LAS RELACIONES INTERNACIONALES

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Las Relaciones Internacionales como área particular de investigación académica es mayormente un fenómeno del siglo XX. Sus raíces históricas provienen de la historia diplomática, un acercamiento hacia el entendimiento de las Relaciones Internacionales enfocado en la descripción de eventos históricos, en contraste con la búsqueda de explicaciones teóricas.
La gran devastación producida por la Primera Guerra Mundial (1914-1918) destruyó el ambiente de comodidad que había hecho posible la historia diplomática como método primordial para comprender la política internacional. Se comenzó a desear la formulación del conocimiento sobre las relaciones internacionales basado en un contexto teórico, lo que pudiese permitirle a estudiosos y practicantes un mayor nivel de predicción y entendimiento sobre la política internacional. Primordialmente, se intentaba encontrar maneras sistemáticas para poder predecir y prevenir aspectos relacionados con la guerra.

EL PARADIGMA IDEALISTA
El final de la Primera Guerra Mundial implicó una revolución paradigmática en el estudio de la política mundial. Varias perspectivas sobre las relaciones internacionales competían por atención, tales como el marxismo y el socialismo nacional (fascismo). Pero, la perspectiva conocida como idealismo político comenzó a dominar los estudios sobre las relaciones internacionales.
Los idealistas compartían una perspectiva sobre el mundo basada en ciertas creencias:
* (1) la naturaleza humana es esencialmente altruista y, por lo tanto, las personas son capaces de ayudarse y colaborar mutuamente;
* (2) el mal comportamiento humano es resultado de instituciones y arreglos estructurales, no proviene de la naturaleza misma de los humanos;
* (3) por consecuencia, la guerra es evitable ya que es producto de ciertas instituciones que la promueven, las cuales podrían ser neutralizadas;
* (4) la sociedad internacional debería reorganizarse para reconocer a la guerra como un problema internacional y eliminar aquellas instituciones que la promuevan, en favor de aquellas que adelanten la paz.
Los programas principales de reformas idealistas consistían principalmente de tres grupos. Un grupo abogaba por la creación de instituciones internacionales para reemplazar el sistema anárquico de balance de poder que predominaba la época anterior a la Primera Guerra Mundial. Este nuevo sistema estaría basado en el principio de la seguridad colectiva, el cual pretende que un acto de agresión por cualquier Estado sería percibido como agresión hacia todos los Estados.
La Sociedad de Naciones encarnó este principio al reflejar el énfasis idealista en la posibilidad de la cooperación internacional como mecanismo principal para resolver problemas globales. Un segundo grupo de programas idealistas enfatizaba el control legal de la guerra. Se buscaba resolver disputas a través de mecanismos legales, tales como la mediación y el arbitraje. Ejemplos de estos programas lo fueron la Corte Permanente de Justicia Internacional y la ratificación del Pacto Kellog-Briand de 1928, el cual prohibía la guerra como instrumento de política nacional. Un tercer grupo de programas idealistas se concentraba en reducir la inversión armamentista de los Estados a través de acuerdos de control de armas y otros medios.
Usualmente se considera que la primera obra representativa del idealismo es "La Paz Perpetua", de Immanuel Kant.

EL PARADIGMA REALISTA
Probablemente el realismo es la escuela teórica más solvente y de mayor tradición intelectual en la formación de la disciplina de las Relaciones Internacionales y en los orígenes modernos de la Ciencia Política.
El realismo como teoría política se construyó a base de entender la historia como el resultado de la naturaleza del ser humano a codiciar el poder y desear la dominación de otros. Siguiendo este supuesto, se determina que la posibilidad de erradicar el instinto por el poder es una aspiración utópica. Esto lleva a percibir la política internacional como una lucha interminable entre aquellos actores que intentan dominar a otros y aquellos que intentan resistir este dominio externo.
El realismo político asume como concepto fundamental que el sistema internacional es anárquico, en el sentido de que no existe una autoridad superior a los Estados capaz de regular efectivamente las relaciones entre ellos. Además, supone que los Estados soberanos son los actores principales que componen el sistema internacional, en vez de serlo las instituciones internacionales, organizaciones no gubernamentales o corporaciones multinacionales. Según el realismo, cada Estado es un actor racional que busca maximizar su posición política dentro del sistema mediante la acumulación de recursos de poder militar y económico. Estos intentos de maximizar el poder llevan últimamente a un balance de poder entre los actores y a la estabilidad en el sistema internacional.
Esta perspectiva realista, también conocida como realismo clásico, comenzó a formularse en las décadas de los 1940 y 1950 bajo las tensiones crecientes de la Guerra Fría entre los Estados Unidos y la Unión Soviética. Las creencias del realismo clásico de que la estructura del sistema internacional y el deseo de acumular poder determinaban el comportamiento de todos los Estados parecían muy persuasivas dado el ambiente de la época.
En años siguientes, el realismo clásico comenzó a ser atacado por críticos que apuntaban hacia comportamientos en el Sistema Internacional que no podían ser explicados adecuadamente por los argumentos realistas. Por ejemplo, las nuevas instituciones que cogían vigor en Europa occidental, en donde dominaba la búsqueda cooperativa de lograr ventajas mutuas en vez de intentos individuales de maximizar poder, se encontraban contrarias a los supuestos del realismo clásico.
A pesar de estas críticas, el realismo continúa teniendo relevancia mediante nuevas teorías realistas ajustadas a la actualidad contemporánea. Por ejemplo, el neorealismo o realismo estructural propone que la estructura del Sistema Internacional, en vez del deseo por acumular poder, dicta exclusivamente las decisiones de política exterior de los líderes políticos.
La obra de Hans Morgenthau, especialmente "Política entre las Naciones", todavía debe ser considerada como una síntesis ampliamente representativa del realismo político.

EL NEOREALISMO ESTRUCTURAL
El Estado aún continúa siendo un actor importante mas no es el único determinante, adquiriendo relevancia el sistema internacional, donde se considera que es posible utilizar la guerra para lograr la paz pero con límites, en este periodo surge la teoría de la sospecha, es decir, la guerra preventiva, por tanto se hace necesario realizar acuerdos regionales y supranacionales. Además surgen nuevos actores en el contexto internacional, como las organizaciones internacionales, las empresas transnacionales y actores atípicos como el terrorismo.

EL PARADIGMA NEOLIBERAL
No se puede dar una definición estática de neoliberalismo debido a que su significado ha ido cambiando en el transcurso del tiempo y no es idéntico en todos los países del planeta. Es necesario, por ello, señalar los cambios de significado que han culminado en su uso a comienzos del siglo XXI, y las diferencias regionales en los países de habla castellana.
Las pesquisas realizadas sobre el tema revelan que el concepto fue usado por primera vez, de manera asistemática, por destacados economistas liberales, entre los que se cuentan:
* Ludwig von Mises. La edición inglesa (1927) de su libro Liberalismus usa el término neoliberalism para traducir lo que en alemán von Mises denominó neuen Liberalismus (nuevo liberalismo). En este libro Von Mises usa el término para designar a los socialistas que se hacen pasar por liberales (término que después reemplazó por pseudoliberales), mientras que en su posterior libro, Socialismo, lo aplica a los liberales partidarios de la entonces nueva teoría subjetiva del valor, como Carl Menger.
* Louis Baudin, en su obra de 1953, L'aube d'un nouveau libéralisme (El alba de un nuevo liberalismo), relata que el término neoliberalismo fue deliberadamente acuñado y usado para su posterior difusión en el coloquio de destacados pensadores liberales realizado en París en agosto de 1938, cuando ya se anunciaba la inevitabilidad de la Segunda Guerra Mundial. Su objetivo fue diferenciarse de la entonces desacreditada escuela liberal clásica, a la que se atribuía una importante responsabilidad por haber llegado a ese callejón sin salida. Participaron en el coloquio destacados economistas liberales como Rueff, Friedrich Hayek, Ludwig von Mises, Alexander Rustow, Wilhelm Röpke, Detauoff, Condliffe, Polanyi, Lippman y Baudin.
* Edgar Nawroth, en su libro Die Sozial-und Wirtschaftsphilosophie des Neoliberalismus (1961), califica como neoliberales a la Escuela de Friburgo (Eucken y Müller-Armack, entre otros) y de Munich (Erhard y Kruse, entre otros), destacando las contribuciones de Wilhelm Röpcke y de Alexander Rustow.
* Economistas del Centro de Investigación para la Comparación de Sistemas de Dirección Económica de la Universidad de Marburgo definieron al neoliberalismo como:
Un concepto global bajo en que se incluyen los programas de la renovación de la mentalidad liberal clásica, cuyas concepciones básicas del orden están marcadas por una inequívoca renuncia a las ideas genéricas del laissez faire y por un rechazo total a los sistemas totalitarios.
Entre los rasgos esenciales del neoliberalismo incluyen la garantía legal de la libre competencia y la convicción de que al libre mercado deben agregarse otras consideraciones sociales. Esto parecía hacer al neoliberalismo un sinónimo de la Economía Social de Mercado, visión negada por los partidarios de esta escuela, como se señala en el inciso siguiente.
* Alfred Müller-Armack, uno de los creadores de la citada Economía Social de Mercado, acusa a los neoliberales (que no identifica con precisión) de "no haber prestado la debida atención a los problemas sociales y sociológicos".[3] De su obra surgen como posturas extremas el liberalismo tradicional o paleoliberalismo, el neoliberalismo que se le opone, y la intermedia Economía Social de Mercado. Es falsa, por lo tanto, la repetida afirmación de que ningún liberal se ha considerado nunca a sí mismo como un neoliberal.
* En Latinoamérica el término suele usarse por sus detractores para hacer referencia al conjunto de políticas recomendadas en la década de 1990 por el Consenso de Washington, con los graves problemas sociales que atribuyen a su aplicación, poniendo como ejemplo a la crisis argentina de 2001. Los liberales señalan, en cambio, que la izquierda acostumbra a imputar al liberalismo los fracasos de sus propias políticas intervencionistas y que el liberalismo conduce más bien a éxitos económicos como los que se atribuyen a Chile.
* En la última década del siglo XX y la primera del siglo XXI, el término ha sido crecientemente usado con carácter peyorativo. El escritor Mario Elgue, por ejemplo, afirma[4]: "Ya no quedan dudas de que el modelo neoliberal es incapaz de dar respuesta a los principales problemas que siguen aquejando a la sociedad: altos índices de desempleo, trabajo en negro, pobreza y exclusión social. Su debacle fue el resultado de la aplicación de las políticas del "derrame", según las cuales bastaba con el crecimiento de los grandes grupos concentrados ya que estos últimos difundirían los beneficios hacia el resto de la sociedad productiva y laboral. Pues bien, ahora está claro que este "goteo" no llegó; que no hubo un correlato distributivo y de cohesión de la base social".
En consecuencia, y como es también usual con las diferentes acepciones del término liberal, no se puede hablar de una definición universalmente aceptada, uniforme en el espacio y constante en el tiempo, sino sólo de usos del término neoliberalismo en diferentes contextos.
Las siguientes son las principales características invocadas como constitutivas de un sistema de políticas neoliberales:
* En política económica internacional: el énfasis en la libre circulación de los capitales (ya que el libre comercio es común a todas las teorías liberales).
Quienes sustentan la posición neoliberal argumentan que el libre flujo de las inversiones resultante favorece a los países pobres, que reciben aportes de capital de los países ricos. Los críticos, por el contrario, sostienen que esto multiplica dramáticamente el impacto de las crisis de confianza, como atestiguan los desastrosos resultados de la seguidilla de debacles financieras de escala más o menos global cuyo más notable componente fue conocido como Efecto Tequila.
* En política económica interna: la mínima intromisión de los gobiernos en los mercados (especialmente el laboral), la privatización de las empresas públicas y el desmantelamiento del Estado Benefactor. Los críticos de estas políticas les adjudican los problemas crecientes de tensión, exclusión y violencia social asociandos a su aplicación indiscriminada.
Estas políticas son principalmente impulsadas desde el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio y el Fondo Monetario Internacional (FMI), organismos que no dependen de las Naciones Unidas y están por ello exentos del control directo de la comunidad internacional de países. Sin embargo, los propios liberales rechazan a éstos como monstruos burocráticos, intervencionistas e inútiles[cita requerida]. En la práctica, estas políticas toman como modelo de economía (salvo en lo referente al proteccionismo) a la estadounidense. En Latinoamérica se suele identificar a las políticas neoliberales con las establecidas en el llamado Consenso de Washington, término acuñado en 1989 por el economista John Williamson para referirse al tipo de políticas fiscales y monetarias recomendadas para los países en desarrollo por los organismos con sede en Washington (Banco Mundial, FMI y Tesoro estadounidense, entre otros). El auge de las políticas neoliberales se produjo durante el gobierno de la Primer Ministro británica Margaret Thatcher, políticas luego imitadas por el presidente estadounidense Ronald Reagan.
El término neoliberalismo es cuestionado por muchos economistas por no corresponder a ninguna escuela bien definida, ni siquiera a un modo especial de describir o interpretar las actividades económicas (aunque probablemente sí de explicarlas). Se trata de un término más bien político o ideológico, frecuentemente usado por los medios de comunicación y algunos intelectuales, que debería ser reemplazado por políticas neoliberales. La mayoría de los que desde el progresismo son calificados como neoliberales, se consideran a sí mismos simplemente liberales.
Etimológicamente, el término significa nuevos liberales y nace de la necesidad de diferenciar el liberalismo económico previo a la Segunda Guerra Mundial, de los surgidos durante la Guerra Fría. Algunos autores identifican al neoliberalismo con el liberalismo austríaco, que en realidad es sólo una de las escuelas liberales de nuevo cuño a las que alude el prefijo neo.
Las políticas macroeconómicas recomendadas por teóricos e ideólogos neoliberales -en principio tanto recomendaciones a países tanto industrializados como en desarrollo- a escala nacional e internacional, incluyen:
Políticas monetarias restrictivas (aumentar tasas de interés o reducir la oferta de dinero). Con ello disminuye la inflación y se reduce el riesgo de una devaluación. No obstante con ello se inhibe el crecimiento económico y se perpetúa el nivel de deuda interna y externa denominada en monedas extranjeras. Así mismo, se evitan los llamados ciclos del mercado.
Políticas fiscales restrictivas (aumentar los impuestos sobre el consumo y reducir los impuestos sobre la producción y la renta; eliminar regímenes especiales; disminuir el gasto público). Con ello se supone que se incentiva la inversión, se sanean las finanzas públicas y se fortalece la efectividad del Estado. No obstante no se distingue entre los niveles de ingreso de los contribuyentes, donde unos puede pagar más impuestos que otros, y se grava a las mayorías mientras que se exime a las minorías, deprimiéndose así la demanda, si bien se busque apoyar la oferta, buscando el bienestar de toda la sociedad. Tampoco se reconoce que el gasto público es necesario, tanto para el crecimiento como para el desarrollo (comparar históricamente ejemplos de países industrializados); para la protección de sectores vulnerables de la economía y la población; y para la estabilidad social y económica en general. Por otra parte, estas políticas no son aprobadas por muchos neoliberales, ya que el ideal liberal es que no haya Estado, y por tanto, tampoco impuestos.
Liberalización. Tanto la liberalización para el comercio como para las inversiones se supone que incentivan tanto el crecimiento como la distribución de la riqueza, al permitir 1.- una participación más amplia de agentes en el mercado (sin monopolios u oligopolios), 2.- la generación de economías de escala (mayor productividad), 3.- el aprovechamiento de ventajas competitivas relativas (mano de obra barata, por ejemplo), 4.- el abaratamiento de bienes y servicios (al reducirse costos de transportación y del proteccionismo), y 5.- el aumento en los niveles de consumo y el bienestar derivado de ello (en general aumento de la oferta y la demanda en un contexto de “libre” mercado, con situaciones de equilibrio e utilidades marginales).
Privatización. Se considera que los agentes privados tienden a ser más productivos y eficientes que los públicos y que el Estado debe adelgazarse para ser más eficiente y permitir que el sector privado sea el encargado de la generación de riqueza.
Desregulación. Se considera que demasiadas reglas y leyes inhiben la actividad económica y que su reducción a un mínimo necesario (sobre todo la garantización del régimen de propiedad y de la seguridad) propician un mayor dinamismo de los agentes económicos.
En todos los casos, los teóricos neoliberales afirman que la mejor manera de alcanzar la distribución de la riqueza y el bienestar de los individuos es mediante un crecimiento total del producto, que por su propia dinámica permea al total de los integrantes de la sociedad (la llamada trickle down policy ); los liberales promueven "mediante el beneficio individual, alcanzar el beneficio de toda la sociedad".

EL PARADIGMA DE LA INTERDEPENDENCIA COMPLEJA
A partir de los postulados se elabora un modelo ideal de la política mundial opuesto al modelo característico del realismo político. Es el modelo que llaman de interdependencia compleja. La realidad internacional en la mayoría de los casos responderá, según estos autores, a una situación intermedia entre ambos modelos, lo que no impide la necesidad del modelo de interdependencia compleja en orden a analizar adecuadamente esa realidad.
Este modelo tiene tres características principales:
1. La existencia de múltiples canales conectando las sociedades. Estos canales serían las relaciones interestatales, transgubernamentales y transnacionales.
2. La agenda de las relaciones interestatales consiste en múltiples problemas que no están ordenados en una jerarquía clara y consistente. Esta ausencia de jerarquía entre los problemas significa, entre otras cosas, que la seguridad militar no domina consistentemente la agenda. Muchos problemas surgen de lo que normalmente se considera política interior y la distinción entre problemas internos y externos se diluye.
3. La fuerza militar no es utilizada por los gobiernos, respecto de otros gobiernos dentro de la región o respecto de los problemas, cuando prevalece la interdependencia compleja. Puede, sin embargo, ser importante en las relaciones de estos gobiernos con gobiernos de fuera de la región o respecto de otros problemas.
Estas tres características de la interdependencia compleja originan procesos políticos distintos, que traducen los recursos de poder en poder como control de resultados. Los objetivos variarían también en función de las áreas de problemas al igual que la distribución de poder.

LOS REGIMENES INTERNACIONALES
La palabra régimen se refiere al modo de gobernarse en una cosa. Son instituciones, reglamentos o prácticas de un gobierno en general. Conjunto de condiciones regulares o estables que acompañan o causan una sucesión de los fenómenos.
Las relaciones de interdependencia tienen lugar con frecuencia y son afectadas en el marco de un conjunto de normas y procedimientos que regularizan el comportamiento y controlan sus efectos. Estas series de acuerdos de gobiernos que afectan las relaciones de interdependencia, son los que los autores que estudian denominan regímenes internacionales.
La teoría de los regímenes internacionales en cuanto a expresión de la interdependencia compleja que caracteriza hoy las Relaciones Internacionales, marcadas por el juego conjunto de las relaciones diplomático – estratégicas y de las relaciones económico internacionales, constituye uno de los desarrollos teóricos más interesantes de la década de los años ochenta del siglo XX.
La teoría de los regímenes internacionales pretende explicar en un contexto complejo en el que el conflicto continúa siendo una realidad, las situaciones de orden existentes en un campo concreto de actividad internacional. Keohane y Nye definen los regímenes internacionales, en este sentido como redes de reglas, normas y procedimientos que regulan el comportamiento y controlan sus efectos.
La teoría de regímenes internacionales viene a presentar de alguna forma una aproximación o reconciliación entre las interpretaciones realista e idealista, mejor, neorrealista y globalista de las Relaciones Internacionales, entrando de lleno en la corriente actualmente dominante en este campo que afirma el pluralismo paradigmático.

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