La democracia

textos de Félix Luna 

Desde 1983, pues, la Argentina vive en democracia. El radical Raúl Alfonsín, el justicialista Carlos Menem y el radical Fernando De la Rúa fueron elegidos libremente por el pueblo.
Pero no fueron fáciles los tiempos para estos gobernantes. Alfonsín, quien hizo procesar a los comandantes del Proceso acusados de crímenes aberrantes, debió soportar tres sublevaciones militares y un golpe de mano sangriento, producido por un grupo izquierdista. Soportó catorce huelgas generales y trató de estabilizar la economía mediante dos planes que fracasaron. Finalmente tuvo que entregar el poder a su sucesor de manera anticipada, en medio de un desborde financiero e inflacionario. Menem llevó a cabo una política de privatizaciones de servicios públicos y el corte abrupto de la inflación a través de la “convertibilidad” y su gestión fue tachada de corrupta y generadora de una enorme desocupación. En cuanto a De La Rúa, está gobernando en medio de una recesión que se ha prolongado excesivamente, frustrando el crecimiento y las inversiones.
De todas maneras, la Argentina continúa siendo un país rico en recursos naturales, habitado por un pueblo de variados orígenes que no conoce las discriminaciones raciales o religiosas y valoriza el sistema democrático. Las dificultades coyunturales seguramente serán superadas en el marco de una globalización cuyos efectos han contribuido a modernizar el país pero también ha aparejado desocupación y ruina de industrias.
Dentro de diez años, la Argentina festejará los doscientos años de su inicio como nación independiente. Será una buena oportunidad para hacer el balance de aciertos y errores y establecer el rumbo de su futuro.

 Nota del webmaster:
El día 20 de diciembre de 2001 el presidente Fernando De la Rúa renunció a su cargo desprovisto de apoyo político y como consecuencia del descontento popular por las últimas medidas económicas del también renunciante (24 horas antes) ex Ministro de Economía Domingo Cavallo, quien para evitar la fuga de los depósitos bancarios (de los pequeños ahorristas, ya que los grandes se habían llevado del país cerca de 20 mil millones de dólares desde el inicio de 2001) no tuvo mejor ocurrencia que impedir el retiro de dinero de las cuentas donde se depositan los salarios de los trabajadores y las jubilaciones de los pasivos, así como los depósitos de los pequeños ahorristas.
Como muy pocas veces antes la reacción popular fué inmediata: "armados" de cacerolas y produciendo un estridente batifondo, las principales esquinas de las ciudades se poblaron de vecinos inaugurando una forma de protesta que se repetiría días después para expresarle a la clase política que había asumido el gobierno, que no aceptarían "más de lo mismo".
Al mismo tiempo, cientos de personas carenciadas y marginadas del mercado del trabajo por el modelo neoliberal , tomaron por asalto supermercados en busca de alimentos que no pueden adquirir.
Ha transcurrido sólo una semana. En este momento, el presidente Rodriguez Saa, elegido el día 23 de diciembre por la Asamblea Legislativa, ha renunciado a su cargo alegando falta de apoyo de sus pares del Partido Justicialista y ha vuelto a San Luis, su provincia, sin esperar el requisito constitucional de su aceptación por parte de la misma Asamblea, lo que le ha valido una intimación de la Justicia Federal para que reasuma sus funciones.
Por suerte, hasta ahora, todo este desaguisado se mantiene al menos dentro de las reglas de la democracia y la Constitución. Es un pobre consuelo, pero para los argentinos, con una lamentable tradición de golpes de Estado, no es poca cosa.

Buenos Aires, diciembre 31 de 2001.

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