de un espíritu angustiado.

Una de las causas de esta exploración de los recodos más ocultos del alma, por medio de la ficción, fue la falta de una vida de tipo comunitario, tradicional y bien establecida, en los Estados Unidos. Los novelistas ingleses -Jane Austen, Charles Dickens (el gran favorito), Anthony Trollope, George Eliot o William Thackeray- vivían en una sociedad tradicional compleja y bien conjuntada, y compartían con sus lectores las actitudes que animaban sus obras de ficción realistas. En cambio, los novelistas estadounidenses se enfrentaban a una historia de conflicto y revolución, a una geografía de vastas tierras vírgenes y a una sociedad democrática fluida y casi sin diferencias de clases. Las novelas de este país revelan a menudo una revolucionaria falta de tradición. En muchas novelas inglesas vemos a un personaje principal pobre, que asciende la escala económica y social, tal vez a causa de un matrimonio por conveniencia o el descubrimiento de un oculto pasado aristocrático. En cualquier caso, la trama subyacente no impugna la estructura social aristocrática de Inglaterra; por el contrario, la reafirma. El ascenso del protagonista halaga los deseos insatisfechos de los lectores, la mayoría de los cuales son de clase media.

El novelista de los Estados Unidos, en cambio, tenía que depender de sus propios recursos. Su patria era una frontera indefinida en constante movimiento, poblada de emigrantes que hablaban lenguas extranjeras y tenían diversos estilos de vida, rústicos y extraños. Por eso el protagonista de la literatura estadounidense se encuentra solo, a menudo en medio de tribus caníbales, como en Typee de Melville, o explora tierras vírgenes como Leatherstocking (el de las calzas de cuero) de James Fenimore Cooper; a veces es testigo de visiones desoladas de la tumba, como los personajes solitarios de Poe, o se tropieza con el diablo paseando por el bosque, como el joven Goodman Brown de Hawthorne. Casi todos los grandes protagonistas de la literatura estadounidense han sido "solitarios". Es como si el individuo democrático de este país se hubiera tenido que inventar a sí mismo.

Además el novelista serio de los Estados Unidos tuvo que inventar nuevas formas; esto explica la estructura llena de ramificaciones y rasgos peculiares que se aprecia en la novela Moby Dick de Melville, y en la errabunda y onírica "Narrative of Arthur Gordon Pym" ("Narración de Arthur Gordon Pym") de Poe. Pocas novelas de este país alcanzan la perfección formal, aun en nuestros días. En lugar de tomar en préstamo métodos literarios ya comprobados, los autores norteamericanos tienden a inventar nuevas técnicas creativas. En los Estados Unidos no basta constituirse como una unidad social tradicional y definida, pues lo antiguo y lo tradicional se quedan siempre a la zaga; la nueva fuerza de la innovación es el centro de atención.

 

EL ROMANCE

La forma romance es oscura y ominosa, lo cual denota la  dificultad de crear una identidad cuando no hay una sociedad estable. La mayoría de los héroes románticos perecen al final: todos los marineros de Moby Dick se ahogan, salvo Ismael, y el sensible y pecador ministro Dimmesdale muere en el desenlace de The Scarlet Letter. La nota trágica de la escisión interna que campea en la literatura estadounidense se vuelve dominante en las novelas, aun antes que la Guerra Civil de la década de 1860 pusiera de manifiesto la mayor tragedia humana, que es la de una sociedad en guerra consigo misma.

 

Nathaniel Hawthorne (1804-1864)

Miembro de la quinta generación de estadounidenses de una familia de ascendencia inglesa, Nathaniel Hawthorne nació en Salem, Massachusetts, un próspero puerto marítimo al norte de Boston, que se especializaba en el comercio con el Oriente. Uno de sus antepasados fue juez en los procesos que se instruyeron un siglo antes, en Salem, contra mujeres acusadas de brujería. En su novela The House of the Seven Gables (La casa de los siete aleros), Hawthorne recurrió a la idea de narrar la historia de una maldición que cae sobre la familia de un juez malvado.

Muchos relatos de Hawthorne se desarrollan en la Nueva Inglaterra puritana, y su mejor novela, The Scarlet Letter (1850), se ha llegado a considerar el retrato clásico de la Norteamérica puritana. En ella se desarrolla una apasionada historia de amor prohibido en la que un joven sensible y religioso, el reverendo Arthur Dimmesdale, se involucra con la bella y sensual provinciana Hester Prynne. Ubicada en el Boston de 1650, en los inicios de la colonización puritana, la novela pone de relieve la obsesión calvinista por la moral, la represión sexual, la culpa, la confesión y la salvación espiritual.

The Scarlet Letter fue un libro audaz e incluso subversivo para su época. El ameno estilo de Hawthorne, su ambigüedad y la ubicación histórica remota suavizaron el tono sombrío de sus temas y tranquilizaron al público en general, pero algunos autores sagaces, como Ralph Waldo Emerson y Herman Melville, reconocieron el poder "infernal" de la obra. En ella se exponen temas que de ordinario se callaban en el país en el siglo XIX, como el impacto de la nueva y liberadora experiencia democrática de los Estados Unidos en el comportamiento de los individuos, sobre todo en lo referente a la libertad sexual y religiosa.

El libro tiene una espléndida organización y está muy bien escrito. En él se usa con gran propiedad la alegoría, un recurso que los primeros colonizadores puritanos solían aplicar.

El prestigio de Hawthorne se debe también a sus demás cuentos y novelas. En The House of the Seven Gables (1851), aborda otra vez la historia de Nueva Inglaterra. El derrumbamiento de la "casa" se refiere tanto a la estructura física de ésta, como a una familia de Salem. El tema gira en torno de una maldición heredada de los antepasados y la liberación por medio del amor. Como ha dicho un crítico, el personaje central de la historia, el idealista Holgrave, es el portavoz del recelo que el democrático Hawthorne llegó a sentir por las viejas familias aristocráticas: "La verdad es que una vez cada medio siglo, por lo menos, la familia debería fundirse en la masa grande y oscura de la humanidad, olvidándose de sus antepasados".

Las dos últimas novelas de Hawthorne tuvieron menos éxito. Ambas se desarrollan en ambientes modernos y eso va en detrimento de la magia del romance. The Blithedale Romance (El romance de Blithedale, 1852) es un interesante retrato de la comunidad utópica socialista conocida como la Granja Brook. En esa obra, Hawthorne critica el egoísmo y el afán de poder de los reformadores sociales que no están imbuidos de un profundo instinto genuinamente democrático. The Marble Faun (El fauno de mármol, 1860) se desarrolla en Roma, pero explora los temas puritanos del pecado, el aislamiento, la expiación y la salvación.

Estos temas y su escenario característico en la Nueva Inglaterra colonial puritana son el sello distintivo de muchas de las historias cortas más conocidas de Hawthorne, como "The Minister's Black Veil" ("El negro velo del ministro"), "Young Goodman Brown" ("El joven Goodman Brown") y "My Kinsman, Major Molineux" ("Mi pariente, el alcalde Molineux"). En esta última Robin, un joven ingenuo, deja el campo para ir a la ciudad -un caso muy común en la urbanización de los Estados Unidos en el siglo XIX- para pedir protección a un poderoso pariente a quien jamás ha visto. El muchacho afronta grandes dificultades en su búsqueda del alcalde, pero al fin lo encuentra una noche en una extraña gresca, cómica y cruel, en la que un hombre, al parecer un criminal en desgracia, es expulsado de la ciudad. De todos los espectadores, Robin es el que ríe con más hilaridad, pero entonces descubre que el "criminal" es nada menos que el pariente a quien tanto ha buscado: el representante de la corona británica que acaba de ser derrocado por una turba de patriotas insurgentes. El relato es una confirmación del nexo entre pecado y sufrimiento, que afecta por igual a toda la humanidad. En él se exalta también el tema del hombre forjado por su propio esfuerzo: Robin tiene que aprender a prosperar por medio de su arduo trabajo, como cualquier norteamericano democrático, y no por el favor especial de algún pariente rico.

En "My Kinsman, Major Molineux" se esclarece uno de los rasgos más sorprendentes de toda la novelística de Hawthorne: la ausencia de familias funcionales en su obra. A diferencia de los Leather-Stocking Tales de Cooper, donde la unidad de la familia prevalece en los sitios más inhóspitos e insólitos, los relatos y novelas de Hawthorne presentan una y otra vez familias desintegradas, malditas o ficticias, y el sufrimiento del individuo aislado.

Tal vez la ideología de la revolución influyó también en la tendencia a exaltar un sentimiento de libertad orgulloso y distante. Desde el punto de vista de la psicología de la historia, la lucha de independencia de los Estados Unidos fue similar a la rebeldía de un adolescente al separarse de la figura paterna, que era Inglaterra, y del resto de la familia, simbolizada por el imperio británico. Una vez que los estadounidenses conquistaron su independencia, se enfrentaron al terrible predicamento de descubrir su propia identidad, separada de las autoridades de antaño. Esta situación se repitió innumerables veces en la frontera, al grado que a menudo, en la ficción, el aislamiento parece ser la condición básica de la vida en los Estados Unidos. Es posible que el puritanismo y sus vástagos protestantes hayan debilitado aún más a la familia, al predicar que la responsabilidad número uno del individuo es luchar por la salvación de su propia alma.

 

Herman Melville (1819-1891)

Como en el caso de Hawthorne, Herman Melville nació en el seno de una opulenta familia de rancio abolengo que cayó en la ruina al morir el padre. A pesar de su crianza aristocrática, la orgullosa tradición familiar y su arduo trabajo personal, Melville vivía en la pobreza y carecía de educación universitaria. A los 19 años de edad se embarcó. El interés por la vida de los marineros surgió naturalmente, de su propia experiencia, y sus viajes fueron la fuente de la cual brotó la mayoría de sus primeras novelas. En ellas vemos la vasta experiencia democrática del joven Melville y su aversión a la tiranía y la injusticia. Su primer libro, Typee, se basa en la época que pasó en el sur del Pacífico, en las islas Marquesas, donde convivió con la tribu de los taipíes, supuestamente caníbales, pero que en realidad eran gente hospitalaria. En este libro, Melville elogia a los isleños por su forma armoniosa y natural de vivir, y critica a los misioneros cristianos, pues le parecieron menos genuinamente civilizados que los nativos a los cuales tenían la pretensión de convertir.

Moby Dick; or, The Whale (Moby Dick o la ballena), la obra maestra de Melville, es la historia épica del barco ballenero Pequod y su capitán Ahab, "un hombre impío, semejante a un dios", cuya búsqueda obsesiva de la ballena blanca Moby Dick lleva al navío y a sus hombres a la destrucción. Esta obra, una novela realista de aventuras, presenta una serie de meditaciones en torno a la condición humana. En todo el libro, la cacería de la ballena es una grandiosa metáfora de la búsqueda del conocimiento. La obra está llena de datos y descripciones realistas acerca de las ballenas y la industria de su captura, pero todo tiene connotaciones simbólicas. En el capítulo 15, "La cabeza de la ballena de Groenlandia", por ejemplo, el autor señala que ese animal es estoico y que el cetáceo de esperma es platónico, aludiendo a las dos escuelas clásicas de la filosofía.

Aun cuando la novela de Melville es filosófica, también es trágica. A pesar de su heroísmo, Ahab está destinado al fracaso y tal vez a la condenación final. Por muy hermosa que sea, la naturaleza siempre se muestra indiferente y potencialmente mortífera. En Moby Dick, Melville impugna la idea optimista de Emerson, de que el ser humano es capaz de comprender a la naturaleza. La gran ballena blanca Moby Dick es una presencia cósmica inescrutable, que domina toda la novela y obsesiona a Ahab. Los datos sobre la ballena y el modo de cazarla no bastan para entender a Moby Dick; por el contrario, los datos mismos tienden a volverse símbolos y cada uno guarda una oscura relación con todos los demás en una red cósmica. Sin embargo, esta idea de correspondencia (como la llama el autor en el capítulo titulado "La esfinge") no significa que el ser humano sea capaz de "leer" la verdad en la naturaleza como lo supone Emerson. Detrás del cúmulo de hechos que relata Melville hay una visión mística (pero jamás se aclara si esa visión es buena o mala, humana o inhumana).

La novela es moderna por su tendencia a la reflexión y la autorreferencia. Dicho de otro modo, la obra es a menudo su propio tema. Con frecuencia Melville hace comentarios sobre procesos mentales, como la escritura, la lectura y la comprensión. Por ejemplo, uno de los capítulos es una investigación exhaustiva en la que el narrador trata de hacer una clasificación, pero al final desiste y dice que a ninguna gran empresa se le puede poner el punto final ("Dios me libre de completar jamás alguna cosa. Todo este libro no es más que un bosquejo o, mejor dicho, el bosquejo de un bosquejo. Está hecho de tiempo, fuerza, dinero y paciencia"). La idea de Melville del texto literario como una versión imperfecta o un borrador abandonado es muy contemporánea.

Ahab insiste en imaginar un mundo heroico e intemporal, formado de absolutos, donde él puede prevalecer sobre sus hombres. Insensato, exige un texto acabado, una respuesta. Pero la novela nos muestra que, así como no existe un texto terminado, tampoco puede haber una respuesta final, como no sea quizá la muerte.

En toda la novela resuenan ciertas referencias literarias. Ahab recibe su nombre de un rey del Antiguo Testamento y anhela un conocimiento total, fáustico, como el de un dios. Igual que Edipo en el drama de Sófocles, que paga un precio trágico por el conocimiento que le debía estar vedado, Ahab primero se queda ciego, después es herido en una pierna y al final perece. Moby Dick termina con la palabra "huérfano". Ismael, el narrador, es un vagabundo que inspira orfandad. El nombre Ismael proviene del Libro del Génesis, en el Antiguo Testamento: era hijo de Abraham y Agar (sierva de Sara, la esposa de Abraham). Ismael y Agar fueron arrojados al desierto por Abraham.

Hay otros ejemplos. El barco que rescata a Ismael al final del libro tiene el nombre de Raquel (una de las esposas del patriarca Jacob). Por último, la metafísica ballena evoca en los lectores judíos y cristianos la historia bíblica de Jonás, quien fue arrojado al mar por sus compañeros de tripulación porque lo veían como portador de la mala suerte. Tragado por un "gran pez", según el texto bíblico, vivió algún tiempo en las entrañas del animal y luego fue devuelto a tierra firme por intervención de Dios. Así, en su afán de huir del castigo, lo único que halló fue mayor sufrimiento.

Las referencias históricas enriquecen también la novela. El nombre del barco, Pequod, es el de una tribu indígena de Nueva Inglaterra ya extinguida y ese hecho sugiere que el navío está condenado a la destrucción. La caza de ballenas era una industria importante en esa época, sobre todo en Nueva Inglaterra, pues proveía el aceite utilizado como fuente de energía, en especial para el alumbrado. De este modo, en sentido literal, la ballena "arrojaba su luz" sobre el universo. La caza de esos cetáceos era también una actividad expansionista por naturaleza y se vinculaba a la idea del destino manifiesto; por su causa, los estadounidenses tenían que navegar por todo el mundo en busca de ballenas (de hecho, el estado actual de Hawai quedó bajo el dominio de los Estados Unidos porque era la principal base de reabastecimiento de combustible de la flota ballenera de ese país). En la tripulación del Pequod hay gente de todas las razas y de varias religiones, lo cual sugiere la idea de que los Estados Unidos son un crisol étnico y una actitud mental de alcance universal. Por último, Ahab encarna la versión trágica del individualismo democrático estadounidense. Afirma en todos sus actos su dignidad como individuo y tiene la audacia de oponerse a las inexorables fuerzas externas del universo.

El epílogo de la novela atempera la trágica destrucción del navío. En toda la obra, Melville hace énfasis en la importancia de la amistad y la comunidad multicultural humana. Tras del hundimiento del barco, Ismael se salva gracias al ataúd labrado por su querido amigo cubierto de tatuajes, el heroico príncipe Queequeg de Polinesia. El diseño primitivo y mitológico del féretro alude a la historia del cosmos. La vida del náufrago es salvada por un objeto hecho para la muerte. A fin de cuentas, la vida surge de la muerte.

Se ha dicho que Moby Dick es una "obra épica sobre la naturaleza" -una espléndida dramatización del espíritu humano que se desarrolla en el marco de la naturaleza primitiva- pues presenta el mito del cazador, el tema de su iniciación, el simbolismo de la isla paradisiaca, la visión de los pueblos pretecnológicos bajo una luz positiva y su anhelo de un nuevo nacimiento. Al presentar al ser humano solo frente a la naturaleza, tiene un carácter eminentemente estadounidense. El escritor y político francés Alexis de Tocqueville había augurado en 1835, en su obra Democracy in America, que ese tema surgiría en los Estados Unidos como resultado de su democracia:

El destino de la humanidad, el hombre mismo separado de su país y de su época para comparecer ante la presencia de la naturaleza y de Dios, arrastrado por todas sus pasiones, sus dudas, sus más extrañas inclinaciones y su inconcebible desventura, llegará a ser el tema principal, o quizá el único, de la poesía [estadounidense].

Tocqueville pensó que, en una democracia, la literatura se tendría que enfocar en "las ocultas profundidades de la naturaleza inmaterial del hombre", y no en la mera apariencia o en diferencias superficiales, como las de clase y categoría social. En esta descripción encajan sin duda Moby Dick y Typee, lo mismo que Adventures of Huckleberry Finn y Walden. Cada una de esas obras es una exaltación de la naturaleza y una subversión pastoril contra la civilización urbana, basada en las clases sociales.

 

Edgar Allan Poe (1809-1849)

El autor sureño Edgar Allan Poe comparte con Melville una sombría visión metafísica, mezclada con elementos de realismo, parodia y sentido burlesco. Él refinó el género de la historia corta e inventó la ficción detectivesca. Muchos de sus relatos prefiguran los géneros de la ficción científica, el terror y la fantasía, que hoy son tan populares.

En su breve y trágica vida, Poe fue fustigado por la inseguridad. Como muchos otros poetas estadounidenses importantes del siglo XIX, quedó huérfano a muy tierna edad. El extraño matrimonio de Poe con su prima hermana Virginia Clemm en 1835, quien aún no cumplía 14 años, se ha interpretado como un intento de hallar la vida familiar estable que a él le faltaba.

Poe estaba convencido de que lo extraño es un ingrediente esencial de la belleza, y sus textos suelen ser exóticos. Sus relatos y poemas están habitados por aristócratas trágicos e introspectivos (igual que muchos otros sureños, Poe acariciaba un ideal aristocrático). Al parecer, esos siniestros personajes nunca trabajan o socializan; se encierran voluntariamente en castillos sombríos y ruinosos, decorados simbólicamente con alfombras y cortinajes extravagantes que ocultan el mundo real de la luz del Sol, las ventanas, los muros y los pisos. Sus cámaras secretas revelan arcaicas bibliotecas, extrañas obras de arte y objetos orientales de gusto ecléctico. Los aristócratas tocan instrumentos musicales o leen viejos libros, mientras se solazan en su tragedia, que a menudo empezó con la muerte de un ser amado. En muchas obras de Poe, como "The Premature Burial" ("El entierro prematuro"), "Ligeia", "The Cask of Amontillado" ("El tonel de amontillado") y "The Fall of the House of Usher" ("La caída de la casa de Usher"), se aborda el tema de la muerte en vida, pues los personajes son enterrados vivos o regresan de la tumba como vampiros. El reino crepuscular de Poe entre la vida y la muerte, y sus ambientes góticos y estridentes no son simples ornatos: reflejan el interior de la mente perturbada de sus personajes, sumamente civilizados, pero mortuorios. Son expresiones simbólicas del inconsciente y, como tales, son parte esencial de su arte.

Los versos de Poe, como los de muchos otros poetas del Sur de los Estados Unidos, son muy musicales y su métrica es estricta. "The Raven" ("El cuervo") de 1845 es su poema más conocido, tanto hoy como en su propia época. En ese aterrador poema, el insomne y obsesionado narrador, que sólo lee y llora su duelo por la muerte de su "perdida Leonora", es visitado a medianoche por un cuervo (un ave que come carne muerta y, por ende, es símbolo de la muerte) que se posa en el dintel de su puerta y repite con acento ominoso el célebre estribillo de toda la obra: "nunca más". El poema termina en una escena congelada de la muerte en vida:

Y el Cuervo no alza el vuelo;   sigue posado,
inmóvil en su empeño,
sobre el pálido busto de Palas, en la puerta de mi estudio, tenaz.
Hay en sus ojos la clara apariencia
de un demonio que entretiene un sueño.
La lámpara que pende sobre el ave
dibuja trémula en el piso
su sombra falaz;
Y sé que mi alma,
de esa sombra
que sobre el suelo flota procaz,
Ya no podrá librarse ¡nunca más!

Se ha dicho que los relatos de Poe -como el antes citado- son cuentos de terror. Sus narraciones como "The Gold Bug" ("El escarabajo de oro") y "The Purloined Letter" ("La carta robada") son más bien obras de raciocinio o reflexión. Sus cuentos de terror prefiguran los relatos de otros autores estadounidenses de fantasías terroríficas, como H.P. Lovecraft y Stephen King, mientras que sus cuentos basados en el raciocinio fueron heraldos de las novelas detectivescas de Dashiell Hammett, Raymond Chandler, Ross Macdonald y John D. MacDonald. En ellos se insinúa también lo que más tarde sería la ficción científica. En todos estos cuentos se revela la fascinación que Poe sentía por la mente humana y por el conocimiento científico, tan perturbador, que estaba secularizando radicalmente la visión del mundo en el siglo XIX.

Poe explora el psiquismo en todos los géneros que aborda. Su profundo sentido psicológico campea en cada uno de sus relatos. "¿Quién no se ha sorprendido a sí mismo cien veces cometiendo un acto vil o torpe tan sólo porque sabe que no lo debe hacer?", nos dice en "The Black Cat" ("El gato negro"). Para explorar el lado exótico y extraño de los procesos de la mente, Poe caló muy hondo en sus descripciones de la locura y la emoción extrema. El estilo penosamente deliberado y las complejas explicaciones que acompañan a sus relatos acentúan el sentimiento de lo horripilante, al hacer que los hechos nos parezcan vívidos y verosímiles.

La mezcla de decadencia y primitivismo romántico que se percibe en Poe ejerció un enorme atractivo en los europeos, sobre todo en los poetas franceses Stéphane Mallarmé, Charles Baudelaire, Paul Valéry y Arthur Rimbaud. Poe no deja de ser    un autor estadounidense típico, a pesar de su aristocrático disgusto hacia la democracia y su preferencia por lo exótico y por el tema de la deshumanización. En realidad sucede lo contrario: Poe es casi un ejemplo de libro de texto de los augurios de Tocqueville cuando dijo que la democracia norteamericana engendraría obras que mostrarían al desnudo los aspectos más ocultos y profundos de la mente. Tal parece que la ansiedad intensa y la inseguridad emocional se manifestaron en este país antes que en Europa, pues los europeos tenían al menos una estructura social firme y compleja que les daba cierta seguridad psicológica. En los Estados Unidos no había esa seguridad compensatoria, pues cada hombre estaba abandonado a sus propias fuerzas. Poe describió con precisión la otra cara del sueño americano de hombres forjados por sí mismos y mostró que el precio del materialismo y el excesivo afán de competencia son la soledad, la alienación y la imagen misma de la muerte en vida.

La "decadencia" que explora Poe refleja también la devaluación de los símbolos en el siglo XIX, es decir, la tendencia a mezclar con promiscuidad objetos de arte traídos de muchos lugares y épocas, lo cual los despoja de identidad y los reduce a simples artículos decorativos y piezas de colección. El caos de estilos resultante fue especialmente notable en los Estados Unidos, donde a menudo no existía un estilo tradicional propio. Este embrollo reflejó la falta de sistemas de pensamiento coherentes, pues la inmigración, la urbanización y la industrialización desarraigaron a las familias y las costumbres tradicionales. En el arte, esta confusión de símbolos dio pábulo a lo grotesco, que Poe usó explícitamente como tema de su clásica colección de relatos titulada Tales of the Grotesque and Arabesque (Cuentos de lo grotesco y lo arabesco, 1840).

 

LAS ESCRITORAS Y LOS REFORMADORES

Las mujeres estadounidenses soportaron muchas desigualdades en el siglo XIX: Se les negó el derecho de voto; estaban excluidas de la educación profesional y de la mayoría de las escuelas superiores; se les prohibía hablar en público e incluso a concurrir a convenciones; y no podían tener propiedades. A pesar de esos obstáculos, se formó una vigorosa red femenina. Por medio de cartas, amistades personales, reuniones formales, periódicos feministas y libros, las mujeres promovieron el cambio social. Las intelectuales señalaron la semejanza entre ellas mismas y los esclavos. Exigieron con valor reformas fundamentales, como la abolición de la esclavitud y la instauración del sufragio femenino, a despecho del ostracismo social y a veces la ruina económica. Sus trabajos fueron la vanguardia de la expresión intelectual de una tradición literaria femenina más amplia, que incluía la novela sentimental. Obras de este género escritas por mujeres, como Uncle Tom's Cabin de Harriet Beecher Stowe, gozaron de enorme popularidad. Apelaban a las emociones y con frecuencia dramatizaban temas sociales contenciosos, en particular los referentes a la familia y las funciones y responsabilidades de la mujer.

 

La abolicionista Lydia Child (1802-1880), que tuvo gran influencia en Margaret Fuller, fue una de las dirigentes de esa red. Su exitosa novela Hobomok, de 1824, mostró la necesidad de tolerancia racial y religiosa. Su escenario, la puritana Salem, Massachusetts, prefiguró a Nathaniel Hawthorne. La activista Child fundó una escuela privada para muchachas, instituyó y dirigió la primera publicación para niños en los Estados Unidos y publicó el primer tratado antiesclavista, An Appeal in Favor of that Class of Americans Called Africans, en 1833. Este libro audaz la hizo tristemente célebre y causó su ruina económica. Su History of the Condition of Women in Various Ages and Nations (Historia de la situación de las mujeres en diversas épocas y naciones, 1855) aboga por la igualdad para la mujer, señalando sus logros a través de la historia.

 

Angelina Grimké (1805-1879) y Sarah Grimké (1792-1873) nacieron en el seno de una numerosa familia de ricos propietarios de esclavos en la elegante Charleston, Carolina del Sur. Ambas hermanas se mudaron al Norte para defender los derechos de los negros y de las mujeres. Como portavoces de La Sociedad Antiesclavista de Nueva York, ellas fueron las primeras mujeres que dictaron conferencias en público, en el cual había hombres. En cartas, ensayos y estudios, señalaron el paralelismo entre racismo y sexismo.

 

Elizabeth Cady Stanton (1815-1902), abolicionista y activista de los derechos de la mujer, vivió un tiempo en Boston e hizo amistad con Lydia Child. Con Lucretia Mott, organizó la Convención de Seneca Falls sobre los Derechos de la Mujer en 1848; además, redactó la Declaración de Sentimientos del evento. Su "Declaración de Independencia de las Mujeres" comienza así: "El hombre y la mujer han sido creados iguales" e incluye una resolución para dar el derecho de voto a la mujer. Con Susan B. Anthony, Elizabeth Cady Stanton realizó campañas a favor del voto femenino en las décadas de 1860 y 1870, formó la Liga Nacional de Lealtad de las Mujeres contra la esclavitud, y la Asociación Nacional pro Sufragio Femenino, y participó en la dirección del semanario Revolution. Presidenta de la Asociación pro Sufragio Femenino durante 21 años, encabezó la lucha por los derechos de la mujer. Dictó conferencias públicas en varios estados, en parte para costear la educación de sus siete hijos.

Después de la muerte de su esposo, Cady Stanton profundizó su análisis de la desigualdad entre los sexos. Su libro The Woman's Bible (La Biblia de la mujer, 1895) señala un prejuicio antifemenino hondamente arraigado en la tradición judeo-cristiana. Dictó conferencias sobre temas tales como el divorcio, los derechos de la mujer, y la religión, hasta su muerte a la edad de 86 años, poco después de escribir una carta de apoyo al voto femenino dirigida al presidente Theodore Roosevelt. Sus numerosas obras -al principio bajo un seudónimo, pero después con su verdadero nombre- incluyen tres volúmenes de History of Woman Suffrage (Historia del sufragio de la mujer, 1881-1886), de los que fue coautora, y una autobiografía franca y humorística.

 

Sojourner Truth (c.1797-1883) ejemplificó la fortaleza y el carisma de aquel extraordinario grupo de mujeres. Nacida como esclava en Nueva York, tuvo el holandés como primer idioma. Escapó de la esclavitud en 1827 y se estableció, con su hijo y su hija, en la acogedora casa de la familia holandés-estadounidense Van Wagener, donde trabajó como sirviente. Ellos le ayudaron a ganar una batalla legal para obtener la liberación de su hijo, y adoptó el apellido de la familia. Basada en su experiencia, trabajó con un predicador por la conversión de prostitutas al cristianismo y vivió en una casa comunal progresista. Fue bautizada con el nombre "Sojourner Truth" ("Trashumante de la Verdad") cuando empezó a percibir voces y visiones místicas. Para propagar la verdad de esas enseñanzas visionarias viajó sola, dictó conferencias, entonó cánticos evangélicos y predicó la abolición de la esclavitud en muchos estados por más de tres decenios. Alentada por Elizabeth Cady Stanton, abogó por el sufragio femenino. Su vida se describe en Narrative of Sojourner Truth (Narración de Sojourner Truth 1850), un relato autobiográfico transcrito y compilado por Olive Gilbert. Analfabeta toda su vida, hablaba el inglés con acento holandés. Se dice que Sojourner Truth se desnudó el pecho en una convención sobre derechos de la mujer, cuando se rumoró que en realidad era hombre. Su respuesta a un hombre que comentó que la mujer era el sexo débil se ha vuelto legendaria:

He arado y sembrado y me he divertido en tabernas sin que ningún hombre me superase. ¿Y no soy mujer? Puedo trabajar y comer tanto como los hombres cuando hay algo que comer- ¡y también sé manejar el látigo! ¿Y no soy mujer? He tenido trece hijos, vi cómo casi todos fueron vendidos como esclavos y cuando lloré mi dolor de madre nadie más que Jesús quiso escucharme. ¿Y no soy mujer?

Esta humorística e irreverente oradora ha sido comparada con las grandes cantantes de blues. Harriet Beecher Stowe y muchas otras aprendieron la sabiduría de esa visionaria mujer negra que era capaz de decir: "¡Señor, Señor, puedo amar hasta a los blancos!".

 

Harriet Beecher Stowe (1811-1896)

La novela de Harriet Beecher Stowe Uncle Tom's Cabin; or, Life Among the Lowly (La cabaña del tío Tom o la vida entre los de abajo) fue el libro más popular de los Estados Unidos en el siglo XIX. Publicada inicialmente como serie en la revista National Era (1851-1852), tuvo un éxito inmediato. Tan sólo en Inglaterra la publicaron 40 editoriales y pronto fue traducida a 20 idiomas, llegando a recibir elogios de autores de la talla de George Sand en Francia, Heinrich Heine en Alemania e Ivan Turgenev en Rusia. Su apasionada exhortación a la abolición de la esclavitud en los Estados Unidos encendió el debate que condujo a la Guerra Civil (1861-1865) en el país, en menos de un decenio.

Las causas del éxito del Uncle Tom's Cabin son obvias. En esa obra se expuso la idea de que la esclavitud en los Estados Unidos, el país considerado supuestamente como la encarnación de la democracia y la igualdad para todos, era una injusticia de proporciones colosales.

La propia Stowe era una representante perfecta de la vieja estirpe puritana de Nueva Inglaterra. Tanto su padre como su hermano y su esposo eran clérigos y reformadores protestantes muy conocidos y eruditos. Ella concibió la idea de la novela cuando  participaba en un servicio religioso en el templo, donde tuvo la visión de un viejo esclavo andrajoso que era apaleado. Más tarde dijo que la novela había sido inspirada y "escrita por Dios". El motivo que la impulsó fue la pasión religiosa de reformar la vida para hacerla más grata a Dios. El periodo romántico fue el preludio de una era del sentimiento en la cual las virtudes de la familia y el amor reinaban sobre todo lo demás. La novela de Stowe impugnó a la esclavitud porque ésta viola los valores familiares.

El esclavo protagonista de la obra, el tío Tom, es un auténtico mártir cristiano que se esfuerza por convertir a su bondadoso amo, St. Clare; ora por su alma cuando él muere; y es asesinado al tratar de defender a unas mujeres esclavas. La esclavitud se describe como una institución maligna, no por motivos políticos o filosóficos, sino sobre todo porque divide a las familias, destruye el amor paterno normal y es anticristiana en su esencia misma. En las escenas más conmovedoras se expone el caso de una madre esclava agonizante, esforzándose en vano por atender a su pequeño hijo que llora inconsolable, y el de un padre que es vendido y separado de su familia. Esos eran crímenes contra la santidad del amor familiar.

La intención original de Stowe en su novela no era lanzar una invectiva contra el Sur; de hecho, ella visitó esa región, le agradaban los sureños y siempre hablaba de ellos en términos amables. Los personajes del Sur dueños de esclavos son buenos amos y tratan bien a Tom. El amo St. Clare detesta la esclavitud y se propone liberar a todos sus esclavos. En cambio el amo malvado, Simon Legree, es un villano y viene del Norte. Es irónico, pero la intención de la novela era reconciliar al Norte y el Sur, que desde hacía 10 años se encaminaban a la Guerra Civil. Sin embargo, el libro fue utilizado a la postre por quienes querían abolir la esclavitud, y por otras personas, como una invectiva contra el Sur.

 

Harriet Jacobs (1818-1896)

Nacida esclava en Carolina del Norte, Harriet Jacobs aprendió a leer y escribir porque le enseñó su ama. Cuando ésta murió, Jacobs fue vendida a un amo blanco que trató de obligarla a tener relaciones sexuales con él. Ella se resistió. Más tarde encontró otro amante blanco con el cual tuvo dos hijos que fueron a vivir con la abuela de Harriet. "Parece menos degradante entregarse voluntariamente que ser sometida por la fuerza", escribió con gran sinceridad. Escapó de su amo e hizo correr el rumor de que había huido al Norte.

Por el terror de ser atrapada, devuelta a la esclavitud y castigada, pasó casi siete años oculta en el pueblo de su amo, en el minúsculo y oscuro desván de la casa de su abuela. Sólo se sostuvo porque podía entrever a sus amados hijos por los hoyos que ella misma perforó en el piso. Por fin pudo escapar al Norte y se estableció en Rochester, Nueva York, donde Frederick Douglass publicaba el periódico antiesclavista North Star y cerca del lugar (en Seneca Fallas) donde recientemente se había realizado una convención sobre los derechos de la mujer. Jacobs cultivó allí la amistad de Amy Post, una abolicionista y feminista cuáquera que la alentó a escribir su autobiografía. Incidents in the Life of a Slave Girl (Incidentes en la vida de una joven esclava), publicada con el seudónimo "Linda Brent" en 1861, fue editada por Lydia Child. En ella condenó con elocuencia la explotación sexual de las esclavas negras. El libro de Jacobs, como el de Douglass, forma parte del género narrativo de esclavos, que se remonta hasta Olaudah Equiano en la época colonial.

 

Harriet Wilson (1807-1870)

Harriet Wilson fue la primera afro-estadounidense que publicó una novela en los Estados Unidos: Our Nig; or, Sketches from the life of a Free Black, in a two-

storey white house, North, showing that Slavery's Shadows Fall Even There (Nuestra negrita; o Bosquejos de la vida de un negro libre en una casa blanca de dos pisos, en el Norte, demostrando que las sombras de la esclavitud caen incluso allí, 1859). La novela dramatiza con realismo el matrimonio de una mujer blanca con un negro y describe también la azarosa vida de una sirviente negra en la mansión de una opulenta familia cristiana. Considerada anteriormente como un relato autobiográfico, hoy se la reconoce como una obra de ficción.

Igual que Jacobs, Wilson no publicó sus trabajos con su nombre (Our Nig era una expresión irónica) y éstos pasaron inadvertidos hasta hace poco tiempo. Otro tanto puede decirse de las obras de casi todas las escritoras de esa época. El notable erudito afro-estadounidense Henry Louis Gates, Jr. -en su papel de promotor del proyecto de la novelística negra- publicó de nuevo Our Nig en 1983.

 

Frederick Douglass (1817-1895)

El más famoso de los líderes y oradores antiesclavistas negros estadounidenses de esa época fue Frederick Douglass, quien nació bajo el yugo de la esclavitud en una finca agrícola de Maryland. Para su fortuna, fue enviado en la juventud a la relativamente liberal ciudad de Baltimore y allí aprendió a leer y escribir. Después de huir a Massachusetts en 1838, a la edad de 21 años, recibió la ayuda del editor abolicionista William Lloyd Garrison y empezó a dictar conferencias en asociaciones antiesclavistas.

En 1845 publicó su obra Narrative of the Life of Frederick Douglass, An American Slave (Narración de la vida de Frederick Douglass, un esclavo estadounidense. Segunda versión 1855, revisada en 1892), que es la mejor y la más popular de las muchas "narraciones de esclavos". Dictadas a menudo por negros analfabetas a abolicionistas blancos que las usaban como propaganda, las "narraciones de esclavos" fueron muy conocidas en los años que precedieron a la Guerra Civil. El relato de Douglass es vívido y muy erudito; aporta conocimientos únicos sobre la mentalidad de la esclavitud y la agonía que ésta implicaba para los negros.

Las narraciones de esclavos fueron el primer género de prosa literaria negra en los Estados Unidos. Ayudó a los negros en la difícil tarea de establecer su identidad afro-estadounidense en la Norteamérica blanca, y siguió ejerciendo su importante influencia sobre la técnica y los temas de la novelística negra en todo el siglo XX. La búsqueda de identidad, la indignación provocada por la discriminación, y la sensación de vivir una existencia clandestina e invisible, asediado y no reconocido por la mayoría blanca, volvieron a surgir en forma intermitente en las obras de autores negros estadounidenses del siglo XX, como Richard Wright, James Baldwin, Ralph Ellison y Toni Morrison.

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