EL CAPITÁN ALATRISTE

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ÍNDICE 

I. Autor

II.A) Marco histórico y político

II.B) Marco social y económico

III. Vocabulario

IV. Determinación del tema.

V. Argumento

VI. Personajes

VII. Análisis de la estructura

VIII. Estudio y análisis de la forma

IX. Síntesis y conclusión

Bibliografía


I. Autor

La vida de Arturo Pérez-Reverte

         Arturo Pérez-Reverte, nacido en Cartagena en 1951. Aventurero desde los dieciocho años, recorrió parte del mundo como marinero. Empezó a escribir desde muy joven en el diario “El Pueblo”. Reportero en numerosos países que se encontraban en guerra y en las antiguas colonias españolas, donde pasó sus primeros años de carrera. Pasó a ser corresponsal de guerra para Televisión Española y empezó a escribir buenas novelas gracias al conocimiento que de la naturalez humana adquirió an los escenarios bélicos en los que realizaba su trabajo como reportero. Gracias al éxito de sus novelas, dejó su trabajo en la televisión para convertirse en el escritor español de más tirada. 

            De los malos ratos, le quedó una sonrisa indeleble y de los buenos, cierto escepticismo guasón en los ojos.

"A veces sonríes como un lobo flaco", dice su madre. En sus novelas también salen lobos flacos, anticuarios, asesinos, jugadores de ajedrez, husares, hombres de honor, cazadores de libros y mujeres que tienen los ojos violetas como la muerte o verdes como el diablo.

         Ahora se ha jubilado a los cuarenta y dos años, tras pasar la mitad exacta de su vida en un territorio comanche que ama y detesta a la vez. Envejecerá tranquilo tal vez, imaginando historias que aún no ha vivido, y quizá logre engañar la nostalgia navegando allí por donde no se ve la línea de la costa, el único lugar del mundo donde no es fácil tropezar, cada cinco minutos, con un demagogo o un cantamañanas.        

         Algunas de sus frases más famosas:

Yo tengo una teoría, y es que los libros nunca se equivocan; se equivocan los lectores.

La literatura te permite hacer cosas que no puedes hacer en la vida: vives mil vidas.

Uno es lo que escribe, más lo que sueña, más lo que lee.

A mí no me seducen las frases, me seducen los libros.

 

Obras

El Húsar (Majadahonda, 1983) - Novela en la época de ocupación de Napoleón.

El maestro de esgrima (La Navata, 1985) - Se hizo una película de ella.

La tabla de Flandes (La Navata, 1990) - Novela de suspense, donde un cuadro guarda el secreto de un asesinato.

La pasajera del S. Carlos (Cartagena, 1991)

La sombra del águila (La Navata, 1993) - Comedia

El Club Dumas (La Navata, 1993) - Una novela de misterio con trama satánica.

Territorio Comanche (1993 - 1994)

Un asunto de honor (La Navata, 1994) - Se hizo una adaptación al cine de esta obra.

La Piel del Tambor (La Navata, 1995) - Novela de espionaje, relacionado con los ordenadores y el Vaticano.

El capitán Alatriste (Madrid, 1996) 

Limpieza de Sangre (1997) - Segunda parte del capitán Alatriste.

 

II.A) Marco Histórico y Político

            El contexto del libro se desarrolla en un siglo XVII de España, donde reinaban los Austrias.

            El XVII fue un siglo del apogeo de las monarquías absolutas europeas. Una vez sometida la nobleza feudal y consolidado el carácter nacional de las grandes monarquías durante los siglos XV y XVI, los reyes emprendieron un proceso de acumulación de poderes, que les llevaría a ejercerlos de modo absoluto. No totalmente absoluto, quería quitar el poder político de la mayor parte de la nobleza, eligiendo luego a pocas personas de confianza que gobernasen para el rey y en su nombre; como los gobernadores para dirigir el territorio, una administración encargada de las finanzas; los reyes formaron ejércitos permanentes, lo que garantizaba el poder real en el interior de cada nación y permitía la defensa de las fronteras o la conquista de nuevos territorios. Pero, principalmente, potenciaron las cortes reales, compuestas de nobles y altos funcionarios, que llegaron a desarrollar una complicada etiqueta y a ejercer un poder cada vez mayor. A principios de siglo se generalizó la figura de un ministro -llamado valido en España- que ejercía prácticamente la dirección del gobierno en nombre del rey. Aunque no fue igual en todos los países europeos. Con las nuevas medidas, los monarcas de España, Francia, Suecia y Austria, consiguieron controlar todos los resortes del poder político.   

            En España el primer impulso centralizador lo había dado ya en el último tercio del siglo XVI Felipe II. Este impulso pervivió en la monarquía española a lo largo de todo el XVII. En 1640, Felipe IV -a instancias de su valido, el Conde-Duque de Olivares- se propuso unificar política y administrativamente los diversos reinos de la Corona. Cataluña, opuesta a tal pretensión, dio pie al comienzo de una guerra entre la monarquía y la Generalidad catalana, contando esta última con el apoyo de Francia. Por circunstancias similares estallaron sublevaciones en Aragón, Andalucía y Portugal, logrando esta última su definitiva independencia de España.

            El estado de guerra fue permanente y se generalizó a lo largo del siglo XVII. La formación de Estados nacionales modernos comportó múltiples enfrentamientos entre las distintas monarquías, que deseaban ver consolidado su poder sin sufrir la injerencia de otras naciones.

            El mayor conflicto del siglo fue la llamada Guerra de los Treinta Años (1618 - 1648). Implicó a casi todos los países del continente y puede ser considerada como la primera gran guerra europea. Comenzó en mayo de 1618, cuando un grupo de nobles protestantes de Bohemia arrojaron por la ventana del castillo de Hradschin, residencia del regente bohemio, a los embajadores del emperador de Austria, hecho éste que se conoce con el nombre de defenestración de Praga. Tras este acontecimiento se sucedieron una serie de amenazas, alianzas entre países y enfrentamientos armados.  La Guerra de los Treinta Años, que comenzó como un conflicto religioso entre países católicos y protestantes, terminó siendo una lucha general por conseguir el dominio político sobre Europa. El final de la contienda llegó con la firma de la Paz de Westfalia (1648), que significó el declive de la hegemonía española en Europa y el inicio de la hegemonía francesa.

            En la segunda mitad del siglo XVII hubo una continua sucesión de enfrentamientos entre diferentes Estados europeos.

            La monarquía francesa inició una política de expansión que llevó a Luis XIV a invadir los Países Bajos, y a intentar la anexión de Flandes, Alsacia y Luxemburgo.

Semejante política ocasionó un permanente estado de guerra entre las principales naciones europeas. Inglaterra vivió durante casi todo el siglo una perpetua guerra civil. Esta situación no impidió que participase en las más importantes guerras en defensa de su poder naval, amenazado por sus principales rivales, Holanda y España. Junto a las guerras mencionadas, es necesario recordar que existieron importantes conflictos armados en diversos países del norte de Europa y Holanda. Portugal se independizó de España tras una guerra que se prolongó de 1640 y 1668, y el Imperio austríaco debió oponerse al ejército turco, que llegó a sitiar Viena en 1683.

            El uso generalizado de armas de fuego y la organización de ejércitos profesionales transformaron las guerras. En las batallas, la infantería tenía un peso especial, agrupada en unidades que comprendían entre 4.000 y 6.000 hombres. Durante todo el siglo se perfeccionó notablemente la artillería, creándose cañones de uso más simple y efectivo. Ello propició su especial protagonismo en la fase previa al ataque, al permitir una mayor movilidad de los ejércitos. La caballería siguió teniendo una gran importancia, cubriendo durante las batallas los flancos de la infantería. La armada sufrió también una importante transformación. Ingleses y holandeses crearon flotas de barcos algo más pequeños y veloces, que terminaron con la superioridad de los pesados galeones españoles. Los enfrentamientos navales, ya numerosos desde finales del siglo XVI, continuaron durante el XVII.

 

II.B) Marco Social y Económico

            La difícil situación que atravesaban las clases más pobres provocó numerosos revueltas tanto en las ciudades como en el campo. Coincidían éstas con períodos de hambre, que junto a la cada vez mayor presión de los impuestos -bien fueran de la Corona o de la nobleza terrateniente-, no dejaban otra salida a los sectores sociales más desfavorecidos. La chispa inicial que encendía las revueltas solía ser, sobre todo en las ciudades, las fuertes subidas del precio del pan, alimento básico en la dieta de las clases populares.

            En ocasiones, se unían a las reinvidicaciones de carácter social otras de tipo político, como ocurrió en la  revuelta de “la Fronda” en Francia (1648 - 1652), o en muchas de las sublevaciones que estallaron en Inglaterra. Incluso la revuelta catalana de mediados de siglo, comenzó con la entrada en Barcelona de los campesinos que realizaban la siega en zonas vecinas a la ciudad. Esta agitación se manifestó también en muchos países de una forma especial: con la expansión del bandolerismo. Los bandoleros solían ser salteadores de caminos procedentes de las clases más bajas, o bien proscritos que habían escapado de la represión posterior a alguna revuelta y no podían regresar a sus hogares.

            En el siglo XVII se sitúa el barroco europeo, que fue un período durante el cual cada país creó una cultura con algunas particularidades diferenciadoras, según se tratara de una nación protestante o católica. Sí fue unánime, por el contrario, la crisis general en la aparición de nuevos datos sobre el universo y la naturaleza. Sin embargo, no todas las naciones supieron crear vías de pensamiento para entender las novedades. Por ejemplo, España y una gran parte de países católicos se replegaron en doctrinas tradicionales y la Inquisición persiguió a los llamados modernos, defensores de las nuevas ideas. En los países con mayor libertad de pensamiento hubo un mayor desarrollo de la ciencia y la cultura, sentándose las bases ideológicas y las condiciones para el logro de extraordinarios avances en diversas disciplinas científicas. Tal fue el caso de Inglaterra y Holanda.

            El método en el que se fundamentó el gran avance científico del período fue el llamado método experimental. La nueva pauta de conocimiento se guiaba por una actitud libre ante lo nuevo y basaba el conocimiento en el análisis racional apoyado por la experimentación.

            Las principales ciencias que se desarrollaron fueron las matemáticas y la física. En matemáticas, Descartes aplicó el álgebra a la geometría; Pascal sentó las bases del cálculo infinitesimal y Neper inventó los logaritmos. En física, fueron muchas las aportaciones: Torricelli  investigó sobre la mecánica de los fluidos, inventando el termómetro; Huygens descubrió la naturaleza de la luz y plantó las bases del estudio de las leyes de la óptica. Pero, sobre todo, debe destacarse la obra del inglés Isaac Newton. Fue él quien llevó a su

plenitud la revolución científica, iniciada por Galileo, construyendo el nuevo e imponente sistema general de física. Descubrió la ley de la gravedad y muchas otras leyes de óptica y matemáticas, al tiempo que sentó las bases que han guiado a la física moderna hasta el siglo XX.

            Sin embargo, el progreso de la ciencia contaba con muchas dificultades e incomprensiones. Muchos profesores rechazaban las nuevas ideas, al no coincidir con lo que ellos siempre habían enseñado o con los principios de la tradición a la que seguían fieles. Por otro lado, la incultura científica de gran parte de la población era general, así como el desinterés de la nobleza y el alto clero. Muchos científicos y pensadores fueron perseguidos en sus respectivos países. Sin embargo, a partir de 1660, la mentalidad comenzó a cambiar y las nuevas ideas de Descartes y los filósofos británicos encontraron mayor aceptación. En países de tradición católica, como España y algunos Estados italianos, este proceso fue mucho más lento: las nuevas ideas no llegaron a tener influencia hasta finales del XVIII.

            A comienzos del siglo XVII vivieron las más importantes escritores de la literatura universal: William Shakespeare y Miguel de Cervantes. Shakespeare reflejó en sus piezas teatrales los rasgos más profundos de la naturaleza humana; Cervantes con “El Quijote” creó uno de los hitos de la novela moderna.

            El XVII fue el gran siglo del teatro. En España, las obras de Lope de Vega y Calderón de la Barca tuvieron una especial relevancia y acompañaron a otras creaciones literarias de autores como Quevedo y Góngora, en lo que se ha llamado el Siglo de Oro de la literatura en lengua castellana.

            En algunas naciones del occidente europeo, la actividad comercial y la explotación colonial de los nuevos territorios enriquecieron a la incipiente burguesía, que reinvertía sus ganancias en la realización de nuevas y más provechosas aventuras comerciales. Muchos burgueses llegaron así a convertirse en altos funcionarios de la nobleza. Sin embargo, siempre fueron vistos con cierto desprecio por la antigua aristocracia. El grupo social mayoritario lo formaba el campesinado, que ocupaba el escalón más bajo de la pirámide social y estaba sometido a un régimen de dependencia total para con la nobleza. Ésta continuaba manteniendo sus viejos privilegios, y aunque su poder político se había debilitado notablemente frente al poder real, había reforzado su dominio económico y social en sus propiedades rurales.

            El siglo XVII es una época de crisis. Aunque los historiadores no están totalmente de acuerdo en que se produjera con igual intensidad en todos los lugares, sí es posible hablar de crisis profunda en la mayoría de las naciones europeas. En los Países Bajos y otras zonas del norte apareció sólo a mediados del siglo; en Castilla, Italia, los Estados Alemanes y en el este, pervivió durante casi toda la centuria. En otros lugares, por el contrario, apenas se manifestó.

            Durante la primera mitad del siglo siguieron llegando a Europa grandes cantidades de metales preciosos, que provocaban un aumento muy notable de los precios. El comercio alcanzó un cierto nivel de especialización, ya que pasó de la explotación sistemática de los productos americanos a una producción planificada de los mismos. Comenzaron a tener mayor importancia los cultivos de café, azúcar, cacao, etc., obtenidos en grandes propiedades donde la mano de obra era de esclavos negros traídos de África.

            Holanda era la primera potencia comercial. Llegó a monopolizar algunos productos, como la madera, indispensable para los astilleros europeos. También logró controlar el comercio con el Báltico y Asia, en abierta rivalidad con Inglaterra, convertida ya en la segunda potencia comercial.

 

III. Vocabulario

Palabras

Gurruño (pág. 18).- Cosa arrugada o encogida.

Leguleyo (pág. 23).- Persona que trata de leyes no conociéndolas sino vulgar y escasamente.

Bajini (pág. 24) (por lo ~ ).- En voz baja.

Jofaina (pág. 32).- Vasija ancha y poco profunda que sirve especialmente para lavarse la cara y las manos.

Tahalí (pág. 137).- Tira de cuero que, cruzada desde un hombro hasta el lado opuesto de la cintura, sostiene la espada.

 

Expresiones 

“Desvainara la blanca” (pág. 22).- Desvainara la espada.

“Licor de Baco” (pág. 60).- El vino. (Baco, el dios griego de la orgía y las fiestas)

“Hay gato encerrado, no era precisamente callejero y sarnoso, sino de Angora” (pág. 88).- Hay trampa, no es de poca importancia, sino muy grande. (los gatos de Angora son conocidos por su pelo brillante y sedoso).

“La flor y la nata de Madrid” (pág. 131).- Las personas de más alta clase social de Madrid.

“El cling clang de las toledanas” (pág. 160).- El ruido del combate entre dos espadas, quizás hechas en Toledo (ciudad conocida por la calidad de su hierro y por sus buenos y tradicionales herreros).

“Desarboló un palo del barco” (pág. 182).- Cortó las velas de uno de los mástiles del barco.

“Media luna turca” (pág. 155).- Media luna con la forma de la luna de la bandera turca.

 

IV. Determinación del tema

Una prueba de honor de la que se saca una obligación contraída. Cuando Alatriste lucha contra los ingleses y descubre su honor y nobleza, los salva. Por eso, se sienten obligados a ayudarle en sus apuros, y cuando tienen que marcharse, le dejan un regalo muy valioso y un privilegio real.

La posición de la Iglesia Católica española en relación con el Protestantismo inglés en el siglo XVII, o por lo menos, hasta la disolución de la Inquisición.

La importancia que se da a los novios de una boda en aquella época, en que varias personas ajenas a los novios, deciden su destino, sin importarles la opinión ni el derecho de libertad de elección de los prometidos.

 

V. Argumento

      El capitán Alatriste no era el hombre más honesto, ni el más piadoso, pero era un hombre valiente. Se llamaba Diego Alatriste y Tenorio, un soldado con una “excelente hoja militar” que se alquilaba de espadachín para los trabajos sucios que los demás no podían hacer.

            Iñigo Balboa, hijo de familia pobre, es acogido por el capitán a petición de su madre, ya que su fallecido padre era amigo de Diego en las guerras de Flandes.

            El capitán, después de salir de la cárcel por impago de impuestos, sin dinero, habla con el teniente de alguaciles, antiguo compañero de Diego y Lope Balboa, le comenta sobre unos hombres que están interesados en “su espada”, en el que le pagarán muy bien, por lo menos para vivir satisfactoriamente después de pagar los impuestos pendientes.

            Fue al lugar citado para hablar con los que le querían contratar. Los enmascarados que le querían contratar hablaron de la misión, que tenía gato encerrado, y del compañero que tendría para cumplirla. Uno de ellos sale, después de decir que no quería sangre, y aparece el inquisidor fray Emilio Bocanegra, temido por todos, pues no era muy piadoso con los no católicos, ni con los que eran católicos.

            Dicen que quieren la muerte de los ingleses, con una excusa de veinte doblones más. Alatriste se lo piensa, pero es obligado por la fuerza a hacerlo.

            En la misión, después de ver a sus víctimas inglesas, los asaltan y empiezan a combatirse. Alatriste desiste del combate al conocer mejor su noble contendiente y los ayuda, alejando al italiano. Diego los lleva a la casa del conde de Guadalmedina donde descubre que los ingleses son personajes de la realeza británica y que vienen a negociar el matrimonio entre la infanta doña María y uno de ellos, el príncipe Carlos Estuardo.

            Alatriste sale de su escondrijo, e investiga los acontecimientos que ocurren en la ciudad, con el tumulto de la población madrileña alrededor de los británicos. Tiene que salir de la casa del conde y resuelve ir a su apartamento, donde duerme armado, por si las moscas. Al día siguiente le coge el teniente Martín, que lo lleva a una cabaña. Iñigo, en un acto de valentía, los sigue y se queda esperando al capitán al lado de fuera de la casa. En la cabaña, Alatriste se encuentra con el malo de los enmascarados y el fray Emílio Bocanegra, le hacen varias preguntas sobre el caso de los ingleses y le dejan marcharse. Pero, le tienden una trampa, e intentan matarlo. Con la ayuda de Iñigo, Diego consigue salvarse.

            Un poco más tranquilo, van al teatro a ver una obra de Lope de Vega , pero cinco espadachines le tienden una trampa y con mucho valor, se enfrenta a ellos, todo se torna un espectáculo para el público. Quevedo al enterarse, corre hacia los cinco personajes y con la ayuda de los ingleses, que acompañaban al rey, intentan deshacerse de los espadachines, pero por desgracia, aparecen los guardias y se llevan a Quevedo, a Alatriste y a los espadachines que pueden coger, a la cárcel.

            Al día siguiente, el capitán se encuentra con el conde de Olivares, y hablan de su historial, pero él quiere saber quienes estaban implicados en la emboscada en la que Alatriste participó. Diego oculta la verdad y aparece Luis de Alquézar, quien indirectamente implica al fray Bocanegra, claro, él era uno de los enmascarados. Descubre que los ingleses ya han vuelto a su nación , pero de agradecimiento, le dejan un enorme anillo de oro y una especie de letra de cambio para poder recibir ayuda de cualquier súbdito de Su Majestad Británica.

            Fuera del edificio aparece el italiano, que deja un recado, sobre cosas pendientes que tiene con Alatriste (quizás para poder seguir la serie después).

 

VI. Personajes

Diego Alatriste y Tenorio - El protagonista de la novela. Lo llaman capitán por una misión que tuvo que dirigir al morir sus superiores. “No era el hombre más honesto ni el más piadoso, pero era un hombre valiente...”, así lo define Arturo Pérez. Un hombre aficionado a Lope de Vega, cuyos versos los recita en la soledad y dolor. Solía estar de buen humor, pero un poco sarcástico en sus momentos de tristeza. Con varias cicatrices por su oficio de soldado, al luchar en Flandes, en Nápoles, Levante... Amigo de guerra del teniente de alguaciles Martín Saldaña y de Lope Balboa.

Iñigo Balboa - Hijo de Lope Balboa, se va a vivir con el capitán por petición de su madre, quien estaba en la miseria y no podía pagar la comida para todos los hijos que tenía. Es el narrador de la historia, omnipresente, comenta sobre todas las situaciones y los sentimientos de los demás. Es valiente y le gustan las aventuras, al salvar a Diego, violando la ley. Está enamorado de la chica equivocada, aunque sea rubia, de ojos azules, y pálida como la leche (ideales de belleza de la época), es mala y no tiene compasión, lo que podrá comprobar al final.

Martín Saldaña - Es el teniente de alguaciles, tiene una amistad profesional y alejada con el capitán, aunque no son de contarse secretos, se respetan el uno al otro. Es duro y tostado como un ladrillo, solía estar muy armado, creo que es lo que necesita al ser un teniente importante en Madrid.

Caridad la Lebrijana - Es la dueña de la Taberna del Turco, fue prostituta anteriormente y seguía haciendo unos cuantos servicios al capitán y algunos de sus clientes. De treinta a treinta y cinco años, una andaluza vulgar, pero una hermosa morena, de trapío y buenas trazas, ojos grandes, negros y vivos. Estaba enamorada de Alatriste.

Francisco de Quevedo - El conocido escritor es un amigo de batallas del capitán, pero su cojera lo hace lento de reflejos a la hora de usar “la blanca”, pero su valentía lo equilibra. Siempre metido en líos y en prisiones por insultar al rey y a su valido, en sus certeros versos, que lo hacen famoso en la corte, además de su mala leche. Es un bebedor empedernido, creo que bebe para esconderse de la tristeza y de la cruda realidad en que está viviendo. Es algo corto de vista. Lo llaman “caballero de Santiago”. Es tan rápido de ingenio como de espada.

Gualterio Malatesta - Es el italiano de Palermo que acompaña a Alatriste en la emboscada. Es sicario de Luis de Alquézar, el secretario del rey. Callado y peligroso, sin miedo de matar. Espadachín rápido y peligroso, le gusta matar por la espalda, y se deprime cuando lo tiene que hacer por delante, pues cree que pierde facultades. Muchas de las ocasiones le reconocen por silbar, más o menos, tirurí-ta-ta.

Álvaro de la Marca - El conde de Guadalmedina, pidió los servicios del capitán, y se siente obligado a ayudarle cuando lo necesita. Es un noble apuesto, elegante y muy rico. Viciado a los juegos y a las putas, soltero, mujeriego, cortesano, culto, algo poeta, galante, y seductor.

Carlos Estuardo - Es el heredero de la corona británica, un noble caballero. Sale de su nación para ir a España de incógnito, para conocer a doña infanta María, con quien pretende casarse, a pesar de las dificultades que encuentra. Está acompañado de Jorge Villiers, el marqués de Buckingham, quien no está muy de acuerdo con las decisiones que toma el príncipe en relación con Alatriste.

Luis de Alquézar - El secretario del rey que estaba muy relacionado con el intento de asesinato de los ingleses. De cabeza redonda, en la que flotaban desamparados unos cabellos; todo su pelo era muy mezquino y ralo. Tenía una gruesa nariz. Muy arrogante, pero no se atrevía serlo delante del valido del rey, el Conde-Duque de Olivares, por su mala fama. Es uno de esos raros aragoneses astutos y complicados.

Emílio Bocanegra - El fray Emílio era de la Inquisición, muy macabro. Flaco y rígido, demasiado arrogante y validoso para un fray decente. Era famoso por la muerte de varios “herejes” y quería aumentar su lista personal con la muerte del heredero británico.

Jorge Villiers -   El marqués de Buckingham, el favorito del rey. Famoso caballero y elegante cortesano, era adorado por las damas. Apuesto, ambicioso, romántico e inteligente.

Dómine Pérez - Padre jesuita que se desempeñaba en la iglesia de San Pedro y San Pablo. Hombre de bien, aunque aparezca pocas veces, sus apariciones son divertidas y le da algo de gracia al texto, con sus dichos en latín.

Gaspar Guzmán - El tercer conde de Olivares, era grande de España y su poder, a los treinta y cinco años, resultaba inmenso. Era muy arrogante, abusaba de su poder cuando podía. Es el personaje principal del final del libro, yo no esperaba, nada parecido.

 

VII. Análisis de la estructura

            El nudo o introducción consiste en los capítulos I, II, III y IV. Donde la trama ya está armada y la mayoría de los personajes, bien presentados y, principalmente, la deuda que sienten los ingleses hacia Alatriste es revelada.

            Los capítulos V, VI, VII, VIII y IX constituyen el desarrollo. Es donde el escritor muestra la huida del capitán de la casa del conde de Guadalmedina, y después lucha contra sus enemigos, que  le persiguen.

            El desenlace está constituido por los capítulos X y XI, donde los ingleses pagan sus deudas al capitán, primero ayudándole en la pelea en el corral y luego con el anillo y la carta.

 

VIII. Estudio y análisis de la forma

            Escribe de forma coloquial, pero cambia el lenguaje dependiendo del personaje, como por ejemplo con el Dómine Pérez que utiliza el latín, o los nobles de la novela, que intentan (aunque no siempre lo consiguen) ser un poco menos vulgares al hablar. Utiliza un lenguaje de aquella época, un castellano moderno, pero con sustantivos raros en el diccionario (tuve mucha dificultad en encontrar algunos).

            Aunque al principio, es un poco pesado de leer por la enorme cantidad de información que nos echa el escritor, luego se hace ligero.

            Introduce bastantes latinismos, principalmente con el Dómine Pérez (págs. 23, 24, 47, 57, 236,...) , o algunos anglicanismos, aunque gramáticamente incorrectos, creo que siguen siendo anglicanismos (pág. 88).

Recursos Estilísticos

Personificaciones

(pág. 12) - “Disimulo de la zurda”

(pág. 19) - “...espada buena, larga, amenazadora y toledana.”

(pág. 20) - “...mirada limpia, azul y turbadora.”

(pág. 56) - “Un rayo de sol, tímido primero y seguro de sí un poco más tarde.”

(pág. 59) - “El barro, que me sirve, me aconseja...”

(pág. 57) - “de mi hidalga noble mano...”

(pág. 109) - “El paso tranquilo de los tercios entrando en liza bajo las viejas banderas”

 

 

Hipérboles

(pág. 112) - “... la noticia corrió como polvera seca.”

(pág. 124) - “Mi corazón, que palpitaba hasta quererme salir del pecho, no había errado.”

(pág. 124) - “...una sonrisa lenta, muy lenta, de desdén y de sabiduría infinita.”

(pág. 135) - “Nunca la sombra vil vieron del miedo”

(pág. 143) - “Las sombras adueñándose poco a poco de las calles.”

(pág. 161) - “La suerte vino en auxilio de Diego Alatriste.”

(pág. 190) - “Aquellos ojos muy azules y muy abiertos que parecían escuchar asombrados.”

(pág. 202) - “...diez hojas de acero cortando el aire.”

(pág. 18) - “...su ropa tenía bichos como para merendarse la oreja de un toro.”

(pág. 22) - “...lanzaba rayos con la mirada.”

(pág. 22) - “Yo te untaré mis versos con tocino”

(pág. 25) - “...llevaba encima más hierro que Vizcaya.”

(pág. 112) - “La noticia de la aventura corrió como pólvora seca.”

(pág. 155) - “...y oírla me heló la sangre en las venas”

(pág. 190) - “Aquellos ojos muy azules y muy abiertos que parecían escuchar asombrados.”

(pág. 161) - “Dándole más puñaladas en las asaduras que oremus tiene un misal.”

 

 

 

Metáforas

(pág. 22) - “...desvainara la blanca...”

(pág. 70) - “...aquella niña semejante a un ángel rubio e ignorado.”

(pág. 95) - “...echar mano a la blanca.”

(pág. 113) - “Eso de que una infanta de Castilla matrimonie con un príncipe anglicano les huele a azufre.”

(pág. 118) - “...ignorante el leopardo que esta empresa...”  (Refiriéndose al príncipe)

(pág. 131) - “...la flor y la nata de Madrid.”

(pág. 177) - “que en todo el mundo tierra no he encontrado / tan fértil de mentiras.”

(pág. 182) - “...desarboló un palo del barco.”

Identificando el palo con un árbol.

(pág. 237) - “Se fue, convertido en la sombra que siempre había sido.”

Comparaciones

(pág. 12) - “..una cuchillada como un relámpago...”

(pág. 12) - “Estaban durmiendo como marmotas.”

(pág. 18) - “Su sonrisa fúnebre como un presagio...”

(pág. 71) - “;pero las calles estrechas, bajo los aleros de los tejados, estaban negras como boca de lobo.”

(pág. 116) - “...cruzó de nuevo su memoria como un espectro.

(pág. 145) - “...con las manos emergiendo como serpientes huesudas.”

 

 

Onomatopeyas

(pág. 188) - “Su mirada era como una dulce agonía de azul y de luz.”

(pág. 202) - “...le llovían estocadas como granizo.”

(pág. 236) - “...una risa que parecía crujir como maderos rotos.”

(pág. 237) - “..el destello blanco le cruzó la cara, peligroso, como un relámpago.”

(pág. 19) - “...otra larga, en un muslo, como un zigzag.”

(pág. 91 y 157) - “...silbando su tirurí-ta-ta.” y “...otra vez aquel tirurí-ta-ta...”

(pág. 160) - “El cling clang de las toledanas...”

(pág. 163) - “...alzaron prudentes las espadas, rozándolas con un leve cling metálico...”

(pág. 185) - “- Zis, zas, sus y a ellos...”

Oxímoron

(pág. 112) - “...gloriosas derrotas..."

 

IX. Síntesis y Conclusión

            El libro me gustó bastante, pero el principio de la novela la encontré demasiado pesada, daba mucha información al mismo tiempo y no puedes simular tanta información, quizás sea como las noticias que estaba acostumbrado a redactar. Quizás por eso esperé hasta el último momento para empezar a leer, pues la fecha que está en la portada es la de hoy, aunque de madrugada.

            Creo que las personalidades de los personajes están muy bien definidas, un buen comienzo para poder seguir luego con la serie. La forma con que describe los paisajes y ambientes, es muy detallista, pero sencillo a la vez, no mete mucho rollo a la hora de describir, pero lo hace magníficamente.

            Alatriste al principio, fue algo precipitado al aceptar el trabajo de la emboscada, pero creo que la pobreza y los poderosos nobles, algunos no tan nobles, lo forzaron a que lo hiciera. Los aristócratas ingleses, fueron demasiado generosos con el capitán, pues los iba a matar, solo cambió de idea al final, pero lo que importa es que pretendía matarlos. Iñigo fue muy valiente al salvar a Alatriste en la plaza, disparando a uno de los espadachines, y luego no pidió nada a cambio, recibió una mirada de extraña fijeza, fue muy noble.

 

Bibliografía

El capitán Alatriste - Arturo Pérez-Reverte; Alfaguara

Enciclopedia Micro$oft® Encarta® 97

Literatura Española 2 - Fernando Lázaro, Vicente Tusón; Anaya

Historia 1 - J. Prats, J. E. Castelló, M. C. García, I. Izuzquiza, M. A. Loste; Anaya

Suplemento El Semanal - 1/VI/1997

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