EL BARROCO MUSICAL

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  Un tema controvertido

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Egon Friedler

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La mayoría de los musicógrafos coincide en designar como el período del Barroco Musical, los 150 años que van desde 1600 hasta el año de la muerte de Bach, 1750, aunque la enciclopedia más prestigiosa de la musicología alemana 'Die Musik in Geschichte und Gegenwart' (La Música en la Historia y la actualidad) de Friedrich Blume, señala como límite el año 1740.

Este fecundo período de la historia de la música se inició con el surgimiento de la monodia, la ópera, el oratorio, la cantata y el recitativo y culmina en el período pre-clásico (Haydn nace en 1732, Mozart en 1756 y Beethoven en 1770).

 

¿Qué es el Barroco?

No hay un concepto único acerca de lo que significa el Barroco. El nombre parece haberse derivado del portugués 'berrueco', un término utilizado para designar a una perla de características irregulares, y durante cierto tiempo pareció aludir a rasgos llamativos, extravagantes y extraordinarios. Al parecer fue esa la acepción que tuvo en cuenta Jean Jacques Rosseau al calificar de barroca a la ópera italiana de su tiempo en su importante trabajo polémico sobre la música francesa : 'Lettres sur la musique francaise'. Hasta hoy el término Barroco aplicado a las artes en general y a la música en particular no se ha librado de ambigüedades.

Según el ensayista y escritor español Eugenio D´Ors, el Barroco no representa ninguna época sino que es una determinada manifestación artística que ha existido en todas las épocas y todas las culturas. Este punto de vista obviamente no es aceptado por la mayoría de los musicólogos. Para algunos el período barroco se caracteriza por la exuberancia en las maneras y en el arrebato en los gestos, lo cual se refleja cabalmente en la melodía expresiva de la música del siglo XVll, en el recitativo patético, en sus ritmos tornadizos y variados.

Otros señalan como rasgo distintivo del Barroco, el empleo de la técnica contrapuntística, el estilo concertante y el establecimiento definitivo de los acordes de tónica y dominante como principales en la armonía. A comienzos del siglo XVll, uno de los teóricos de la famosa Camerata florentina, de la cual surgió la ópera, el conde Bardi, sostuvo que mientras el Renacimiento es el arte del contrapunto, la época barroca es la del arte vocal. Hoy, con la perspectiva que nos brinda un conocimiento más detallado de este período, sabemos que en esos 150 años decisivos en la historia de la música hubo significativos avances tanto en la música instrumental como en la vocal.

También tenemos clara conciencia de que el Barroco musical es un fenómeno complejo y diversificado y que así como diferentes etapas en el Barroco también hay significativas diferencias entre sus manifestaciones en distintas naciones europeas.

 

Una nutrida historia

En el Barroco temprano (para algunos autores en el Barroco Medio) la gran figura italiana fue Claudio Monteverdi (1567-1643) el primer autor importante en la historia de la ópera, autor de la magistral 'Coronación de Popea' (1642). En el Barroco temprano alemán tenemos figuras como el gran organista holandés Jean Pieterzoon Sweelinck (1562-1621) discípulo del italiano Giovanni Gabrieli, Johann Hermann Schein (1586-1630) y Heinrich Schütz (1585-1672), probablemente el autor de música sacra más importante después de Monteverdi y antes de Bach.

En la música para órgano, el Barroco alemán tuvo dos figuras de primer nivel en Johann Pachelbel ( 1653-1706) y Dietrich Buxtehude (1637-1707) siendo muy importantes en el campo instrumental los aportes del gran violinista Heinrich Ignaz Franz Biber (1644-1704) y Georg Muffat (1653-1704). Ya en el Barroco tardío el mayor contemporáneo alemán de Bach y de Händel, fue Georg Philipp Telemann (1681-1767) uno de los compositores más prolíficos en la historia de la música y el autor de 'Pimpinone' una de las primeras óperas bufas.

En Francia, tenemos el curioso caso del florentino Giovanni Battista Lulli, que cambió su nombre por Jean Baptiste Lully (1632-1687) e inició su carrera como bailarín y payaso en París, terminando su carrera como virtual dictador de la música en Francia y fundador de la escuela francesa de ópera. Otras figuras destacadas de la música barroca en Francia fueron Marc Antoine Charpentier ( 1634-1704) reconocido autor de oratorios y Richard de Lalande (1657-1726) un compositor de música de gran efecto, con algunos impactantes acentos dramáticos. Mientras Charpentier y Lalande escribieron sobre todo música eclesiástica, Marin Marais (1656-1728) Andre Campra (1661-1744) escribieron música instrumental de cámara, Francois Couperin (1668-1733) fue un notable creador de música para clave mientras Jean Philippe Rameau (1683-1764) y Jean Marie Leclair (1697-1764) descollaron en distintas manifestaciones de la música instrumental.

La mayor figura del Barroco sino de toda la historia de la música en Inglaterra, fue Henry Purcell (1659-1695) quien en su breve vida (solo 36 años, apenas un año más que Mozart) dejó una obra muy importante tanto de música instrumental como de música vocal destinada al teatro. Junto a él, tuvieron gravitación en su tiempo figuras menores como William Boyce (1710-1779) y Thomas A.Arne (1710-1778).

Pero, exceptuando a gigantes como Bach y Händel, Telemann y Purcell, la creación barroca más representativa surgió en Italia. El siglo XVll es la época del mayor esplendor instrumental italiano : las grandes escuelas violinísticas, de Arcangelo Corelli (1653-1713) a Francesco Geminiani ( 1687-1762) y de Giuseppe Tartini (1692-1770) a Pietro Locatelli ( 1695-1764) crearon las bases de un nuevo repertorio instrumental en el que se destacan la tanto la sonata con bajo continuo como el concierto con solista. Alessandro Stradella (1642-1682) si no es el padre del 'Concerto Grosso' debe ser considerado sin duda como uno de los creadores del género y uno de sus cultores más importantes.

Domenico Scarlatti (1685-1757), hijo de Alessandro, puede ser considerado por su rica, imaginativa y vasta obra clavecinística el padre de la moderna técnica para el teclado. Antonio Vivaldi (1675-1741) no se limitó a llevar a la culminación a la técnica violinística sino que supo dar una nueva agilidad a la orquesta y enriqueció considerablemente los recursos del diálogo entre la orquesta y los instrumentos solistas. Giovanni Carissimi (1605-1674) ha sido indiscutiblemente el creador del oratorio, género de importancia fundamental en la historia de la música.

El período barroco culmina con Johann Sebastian Bach (1685-1750) y Georg Friedrich Händel (1685-1759), aunque algunos autores no vacilan en incluir en este período a los más destacados hijos de Bach. El musicólogo Manfred Bukofzer distingue tres períodos : el primer Barroco, en el cual nace la ópera en Florencia y surgen la monodia y el bajo continuo, el 'Alto Barroco' o 'Barroco Medio', en el cual se afirma la ópera de Monteverdi, e influye en Alemania (Schütz) Francia (Lully) e Inglaterra (Purcell) y como último Barroco , el regreso a la polifonía con Bach y Händel.

Otros analistas intentaron definiciones de carácter más general : época del bajo continuo (H.Riemann) , época del estilo concertante (J.Handschin) y en relación a la música en la Europa protestante, 'época de la música poética' ( H.H.Eggebrecht). Si desde el punto de vista creativo el Barroco amplió considerablemente los horizontes de diversos géneros musicales, tanto instrumentales como vocales, en la difusión social de la música fue un período de transición en cuya última fase los vínculos profesionales de los músicos con la Corte, la Iglesia y los poderes estatales se fueron debilitando y apareció un nuevo profesionalismo dependiente de un público más amplio que no se reducía a nobles y prelados, sino que también incluyó a la cada vez más numerosa e influyente burguesía.

 

El Renacimiento del Barroco

El renacimiento del interés por la música del Barroco, a partir de las décadas del cincuenta y el sesenta del siglo XX, ha sido un fenómeno complejo y multifacético. Por una parte tiene que ver con trabajos musicológicos de especialistas como el francés Marc Pincherle (1888-1974) que estudió a fondo la obra de Vivaldi, por otra, tiene que ver con el surgimiento de orquestas de cámara como 'I Musici', 'Los solistas de Zagreb' y la Orquesta de Cámara de Stuttgart dirigida por Karl Münchinger, así como por el creciente interés de las compañías discográficas por la música barroca. Pero detrás de este fenómeno hubo indudablemente causas más profundas.

Después de los traumas de la Segunda Guerra Mundial y de las dificultades de la post-guerra, en Europa y los Estados Unidos se sintió la necesidad de volver a una música más sencilla, más melódica, alegre y plena de vitalidad, ingenua pero no banal. Obviamente la música del Barroco y fundamentalmente, la música instrumental italiana cumplía de manera ideal con estas condiciones. Rápidamente se fue recuperando un vasto repertorio virtualmente desconocido. No solo se rescataron del olvido una serie de obras poco ejecutadas o dormidas en los archivos de compositores muy conocidos como Vivaldi y Corelli, sino que dejaron de ser meras curiosidades musicológicas e ingresaron al repertorio corriente compositores como Tomasso Albinoni (1671-1750) Benedetto Marcello (1686-1739) Francesco A.Bonporti (1672-1749) Giuseppe Torelli (1658-1709) y Francesco Geminiani (1687- 1762).

La siguiente etapa fue la especialización y la utilización de instrumentos de época. A partir de la década del setenta, algunos grandes músicos como el director vienés Nikolaus Harnoncourt y el clavecinista holandés Gustav Leonhardt lideraron esta ola de renovación, que trajo consigo la creación de toda una industria de luthería antigua. Algunos conjuntos de la primera ola del Barroco desaparecieron o quedaron en un segundo plano. Entre los conjuntos más destacados de la nueva ola purista, empeñada en actuar solo con instrumentos antiguos, cabe citar el Concentus Musicus de Viena dirigido por Harnoncourt, la Academy of Ancient Music británica dirigida por Christopher Hogwood y Jaap Schroeder y nuestro reciente visitante, el English Concert dirigido por Trevor Pinnock.

Pero de hecho la fiebre del Barroco está muy lejos de limitarse a unos pocos grupos famosos. Numerosas ciudades europeas y varias norteamericanas tienen sus propios conjuntos barrocos, que actúan con instrumentos originales y de hecho, hay un vasto sector de público que privilegia este repertorio y esta manera de hacer música.

Pero el Barroco no solo revivió en la música instrumental sino también en la vocal. Ha habido un resurgimiento de la cuerda de contratenor. Hoy son numerosos los excelentes cantantes en esta difícil cuerda que hace doscientos cincuenta años era exclusividad de los famosos 'castratti'. Entre los contratenores de hoy ya hay figuras internacionales de primera línea como Gerard Lesne, Andreas Scholl y Michael Chance. Asimismo ha habido un resurgimiento del interés por la música vocal barroca, no solo por parte de cantantes especializados, sino también de cantantes que abordan habitualmente el repertorio operístico tradicional. Esto, naturalmente también está ligado a un renacimiento de la ópera barroca en los grandes teatros de ópera y en los festivales europeos. Un conjunto francés 'Les Arts Florissants' dirigido por el norteamericano William Christie se ha especializado en la presentación de nuevas e interesantes versiones de óperas barrocas.

Este entusiasmo universal por el Barroco no es unánime, y en particular han sido cuestionados los intentos de amplir las pautas instrumentales del Barroco a períodos posteriores de la historia de la música. Por ejemplo, ha sido muy criticada una versión de las sinfonías de Beethoven con instrumentos antiguos y no pocos músicos cuestionan el uso de instrumentos de época en obras de Bach o de Vivaldi que suenan mucho mejor con instrumentos modernos. Alguien dijo de los músicos barrocos que sus criterios son similares a las de un automovilista que prefiere viajar en un Ford histórico de los años 20 a viajar en un automóvil moderno.

En un reportaje a 'Le Monde de la Musique', en agosto de 1996, William Christie reflejó estas tensiones respondiendo en los siguientes términos a una pregunta sobre si 'la batalla del Barroco' había sido ganada: ' Desde el punto de vista histórico, la victoria es incontrovertible. Ahí está el público para probarlo. Pero nosotros seguimos molestando. El 'establishment' musical comienza a tenernos miedo y sus ataques son cada vez más duros y focalizados. Artistas como Georg Solti y Daniel Barenboim se expresaron con términos muy duros contra los intérpretes barrocos, que les sacan parte de su repertorio y lo tocan de una manera que convierte en caduca su forma de ejecución.'

No comparto el juicio de Christie. No creo que la versión barroca de ciertas grandes obras descalifique o convierta en obsoletas a las versiones tradicionales. Es una cuestión de elección y de gusto.

Me permito dar un ejemplo personal. En mi discoteca tengo dos cassettes del Requiem I.K.626 de Mozart: una de la Academy of Ancient Music dirigida por Christopher Hogwood, otra con la Filarmónica de Viena dirigida por Karl Böhm. Sin la menor duda, prefiero la segunda, que me parece más rica y profunda desde el punto de vista interpretativo y mucho más mozartiana en su espíritu.

 

Sin galanterías para "Europa Galante"

Confieso que fui con expectativas excesivas al concierto del conjunto 'Europa Galante' dirigido por Fabio Biondi en nuestra ciudad. Pocos días antes de su visita a Montevideo había leído en la versión Internet de 'El País' de Madrid, un ditirámbico artículo sobre su actuación en el Festival de Torroella de Montgra (Girona) en España en el que el periodista Agust Fancelli afirmaba que Biondi había aportado al repertorio barroco italiano, tensión, dramatismo, teatralidad, conflicto.

Al salir del Teatro Plaza pensé que quizás el crítico español tenía razón pero que no me convencen esa clase de tensión, de dramatismo, de teatralidad y de conflicto. Los contrastes con los que Biondi trabaja parecen ajustarse a clisés predeterminados. Su versión de 'Las cuatro estaciones' se caracteriza por sus transiciones bruscas, sus 'tempi' siempre acelerados, sus acentos enfáticos y su concepción mecánica del fraseo.

Es cierto, al principio causa una expresión de sorpresa, pero luego desvanecido el primer efecto, comprendemos que Biondi creó una especie de molde 'pop' para Vivaldi, con bloques sonoros que impresionan por su frenesí rítmico y con súbitos forte-pianos no menos efectistas. Lo que se pierde, es la poesía, la belleza melódica, el goce de la riqueza de la trama armónica, la fluidez natural de la música. Particularmente poco feliz es el enfoque de 'Europa Galante' de los movimientos lentos, largos y adagios, de Vivaldi. Son de una pobreza expresiva rayana en la indiferencia.

Y esto no se da solo con la música italiana. También en Bach pasó algo similar. En el bellísimo Largo del concierto para violín y oboe, nos preguntamos donde estuvo el magnífico lirismo que es su sello distintivo, mientras los dos movimientos extremos no pasaron de una pálida corrección.

Locatelli y Sammartini me parecieron algo más interesantes, quizás porque de su música no se esperaba lo que podía esperarse de Bach y de Vivaldi : una genuina recreación de obras geniales.

Si tuviera que definir de alguna manera la visión del Barroco que nos aportó Biondi, diría que nos dio un Vivaldi con una máscara veneciana bastante grotesca y a un Bach 'sammartinizado' es decir convertido en un discreto y meritorio compositor de segunda clase. Es un aporte bastante discutible para el año Bach.

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