TEORÍAS ECONÓMICAS

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            Aprender algo sobre economía es hoy una necesidad indiscutible. Antes bastaba con capacitarse en la propia especialidad profesional: Médicos, maestros de alemán, herreros o contables, cada uno tenía su propia habilidad que les permitía realizar su trabajo. La habilidad para fijar los honorarios y los precios, comprar barato, manejar el dinero del hogar; nada de esto se aprendía en la escuela o en la universidad, sino en la vida diaria. La vida enseñaba cómo era la economía, ya fuera en un supermercado, en la propia cocina o en el negocio.

        Hoy esto es diferente: Los hospitales ya no son dirigidos por médicos y el éxito de una escuela no depende únicamente de la calidad de la enseñanza impartida. La economía de la salud hoy también le interesa a los médicos; el mercado de la educación es una realidad visible para los educadores. No sólo en los cursos de marketing, sino también a través de la psicología los estudiantes aprenden a venderse y entienden lo valiosa que es su conciencia. “El dinero gobierna al mundo”, dice el slogan. Esta economización de lo social conduce a que hoy el pensamiento de los economistas trascienda de modo significativo más allá del círculo de las actividades económicas.

        El presente curso virtual enseña importantes teorías económicas. La historia del pensamiento económico es una historia de ideas donde entran en disputa, junto a las distintas visiones del mundo, las diversas corrientes de la teoría científica y de los objetivos políticos. Los libros de texto de economía convencionales siguen con frecuencia la tradición del positivismo y toman a las ciencias naturales como modelos ideales para la producción eficaz de conocimiento.

            El sistema teórico económico se describe como el resultado de la acumulación de conocimientos. Se llega a suponer que las opiniones predominantes del presente constituyen el nivel superior del saber económico, tal como la física actual reflexiona sobre la del siglo XIX. Esta posición implica poner en entredicho a la teoría de la ciencia. Las teorías están siempre intercaladas en determinados paradigmas, estos son visiones del mundo y puntos de vista que cambian en función de los desarrollos económico-políticos. La teoría neoclásica hoy predominante es, por lo tanto, distinta de la teoría keynesiana que caracterizó las décadas posteriores a la segunda guerra mundial. Pero no por eso es inevitablemente la mejor: "Bad ideas flourish because they are in the interest of powerful groups". (Paul Krugman).

 

La teoría económica como discurso

            Las ciencias económicas son una disciplina de las ciencias sociales. Ellas producen para las ciencias las teorías que deben explicar las relaciones económicas. La producción de teorías económicas es de ahí un trabajo teórico y acompaña en primera línea a las necesidades de la ciencia. La teoría económica presenta así una autonomía precisa frente al desarrollo social.

            Las ciencias económicas no producen por sí mismas riquezas, sino que sus pensadores son pagados por el Estado y por los grandes capitales. De allí que exista una relación material de dependencia de la ciencia con la política económica de los gobiernos. Las exigencias, en última instancia diferentes de época en época, son que las ciencias económicas produzcan conocimientos relevantes, es decir, conocimientos que sean una contribución al desarrollo económico y político.

            La relación entre las ciencias económicas y el desarrollo económico-político es dialéctica. La teoría influye sobre las acciones políticas así como repercute, en última instancia, sobre la producción teórica.

            La formación de teorías económicas influye también en el discurso económico político e interviene de ese modo en los desarrollos políticos. Las teorías pueden permanecer ocultas durante años y décadas, dormir en los cajones sin adquirir estado público. Sobre los precursores de la hoy mundialmente dominante teoría neoclásica reinó, tras la publicación de su obra, “an almost complete silence for a decade” (Screpanti 2001). Recién a través de determinados desarrollos económico-políticos y el desplazamiento de constelaciones de intereses llegan a ser posibles formas específicas de la formación teórica.

 

La teoría neoclásica

            La teoría neoclásica es el paradigma dominante en las ciencias económicas, y por ello se la señala también como Mainstream o la ortodoxia. Esta caracteriza a la economía no tanto como un sistema cerrado, sino como un método de optimización, el que es aplicable a la sociedad en su totalidad.

            La teoría neoclásica se diferencia como economía pura de la economía política. Por tal motivo la designación neoclásica indica erróneamente una relación de cercanía a los clásicos. Es cierto que los neoclásicos perfeccionaron la metáfora smitiana de la mano invisible formalmente y con ello las leyes de la oferta y la demanda fueron formalizadas con el método de la optimización. Hay sin embargo una serie de diferencias con los clásicos.

            Los neoclásicos investigan la economía pura y suprimen por eso el área de la política. La teoría de la productividad marginal sirve en lugar de la teoría del valor-trabajo como teoría de la distribución. Con ella es calculada cada distribución del ingreso, porque ésta corresponde a la productividad producida.

            Los neoclásicos se orientaron en la lógica y la matemática y por ello es estática, mejor dicho estática comparativa, mientras que los clásicos efectúan un análisis dinámico.

            Los neoclásicos ubican sólo al intercambio en el punto central, mientras que para los clásicos son significativos el intercambio y la producción.

 

Keynesianismo

            Como keynesianimo se describe una política económica estatal, la que conduce la demanda de bienes y de servicios y, en caso de necesidad de la economía, la reactiva a través de un incremento de los gastos públicos.

            Un aspecto central de la revolución keynesiana de los años 1930 fue reconocer que en una economía de mercado una continua baja de actividad puede llevar a la desocupación, esto es que la economía no necesariamente debe tender al pleno empleo.

 

Economía política

            La economía política es una ciencia social que realiza un análisis científico social del capitalismo.

            La política y la economía están interrelacionadas y no son separables. Por eso la ciencia económica debe investigar estos campos temáticos en conjunto. La economía política es en cierto modo una corriente predisciplinaria.

            La economía política constituye el origen de las ciencias económicas. La economía política clásica, desde Adam Smith hasta David Ricardo y John Stuart Mill es entendida como una corriente de la economía que analizó la economía, integrándola con el desarrollo político. La economía política clásica elaboró un análisis integrado de economía y política. En tanto los clásicos se basan en el liberalismo, que caracteriza hasta hoy el discurso en política y economía. Los neoclásicos fueron los herederos de los clásicos al final del siglo XIX y se convirtieron en la teoría económica dominante. La teoría neoclásica se entiende expresamente como la economía pura, la que separa la economía del análisis político. Desde entonces la economía política fue marginalizada del ámbito académico.

            En 1867 Karl Marx publicó “El capital”, que él entendió como una crítica de la economía política. Los planteos de la economía política clásica viven aún en el marco de la tradición teórica marxista. La economía política marxista define el orden social actual dominante como capitalismo. El capitalismo representa un orden contradictorio en el que se reproducen continuamente fases estables de desarrollo, con crisis. Los procesos de economía política son fenómenos heterogéneos y complejos que requieren un análisis interdisciplinario.

 

Base estructural del capitalismo

            La economía política analiza a la sociedad capitalista e intenta descubrir sus estructuras. Las sociedades capitalistas conforman una totalidad, una unidad que no se basa fácilmente en el juego armónico de sus integrantes. No existe ningún control automático y ninguna mano invisible, sino la mano pública y otros actores visibles. En cambio existen confrontaciones masivas y conflictos que generalmente conducen a disputas sociales. De allí que las sociedades capitalistas sean sociedades conflictivas: Su historia está plena de luchas, por ejemplo, por la distribución de las riquezas entre el trabajo y el capital o entre el norte y el sur.

            El capitalismo que divide a la sociedad en propietarios y no propietarios, es un orden injusto, que no se diferencia de anteriores ordenamientos sociales, en tanto ninguna sociedad logró aún la abolición del poder. En otros tiempos el poder se fundaba mayormente en la política o en la religión, también alcanzó éxitos a través del trueque o el robo. Todos estos elementos están presentes en las sociedades capitalistas, sin hallar por ello su esencia.

 

Capital

            El capital es un concepto económico clave que es definido en forma diferente en la teoría neoclásica y en la marxista. Entre los neoclásicos el capital es una intrusión y designa una cosa. Abarca dinero, bienes, inmuebles y el propio saber definido como capital humano. En este sentido el capital es un recurso, el que es mensurable, porque tiene un determinado precio. Con ello se concreta el capital.

            El dinero, a menudo por error usado como sinónimo de capital, llega a ser, en una constelación históricagográfica determinada, capital. Y es cierto entonces, cuando una parte de la población para llegar a disponerlo -la mayoría por obligación- vende su fuerza de trabajo a los propietarios de los medios de producción. La explotación -dominación económica en sentido estricto- expresa en los procesos de producción la obtención de plusvalía (plusvalor).

            En el centro del análisis del capitalismo que hace la economía política, el capital se ubica como estructura de poder, el que para unos es entendido como actor y aglomeración de recursos y para otros, como relación social.

            Cuando se junta dinero debajo de un colchón se podrá tener un tesoro, pero no creará valor alguno. Dagobert Duck es rico, nada en oro. Para los neoclásicos es considerado como un capitalista, no así en la economía política. Allí es un simple tesorero. Puede llegar a ser capitalista en el caso que trabajadores asalariados que de él dependan extraigan oro para él. Es decir, la existencia de esa riqueza es sólo uno de los supuestos para, a través de ella, alcanzar relaciones capitalistas. También debe haber gente que trabaje para los dueños del dinero, así los que trabajen sean jurídicamente libres y con frecuencia incluso con semejantes derechos que los dueños del dinero.

            Para el marxismo el capital es un derecho sobre la ganancia, que sólo puede existir en una sociedad que separa a los trabajadores de los dueños de los medios de producción. El capital produce una sociedad como relaciones sociales, las que repercuten sobre la propia sociedad, en tanto educa a la gente para obrar empresarialmente, para comprar y vender continuamente, así sea sólo la propia fuerza de trabajo. Estas estructuras producidas colocan a las personas en un segundo paso, enfrentadas las unas con las otras como sirvientes, en una posición aparentemente inmodificable. El mundo se presenta así con poderosa objetividad a la que todos tienen que someterse. Como un conjunto de individos optimizadores, para los cuales los otros individuos son meros objetos de intercambio.

            Todos los actores sociales son caracterizados a través del capital, su posición en la sociedad se constituye a través del capital. Los profesores, los que estudian en sus tranquilos y silenciosos colegios, son convertidos por el socialliberalismo en empresarios de las ciencias, en asistentes sociales empresarios y en maestros productores de capital humano.

 

El capitalismo como totalidad

            La descripción del capitalismo como totalidad ayuda a entender, por qué y cómo en una sociedad capitalista es posible, a pesar de todo, un orden.

            Se explica por qué, a pesar de la gran cantidad de personas, la diversidad de sus relaciones y la complejidad de las interrelaciones de la vida y el trabajo, existe una comunidad ordenada. Se hace entendible por qué algunas de las rutinas cotidianas pueden funcionar siendo que son tantas las personas que participan con su aporte en el desenvolvimiento de esa vida. Desde el desayuno, en el viaje hacia el trabajo, la organización de las tareas de los niños y el tiempo libre al final del día, siempre se interactúa con muchas otras personas individuales. Si uno se detiene a observar parece una maravilla cómo encajan el consumo y la producción, tanto que las economías de millones de personas se relacionan entre sí a través de una economía que frecuentemente funciona sin dificultades.

 

Economía de mercado

            La economía de mercado está estrechamente vinculada con el capitalismo, las relaciones de intercambio se organizan a través del mercado. Nadie duda hoy en día que el mercado es una institución importante en la vida económica. Pero la regulación de la sociedad a través del mercado significa que los objetos, la esencia de la vida y los hombres mismos deben convertirse en mercancías para poder ser objeto de cambio.

 

Estado

            La estructura fundamental del capitalismo abarca, junto al mercado y las mercancías, al Estado. El Estado es un campo de poder, con centro y periferia, en el que influyen diversos actores. No es una imagen cerrada, como por ejemplo un ministerio donde existen muros que separan el exterior del interior. Tanto el hospital de la ciudad como el provincial, la sala de primeros auxilios de Caritas como los hospitales lujosos, la seguridad social autogestionada y los sistemas de salud privados que pueden sobrevivir a través de subsidios masivos; todos ellos forman parte de la política de salud del Estado. La política de salud pública actúa en un campo estatal que funciona con reglas determinadas y con medios coercitivos (impuestos, afiliación obligatoria, etcétera) y también por consenso.

            El Estado es la forma como se organiza el predominio político en el capitalismo. Es un nudo de una estructura de dominación. En las cortes, los príncipes y reyes establecieron, a través del tiempo, una administración con un funcionamiento independiente. Esa burocracia tiene intereses propios y una lógica propia, pero también tiene que administrar el sistema económico ya que es dependiente del buen curso de los negocios. Junto al ejecutivo que se ocupa del gobierno y la administración trabajan los que dictan las leyes y administran la justicia. En conjunto conforman las estructuras fundamentales de los Estados modernos.

Dispositivo

            El dispositivo nombra la totalidad social como un todo, un espacio estructurado de poder de toda la sociedad. Un dispositivo como un campo de fuerza discursivo es un concepto que no está unido al capitalismo y con eso bien es aplicable a una sociedad no capitalista.

            El concepto tiene su origen en Michel Foucault “Saber y poder” él escribe: “también acá la lógica es absolutamente clara, pueden llegar a ser descifradas las intenciones y a pesar de todo ocurrir que nadie las haya proyectado y casi nadie formulado: carácter implicado la gran estrategia anónima, la que casi muda, chismosa coordina la táctica, que el inventor o el responsable alcanza sin hipocresía”.

            Foucault utiliza el concepto de dispositivo para describir el cambio fundamental de discurso del deseo y del placer. Con el dispositivo de la sexualidad se deja traslucir, que no se trata de dispositivos para ordenes y estructuras pero sí para contenidos concretos. “Sexualidad es el nombre que se puede dar a un dispositivo histórico. La sexualidad no es ninguna realidad que sirva de base, difícil de comprender, sino una gran red superficial que estimula el discurso, la formación del conocimiento, el fortalecimiento de los controles y la resistencia a encadenar algunos grandes saberes y las estrategias de poder”.

            Los dispositivos sirven dentro de determinadas estructuras estables durante años para “estimular discursos”, para estructurar temas, contenidos y maneras de acceso. Pero también en fases de ausencia de una ideología dominante y crisis de hegemonía los dispositivos pueden permanecer como desórdenes discursivos y prácticas estables.

            Como campo de poder discursivo se trata de uno, en el que la sociedad en toda su amplitud se constituye en campo organizativo. La regulación tematiza el orden en el capitalismo a partir de formas estructurales que establecen la totalidad social. Entretanto un dispositivo estructura no sólo el discurso, sino también la práctica sin determinar ni armonizar relaciones coherentes. En igual sentido cabe afirmar que en las crisis tampoco rige un caos desestructurado.

 

Estudios culturales

            En sentido literal Cultural Studies, se refiere a estudios de la cultura.

            El capitalismo crea sociedades en las que la economía es decisivamente significativa, no es suficiente el análisis de la economía y la política para la investigación de las sociedades capitalistas. Sobre eso aportaron con los Estudios Culturales además de los nuevos principios teóricos indicados bajo el título “Cultural Political Economy” los seguidores de Antonio Gramsci, sobre todo la corriente de investigación fundada por Stuart Hall.

            La economía política se concentra mayormente en investigar el movimiento jurídico de la economía y la política. Pero eso no significa que se den los pasos para una organización de la sociedad relevante para las ciencias sociales, porque para la perspectiva de la ciencia social faltan actores. Los objetivos que los hombres persiguen dependen de la imagen que ellos se hacen del mundo. Qué formas de vida eligen y cuáles estrategias cambian, dependen de la cultura, las normas y las instituciones, las que crean una sociedad a través de su cultura. La cultura es entonces el campo en el que los procesos económicos y políticos adquieren sentido. Las relaciones políticas y económicas están siempre impregnadas de interpretaciones. Cuáles interpretaciones y con ello qué discursos desarrollan los hombres y mujeres, expresan el modo de sus relaciones y de las estructuras que se forman en una sociedad. La cultura es entonces no un mero espacio social en el que los hombres y mujeres dedican su tiempo libre al arte o a la cultura popular, sino que establece a través de costumbres, normas e instituciones la base de nuestras relaciones.

 

Derechos de propiedad

            El capitalismo se sustenta, además de los mercados, en la existencia de la propiedad privada. Esta propiedad privada debe ser claramente definida como los procedimientos para el cambio de titularidad de la propiedad. Esto último es regulado a través de derechos contractuales. De ahí que un Estado debe disponer los instrumentos jurídicos para que esa propiedad y los derechos sobre ella puedan transferirse. Este importante rol de los Estados no es cuestionado por los modelos liberales radicales. El Estado guardián del liberalismo de Manchester es un Estado que asegura día y noche la propiedad, siendo esa su única tarea.

 

Capital y poder económico

            En el capitalismo los capitalistas como propietarios de los medios de producción se enfrentan a los no propietarios, los trabajadores. El capital crea poder económico, que permite ejercer el poder a través de la disposición de los recursos. Los propietarios de los medios de producción deciden qué producir y a quién emplear. A través de sus decisiones de inversión pueden, en buena medida, fijar el rumbo del desarrollo social. Al tiempo que la gama de bienes que los capitalistas pueden consumir es mucho más amplia que la de los no propietarios.

            La tradición marxista se diferencia entre capital productivo y ficticio. El primero designa maquinas, etc. mientras que el segundo significa derechos capitalizados sobre futuras ganancias. Un ejemplo típico de capital ficticio son, de algún modo, las acciones. El proceso de acumulación puede efectuarse en forma real (por construcción de capacidades productivas materiales) o ficticio (por aumento del valor del capital financiero). La acumulación ficticia gana a menudo dinámica, cuando el beneficio en el área del capital productivo es bajo. A menudo los rumores especulativos durante una crisis pueden desembocar en la devaluación del capital ficticio. La acumulación ficticia y productiva están indirectamente relacionadas. En la tradición postkeynesiana se designa el capital productivo como real y el ficticio como capital financiero.

 

El capital como relación social

            El dominio capitalista se centra, en los procesos de producción, en que una parte de la sociedad dispone de los medios de producción, la otra no. La esencia del poder en el capitalismo reside en sujetos jurídicamente libres para utilizar la riqueza propia acumulada. En tanto que hombres y mujeres libres se ven obligados, para atender sus necesidades materiales, a someterse al poder económico. El capital como relación social reúne a los dueños del dinero y a la fuerza de trabajo en los procesos de producción, ya sea en fábricas o en plantaciones.

 

Clases

            Los grupos de población se clasifican en clases, las que se diferencian de acuerdo a su correspondiente rol en los procesos de producción. En la sociedad capitalista se enfrentan en principio dos grandes clases: por un lado los capitalistas, los que disponen de los medios de producción y por el otro los trabajadores, o sea, los asalariados, los que únicamente pueden aportar su fuerza de trabajo en los procesos productivos. Anteriormente la clase de los terratenientes jugaba un rol significativo. Aunque ambas clases presentan posiciones contradictorias, en algunas causas individuales actúan de modo semejante. Un caso típico son por ejemplo, los asalariados que colocan una parte de sus ahorros en fondos privados de pensiones. Por un lado como asalariados están interesados en que sus salarios sean más altos, por otro, como ahorristas, que los intereses y los beneficios sean altos. Uno viene sobre los costos de otros. Según las características predominantes, pueden llegar a ser clasificados individualmente en clases. Además las clases pueden llegar a ser subdivididas en subclases. Un ejemplo de esto son capital productivo o capital ficticio (como por ejemplo capital financiero).

            Las clases forman un elemento central en cada estructura de poder.

 

Desarrollo de la fuerza productiva en el capitalismo

            De tal manera el capital es una fuerza productiva que puede mover montañas. El capitalista como empresario no crea riqueza alguna. En cambio, el capital como principio organizativo combinado con la fuerza de trabajo y los medios de producción para la creación de más valor es muy productivo. El capital constituye una estructura a la que no se accede fácilmente. Es un proceso que, a través de la presión estructural, aspira permanentemente a incrementar sus utilidades. Esta influencia de las estrategias concretas de poder es decisiva para los diversos grupos sociales. Por eso el capital es significativo para todas las relaciones sociales, tiene la tendencia de atravesar a la sociedad por todos sus poros. El capital es incitante en su accionar, productivo y crea realidad, modifica cosas, hombres, paisajes y espacios.

 

Esquema de reproducción

            En las sociedades capitalistas el proceso de valorización se basa en otra lógica que la del proceso material. Ambos están en contradicción. Sin embargo la economía puede también en el capitalismo entenderse como un ciclo.

            Muchos economistas han intentado recrear el círculo de la economía. Observaron en él diversos elementos básicos de una sociedad. Tanto los marxistas como los liberales coinciden en que ninguna sociedad puede funcionar sin una economía que funcione. Un esquema de reproducción describe un ciclo económico que funciona: Lo que se produce sufre una mutación para luego, en una segunda vuelta, volver a producirse. La cosecha sirve, para el caso, para la alimentación de las familias campesinas que guardan una parte que luego será invertida en la siguiente siembra. En las sociedades capitalistas industriales el esquema de reproducción es un poco más complicado. En el caso del intercambio de mercancías, la actividad económica comienza y termina con el dinero. El punto de inicio del círculo del proceso de producción, el input, por ejemplo para un empresario, reside en la compra de la fuerza de trabajo. En un proceso de producción al input de la fuerza de trabajo le corresponde un output, una salida. Esto significa que son vendidas y el beneficio que reciben los empresarios se expresa mediante el dinero. Evidentemente los empresarios pondrán en práctica este ciclo con la expectativa que al final de tal acción obtendrán más dinero.

            Carlos Marx describió este círculo del dinero como un proceso de dinero-mercancía-dinero (D - M -D) o en otro plano, dinero - mercancía - más-dinero (D - M - D’). Con este más-dinero con el que está vinculada la reproducción también aparece claramente la tendencia en la sociedad capitalista a la expansión económica y el crecimiento. La reproducción simple en el mismo nivel, esto es un orden social estatal con una reproducción anual repetida contradice la lógica empresarial en el capitalismo. El incentivo, que otros llaman obligación, de incrementar el valor para la acumulación y la ganancia en el círculo individual de D - M - D está en la esencia del capitalismo y por tal razón constituye un sistema dinámico. La lógica expansiva del capitalismo de convertir el valor en más-valor se diferencia de otras lógicas, particularmente de la ecológica. Con la valorización de la selva subtropical y su explotación para la extracción de materias primas o la tala surgió una contradicción entre la lógica capitalista y la ecológica.

 

Marxismo

            El marxismo es una construcción teórica que pone el centro del análisis en las contradicciones del desarrollo social. Los conceptos teóricos fundamentales tienen su origen en Carlos Marx y Federico Engels. Para el marxismo la historia es considerada como un proceso de lucha de clases.

 

Conceptos normativos de desarrollo

            Una gran cantidad de investigadores proyectan conceptos normativos de desarrollo, no todos son meros deseos piadosos y charlas dominicales. Martha Nussbaum, en estrecha colaboración con Amartya Sen, describió a partir de Aristóteles que las aptitudes básicas del hombre son parte esencial de una buena vida. Investigadores objetivos no llegan a establecer una relación en torno a una posición normativa.

    Nohlen y Nuscheler definieron un concepto universal de desarrollo como un “pentágono mágico” del desarrollo, el crecimiento económico, el trabajo, la igualdad y la justicia, la participación y la democracia y, finalmente, la independencia y la autonomía. En consonancia con estas reflexiones surgieron muchos indicadores de desarrollo, a través de ellos se llegó a criticar el ingreso per cápita. Básicamente esos esfuerzos fueron las reflexiones de Sen al definir el desarrollo no como riqueza sino como libertad. En la práctica la cooperación para el desarrollo encontró su reflejo en la elaboración de los Índices de desarrollo humano (IDH) a través del Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo (PNUD).

            El florecimiento de los indicadores y las reflexiones normativas de los conceptos de desarrollo, los que caracterizaron a los años ’90, no han impedido que en esa década el abismo entre pobres y ricos se haya hecho más profundo. Las utopías que aceptaron las estructuras capitalistas como estado final de la historia marchitaron sin esperanza los modelos futuros. La razón estriba en que no tenían ni una representación de dispositivo ni de regulación. La producción positivista de “buen desarrollo” requiere de actores capaces de actuar como los que existieron en el campo del dispositivo planificado (dispositivo de desarrollo). En el modo de desarrollo nacional centralizado el Estado nacional fue ese actor. En la regulación liberal faltaron actores fuertes y con ello la producción técnico-social del desarrollo perdió sus fundamentos.

 

Liberalismo

            El liberalismo se basa en una utopía pragmática, la de las pequeñas mejoras en el marco de una sociedad abierta. El liberalismo fue señalado, no ocasionalmente, como la ideología desprovista de utopía, así como el no hay alternativa de Margret Thatcher -TINA, there is no alternative-.

            El liberalismo es una corriente política social, para el que cuanto menos gobierno haya, mejor. El orden existente en una sociedad de mercado liberal es aceptado como la forma más natural y más alta del ser humano. El liberalismo quiere en este presunto orden natural dar a los individuos, si es posible, mucho espacio para su desarrollo personal. La estructura de la sociedad, especialmente el orden desigual sobre la propiedad privada, debe ser aceptada. El cambio de estructura es contranatural y rechazado.

            Generalmente se diferencia entre un liberalismo económico y un liberalismo político. El político se construye sobre el Estado de derecho y la democracia y el económico sobre el mercado y la libre empresa.

            Se diferencia entre un socialliberalismo y un liberalismo autoritario. El socialliberalismo se proclama como una reforma del neoliberalismo. En tanto el neoliberalismo sería una fijación económica, el social liberalismo dedica mayor atención a lo social. Precisamente por eso hay que entender al socialliberalismo como la radicalización del neoliberalismo, el que implementa la lógica neoliberal, de modelo neoclásico de mercado, sobre lo social.

 

El liberalismo económico

            El liberalismo económico desde el siglo XVIII es la ideología precisa para la explicación de la economía capitalista de mercado. Es una corriente del liberalismo, la que se orienta en la economía política clásica de Adam Smith y David Ricardo. A partir de allí la economía sigue, con las leyes del mercado, reglas propias. Oferta y demanda logran, a través de la “mano invisible” el equilibrio económico. Ese orden burgués tiene, junto al mercado, la propiedad como fundamento de un presunto orden económico natural. El liberalismo político ocupa, frente a ello, un orden secundario.

 

Liberalismo político

            El liberalismo político es en muchos aspectos ambivalente, sobre todo por no presentar como problemática la relación de los derechos políticos y personales, por un lado, y los derechos económicos de la propiedad privada, por el otro. La alianza de democracia y liberalismo fue histórica, pero absolutamente ambivalente.

            La política liberal tuvo su apogeo en el siglo XIX, cuando los partidos liberales triunfaron en elecciones limitadas. Los británicos Whigs son un ejemplo típico. Hayek dice en sus escritos teóricos: El complejo de ideales que caracterizó esta tradición se puede resumir bajo tres principios coherentes la “libertad de expresión", "el imperio de la ley" y especialmente el "derecho de propiedad privada" junto con la competencia económica.

            La historia de los liberales del siglo XIX mostró que eran siempre menos importantes la libertad de expresión y el Estado de derecho que la defensa de la propiedad privada y con ello el statu quo. Esto último ha conservado vigencia en el siglo XX, como se pudo comprobar con el apoyo de Hayek al golpe militar en Chile en 1973.

            El comportamiento del liberalismo con la democracia no fue disociado sólo en el siglo XIX y en situaciones extremas. Lo importante fueron las decisiones políticas con independencia de quien ejercía el gobierno.

 

Neoliberalismo

            El neoliberalismo es una forma de liberalismo económico que considera a la economía de mercado como el bien más preciado. El interés de la economía libre de mercado es el de regular con el poder del mercado y la competencia, ante todo a los monopolios. El derecho a la competencia es esencial para el funcionamiento de la economía de mercado.

            El concepto de neoliberalismo es acuñado, como continuidad del liberalismo clásico, por algunos economistas como Friedrich August Hayek y Walter Eucke. Eucken fue el fundador de la así llamada Escuela de Fraiburgo (Freiburger Schule), los que impresionados por las consecuencias sociales producidas en Alemania por la crisis económica mundial de los años 1930, como Keynes en Inglaterra, formula medidas de política económica de control global de los procesos económicos. Su aparición política se produjo por primera vez en los años 1970, estrechamente asociado al nombre de Milton Friedman, así como el liberalismo autoritario se asocia al nombre de Hayek, a quien se considera un precursor de esta última corriente.

 

Socialliberalismo

            El socialliberalismo es fruto del movimiento del ´68 que, con su ímpetu libertario emergió como contraposición al neoliberalismo. Ya los gobiernos reformistas de Willy Brandt en Alemania y de Bruno Kreisky en Austria fueron frecuentemente señalados como socialliberales, aunque la política reformista de los años 1970 se basó esencialmente sobre la alianza entre los partidos socialdemócratas y los sindicatos.

            A comienzos de los ´90, junto a Clinton y Blair, llegaron al poder en el centro muchos gobiernos de izquierda. En América Latina el neo-cepalismo prometía una “transformación productiva con equidad”. La discusión pública demandó durante diez largos años la responsabilidad social. La desorientación ideológica del establishment en los países centrales alcanzó su punto cúlmine.

            En una mirada retrospectiva, el liberalismo económico en comparación con el socialliberalismo aparece como un proyecto modesto. Adam Smith y sus simpatizantes reivindicaban que lo económico se resolvía en función de los criterios del mercado. Los socialliberales niegan no obstante la propia lógica de lo social y lo político. El abordaje de lo social con criterio economicista somete a la sociedad y a la política a la lógica del capital y del mercado. “Lo que no tiene precio, tampoco valor” rige desde larga data, no sólo para productos sino para toda actividad humana. La formación y la salud crean capital humano, la amistad, capital social. Los hombres y mujeres estudian para poder venderse mejor, los asesores tienen su precio y las organizaciones se venden al mejor postor. ¿Quién debe pagar cuando una paternidad irresponsable trae como resultado niños discapacitados? Estas representaciones pueden ser aceptables como imágenes y metáforas pero pueden ser peligrosas cuando son imágenes de lo que pasa en la realidad, cuando alcanzan a producir la disolución unilateral de las contradicciones y no sólo los discursos, sino también las prácticas. ¿Quién y qué determina las fronteras o los límites entre el capital social, el que es utilizado por la burocracia del Estado para las relaciones, y la corrupción? Cuando todo tiene su precio, ¿cuánto cuesta una ley, cuánto un niño, cuánto cuesta el mundo? ¿Acaso pedir un millón por una noche ocurre sólo en la ficción como en la película “propuesta indecente”?

 

La privación de los derechos sociales

            El socialliberalismo incorpora un nuevo modelo de Estado en el que las áreas de educación, salud así como el sistema de pensiones y jubilaciones son, en parte, incorporadas a los mercados y en parte, se convierten en mercados; lo que de una u otra manera desvirtúa su esencia. En el socialliberalismo no existen más “derechos”, sólo asistencia ofrecida por el Estado, mediante pago y condicionada a la capacidad financiera.

            La privación de los derechos sociales es la esencia del socialliberalismo que implica sin dudas un paso ideológico hacia atrás. Para las clases bajas, la diferencia entre un Estado social precario cuya red, sobre todo en la periferia, está cada vez más perforada y el social liberalismo, es pequeña. En ambos casos una parte de la sociedad son ciudadanos de segunda clase, no forman parte del mercado ni pueden acceder a servicios sociales caros y adecuados. Para buena parte de la clase media, esa que ni advierte ni se resigna a aceptar su descenso social, el socialliberalismo es particularmente adverso en tanto los obliga a adecuarse al mercado para poder acceder a los servicios sociales. La clase media debe enfrentar el dilema: O pagar una escuela privada o limitar las chances de sus hijos de acceder a una profesión; o pagar un seguro de salud privado o padecer las interminables colas en los sistemas públicos de salud. El socialliberalismo ya produjo esas modificaciones en los países de la periferia, la clase media latinoamericana se ha reducido y atraviesa situaciones precarias. Entre tanto, por sobre el discurso de la certeza, buena parte de la clase media europea prefiere limitar el Estado social.

Palabras plásticas

            Los diversos intentos por definir el desarrollo alternativo tienen su origen en buena parte en los años ´80. En los ´90 esos conceptos se volvieron hegemónicos y fueron utilizados en los sermones que ofrecían los domingos en las “iglesias seculares” los representantes del establishment. Las conferencias de la ONU se ocupaban de temas de desarrollo sostenible (Río de Janeiro, 1992), sobre las mujeres (Pekín, 1995) y racismo (2001). Hoy, a la hora de hablar de desarrollo, nadie puede dejar de formular preguntas sobre medio ambiente, mujeres, participación y cultura. Así pues, los principios del desarrollo alternativo alcanzaron un reconocimiento oficial, obtuvieron tal status al tiempo que cambiaban en algún sentido. En las teorías sobre el desarrollo la crítica al pensamiento que proponía un concepto de desarrollo lineal y universal era unánime: los países del tercer mundo alcanzarían paso a paso el nivel de USA y Europa; al interior del sistema de investigación reconocido, nadie puede sostener seriamente la opinión que Europa alcanzó su punto máximo de desarrollo.

            Pero con el cortejo triunfal del liberalismo se acumulan en los últimos años renovadamente las voces de los que opinan que el oeste ha alcanzado el punto culmine en el desarrollo: desde Somalía hasta Kosovo y Afganistán se consolida un hilo argumental según el cual el norte tiene el sagrado deber de llevar la modernidad y la civilización hasta los más oscuros rincones del planeta. Los temas del desarrollo alternativo: Los derechos humanos y de la mujer cumplen la función de sustituir a la religión como instancia moral. Al discurso unificado sobre la misión imperialista del siglo XIX, con la que el hombre blanco llevó el progreso, hoy se le incorporan temas como los derechos humanos y la seguridad para la paz. La idea dominante, la que sostiene que un desarrollo superior fue una bendición para la periferia es, en esta nueva concepción liberal, la visión predominante, hoy renovada y conocida en todo el mundo.

 

Concepto alternativo de desarrollo

            El movimiento del ´68 puso en evidencia, con la crisis ecológica y la crisis instalada a raíz del agotamiento del otrora exitoso modelo fordista de la postguerra, la necesidad de formular nuevas respuestas acorde con los nuevos tiempos. En el campo de la política de desarrollo una de las respuestas fue la adopción del concepto de desarrollo alternativo. La crítica al crecimiento económico con desarrollo se fundamentaba en la denuncia a la tentativa de los Estados nacionales por reducir a la nación a la condición de depósito. El Estado no podía planificar más con autoseguridad positivista un fenómeno tan complejo como el desarrollo -eso era totalitario, reprimía las más de las veces las representaciones que regían las bases de la sociedad-. En tanto, el Estado persevera en planificar la economía nacional con criterio economicista y de ese modo desatiende temas tan importantes como la naturaleza, la cultura y la mujer. Con el crecimiento de la conciencia colectiva sobre el medio ambiente las fronteras del estilo de vida occidental se volvieron evidentes: Es difícil imaginar qué pasaría si mil millones de chinos produjeran los mismos efectos sobre los cambios climáticos como los norteamericanos. Resulta inimaginable no sólo que seis mil millones de hombres y mujeres, sino seis mil millones de automóviles dañen la capa de ozono; junto con millones de heladeras, televisores, computadoras, etcétera. Convertir en universal el modo de vida occidental sobre la base de la utilización generalizada de materiales no contaminantes es impensable. ¿No es necesario en este punto encontrar un proceso de desarrollo en función de la ecología? Esto se persigue al afirmar el concepto de la sustentabilidad; el confort y el Estado de bienestar del presente no se puede sostener a costa del sacrificio de las generaciones futuras; ésta debiera ser la aspiración a la hora de marcar el camino de la vida y de la economía. Sin duda vendrán los cuestionamientos y las críticas de las investigadoras en el sentido que el desarrollo resultó provechoso sólo para los hombres. Por eso, el desarrollo debería crear relaciones más justas entre los géneros. De idéntica o parecida manera se escuchan argumentos relativos a la cultura, donde el etno-desarrollo es la respuesta al eurocentrismo.

 

Good governance

            El nuevo consenso respecto a qué es el desarrollo trajo consigo el concepto del good governance que se apoya en dos pilares. Uno de los pilares universales es la democracia y el Estado de derecho: Todos los hombres deben tener el derecho a elegir sus representantes. En condiciones de un procedimiento legal transparente es posible alcanzar ese derecho. Los derechos humanos no se pueden partir, el derecho a la libre expresión no es un mero privilegio de los ciudadanos bien orientados, sino y particularmente es un derecho fundamental para los estudiosos y para la oposición. Los derechos humanos son derechos universales y uno de los objetivos de la política de desarrollo es procurar su vigencia en todo el mundo. El otro pilar del desarrollo, en este esquema, es el sostenimiento de la economía de mercado y el capitalismo. Cuando se concede la libertad de mercado para consumir y producir, el desarrollo verdadero está a la vista. Democracia y economía de mercado son, desde esta concepción, el fundamento para procurar un determinado orden social y económico. El tercer mundo tiene que recuperarse no sólo con referencia al bienestar, sino especialmente con referencia a sus instituciones.

 

La actuación en el marco del socialliberalismo

            El socialliberalismo se construye sobre una dialéctica determinada de estructura y acción y la interrelación de lo universal con lo particular. Las necesidades de las circunstancias económicas, así como el pasado se heredan, se carga con ello como con el lastre de la historia. La civilización capitalista moderna y la historia como un desarrollo lineal alcanzó un punto culminante, pero tampoco es inquietante. En el fondo, los hombres y mujeres del siglo XXI bien pueden felicitarse; las generaciones precedentes no tuvieron a su alcance tantas mercancías, tantas posibilidades para su propio desarrollo.

            Los espacios de acción se dan por lo tanto exclusivamente como reacción sobre el marco de las condiciones estructurales, o hablando formalmente, sobre la ampliación superficial de la arquitectura, sin la posibilidad de cambiar la casa en su esencia. La ampliación de la arquitectura interna puede adquirir significados diferentes, de igual modo podemos diferenciar diversas formas del socialliberalismo. La forma reaccionaria del socialliberalismo niega que el espacio pueda llegar a producirse y restringe las acciones sobre ello, de ese modo encontrar los espacios existentes está fuera de su alcance. Para ese socialliberalismo reaccionario cuenta la retórica, la tranquilidad y el ocultamiento de los problemas. El moho de las paredes puede pintarse fácilmente. Cuenta la apariencia y no la salud de los habitantes de la casa. Pero también existen otros socialliberales, los que no sólo quieren ocultar los problemas con bellas palabras, sino estableciendo direcciones y algunas veces desplazando paredes. Estos socialliberales se orientan, con conciencia o sin ella, en la teoría de la estructuración de Giddens, la que habla de las acciones capaces de modificar las estructuras. Pero como el socialliberalismo aceptó el orden del mercado por encima de la democracia, las posibilidades de acción en el mercado económico capitalista están limitadas. La cogestión y la organización tienen pocas posibilidades. El socialliberalismo aceptó irreflexivamente ese dispositivo de la competencia (dispositivo de glocalización) y el discurso neoclásico de mercado, por tal razón tampoco puede profundizar en ningún análisis social crítico. Las estructuras, tal como las describe la economía política desde hace más de 200 años, pueden de este modo perderse de vista. En cambio, cuando falta el conocimiento sobre la estructura de las casas cualquier tipo de reforma aparece como una empresa arriesgada. La falta de un análisis integral del dinero, el trabajo, la competencia y la naturaleza conduce a los socialliberales a poner grandes expectativas en pequeñas medidas y establecer best-practices. Así los socialliberales críticos sobrestiman las posibilidades arquitectónicas parciales, pequeñas refacciones, mientras subestiman el significado de la arquitectura en su conjunto.

            La vida en lo existente no es siempre mala. Todos los hombres y mujeres valoran las tradiciones y las costumbres. Como propietarios no siempre estaríamos dispuestos a cambiar algo en esa casa. Esto es exactamente lo que demanda el modelo de mercado neoclásico, que el mundo tal como está delante nuestro no vislumbra en sus estructuras fundamentales una mejor dirección. De allí que quiere prohibir hablar siquiera de hacer cambios sustanciales en la arquitectura de la casa común. Pero últimamente existen los que no sólo quieren construir la casa totalmente a nuevo como revolucionarios. Los que quieren desplazar las paredes son vistos como locos, los que quieren ordenar la casa, como subversivos. En el dispositivo de la competencia la prohibición de este modo de pensar y actuar se convierte en una feliz prisión: dentro de las reglas establecidas todos tienen derecho a alterarse, hacer su vida más agradable y, cuando se desea incluso actuar solidariamente, hacer donaciones, comprar con conciencia o sostener un trato honorable.

 

La ideología de los instruidos

            El socialliberalismo, con su supuesta valoración de lo social, perturbó la voluntad de reforma porque no reconoció que ocuparse con lo social en sí, no era de ninguna manera progresista. El socialliberalismo fragmentó lo social, lo sometió, debido a la lógica de mercado, a una perspectiva cortoplacista y se encegueció por las estructuras. La generalización de la forma de mercancías es por eso incompatible con la realización de los ideales de libertad y justicia en las relaciones complejas de un mundo globalizado. El socialliberalismo, como ideología de los instruidos, integró el modelo neoclásico de mercado con el positivismo. La política puede integrar los efectos externos, como la contaminación del medio ambiente en el modelo de mercado; también puede aumentar los ingresos con cheques, sobre todo de los grupos más débiles de la población. Este es el espacio de acción de la política. Una vez puestas en práctica esas correcciones del mercado, lo que se contabiliza como beneficio, rige socialmente como verdad. Sólo aquello que se puede contar, llega a ser establecido. Las orquestas pueden convertirse en víctimas del mercado del mismo modo que las cooperativas de campesinos que toman en consideración el cuidado del medio ambiente. Los núcleos urbanos históricos corren tanto peligro como los museos y pueden carecer del dinero necesario para su conservación y cuidado tanto como los asilados. Una civilización es una forma de institucionalización y la convivencia no se basa sólo en los dictados del poder. De allí que sea mucho más que un mercado, es una conquista de la civilización cuya defensa no siempre es tomada en consideración. Por eso es necesaria una reorientación fundamental en la teoría y la práctica para no perder los estándardes mínimos de civilización.

 

Proyecto cultural y fragmentación del conocimiento

            Con la economía de mercado como orden económico, la democracia y los derechos humanos como ordenamiento político alcanzaron su punto cúlmine como modelo de un global governance globalizado. En el centro rige, domina, este estadio final civilizatorio, en la periferia aún no logró consolidarse. Así la política llega a ser trabajosa y para la organización social existe todavía un espacio para la adaptación social y la organización de la global governance. De manera tal que los proyectos establecen formas organizacionales privilegiadas. La organización social es, en este sentido, la aplicación competente de los mejores proyectos internacionales disponibles, los así llamados modelos de best practice.

            El socialliberalismo, que por ese camino se diferenció del neoliberalismo en tanto se ocupó de lo social, condujo en los años 90 a una ampliación del proyecto cultural en diversos campos sociales: Desde el trabajo en conjunto sobre las políticas sociales hasta la ciencia. Así como el positivismo se basaba en los proyectos culturales y en la planificación estatal. A diferencia de la planificación estatal que abordaba la organización del todo, el proyecto cultural descansaba sobre un acceso fragmentado a la sociedad, sólo brindaban soluciones para una parte del problema. El pensamiento positivista aspira a alcanzar la comprensión sólo a través del conocimiento que se adquiere de los detalles mediante la especialización. La consecuencia son las disciplinas científicas y los especialistas. Pero también los postmodernos gustan de los detalles, el estudio de casos y la resistencia local. Esto conduce a la formación de expertos en distintos campos que son muy competentes en sus respectivas áreas. Ellos pueden brindar explicaciones parciales perfectas. Pero ellos se muestran, por regla general, incompetentes para implementar, a partir de las explicaciones parciales, soluciones a problemas complejos.

            El avance de los especialistas resulta en la muerte del conocimiento general. La formación general y las miradas más abarcativas sobre los problemas llegan a ser desvalorizadas frente a la competencia de las disciplinas. El pensamiento postmoderno acentúa, frente al positivismo, la diversidad de acceso a los problemas. Así se puede reflexionar sobre la realidad de manera distinta, no fragmentada, de tal suerte que las diversas culturas y disciplinas incomparables pueden convivir una al lado de la otra. Aquí también puede llegar a impedirse la reconciliación de la argumentación fragmentada del diálogo de las culturas y las disciplinas. Esta conceptualización se dirige hacia una forma de la política que se concentra sobre los aspectos parciales suprimiendo el todo.

 

Ejemplo: El movimiento de comercio justo

            El movimiento de un comercio justo (fair trade) ofrece en Europa productos de África, Asia y América Latina que posibilita a los productores mejores condiciones de vida y de trabajo al cobrar por sus productos precios más justos y contratos seguros. Mucha gente se entusiasma con este tipo de pequeños pasos para el mejoramiento de las chances de desarrollo en el sur. Ellos no buscan ninguna explicación del mundo sino proyectos concretos para ayudar a la gente del sur. Esto expresa el deseo de encontrar caminos para hacer algo. Cuando se cambian las costumbres, cuando cada uno comienza dando un paso, en uno siguiente puede llegar a cambiarse lo grande. Si se asume tal conducta se puede llegar a separar nuestras vidas y nuestras relaciones del mundo exterior con sus estructuras problemáticas, como si esas estructuras no tuvieran nada que ver con nuestras vidas. De esta manera se llega, no obstante, rápidamente a un callejón sin salida: ¿Por cuánto tiempo pueden los pequeños vendedores adaptarse a la lógica de los grandes? ¿Por cuánto tiempo pueden participar de sus estructuras internas y establecer la justicia cuando los apremia el frío viento de la competencia? ¿Cuánta solidaridad es esperable de las contrapartes del norte que miran por los precios, en tanto favorecen el comercio masivo con productos que no son ecológicos ni tienen componentes sociales?

            El movimiento de comercio justo no toma en cuenta que la globalización ha transformado a los ciudadanos en clientes y como tales, en nuevos sujetos. La libertad, la organización de la comunidad, ponen en evidencia que muchas necesidades circunstanciales son ilusorias; la libertad de los clientes de elegir el mercado se exhibe como una posibilidad realista de la organización de la vida, pero ello sólo es posible en el marco de lo existente.

 

Ejemplo: La política de medio ambiente socialliberal

            Desde hace alrededor de 20 años la problemática ecológica se convirtió en un tema político esencial. Inclusive se estableció una determinada práctica ecológica a través de acciones: Se llegaron a impulsar ciclos económicos duraderos, lo que se tomaba de la naturaleza debía poder devolverse a la región. Las iniciativas para la explotación de la bioeconomía se apoyaron sobre consumidores adultos, los que compensan el esfuerzo de los campesinos con precios más altos. El análisis y la práctica de relaciones ecológicas se conforma frecuentemente observando a la ecología como un problema parcial social, que no tiene nada que ver con cuestiones estructurales. Apenas existe un curso sobre economía sostenible que critica el libre comercio de la OMC o el mercado interno de la Unión Europea como un peligro. Con la Agenda local 21 vinculada a los cambios climáticos surgieron algunas iniciativas que querían transformar el “pensamiento global-acción local”, pero hasta ahora hubo pocas iniciativas sobre “pensamiento global y acción global”. Las tentativas para cambios locales son importantes, aunque en los últimos tiempos han perdido mucho de su fuerza utópica porque no se ha llegado a avanzar en la producción de conexiones de lo local con lo global. Mientras se compra carne bío se defiende el dogma del mercado común europeo; se defienden los ferrocarriles locales y al mismo tiempo se liberaliza la política de tránsito. Resulta indispensable una relación estrecha entre las actividades locales y los procesos globales, con ello se puede lograr que las estructuras, como imposiciones de las circunstancias, no dificulten los buenos proyectos locales. Existen críticas intelectuales a la aceleración provocada por los mercados financieros. Esta crítica señala que los tiempos de valorización del capital financiero son mucho más cortos que los ciclos de la cosecha. La lógica determinante de los tipos de interés de los mercados financieros y, los rendimientos acordados a partir de ello, contaminan ecológica y socialmente las iniciativas económicas duraderas que tienen diferentes horizontes temporales. Las críticas a las estructuras básicas capitalistas en proyectos ecológicos y sociales quedan en gran parte enmudecidas.

 

Liberalismo autoritario

            El liberalismo autoritario es una forma de liberalismo, en la que la protección del Statu Quo de una sociedad burguesa de propietarios se posiciona sobre una economía libre de mercado. Estado y capital están entrelazados. El liberalismo autoritario es una forma agudizada de liberalismo económico donde las libertades políticas son consideradas de segundo orden frente a lo político. El orden en una economía capitalista de mercado se asienta por encima del orden político democrático. Para ello, y no ocasionalmente, es necesario un estado fuerte que con violencia impida el acceso de las mayorías a las decisiones. Teóricamente esta posición fue sostenida por F.A. Hayek y la dictadura militar chilena bajo Pinochet es un ejemplo histórico clásico de puesta en práctica de esta corriente ideológica.

            Con el 11 de septiembre de 2001 no cambió el mundo de un día para otro. No obstante, hoy nos encontramos ante una nueva coyuntura del desarrollo mundial en la que se puede observar una pequeña crisis, la crisis del socialliberalismo. Las tendencias que los socialliberales blanquearon mediante una buena retórica, procesos que sólo se anunciaban, fuerzas que apenas se formaron, ganaron de pronto voluntad y poder. Los gobiernos socialliberales de los años 90 ya habían mostrado tendencias autoritarias, ya sea con la política policial de Clinton o al interior de la UE en relación a los derechos de los extranjeros o, como se pudo observar, la desdemocratización generalizada de las políticas económicas. El socialliberalismo fue el que aceptó este proyecto como rumbo y modelo para todas las formas de organización. No se pueden dirigir las organizaciones no-económicas como empresas, las ONG´s transformadas de igual modo que el Estado.

            Junto con la familia y un Estado fuerte esas estructuras tradicionales adquirieron una renovada relevancia. Con respecto al Estado esto conduce a una nueva variante del patrimonialismo; el fortalecimiento del ejecutivo y el rigor en los procesos de decisión favorecieron la des-democratización. Los gerentes burocráticos, que son quienes toman las decisiones en estos tiempos e imponen la voluntad general con plenos poderes, son déspotas estructurales. No todos los déspotas deben usar siempre su poder y pocas veces abusar. Pero es un hecho que hoy en día las escuelas, los hospitales, las universidades, los gerentes de ferrocarriles y planificadores urbanos han dejado de ser en gran parte controlados, mientras duran en sus cargos, por las legislaturas y la justicia frente a la población. Ellos pueden en ese tiempo hacer o dejar de hacer lo que les parece, los controles se reducen y las evaluaciones se suelen hacer posteriormente, con una eventual presencia mientras los contratos están vigentes o, tras nuevas elecciones. El legislativo pierde cada vez más significado, los medios masivos de comunicación apenas dejan espacio para una discusión pública razonable. Con ello la discusión democrática entre el gobierno y la oposición queda reducida a luchas visuales en los medios como ocurre en las conferencias de las Naciones Unidas, en las que los jefes de Estado del mundo se dirigen infructuosamente a los presidentes de USA o a los gobernantes de los países ricos, ya se trate de reclamos sobre la protección climática, la prohibición de armas bactereológicas o la autorización para la creación de un tribunal de justicia internacional. En los países los gobiernos nacionales esgrimen, legitimados por elecciones o no, el derecho de representación por un tiempo, que es autoritario y casi monárquico. La denuncia de los argumentos de la oposición tanto como los de una minoría son la expresión de la falta de comprensión del Estado de derecho. Políticamente esto es la representación de un “absolutismo sobre el tiempo”, es una dictadura constitucional de la mayoría. La separación de poderes en el “Estado empresario” parece obsoleta, vestigio del pasado. El razonamiento esgrimido es que cuando las privatizaciones son económicamente útiles, los jueces no deben arriesgar los programas de saneamiento económico mediante “sutilezas jurídicas”. Esta forma de “Estado empresario” difícilmente puede ser democrático, mucho menos una “escuela empresa” o una “universidad S. A.”

 

Socialismo

            El socialismo surgió en torno al movimiento de los trabajadores y tiene como objetivo, a diferencia del liberalismo, el cambio de las estructuras de la sociedad liberal burguesa. El marxismo, como la crítica de la economía política, aportó las bases teóricas para el análisis del capitalismo. El movimiento político del socialismo se dividió muy pronto en dos alas, la reformista y la revolucionaria. La utopía de un socialismo democrático cayó en el olvido.

 

Comunismo

            En el comunismo serán superadas las estructuras capitalistas de la sociedad. El camino para un cambio social es la revolución. En el comunismo existente (socialismo real) el Estado tuvo un rol central en la conducción de la economía y la sociedad. Se realizó una administración central de la economía, es decir, una economía central planificada. La superación del capitalismo fue identificada con la nacionalización de la propiedad privada, desprovista de la lógica permanente de la acumulación a través de una forma de planificación democrática.

            James Petras, investigador sobre Latinoamerica, es un representante de la tradición comunista.

 

La socialdemocracia

            La socialdemocracia no pretende una superación de las estructuras de la sociedad capitalista. Más bien intenta transformar el capitalismo a través de reformas. Los partidos socialdemócratas estaban unidos, hasta hace pocos años, estrechamente con los intereses de la clase trabajadora, hoy muchos partidos socialdemócratas se han quasi “emancipado” de la clase trabajadora y aspiran ahora como partidos del centro atraer el favor de amplios sectores del electorado. Como socialdemócratas muchos se transformaron en socialliberales.

 

Democracia

            Democracia significa gobierno del pueblo. Cómo es organizado este gobierno del pueblo, cuenta como tarea esencial para una democratización de la política. Democratización es un problema de organización.

            En la democracia griega se hizo realidad que los hombres llegaran a ser personas, cosecharan reconocimiento y mejoraran su personalidad en un esfuerzo de todos por hacer realidad el bien común. Ese ideal elitista de la antigüedad se revivió en la Edad Moderna. Al principio fueron los ciudadanos propietarios, luego los ciudadanos, los que como pueblo formaron la base de una comunidad territorialmente definida. Paso a paso en la modernidad se estableció junto al capitalismo, la democracia.

 

Co-Organizar

            Las personas no quieren soportar un destino sino quieren darle sentido a su vida. Lo que la gente espera de su vida es organizar su propio espacio vital organizando al mismo tiempo también al mundo. Puede haber quienes limitan sus pretensiones a su vida personal perdiendo de vista su oportunidad de incidir en el mundo. Sin embargo, todos recuerden con alegría aquellos momentos donde el propio accionar le dio un vuelco a lo que pareció un destino inevitable. Al fin de cuentas, son estos acontecimientos que perduran en nuestra memoria y no la rutina de la vida de todos los días. La utopía de la participación abre la posibilidad a todos los hombres de organizar en conjunto su vida y también al mundo.

            Cuando se construye una casa, no se trata solamente de adornar las cuatro paredes sino de la construcción de una casa nueva, es decir un mundo nuevo. Pensamientos críticos y la creación de lo público son condiciones esenciales para que la organización (formación, creación) de la sociedad sea nuevamente el eje central de la política.

            La organización es la máxima expresión del accionar político y al mismo tiempo siempre existe el peligro que las elites queden restringidas en pequeños círculos. Una utopía de la participación no debe olvidar, en la creación de espacios para la organización, que el acceso a estos tiene que ser lo más abierto posible.

 

Libertad para todos

            La demanda de libertad para todos es, por encima de las ideologías una de las principales reivindicaciones de nuestro tiempo. Ninguna utopía concreta se puede entender hoy sin una representación de lo que significa la libertad para todos en otra sociedad.

            En el acceso a las estructuras dominantes Foucault enfrentó, y con él todo el movimiento del 68, una práctica de libertad y liberación, que debía poner el énfasis en la autodeterminación por encima de las estructuras. Foucault experimentó, en este caso, con nuevas formas de organización social. El señalaba un espacio social que sobrepasara al orden existente y creara un lugar para una individualidad social, donde la preocupación alrededor del ser existiera siempre relacionada con el otro (Foucault 1989). “Las formas de la libertad no son una cuestión de “derecho natural” sino una pregunta sobre su prioridad en el análisis concreto en vías de cambiar determinadas relaciones de poder y del cambio de prácticas concretas.” (Schmid 1991: 266f).

            El esbozo de práctica de libertad de Foucault pudo ser la base de un proyecto político alternativo que respetara el espíritu individualista e hiciera posible al mismo tiempo una nueva síntesis de individuo y colectivo. La libertad debe ser entendida como la razón en la necesidad. Sólo si una persona se sometió a las reglas del juego, puede participar en el juego, sólo cuando tiene en cuenta las presiones de una estructura, puede ser capaz de actuar, pues sólo luego puede percibir a las estructuras como acción posibilitada. Así puede volverse una resistencia creativa. “Nosotros debemos jugar el juego y simultáneamente no aceptar -y no aceptar, mientras se juega de otro modo”. (Lemke 1997:369). Libertad es sólo posible cuando también se puede participar en la elaboración de las reglas del juego. Sin discusión de los objetivos no hay ninguna libertad, en tanto las reglas acordadas con presión restringen también determinadas libertades. Libertad y coerción conforman una unidad, en ella la mejor supresión es sólo posible en la organización democrática y conjunta de la coerción. Es válido organizar la dialéctica de la libertad y la coerción.

            A una definición negativa de libertad, o sea ser libre de prescripciones, enfrenta Foucault una positiva. “La pregunta de qué libertad se cambia por la pregunta de cómo la libertad: cómo, de qué manera es la libertad puesta en acción?” (Schmid 1991:267). Este concepto abierto de libertad abre espacios para la organización de la vida social y propia. El concepto de libertad es relevante socialmente cuando ese proceso de organización se basa en reflexiones razonables, sobre la comunicación y la revisión colectiva de los conflictos de intereses.

 

Crear lo público

            Crear lo público significa crear un espacio al que todos tengan acceso, en vista de que normalmente sólo unos pocos tienen acceso a los espacios de decisión. El Estado paternalista por un lado, la economía por el otro - así se presenta la vinculación entre Estado y economía. Se identifica al gobierno con el Estado y a los empresarios con la economía. Sin embargo, tanto la política como la economía tienen muchos más actores, también los ciudadanos, el parlamento, los empleados públicos son el Estado, también los empleados y los trabajadores conforman la economía. Una política para la comunidad y una economía necesitan lo público para hacer posible la mayor libertad para el mayor número de sujetos posible.

            El sujeto clásico de este tipo de comunidad son los ciudadanos como seres políticos soberanos. En la Grecia antigua, el máximo privilegio consistía en participar en las decisiones sobre el destino de la polis, es decir, la comunidad. En vista del avance del modelo de Estados patrimoniales y liberal-autoritarios, un lema de la participación es - retomando el lema de la resistencia de Europa oriental contra el socialismo de Estado- diciendo no solamente “somos el pueblo”, sino “somos el Estado”. Es necesario hacer público el Estado paso a paso, crear un Estado abierto.

 

Público

            “El término “público” indica dos fenómenos estrechamente vinculados pero no idénticos. Significa que todo lo que se presenta ante el público en general sea visible y audible para todo el mundo. De esta manera tiene la mayor publicidad posible. Cuando algo se presenta y lo percibimos como tal igual como lo perciben los demás, decimos en el mundo humano que es real... Ahora, cuando solamente hablamos de cosas que pertenecen a experiencias privadas e íntimas, las sacamos de su lugar y las colocamos en un espacio donde adquieren una realidad que antes no tenían - no importa la intensidad que habíamos experimentado personalmente. Un excelente ejemplo es que la sensación más intensa que experimentamos, la experiencia de fuertes dolores físicos que apaga todos los demás sentimientos, constituye al mismo tiempo la experiencia más íntima, en realidad ya no se puede transmitir” (Arendt 1981:49f).

            “El término de lo público significa el mundo mismo, en la medida que es algo que tenemos en común y como tal es diferente de lo íntimo, es decir, el lugar que consideramos nuestra propiedad privada... .. El mundo es tanto un conjunto formado por humanos como también la síntesis de todos los asuntos entre seres humanos y estos se presentan en el mundo formado.” (Arendt 1981:52)

            El libro de Hannah Arendt “Vita activa” es una ferviente defensa de lo público como espacio de la política. Solamente allí el ser humano puede desenvolverse y realizar su libertad. “Ser visto y escuchado por otros tiene su importancia a partir del hecho que cada uno ve y escucha desde una posición diferente. Esto es el sentido de una reunión pública. Comparado con esto, la vida familiar aunque sea la más rica y satisfactoria ofrece solamente una ampliación y multiplicación de la propia posición y de sus aspectos y perspectivas inherentes” (Arendt 1981: 56)

            El público burgués que empieza a formarse al final de la Edad media se compone exclusivamente de propietarios (Habermas 1990). Estos conforman el público literario cuando discuten sobre literatura y arte y conforman un público político cuando se hacen escuchar en el parlamento o cuando están leyendo periódicos y están conversando en las cafeterías. Al mismo tiempo, el liberalismo introduce el mercado presentándolo como un proyecto económico que supuestamente es capaz de construir de la suma de intereses particulares el bienestar público. El mercado como espacio público económico parece ser una maquinaria divina que ya no requiere de la creatividad humana.

            Con el auge del movimiento obrero y el surgimiento de los medios de comunicación masiva y los partidos políticos, el concepto y el espacio público burgués entran en crisis. A la par del público de eruditos y propietarios ahora aparecen actores que están empezando a utilizar el espacio público de la política a favor de sus intereses particulares. De allí en adelante, la lucha por la opinión pública está en el centro del conflicto político por la hegemonía . Allí se decide quién es capaz de ganarse los corazones y las mentes de la gente. El proceso de monopolización en el mercado de medios de comunicación y por ende la difusión de determinadas interpretaciones del mundo resulta en que las ideas de aquellos que dominan se conviertan en las ideas dominantes.

 

Estado público

            El estado público (abierto) se basa en la participación de todos y crea esta participación; facilita el acceso al Estado y al mundo público a todos cuando las decisiones son tomadas democráticamente y son hechas transparentes. Esto impide la privatización del Estado, ya sea por venta total o por patrimonialismo. El Estado público es un concepto normativo y facilita la participación de todos:

            Todos los habitantes deben tener acceso al Estado: un Estado de bienestar universal debe proveer los bienes públicos para todos, salud, educación y vivienda no deben ser mercancías.

            Para todos los habitantes debe haber oportunidad de cogestión en las decisiones estatales.

            El Estado abierto es un Estado transparente en el que las decisiones y los procesos de toma de decisiones se dan a conocer públicamente y llegan a ser democratizados en el sentido de un reformismo radical de la sociedad que permite a sus habitantes cambiarla paso a paso. Para eso es importante democratizar el proceso de discusión del presupuesto, tal como se viene practicando con éxito desde hace 13 años en Porto Alegre en el sur de Brasil. El presupuesto es una cuenta impregnada de política, las asignaciones presupuestarias pueden hacer posible o impedir la concreción de proyectos sociales; construir calles o subvencionar escuelas comunes, promover la organización autónoma de las mujeres o sanear bancos, fomentar la economía de los sectores medios o ayudar a los desempleados, es decir: Un Estado abierto no es Jauja, en un Estado abierto existen presiones, de ningún modo se puede decir que la construcción de calles, el saneamiento de bancos o la promoción de los sectores medios no tengan sentido y a la vez sean medidas deseadas democráticamente. Sin embargo resulta inaceptable la imposición de leyes totalitarias impuestas por la coacción de las circunstancias que no sean sometidas a la discusión pública. El Estado abierto confronta las presiones circunstanciales con la representación válida de la sociedad: Si en una región se decide a favor o en contra de la tecnología genética, no es una cosa acordada, sino que debe ser discutida hasta llegar a un acuerdo. Lo que se puede llegar a asegurar con esto es la relación abierta entre la burocracia del Estado y los intereses económicos. No se impide el lobby de los poderosos pero se hace públicamente. Un Estado abierto puede, por respeto a cada ser individual y por respeto ante el pueblo que es el soberano, tomar las decisiones centrales para la sociedad en su conjunto públicamente y nunca a sus espaldas.

            El Estado como área limitada, como institución, como la suma de sus empleados estatales con sus reglas y su burocracia es sólo una parte de este nuevo concepto de Estado. La utopía de Estados abiertos no se orienta por la dimensión sino por la forma del Estado. Un Estado abierto necesita, además de las instituciones estatales, sectores de voluntarios, organizaciones no gubernamentales y otras que pueden brindar contribuciones públicas. El Estado público apunta a dejar que todos participen en el Estado y la sociedad. El Estado abierto se diferencia de los Estados socialliberales en que propugna el derecho de organización del conjunto social. En el área de los servicios públicos como la salud, la educación y el tránsito, el Estado abierto no sólo asegura sus fundamentos en el sentido de un modelo asistencial, sino sobre la puesta a disposición con contribuciones de alta calidad para todos. La diferencia central con el modelo socialliberal reside en que la sociedad civil participa para poner a disposición de los pobres una oferta mínima de educación y salud. En el modelo socialliberal una educación y salud de calidad es sólo posible para los que tienen medios para pagarlos. Se basa en un pensamiento clasista y hace soportable la división social; un Estado abierto no puede nunca conformarse con tal modelo.

 

Economía pública

            Una economía pública hace realidad la democracia económica. Se trata de una economía que ya no es un asunto privado donde la mayoría de la población queda excluida. Todos los habitantes son la economía ya que solamente en conjunto se puede producir el bienestar. De ahí resulta que es una decisión colectiva de una comunidad para determinar lo que se produce y como es distribuido el bienestar. Una economía pública es un concepto normativo basado en la participación de todos:

            El acceso a la economía debe ser posible para todos. La propiedad privada no puede ser distribuida de tal manera que una parte de la población no tenga la oportunidad de realizar su proyecto de vida. Por este motivo hay que diferenciar entre propiedad que sirve para asegurar las oportunidades de vida particulares y la propiedad que sirve como base del poder colectivo.

            La cogestión en asuntos económicos es parte esencial de los derechos soberanos de una comunidad. Esto se refiere tanto a la estructuración del presupuesto como a las decisiones sobre inversiones. Tanto el monto como el tipo de inversión requiere una decisión colectiva.

            El gran desafío consiste en aprender de los errores de la economía socialista planificada, pues una economía pública forma parte tanto de la tradición del keynesianismo como del socialismo democrático. Es una forma de economía democrática, la que tiene como objetivo central la organización de la participación y no tanto el contenido de los asuntos.

 

Hacer visible lo privado

            Una exigencia principal del feminismo era la politización de lo privado. De esta manera se subrayaba que de ninguna manera el espacio privado es libre de dominación sino más bien está lleno de estructuras patriarcales y otros tipos de dominación. En el centro de una política de participación no está el hecho de que existen espacios públicos y privados sino en el modo como se distingue entre lo privado y lo público.

            “Lo público como espacio ofrece oportunidades de acciones conjuntas, pero requiere un concepto del individuo - que necesita la privacidad como derecho y espacio para el ejercicio de su autonomía y para su protección, un espacio también de “acceso restringido”. Lo público-político es aquel espacio donde son visibles las posiciones de poder y de dominación, y donde son tratadas y debatidas como conflictos entre seres humanos” (Sauer 2001:6f) La utopía de la participación necesita lo público, sin embargo, tampoco puede prescindir del ideal feminista de lo privado:

            “La reformulación feminista de lo privado tiene que distinguir dos aspectos, primero la privacidad como un derecho humano a la dignidad e integridad física y psíquica, y segundo como la libertad que siempre está en peligro ante la intervención estatal” (Sauer 2001:10)

 

Participación

            Significa formar parte de algo. Esto significa por un lado ser admitido y por otro lado, tener la posibilidad de participar. El lado pasivo y el lado activo de la participación se necesitan el uno al otro. Una política de participación supera las divisiones sociales -agudizadas en la actualidad por el liberalismo económico- y permite a la gente organizar su mundo. Por este motivo, en la visión de la participación se trata de abrir el acceso de lo público a la comunidad y darle la oportunidad a todos de organizar en conjunto tanto su vida privada, como su entorno y el mundo.

 

Acceso

            Participación significa también pertenencia. La condición es que todos los habitantes tengan acceso a su comunidad.

            En la Polis de los griegos, los hombres libres estructuraron su mundo mientras que al mismo tiempo excluyeron a la mayoría de ese mundo. La utopía de la participación debe tener la base material y jurídica de una comunidad política. Todos los habitantes deben tener la oportunidad de tener acceso al espacio político. Esto significa tener los mismos derechos, pero también tener seguridad material, la cual -desde la antigüedad y hasta el siglo XX- era garantizada por el derecho a la propiedad. Tener acceso es el requisito para el ejercicio pleno de la participación.

            Acceso se ha transformado en un concepto político central, porque la economía política liberal de las dos últimas décadas produjo masivas divisiones sociales. Muchos son hoy y en muchos aspectos excluidos de la vida social. El primer y más importante objetivo de una política de participación es el pleno empleo, el que posibilita el acceso a la actividad. En la sociedad capitalista el acceso a la sociedad está estrechamente vinculado al acceso al mercado de trabajo. Es verdad que la utopía de la participación apunta a la superación precisamente del orden capitalista y quiere realizar la distribución de lo producido no solamente entre los trabajadores. No obstante se distribuyen las oportunidades de vida en el mediano plazo esencialmente en el mercado de trabajo.

            Jeremy Rifkin popularizó el concepto del acceso. En su libro “Acceso. La desaparición de la propiedad” sostiene que la posesión de cosas pierde importancia ante el acceso a cosas (membresía, leasing...): “En una economía cuya única constante es el cambio, no tiene mucho sentido acumular valores”. La dialéctica del cambio y la permanencia se resuelve a favor del cambio.

 

La utopía abierta de la participación

            La utopía de la participación está abierta y en permanente cambio y no puede, a diferencia de las utopías tecnocráticas y normativas, nombrar ningún pretendido estado final. La creatividad y libertad humana excede la fuerza de la imaginación del pensamiento de hoy. La esencia humana común se caracteriza porque cada nuevo ser que viene al mundo trae consigo la posibilidad de realización de una nueva utopía. “Que se confíe en el mundo y que se pueda esperar del mundo, no está quizás en ninguna parte tan bellamente expresado como en las palabras del oratorio de navidad que anuncian “el alegre mensaje”: nos nació un niño””. (Arendt 1981:243)

            Como utopía, en cuyo centro está la organización de la comunidad, debe unirse la utopía de la participación con la tradición democrática de las ciudades estados griegas. La antigua Polis fue el primer espacio de poder donde se hizo realidad la igualdad de derechos de los propietarios en libertad y la buena vida. Fue este un experimento social grandioso, aunque basado en un claro orden de dominación que excluía a las mujeres, los esclavos y los niños.

            La segunda referencia importante para una visión de la participación es la revolución francesa, la que desde entonces se debe nombrar cada vez que se piense en una utopía concreta que contenga los ideales de libertad, igualdad y fraternidad, que hoy bien puede denominarse solidaridad.

            Lamentablemente en la discusión entre izquierda y derecha, entre liberalismo y socialismo, frecuentemente se discute como una contraposición, libertad frente a igualdad. En tanto se prioriza la libertad se coloca a la igualdad en un segundo plano. Cuando la izquierda acepta esa concepción y valorización, ya ha perdido la discusión ideológica. En lo que sigue se propone con el concepto de la participación, una visión concreta que, a partir de una redefinición de libertad e igualdad, la libertad ocupa el punto central de un proyecto político progresista. Libertad e igualdad emergen así como conceptos inseparables

 

La igualdad

            La reivindicación de igualdad constituye una parte de los ideales de la revolución francesa. La historia enseña que la igualdad de los hombres es algo artificial, algo construido por ellos mismos. La forma natural de organización del hombre animal es la jerarquía, sea ésta por la edad, el género o el origen (linaje). De allí que la historia de la humanidad es también una historia de la dominación. Las estructuras de poder solidifican las jerarquías y dejan aparecer la desigualdad como normal.

            La Polis griega presentaba en la antigüedad una forma de organización política de iguales. Los ciudadanos propietarios podían participar con iguales derechos en la vida pública. El espacio de poder artificial creado de la Polis se basaba en límites hacia afuera y que permitían promulgar las leyes hacia adentro. La igualdad de los ciudadanos era la condición para que ellos desarrollaran su libertad. Esto fue una innovación histórica, que no es suficientemente evaluada. Fue en cierto sentido una forma de dominio evidente porque la igualdad artificial estaba limitada a los propietarios y con ello se limitaba el espacio privado a las mujeres, niños y esclavos, que estaba bajo el mando de los señores de la casa.

            Con la revolución francesa fueron por primera vez considerados todos los hombres de una comunidad como iguales. La igualdad de todos los hombres y mujeres llegó a ser un derecho humano, que llegó a ser considerado como artificial, pero en ningún caso como derecho natural. Por eso, los derechos humanos son siempre sólo realizables dentro de espacios de poder internos. Asimismo la comunidad internacional de Estados puede introducir los derechos humanos sólo donde cooperan los gobiernos.

            Igualdad como igualdad de trato, es decir, como igualdad legal posibilita las formas liberales de libertad, la que se restringe a la ausencia de presión. Este concepto de igualdad exige una justicia pública funcionando, que garantice la igualdad de trato.

            Igualdad se puede definir también como igualdad social. La exigencia de igualdad de oportunidades parte del hecho que las estructuras de dominación distribuyen las oportunidades de vida de la gente de manera desigual. En los hechos los hijos de los trabajadores domésticos tienen otras chances de vida que los hijos de los académicos. Esta consideración de la desigualdad conduce a que el Estado se comprometa con medidas activas y de esa manera establezca la igualdad de oportunidades. Esto es hoy la condición necesaria para hacer posible el desarrollo, entendido como libertad para todos.

            “El hecho de la pluralidad de los hombres, la condición fundamental de las acciones como el hablar, se manifiesta de dos maneras diferentes, como la igualdad y la diversidad. Sin homogeneidad no habría ninguna comunicación entre los vivientes, ninguna comprensión de los muertos y ningún plan para un mundo, el que no estará más poblado por nosotros, pero sin embargo siempre de semejantes. Sin diversidad, ese absoluto ser diferente de cada persona, el que es, fue y será, no necesita ni del idioma ni de las acciones para una comunicación (Arendt 1981:164).

            Con cada persona que nace, llega un nuevo ser al mundo, que es distinto. Dotado con la capacidad para actuar, que será influenciado en su transcurrir en el mundo. Se pondrán iniciativas y se moverán cosas. La variedad en las acciones que resultan en una comunidad es una riqueza a la que jamás se podrá renunciar en el sentido de la igualación. La variedad en la cultura, en las opiniones, en los paisajes y en las personas hace la vida interesante. Recibir siempre lo mismo sería aburrido. De allí que la igualdad nunca puede ser un objetivo por el que la gente pueda de verdad apasionarse.

 

La Libertad

            La libertad es la capacidad de hombres y mujeres para organizar su propia vida y el mundo. La antigua Polis fue el espacio de libertad. “Igualdad, la que en la edad moderna siempre fue una exigencia de justicia, constituyó por el contrario, la esencia orginal de libertad en la antigüedad: ser libre era ser libre de todas las relaciones de dominación inherentes a la desigualdad, moverse en un espacio, en el que no haya ni dominantes ni dominados” (Arendt 1981:34).

            En el liberalismo se entendió la libertad como autonomía e independencia. Esto es la capacidad para hacer lo que se quiera. Libertad se reduce por lo tanto a la ausencia de violencia. La fuerza se corporiza en las reglas y las estructuras y por esto el liberalismo es un “movimiento para el que cuanto menos gobierno, mejor” (Schmid 1991:62). Menos reglas, más libertad, cuanto más espontaneismo, más libertad. En este sentido hay una relación cercana entre el anarquismo y el concepto liberal de libertad.

            Se muestra mediante un juego infantil el error de comprensión liberal de la libertad. “El juego es para el niño exactamente lo contrario de una expresión espontánea” (Sennett 1990:396). “Jugar exige libertad frente al mismo; pero esta libertad sólo se puede crear con la ayuda de reglas” (Sennett 1990:401). El niño aprende en el juego qué acción necesitará posteriormente para la organización de la comunidad y para cada transformación de estructura: Las reglas no son verdades inmodificables, sino convenciones. Si un niño es educado sólo por los padres y la escuela y no aprende a jugar, luego le será difícil poder ser un ciudadano. “Los padres le aportan las reglas a cumplir; el juego le enseña que las mismas reglas son modificables... .En el juego el niño se crea un entorno, ese que él es capaz de controlar” (Sennett 1990:404f). Organizar el mundo es una cuestión lúdica.

 

La solidaridad

            Los artesanos pueden trabajar en una buhardilla silenciosa, los artistas crean solos sus obras. Pero el mundo se puede organizar sólo con la gente. “El actuar y el decir ocurre en la relación entretejida entre las personas, originado como lo actuado y lo dicho y debe permanecer con ello en continuo contacto”. (Arendt 1981: 180). De esta relación se podrá crear solo una comunidad artificial, frágil y siempre amenazada.

            La edad moderna es un movimiento, que pone en el centro al individuo: con su: “dudo, luego existo” fundó Descartes la filosofía moderna. De allí en más la autorreflexión se encuentra en el centro del pensamiento cada vez más, el su-suyo-propio -llegar a ser consciente. Esto contiene el peligro de perder el mundo en un instante. En este sentido es el homo oeconomicus una típica construcción moderna.

            La imagen de un hombre abierto en cambio, cuya relación se fundamente en la individualidad en relación con los otros y con la naturaleza va de la mano de la solidaridad. Los preocupaciones se relacionan con su alrededor y con el mundo (Foucault 1989). Ambas giran en torno a representaciones totalitarias y promueven modos solidarios de vida e interpretaciones del mundo. Vivir y pensar diferente no es ninguna empresa individual, por el contrario, pensar y vivir diferente es una creación colectiva. De allí que las visiones sólo tienen sentido si son desarrollables en relación con los movimientos políticos y sociales; sólo a través de la práctica colectiva de los movimientos puede llegar a ser realidad un proyecto hegemónico que cambie la vida y el trabajo.

 

Debe: Utopía concreta

            El segundo paso en el método didáctico de los tres pasos -es, debe y hacer- es la elaboración en conjunto de una utopía realizable.

            La visión (utopía) concreta aporta al respecto una representación concreta donde el mundo puede desarrollarse. Esa representación forma parte de un proceso colectivo con, y de una práctica de los hombres. Se trata de una utopía que en el tiempo en que vivimos puede avanzar sobre los problemas, las esperanzas y las contradicciones. Una utopía que sólo puede formularse luego de un acabado análisis de la coyuntura. Una orientación para la propia acción y una ayuda para la valoración de lo existente. Orientada a partir de la práctica del presente y del pasado y toma como referencia un movimiento social y político existente.

            El futuro también será determinado en función de lo que los hombres y mujeres esperan y desean: ¿En qué casa deseamos vivir? ¿Como lucirá, con qué material será construido y cuántos pisos tendrá? ¿Qué vivienda deseo y cómo la voy a disfrutar con mi familia y mis amigos? Utopía, visiones y sueños riegan la fantasía y permiten esperar algo distinto para nuestra existencia. Como quiera que sea, hoy la fantasía no está en el poder y la casa global existente es tenida como medida de todas las cosas; resulta provechoso imaginarse otras casas y otros mundos.

            La pérdida de las utopías observables en la actualidad es negativa en tanto disminuye la esperanza de alcanzar en el futuro algo distinto a lo existente. Aún así, esta fijación actual de nuestra sociedad debiera ser un estímulo para la crítica. El pasado enseña que el camino del futuro está abierto para ser recorrido. En este sentido los análisis histórico-geográficos crean las hipótesis para poder diseñar las utopías. Frente a la autocomplacencia burguesa del establishment socialliberal emergen otros pensamientos que son prioritarios para aquellos que tienen esperanzas en otro futuro, porque ellos se ven como parte de un gran todo, porque no aceptan las injusticias como naturales, porque para ellos su propio bienestar está relacionado con el bienestar de los otros.

 

Utopías tecnocráticas

            Las utopías tecnocráticas son representaciones indefinidas sobre el futuro y son fácilmente incorporadas y diluidas por los intereses del poder: Un científico piensa en un mundo saludable, escribe un libro al respecto y reduce la utopía presentada a un estado final deseado. Finalmente termina quejándose cuando los hombres no la aceptan como propia. El fracaso nunca reside en la utopía, sino siempre en los que la ponen en práctica. Las utopías son intervenciones técnico-sociales continuas, objetos que se producen. Las estructuras de poder permanecen moralmente cargadas de retórica, grandes proyectos expuestos en conferencias internacionales y simposios científicos y pronto su luz se apaga. El modo de exponer son apenas sermones, al mismo tiempo retóricos y conciliadores. La brutalidad del desarrollo real, en el estado en que se encuentra, aparece inaccesible y lejano. Esa utopía tecnocrática amena de un mundo mejor es como una carta al niño Jesús.

            “Que las construcciones conceptuales adquiridas sean apropiadas para la elaboración de utopías políticas, es evidente. Platón que diseñó la primer forma de Estado utópico, en el que pueden ser reglamentadas técnicamente las relaciones humanas, fue propiamente el fundador del pensamiento utópico en la política. Pero el rol histórico de esta utopía es insignificante -su realización en la realidad ha sido un fracaso en la mayoría de los casos y la relación entretejida entre las personas es en absoluto técnicamente controlable- su rol fue importante sin embargo, en la autorreflexión teórica y en la tradición del pensamiento político, también orientó en la producción y en sus categorías allí donde no se tenía conciencia del carácter utópico para comprender las acciones políticas conceptualmente.” (Arendt 1981:122)

 

La didáctica de los tres pasos

            La didáctica de los tres pasos es el método que permite construir un puente que supere el abismo entre la utopía y la realidad. El método relaciona en un proceso didáctico los momentos del estado del análisis (es), las evaluaciones políticas y éticas (debe) y las posibilidades de acción concretas o sea estrategias (hacer).

 

Es: Análisis coyuntural político económico

            El primer paso en el método didáctico de los tres pasos -es, debe, hacer- es el análisis de la actualidad, el que es entendido como un momento en el paso del pasado al futuro. Un análisis coyuntural permite entender una situación histórico-geográfica concreta. Esto es importante, cuando las perspectivas de la acción se pueden elaborar para ahora y aquí. Lo que ayer era correcto no tiene por qué necesariamente serlo hoy. Para todo existe un tiempo; la palabra griega kairos describe el hacer lo adecuado en el momento oportuno. Para encontrar respuestas a preguntas éticas concretas es necesaria una racionalidad práctica que los griegos denominaban phronesis. Una razón democrática que se puede adquirir por doquier; no existe una receta y una Best-practices universal es diferente en cada sitio. Para establecer la phronesis como una utopía necesaria de la racionalidad es condición que pueda ser fácilmente reproducida como la racionalidad técnica con sus modelos simples y universales vigentes. Para señalar correctamente el kairos es necesario reflexionarlo en conjunto.

            Los hombres y mujeres con experiencia vital y comprometidos con movimientos sociales y políticos deben, en el marco de un análisis coyuntural, hacer un análisis del contexto en el que se desarrollan las relaciones. De ese modo se puede aunar el análisis de la ética, el reconocimiento de las opiniones y pensamientos sobre una sociedad, con una práctica política. ¿Qué pasa hoy, aquí y ahora? ¿Cómo deben entenderse los acontecimientos, cómo se interrelacionan los sucesos entre sí? ¿Adónde conducen esos desarrollos?

            Una coyuntura describe un momento concreto de un largo período respaldado en sucesos ocurridos en un desarrollo estructural mayor. Entender una coyuntura hace posible el actuar aquí y ahora correctamente. Por eso influye la calidad del análisis en la eficacia de las acciones. Realizar incorrectamente un análisis tiene consecuencias sobre el actuar.

            El análisis coyuntural investiga en qué medida interactúan en el presente los elementos de la estabilidad y el cambio. Las coyunturas son difíciles de determinar porque siempre se pueden afirmar elementos tanto del cambio como de la persistencia. Por eso se trata de aseverar cómo y dónde las situaciones sociales estables, sean ellas los dispositivos, la regulación o la acumulación alcanzan el punto de inestabilidad.

            El desarrollo social en su conjunto es conducido, a través de estructuras fortificadas, en una dirección determinada sin establecer en detalle el futuro. A causa de la dependencia de un camino la locomotora del desarrollo se encuentra en una vía determinada y humea mientras marcha en ese carril. Bajo tales condiciones el futuro, es decir, el lugar del siguiente viaje es previsible. A quién no le satisface el objetivo y está disconforme con la marcha de las cosas deberá, o bien utilizar el freno de emergencia para descender o desplazar las vías para que el tren tome otro rumbo.

            En las crisis menores, en las que el panorama político y económico permanecen sin cambios, la mirada debe dirigirse atentamente sobre ello. La de-construcción y la crítica es de importancia vital para poder desconcertar a quien conduce el tren y a sus pasajeros y obligarlos a una reorientación.

            En crisis mayores, en las que los rieles son destruidos, se trata de una construcción; los carriles se vuelven a colocar y el futuro queda habilitado. En la medida de lo posible lo prioritario no es la crítica, sino el diseño de lo nuevo. En estas situaciones se desencadena la confrontación en torno a la hegemonía y se abren las posibilidades para la construcción de un proyecto contra-hegemónico.

 

Coyuntura

            El concepto de coyuntura permite intermediar entre los sucesos y el largo plazo, entre la estructura y la acción. Una coyuntura es el presente intercalado en una estructura; es el momento de la realidad de la historia intercalado en el hormigón de lo social, el que determina el curso del tiempo. Esa realidad no es igual en cada tiempo puntual, en cada uno de ellos los hombres, las mujeres y las organizaciones pueden adoptar decisiones significativas distintas.

            Una coyuntura es un momento, pero inicia un proceso del devenir de una estructura y de ese modo permanece abierto para el futuro y para la estructuración. En el análisis coyuntural económico-político el presente es analizado como un momento concreto de un desarrollo estructural. Describe un contexto en el que los actores sociales son activos. Las tesis, tal como deben ser hoy abordadas se deducen y derivan del pasado y se presentan con una mirada sobre el futuro.

            La consideración puesta en la intercalación de las estructuras de los eventos concretos diferencia un trabajo científico de análisis coyuntural de los trabajos empíricos de los periodistas. Por último, disponer de un conocimiento detallado sobre hechos e informaciones sin un análisis coyuntural no es significativo. En tal caso se renuncia a un análisis estructural más amplio, sobreestimando el grado de libertad de los actores y el significado de los eventos y subestimando la fuerza persistente de lo existente. De modo semejante cobran relevancia los actores locales concretos. Por el contrario, los análisis estructurales tienden en la dimensión coyuntural, a dejar de lado la -selectiva- apertura de las discusiones políticas e ideológicas concretas para sobrestimar la legitimidad del poder de lo social. Los acontecimientos emergen así como irrelevantes. La relación dialéctica de tensión en un análisis coyuntural resulta de tal modo siempre un camino riesgoso, entre la opción por la acción o por la lógica de las estructuras. Sólo cuando se logra sostener esa tensión puede ser comprendido un tiempo histórico concreto.

 

El movimiento del 68 y la crisis de 1973

            El Estado de bienestar de la post-guerra, también llamado fordismo, fue el modelo que permitió desde puntos de vista democráticos y sociales compatibilizar las contradicciones del capitalismo con los intereses de la mayor parte de la población, esto es, a institucionalizarlos transitoriamente. Se puede llegar a afirmar, sin por ello rebosar de felicidad, que la incidencia de la población sobre decisiones relevantes nunca ha sido importante, ni antes ni después del fordismo.

            Los movimientos estudiantiles de 1968, la guerra de Vietnam y la quiebra simultánea de Breton Woods de 1973 fueron en conjunto la expresión de una crisis que en el transcurso del tiempo abarcaría todos los aspectos de la vida y destruiría el orden de la posguerra. La regulación del Estado nacional centralizado y la acumulación intensiva desembocó en crisis; el dispositivo de la planificación quebró. Eso fue una gran crisis del capitalismo y muchos tenían la esperanza que sería su propio fin. En 1973 el futuro no aparecía como utópico. La Unión Soviética junto con los demás países socialistas fueron una competencia significativa para occidente. En la periferia el ideario socialista alcanzó gran fuerza y en el propio centro el movimiento del 68, una revolución cultural para la libertad y la democracia, sacudió los fundamentos del orden y el progreso. Emergió una sociedad poscapitalista.

            Los postmodernos emergieron como fundamento ideológico de ese orden. Su crítica expresó la penosa situación del fordismo: La estructura básica patriarcal, el modelo estatal burocrático, el descuido del medio ambiente y la adaptación a las presiones que ejercía la nación sobre los sistemas socioculturales locales. “Pensamiento global, relaciones locales”, el mejor lema para la deconstrucción de la regulación nacional estatal. En los hechos la posmodernidad fue muy eficiente en la destrucción del antiguo campo de poder.

            Con la ampliación de los stock de bienes para consumo masivo, cayeron las tasas de utilidad y productividad y los empresarios vieron el peligro de perder el control sobre la sociedad. En el curso de 1968 la disputa sobre la hegemonía fue visiblemente severa. Los progresistas dominaron el discurso y la práctica después de 1968. Los socialdemócratas pensaron en expandir el modelo de la posguerra como un espacio global keynesiano o su profundización a través de la democratización. Al mismo tiempo los movimientos feministas, pacifistas, regionales y ecológicos demandaban una reforma radical del capitalismo.

 

Los neoliberales en los años 1980

            Mientras en los años 1970 la izquierda estaba hiperactiva, la derecha no sólo molestaba, sino que también trabajaba en el nuevo modelo. Los Think Tanks liberales criticaron las estructuras fundamentales del modelo de desarrollo de los Estados nacionales. El fundamentalismo de mercado neoliberal fue una estrategia política exitosa para el restablecimiento de jerarquías espaciales y sociales. Las estructuras de la desigualdad, las que habían comenzado a debilitarse fueron legitimadas nuevamente.

            Después del golpe de Estado de 1973, Chile fue un campo experimental de las políticas neoliberales y, con Thatcher y Reagan en los años ‘80 se estableció en los países anglosajones una regulación liberal. El neoliberalismo destruyó en el centro y en la periferia los regímenes de acumulación intensivos que se basaban en una dinámica orientada hacia el mercado interno.

            Como ya había ocurrido tras las revoluciones en el curso de la primera guerra mundial, la regulación del dinero ocupó un rol clave en las disputas sociales. Con un régimen de cambio flexible emerge una competencia monetaria global que tuvo consecuencias fatales para la democracia en un territorio político limitado. El mercado privado Euro-Dólar de Londres sirvió al centro como medio de presión para el control del flujo de capitales nacionales. En los años ’80, nación tras nación condujeron a la liberalización de los mercados de capitales. La suma de las liberalizaciones nacionales fueron pasos para la creación de un mercado financiero global. La liberalización de los mercados de capitales fue, a través de la crisis de la deuda, un aparente alivio para la periferia. Con la incorporación generalizada de las comunicaciones el dinero se desplazaba en segundos. Fue creado el capital global móvil. El capital financiero ganó de ese modo poder frente a la clase obrera y a las políticas nacionales. La globalización globalizó la competencia y facilitó la competencia del capital móvil en muchos sitios locales. Este desplazamiento dramático del poder sacudió los compromisos sociales del fordismo y el ordenamiento económico de la posguerra. Las otras formas estructurales se adaptaron con retraso a este cambio de la regulación del dinero. Los cambios en las reglas de la competencia hicieron retroceder las preferencias por los capitales nacionales y en política social y laboral fueron socavadas las negociaciones de los contratos colectivos de trabajo así como los sistemas colectivos de seguridad social.

            En la década de los ´80 en los países centrales accedieron al poder gobiernos liberales como Thatcher y Reagan; simultáneamente en ese mismo periodo, en la periferia se agudizó la crisis de la deuda externa. Esa década es hoy reconocida como la “década perdida”. La aplicación de los programas impulsados e impuestos por el Fondo Monetario Internacional significaron, en los países de la periferia, un fuerte deterioro de las condiciones de vida de la mayoría de sus habitantes. En los países centrales, con el neoliberalismo se comenzó también a manifestar una tendencia que apunta al debilitamiento del “Estado de bienestar”. La brecha entre ricos y pobres también se profundizó en los países ricos.

 

Los socialliberales en los años 1990

            Cuando los dictadores fueron expulsados del poder y los representantes del neoliberalismo fueron electos -en el final de los años 1980- hubo motivos para que renaciera la esperanza.

            En la década de los ´90 el péndulo parecía que comenzaba a moverse en dirección opuesta. Fue un aparente paso adelante, que se puede señalar como de pequeña apariencia, que intentó acuñar el socialliberalismo. Pero no fue más que un intento estéril, acaso una pantalla o un disfraz. Tanto la “Tercera vía” propuesta por el brillante sociólogo británico Anthony Giddens, como la euforia en favor de la globalización asumida y expresada por Fernando Enrique Cardoso, -el lúcido teórico brasileño de la dependencia-, o la persistente lucha contra la pobreza, planificada bajo la supervisión de los expertos del Banco Mundial, así lo muestran; todos esos intelectuales, los mismos que frecuentemente sostuvieron posiciones contrarias al neoliberalismo, modificaron sus posiciones y se pusieron, más allá del socialismo y del conservadurismo, al servicio del poder.

 

Pero ¿en qué dirección avanzó en los ´90 la “Tercera vía”?

            Los gobiernos socialliberales, junto con las organizaciones financieras fijaron las normas para la puesta en práctica, mejor dicho para darle continuidad, a la economía neoliberal y sostener las estructuras aunque con criterios diferenciados: En los países centrales de Europa promovieron y desarrollaron el proyecto del mercado común y una saludable política monetaria, mientras que a los países periféricos les exigieron una total apertura y liberalización económica y una política de privatizaciones como parte de las recetas del Fondo Monetario Internacional. Las correcciones al modelo neoliberal quedaron restringidas a perfeccionar aquellos sectores del comercio, acorde a la presión de la realidad, que imponía la propia cultura del capitalismo liberal, cierto respeto por el medio ambiente y los límites que la propia sociedad estaba dispuesta a aceptar.

            El balance de esta etapa es por demás elocuente: A fines de la década de los ´90 el crecimiento económico del Sudeste asiático llegó a su límite, Africa continuó en el estancamiento y se profundizó la crisis en toda América Latina. Cuando las críticas fundamentadas fueron públicas fueron sobre todo fundamentalistas, sea bajo la forma de ultranacionalismo, chauvinismo del bienestar o fundamentalismo.

            Cabe como crítica radical el no haber intentado desarrollar una alternativa no sólo como propuesta científica, sino como alternativa política.

            Hasta las protestas de Seattle del año 1999 en contra de la Conferencia Mundial de Comercio, no había surgido ningún movimiento social y político que criticara las estructuras y políticas de la economía mundial.

 

Bush y el liberalismo autoritario

            Georg Bush Jr. inició evidentemente un nuevo estilo de política liberal autoritaria. El liberalismo autoritario une con medios autoritarios la libertad de mercado y el autoritarismo político y social.

            Se sirve de la contradicción del concepto de libertad socialliberal con el enaltecimiento del individuo aislado. En la actualidad vivimos una agudización de la hegemonía liberal. Hace tiempo ya que nos movemos en la vía del liberalismo, lo que facilita la construcción de este pensamiento que se presenta casi con carácter religioso, tanto que quien expresa otro pensamiento es considerado un hereje. El credo vigente es que no existe otro mundo fuera del liberalismo. El liberalismo autoritario avanza tanto que de hecho cierra los caminos para las relaciones a los que no comulgan con él. Otro discurso distinto al liberal no es tolerado, y éste no se agota en el modelo neoclásico de mercado, sino que se basa en el autoritarismo tradicional de la familia y el poder del Estado. Los trabajos clásicos sobre el totalitarismo se escribieron sobre el nazismo alemán y el stalinismo soviético, no obstante, hasta el día de hoy diversas sociedades totalitarias fueron sometidas por dictaduras diversas. Ya hace 60 años Adorno y Horkheimer llamaban la atención sobre los elementos totalitarios que habitan en las sociedades capitalistas de masas. Esto es igualmente válido para el discurso del homo oeconomicus cuando no es una mera interpretación de la economía, sino que penetra por todos los poros en la sociedad y su discurso dominante impregna las discusiones políticas y la cultura cotidiana. Esa tendencia al totalitarismo es institucionalizada a través de la ideología del libre comercio de la OMC y fortalecida en el mercado interno de la UE. Todo está cortado por la misma tijera y apenas existen posibilidades de ponerle límites a los principios del mercado. En la actualidad se desarrolla la ideología del mercado libre desde el fundamentalismo de mercado hasta una posición totalitaria. Abordar lo social con criterio economicista promueve la transformación de todo en mercancía. Antes se aplicaba sólo al comercio con productos, ahora también a patentes y a los servicios. En la Unión Europea ya fue establecido en torno al transporte público, siguiendo esta lógica de mercado es probable que se extienda a las áreas de educación y salud. En ese sentido existe una relación entre el modelo de mercado neoclásico y los regímenes políticos totalitarios, ninguno de los dos admiten la diversidad. Ambos totalitarismos son igualmente peligrosos y no se excluyen como mostró el modelo neoliberal de Chile y su dictador Pinochet.

            El modelo de mercado socialliberal perdió su carácter libre emancipatorio y lo autoritario ganó influencia. El Estado, las empresas y limitadamente también la familia asumieron la responsabilidad de establecer las relaciones sociales mediante el poder. El Estado y las empresas, pedagógicamente o a través del castigo renueva los límites del inmoral homo economicus. Buena parte de los países ricos no tienen problemas en caso de necesidad de poner la libertad de mercado por encima de la moral y la lucha contra el terror. La vigilancia y las limitaciones sobre el derecho de disposición de las cuentas anónimas de capital, que a veces ocultan el tráfico ilegal, significan una transgresión del fundamentalismo de mercado, el que nunca llegó a ocuparse seriamente con la defraudación impositiva, la política sobre drogas y el tráfico de armas. Es decir que en las sociedades capitalistas puede existir algo que es más importante que la libertad de los propietarios y la libertad de los mercados. Se trata de una moral que glorifica la libertad individual por encima de la religión de mercado. Junto a la libertad de elección, en el mercado el liberalismo autoritario reduce el concepto de libertad y afirma la revalorización de la coerción. Para los conservadores la pregunta sobre derecho, moral y orden es un juego de niños. Siempre han tenido problemas con todos los diferentes, aquellos que no tenían una vida normal y ordenada, sean ellos asilados, homosexuales, delincuentes menores o autodidactas. La izquierda, que en los años 90 se corriera hacia el socialliberalismo está definitivamente desorientada. Por todas partes suenan las campanas por la muerte del socialliberalismo. No a todos les fue tan mal como al presidente de Argentina De La Rúa que fue expulsado de su puesto. Los demócratas de USA debieron, ya antes del 11 de septiembre, dejarle la delantera a Bush; los gobiernos socialliberales de Europa perdieron uno tras otro las elecciones y apenas quedan pocos que todavía encuentran atractiva la tercera vía de Tony Blair. Sobre el ideal de una orientación consumista, pero de un individualismo solidario, como lo propagaron los postmodernos, emerge renovada la voluntad de asumir la regulación de la totalidad social. En lugar de la diversión y los sucesos sociales de lo postmoderno regresa nuevamente al primer plano el ordenamiento de la economía y la política. La ponderación de la libertad y la opresión son nuevamente temas centrales del desarrollo mundial.

 

Ruptura en el dispositivo de la regulación

            Las contradicciones fundamentales del capitalismo perduran también en el nuevo siglo. El mundo se ha convertido en un sistema económico común, la globalización favoreció un acercamiento de los pueblos y los espacios. Pero al mismo tiempo se profundizó el abismo entre los ricos y los pobres y desde las crisis del sudeste asiático y América Latina a partir de 1997 creció drásticamente la desigualdad. Con África sumergida en una crisis duradera, el cambio de milenio comenzó con una crisis económica en toda la periferia. El poder y la riqueza se concentran en la tríada USA, el oeste europeo y Japón. En la historia de la humanidad nunca se vivió en condiciones de desigualdad tan notorias. Las estructuras espaciales del mundo del siglo XXI como un mundo con un centro y una periferia casi no sufrieron cambios a través de los últimos cien años. La posición de África, Asia, América Latina y el este de Europa, con pocas excepciones, permanecen sin cambios.

            Lo mismo es válido para las estructuras al interior de algunos países: Hace 100 años los chances de sobrevivencia de los hijos de los trabajadores eran, respecto a los de las familias de la burguesía, semejantes. La polarización espacial y social que se agudizó en la actualidad es una característica de la economía mundial capitalista desde siempre. Así la concentración del poder y el espacio en manos de una minoría, tal como se observa en la actualidad, sigue siendo el problema central. Por ejemplo, en Gran Bretaña el ingreso per cápita de la población que pertenece al quintil más rico creció en el periodo 1970-1991 aproximadamente un 60%, mientras que el quintil más pobre sólo alrededor del 10%.

            Ante la inseguridad generalizada apenas se percibe cómo los políticos, después del 11 de septiembre de 2001, rápidamente vuelven a ser los señores de su nación, sus gobernantes. Dependiendo del gobierno nacional bajo el que se viva será nuevamente significativa la globalización. En la era de la globalización existen muchas diferencias dependiendo del territorio al que se pertenece. De pronto la Geopolítica fue nuevamente, como la paz y la guerra, el modo de relacionarse entre los Estados. De pronto la cuestión no era contra quién se hacía la guerra sino a qué objetivos servía. De pronto los gobiernos tienen conciencia que se puede llegar a averiguar que ellos son los nombres y las direcciones de los capitales globales. El dinero no tiene ninguna marca y es muy ingenuo preguntar sobre dinero y mezclarlo con la moral, así aprendemos que el dinero del terror puede llegar a confiscarse. En síntesis, el 11 de septiembre muestra cuán frágil es el omnipotente y omnipresente pensamiento único. El dispositivo de la competencia, al que finalmente adaptó la izquierda a través de su socialliberalización, muestra rupturas y grietas profundas.

 

Hacer: pasos a la participación

            El tercer paso en el método didáctico de los tres pasos: Es, debe y hacer, se ocupa de las posibilidades de acción. Es válido observar como la acción transformadora de la sociedad es posible en las condiciones de la actual coyuntura y puede contribuir a la realización de una utopía concreta. Se trata de pasos concretos hacia la participación.

            En la marcha de los procesos de democratización social se presenta el desafío central para los movimientos políticos y sociales críticos. Una forma “de derecho político ampliado de participación” (Dörre 2002:406ff) diferencia entre el proceso y la dimensión del contenido de la participación. Participación significa como derecho socioeconómico el acceso a la comunidad, esto es, la posibilidad de tener participación en la vida social y el acceso a los bienes y servicios. Esto asegura un Estado de bienestar. Esto hace una diferencia, si la formación es un derecho o es una mercancía, y si el Estado promueve capital humano y conocimientos o cultura general. Organizar la sociedad en su conjunto y la propia vida por medio de la cogestión y la coorganización, expresa democratización. Tanto en el barrio como en la empresa dormita en los habitantes y en los trabajadores un potencial creativo, el que sería puesto en práctica para los intereses del bien común. Sobre esa base la participación es un concepto que concretiza la utopía de una organización democrática del futuro en las actuales condiciones político económico dominantes. Una forma “de derecho político ampliado de participación” es el contra proyecto al mercado mundial de bienes y servicios controlado por las corporaciones.

            El derecho político ampliado de participación permite transformar un Estado de bienestar burocrático en un Estado de bienestar republicano. La res pública sería por lo tanto el espacio político, pero también el espacio socioeconómico al que tendrían acceso todos los miembros de una comunidad. Esta utopía concreta de otro Estado de bienestar se diferencia en tres puntos esenciales del modelo burocrático de Estado de bienestar. El primero de estos se trata de una nueva forma de poder y conocimiento, donde el conocimiento técnico de los expertos sea aceptado como el conocimiento práctico de los usuarios de bienes y servicios. En este sentido es entendido un Estado republicano de bienestar como una forma de tecno-democracia. En segundo lugar están las formas de organización a desarrollar, las que unen una coacción negociada democráticamente “por encima” con los espacios de organización para la libertad y la individualidad “por debajo”. La organización concreta en el área de formación será de otro modo como en la política tecnológica, la problemática fundamental (de esencia) es la compatibilidad de la capacidad de organización con la libertad y la diversidad. En tercer lugar se trata de un modelo dinámico, donde se experimenta con formas de organización social justas y libres. Espacios libres para experimentos e innovación son imprescindibles para invitar a la crítica y el cambio del orden existente. La salida racional de la propia minoría de edad no permite ningún orden estático, sino requiere de un proceso de cambio individual y social.

 

Crear un dispositivo de la democracia

            Los dispositivos son órdenes que estructuran el discurso y la práctica. Con esto se quire decir, qué problema se vió y cuál es el modo y la forma como será enfocado. La planificación se presentó durante largo tiempo como el dispositivo dominante, luego fue reemplazado por la competencia. Hoy es el momento para un nuevo dispositivo, o sea una nueva naturalidad para la solución de los problemas sociales, entonces es el momento de poner un límite a la primacía del mercado, las mercancías y el crecimiento. Es también el momento de un dispositivo de la democracia: partiendo de la base que la democracia dispone del discurso y las órdenes prácticas para solucionar los problemas pendientes.

 

Crítica al dispositivo de la competencia

            El comienzo del esbozo de otra sociedad trata de la crítica de lo existente. La visión sostenida de arrogancia hasta hace poco tiempo, concuerda con la que niegan las experiencias históricas y geográficas con todas las formas sociales no mercantiles; se exponen como extravíos premodernos, lo que muestra la autosuficiencia recuperada por el establishment. Esto demanda una resistencia intelectual. La esencia del liberalismo autoritario debe ser criticada y volver a colocarse en la discusión pública los diversos objetivos y argumentos. La razón no es sólo racionalidad de mercado. Mucho más importante es criticar y socavar los fundamentos de las estructuras de poder del capitalismo existente. La estructura del capitalismo debe ser entendida tanto como debe ser comprendida correctamente la coyuntura presente. Para eso es necesario tener conocimientos de economía política y enseñarse a pensar críticamente. Un pensamiento abierto y creativo debe apartarse de cualquier enfoque de totalitarismo. Lo otro del modelo de mercado -sea el socialismo, el feminismo o la democracia- no debe nunca llevarse a cabo con los mismos medios como ocurrió con el dispositivo de la competencia.

 

Cogestión

            La demanda de cogestión se ha convertido hoy en día en un lugar común. Existen pocos proyectos para el desarrollo que no utilicen métodos participativos, pocos son los documentos sobre estrategia que no adviertan sobre la importancia de la participación. El segundo punto crítico esencial puede ser citado en los diferentes conceptos de cogestión (participación):

            No hay diferencias entre la micro y la macro participación (cogestión). El modelo estatal socialliberal limita la cogestión sobre la participación a los resultados, es decir a la microcogestión. Por otro lado está la copromoción, concretamente la búsqueda de decisiones democráticas para el encauzamiento del desarrollo futuro, la macrocogestión que significa una dramática erosión: Los “de abajo” quedan excluidos, los actores en el modo de desarrollo del Estado nacional centralizado son marginados.

            La utopía de la participación es conservativa, en este sentido quiere proteger logros democráticos: la participación no reemplaza a la democracia y tampoco la complementa, sino que crea una nueva forma, organizar la democracia. Por eso deben ser fortalecidas las instituciones del Estado de derecho. Ante eso la conciencia del derecho no debe limitarse al derecho privado, al cumplimiento de los contratos y la protección de la propiedad, sino que debe abarcar el derecho público, el que constituye la base de la comunidad y establece las reglas para la vida comunitaria. La constitución y el derecho de los pueblos, los derechos sociales y laborales corren el riesgo hoy en día de convertirse en reliquias de la antigüedad. La utopía de la participación demanda avanzar en pos de una comprensión pluralista y dialoguista de la política. Es tiempo para que la sociedad, a partir de la discusión, la reflexión y el aprendizaje encuentre el tiempo para alcanzar decisiones colectivas.

 

Control democrático de los capitales

            La política democrática no debe enfrentar unos contra otros espacios de poder y grupos sociales. La internacionalización del capital agudizó las diferencias entre el centro y la periferia y con ello la contradicción del capitalismo. La competencia entre espacios -ciudades, regiones y naciones- ha aumentado y la oposición del norte y el sur es evidente. Con eso se agudizan los problemas globales, desde la migración y el medio ambiente hasta la criminalidad y el fundamentalismo. La política debe basar la nueva construcción de la casa común de un mundo común en el principio de la solidaridad. Esta es la exigencia del movimiento crítico de la globalización, desde Seatle hasta Génova. Su principal referente es ATTAC, fundada por iniciativa del diario francés Le Monde Diplomatique en favor de la implantación de un impuesto sobre las transacciones financieras (Tobin tax) y en general para el control democrático del mercado financiero. ATTAC quiere limitar la movilidad del capital que impulsa la competencia espacial, para darle la posibilidad a los hombres y mujeres de organizar la política local. En los territorios donde las grandes empresas y el capital financiero se ven frente a frente, la autodeterminación democrática deviene en una farsa. En este marco una regulación global del comercio mundial y del capital financiero tiene una particular significación. El dispositivo de la competencia debe ser cambiado para encontrar soluciones creativas y solidarias de los problemas del presente entorno local, regional y nacional. Sobre el plano global esto significa la crítica a la Organización Mundial de Comercio (OMC), así como la crítica a la primacía del mercado común europeo. Para llevarla a cabo es necesaria una alianza entre aquellos Estados del centro y la periferia que quieran tomar medidas para impedir que en sus territorios se introduzcan trabas a través de la OMC y la Unión Europea.“Stopp GATS” es un movimiento que tiene este objetivo exactamente.

            Por todas partes se escucha nuevamente la demanda que la política recupere la primacía sobre la economía. Esta es una demanda de soberanía, en pos de la subordinación de las decisiones económicas al deseo de la población que resulta afectada por tales decisiones. La primacía de la política requiere estrategias de territorialización, esto significa la creación de nuevos espacios de poder y el fortalecimiento de los existentes.

            Las grandes omisiones discursivas en el dispositivo de globalización están en esos espacios políticos en los cuales es posible la organización de la comunidad tomando en cuenta los puntos de vista sociales, culturales y ecológicos. La primacía política empero no es un fin en sí mismo, sino miradas atentas ante las crecientes tendencias autoritarias. El comunismo capitalista en China, el monopolio del poder por parte de los viejos cuadros en Rusia que fomentan el capitalismo y controlan al terrorismo, todo en su conjunto muestra que no siempre el rol de la política deba ser puesto de relieve. Mucho más importante es la primacía de la democracia, otro modo de hacer política, una política en la que se amplíe el espacio de las relaciones de los hombres y mujeres en su entorno de vida, en lo público y también frente a otros estilos de desarrollo. Se trata de una visión democrática que haga posible que la población que habita un territorio decida sobre el desarrollo de ese territorio y de su entorno de vida.

            Aristóteles esbozó el ideal de la Polis como un espacio de poder para la organización en común, Marx señaló a la comuna de Paris como ejemplo de un reino de la libertad post-capitalista. Las decisiones de los hombres a través de la participación en primer término, luego la primacía de la política como control de un espacio de poder. La libertad y la justicia en un espacio de poder concreto sólo podrá llegar a establecerse y ser duradero cuando se limite la destructividad de las estructuras globales. Sólo con la limitación de las opciones de acción del capital global pueden establecerse espacios de poder nacionales y locales ecológicamente sustentables y con reglas sociales justas. El espacio de poder estructural no se puede desmontar de la noche a la mañana, sí se le deben poner límites. Se necesita crear una presión global que haga posible establecer democráticamente la libertad para todos. Este modo de globalización democrático debe crear códigos globales que haga nuevamente posible una política democrática territorial.

            Se trata por eso tanto de avanzar en estructuras globales que establezcan límites al espacio de poder del capital, como de la creación de comunidades locales en las que la democracia, la persistencia y la justicia lleguen a ser realidad para todos los habitantes. El arte de la política debe realizar esto de manera radical pero reformista sobre un territorio fijo, con la mirada puesta en el mundo en su conjunto.

 

La cultura de la solidaridad

            Una cultura de la solidaridad que haga posible la organización de un mundo común debe, en el camino del desarrollo, elegir una forma que se corresponda con el ideal de la participación. Inclusive todas las libertades deben respetar en igual medida a los ricos y poderosos como a los marginados de la periferia. Al mismo tiempo se debe proteger a través de un diálogo ancho y abierto a las minorías mediante derechos sociales ciudadanos demandables pues la democracia no se puede equiparar en ningún caso con la dictadura de las mayorías. En conjunto se trata de una visión del desarrollo como un proceso conjunto del desenvolvimiento de la libertad.

            El desafío de la propia conducta humana reside en la continuidad de la crítica radical del homo oeconomicus. En una cultura de la solidaridad los hombres y mujeres son entes sociales con deseos propios, ellos aspiran a la individualidad pero siempre en relación con los otros. La relación entre el yo y el medio ambiente es dialéctica, ambos se condicionan mutuamente. Cada simplificación amenaza el desenvolvimiento de la individualidad tanto como la solidaridad. Los individuos son desafiados a una reflexión sobre su conducta de vida que permita acciones solidarias en pocas estructuras solidarias. El desafío social apunta al cambio de las estructuras. Las estructuras deben fortalecerse para que puedan emerger nuevamente como útiles, para la acción solidaria.

 

El reformismo radical

            El concepto de reformismo radical constituye el punto de partida de los pasos concretos hacia la realización de la utopía de la participación. Para el análisis estructural de fondo, el cambio de la sociedad es un proceso lento y reflexivo en el que los instruidos son sólo una parte de una dinámica incompleta. Los directamente afectados locales y los que tienen una experiencia práctica concreta son los actores principales en el escenario del proceso social real. Ellos hacen el desarrollo y tienen una representación clara sobre lo que hacen y por qué lo hacen. No existe ningún desarrollo sin que los actores piensen y actúen en cambiar su entorno. Esto surge de la visión de la dialéctica de la estructura y la acción. Se trata del proyecto de otro modo de individualidad y libertad que no llegue a ser reducido a la apropiación burguesa.

            Estructuras y acciones llegan a ser una unidad de cambio, como dos momentos de un proceso dialéctico. Para eso es necesario producir cambios en el modo en que los individuos interactúan entre sí, con otros valores sociales y con otra visión del mundo. El reformismo radical aporta, como lo formularon Esser, Görg y Hirsch, la intención de la expresión que “las estructuras sociales pueden llegar a transformar su esencia material, las relaciones de producción paso a paso apoyándose en la experiencia, el estudio y el proceso de autoexplicación de los actores y, en la confianza de su capacidad para la innovación social. Esto puede sonar contradictorio pero es sólo un reflejo crítico de la contradicción de la sociedad” (Esser et al. 1994: 228). El objetivo del reformismo radical es revolucionario y utópico porque aspira a otra sociedad más allá del capitalismo. La manera de proceder es no obstante modesta, con conciencia de la fuerza persistente de las estructuras fortificadas existentes. Pero ni el capital y con ello el poder económico, ni el Estado con el poder político pueden llegar a producir los cambios fácilmente de la noche a la mañana. Las representaciones de Esser et al. pueden ser señaladas como una forma de socialismo democrático.

 

Construir una nueva alianza

            La participación puede sólo llegar a hacerse realidad con una clara alianza política entre las clases medias y bajas. Cada una de ellas por separado tiene poco poder, los fundamentos de esta alianza son una política universal de derechos, con anclaje en el Estado de bienestar con rango constitucional, que garantice derechos demandables y realizables. El Estado de bienestar debe regir para todos y debe reunir en un territorio a todos los hombres y mujeres como espacio social público. Una política de derechos universales es una política que brinda servicios públicos para todos, para hacer del espacio público un espacio común para todos los ciudadanos. Las tendencias a la segregación social y política, la separación de los grupos según su pertenencia de clase, sus domicilios, las escuelas y hospitales que ellos visitan ponen en peligro la cohesión social. Se trata de articular una nueva regulación social basada en la igualdad de derechos para todos.

 

Organizar la sociedad

            El desarrollo entendido como totalidad crea el espacio para la contradicción y consigue abarcar con una mirada el dispositivo en su conjunto. De tal modo que el desarrollo no sigue ninguna lógica propia, ningún rumbo propio en el que los hombres y mujeres no puedan intervenir. Los mercados, la lógica de las ganancias, del clima o las singularidades culturales que los hombres degradan a la condición de objetos, no son leyes sobrehumanas. Los hombres y mujeres no son simples marionetas que juegan su parte en un drama divino o diabólico, sino sujetos del desarrollo. No son sólo parte de las aptitudes humanas pensar en el ciclo del nacimiento y la muerte, los hombres pueden llegar a hacer algo distinto, tomar una iniciativa y con ella llegar a hacer del mundo un lugar distinto al que encontraron.

 

Jugar otro juego

            Actuar radicalmente no es lo mismo que resistencia heroica. En ningún caso las venerables ciencias deben abjurar del ideal existente sobre las cosas que actúan abnegadamente y con idealismo. La mercantilización de lo social hoy ha progresado; muy pocos pueden retirarse del juego de su propia comercialización. Ni un roble majestuoso puede sobrevivir a esta tormenta de los nuevos tiempos: Evaluación, profesionalización y comercialización se han convertido en componentes esenciales del nuevo orden. Los diferentes métodos del total quality management producen una realidad majestuosa que arrastra todo detrás de sí, a veces arrastra también a la resistencia.

La libertad es entendida como la mirada en la necesidad, el juego al que podemos jugar. El junco cede ante la tormenta para de ese modo poder recuperar su posición vertical cuando la tormenta pasa. El juego de una continua comercialización y solicitud es para tomar en serio, pero al mismo tiempo produce risa al exhibir con toda claridad sus contradicciones. Existen muchos que en el presente se enamoran y se orientan por el corto plazo en lo referido al modelo. ¿Qué pasa cuando la ciencia escribe solicitudes de proyectos y luego los informes sobre los proyectos las desmoronan? ¿Qué pasa cuando las acciones de largo plazo son eficientes pero el tiempo de evaluación es breve? ¿Qué pasa cuando son necesarios equipos de trabajo y al mismo tiempo la evaluación del rendimiento individual se vuelve complicado? La crítica puede tener significado para pocos privilegiados; para los profanos, la falta de una opinión puede ser fatal. Profesores universitarios con estabilidad aparecen cada vez más como dinosaurios de un mundo pasado, siendo que se les paga para que sean críticos de su propia sociedad. Hasta tanto no sea aceptado nuevamente por la sociedad que la institucionalización de la autocrítica tiene sentido para la comunidad, la mayoría seguirá trabajando para su propio beneficio. Nosotros jugaremos el juego que estamos obligados a jugar y al mismo tiempo no lo aceptaremos y por eso jugamos diferente. En ese sentido la crítica es una actividad de búsqueda de nuevas y distintas reglas de juego para finalmente, cambiar el juego. Una crítica competente de la competencia y la profesionalización es una tarea importante para la ciencia: problematizar la objetividad, denunciar los intereses del poder y politizar las características del éxito y todo eso, con el “mayor respeto” frente a la necesidad “fundamental” de las relaciones profesionales, la permanente evaluación y la adjudicación mediante la competencia, a “los mejores”.

            Quien analiza el desarrollo como totalidad reconoce diversas lógicas que son eficaces en una sociedad. La reproducción del capital y la regulación del desarrollo establecen determinadas lógicas estructurales. Los hombres, no obstante, actúan al mismo tiempo en la totalidad social y sus acciones y pensamientos nunca son previsibles. Ellos pueden, pero no deben comportarse como el homo economicus.

            Puede sonar paradójico, pero únicamente el análisis de la política y la economía como totalidad protege de las uniformidades totalitarias.

            Pero aún con la mirada sobre la totalidad no es posible alcanzar todo. Nunca se debe perder de vista que en el fundamento de la creatividad humana siempre existe algo más, algo que muestra más allá de la práctica actual y la lógica. Esas son las contradicciones irresueltas, los objetivos no alcanzados y las consecuencias impensadas de lo existente. Esto es vertiginoso porque como crítica al sistema recuerda qué es o puede llegar a haber fuera del sistema: Un mundo del ocio, un mundo de la solidaridad, de la aventura y, tal vez, de la contemplación. El libro de Adorno sobre la dialéctica negativa comienza con la frase: “La filosofía, una vez que parece superada se instala en la vida porque el momento de su realización se desaprovechó”. Ella toma sueños y pensamientos del pasado y los pone frente a la realidad como un espejo. Las diversas resistencias en la teoría y en la práctica contra una sociedad cuyo objetivo principal es aspirar a la ganancia y la acumulación de mercancías fueron las más de las veces derrotadas a través de los siglos y las esperanzas fueron desilusionadas. Pero esto no impide seguir trabajando sobre otras sociedades posibles.

 

Vivir y trabajar de otra manera

            La visión de la participación necesita espacios donde poder vivir y trabajar de otra manera. Un otro mundo puede llegar a ser producido a través de nuestros pensamientos y acciones. El desarrollo no se encuentra sólo allá lejos y “abajo”, sino también nos incumbe a nosotros, lo global influye en nuestro estilo de vida y trabajo. La visión de un otro mundo incluye otras formas de relaciones de los hombres entre sí y con el medio ambiente. La imagen predominante en la actualidad del homo oeconomicus idealiza la autarquía, aún sin otros individuos aptos. La variedad y la resultante heterogeneidad del mundo llega a fragmentarse cuando se reduce a una máquina de optimización. El homo oeconomicus, con su enfermizo acoso razonable tolera acciones sobre la economía y la eficiencia, en tanto ningún pensamiento ni acción lo aparten de su norma. Todo llega a hacerse según la horma de la optimización.

 

Otro mundo es posible

            Un otro mundo es posible si se llega a romper el dispositivo de la competencia. No se trata sólo de organizar pequeñas unidades de la vida privada para proyectos y unidades locales, sino de la casa en un mundo común. Por eso no pertenecen a él los mercados globalizados sino la democracia, los derechos sociales y una ecología sostenible. Lo esencial de otra globalización no reside en si las mercancías se embarcan globalmente, sino si el mundo se organiza globalmente. Desde el punto de vista de la ecología sustentable el retorno en determinadas áreas a pequeñas unidades y mercados locales tendría poco sentido. No obstante también en una otra globalización los mercados económicos jugarán un rol, pero subordinado a la primacía de la democracia.

 

Refundación de la ética

            Oponerse a los poderes y a poner el intelecto al servicio de las estructuras dominantes no es sólo una tarea para la ciencia crítica, sino para cada persona. Esto es muy difícil! Esto puede, en el modo actual de usar el discurso oficial, tener su precio, costar una carrera o un puesto de trabajo. ¿Cómo escapar, como demandaba Kant, de la culpa propia de la inmadurez?

            Michel Foucault se refiere a una “refundación de la ética”. No investigó técnicas mecánicas del poder en torno a las estructuras para dejar que aparezcan como todopoderosas, sino que describió la tortura, la demencia y las cárceles para denunciar al poder. Foucault denuncia y al mismo tiempo quiere entender las estructuras para alcanzar relaciones personales que no estén regidas exclusivamente por esas estructuras. Se trata de asegurar la autodeterminación individual ante las presiones estructurales. En un mundo contradictorio esta autonomía no permanece fija en una posición exacta sobre una esencia verdadera como aspiran los diversos fundamentalismos. La verdad es producida y de ese modo llega a ser una parte de las disputas de poder. Las posiciones éticas necesitan un análisis estructural, así como decisiones individuales. Colocarse del lado de los oprimidos como lo hacen los intelectuales de los movimientos de trabajadores o los cristianos comprometidos en la opción por los pobres es un modo de posicionarse. Actuar sin tomar posición es imposible; entonces quien se afirma sobre una posición se ha decidido: El camino más liviano y normal consiste en ponerse del lado del poder, que sólo es entendible ante la majestad de las estructuras. La fuerza de atracción del poder llega a garantizar que ella o él llegue a actuar al servicio del poder. A la inversa, ponerse del lado de los oprimidos no significa que siempre tengan razón; ponerse del lado del movimiento de trabajadores no impide criticar a los dirigentes sindicales, por el contrario, por los intereses de lo que está en juego obligan a una crítica particularmente severa. Los posicionamientos, ya sean radicales o de oposición pueden llegar a ser peligrosos, se puede terminar en un esencialismo o crear chivos expiatorios o simplemente embellecer a las víctimas. Esta postura de la realidad no siempre es sostenible y con frecuencia puede llega a ser reaccionaria. Si respaldo financieramente un proyecto para niños de la calle ¿tengo que sentirme decepcionado por los niños si me entero que uno de ellos me roba mi cámara fotográfica? ¿Tengo derecho a ofenderme? ¿Los niños son malas personas o víctimas de malas estructuras? ¿Si ocurre que los activistas del tercer mundo resultan robados, ello autoriza a dejar de considerarlos contrapartes confiables o, el turismo alternativo no encontrará en verdad ningún pobre? ¿Son culpables los opresores por su comportamiento incorrecto porque ellos pueden llegar a ser responsables por un orden injusto? Para cada pregunta existe una respuesta concreta como resultado de decisiones éticas. Al mismo tiempo nunca pueden darse para ello recetas universales de cómo pueden manejarse los individuos en situaciones concretas con las contradicciones y perversiones del mundo.

 

La técnica social

            La ciencia social positivista visualiza a la sociedad como una máquina social, la que debe ser reconocida a través de la objetividad científica. La acción política en el positivismo es la técnica social. Para construir tal visión es menester intervenir en la máquina social. De aquí surge también una división social del trabajo. La ciencia debe plantear los problemas objetivos y los ingenieros deben reparar las fallas que aparecen a través del desarrollo, replicando el trabajo de los ingenieros a la hora de reparar los defectos de cualquier máquina hasta conseguir su buen funcionamiento. Para el positivismo el orden es condición del progreso.

            En las ciencias económicas estaba determinada la técnica social, sobre todo durante la predominancia de la política económica keynesiana. La industria y la agricultura fueron planeadas de acuerdo a los métodos de la técnica social al igual que una máquina, así como la política monetaria y la fiscal.

 

Teoría de la ciencia

            Pensar es también una forma de la práctica y el lenguaje influye sobre nuestro pensamiento. La teoría de la ciencia es la Metateoría, la que reflexiona sobre cómo los hombres producen conocimiento y cómo la ciencia llega a conclusiones. La denominación en inglés de filosofía de la ciencia (philosophy of science) muestra la relación cercana al modo filosófico de formular preguntas, con lo cual se le atribuye un especial significado a la posibilidad y a los límites de la racionalidad y la objetividad.

            Ocuparse con preguntas sobre racionalidad y objetividad no sólo es importante para el trabajo científico, sino que dada su complejidad cobra particular relevancia práctica para las organizaciones sociales y para todos los participantes, pues la división capitalista del trabajo entre propietarios y no propietarios se reproduce en la sociedad como la división del trabajo entre los que tienen conocimiento y los que no lo tienen, entre expertos y profanos.

            El punto de partida para la reflexión sobre el ideario del positivismo se construye a partir de la explicación científica de su relevancia. La crítica y la explicación del positivismo tomando la racionalidad como regla deja planteadas muchas dudas respecto a la organización social. La crítica racional de la posmodernidad debe ser seriamente abordada para superarla. La única posibilidad de lograr una organización democrática de la sociedad es basándose en la razón. De la confrontación de las posiciones del positivismo y la posmodernidad resulta una síntesis, la que en este caso es la investigación social interpretativa. La investigación social interpretativa debe construir, desde la racionalidad, sobre la base de una comprensión autocrítica y humilde, una síntesis explicativa universal y particular. La razón no es otra cosa que el esfuerzo colectivo por interpretar adecuadamente las reglas comunes establecidas en el mundo. Esta es también una forma de práctica, como nos lo recuerda Hanna Arendt (1981: 317) con una cita de Cato: “Nunca se está más activo, que cuando se aparenta exteriormente no hacer nada, nunca se está menos solo, que cuando se está solo con si mismo”.

 

El positivismo

            El positivismo es una corriente filosófica que desde el siglo XIX ejerció gran influencia sobre la política y el conocimiento en general. Partiendo de allí, se asemeja al mundo social con el mundo físico y sobre esa base se pueden establecer normas sociales que pueden ser reconocibles con idéntica metodología, así como con la ayuda de la física, mistificar a la naturaleza.

            El positivismo es una expresión del racionalismo y del objetivismo. Basa sus supuestos en la realidad objetiva, con abstracción de lo subjetivo. Con esas premisas la investigación procura alcanzar el conocimiento de la realidad objetiva. El positivismo propone que con métodos adecuados se puede construir la realidad y a partir de allí producir la objetividad.

            El positivismo alcanza importancia social a través del fortalecimiento de los Estados nacionales y la ampliación de la influencia de las autoridades de planificación.

 

La objetividad

            El objetivismo afirma, que la realidad real existe y se distancia de cualquier subjetivismo.

            La tarea científica consiste en reproducir correctamente en la medida de lo posible el mundo objetivo. Por lo tanto existen sólo mejores o peores imágenes que suministran las teorías sobre la realidad. La ciencia tiene que:

            Encontrar métodos y procedimientos, que separen las teorías mejores de las peores. Acumular conocimientos correctos y transmitir este saber acumulado a los jóvenes y a los que no tienen conocimientos.

 

Acumulación de conocimiento

            El desarrollo de las ciencias naturales esta metodología también fue aplicada a las humanidades. Las ciencias sociales intentaron desarrollar desde el siglo XIX espacio y tiempo como regularidades independientes. Se proclamó con alborozo una realidad objetiva, -se habla de la verdad-, al que el conocimiento científico deseó aproximarse. No obstante, aún reconociendo que nadie posee la verdad absoluta, el conjunto de la comunidad científica continúa sosteniendo esa idea de acercamiento a la verdad con representaciones positivistas. El positivismo no tiene ninguna representación de teorías competentes, paradigmas, conceptos del mundo y discursos como construcciones sociales de la realidad.

            La acumulación de conocimientos en las ciencias económicas estuvo impregnada de la representación positivista. El pasado es despreciado, hoy se habría alcanzado el más alto nivel en el conocimiento. Por eso las teorías económicas de los autores clásicos son apenas leídas y la historia del desarrollo teórico en la formación científica juega sólo un escaso rol. Las teorías antiguas caen en desuso y pasan a ser piezas de museos.

 

Racionalismo crítico

            El racionalismo crítico es hoy la variante dominante del positivismo. Desarrolló un procedimiento que permite rechazar teorías falsas. La falsificación basada sobre el método de la hipótesis probada somete a las teorías al control empírico. En tanto una verificación es imposible y de allí en sentido estricto, en el espacio y el tiempo no pueden ser encontradas regularidades extendidas, es así al menos posible rechazar teorías insatisfactorias. A través de la falsificación se alcanza, en la empresa científica, la acumulación del conocimiento.

 

Disputa del positivismo

            Como disputa del positivismo fue denominada posteriormente la discusión entre representantes del racionalismo crítico (Popper, Albert) y la teoría crítica de la escuela de Frankfurt (Adorno, Habermas), sobre la jornalización de la sociedad alemana para la sociología en 1961 en Tübingen. Los principales puntos de la disputa fueron el valor de la libertad de la ciencia (métodos de investigación), la posibilidad del aislamiento de datos y hechos singulares de la compleja totalidad histórica-social, el significado del nivel de desarrollo social y con eso también la posición de los científicos en los procesos de investigación -objetivo, método y resultado-, la relación del empirismo y la teoría, la responsabilidad (política) del científico por su misión, la utilización de su investigación científica y otros parecidos. En conjunto se trata de las preguntas acerca de si las teorías deben ser un sistema de principios para la explicación de la realidad o un instrumento crítico para el cambio de la realidad social hacia una sociedad más madura y democrática. La disputa del positivismo ha impulsado, en particular en las ciencias sociales, un esclarecimiento y una limitación de los puntos de vista teóricos científicos.

 

Método de comprobación de hipótesis

            El método de comprobación de hipótesis son testeadas las afirmaciones de una teoría mediante una investigación empírica concreta. Este método, propuesto por Carlos Popper se orienta a partir de la deducción, esto es, la derivación de conocimientos concretos a partir de reglas generales. La deducción, sin embargo, cierra la innovación y limita el progreso científico al mejoramiento de las teorías existentes. A través de hechos empíricos las teorías pueden ser refutadas (falsificadas) o demostradas (verificadas). Mientras la falsificación es generalmente aceptada como método importante, en el cortejo de Karl Popper muchos investigadores dudan que las teorías definitivas sean verificables. En la práctica, la investigación abandona sólo ocasionalmente las teorías, mayormente son adaptadas con liviandad. La difusión de la deducción como método esencial de los cientistas sociales ha contribuido a que las revoluciones científicas ocurran sólo ocasionalmente y las nuevas teorías fundamentales apenas surjan. Las variaciones y mutaciones teóricas pertenecen a los radicales, que la ciencia generalmente tolera.

 

Formación del modelo

            El método común, especialmente en la corriente de las ciencias económicas positivistas, es el modelo para reproducir el mundo objetivo. Los modelos simplifican las relaciones complejas, hacen una reducción de la complejidad. Aspectos importantes de la realidad son excluidos y a los irrelevantes no se les presta atención. La suposición ceteris-paribus (todo lo demás permanece constante) está difundida ampliamente en las ciencias económicas. Aunque “todo se relaciona con todo” la formación del modelo se basa en una jerarquización de esas relaciones. El conocimiento acumulado suministra las teorías necesarias e hipótesis.

            Los modelos son tan buenos como las abstracciones sobre las que se basan. Los modelos son ahistóricos y representan las dinámicas y los procesos sólo deficientemente, con lo que la fuerza de su explicación queda claramente restringida.

 

Neutralidad del conocimiento

            El positivismo se basa en el supuesto que la ciencia permanece neutral frente a la diversidad de intereses que existen en la sociedad, que en el campo de la ciencia los hombres se orientan basándose en la verdad-realidad, el bienestar general y es posible alcanzar todo ello a través de un proceso racional. En esa autocontemplación de la ciencia reside al mismo tiempo la raíz de su mayor autoengaño, puesto que ese conocimiento es parte de una sociedad que no sólo está dividida entre propietarios y los que no tienen acceso a la propiedad, sino también entre los que tienen conocimiento y los que no tienen acceso a él. Los métodos procuran poder para la dominación.

 

Dualismo

            Dualismo es la representación de una totalidad que consiste en dos polos contrapuestos que no tienen nada que ver el uno con el otro.

            La teoría dualista del espacio diferencia dos tipos de espacios, los “desarrollados” y los “subdesarrollados”. El progreso en una ciudad o nación enfrenta el apego a las tradiciones con el atraso. Los espacios desarrollados alcanzan una dinámica del desarrollo porque son ricos y poderosos y una gran parte de la población participa en el desarrollo. Este es el desarrollo homogéneo atribuido a los países del centro, los que según la corriente teórica es denominado país del norte, industrial, aglomeración o ciudad. Aquí es válido el dicho bíblico según el cual al que tiene, se le dará.

            Por otra parte existen los espacios “sudesarrollados”, en los que predomina la pobreza. En esos espacios periféricos, denominados países del sur, en desarrollo, es observable un círculo diabólico de pobreza. Los pobres son pobres, porque ellos son pobres. Son al mismo tiempo dependientes, excluidos y tradicionales.

            También en la teoría de las ciencias existe un sinnúmero de dualismos, entre absolutismo y relativismo, estructura y teoría de la acción. También en los accesos a la ciencia desde el positivismo y la posmodernidad parecen polos opuestos irreconciliables. Los problemas de este modo de pensamiento pueden ser demostrados mediante el análisis del subjetivismo y el objetivismo.

            Una vez aceptada la separación del objeto y el sujeto necesariamente el análisis debe concluir en una simplificación, ya sea hacia el objetivismo o el subjetivismo. En ambos casos la idea de unidad de los procesos sociales no se visualiza. Tanto el positivismo como la posmodernidad son meras explicaciones parciales que omiten aproximar las partes para explicar el todo. La investigación, para el positivismo se reduce a una colección fragmentada de eventos; para los postmodernos al análisis de una micro realidad. Asimismo, la dualidad entre el pensamiento único por un lado y la diversidad por el otro constituye una mera descripción superficial de la antítesis. Ambos trabajan con un concepto de racionalidad reducido. Los positivistas opinan que la ciencia debe producir leyes sociales generales y los postmodernos denuncian tal pretensión como una mera presunción. A través de la comprensión superficial de la objetividad el positivismo describe al mundo social con diversas reglas particulares, a su vez la posmodernidad niega cada uno de los sinsentidos, sobre todo aquellos que dificultan crear el orden necesario en el mundo social. Ambas corrientes adolecen de una teoría con conceptos y fundamentos, o sea, de abstracciones.

 

Racionalidad

            Racionalidad es razón, esto es dedicar la inteligencia a la organización de la propia vida y el mundo.

            El racionalismo es la corriente filosófica que legitima el orden social a través de la razón.

            La aceptación única de la racionalidad como autoridad es moneda corriente por parte de la comunidad científica. Tradición, moral y prejuicios son desterrados al reino de lo no científico. Una afirmación es sólo verdadera cuando ella coincide con la realidad. De este modo se mezcla verdad con realidad, lo que constituye una aparente ventaja: El conocimiento adquirido es aceptado como neutral y apartidario; las intenciones subjetivas son por definición mantenidas distantes, alejadas del trabajo científico. Las preguntas sobre la moral o aún interrogantes de valor son apenas observadas con actitud contemplativa. La esencia de la función de los científicos consiste en aportar pruebas para el sostenimiento de sus afirmaciones acerca de la verdad.

            En los neoclásicos la racionalidad llega a ser entendida como racionalidad de objetivo y con ello, reducido a alcanzar objetivos dados, en lo posible con ahorro de esfuerzo.

 

¿Que es el Iluminismo?

            En “¿Qué es el Iluminismo?” Immanuel Kant describe la pretensión emancipatoria del iluminismo del siguiente modo: “El iluminismo es el abandono por los hombres de sus propias culpas, de su condición de inferioridad. La inferioridad implica la impotencia de los hombres para alcanzar conciencia de su propio ser sin dirección y sin amo a quien servir”.

            La imagen del mundo sustentada sobre el misticismo, las costumbres y las tradiciones debe ser cambiada por otra distinta, llevada adelante por hombres y mujeres racionales capaces de planear otro orden racional. La tarea de los científicos es conocer las reglas que rigen el mundo para hacer posible un mejor manejo y control de la sociedad y la naturaleza. Investigar es descubrir. El ideal de la formación burguesa tiende a lograr que los hombres tengan capacidad de formarse, con independencia, sus propias opiniones. Individuos con la madurez adecuada deben construir la sociedad a partir de puntos de vista racionales.

            El positivismo surgió en el siglo XIX y se basa en los ideales del Iluminismo.

 

Max Weber

            Max Weber (1864 - 1920) fue uno de los más importante críticos de Carlos Marx y del marxismo. Fue el fundador de la sociología comprensiva. Fue sobre todo conocido por sus escritos sobre el rol de la religión y la ética en el surgimiento del capitalismo. Además trabajó sobre el significado de las diferentes racionalidades de las acciones. Para esto cuentan las acciones de objetivos racionales, las acciones tradicionales y el valor racional de las acciones. En la teoría del Estado diseñó el modelo de la burocracia, el que debía contribuir a la superación de las formas patrimoniales de Estado.

 

Racionalidad del objetivo

            La racionalidad del objetivo es una racionalidad técnica (Techne). Se trata de encontrar el mejor medio y camino para alcanzar un determinado objetivo. El tipo de objetivo no juega en este caso rol alguno. Max Weber ha mostrado que la racionalidad del objetivo fue muy significativa para la imposición del capitalismo comenzando con la organización de la empresa hasta la organización burocrática del Estado.

            "Esa capacidad de pensar en procesos armónicos, es lo que en la edad moderna se entiende como inteligencia o sentido común, en el fondo es un juego de la inteligencia consigo misma, el que aparece casi automáticamente cuando la capacidad de comprensión de la inteligencia repercute sobre el pensamiento y, privado de toda realidad sólo se reconoce a sí mismo... y así la antigua definición del hombre como animal racional gana una coherencia inquietante: cuando nosotros hemos perdido la razón y nos conformamos con los cinco sentidos, comunes a todos nosotros, no queda del ser humano mucho más que la pertenencia a una especie animal que se destaca de otra especie animal porque es capaz de sacar conclusiones” (Arendt 1981:276).

 

Métodos

            Los métodos son maneras de proceder para hacer posible acciones racionales.

            Los métodos para dominar serían una aptitud social clave que divide a la sociedad en competentes e incompetentes, en entendidos y no entendidos. Los entendidos son los sujetos, los no entendidos meros objetos del desarrollo. El acceso al método, que presenta posibles formas distintas de calificación, abre perspectivas singulares de ascenso social. Si las personas están capacitadas, alcanzan poder. Por eso los métodos no son en ningún caso técnicas neutrales, que son implementadas sencillamente, sino que producen poder y afianzan las estructuras de poder.

 

La lógica

            La lógica supone relaciones fijas entre unidades invariables. Así puede un globo azul no ser verde y dos más dos son cuatro. La lógica favorece la forma frente al contenido lo que impide que pueda ser el fundamento de la investigación en las ciencias sociales. Pero es razonable el objetivo de fijar un marco donde diferenciar los argumentos útiles de los inútiles, sin embargo la lógica formal corre siempre el riesgo de ser tautológica. ¿Qué significa la identidad “A=A” o sea “2 + 2 = 4” diferente a “un perro es un perro”?

            “Se puede utilizar el axioma A=A sólo dentro de ciertos límites. Cuando los cambios cuantitativos en “A” no son significativos para las observaciones entonces se puede aceptar que A=A. De esta manera, por ejemplo, observan el comprador y el vendedor medio kilo de azúcar, la temperatura del sol y, hasta hace poco, se consideraba en forma idéntica el poder de compra del dólar. Pero los cambios cuantitativos pueden, por encima de límites determinados, transformarse en cualitativos. Medio kilo de azúcar bajo los efectos del agua o el querosene deja de ser medio kilo de azúcar. Un dólar en la mano de un presidente podría no seguir siendo un dólar. Determinar en el momento correcto el punto crítico, donde la cantidad se transforma en calidad es una de las tareas más importantes y más complicadas en todas las áreas del saber” (Woods, Grandt 2002:115).

            Por eso la investigación de procesos dinámicos requiere métodos dialécticos.

 

Matematización

            El método del pensamiento lógico es la matematización, que establece relaciones lógicas de manera exacta. Fenómenos empíricos complejos son reducidos a relaciones lineales. Esto se realiza por medio de complejos métodos matemáticos y estadísticos. Se intentan ordenar las relaciones mediante teorías. De regularidades se llegará a causalidades, esto es relaciones cerradas causa-resultado.

            Según la lógica formal, la totalidad es igual a la suma de sus partes. Esto no soporta, sin embargo, una prueba seria. Para organismos vivos, por ejemplo, este no es el caso. En un laboratorio es troceada una liebre, la suma de sus trozos no es más, en ningún caso, una liebre. Los defensores de las teorías del caos y la complejidad han observado este hecho. Mientras la física clásica con su sistema lineal parte de la base que la totalidad corresponde exactamente a la suma de sus elementos, la lógica no lineal de la complejidad propugna, en completa armonía con la dialéctica, la afirmación contraria.” (Woods, Grant 2002:73).

            “El pez Sierra tiene en su larga sierra hasta veinte pares de espinas, que pueden contarse sin dificultades. Cuando el pez Sierra tira con toda la fuerza de la caña de pescar, de manera que nuestras manos arden, cuando el pez hace ruido y por poco se escapa para finalmente caer sobre la borda, con colores brillantes y una cola golpeando en el aire, entonces se encuentra frente a nosotros una corporalidad en existencia - una unidad, que es más que la suma de un pez y un pescador. El único camino para contar las espinas del pez Sierra no influenciado por ella, es decir, esa relación-realidad es en un laboratorio, abrir un tarro hediondo para conservas, sacar un pez tieso y descolorido de una solución de formol, contar las espinas y escribir la verdad ... ..Allí has retenido una realidad, la que no puede ser atacada -probablemente la realidad menos importante para el pez como para ti. Es bueno saber que haces. El hombre ha registrado con el pez avinagrado una verdad y con su experiencia ha retenido muchas mentiras. El pez no es de ese color, ese tejido, esa muerte y tampoco huele así. (John Steinbeck, citado en Weick 1985:44).

            La lógica y la matemática pueden asegurar lo muerto, pero no entender lo vivo.

 

Economía política y Positivismo

            Las ciencias económicas se basan esencialmente en el Positivismo. Se postulan y verifican relaciones universales a través de datos empíricos útiles para el caso, realizando una revisión matemática de las hipótesis en el marco de los modelos. La economía es entendida o como un sistema autodirigido, tal como sería descripto un sistema biológico, o es observada como una máquina, que puede ser conducida por medio de intervenciones técnicas. En el primer caso predomina lo biológico y en el segundo la metáfora física.

            El Positivismo constituye el fundamento para la intervención racional en la sociedad y en la economía. La planificación económica simboliza, en el aspecto económico, la técnica social por excelencia. Esta suministra sobre bases objetivas, o sea, sobre los intereses sociales particulares, los fundamentos de las decisiones para la conducción de la economía de la mejor manera posible. El Keynesianismo fue en el Fordismo la aplicación más importante del positivismo. Pero también la política social y la economía socialliberal se basan en el Positivismo. La economización de lo social crea modelos en los que los indicadores objetivos estructuran la realidad.

            La teoría neoclásica se basa en una teoría subjetiva de precios. No obstante permite describir las utilidades subjetivas mediante las curvas de indiferencia y de ahí reproducibles objetivamente, es decir, la teoría de precios subjetiva exige validez objetiva.

 

Planificación

            Planificar significa la organización racional de los procesos. En el siglo XX la planificación se convirtió en una de las más importantes técnicas sociales, porque permite, no sólo padecer el futuro como fatalidad, sino influenciar sobre él. El predominio del positivismo tuvo consecuencias en la forma específica de la organización racional, a saber, la producción de estados sociales mediante métodos determinados y técnicas sociales neutrales.

            En el fordismo, la planificación estableció la innovación social, como aplicación para la solución de los problemas políticos y socioeconómicos ampliamente dispersos. La planificación ganó legitimidad práctica y discursiva por encima de los grupos ideológicos.

 

El discurso de la competencia

            El discurso de la competencia establece diferencias entre aquellos que poseen formación y conocimiento y los que no lo tienen y quedan por tal razón relegados. Los primeros son sujetos, los otros meros objetos. Los primeros pueden producir conocimiento, los últimos son meros consumidores. Se crea un campo jerárquico de conocimiento-poder. La ciencia como forma de comunicación entre los hombres establece, así, jerarquías sociales. De este modo el positivismo es una forma de construcción de la realidad que no sólo es una manera notoria de generar fragmentaciones sociales, sino que es su propio fundamento.

            En el positivismo los expertos investigan la realidad objetiva para toda la sociedad. Técnicas sociales presuntamente neutrales son aplicadas para producir resultados sociales deseados. Producción de situaciones sociales en forma semejante a la producción de bienes de uso. Las ciencias económicas reproducen la realidad lo más correctamente posible, con lo que la política económica puede adoptar las medidas correctas.

            De esta manera permanecen conectados en este pensamiento sobre la división del trabajo con trabajo mismo, tanto como la ciencia con la sociedad. Al mismo tiempo, la ciencia -profesionalizada y competente- incide nuevamente sobre la sociedad hasta constituirse en la nueva estructura de poder. La ciencia ocupó el lugar de la religión, pero sin romper el esquema básico vigente en la sociedad: La relación saber-poder.

            Sólo ocasionalmente se asume una actitud crítica y reflexiva sobre los propios roles de las jerarquías. En el siglo XX se institucionalizó el conocimiento en las universidades y al mismo tiempo ello condujo a su instrumentalización. La razón, en esta dialéctica del esclarecimiento legitima tanto al conocimiento como al poder. El desafío es lograr una emancipación en el campo de la relación jerárquica conocimiento-poder.

 

Investigación social interpretativa

            La investigación social interpretativa es una forma empírica de investigación, que supera el dualismo de la objetividad y el subjetivismo al conducirlo hacia una relación dialéctica. La investigación social interpretativa parte de una realidad objetiva que resulta significativa para los sujetos. La investigación social interpretativa se basa entonces por un lado, en la hermenéutica y por el otro, en la dialéctica.

            El positivismo persevera en la búsqueda de la objetividad del mundo que nos rodea, encontrar un punto de partida y hallar caminos transitables para intervenir en él. Los postmodernos acentúan su atención en la interrelación contextual de los procesos sociales y evalúan particularidades, sean personales, culturales o de naturaleza social que les permita avanzar en dirección a diseñar una lógica que las unifique para sostenerla. En la investigación social interpretativa pueden coexistir ambas propuestas y alcanzar una síntesis. En lugar de optar entre lo uno o lo otro, afirmar el también. El mundo existe con independencia de los sujetos que en él se mueven. No tiene sentido querer entender la estructura de las singularidades del mundo por más conscientes que sean los hombres y mujeres de su propio ser; todas nuestras observaciones están impregnadas por las interpretaciones: Las cosas o asuntos que se perciben sólo son interpretaciones de las mismas cosas o asuntos. Luego, esas realidades son recreadas a través de lo que las personas perciben de ellas. Este proceso se desarrolla a partir de una relación de intercambio entre la mirada prudente de los hombres y mujeres y su propio entorno social y físico. De tal modo, la sabia mirada de las personas y sus vivencias regresan al centro de las reflexiones.

            Quien haya estudiado, por ejemplo, la influencia de los espíritus sobre los sucesos bélicos o los cambios climáticos tendrá en su cabeza un esquema de observaciones que lo hará reaccionar con determinada sensibilidad ante lo desconocido. Cuando uno de los saberes tradicionales dice que las fases lunares influyen sobre el crecimiento de las plantas lo hace a partir de la observación realizada sobre la luna y lo sustenta sobre las particulares observaciones hechas al respecto. Las explicaciones de los sucesos desafortunados, tales como una guerra, la sequía o la pérdida de una cosecha surgen como explicaciones esquemáticas de un orden propio y esos eventos adquieren un sentido particular. Los investigadores confrontan los fenómenos del desarrollo internacional con otros países y gentes, modos de vida distintos y procesos sociales desconocidos.

 

Hermenéutica

            La hermenéutica como conocimiento del significado de los textos también ayuda a comprender lo ajeno. En la permanente mirada a uno y otro sitio está presente, para los que poseen conocimientos y para los que han investigado, el juego de las relaciones entre lo extraño con lo confiable y conocido. Un texto de lo extraño sólo se vuelve comprensible en su contexto, adquiere significado real y se va transformando a partir del proceso de la propia interpretación. En los libros, la ajenidad se expresa a través de meras cifras e ilustraciones. Qué significan para nosotros esas informaciones, depende de nuestros conocimientos previos, vivencias y preconceptos. Esta provisión del conocimiento debe ser comprendida por los investigadores, pero sólo puede ser aceptada luego de un proceso de reflexión. Quien quiera comprender lo ajeno deberá estar dispuesto a escuchar y observar con atención.

 

Subjetivismo

            El subjetivismo es el polo contrario dualista del objetivismo. Es el punto de vista que pone en primer plano temático-conceptual a los hombres individuales y/o actores colectivos (“el sujeto”).

            El modo de conocimiento subjetivista focaliza casi exclusivamente los fenómenos subjetivos (percepciones, estados conscientes, intenciones, representaciones cognitivas, etc.) tal como son recibidos directamente por las experiencias cotidianas de individuos concretos, se manifiesta por Bourdieu en la Etnometodología, en la sociología interaccionista, en la sociología de la acción de A. Touraine, en la filosofía voluntarista de la libertad de Sartre y no menos importante en la fenomenología social (Principal representante: A. Schütz a continuación de la fenomenología E. Husserls). Una crítica a estas formulaciones es la reducción del conocimiento científico social a la reformulación científico-descriptiva de las experiencias previas y con esto, la renuncia a la de-centralización de la aparente inmediatez de la práctica de la vida cotidiana. De tal suerte, la forma de conocimiento subjetivo no puede alcanzar una comprensión del mundo como evidente y lejos de dudas basado “sobre una descripción bien lograda del afuera que caracterice la experiencia vivida del mundo social como tal. Esto es así y obedece a que esta forma de conocimiento excluye la pregunta por las condiciones de la posibilidad de tal experiencia, o sea la congruencia de la estructura objetiva con lo apropiado, la que proporciona la experiencia práctica del mundo confiable, típica ilusión de la comprensión directa que al mismo tiempo excluye toda pregunta por sus propias condiciones de posibilidad” (1993, p. 50). El modo de conocimiento subjetivista sugiere además, con su autolimitación característica en la reformulación de la experiencia cotidiana, una irreal cuasi-identidad de la práctica-cotidiana y lo teórico científico.

 

Métodos cualitativos

            En los métodos cualitativos confluyen y se relacionan la producción de datos de la investigación cualitativa con las diversas formas no estandarizadas de entrevistas. El espectro de los métodos cualitativos es no obstante, muy amplio. Cuentan los diferentes procedimientos, entre ellos, los de la observación, la discusión y procedimientos “no reactivos” como análisis de documentos y biográficos.

            Los métodos cualitativos tratan de la descripción, la interpretación y la comprensión de las relaciones, la designación de calificaciones o tipologías y la formulación de hipótesis. Sirven de base la investigación cualitativa y mayormente pocos casos, porque el procedimiento usado es la comprensión-inductiva antes que una explicación-deductiva. Los investigadores parten de la base que durante la práctica de la investigación emergen nuevos aspectos, y por eso están abiertos a puntos de vista inesperados que, en el desarrollo de la investigación reestructura el método aplicado o las preguntas a realizar.

            Como principio esencial en la investigación cualitativa rige el del espíritu abierto. Este principio se relaciona con la persona investigada, el objeto de análisis y los métodos aplicados. No se anticipan hipótesis a priori, o sea, en principio se formulan y luego, en el proceso de investigación son revisados los supuestos. Las hipótesis deben fundamentarse en los procesos de investigación y la verificación empírica de la información recabada. El espíritu abierto posibilitará los cambios de las preguntas de investigación (por ejemplo, relación con más personas) el método (el cambio de método elegido en el transcurso del trabajo) y la interpretación (diferentes variantes).

            Junto al principio del espíritu abierto, en el marco de la investigación cualitativa, se le atribuye especial significado al principio de la comunicación. La investigación debe ser pensada como comunicación e interacción entre investigadores e investigados. Ni las informaciones de los investigados ni las opiniones de los investigadores pueden ser consideradas como teórico-independientes y expresión segura de la realidad. Por este motivo la interacción comunicativa entre investigador e investigado es inevitable; se trata de una mutua negociación de la definición de la realidad.

            La característica de la investigación cualitativa es, además del carácter del proceso puesto de relieve -en el sentido que el interés de la investigación es dirigido al proceso de constitución de la realidad y de la interpretación- el modelo de acción, que son de ayuda para aplicar a la práctica y significado del mundo. El objetivo central de la sociología interpretativa es documentar ese proceso de constitución de la realidad, reconstruirlo analíticamente y finalmente explicar lo entendido.

 

Interpretación

            Interpretación es comprensión. En la ciencia tiene su acceso a través de la hermenéutica, que interpreta los textos, ante todo los de la Biblia.

            La interpretación es más que el arte de investigar, es la capacidad requerida tanto para la la vida cotidiana, como para la profesión y la ciencia. Sus principios basados en el diálogo y la apertura conforman el fundamento de las sociedades democráticas, las que están envueltas por fenómenos complejos. El conocimiento de los detalles que brindan las disciplinas fragmenta los fenómenos que emergen como meras verdades parciales.

 

El método de formulación de las hipótesis

            La investigación cualitativa se sirve no sólo de la generación de hipótesis. A diferencia del procedimiento de hipótesis verificadas en el que se basan las posiciones teórico científicas del positivismo y del racionalismo crítico, el procedimiento de formación de hipótesis deja espacio para el descubrimiento de las relaciones hasta ahora desconocidas. En este punto surge una derivación lógica, luego creativa, cuando también ocurre a través de la lógica de la reflexión controlada, llamada abducción.

 

La actitud ante la vida y la enseñanza del arte

            El arte de la interpretación no se limita sólo a la ciencia, sino que representa una actitud ante la vida. Para muchos fenómenos sociales la prioridad reside en comprender cómo los hombres y mujeres estructuran su estilo de vida como actores en un campo específico. ¿Cuándo compran y venden los pequeños campesinos? ¿Qué motiva a alguien a ir a votar y cuáles son las razones para decidir por quién votar? Los investigadores deben comunicarse con esos modos, estilos y mundos distintos, deben compenetrarse con lo ajeno para aprender de ello. Esto significa en primer lugar reconocer el propio anclaje en la clase media europea, tener noción de los propios límites que implica gozar del privilegio de pertenecer a ese espacio, con lo que ello significa en términos jerárquicos del lugar que se ocupa en el marco social global. Lo que es “lógico” para nosotros no tiene por qué serlo para otros.

 

El círculo hermenéutico

            El círculo hermenéutico se sustenta, en la permanente dialéctica de la investigación, sobre las relaciones cambiantes entre la parte y el todo. El todo sólo es comprensible cuando se entiende la parte, que resulta plenamente comprendida cuando se alcanza el conocimiento del todo. Por eso nada aportan los especialistas en búsquedas parciales que formulan explicaciones sobre un fenómeno desde esa óptica, pues se pierde de vista la noción del conjunto. Ese todo, no obstante, no es en sí mismo un sistema armónico del que surge una lógica interna, sino que constituye una totalidad.

            Para tomar seriamente el círculo hermenéutico, cada actividad científica debe llegar a ser concebida, en el marco de la vida cotidiana, como la dedicación plena al conocimiento. No existe ninguna ruptura insuperable entre la racionalidad del investigador y la racionalidad del que no lo es. De ello no surge para el investigador un rol privilegiado tal, que otorgue en arriendo el monopolio de la razón, sino como una vía de acceso para adquirir más de una mirada sobre el mundo que permita organizar un diálogo entre lo cotidiano y la racionalidad científica. El trabajo científico es por consiguiente siempre una parte de la actividad en el marco de la práctica social. Ella crea objetos de conocimiento y establece con ellos una relación social. Sobre esa base es posible aproximarse, formular preguntas científicas que permitan afirmar algo esencial relativo al objeto de conocimiento. Quien investiga sobre la agricultura de un país y sólo lo expresa a través de estadísticas sin duda deja escapar muchos aspectos concernientes al tema, las causas y razones importantes que inciden de manera relevante en los procesos económicos de la agricultura: La división internacional del trabajo, así como el género, no son de fácil lectura en las estadísticas, no las reflejan y es necesario explicarlas, ponerlas en claro, de otro modo la comprensión resulta incompleta. Para lograr la completitud e interpretaciones correctas es necesario un conocimiento más amplio, éste sólo puede conseguirse mediante la comunicación con aquellos otros, los que conocen la agricultura del lugar y así llegar a conocer, con una mirada más abarcativa, la estructura de la actividad agrícola.

 

Conocer el contexto y la estructura como base de la interpretación

            Interpretar significa conocer el contexto pero también la estructura. El conocimiento contextual remite al conocimiento necesario que debe tomarse en cuenta, la situación concreta del lugar a clarificar. El conocimiento estructural permite abordar el conocimiento y, desde un contexto concreto orientarlo de manera tal que lo conecte con otro mucho más amplio; asimismo visualizarlo desde la totalidad social. El conocimiento contextual y estructural en conjunto aportan el conocimiento previo necesario para comenzar la interpretación como un proceso circular. El conocimiento previo nunca puede ser ni tan abarcativo ni exacto, a pesar de ello no siempre será incompleto, aunque siempre provisional. De allí que el conocimiento teórico resulte para la gente sencilla tan simple desde lo cotidiano y el sentido común, casi en iguales términos que el conocimiento previo para los propios investigadores. La diferencia reside sólo en que a través de un proceso de reflexión y crítica sobre ese conocimiento primario se puede construir nuevo conocimiento. La investigación social interpretativa es de este modo preeminente como el arte de la enseñanza, en el curso de largos y a veces tediosos procesos experimentales y, sólo a través de la investigación y la reflexión práctica y cotidiana puede llegar a ser internalizada. La metodología utilizada, aún siendo de gran ayuda, no garantiza en ningún caso interpretaciones científicas confiables. El concepto arte-enseñanza implica, por un lado creatividad y la creación de lo nuevo, por otro, el esfuerzo por asimilar los instrumentos para llevar adelante la tarea.

 

La Posmodernidad

            Mayo de 1968 significó un importante quiebre ideológico en el siglo XX. Ese movimiento cultural y político, que luego tomó el nombre de Posmodernidad, debía sacudir en las siguientes décadas las sólidas bases de la economía política y los compromisos vigentes desde los tiempos de la posguerra. El fordismo y la forma de desarrollo basada en los Estados nacionales centrados entró en crisis.

            El movimiento estudiantil, al que también se integraron vastos sectores de trabajadores, criticó el sentido de orden y progreso establecidos, al punto de convertirse en un movimiento político que enfrentó los valores del positivismo. Pero más que eso, cuestionaba toda autoridad, cualquiera que significara tradición, hasta convertirse en un movimiento que exigía una mayor racionalidad social y la aspiración que el poder se sometiera a la obligación de justificar sus actos. Finalmente, la posmodernidad fue un movimiento que impulsaba el cambio de la sociedad desde una perspectiva de mayor racionalidad oponiéndose al cacareado pensamiento único. El respeto por la diversidad y la reivindicación del pensamiento individual regresaron al centro de la preocupación en pos de la buena vida. Que nada exterior perturbara la paz de los hombres y mujeres, aún de los marginados y perjudicados; debía ser bueno liberarlos de la obligación de someterse a comunidad o espacio alguno que los gobernara. “Déjennos jugar y permítannos hacerlo en paz”, era el mensaje de la posmodernidad; desde niños enmarcados con flores hasta la parada del amor, formaron parte y se convirtieron en ocupación y preocupación del así surgido movimiento alternativo.

            Los desarrollos contradictorios evidentes a partir de 1968 son para ser observados con atención. Por otro lado, sería ingenuo pensar que esa revolución cultural no significaría un cambio en las políticas económicas. Los desarrollos contradictorios se relacionan con la ambivalencia de las posiciones teóricas del 68. De este modo es posible, de entre todas las diferencias, describir una lista de elementos comunes.

 

Diversidad

            Los posmodernos promueven la diversidad, la convivencia a la par de diferentes teorías, estándares morales y culturas. De tal manera que los postmodernos también critican algunas pretensiones, por ejemplo que alguien pueda llegar a poseer la verdad.

            La pretensión de verdad sería la pretensión del poder y como tal debía denunciarse. En contra de una uniformidad impuesta desde arriba proponen la fragmentación como un valor positivo. La fragmentación rige en el capitalismo esencialmente a través de las estructuras del Estado y el capital y de allí conforme al poder político y económico. A pesar de su pretensión crítica del poder, los postmodernos legitiman de esa manera indirectamente la tendencia a la división social.

 

Relativismo

            El relativismo designa una corriente filosófica, la que afirma que la verdad o la falsedad de un mensaje no sería evaluable ya que guarda relación con una persona o un grupo social. El pensamiento postmoderno simpatiza con el relativismo, porque está en contra de la estandarización y de la idea de la verdad universal.

            Se apoya sobre una idea de anti-objetivismo, ya que el ideal de objetividad contiene el peligro de llegar a ser totalitario. El postmodernismo intenta exigir dentro de la ciencia lo que en la cultura es la “multiculturalidad”: dejar coexistir la diversidad. Diferentes teorías ven como enriquecedores los puntos de vista complementarios y las distintas formas de vida.

            El subjetivismo sigue junto al individuo, tal como éste ordena al mundo. La mayor debilidad del postmodernismo reside en que esa posición limita al individuo, no sólo en sus posibilidades de acceder al proceso del conocimiento, sino que también le impide participar y valorizar acciones concretas. Al no existir ninguna instancia objetiva para la apreciación de lo común a todos los hombres y mujeres, las distintas decisiones y acciones individuales igualmente valederas imposibilitan de hecho cualquier valoración o comparación. Al acentuar que lo diferente es igualmente valedero, puede conducir rápidamente a desvalorizar algo valorizable por considerarlo insignificante. La consecuencia política de sobrevalor a la subjetividad resulta frecuentemente en relativismo y ello paradójicamente conduce a la indiferencia ante los diversos e individuales puntos de vista y los distintos estilos de vida.

            “El relativismo en la ciencia teórica contemporánea no es así en ningún caso una contribución para hacer la sociedad relativamente abierta todavía más abierta, tal como parece opinar Feyerabend. El habría logrado, en el caso de haber hablado sociológicamente, contribuir a la elección de los motivos que ponen en peligro esta sociedad abierta. Puede llegar a mostrarse que el respeto a la objetividad, la verdad en el sentido de la representación o más exactamente dicho, a la distinción entre la pretensión de verdad de los mensajes empíricos por un lado y por el otro la validez político-social de las normas (las que deben llegar a diferenciarse de su moral de bondad-justicia); una suposición es no sólo para la ciencia, sino también para una forma de vida liberal-democrática. Aquellas, las que intentan no precisar esta distinción, con intención o sin ella apoyan al totalitarismo”.

            Investigar sobre los sin techo, los desamparados y la cultura de la pobreza como una forma específica de modo de vida, describirla, puede ser una manera de poner la atención sobre esa cultura, pero también puede servir como mecanismo para desviar la atención sobre las razones profundas que condicionan su estilo de vida precario. El análisis de la cultura de los pobres sin echar una mirada hacia la ciudad global para visualizarla en conjunto con los demás estilos de vida del resto de habitantes de la ciudad, lleva a una fragmentación de la misma como unidad. De tal manera quedan relativizados los diversos estilos de vida así expuestos como inconexos los unos con los otros. Por ver el árbol no se visualiza el bosque.

 

La economía política y la postmodernidad

            La postmodernidad marca un profundo escepticismo frente a la economía. Se entiende a sí misma como crítica a todo el discurso económico dominante. De allí su rechazo del marxismo, que es visto como una teoría materialista y centrada en la economía. Cualquier tipo de técnica social es sometida a idéntica crítica.

            La posmodernidad contribuye concreta y esencialmente a la deslegitimización de la planificación económica y las intervenciones racionales del Estado en la economía. La posmodernidad simpatiza más bien, con representaciones del sistema auto conducido, como ofrecen los cientistas económicos con el paradigma del mercado, donde la oferta y la demanda alcanzan el equilibrio. La posmodernidad entiende que el mercado no es ningún sistema auto conducido sino que está altamente jerarquizado y es influenciado por la estructura de poder.

 

La dialéctica

            “La dialéctica es un método de pensamiento y de interpretación, que permite una explicación del mundo tanto como de la naturaleza y de la sociedad-. Como método que observa el universo, la dieléctica parte del axioma que todo se encuentra en movimiento y cambio continuo. Más todavía: la dialéctica explica, que el cambio y el movimiento llevan consigo la contradicción y que los cambios pueden tener lugar sólo a través de las contradicciones. En lugar de tratarse de una línea de progreso ininterrumpida, se trata de una línea que es interrumpida por explosivos, repentinos espacios temporales. En esos espacios de tiempo ocurren un sin fin de cambios paulatinos (cambios cuantitativos), que en determinado momento, a través de una aceleración rápida, transforman cantidad en calidad. La dialéctica es la lógica de la contradicción” (Woods, Grant 2002:56).

            “Todo fluye, todo está sometido a un permanente cambio”, opinó el filósofo griego Heráclito, que fue el precursor de la dialéctica hace más de 2000 años. “No hay nada duradero fuera del cambio” .

            “Nadie entra dos veces en el mismo río”. Un río es algo permanente, está por siglos sin cambiar su curso; las piedras que están a sus orillas o en su cauce, la vegetación circundante y el paisaje permanecen, pero en el río el agua fluye, se renueva, siempre es nueva y diferente. Todos los años nadan otros peces, viven otros animales en su entorno. Si hoy se entra al tal río seguramente la temperatura del agua será distinta que tres meses antes y así será después. Un río, siempre igual y a la vez diferente es un ejemplo vivo para explicar las mutaciones, el permanente juego entre el cambio y la persistencia; la estabilidad y las variaciones.

            En este sentido la imagen del río es una buena imagen para comprender en que consiste la esencia de los procesos de desarrollo, la dialéctica entre el cambio y la permanencia, lo dinámico y lo estático.

            Los desarrollos sociales, especialmente en el capitalismo, son procesos. Su dinámica no puede ser considerada con un modelo lógico estático sino sólo con la dialéctica. El capitalismo es caracterizado a través de esa dialéctica de avances y resistencias, de persistencia y desarrollo. Algunos desean construir sus casas, sus jardines, sus sitios idílicos, otros en cambio prefieren construir calles, rutas que impulsen el desarrollo económico. Dos modos de proponer la vida, dos propuestas aparentemente enfrentadas. ¿Acaso la vivienda deberá ser demolida? No existe una respuesta sencilla. Las mutaciones y lo inmutable deben armonizarse y el avance codo a codo debe ser el sentido, el motor del desarrollo. Pero este proceso no se da por sí sólo como pretenden los fundamentalistas del mercado. Necesita, por el contrario, de una práctica colectiva sólida y permanente para poder concretarlo. Para ello es necesario construir una teoría que le brinde sustento.

 

La abstracción

            La abstracción es el proceso de conceptualización de los fenómenos y de los objetivos, donde es separado lo más importante de lo menos importante.

            Un análisis acertado de lo concreto debe ir de la mano con la generación de abstracciones convenientes. La superficie sólo puede comprenderse cuando se conocen y exponen las estructuras profundas. Montañas, vegetación y ríos reposan sobre las capas que existen debajo. La geología estructura la flora y la fauna. Lo mismo es válido para lo social. Las raíces históricas y geográficas de las sociedades influyen sin duda sobre el presente. Por tal razón, para comprender los procesos de desarrollo a través de teorías históricas y geográficas es necesario avanzar radicalmente hasta llegar a sus raíces. El desarrollo del conjunto de la población dice muy poco sobre un lugar en particular si no se conocen sus fundamentos sociales, sus estructuras económicas y políticas que permitan deducir sus particularidades abstractas y sus relaciones.

 

Totalidad

            La totalidad como expresión del todo abarca las partes en conjunto, pero es a su vez más que la suma de ellas. Entonces, analizar es observar cómo interactúan las partes, cómo ellas conforman una unidad para de ese modo modificarse. En la confrontación de lo opuesto de las partes reside la fuerza que motoriza el cambio permanente. De allí que el conocimiento -al igual que los desarrollos sociales- nunca permanece estático, por el contrario es necesario tomar en cuenta los cambios permanentes para hallar de ese modo el camino que permita encontrar una adecuada representación de la realidad.

            Dentro de la totalidad existen relaciones internas cuyas propiedades muestran que: Los elementos integran (1) una unidad o totalidad, ellos son (2) distintos y separados pero al mismo tiempo (3) idénticos y a la vez (4) dependientes los unos de los otros. Se puede entender tal vez mejor a través de un ejemplo: Emigrar a la ciudad y el éxodo rural forman (1) una unidad; mientras (2) la urbanización construye un espacio y a través de la salida de los hombres y mujeres de su tierra se destruye otro espacio social tradicional; ese fenómeno es conocido como urbanización y éxodo rural (3) el mismo proceso de desestructuración espacial y la misma realidad (4) de modo que resulta imposible lo uno sin lo otro.

            Así continúa un tránsito circular-acumulativo en los procesos de investigación que no son meros círculos, sino que tal movimiento circular se expresa como un espiral.

            Para examinar el desarrollo económico de la ciudad de Montevideo, por ejemplo, es necesario en primer lugar conocer el desarrollo económico de cada distrito. A su vez, el desarrollo económico de esa ciudad es sólo una parte del desarrollo conjunto que está condicionado por fenómenos políticos y socioculturales particulares. Las diversas disciplinas debieran utilizar semejante óptica para abordar cualquier proceso de investigación. Finalmente se tendrá un dibujo de toda la ciudad. De esta manera se puede reordenar el conocimiento sobre el desarrollo económico y proponer nuevos supuestos acerca de las interrelaciones a partir de un nuevo piso, más relevante. La misma ciudad en el siguiente escalón integra la nación hasta visualizarse en el mundo. Vista desde esa gran unidad la ciudad aparece apenas como una parte, que influye sobre el todo y a su vez resulta influenciada por él. Sobre esta base, la hermenéutica de la investigación de la parte y del todo sólo permite conocimientos provisionales.

 

Contradicción

            La contradicción lógica es una falsa imagen de las relaciones en el pensamiento humano. Con razón la lógica exige excluir tales contradicciones.

            Esto no se debe confundir con las contradicciones dialécticas, las que son parte de los procesos de desarrollo reales. Las cosas son y no son. Se pueden convertir en su contrario, las plantas sagradas en venenosas, electrones cargados negativamente convertirse en positrones positivos. Un electrón, el que se asocia con un protón se espera que no se destruya, sino que produzca una nueva partícula, un neutrón con carga neutral (Woods, Grant 2002:88). Tales contradicciones conviven en procesos extremadamente dinámicos. Las cosas tienen un valor de cambio, que puede ser medido en dinero, y un valor de uso que indica, qué necesidades satisface el bien. Las dimensiones cualitativas y cuantitativas de las cosas, su universalidad y particularidad, juntas pertenecen y forman por eso una unidad, aunque la valoración en dinero y la utilidad de las cosas frecuentemente difieren y de este modo puede conducir a conflictos.

 

La dialéctica de lo abstracto y lo concreto

            La dialéctica reconoce que todo se encuentra en un proceso de cambio y desarrollo. La dialéctica de lo concreto y lo abstracto suministra sin duda, el camino más adecuado para, paso a paso y utilizando el conjunto de instrumentos, profundizar en la búsqueda de las interrelaciones estructurales. Los hombres y mujeres necesitan directivas para poder, a partir de ellas, deducir ideas y representaciones. Esas representaciones se pueden aprender, muchas veces lucen oscuras y confusas, otras, pensadas y aceptadas por tradición y costumbre. Reflexionar ayuda a comprender cómo los hombres y mujeres reducen la complejidad del mundo con la estructuración de esas representaciones. El atractivo del positivismo y del fundamentalismo consiste en que expone la complejidad con una apariencia de “clara” simplificación. Las estructuras no son por cierto leyes naturales, no obstante pensar en ellas es útil para reconocer las interrelaciones. Estructurar tales relaciones implica proyectar teorías que ordenan la realidad: ¿Con qué fundamentos se puede separar lo importante de lo que no lo es? ¿Cuáles conceptos ayudan para intervenir en el mundo social, para atenuar las injusticias y construir mayores espacios de libertad? Fundamentos, conceptos y teorías, bien pueden considerarse como herramientas y, la elección de las mejores y posibles, adquieren significado para los hombres y mujeres en la tarea de diseñar el mundo.

            Carlos Marx empleó para su crítica de la economía política consideraciones fundamentales sobre las relaciones del análisis general y concreto. En la introducción a el “Grundrissen, la crítica de la economía política” presentó firmemente que sería falso tomar acríticamente, lo real y lo concreto -los datos- como punto de partida de la investigación. Estas son “las representaciones caóticas de la totalidad”.

            El desarrollo de la población en una zona no dice en sí misma nada sobre el lugar, cuando no es conocida la estructura política, económica y social y de ese modo se pueden descubrir determinadas relaciones comunes abstractas. Para Marx los análisis concretos no son meras descripciones sin bases teóricas, por el contrario lo concreto es fruto de elaborados trabajos teóricos que se traducen en abstracciones.

            “Lo concreto es concreto porque es la síntesis de muchas certezas, la unidad de la diversidad. De allí, el pensamiento surge como proceso de síntesis, como resultado, no como punto de partida, aún siendo el verdadero punto de partida y su representación.” (Marx 1974: 21f)

            importante principio no alcanza para establecer, cómo tienen que observarse programas concretos de investigación. Exactamente allí comienzan frecuentemente las debilidades de los análisis marxistas, ya que no proporcionan suficiente claridad sobre cuestiones metodológicas. Por un lado se han orientado los historiadores marxistas, como E.P. Thompson o Eric Hobsbawn, en la forma de proceder global en Marx, cómo trabajó Marx, en el primer tomo del capital, en la descripción del sistema de fábricas inglés. Por otro lado, no ha resaltado el marxismo ninguna clara posición para la cuestión de cuantificabilidad, que se diferencie del racionalismo crítico. Si se toma de Marx seriamente el método abstracto, que se basa en la conceptualización, pierde significado el problema de la generalización de su tesis abstracta, como por ejemplo el caso de la tasa de ganancia. El objetivo de su investigación fue descubrir “las leyes del movimiento de la economía en la sociedad moderna” (Marx 1983: 15). Además se sirve Marx del método de la crítica, con lo cual la lógica, o sea el pensamiento consecuente, determina la marcha de la argumentación. En este sentido se trata de una investigación abstracta en un sentido doble. Para unos es abstracto considerando el plano de la expresión conceptual, es decir, abstracto en el sentido del realismo. Para otros es también real “abstraido de las motivaciones y de la interpretación de actores concretos ” (Görg 1994b:106). Marx instauró en la tradición científica la economía política. En vez de tomar teorías de otros y probarlas empíricamente, Marx contrastó el análisis crítico conceptual con otros pensadores.

            Lo concreto y con ello la investigación empírica está presente desde el comienzo hasta el final del proceso de investigación. Investigar es un proceso circular, pero que nunca regresa al punto de inicio sino que avanza en espiral. Un programa de investigación circular-acumulativo produce, a través de la dialéctica de lo concreto y de lo abstracto, la base del conocimiento. Investigar un fenómeno hasta sus detalles proporciona miradas sobre las estructuras esenciales de los fenómenos. El conocimiento empírico es importante, por ejemplo, para reconocer las diferencias de estructura entre las familias de los campesinos y de los trabajadores o de las capas medias; o, para comprender adecuadamente los fenómenos vinculados al desarrollo de la población es necesario conocer el modo diverso en que es abordada la planificación familiar por hombres y mujeres y sus fundamentos. Esto nos retrotrae nuevamente al tema de la formación de teorías. Género y condición de clase se muestran como abstracciones que reproducen las conductas humanas como incertidumbres. Para abordar estos fenómenos, los de clase, género y muchos más es necesario considerarlos a través de investigaciones interdisciplinarias consistentes. Con estos conceptos en nuestras cabezas es posible observar lo concreto con otros ojos, adquirir otra dimensión de verdad. De hecho allí reside su fundamento. Las generalizaciones son insuficientes, es necesario evaluar las abstracciones relevantes, como la condición de clase, las diferencias de género y muchas otras que forman parte de un destino común, el de asumir lo concreto como un problema de toda una población que en conjunto hacen al desarrollo de un espacio determinado. Los análisis contextuales se erigen así en conjunto, por un lado, como conocimiento detallado de lugar y, por el otro, como generadores de teorías a través de abstracciones apropiadas. Por eso es necesario investigar en profundidad con el propósito de interrelacionar las partes y así poder identificar las estructuras.

 

Economía política e investigación social interpretativa

            La investigación social interpretativa se basa en el diálogo y en la disposición a aprender lo nuevo. La generación de nuevos conocimientos en la ciencia fluye en un diálogo de los que tienen conocimiento de igual modo que en la comunicación con los actores sociales. Así el arte es también aprendizaje.

            Una política económica que se orienta en la investigación social interpretativa, une el respeto frente a los actores sociales, con el derecho a tener en cuenta los conocimientos científicos. Relaciona la ciencia con la democracia, en cierto modo una tecno-democracia, la que reúne los expertos con los afectados, conocedores de la vida cotidiana. El presupuesto participativo en Porto Alegre es un ejemplo de una forma satisfactoria de tecno-democracia.

 

Investigación interdisciplinaria

            Política y economía son partes de áreas sociales. La economía y las ciencias políticas son disciplinas científicas. Los procesos económicos, políticos, sociales y culturales no son encasillables en ningún sistema especial y tampoco pueden ser analizados por una única disciplina. Porque el mundo en el que vivimos representa una unidad contradictoria, una así denominada totalidad, la economía es entendible sólo intercalada en la política, la cultura y la sociedad. Una mirada global debe ser abarcativa, sea ella inter- o transdisciplinaria.

            Las explicaciones científicas, políticas y económicas son fragmentadas cuando son hechas únicamente por especialistas de disciplinas separadas. Ellas deben ser intercaladas en un análisis científico social e investigarse interdisciplinariamente.

            La teoría económica se inclina a comprender sus conocimientos como leyes naturales. Así afirma la teoría económica dominante, la neoclásica, que la ley de la oferta y la demanda tiene validez independientemente del espacio y del tiempo. Este mensaje puede ser criticado tanto en el marco de un análisis político económico, como también cuando se exponen con absoluta claridad los fundamentos teóricos científicos de la teoría neoclásica. Es imposible entender a la sociedad con los conceptos y métodos de las ciencias naturales. Por eso el positivismo , en el que se basa la teoría neoclásica en las ciencias sociales, tiene sus límites.

            La investigación social interpretativa estudia al mundo como una unidad, mientras el pensamiento desde cada disciplina fragmenta la percepción de la realidad. Pensar dentro de disciplinas es disciplinar el pensamiento. Es necesario aunar las energías, aportar las partes para lograr más amplitud y claridad. Entonces es necesario en lugar de investigaciones paralelas y fragmentadas, que algunas veces terminan siendo fundamentalistas, construir una explicación universal. Por otra parte, la mirada sobre el todo es la mejor protección frente al pensamiento y la acción del fundamentalismo.

            Ver al mundo como una unidad en la contradicción, es decir verlo como una totalidad, fortalece la conciencia de la legitimidad de la convivencia de las distintas interpretaciones de la realidad. Una mirada dialéctica del mundo es al mismo tiempo una mirada frente al mundo y frente a uno mismo con actitud crítica. Ella demanda, sin duda, reflexión y autorreflexión.

 

Disciplinas

            Las disciplinas son áreas de las ciencias que se distinguen por sus propias teorías, reglas y métodos. Exigen para sí, a causa de sus conocimientos detallados, tener competencia en determinadas áreas temáticas. Las disciplinas producen especialistas y parcelan el conocimiento. De esta manera la ciencia aspira a contribuir al progreso social. Las disciplinas producen al mismo tiempo una percepción fragmentada de la realidad, porque es muy difícil lograr un análisis y un diálogo integrado de especialistas de distintas áreas.

            Las disciplinas cerradas, al abordar sólo una parte temática terminan limitándola, encerrando los problemas en un ajustado corsette. De este modo las disciplinas científicas sólo reclutan a sus pares. Otros pensadores, los que opinan de otro modo son vistos con cierto escepticismo por las propias corporaciones científicas. Ser disciplinado significa gozar orgullosamente de la propia sustancia, observar lo propio en desmedro de lo general. No obstante, quien quiera estudiar para comprender, y no meramente para conseguir mejores chances en el mercado laboral, necesitará estudiar para poder ver los problemas desde diversas ópticas. Para ello, el trabajo interdisciplinario o sea transdiciplinario llegó a ser un nuevo slogan. El análisis desde una sola disciplina permite abordar un problema parcialmente, extiende su estudio sólo sobre una parte escasa del mismo dejando de lado el conjunto.

            La ciencia económica es una disciplina, que no se interesa prioritariamente por la explicación del sistema económico. Mejor dicho, suministra un método, el de la optimización, con el que se pretenden explicar las más diversas áreas sociales, desde la economía hasta la cultura. Un chiste de economistas dice, que para los economistas la realidad sería sólo un caso especial, un special case.

 

Los paradigmas

            Los paradigmas son conceptos y visiones del mundo. Ponen a disposición lentes para con ellos ordenar la realidad. Estructuran el pensamiento, como ocurrió en las disciplinas. Sin embargo los paradigmas son a menudo interdisciplinarios. En las ciencias económicas hay tres paradigmas.

            El neoclásico, que se basa en el individualismo metodológico.

            El keynesianismo, que se basa en los agregados y que entiende la sociedad como una máquina compleja. La economía política, que surge de las clases sociales e investiga los intereses de los distintos actores socioeconómicos.

            El concepto fue popularizado por Thomas Kuhn en su libro sobre la revolución científica.

 

Las ciencias interdisciplinarias

            El estudio interdisciplinario significa abordar un problema simultáneamente con la visión de distintas disciplinas, principios y a menudo, incluso, paradigmas observando sus diversos componentes y de ese modo conseguir una visión más aguda, más completa. La interdisciplinareidad trabaja con distintas disciplinas al mismo tiempo, por ejemplo, se forman equipos de trabajo con integrantes que provienen de distintas áreas. De ese modo fluyen diferentes puntos de vista en el trabajo colectivo.

            ¿Qué ve un antropólogo cuando investiga programas de pequeños créditos? ¿Qué un economista o un estudioso del desarrollo social? La economía permite conocer sobre costos y beneficios, tasas de interés, ganancias obtenidas y aumento de las transacciones. Los economistas juzgan el éxito de tal o cual programa a partir de los resultados económicos, manejan los “grandes números” y luego pueden comparar los resultados con otros programas similares. Desde la sociología pueden estudiarse diversos actores, pequeños bancos y las relaciones con su personal contratado, los generosos donantes de los países del Norte, los pequeños emprendimientos llevados adelante por mujeres o niños que quedan abandonados, sin cuidados o en el mejor de los casos obligados a trabajar en empresas familiares. Los sociólogos estudian las relaciones entre diversos actores sociales, observan los conflictos de poder y los registran como modelos culturales representativos. Los antropólogos a su vez, procuran demostrar el peso, la influencia que ejerce el dinero al interior de las pequeñas comunidades, pequeños pueblos y aldeas. Ellos reconocen, por ejemplo, el efecto negativo que ejerce la economía del dinero respecto a las viejas y sólidas culturas y prácticas de distribución en las aldeas comunitarias. También observan suficientemente lo que de todas maneras permanece inmutable, por ejemplo y frecuentemente en las profundas estructuras patriarcales, así como en lo atinente a los espacios y roles de poder en general.

            El trabajo interdisciplinario organiza la intercomunicación entre las distintas investigaciones. Cada uno aporta su propia mirada y a través del diálogo, el intercambio y la discusión pueden armar y mostrar el cuadro completo, lo que constituye un trabajo más rico que las observaciones parciales.

 

Traducción

            En el marco de las investigaciones interdisciplinarias, cada disciplina por separado se expresa a través de distintos lenguajes: El mundo del cálculo del costo-beneficio tiene poco que ver con la cultura y la religión, por ejemplo.

            Para una buena investigación interdisciplinaria de fenómenos complejos es necesario tener la capacidad de comprender el significado de cada una de esas miradas para así poder abordar el desarrollo como una unidad, un todo. Es necesaria una adecuada traducción de los diversos lenguajes para poder hacer comprensible cada una de las disciplinas por parte de las otras. El centro de la investigación interdisciplinaria, su esencia, reside precisamente en lograr esa adecuada traducción. Tampoco existe ningún lenguaje transdisciplinario, que sea aceptado por todas las disciplinas y teorías.

            La dificultad mayor surge cuando alguna disciplina pretende en el transcurso del diálogo imponer su propia mirada como la única. La investigación social interpretativa no parte de preconceptos, no asigna a priori valores absolutos a disciplinas particulares, sino que en el diálogo reside su fuerza. Para ello es necesaria la discusión pública, integrar y conocer las distintas disciplinas con sus propios lenguajes y modelos en que se expresan. Costos, utilidades, ganancias, por un lado; poder, sistemas sociales y perseverancia por otro; y finalmente, ritos, ceremonias y status nuevamente por otro.

            Para que un diálogo interdisciplinario resulte fructífero es necesario que el mismo se desarrolle en un ámbito común. Crear ese ámbito común es el objetivo de la investigación social interpretativa. Finalmente, está claro cuánto hay que trabajar para lograr que la economía resulte tan comprensible como el conocimiento científico de las lenguas o de otras ciencias sociales.

 

La crítica como posición fundamental

            El conocimiento científico tiene como una de sus principales tareas formular preguntas con el objetivo de cuestionar los consensos sociales y el conocimiento existente. Para el conocimiento la crítica es relevante, es importante criticar y producir disensos. El conocimiento siempre puede ser ampliado, completado, para ello deber ser amplio y abierto, pensar en nuevas ideas, crear el espacio para la creatividad.

            La crítica es el primer paso para superar lo existente, una cierta manera de invocar el deseo de buscar otros caminos, otros modos de hacer lo diferente. De este modo emergen nuevos espacios posibles para futuros procesos.

            Asimismo, resulta imprescindible formularse preguntas acerca de la ética y aunque no todas tengan futuro posible, su formulación tiene importante valor en sí mismo. Los investigadores deben reflejar coherencia entre su trabajo de investigación y sus propias actitudes cotidianas. No es posible investigar procesos de desarrollo de lunes a viernes para luego consagrar los sábados y domingos a la vida privada o política. Los investigadores son parte de ese proceso, las decisiones al respecto, qué y cómo investigar y de qué modo transmitir ese conocimiento producido forma parte del proceso de desarrollo.

            Teoría es práctica y eso es así independientemente del deseo de los teóricos. Pensar es así una forma de la práctica y en el propio estilo de vida se debe poder reconocer la producción del conocimiento. En esencia se trata del pensar y del proceso en torno al pensamiento, no aceptar por completo lo estructurado y construir espacios para crear otra práctica distinta.

            Qué piensan y desean los hombres y mujeres en general es comprensible ya que forma parte de su propio accionar estructural. Es una construcción individual de la realidad pero que no está exenta de otras influencias exteriores. Cuando participan muchas personas o comparten esas construcciones, devienen en construcciones sociales, ninguna verdad y conclusión de reflexión, sino únicamente un momento de un análisis dialéctico.

 

Ciencia transdisciplinaria

            La transdisciplinaridad aspira a desarrollar un metalenguaje que sea comprendido por todas las disciplinas. Lograr un metalenguaje semejante es muy complicado a causa de la variedad y la especialización de las disciplinas. Además, a causa del acoplamiento del saber y el poder, no es deseable, pues sería muy grande el peligro de convertirse en un nuevo discurso autoritario.

            Elaborar un lenguaje común es un intento tentador. La transdisciplinaridad es por lo tanto el objetivo de una ciencia democrática, la que organice el diálogo entre personas de diferentes pareceres. Respetar las diferencias, pero al mismo tiempo intentar llegar a un acuerdo. El diálogo entre las diferentes disciplinas, teorías y discursos forma el fundamento de la investigación transdisciplinaria. Esta posibilita la integración de distintos principios, cuando la investigación es entendida como un proceso de interpretación mientras son integrados los diferentes accesos disciplinarios.

            Aspectos significativos de la economía política internacional, como modernización, migración, género o poder, no son ordenables en ninguna disciplina. De allí que los problemas económicos en el marco de la economía no son explicables suficientemente, de igual modo como los politólogos tienen el monopolio de las explicaciones de los asuntos políticos o los sociólogos para los problemas sociales.

            La investigación transdisciplinaria trata, acompañada de una racionalidad práctica (phronesis), de la solución concreta de un problema práctico.

 

El diálogo como método

            Diálogo significa que la investigación interpretativa, que aborda lo otro y lo diferente enseña a ser crítico con los criterios propios. Para ello es necesario que los investigadores, con una empatía fundamentada, se sumerjan delante del sitio de la vida y de esa manera acepten que deben obligatoriamente, les guste o no, acercarse a nuevas opiniones y criterios. La pertenencia de los interpretadores a su búsqueda temática deberá ser reconocible, los criterios e ideas deben ser reflexionados, adaptados y de ser necesario deberán ser verificados. De ese modo avanza el curso de la investigación a través de afirmaciones y simplificaciones, que son sólo posibles mediante un proceso crítico de permanente autoreflexión. El objetivo no es acercarse sin prejuicios al mundo. Esto es imposible. Sin embargo se trata de la ampliación del propio horizonte en el diálogo con los otros. Este es un principio fundamental de una comunidad democrática.

            Esta forma específica de la investigación de campo como proceso de fusión entre el pensamiento y la vida de los hombres y mujeres en un sitio determinado es señalado por la antropología como going native. No es posible una buena investigación sobre procesos de desarrollo locales sin una dosis de going native: Los investigadores necesitan -dependiendo del caso, en mayor o menor grado- hablar con la población local en su lengua, compartir sus comidas, sus danzas y su trabajo. Pero el going native tiene sus límites. Así cita Tzvetan Todorov, un búlgaro residente en Francia a Hugo von St. Victor: “Tiene tiernos sentimientos el que siente dulce su patria, diferente y opuesta es la actitud de aquellos para los que cualquier suelo es su patria, no obstante, perfecto es aquél para el que todo el mundo es una tierra extraña”. Para la comunidad científica este nuevo espacio de investigación no puede ni debe convertirse en la nueva “patria recuperada”. Junto a los problemas prácticos, un going native radicalizado conduce al acoplamiento con lo investigado que proviene de esa sociedad. De este modo, la investigación como diálogo con otra parte puede llegar ser comprendida sólo de manera fragmentada.

 

Democracia como orden de la sociedad

            La enseñanza del arte de la interpretación abre un marco en el que las diversas disciplinas no transitan por vías paralelas sino por el contrario se comunican las unas con las otras. Interpretar significa equilibrar, opinar y conducir al diálogo. Estos rasgos constituyen las aptitudes esenciales de toda cultura democrática. Se trata pues del arte de las relaciones abiertas con los hombres y las mujeres, la contextualización de los asuntos en el pasado histórico y tal vez lo más importante, se trata de la relación con las contradicciones. El proyecto de una investigación social interpretativa fuerza de este modo las torres de marfil del sistema de investigación y se convierte así en un proyecto para la convivencia democrática.  

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