GLOBALIZACIÓN Y ECONOMÍA

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Globalización.

 

· Concepto:
Globalización significa los procesos en virtud de los cuales los Estados Nacionales soberanos se entremezclan e imbrican mediante actores transnacionales y sus respectivas probabilidades de poder,  identidades y entramados varios.
Significa también la perceptible pérdida de fronteras del quehacer cotidiano en las distintas dimensiones de la economía, la información, la ecología, la técnica, los conflictos transculturales y la sociedad civil.
El dinero, las tecnologías, las mercancías, las informaciones traspasan las fronteras como si éstas no existieran. Inclusive cosas, personas e ideas que los gobiernos, si pudieran, mantendrían fuera del país (droga, inmigrantes ilegales) consiguen introducirse.
Así entendida, la globalización significa la muerte del apartamiento, el vernos inmersos en formas de vida transnacionales a menudo no queridas e incomprendidas.
Sucesos de distintas zonas y significación se translocalizan ahora sobre en solo eje temporal y no ya sobre varios.
En el plano económico el Globo ya no es ancho y grande, con países alejados, sino denso, pequeño y próximo con centros de mercado telecomunicativamente conectados.
La globalización genera cambios en los patrones de localización de las empresas, privilegiando consideraciones territoriales descentralizadas y relaciones más competitivas entre las ciudades y generando nuevos espacios industriales.
La globalización genera una nueva estructura de posibilidades, vinculada a la respuesta a la misma, la regionalización, con el aumento de los intercambios y de las desregulaciones internas a ésta.
Pero también la globalización promueve una desigualdad en la distribución del ingreso y la riqueza, así como el predominio de los mercados globales, sin ningún tipo de regulación, lo que genera un incremento de la concentración económica, de la incertidumbre de los mercados, provocando preferencias por el corto plazo, favoreciendo las orientaciones especulativas y el predominio de la economía virtual sobre la real.
Globalismo: es la concepción según la cual el mercado mundial desaloja o sustituye al quehacer político.
Globalidad: significa que las distintas formas culturales y políticas no dejan de entremezclarse. Así sociedad mundial significa la totalidad de las relaciones sociales que no están integradas en la política del Estado Nacional ni están determinadas a través de éstas.

 

· Orígenes de la Globalización
La cuestión de saber cuándo se inició la globalización económica es asimismo objeto de disputa. Para muchos, el inicio del sistema mundial capitalista (Immanuel Wallerstein) se remonta al siglo XVI, con el inicio del colonialismo; para otros con el advenimiento de las empresas internacionales y para otros aún la globalización se inicia con la supresión de los tipos de cambio fijos o con el colapso del bloque oriental, que configura un nuevo orden mundial y el ingreso de la humanidad a una nueva era de progreso, democracia y confraternidad, en el marco de un orden global dirigido por las leyes del mercado y los principios desreguladores de las grandes democracias desarrolladas.
La desintegración del nuevo orden, luego de la caída del muro de Berlín y el después, supuso para muchos el fin de un gran conflicto y el nacimiento del capitalismo global. Los procesos de globalización o internacionalización y regionalización de la economía mundial así parecieran atestiguarlo. Sin embargo, como ha sucedido a lo largo de la historia moderna, los ciclos de expansión económica  del mercantilismo y el capitalismo coinciden con los procesos políticos, por el nacimiento, la declinación o sustitución de poderes imperiales o potencias.

 

· El globalismo y su influencia en el Estado.
Esta situación se inscribe en el marco de consecuencias planetarias que acotan los márgenes de maniobra, gobernabilidad y negociación.
Entre estas consecuencias debe señalarse la determinación de nuevas “reglas de juego” que inscriben a lo económico como factor clave de la lucha por el poder. El tránsito del mundo bipolar a un nuevo tipo de orden multipolar.
El orden mundial emergente es el escenario único donde se desarrollan las competencias y rivalidades, arrastrando conflictos derivados  de políticas de poder o desplazando éstos por la competencia económica.
  Un tema de discusión es: ¿existe Estado mundial en el proceso de globalización?
El Estado mundial existe en lo económico, sus órganos ejecutivos son el Fondo Monetario Internacional (FMI). En lo militar la O.T.A.N.. En lo político, los miembros con derecho a veto del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia). Su gabinete, el grupo “G7”.
Los mecanismos del Estado Nacional se diluyen ante este poder globalizado.
Frente a este estado no existen ciudadanos con derechos plenos ya que no surge del voto popular.

 

· La globalización y la economía en Latinoamérica.
Los países de América Latina se proponen armonizar democracia política con crecimiento económico y equidad social. Ya no se trata de una compatibilidad asegurada de antemano.
Por una parte, el desarrollo económico y el mercado, ya no puede ser considerado un pre requisito de la democracia; tampoco la democracia política garantiza desarrollo económico.
La capacidad del sistema político para procesar la política macroeconómica se encuentra seriamente cuestionada hoy en día.
La relación de mercado y Estado se inserta en este marco.
En América Latina a diferencia de Europa, no se ha conformado una sociedad capitalista con anterioridad al desarrollo del Estado durante el siglo XIX. Ello tiene una consecuencia decisiva para la configuración del orden social: es el Estado quien asume la tarea de “instaurar” una sociedad moderna.
Encontramos entre 1930 y 1970 el denominado modelo “desarrollo hacia adentro” con fuerte predominio del Estado como agente de los cambios sociales. El rol activo del Estado responde no a la pérdida de los mercados externos ni a la crisis de los “30”, sino a la necesidad de satisfacer las demandas de las clases medias emergentes, ampliando los mercados externos. El Estado fomenta una industrialización substitutiva de importaciones, invierte en obras de infraestructura, expande los servicios públicos y promueve cambios estructurales con el fin de integrar a los sectores medios y populares.
En los años “70” el agotamiento del modelo es evidente; el proteccionismo distorsiona la competitividad de las nuevas industrias; el gasto social subvenciona a los sectores medios en desmedro de los sectores más pobres. Se pone en marcha una dinámica que socava a la vez el desarrollo y la democracia. La expansión ilimitada de la iniciativa política no respeta la racionalidad propia del proceso económico y destruye la calculabilidad del mercado, la instrumentalización de la economía incrementa la polarización del sistema político y destruye su capacidad reguladora.
La ofensiva neoliberal, iniciada por el gobierno militar chileno en los “70”, redefine el modelo de desarrollo; el nuevo modelo pone todo el énfasis en el lado de la oferta productiva. Eliminar el intervencionismo estatal e imponer una economía de mercado tanto internamente como externamente.
El mérito del “modelo neoliberal” consiste en proponer un ajuste estructural que responde a las nuevas tendencias de la economía capitalista como la globalización acelerada, flexibilidad de los procesos productivos, incorporaciones tecnológicas. Debido a dicho proceso de globalización, nuestros países se condenarían al subdesarrollo si no se adaptasen a los mercados mundiales.
Asistimos entonces a un proceso acelerado de globalización económica; la larga internacionalización de los mercados culmina en un nuevo Estado en que los circuitos productivos, comerciales, financieros y tecnológicos conforman una compleja red planetaria. Pero además se globalizan las pautas y expectativas de consumo, se configura un consenso global sobre el marco normativo de la acción política: los derechos humanos, la igualdad de género, la defensa del medio ambiente, la lucha contra la extrema pobreza y la democracia. Por otro lado observamos una poderosa tendencia a la fragmentación y a la segmentación entre los países, es la acelerada desintegración al interior de cada país. En América Latina se acentúa la fragmentación social. Al mismo tiempo que grupos sociales en diferentes países llegan a compartir un similar estilo de vida, aumenta la distancia social entre diferentes sectores de una misma ciudad.
La tensión entre globalización y desintegración ha saltado a la vista especialmente a raíz de los acontecimientos en Europa del Este, pero es probablemente en América Latina donde este doble movimiento se expresa con mayor fuerza. De hecho, las sociedades latinoamericanas, tanto su desarrollo socioeconómico como la democratización política, no pueden ser analizadas según este contexto.
Los países latinoamericanos se enfrentan al siguiente dilema: su desarrollo socioeconómico depende de una inserción competitiva en los campos más dinámicos del mercado mundial.
Se está agotando la estrategia de inserción a través de exportaciones basadas en productos naturales. Ya no basta exportar, incrementar  el factor tecnológico de los bienes y servicios exportados. La apertura al exterior profundiza aún más las ya grandes desigualdades sociales al interior de la sociedad latinoamericana.
Entonces asciende notablemente la pobreza ya que se van dificultando los mecanismos de movilización y ascenso social.
El menor ingreso per cápita de las sociedades latinoamericanas en comparación con los países de Asia y de Occidente, destacan la excepcional desigualdad en la distribución de los ingresos en América Latina.
El 20% más rico de la población tiene en promedio un ingreso seis veces mayor que la quinta parte más pobre en los países industrializados y siete veces mayor en los países asiáticos. En América Latina la quinta parte más rica de la población obtiene un ingreso casi 19 veces mayor que el 20% más pobre de los habitantes.
El debate sobre mercado y Estado se deriva en dos conclusiones: ni el Estado ni el mercado logran por sí solos compatibilizar las exigencias del desarrollo socioeconómico con la consolidación de la democracia.
Y por otra parte tampoco existe una división de funciones que asigne al Estado la integración nacional y al mercado la inserción internacional.
El mecanismo de mercado tiene un alcance limitado tanto para una estrategia de inserción internacional como para la integración social. El mercado promueve la inserción internacional de las empresas que saben hacer uso de sus ventajas competitivas; la inserción en la economía mundial no opera exclusivamente al nivel de las empresas, sino que también exige una inserción global de la sociedad en su conjunto.
Por lo tanto el Estado encuentra crecientes dificultades  no sólo para abordar la complejidad de la globalización sino igualmente para asumir lo que siempre fue una de sus funciones primordiales: “la cohesión social”.
En otros tiempos, el desarrollo de los países latinoamericanos estaba determinado principalmente por referentes nacionales como el mercado nacional y el Estado Nacional. Pero hoy  no podemos enfocar el desarrollo de un país sino en un contexto global. Por lo tanto los mercados son más que nunca mercados mundiales y la acción del Estado se encuentra condicionada en todas las materias relevantes por la agenda mundial.

 

· El Mercosur.
El Mercosur ofrece muchas perspectivas de mejorar la inserción internacional de sus países miembros. Estas perspectivas se dan a través del fortalecimiento de la capacidad de negociación de los foros internacionales, por las posibilidades de expandir el comercio dentro de la región y también por la potencialidad de aumentar cualitativa y cuantitativamente el comercio con terceros países.
La expansión del comercio dentro de la región misma es importante ante el fuerte proceso de regionalización que se está produciendo en los mercados internacionales. Si bien el tamaño de los mercados domésticos es muy diferente - es mucho mayor el mercado que ofrece Brasil - la expansión del comercio no deja de ser importante para todos los .países del Mercosur.
El Mercosur mostró en estos años un éxito innegable en materia de expansión comercial, si bien partiendo de niveles muy pequeños. El comercio entre Argentina y Brasil, por ejemplo, llegó a duplicarse entre 1985 y 1990. Por otro lado, se produjo en estos años un crecimiento importante del comercio intrarrama a partir de una diversificación de las exportaciones argentinas.

 

· El fenómeno de la crisis asiática.
Durante el segundo semestre de 1997 se produjo el derrumbe del baht, la moneda de Tailandia y la baja de las bolsas de Malasia, Indonesia, Filipinas, etc., así como del resto de los países conocidos como los “tigres asiáticos”.
¿Porqué los vientos de la crisis llegan desde tan lejos y afectan a comercios de todo tamaño?
Las situaciones de auge y crisis económicas se producen por causas económicas apoyadas por la confianza de los operadores, agentes y del público en general.
Después de invertir por dos años en los países asiáticos se notaron signos de agotamiento en algunas economías; en Tailandia los bancos que recibían fondos internacionales realizaban préstamos de dudosa cobrabilidad; en Malasia se construía el edificio más alto del mundo.
Los países de la región otorgaban aumentos de salario por encima del aumento de la productividad, los Estados otorgaban subsidios a la exportación, entonces el grifo comienza a cerrarse y las economías acostumbradas a este exceso de liquidez se resienten y necesitan reestructurarse.
Esta situación de desconfianza hace más duros a los conservadores banqueros que ahora dirigen sus fondos hacia economías más sólidas. Los países no creen las promesas de ajuste de los países desequilibrados. La globalización transmite a todo el mundo los resultados y comienza la turbulencia financiera y bursátil.
Ahora, los países deudores necesitan cancelar su deuda o al menos no incrementarla. Los pobladores se inclinan por monedas más sólidas que la local que se debilita; hay escasez de divisas. Los países vecinos son los primeros afectados por la situación.
En Corea del Sur quinientas empresas quebraron en la primera semana de enero de 1998. La crisis afectó a Japón : quebraron Yaimachi Securities cuando estaba por cumplir cien años de solidez Sanyo Securities.
Los países asiáticos absorbían casi el 50% de los U$S 60.000 millones de exportaciones agropecuarias de los Estados Unidos y ya no lo harán.
Chile dejará de percibir U$S 230 millones en 1998; no sorprende que Chile haya sido la bolsa más perjudicada en América Latina.
Para todo esto el Estado debe aumentar sus ingresos o bajar sus gastos.
Cuando las medidas se toman luego de la crisis, son siempre más negativas que si se anticipan.

 

· Crisis asiática y globalización.
El concepto de globalización lo muestran las grandes crisis financieras. Todos los cambios de cursos eran interdependientes, que la sociedad de la información, el aumento del comercio mundial, el desarrollo de las redes financieras internacionales, el auge de las economías emergentes e incluso la hegemonía norteamericana eran aspectos de la misma sociedad que se formaba ante los ojos de la gente.
Se observa el nacimiento de una nueva sociedad, con sus formas de producción y de consumo, su organización del trabajo y de la toma de decisiones.
Un ejemplo es Estados Unidos; ha creado y desarrollado un conjunto de nuevas tecnologías que ha revolucionado la vida. De ahí proviene gran parte de su superioridad frente a Europa, Japón y el resto del mundo.
Desde hace dos siglos, los países se convirtieron en sociedades industriales cuyo sistema de producción era comparable, aunque con modelos diferentes: en ocasiones capitalistas como en Gran Bretaña y Estados Unidos; dirigidos a veces por un estado modernizador, como en Francia y Alemania.
Lo que se está produciendo no es la crisis de la sociedad de la información, no es el debilitamiento de las empresas transnacionales, es la crisis del sistema financiero internacional, de la mundialización de los capitales.
Los actuales tornados financieros se desencadenan a partir de situaciones económicas verdaderamente frágiles; se trata a menudo de situaciones financieras como en Corea, donde los grandes grupos se habían endeudado en exceso.
El tornado que se originó en el sudeste asiático agravó la crisis japonesa y provocó el derrumbe de Corea del Sur, seguida por la profunda crisis de la economía rusa y podría extenderse a países exportadores. Esta crisis podría alcanzar incluso a los Estados Unidos.
Para solucionar este problema y evitar que la crisis afecte a otros países se requieren políticas voluntaristas que reconstruyan los controles políticos y sociales de la economía. Se necesita reforzar el consumo interno.
Esta crisis asiática afecta a América Latina por dos vías: a través de las caídas de las materias primas y de la falta de acceso al mercado de capitales.
Estas circunstancias requieren medidas como la de fortalecer el estado, no sacrificar el crecimiento y bajar las tasas de interés.
Para que los inversionistas se arriesguen, hay que bajarles las tasas de interés.
Esta última crisis financiera internacional es inédita porque es la primera crisis del capitalismo universalizado.
Ésta podría destruir la riqueza y los puestos de trabajo. Según Galbraith, uno de los beneficios del colapso es que corrige las anomalías (incompetencia no sólo en los bancos, también en las empresas donde comienza a primar la especulación). Para este economista el gobierno tiene que intervenir para favorecer el crecimiento económico y mantener un sistema de bienestar social. Este Estado debe intervenir para apoyar la moneda nacional y proveer cambios para las empresas que necesitan ayuda y que son las víctimas inocentes del colapso.


Conclusión.

La globalización es un fenómeno que acentúa la diferenciación entre los países centrales y los países periféricos.
Los primeros ven a la globalización económica como un factor de continuo desarrollo en sus diversos aspectos, económicos, culturales, tecnológicos, sociales, etc., mientras que los otros se marginan aún más concentrándose en la pobreza.
Tanto la globalización cultural, social, etc., están subordinadas a la económica (hoy en día la de mayor importancia) y ésta provoca una dependencia internacional (lo que puede ocasionar posibles riesgos, como por ej. la crisis asiática).
En nuestro país provoca una cierta concentración de la riqueza y poder de un cierto grupo (pocos) mientras que los restantes están más insertos en la miseria.
“Pocos tienen mucho, y muchos, poco”, es decir, la globalización agranda la brecha existente entre las clases altas y las clases bajas.
Pero si bien a nuestro parecer este proceso llega a ocasionar ésto, los gobernantes no deben culpar de todo lo que sucede a la “globalización”, porque los problemas económicos (pobreza, desocupación, hambre, etc.) son también producto de su política, como es la falta de seriedad del gobierno, que lucha por el poder sin importarle la realidad y la corrupción.

 

Bibliografía.

& “Qué es la globalización”.    Autor : Urich Beck.
& “Nuevos escenarios locales”.   Autor: Daniel García Delgado.
& “La Argentina y el desafío que plantea la globalización”.   Autor: Michel Camdessus.
& Diario “La Nación”.      6  de setiembre de 1998.
& Revista “Nueva Sociedad” Nª 121 año 1992.   Autor: Norbert Lechner.
& Diario “La Nación”.     13 de setiembre de 1998.
& Diario “Clarín”.             6 de setiembre de 1998.
& Revista de la Federación de Empresarios de combustibles de la República Argentina (FECRA).    Agosto de 1998.
& “Globalización, integración e identidad nacional”.      Autor: Mario Rapopor.
& “¿Quién manda en América Latina?”.   Autor: James Petras.

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