MARX - EL CAPITAL

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Sección  XV- MAQUINARIA Y GRAN INDUSTRIA


Resumen Contenidos

 

Desarrollo de las máquinas y de la producción mecánica

El empleo capitalista de las máquinas sólo tiende a disminuir el precio de las mercancías, a reducir la parte de la jornada que el obrero trabaja para sí, con el fin de prolongar aquella en que trabaja nada más que para el capitalista. Es un método especial para fabricar plusvalía relativa.  “La fuerza de trbajo en la manufactura y el medio de trabajo en la industria moderna son los puntos de partida de la revolución industrial.” (361)
Señala que todo mecanismo desarrollado se compone de tres partes distintas:  motor, transmisión y máquina de trabajo. Las dos primeras existen para comunicar a la última el movimiento que la hace atacar el objeto de trabajo y modificar su forma.  
“Al examinar la máquina-herramienta encontramos en grande, aunque en formas modificadas, los aparatos e instrumentos que emplea el artesano o el obrero manufacturero. (...) La máquina-herramienta es , pues, un mecanismo que, habiendo recibido el movimiento correspondiente, ejecuta con sus instrumentos  las mismas operaciones que el trabajador efectuaba antes con instrumentos similares. En cuanto al instrumento, salido de la mano del hombre , es manejado por un mecanismo, la  máquina herramienta ocupa el lugar de la herramienta simple. (...) La cantidad de herramientas que una misma máquina de trabajo pone en juego al mismo tiempo se emancipó, pues, desde el principio, de las limitaciones orgánicas que no podía superar la herramienta manual.” (363) El hombre pasó a tomar la responsabilidad de vigilar la máquina y corregir sus errores con la manos.
Muchos instrumentos se transforman en máquinas antes del período manufacturero, y a lo largo de éste , pero sin revolucionar el modo de producción.
“La máquina, punto de partida de la revolución industrial reemplaza, pues, al trabajador que maneja una herramienta por un mecanismo que opera a la vez con varias herramientas semejantes y que recibe su impulso de una fuerza única, sea cual fuere su forma. Pero tal máquina herramienta no es más que un elemento simple de la producción mecánica. El aumento de las dimensiones de la máquina, y de la cantidad de sus herramientas, exige un mecanismo mayor para impulsarla. Y este mecanismo requiere, a su vez , una fuerza superior a la del hombre, para vencer su resistencia, aparte del hecho de que el hombre es un instrumento muy imperfecto para producir un movimiento uniforme continuo. Pero si se supone que actúa simplemente como motor, que una máquina ocupa el lugar de su herramienta, es evidente que se lo puede reemplazar por fuerzas naturales.” (365)
Plantea dos formas distintas del conjunto del mecanismo productivo: la cooperación de varias máquinas homogéneas (que ejecuta todas las operaciones hasta entonces efectuada por un mismo artesano  o por varios obreros reunidos en una manufactura) o un sistema de máquinas. “El sistema de máquinas propiamente dicho sólo reemplaza la máquina independiente cuando el objeto de trabajo recorre sucesivamente una serie de distintos procesos graduados, ejecutados por una cadena de máquinas-herramientas distintas pero combinadas entre sí. La cooperación por división del trabajo que caracteriza a la manufactura reaparece aquí como combinación de máquinas de operación parcelaria.” (368)La manufactura anticipa el esbozo de la división del trabajo que luego el sistema de máquinas desarrollará. Con la imposición del sistema de máquinas y la producción mecánica, el proceso productivo se hace “objetivo”, independizándose de la subjetividad del trabajador. Antes , la operación estaba adaptada al artesano; ahora ocurre a la inversa: se ha emancipado de las facultades individuales del obrero. “Por consiguiente, así como el principio de la manufactura es el aislamiento de los procesos particulares por la división del trabajo, el de la fábrica, por el contrario, es la continuidad ininterrumpida de esos mismos procesos.” (369) El sistema de máquinas aparece como un gran autómata, que es puesto en movimiento por un motor que se mueve por sí mismo. “En cuanto a la máquina herramienta ejecuta todos los movimientos necesarios para elaborar la materia prima sin la ayuda del hombre, y sólo le pide su atención, hay ya un verdadero sistema automático, aunque susceptible de constantes perfeccionamientos de detalle. (...) La máquina aislada ha sido sustituida por un monstruo mecánico, que llena edificios enteros con sus gigantescos miembros. Su fuerza demoníaca, disimulada primero por el movimiento rítimico y casi solemne de sus descomunales brazos, estalla en la danza afiebrada y vertiginosa de sus innumerables órganos de operación.” (369) Marx concluye que la manufactura constituye , en términos históricos, la base técnica de la gran industria. La industria dominada por máquinas exige también un aumento incesante de obreros especialistas.  En cierto grado de su desarrollo, la gran industria entra en conflicto con su base dada por el oficio y la manufactura.
“El cambio radical del modo de producción en una esfera industrial implica un cambio radical análogo en otra. Así se advierte al comienzo en las ramas de industria Así, se advierte al comienzo en las  ramas de la industria que se entrelazan como fases de un proceso conjunto, aunque la división del trabajo las haya separado y metamorfoseado sus productos en otras tantas mercancías independientes. (...) El medio de trabajo adquiere en la máquina una existencia material que exige el reemplazo de la fuerza del hombre por las fuerzas naturales , y el de la rutina por la ciencia. En la manufactura, la división del proceso de trabajo es puramente subjetiva; es una combinación de obreros parcelarios. En el sistema de máquinas, la gran industria crea crea un organismo de producción en todo sentido objetivo e impersonal, que el obrero encuentra allí, en el taller,  como condición material ya lista para su trabajo. En la cooperación simple y aún   en la basada en la división del trabajo, la supresión del trabajador aislado por el obrero colectivo parece todavía más o menos accidental. La maquinaria, con pocas excepciones (...) sólo funcionar como medio de un trabajo socializado o común. El carácter cooperativo del trabajo se convierte en una necesidad técnica dicatda por la naturaleza misma de su medio.” (373)

II- Valor transmitido por la maquinaria al producto

        “Ya se vio que las fuerzas productivas resultantes de la cooperación y la división del trabajo nada cuestan al capital. Son las fuerzas naturales del trabajo social. Las fuerzas físicas de las que se apropia la producción, como el agua, el vapor, el aire, tampoco cuestan.(...) Por consiguiente, si bien a primera vista, resulta evidente que la industria mecánica, al  incorporarse la ciencia y las poderosas fuerzas naturales, aumenta de manera maravillosa la productividad del trabajo, es posible preguntarse si lo que se gana por un lado no se pierde por el otro, si el empleo de máquinas economiza más trabajo de lo que cuestan su construcción y mantenimiento. Como cualquier otro elemento del capital constante, la máquina no produce valor, sino que sencillamente transmite el suyo al artículo que sirve para fabricar. Así, su propio valor entra en el producto.En  lugar de abaratarlo, lo encarece en proporción de lo que vale. (...) Señalemos ante todo que la máquina entra siempre toda entera en el proceso que crea el producto, y sólo por fracciones en el que crea su valor. Nunca traslada más valor del que su desgaste le hace perder en promedio. Por lo tanto hay una gran diferencia entre el valor de la máquina y la porción de valor que transmite de manera periódica a su producto, entre la máquina como elemento de valor y la máquina como elemento de producción. Cuanto mayor es el período durante el cual funciona la misma máquina, más grande es esa diferencia. Todo esto, es cierto, rige también para cualquier otro medio de trabajo. (...) Si se deducen los costos cotidianos de la máquina y de la herramienta, es decir, el valor que su desgaste y su gasto de materiales auxiliares como carbón, aceite, etc., transmiten en promedio al producto cotidiano, su ayuda nada cuesta. Sólo en la industria mecánica llega el hombre a hacer funcionar  en gran escala los productos de su trabajo pasado como fuerzas naturales, es decir, como fuerza gratuita.” (373-374)
        Agrega que el  estudio de la manufactura y la coopración demostró que los  edificios se vuelven menos costosos gracias a su uso común, lo que abarata el precio del producto. La productividad del trabajo tiene como medida la proporción según la cual sustituye al hombre.

III- Efectos inmediatos de la industria maquinizada sobre el trabajador
El punto de partida de la gran industria es el medio de trabajo, que una vez revolucionado adopta su forma más desarrollada en el sistema organizado de la maquinaria de fábrica. Marx examinará como se incorpora a él material humano.

Apropiación de la fuerzas de trabajo suplementarias. El trabajo de las mujeres y los niños.
El desarrollo del maquinismo hizo superflua la fueza muscular; la  máquina permite emplear a niños y mujeres. “Antes el obrero vendía su propia fuerza de trabajo, de la cual podía disponer con libertad; ahora vende a su mujer y sus hijos; se convierte en traficante de esclavos.” (381)
El desarrollo impulsado por la maquinaria hizo que las relaciones entre el comprador y el vendedor de la fuerza de trabajo perdiera toda apariencia de un contrato entre personas libres; lo que dio al Parlamento un motivo para “entrometer” al Estado en el interior de las fábricas. Las limitaciones impuestas por las leyes no sólo provocan las quejas patronales sino la de los padres de los niños-proletarios, que se mudan a lugares donde es posible ejercer la “libertad de trabajo”.
Marx destaca la enorme proporción de mortalidad infantil en los primeros años de existencia; producto en buena medida de la ausencia de las madres de sus casas y la mala alimentación, el maltrato y el descuido que eleva a un 26,5 % la mortalidad infantil en Manchester, con un promedio del 9%.  Los informes de salud pública son contundentes respecto de las relaciones entre la industrialización y el deterioro de los indicadores sociales.
Hace una larga y rica referencia a la Ley de fábricas que establece quelos niños empleados en fábricas deben ser educados: “La única culpable es la legislatura , por haber promulgado una ley engañosa, que si bien parece establecer que los niños empleados en fábricas tienen que ser educados, no contiene cláusula alguna por medio de la cual pueda asegurarse esa pretendida finalidad. Sólo establece que en ciertos días de la semana , y durante una determinada cantidad de horas (tres) cada día, deben ser encerrados entre las cuatro paredes de un lugar llamado escuela, y que el empleador del  niño recibirá todas las semanas un certificado en ese sentido, firmado pro una persona que lo hará como maestro o maestra.’.
“Antes de la promulgación de la ley de fábricas revisada en 1844, una enorme proporción de los certificados de escuela firmados con una cruz demostraban que las maestras no sabían escribir. (...) Durante la prepración de la ley de 1844 los inspectores de fábrica denunciaron el lamentable estado de las presuntas escuelas cuyos certificados, lo mismo que los nombres y apellidos de los maestros, tenían que ser anotados de puño y letra de éstos. (...) Y no sólo en esos lugares lastimosos obtienen los niños sus  certificados, aunque no  instrucción. Hay muchas escuelas en las cuales el maestro es competente, pero sus esfuerzos naufragan casi siempr en el batiborrillo enmarañado de niños de todas las edades por encima de tres años. ‘Sus medios de vida, misérrimos en el mejor de los casos, dependen de los peniques recibidos de la mayor cantidad de niños a quienes resulte posible apiñar en el espacio de que se dipone. A esto hay que agregar los escasos muebles escolares, la falta de libros y otros materiales de enseñanza, y el deprimente efecto que sobre los propios niños produce el ambiente viciado y ruinoso.  Estuve en muchas escuelas por el estilo, y en todas ellas vi hileras de chicos que nada hacían en absoluto. Y esta es la asistencia escolar  certificada, y en lus cuadros estadísticos esos chicos figuran como educados’.” (387) Siguen en esta página otras observaciones igualmente reveladoras referidas a la “educación infantil”.

Prolongación de la jornada de trabajo

La productividad se encuentra en relación inversa con la parte del valor que transmite al producto: cuanto mayor es la masa de productos entre los que se distribuye el valor que la máquina agrega, menor la parte de valor que le toca a cada mercancía. Pero el período de la vida activa de la máquina está determinado por la longitud de la jornada de trabajo.
Las máquinas pueden desgastarse por uso intensivo; por desuso o bien por lo que Marx llama “desgaste moral”; a medida que se inventan máquinas más baratas o pefeccionadas que le hacen competencia. “El  peligro de su desgaste moral es tatno menor cuanto más breve es el período en que se reproduce su valor total, y este período es más corto cuanto más prolongada es la joranada de trabajo.” (389)
“La máquine produce una plusvalía relativa, no sólo al depreciar de manera directa la fuerza de trabajo y abaratarla de modo indirecto pro la baja de precio que ocasiona en las mercancías de uso común, sino además en el sentido de que durante el primer período de su introducción esporádica transforma el trabajo empleado por el poseedor de máquinas en trabajo potenciado, cuyo producto, dotado de un valor social superior a su valor individual, permite al capitalista reponer el valor cotidiano de la fuerza de trabajo con una porción menor del rendimiento diario. Durante ese período de transición en que la industria maquinizada se conserva como una especie de monopolio, los beneficios son, por consiguiente, extraordinarios, y el capitalista trata de explotar a fondo esa luna de miel por medio de la mayor prolongación posible de la jornada. La magnitud de la ganancia aguza el apetito.(...) Así se verifica la ley según la cual la plusvalía proviene, no de las fuerzas de trabajo que el capitalista reemplaza por las máquinas, sino, por el contrario, de las que ocupa. La plusvalía proviene de la parte variable del capital y su suma la determinan dos factores: su tasa y la cantidad de obreros ocupados al mismo tiempo. Si la longitud de la jornada está dada, su división proporcioanl en sobretrabajo y trabajo necessario determina la tasa de plusvalía, pero la cantidad de obreros ocupados depende de la relación del capital variable con el constante.” (391)
Marx señala la contradicción del desarrollo de la maquinaria: por un lado, aumenta la tasa de plusvalía pero reduce la cantidad de obreros, y por tanto de trabajo vivo (y de valor).

Intensificación del trabajo

La sociedad – frente a la prolongación desmesurada de la jornada de trabajo –puso límites legales  para la jornada. Desde entonces,comienza a predominar la intensificación del trabajo.
“Resulta evidente que con el progreso técnico y la experiencia acumulada de una clase especial de obreros dedicados a la máquina, la rapidez y por tanto la intensidad del trabajo aumentan, como es natural. Así, en las fábricas inglesas la prolongación de la jornada y la acentuación de la intensidad del trabajo van de la mano durante medio siglo. Se entiende, sin embargo, que cuando no se trata de una actividad espasmódica, sin o  unifrome, regular y cotidiana, se llega fatalmente a un punto en que la extensión y la intensidad del trabajo se excluyen una a la otra, a tal punto, que una prolongación de la jornada ya sólo es compatible con un menor grado de intensidad y a la inversa, un grado de intensidad superior con una jornada reducida.” (393)
La creciente rebelión de la clase obrera obligó al Estado a imponer una reducción de la jornada laboral. Esto lanzó a la clase capitalista a una carrera por elevar la producción de plusvalía relativa por medio del desarrollo acelerado de la maquinaria. Este desarrollo exige, por tanto, una doble evaluación del trabajo: por su extensión o duración  y , por otro lado, por su grado de intensidad  - dada la tendencia a  eliminar los “tiempos muertos” de la producción.  Hubo diversos ensayos marcando los límites de la extensión de la jornada: su reducción experimental demostraba que la producción se mantenía constante o se incrementaba  trabajando menos (de doce a once horas diarias, como en las fábricas de Gardner). Eran ventajas adicionales que se utilizaba menos materia prima y fuentes energéticas.
“En cuanto la ley abrevia la jornada de trabajo, la máquina se convierte en seguida, en manos del capitalista, en medio sistemático de arrancar a cada instante más trabajo. Pero para que la maquinaria ejerza su presión superior sobre sus servidores humanos, hay que perfeccionarla, sin contar con que la reducción de la jornada obliga al capitalista a poner en tensión todos los resortes de la producción y economizar sus costos.” (396)
Señala que los inspectores de fábricas han destacado el valor de las limitaciones impuestas a la duración de la jornada; pero ven con preocupación el hecho de que el acortamiento fue acompañada de una intensificación del trabajo que pone en riesgo la salud de los proletarios: “No cabe la menor duda de que la tendencia del capital a compensarse por medio de la intensificación sistemática del trabajo ( en cuanto la ley le prohibió de manera definitiva la prolongación de la jornada), y a transformar cada perfeccionamiento del sistema de maquinarias en un nuevo medio de explotación, tiene que llevar a un punto en que resulte inevitable una nueva disminución de las horas de trabajo.” (401)

IV. La fábrica

“En la fábrica , la división del trabajo reaparece ante todo como distribución de los obreros entre máquinas especializadas, y de masas de obreros, que sin embargo no forman grupos organizados, entre las distintas secciones de la fábrica, donde trabajan en máqinas-herramientas homogéneas y alineadas unas al lado de las otras. Por lo tanto, existe entre ellos una coopación simple.” (403) Así hay una distinción fundamental entre los trabajadores de las máquinas-herramienta y sus ayuudantes, casi todos niños. Finalmente, un pequeño número de personal como ingenieros, mecánicos, carpinteros, etc.; que vigilan el mecanismo general y se ocupan de las reparaciones necesarias: ésta última es una clase superior de trabajadoers, los unos formados científicamente, los otros dueños de un oficio ubicado fuera del círculo de los obreros de la fábrica: esta es una pura división tecnológica del trabajo.
“Aunque desde el punto de vista técnico, el sistema de maquinarias pone fin al antiguo sistema de división del trabajo, éste se mantiene en la fábrica, y ante todo como tradición legada por la manufactura. Luego el capital se apodera de él para consolidarlo y reproducirlo en una forma más repugnante, como medio sistemático de explotación. La especialidad que consistía en manejar durante toda la vida una herramienta parcelaria se convierte en la de servir, en forma más repugnante aún, a una máquina parcelaria durante toda la vida.  Se abusa de la maquinaria para transformar al obrero, desde su más tierna infancia, en parte de una máquina que a su vez es parte de otra. (...) En la manufactura y el oficio, el obrero utiliza su herramienta; en la fábrica, sirve a la máquina. Allí el movimiento del instrumento de trabajo  parte de él; aquí no hace más que seguirlo. En la manufactura, los obreros son otros tantos miembros de un organismo vivo. En la fábrica , se incorporan a un mecanismo muerto que existe con independencia de ellos.(...) La facilidad misma del trabajo se convierte en una tortura, en el sentido de que la máquina no libera al obrero del trabajo, sino que despoja a éste de su interés. Todo tipo de producción capitalista, en la medida en que no sólo es un proceso de trabajo, sino de creación de plusvalía, tiene en común el hecho de quelas condiciones de trabajo dominan al obrero, en lugar de estarles sometidas, pero el sistema de fábricas es el primero que da a esta inversión una realidad técnica. El medio de trabajo convertido en autómata se yergue ante el obrero, durante el propio proceso de trabajo, en forma de capital, de trabajo muerto que domina y succiona su fuerza viva.” (405-406)
El régimen fabril va creando una disciplina cuartelaria: “Luego de lanzar por la borda la división de poderes, por lo demás tan ensalzada por la burguesía, y el sistema representativo por el cual tanto amor pregona, el capitalista formula, como legislador privado y según su albedrío, su poder autocráticos sobre sus obreros en su código fabril.” (407)
Toma una cita de Engels por demás esclarecedora: “La esclavitud a que la burguesía sometió al proletariado se presenta en su verdadero aspecto en el sistema fabril. En él todas las libertades cesan de hecho y de derecho. El obrero tiene que estar en la fábrica a las 5.30 de la mañana. Si llega dos minutos tarde, incurre en una multa. Si se retrasa en diez minutos, sólo se le deja entrar después del desayuno, y pierde un cuarto de su jornal... Tiene que comer, beber y dormir a la voz de mando... El reloj despótico le hace interrumpir su sueño y sus comidas. ¿Y qué ocurre en el interior de la fábrica? Allí el fabricante es el legislador absoluto. Hace los reglamentos como se le viene en ganas, modifica y amplía su código a placer, y si introduce en ellos las arbitrariedades más extravagantes, los tribunales dicen a los trabajadores: ‘Puesto que aceptaron ese contrato por propia voluntad, tienen que someterse a él’... De tal modo, esos trabajadores se ven condenados a tormentos físicos y morales desde los nueve años hasta su muerte.” (Nota pie de página N° 114 – cita varios ejemplos ilustrativos de la autocracia fabril, págs. 407-408).
Luego Marx analiza las condiciones de trabajo en las fábricas: la elevada temperatura afecta todos los sentidos; hay una atmósfera impregnada de materias primas; un ruido ensordecedor; y el mecanismo ensordecedor cuyo funcionamiento uniforma ha producido en gran escala mutilaciones y homicidios industriales.

V. La lucha entre el trabajador y la máquina

El trabajador sólo atacó a los medios de trabajo a partir de la introducción de la máquina. En el siglo XVII estallaron en casi toda Europa levantamientos obreros contra la máquina de tejer cintas y cintillas. Relata otras experiencias. “Hace falta tiempo y experiencia y experiencia antes que los obreros, que aprenden a distinguir entre la máquina y su utilización capitalista, dirijan sus ataques, no contra el medio material de producción, sino contra su modo social de explotación.” (411)
Mencionó la incidencia de la revolución agrícola que , modificando las formas de producción de bienes primarios, liberó mano de obra que fue reubicada – no pacíficamente- en los talleres.
“En su forma-máquina, el medio de trabajo se convierte en seguida en competidor del trabajador. El rendimiento del capital guarda a partir de entonces una proporción directa con la cantidad de trabajadores cuyas condiciones de existencia aniquila la máquina. El sistema de producción capitalista se basa en general en el hecho de que el trabajador vende su fuerza como mercancía. La división del trabajo reduce esa fuerza a la aptitud de detalle para manipular una herramienta fragmentaria. Por consiguiente, en cuanto el manejo de la herramienta corresponde a la máquina, el valor de cambio de la fuerza de trabajo desaparece al mismo tiempo que su valor de uso. El obrero, como un billete desmonetizado, ya no tiene curso. Esa parte de la población que la máquina convierte de tal modo en población superflua, es decir, inútil para las necesidades momentáneas de la explotación capitalista, sucumbe en la lucha desigual de la industria maquinizada contra el antiguo oficio y la manufactura, o invade todas las profesiones más fácilmente accesibles, en las cuales se deprecia la fuerza de trabajo.” (413) Señala algunos ejemplos en este sentido, como el de los tejedores ingleses en 1830. “ El carácter de independencia que la producción capitalista imprime en general a las condiciones y al producto del trabajo respecto del obrero, se desarrolla, entonces, con la máquina hasta el antagonismo más pronunciado. Por eso es la primera que da lugar  a la brutal rebelión del obrero contra el trabajo. El medio de trabajo abruma al obrero. Ese antagonismo directo se destaca  sobre todo cuando las máquinas recientemente introducidas hacen la guerra a los procedimientos tradicionales del oficio y la manufactura. Pero en la gran industria misma, el perfeccionamiento de la maquinaria y el desrrollo del sistema automático producen efectos análogos. El objetivo constante de la máquinaria perfeccionada consiste en disminuir el trabajo manual, o en agregar un eslabón más a la cadena productiva de la fábrica, al sustituir los aparatos humanos por aparatos de hierro.” (414)
“Dondequiera que un procedimiento exige mucha destreza y una mano segura, se retira lo antes posible de él al trabajador demasiado diestro , que con frecuencia muestra inclinación a irregularidades de varios tipos, para encargárselo a un mecanismo especial, cuyo funcinonamiento automático se encuentra tan bien regulado , que un niño puede vigilarlo.” (415)
“Y la máquina no actúa sólo como competidora cuya fuerza superior está siempre a punto de hacer superfluo al asalariado. El capital la emplea como potencia enemiga del obrero, y lo proclama en alta voz. Se convierte en el arma más irresistible para reprimir las huelgas, esas rebeliones periódicas del trabajo contra la autocracia del capital.” (418)

VI. La teoría de la compensación en lo que respecta a los trabajadores desplazados por la máquina.
Marx trabaja sobre la afirmación de los economistas burgueses de que el desarrollo tecnológico permite ahorrar mano de obra que luego será empleable en otras ocupaciones. Subyace una “teoría de la compensación”. Marx demuestra que esto no es así a través de ejemplos concretos: la mano de obra desplazada no es efectivamente recontratada en otras empresas. Al producir bienes con menos obreros ,  estos son abaratados y por tanto no sólo afectan a los obreros expulsados; sino que esta baja en el valor de la reproducción de la mano de obra se expresa en un menor salario. Por su parte, esos obreros expulsados se reincorporan en trabajo de escasa calificación, y ellos mismos están deteriorados por sus condiciones laborales; no se suelen ubicar en empresas similares a aquellas de las que fueron expulsados.
“La máquina es inocente de las miserias que provoca. No tiene la culpa de que nuestro medio social separe al obrero de sus víveres. Allí donde se la introduce, entrega el producto más barato y abundante. Antes y después de su introducción la sociedad posee siempre, por lo menos la misma cantidad de víveres para los trabajadores desplazados, con abstracción de la enorme porción de su producto anual derrochado por los ociosos. (...) En consecuencia, como la máquina, triunfo del hombre sobre las fuerzas naturales, se convierte en manos de los capitalistas en el instumento de la esclavización del hombre a esas fuerzas; dado que, como medio infalible para abreviar el trabajo cotidiano, lo prolonga en manos de los capitalistas; puesto que, como varita mágica para aumentar la riqueza del productor lo empobrece en manos de los capitalistas; por todo eso... el economista burgués declara, imperturbable, que todas estas flagrantes contradicciones son falsas apariencias y vanas quimeras y que, en la realidad, y   por lo tanto en la teoría , no existen. Por cierto que no niegan los inconvenientes temporarios, ¡pero qué medalla no tiene su  reverso! Y para ellos el empleo capitalista de las máquinas es el único posible. La explotación del trabajador por la máquina es lo mismo que la de las máquinas por el trabajador. Por ende, quién expone las realidades del empleo capitalista de las máquina se opone a su utilización y al progreso social.”(423) Hace una fantástica analogía con el alegato de un asesino (pág. 423-424)
Desde aquí propone esta ley: “Si la cantidad total de un artículo producido a máquina se mantiene igual a la del artículo manual que reemplaza, disminuye la suma total del trabajo empleado. De lo contrario, la labor mecánica costaría tanto o más que la manual.” (424)

VII- Repulsión y atracción de los obreros por la fábrica. La crisis de la industria algodonera.
Marx señala que el desarrollo dela maquinaria implica la expulsión creciente de mano de obra, a la que reemplaza: “... con cada progreso de la maquinización crece la parte constante del capital, anticipada en máquinas, materias primas, etc., en tanto que disminuye la parte variable invertida en fuerza de trabajo. (...) Mientras la explotación mecánica se extiende en una rama de la industria a expensas del oficio o la manufactura, sus éxitos son tan seguros  como lo serían los de un ejército provisto de fusil de cerrojo contra uno de ballesteros. Ese primer período durante el cual la máquina debe conquistar su campo de acción es de una importancia decisiva, a  causa de las ganancias extraordinarias que ayuda a producir. No sólo constituyen por sí mismas un fondo de acumulación acelerada; además atraen a una gran porción del capital social adicional, en vías de formación en todas partes y en busca de nuevas colocaciones en las esferas de producción privilegiadas. Las ventajas particulares del primer período de actividad afiebrada se renuevan dondequiera acaban de introducirse las máquinas. Pero en cuanto la fábrica adquiere cierto asidero y determinado grado de madurez; en cuanto su base técnica, es decir, la máquina, se reproduce por medio de máquinas; en cuanto el modo de extracción del carbón y del hierro, así como la manipulación de los metales y las vías de transporte han sido revolucionados; en unapalabra, en cuanto las condiciones generales de producción se adaptan a las exigencias de la gran industria, ese tipo de explotación adquiere una elasticidad y una facultad de expandirse en forma repentina y a saltos, que no encuentran otros límites que la materia prima y la venta del producto.” (431)
Se va desarrollando un sistema perfeccionado de comunicaciones y con la baja del precio de los productos se proporcionan armas para la conquista de los mercados extranjeros. Se va reconfigurando una nueva división internacional del trabajo en función de estos nuevos desarrollos.
“La inmensa e intermitente capacidad expansiva del sistema fabril, unida a su dependencia respecto del mercado universal, crea por fuerza una febril producción seguida por un atascamiento de los mercados, cuya contracción provoca la parálisis. La vida de la industria se transforma así  en una serie de períodos de actividad moderada, prosperidad, superproducción, crisis y estancamiento. La incertidumbre e inestabilidad a que la explotación maquinizada somete al trabajo terminan por consolidarse y ser el estado normal del obrero, gracias a esas variaciones períodicas del ciclo industrial. Aparte de las épocas de prosperidad, la lucha más encarnizada es la que se entabla entre los capitalistas por su lugar en el mercado y sus ganancias personales, que se encuentran en proporción directa del bajo precio de sus productos. Se trata, pues, de decidir quién empleará las máquinas más perfeccionadas para suplantar al obrero, y los más sabios métodos de producción. Pero eso no basta y siempre llega un momento  en que se esfuerzan por reducir el precio de las mercancías mediante la depresión del salario por debajo del valor de la fuerza de trabajo (...) El aumento del número de obreros fabriles tiene como condición un crecimiento, muchos más rápido en proporción, del capital invertido en las fábricas. Pero este movimiento sólo se lleva a cabo en los  períodos de flujo y reflujo del ciclo industrial. Además, siempre resulta interrumpido por el progreso técnico, que ora reemplaza virtualmente a los obreros, ora los suprime de manera concreta. Ese cambio cualitativo en la industria maquinizada provoca un incesante alejamiento de obreros de la fábrica, o cierra las puertas de ésta a los nuevos reclutas que se presentan, en tanto que la expansión cuantitativa de las fábricas engulle, junto con los obreros despedidos, a los nuevos contingentes. De ese modo los trabajadores son atraídos y rechazados en forma alternativa, zarandeándolos de un lado a otro, y ese movimiento de atracción y repulsión va acompañado por continuos cambios en la   edad, el sexo y la capacidad de los enrolados.” (434) Analiza luego el ejemplo de la industria algodonera inglesa.

VIII- La revolución engendrada por la manufactura, el oficio y el trabajo a domicilio por la gran industria.

Supresión de la cooperación basada en el oficio y en la división del trabajo.
“Cuando una sola máquina-herramienta ocupa el lugar de la cooperación o de la manufactura, puede convertirse por sí misma en la base de un nuevo oficio. Pero esta reproducción del oficio de un artesano sobre la base de las máquinas sólo sirve como transición para el régimen fabril, que por lo general aparece en cuanto el agua o el vapor reemplazan a los músculos humanos como fuerza motriz. (...) Cuando el proceso de trabajo no exigía por su naturaleza misma la producción en gran escala, las industrias (...) pasaban con regularidad , primero por el estado del oficio, después por la manufactura, como fases de transición rápidas, para llegar por último al régimen de fábricas.” (440-441)
La reacción de la fábrica sobre la manufactura y el trabajo a domicilio.
“A medida que la gran industria se desarrolla y provoca en la agricultura una revolución correspondiente, no sólo se ve extenderse la escala de la producción a todas las otras ramas de la industria, sino que además se presenta la modificación en su carácter. El principio de un sistema de maquinaria, que consiste en analizar el proceso de producción en sus fases constituyentes y en resolver los problemas así surgidos por medio de la mecánica, la química, etc., - en una palabra, por medio de las ciencias naturales- , termina por imponerse en todas partes.  La maquinización se apodera, pues, ora de tal procedimiento, ora de tal otro, en las antiguas manufacturas en als cuales su intrusión provoca continuos cambios y actúa como un disolvente de su organización, debida a una división del trabajo casi cristalizada. La composición del trabajador colectivo o del personal de trabajo combinado resulta así sacudida de arriba abajo.” (441-442) Esto se expresa en todas las actividades productivas.
“Ya se vio que la industria maquinizada desarrolla y organiza, por primera vez en forma sistemática, la economía de los medios de producción, pero en el régimen capitalista esa economía adopta un carácter doble y antagónico. Para lograr un efecto útil con un mínimo de inversión, se recurre a la maquinaria y a las combinaciones sociales de trabajo que ésta hace nacer. Por el otro lado, desde los orígenes de las fábricas, la economía en los costos se hace simultáneamente mediante la dilapidación más desenfrenada de la fuerza de trabajo y la tacañería más desvergonzada en las condiciones normales de funcionamiento.” (442-443)
La manufactura moderna
En este apartado describirá las condiciones de trabajo de la niñez, la adolescencia y las mujeres en diversas industrias. Cito sólo el caso de la fabricación de baldosas y ladrillos: “De mayo a septiembre, el trabajo dura desde las cinco de la mañana hasta las ocho de la noche, y cuando el secado se hace al aire libre, de las cuatro de la mañana a nueve de la noche. La jornada de trabajo de cinco de la mañana a siete de la tarde pasa pro ser ‘reducida’, ‘moderada’. Se emplea a niños de ambos sexos, a partir de los 6, y aún de los cuatro años. Trabajan la misma cantidad de horas que los adultos, y a menudo más. La tarea es penosa y el calor del sol aumenta aún más su agotamiento.” (443-444) Vuelca comentarios de informes de las inspecciones de fábrica sobre la degradación física, mental y moral de los niños empleados en esos lugares.
4. El trabajo a domicilio
        Marx ataca la idealización de este modelo de trabajo;  dadas las terribles condiciones domiciliarias y la propagación de enfermedades como la tisis. Describe diversas situaciones ejemplificadoras del trabajo a domicilio. Menciona la existencia de escuelas de  trenzado de paja , instituciones “vampirescas en las cuales se hace trabajar nada más que para llevar adelante la tarea (...) prescripta por sus madres medio muertas de hambre. Esas mismas madres las hacen trabajar luego en sus casas, hasta las diez u once de la nocha, y aún hasta las doce.” (....) Sus padres, hambrientos y embrutecidos por la miseria, sólo piensan en sacar de ellos lo más posible de ellos. Por lo tanto, en cuanto crecen,  a los hijos no les importa un  bledo de ellos y los abandonan.” (449)
Paso de la manufactura moderna y del trabajo a domicilio a la gran industria. Aceleración de esta revolución por la aplicación de las leyes de fábricas a dichas industrias.
Los referidos niveles de explotación chocan con infranqueables obstáculos fisiológicos: allí se detienen , también, la reducción del precio de las mercancías obtenida por esos procedimientos, y la explotación capitalista basada en ellos. Para llegar aquí hacen falta largos años: sólo entonces llega la hora de las máquinas y la transformación.  Se produce una banalización de las tareas por las máquinas, y los obreros masculinos que desarrollan tareas difíciles son desalojados de las fábricas; ocupando su lugar jóvenes a salarios menores. Ejemplifica con los talleres de tejidos; que desarrolla el ciclo cayendo en superproducción que no puede colocar y generando una nueva crisis. Con la aparición del motor a vapor, se impone el uso de fuerza motriz superior a la fuerza humana que también se implementa con la expulsión de la mano de obra.
“En la esfera del trabajo  a domicilio, donde por lo demás la irregularidad es la regla, el obrero depende por entero en lo que se refiere a sus materias primas y a su ocupación, de los caprichos del capitalista, quien en ese caso no necesita valorizar ningún capital anticipado en construcciones, máquinas, etcétera. Por consiguiente, puede reclutar, de manera sistemática, un ejército industrial de reserva, siempre disponible, diezmado por la exageración del trabajo forzado durante una parte del año, y reducido a la miseria durante la otra.” (457)

IX- Las leyes de Fábricas. Sus cláusulas sanitarias y educacionales. Su aplicacón general en Inglaterra.
        
“La legislación de fábricas, esa primera reacción conciente y metódica de la sociedad contra su propio organismo, tal como lo formó el movimiento espontáneo de la producción capitalista es, como ya lo vimos, un fruto tan natural de la gran industria como los ferrocarriles, las máquinas automáticas y el telégrafo eléctrico.” (459) Propone ver algunas medidas de las cláusulas legales.
La reglamentación sanitaria – redactada para que el capitalista no pueda eludirla con facilidad- se refiere al blanqueo de las paredes y otras medidas de limpieza, de ventilación y de protección contra máquinas peligrosas.
La resistencia de los capitalistas a mejorar las patéticas condiciones de trabajo demostró que “más allá de cierto punto el sistema capitalista es incompatible con todo mejoramiento racional.” (460)
Por su parte, la inclusión de la obligatoriedad de la instrucción primaria en las disposiciones legales demuestran la posibilidad de unir el trabajo manual y el intelectual: estos niños de las fábricas aprenden en la mitad del tiempo tanto y más que los alumnos regulares: cada ocupación (manual e intelectual) se complementan, y una aliviana a la otra. “Basta con consultar los libros de Robert Owen para convencerse de que el sistema fabril fue el primero en hacer germinar la educación del futuro, que  unirá, para todos los niños, por encima de cierta edad, el trabajo productivo con la instrucción y la gimnasia, y ello, no sólo como método para acrecentar la producción social, sino como el único método para producir hombres completos.” (462)
La explotación infantil hizo imprescindible proclamar el derecho de los niños. “Pero no es el abuso de  la autoridad paterna el que creó la explotación de la infancia , sino, al contrario, la explotación capitalista la que hizo que esa autoridad degenerase en abuso. Por lo demás,  ¿ la legislación fabril no es, por admisión oficial, la confesión de que la gran industria hace de la explotación de las mujeres y los niños por el capital, de ese disolvente radical de la familia obrera de otrora, una necesidad económica; la confesión de que convirtió la autoridad paterna en un aparato del mecanismo social, destinado a proporcionar al capitalista, de manera directa o indirecta, los hijos del proletario, quien so pena de muerte debe representar su papel de intermediario y mercador de esclavos? Por consiguiente, todos los esfuerzos de esa legislación sólo pretenden reprimir los excesos de ese sistema de esclavitud.” (467)
Esta disolución de la familia como está planteada por el régimen capitalista; será reformulada en un estadio superior: “La propia composición del trabajador colectivo, con  individuos de losdos sexos y todas las edades, esa fuente de corrupción y esclavitud bajo el régimen capitalista, contiene los gérmenes de una nueva evolución social. En la historia, como en la naturaleza, la putrefacción es el laboratorio de la vida.” (468)

X- Gran industria y agricultura

“Si el empleo de máquinas en la agriculura está excento en gran parte de los inconvenientes y los peligros físicos a que se expone el obrero fabril, su tendencia a suprimir , a desplazar al trabajador se realiza en ella con más intensidad y menos resistencia. (...) En la esfera de la agricultura la gran industria actúa de manera más revolucionaria que en otras partes, en el sentido de que hace desaparecer al campesino, baluarte de la antigua sociedad, y lo reemplaza por el asalariado. Las necesidades de la transformación social y  la lucha de clases se reducen, así, en el campo, al mismo nivel que en las ciudades. La explotación más rutinaria e irracional es sustituida por la aplicación tecnológica de la ciencia. El modo de producción capitalista rompe de manera definitiva el vínculo que unía a la agricultura y la manufactura en su infancia. Pero al mismo tiempo crea las condiciones materiales de una nueva síntesis, superior, es decir, la unión de la agricultura y la industria sobre la base del desarrollo que cada una de ellas adquiere durante el período de su separación total. (...) En la agricultura, lo mismo que en la manufactura, la transformación capitalista de la producción parece no ser otra cosa que el martirologio del productor; el medio de trabajo, apenas la forma de domar, explotar y empobrecer al trabajador; la combinación social del trabajo, la opresión organizada de su vitalidad, su libertad y su independencia individuales. La dispersión de los trabajadores agrícolas en superficies más extensas quiebra su fuerza de resistencia, en tanto que la concentración aumenta la de los obreros urbanos. (...) Por consiguiente, la producción capitalsta sólo desarrolla la técnica y la combinación del proceso social al mismo tiempo que agota las dos fuentes de las cuales brota toda la riqueza: la tierra y el trabajador.” (481-482-483)

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