EXISTENCIALISMOS

archivo del portal de recursos para estudiantes
robertexto.com

enlace de origen
Textos de Manuel Sacristán (*)
Presentación de Salvador López Arnal

Jean-Paul Sartre (1905-1980), in memoriam

IMPRIMIR

Sartre y el marxismo

 

1. Saber de una época (1968, 790-791)

Jean-Paul Sartre es un pensador convencido de que el único filosofar fecundo es el inspirado por los problemas reales del día y tendente a resolverlos. Esa orientación de su esfuerzo filosófico tiene en los últimos años una nueva manifestación en la Cuestión del método y la Crítica de la razón dialéctica. Esos dos escritos tratan aspectos de una nueva hipótesis de Sartre acerca del existencialismo que él profesa y de las relaciones de éste con el marxismo.

El Sartre de estos últimos años ha llegado a la convicción de que el marxismo es el saber concreto del hombre contemporáneo acerca de sí mismo. Pero el saber de una época no puede ser la motivación espiritual directa de todo los sujetos que viven en ella. El saber de la época no puede evitar la presencia de ideologías, para-saberes, por así decirlo, que median entre el saber y la motivación individual. El existencialismo habría sido -o sería aún- una privilegiada ideología (en ese sentido) de la época cuyo saber real es el marxismo. Todo esto constituye el tema principal e inicial de la Cuestión del método.

Por otra parte, Sartre piensa que el enquistamiento de tesis cientificistas o positivistas en el marxismo -señaladamente la tesis de que la naturaleza es tan cognoscible como el hombre- deteriora la relación entre el saber marxista y su aplicación, complicando también las relaciones entre saber e ideología. Ese cienticificismo, o positivismo, o naturalismo que Sartre ve y critica en el marxismo de tradición clásica ha producido, según el filósofo, una pobreza del marxismo en cuanto a la comprensión del individuo y no individual o singular. La corrección de esa pobreza es el segundo tema principal de las obras aludidas.


2. Encuentro y evolución (1980c) (1)

En esa constelación histórica y en un país como Francia, con una tradición marxista práctica muy fuerte, con un partido socialista que todavía se llamaba entonces Sección Francesa de la Internacional Obrera (SFIO) y con un partido comunista que era en aquel momento, seguramente, el mayor y más fuerte de Occidente, las condiciones externas preparaban el encuentro de Sartre con la tradición marxista o con algunas de las tradiciones marxistas. Pero, además, había también razones filosóficas. Todo existencialismo, en sentido estricto, no el de Heidegger... pero sí el de los filósofos a los que llamamos "existencialistas" con menos discusión, principalmente Jaspers y Sartre, cultivan filosofías centradas en el interés, más o menos antropológico, más o menos psicológico, más o menos explícitamente humanista, por el modo de ser humano. En este sentido, siempre se ha esperado de los filósofos existencialistas, en sentido propio, y, sobre todo, de Sartre, que su filosofía desembocara en algún gran tratado de antropología o en algún gran tratado de ética.

La manera que ha tenido de Sartre de encontrarse con el marxismo, o de desembocar en él, se podría describir así: cuando uno lo que esperaba, después de la aparición del libro más importante de su primera fase El ser y la nada, era un libro de ética, que, además, lo había anunciado (en las últimas páginas de El ser y la nada se hablaba de una futura ética), en vez de eso se encuentra con un intelectual, Sartre, muy combativo, que funda una revista, que deja la enseñanza para dedicarse estrictamente a la revista y esa revista es, en una grandísima parte, una revista de intervención política, de intervención cultural desde luego, pero también de intervención política y, a veces, muy directa. Por ejemplo, por citar un caso que hace mucho honor a la memoria de Sartre, la guerra de Argelia. En la guerra de Argelia, que ha sido un momento de extremado nacionalismo en ambientes culturales y de poder franceses, Sartre, en cambio, ha tenido la dignidad y el coraje de aguantar todo su movimiento, y en cabeza su revista, en posiciones antifrancesas, en posiciones proargelinas, por razones morales y políticas obvias, por adoptar una posición anticolonialista y antiimperialista.

Y en esa fase, en la que no aparecía nunca la ética que uno esperaba, lo que sí encuentra es un constante forcejeo con el marxismo teórico y, sobre todo y al principio, con el marxismo práctico, es decir, con los partidos marxistas, principalmente, cosa muy natural dada la situación política francesa, con el PCF. Bastante antes de que hubiera escritos de Sartre, importantes para la historia del marxismo, si se entiende por marxismo, como es razonable, una tradición cultural y política y no estrictamente un conjunto de teoremas, un conjunto de dogmas, bastante antes de que se publicaran los primeros escritos de Sartre que son importantes para la historia del marxismo, en ese sentido amplio, hay un largo camino de encuentros, choques, alianzas, coincidencias, discrepancias, polémicas, con la práctica marxista y también con los representantes teóricos de esa práctica. Por citar autores que tal vez alguno de las presentes por su afición haya tenido ocasión de ver, con Kanapa, con Garaudy, el filósofo, o, en algunos momentos, con Aragon, el poeta. Es una historia muy complicada que no se puede resumir aquí, en los pocos minutos de que disponemos. Baste definirla diciendo que es una historia difícil, de alianzas y de choques, de momentos en los cuales Sartre está convencido de que su posición moral, su práctica, su conducta, tiene que ser la definida políticamente por el PCF y otras ocasiones en las cuales piensa, por el contrario, que su sentido moral le obliga a oponerse a lo que está haciendo el PCF, algunas veces de un modo muy tajante, otras veces a través de matices más delicados.

En cualquier caso, lo que me permito sugerir como hipótesis es que la función o el lugar que parecía que en el desarrollo de Sartre fuera a tener que ocupar un tratado de ética, lo ha ocupado este largo período, todos los años cincuenta, de roce, de choque y de discusión con el marxismo, menos en la teoría que en la práctica. En la teoría, el momento en el cual realmente el marxismo se le presenta como el horizonte en el que tiene que moverse filosóficamente, en el que tiene que ordenar o reordenar sus ideas, es ya el final de la década de los años cincuenta y si se quiere fechar o indicar en algún momento o en alguna obra ese comienzo, habría que recordar principalmente [...] la Crítica de la razón dialéctica, y también, más manejable y, tal vez, más logrado literariamente como texto, una conferencia que pronunció en Polonia y que luego puso como una especie de introducción a la Crítica de la razón dialéctica y que se llama "Cuestión de método". Así como la Crítica de la razón dialéctica es uno de esos libros monstruos que a veces escriben los filósofos de cierto estilo romántico (son 800 y pico de páginas, y eso era sólo la mitad de la obra, aún tenía que haber otra mitad de la misma extensión), en mi opinión bastante mal escrita, bastante precipitada, yo siempre he sospechado que es un borrador que no llegó a corregir, en cambio, el pequeño texto que le puso al final delante, la "Cuestión de método", es un texto filosófico muy bonito, muy completo, muy redondo, y cuya lectura, desde luego, se puede recomendar a quienes en el C.O.U. (2) o al principio de los estudios universitarios tengan aficiones filosóficas.

¿Cómo se produce esa desembocadura de Sartre en el marxismo teórico, no ya su largo encuentro y disputa y alianza o separación con el marxismo práctico? Se produce de un modo que no implica un abandono de su existencialismo anterior, sino un replanteamiento, un replanteamiento sobre la base de ideas marxistas [...] pero que, a su vez, supone un replanteamiento de esas mismas ideas marxistas. En esquema: se puede decir que su punto de vista, a partir del año 59, 60, 61, es el siguiente: que el marxismo es lo que él llama el horizonte del saber de la época. Con eso quiere decir Sartre que, en el marxismo, incluso en sus partes más pasadas de moda o más características de la revolución industrial inglesa, incluso en ellas, está expuesto como se ha engendrado la época moderna. El marxismo contiene para él la explicación de cómo ha sido posible la cultura y la sociedad en la cual vivimos todavía y, por consiguiente, él ve en esta fase, en el marxismo, un marco intelectual que sólo puede ser rebasado en el momento en que esta misma sociedad sea rebasada.

Pero ese marco es, precisamente, un marco. En su opinión, el marxismo adolece de muchas lagunas. La principal, piensa Sartre, es una laguna muy adecuada para que la rellene su existencialismo. Él piensa que el principal hueco intelectual del marxismo consiste en que habiendo construido y desarrollado de un modo no superable en esta época histórica, el marco objetivo en el que vivimos, los hechos, las instituciones, el conjunto de relaciones interhumanas que en el marxismo se llama el modo de producción, la manera de producir y reproducir la vida social, sin embargo, no hay en la tradición marxista, piensa Sartre, una atención análogamente lograda a cómo ese marco repercute en la vida individual. Dicho con sus palabras, la dialéctica marxista no ha llegado a subjetivizarse suficientemente, no ha llegado a recoger suficientemente el desarrollo de los sujetos que viven dentro de ese marco objetivo que el marxismo ha trazado, descubierto y reconstruido de forma no superable. Entonces la misión de su nuevo pensamiento va a ser asumir ese saber que él considera insuperable en lo objetivo y completarlo mediante una dialéctica de la subjetividad, por hablar con sus palabras, rellenando lo que en su opinión falta en el marxismo de atención a la individualidad humana.

Esto lo explica y lo expone, no precisamente con las palabras así un poco neutras filosóficamente que yo he usado, sino que lo hace adoptando el léxico marxista y, por decir aunque sea brevemente su formulación, según él, en esta larga fase marxista de su pensamiento, el existencialismo es la ideología que articula o que organiza para esta época el saber. El saber sería el marxismo, pero el saber es un horizonte objetivo que el sujeto humano no puede vivir directamente en su vida, necesita que una instancia intermedia entre el saber y su práctica cotidiana le organice, le oriente, y eso es el existencialismo, piensa él.

Esta noción de ideología es una noción que le viene del marxismo. En parte es una noción ligeramente peyorativa, no muy positiva, pero no necesariamente. En las varias tradiciones marxistas, hay distintos conceptos de ideología, unos más peyorativos que otros. El concepto de ideología que recoge Sartre es el que ve la ideología como el plano en el cual se resuelven los conflictos materiales, los conflictos reales. Dicho de otro modo, como el plano en el cual las personas nos hacemos conscientes nuestros problemas reales. Nos equivoquemos o no. Esa consciencia puede ser acertada o no, pero en todo caso es la única que tenemos para entender qué nos pasa. En ese sentido pues de semisaber auxiliar, dice Sartre, que el existencialismo es la ideología que el saber, o sea, que el marxismo necesita para esta época.

Esa fase marxista de Sartre en la que, como en las fases anteriores, tiene también mucho que ver la historia externa, la historia política, económica y social de Francia y de Europa, culmina el año 68 [...] El año 68 se produce, con un largo prólogo que venía aproximadamente desde el 67, en las Universidades norteamericanas desde el 66 incluso, una oleada de movimientos de rebeldía, resistencia, incluso de intentos revolucionarios, en el mundo estudiantil y el juvenil en general, empezando por Norteamérica, siguiendo luego por Francia, Alemania e Italia y, con menos fuerza, en Inglaterra también. Ese movimiento juvenil, y principalmente estudiantil, se expresa a sí mismo en forma marxista, construyendo así el momento de mayor influencia, al menos visible o superficial, del marxismo en la Europa occidental del siglo XX. Pero además coincide con unos movimientos obreros de mucha importancia. Se pasa a menudo por alto al hablar de lo que ocurrió el año 68 que ese año se produjo en Francia la huelga obrera más importante del siglo XX, diez millones de obreros en huelga, y durante más de dos semanas. Todo eso determina una situación en la que parecían cuajar muchas esperanzas, por usar el lenguaje de Sartre, presentes desde antiguo en la tradición marxista. Sartre traza entonces una evolución dentro de su marxismo hacia lo que podríamos llamar la extrema izquierda marxista.

La mucha esperanza, el mucho potencial de esperanza acumulado en esas semanas de los meses de mayo y junio de 1968, explica el que la desilusión al fracasar aquel movimiento, en todo o en parte, esto es una cosa que tendrán decir los historiadores, fuera una desilusión causante de mucho pesimismo. Se puede decir que ya entonces, en el otoño o en el invierno del 68, Sartre ha empezado a entrar en la última fase de su pensamiento que no es una fase marxista, no es tampoco resueltamente o explícitamente antimarxista, pero del último Sartre no se puede decir, filosóficamente hablando, que haya sido un marxista, ni filosóficamente ni sociológicamente.


Notas

(*) Los encabezamientos de los textos escogidos no son de Sacristán. Las llamadas entre paréntesis remiten a notas por mí elaboradas.

 

1) Esta intervención se produjo dentro de una mesa redonda que, como se dijo, estaba organizada por los ICE de la UB y UAB de Barcelona. El esquema seguido por Sacristán puede consultarse en el fondo Sacristán de Reserva de la Universidad de Barcelona (RUB-FMSL). Fue el siguiente:

"I. Introducción. De su primer existencialismo salía una "ética de la situación"
II. La fase marxista:
1. La convicción sobre el "Saber de la época". El marxismo es el saber de la época porque explica su génesis y su vida.
2. Crítica: La insuficiencia actual del materialismo dialéctico. La insuficiente subjetivización de la dialéctica. El existencialismo ha sido una ideología del sujeto, llenando la laguna.
3. Situación.
4. Concreción- ejemplificación en "proyecto": Heidegger sobre proyecto. El "primer Sartre" en eso. Ahora. La última nota ya anuncia novedad metodológica.
5. El problema del método: Verstehen corregido.
6. La ausencia de ciencia.
III. La última fase.
1. La revisión de visión.
2. La "izquierda": El principio del progreso. -La recusación del partido. - La predicción del "movimiento de masas" -68 -La ambigüedad marxismo/PC -Visión general, con marxismo incluido -Particularismo a veces grotesco -Final de rendición."

2) En la anterior, o mejor, en una de las últimas planificaciones educativas españolas de los estudios secundarios, el C.O.U., el curso de orientación universitaria, era casi el último eslabón antes de la entrada a la Universidad. Faltaban las denominadas, sin escándalo oficial ni crítico, "pruebas de selectividad".

La Insignia. España, marzo del 2005.

LIBRERÍA PAIDÓS

central del libro psicológico

REGALE

LIBROS DIGITALES

GRATIS

música
DVD
libros
revistas

EL KIOSKO DE ROBERTEXTO

compra y descarga tus libros desde aquí

VOLVER

SUBIR